Recientemente se difundió que el edificio que colapsó en Miami se estaba hundiendo desde hacía mucho tiempo, pero eso solo no explicaba el derrumbe. El informe comentaba además casos como el de México, donde toda la ciudad se está hundiendo varios centímetros sin que por eso se caiga ningún edificio. Otras causas, más probables, estaban vinculadas a pequeñas pero persistentes modificaciones del entorno, producidas por el cambio climático y más específicamente, por el paulatino deterioro estructural que fue debilitando durante los últimos años las bases sobre las que se sostenía todo el edificio. Todo esto se puede conectar con una imagen del mundo y particularmente de la Argentina.Venimos padeciendo últimamente distintas crisis políticas, sociales y de índole económico que repercuten profundamente en nuestra cultura y estilo de vida.Nuestra sociedad fue construida sobre las bases de visiones y estructuras sólidas que desde muchas décadas atrás fueron suficientes para sostener razonablemente (al menos eso creímos) a la sociedad hasta la actualidad.Pero ahora sentimos que aquellas cosas que siempre habían “funcionado”, parecen ya no dar respuestas a las necesidades de este tiempo. Tal vez se entienda por qué tantas ideas, paradigmas, proyectos y organizaciones están en crisis y algunas dramáticamente se están “derrumbando”.Casi todos reconocemos que es necesario innovar pero pocos se dan cuenta de la angustiosa “urgencia” que exige su inmediata aplicación, y muchos menos están dispuestos a asumir sus costos. ¿No le estará pasando esto a usted, estimado lector, a su trabajo y a las instituciones en las que participa?Parece imperativo revisar y debatir seria y profundamente qué efectos tiene el impacto epocal en los fundamentos sobre los que estamos construyendo nuestro porvenir, y estar dispuestos a realizar también los cambios y las innovaciones necesarios si queremos garantizar la viabilidad y solidez de todos nuestros proyectos.¿Estaremos a tiempo de evitar el derrumbe o terminaremos por inacción y sin quererlo, demoliendo nosotros mismos lo que aún quede en pie?Por eso es tan importante, como sociedad, que con la mayor responsabilidad y compromiso nos preguntemos: ¿serán las tecnologías, esas pequeñas pero persistentes modificaciones de nuestro entorno, aquello para lo cual ni nosotros ni nuestras organizaciones estamos adecuadamente preparados? ¿Qué otras cosas, además de la pandemia, están cambiando el mundo? ¿Cuáles son las causas que pueden producir un deterioro estructural que debilite las bases sobre las que se sostienen nuestras certezas? ¿Qué actitudes habría que modificar particularmente en la política, la educación y el trabajo? ¿Qué tengo que innovar yo, personalmente, para evitar la debacle? Director de Innovación y Calidad en Educación del Espacio Excelencia y de la Maestría en Nuevas Tecnologías (UCCuyo)
Fuente: La Nación