Tener un frutal en el patio es una opción muy rentable para tener frutas totalmente naturales al alcance de la mano. Por eso, en Infocampo te dejamos todos los consejos para un trasplante exitoso de la maceta al suelo y también te enseñamos a proteger cualquier frutal de las inclemencias del invierno.
Cómo y cuando plantar un limonero
La época en la que plantemos el limonero depende, como en todos los cultivos, del clima de la zona. Podemos hacerlo en otoño en lugares con inviernos suaves o, en primavera en lugares con heladas frecuentes.
Para la ubicación vamos a elegir una de las zonas más soleadas del jardín ya que, los limoneros no toleran el frío y así la radiación del sol ayudará a combatirlo. En lo posible que también sea una ubicación protegida de los fuertes vientos, ya sea por una pared, otras plantas, etc.

Hacemos un pozo de 50 cm de diámetro por 50 cm de profundidad. La tierra que sacamos al hacerlo la podemos mezclar con abono para que cuando volvamos a rellenar el hueco, tengamos un suelo mejorado.
Es clave que antes de plantarlo, sumerjamos su base unos 15 minutos en agua para que se hidrate la planta. Finalmente dejamos escurrir bien el agua y lo plantamos.
Muchos frutales vienen injertados en el pie, por lo que es importante no cubrir el mismo.
Es algo opcional pero muy útil no tapar al ras del suelo, ya que dejar una leve depresión en el suelo permitirá un mejor riego y además podemos acolchar el suelo con restos vegetales para aportar nutrientes y proteger el suelo de las heladas.

Una vez terminamos de plantar, le damos un riego abundante para asentar bien el suelo y que la planta sufra lo menos posible el trasplante.
Para mantenerlo hidratarlo, hay que darle como mínimo un riego abundante a la semana y, es importante no saturarlo de agua tampoco ya que, podemos matarlo.
Protección frente a heladas
Para protegerlo de crudos inviernos vamos a construirle una especie de “casita” muy sencilla y con materiales muy accesibles. Para ello vamos a necesitar:

Cuatro palos un poco más altos que los limoneros.
Precintos.
Nylon, plástico de invernadero o alguna especie de manta térmica que no deje pasar el frío.
Tanza, hilo grueso o cuerda.

Construimos una especie de “casita” de palos, asegurando los rincones con precintos y rodeamos toda la estructura con tanza o algún hilo resistente para evitar que la manta se meta en el limonero por el viento. Es fundamental que la manta nunca toque las hojas.

Finalmente dejamos un espacio en la parte baja de la estructura para que la planta pueda respirar y podamos regar.

Fuente: InfoCampo

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