Suele creerse, con razón, que la economía puede definir una elección. Y así es. Además, los números finales que obtengan los candidatos tendrán un impacto transitorio en los activos argentinos -acciones y bonos argentinos- y en el mercado cambiario. Sin embargo, los resultados de esta elección podrían producir una consecuencia mucho más profunda: cambios en el elenco que toma las decisiones ejecutivas, situación que modificará las expectativas de los agentes económicos en los próximos dos años. Pero, más significativo aún, podrían abrir la puerta a la única solución ante los problemas estructurales que arrastra el país: un acuerdo político.¿Cómo llega la economía a esta elección? “Me miraría al espejo”, ironizó ante la pregunta de LA NACION el analista financiero Claudio Zuchovicki. “Es un hombre encorvado que viene muy cansado, y que lo que ve para adelante es que llega un nubarrón enorme”, graficó.El presidente Alberto Fernández encabezó esta tarde una reunión del Gabinete Económico en la Casa Rosada. Del encuentro participaron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca; los ministros de Economía, Martín Guzmán; de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y de Trabajo, Claudio Moroni, además del presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y la directora de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont. (Presidencia/)Un economista cercano al oficialismo otorgó mayor densidad conceptual a esa imagen. “Se acumulan demasiadas distorsiones, no hay un programa sólido ni caja en dólares para aguantar”, explicó. Se estima que las reservas líquidas, sumando los derechos de giro del FMI que se usarán para pagar la deuda de este año, ronda los US$7000 millones. Sólo en 2022, el Gobierno debería desembolsar US$18.000 millones por el pasivo con el organismo. Irónicamente, la Argentina está repleta de dólares, pero no están en el Banco Central (BCRA).Pesos sobran gracias a la emisión monetaria para financiar el déficit fiscal (en lo que va del año la asistencia del BCRA al Tesoro llega a los $770.000 millones). “Habrá crecientes desafíos cambiarios y mayor represión económica”, agregó el economista ligado al Frente de Todos. Tras imprimir más $2 billones en la cuarentena de 2020, la bola de Leliqs y Pases ya superó los $4 billones. Por eso, el ministro de Economía, Martín Guzmán, calificó a la situación como “disfuncional”, pese a que “la bola” está directamente relacionada con el gasto del Tesoro.Ese es el largo plazo; diciembre. Hasta el 14 de noviembre se mantendrá el “Plan Urna”, que bien explicó Ricardo Arriazu esta semana. “La estrategia es menor devaluación, retraso de tarifas, que no se escape el dólar, ponerle plata a la gente en el bolsillo y vacunar. Harán [en el Gobierno] eso hasta después de las elecciones, hasta diciembre ¿Es sostenible? Sí”, recalcó el economista.Quiénes son los principales protagonistas de una elección decisiva“El aumento del déficit refleja los mayores gastos que vino anunciando el Gobierno en los últimos meses, que podemos estimar en $600.000 millones, o 1,5% del PBI. Si le sumamos los U$S1700 millones que usó el BCRA para bajar el dólar Contado con Liquidación, el Gobierno viene usando US$8000 millones, casi 2% del PBI. Esto sería más del 1% del PBI que gastó Cristina en 2015 para que gane Scioli. Y no alcanzó”, explicó un informe de Fernando Marull. El ingreso extra por los precios de la soja este año fue de US$10.000 millones, por caso.La placa de la economía no es buena para el bolsillo, por lo menos hasta ahora. Los datos de junio, últimos disponibles, mostraron que, en los primeros seis meses del año, los salarios tuvieron un aumento promedio de 22,8%, mientras que la inflación acumuló 25,3%. Pero eso habría comenzado a cambiar con las reaperturas de paritarias. En julio, el Ripte mostraba un alza de 4,4%, según recalcó el economista Lorenzo Sigaut Gravina. Ese mes, el alza de precios del Indec fue de 3%. La inflación ya acumula hasta julio un 29,1%, una décima más de lo estimado por Guzmán para 2021, se desaceleraría por debajo del 3% en agosto, pero cerraría este año cerca de 47%. “De acá a las elecciones primarias, esperamos una suba de US$40 en el salario medio medido en dólares oficiales y de US$20 al paralelo, mientras que entre las PASO y las generales las mejoras serán de US$35 y US$9”, había previsto Equilibra en agosto.“Una economía que difícilmente aporte electoralmente”, se tituló el último informe del Ieral. El documento elaborado por Marcelo Capello, Laura Caullo y Agustín Cugno estimó que, más allá de la recuperación de algunos puntos y la contención de la inflación, la masa de ingresos fijos de las familias registraría en noviembre un nivel 1,5% inferior al del segundo semestre de 2020. “El monto de ingresos fijos de las familias del primer semestre de este año se ubicó 7% por debajo de igual período de 2009 y es también inferior en 18% al de 2013”. Son años en los que el oficialismo nacional perdió las elecciones legislativas (con un peronismo dividido).Para el Ieral, la actividad económica desestacionalizada, para junio de 2021, se ubica un 24% por encima del mínimo de 2020 (el crítico abril). Sin embargo, es inferior en un 8% al promedio 2011-2019. Con relación a la obra pública, este año, el gasto en inversión real directa a precios constantes muestra una recuperación contra 2020, pero es 26% menor al de las legislativas de 2017 y está 24% por debajo de lo que mostraba en 2013 y de 2009. Para agosto de 2021, el Índice de confianza en el consumidor (ICC), en tanto, está 7,6% debajo del máximo registrado durante el gobierno de Alberto Fernández, en enero de 2020, según retrató el Ieral.Para quienes siguen los datos sociales de la Argentina, como el especialista Martín Rozada, en el primer semestre de este año, la pobreza seguiría afectando a un dramático 41,7% de la población. La pérdida de empleos, según el Indec, llega a los 150.000 en el primer trimestre (desempleo de 10,2%), en medio de una precarización del mundo laboral y una caída de ingresos en 2020, que afectó, sobre todo a los más pobres (en el estrato más bajo perdieron 4,6%).Dólar
Dólares
Dólar blue (Shutterstock/)El Gobierno mejoró sus expectativas de rebote para este año (de 5,5% a 8%). No llegan a recuperar el 9,9% de caída del PBI de 2020. Se habla de un crecimiento heterogéneo (aún no se da en los servicios) y la fuerte recuperación industrial (por encima de los niveles, incluso, de 2019 y con mejora del empleo). El rojo fiscal podría ser, creen los analistas, cercano al 3,5% (un punto menos que en el presupuesto 2021 gracias al ajuste, entre ellos a jubilados y a estatales, en el primer trimestre de este año). Guzmán, en tanto, anuncia un dólar oficial en los $102,40. Es una divisa que sólo conocen los importadores. Para el resto de los mortales existe una brecha cambiaria que llegó a rozar el 90% la semana pasada y que alimenta expectativas de devaluación. El dólar blue llegó a tocar los $187 el jueves último, el valor más elevado en lo que va del año.El fin del ciclo de liquidaciones del campo comenzó a meter presión cambiaria. “El BCRA ya gastó US$500 millones de sus reservas en lo que va de septiembre entre su intervención en el mercado oficial y el de bonos. A este ritmo, las reservas netas se volverían negativas hacia fin de año”, estimó Equilibra en su último informe. Pese a las negativas oficiales, es un tema que también alimenta la posibilidad de salto cambiario en medio de la enorme emisión y la alta inflación.“Me preocupa el cortísimo plazo”, dijo José Fanelli, profesor de Economía de la Universidad de San Andrés. “Si no le va bien en la elección, la reacción instintiva es poner más dinero en el bolsillo a la gente. Eso va a generar un problema fiscal y monetario”, agregó. Suma una disparada de los precios. El piso para el año que viene, según el REM, es de 43%, pero puede ser mayor.“Estamos en el filo de la navaja y por ahí no se camina. Se cae para un lado o para el otro”, dijo el economista. Su escenario bueno es un acuerdo con el FMI, que sea “ordenador” y un “buen plan de estabilización, que cree necesitará de más dólares para las reservas y de un pacto político. Ese acuerdo requerirá digerir los pedidos de mínima del Fondo: tarifas, tipo de cambio competitivo con superávit comercial y con menos cepo, freno a la emisión monetaria y limpieza del patrimonio del BCRA, una mejor performance con la deuda en pesos, y menos rojo fiscal.En el largo plazo, y más allá del ministro de Hacienda, la economía “sustentable” requerirá -creen los analistas- reformas estructurales, regenerar la confianza con incentivos al golpeado sector privado y, sobre todo, aflojar la pelea interna por el poder en las entrañas del Gobierno.
Fuente: La Nación