La situación climática en las zonas productivas de la Argentina se está volviendo cada vez más caótica. A la falta de agua general, se le suma un tiempo inestable que oscila entre altas temperaturas y heladas fuertes que llegaron a marcar -11°C de temperatura en tierra. El trigo, la cebada y las proyecciones del maíz temprano son los primeros damnificados, pero en este panorama cabe preguntarse qué pasará con la ganadería.
Para abordar esta situación, el mercado ganadero de Rosario (Rosgan) dio a conocer su Lote de Noticias semanal, donde la analista María Julia Aiassa aborda este tema y se pregunta: “¿Podrán los campos sostener los programas productivos trazados a mediano plazo, logrando una mayor retención de vientres y estas invernadas más largas?”
La situación actual para la ganadería es así: “La situación resulta crítica para varios sectores del país. Venimos de uno de los agostos más secos de la última década. A excepción de sectores del sur de la provincia de Buenos Aires y extremo noreste de la Mesopotamia, el resto del país atraviesa una de las sequías más fuertes de los últimos años”, amplía el informe.
Una primavera seca no es lo mismo que un invierno seco para la ganadería
“En primavera se define el partido tanto de corto como de mediano y largo plazo. En el corto plazo, los campos que están reteniendo por más tiempo sus invernadas tratando de ganar más kilos y reacomodar así la relación de venta final, en caso de transitar una primavera seca podrían verse forzados a liberar hacienda menos terminada y a su vez, en pleno pico de oferta, algo que esta estrategia precisamente ofrecía evitar. En tanto que, hacia el mediano plazo se juegan variables de alto impacto para los ciclos venideros. A partir de septiembre se inicia la temporada de servicios. La condición corporal en la que llegan las vacas resulta determinante para lograr buenas tasas de preñez”, señala el Lote de Noticias de Rosgan.
Entonces… ¿Qué podría suceder? “Como primera adecuación, muy probablemente, veamos retrasar estos servicios a la espera de mejores condiciones. En algunos casos, este retraso podría no ser suficiente obligando también a reducir la carga de animales por hectárea para no sobreexigir los potreros y permitir una recuperación mas rápida. Esta situación determinaría, al igual que en el caso de la salida anticipada de la invernada, un efecto de corto plazo sobre en la oferta de vacas, siempre refiriéndonos a situaciones zonales en función de la recuperación que pueda o no darse con la llegada de la primavera”, explica Aiassa.
Y continúa: “Pero asumamos que este escenario de cierta liquidación temporal de vientres por seca no llegue a concretarse o al menos, resulte limitado a zonas muy puntuales. La situación actual ya está condicionando a un retraso en la temporada de servicios y muy probablemente termine afectando los índices de preñez. Esto es precisamente lo que llamamos efecto de mediano y largo plazo dado que, por estos meses, se configura gran parte del partido que nos tocará definir en los próximos dos años. Las preñeces logradas durante esta primavera determinarán las pariciones 2021 y los destetes de terneros 2022”.
A modo de resumen se puede decir entonces que con actual problema climático a corto plazo se verá afectada la calidad y la cantidad de la oferta, pero viendo en el largo plazo, se cocina la situación de la primavera de 2022.
“En concreto, el mes de septiembre será clave para realizar los ajustes de carga que demanden los campos que, en caso de generalizase, podrían derivar en un ingreso anticipado de oferta. Paralelamente, comienza a configurarse la potencial oferta de terneros que veremos ingresar en la zafra 2022”, detalla la especialista y analista del Rosgan.
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Fuente: InfoCampo

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