Será una prueba decisiva para Alberto Fernández y Cristina Kirchner, pero también una primera medida para las aspiraciones presidenciales de algunos actores centrales de la política como Horacio Rodríguez Larreta –con Diego Santilli como su figura estelar–, Axel Kicillof y, en menor medida, de Facundo Manes.Como siempre, los ojos se posarán sobre ella, la provincia de Buenos Aires, la madre de todas las batallas. Es que sin Provincia no hay Nación. Con 12.704.518 personas habilitadas para votar, que representan el 37 por ciento del padrón de todo el país, el distrito bonaerense será el que otorgue una sentencia definitiva sobre las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO).De acuerdo a las proyecciones previas, el Frente de Todos espera ganar en la Tercera Sección Electoral (sur y oeste del Conurbano), mientras que Juntos por el Cambio aguarda realizar una buena performance en el interior de la Provincia, donde el oficialismo no haría pie a raíz de medidas que provocan malestar en el sector agropecuario, como el cepo a la exportación de carne.Ambas coaliciones se preparaban para una disputa cerrada en la Primera Sección (norte y noroeste del Gran Buenos Aires), de cuyo resultado podría derivarse el curso de las PASO en territorio bonaerense.Hace solo dos años el Presidente, apalancado sobre la figura de la vicepresidenta que hizo del Conurbano su principal fortaleza, construyó un triunfo que tuvo un sello distintivo bonaerense. De los 2.003.100 votos que le sacó de ventaja al expresidente Mauricio Macri, 1.556.459 fueron en la provincia, principalmente en la Tercera Sección.Pero hoy la realidad es otra. La campaña dejó en claro la apatía y desencanto de una sociedad marcada por el dolor que provocó la pandemia del coronavirus y las dificultades propias de una extensa crisis económica. Lejos de la paliza electoral que Kicillof le propinó a la exgobernadora María Eugenia Vidal, el actual escenario anticipa una elección más pareja.En este punto, las dos principales fuerzas juegan partidos diferentes. El objetivo de la lista del Frente de Todos que encabezan Victoria Tolosa Paz y Daniel Gollán es transformarse en la más votada. “Ganar por un voto es suficiente”, según anticiparon desde la Casa Rosada y la Gobernación platense. Aunque en las últimas horas hicieron circular encuestas que les dan un triunfo con una distancia de más de cinco puntos. Eso les permitirá -desde su punto de vista- salir al escenario con un discurso triunfalista.Otros sondeos, en cambio, vaticinan un “empate”. En Juntos se dará la batalla electoral más atractiva de las primarias: la lucha interna entre Santilli y Manes, atravesada por la tensión y desconfianza. Después de varios escarceos, el exvicejefe de gobierno y el médico llegaron a una frágil tregua para mostrarse juntos tras los comicios.Otro de los actores principales de la contienda es el gobernador bonaerense. La principal obsesión de Kicillof tiene como base la construcción de poder. El mandatario necesita un triunfo para revertir la mayoría opositora en el Senado provincial. Le dan un carácter fundamental: lo que está en juego, dicen cerca de Kicillof, es la gobernabilidad. De los 23 senadores que se ponen en juego, 16 son de Juntos por el Cambio. Actualmente la oposición controla el Senado con 26 escaños, mientras que el kirchnerismo tiene solo 20.Entre los temas que aún tiene por resolver la Cámara alta se destacan la aprobación de los pliegos de los jueces de la Suprema Corte de Justicia, leyes impositivas y el Presupuesto con los futuros pedidos de deuda. La expectativa de Kicillof es lograr un equilibrio de fuerzas y para lograrlo necesita que la boleta del Frente de Todos alcance al menos el 40 por ciento de los votos.“Lo primero que uno ve es que si nos va bien vamos a poder conseguir mayoría en el Senado; es muy importante para poder dar debates”, dijo Kicillof en las últimas horas. Y agregó: “Mauricio Macri consiguió que muchas personas del peronismo lo acompañaran en todo lo que quería sacar en el Congreso, yo me cansé de perder, éramos minoría”.Las expectativas de Kicillof están centradas en la Primera Sección. Allí Juntos tiene cinco representantes y el Frente de Todos, solo tres. El oficialismo espera revertir esta ecuación. Es decir, quitar dos representantes a la oposición. Teresa García, la ministra de Gobierno y aspirante a senadora provincial, es la referente de esta gran apuesta de Kicillof, ya que allí depende el resultado de los dos años que restan de gobierno.En la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos la situación es más cómoda para el FDT, que ya tiene primera minoría. Y el objetivo de cara a las elecciones de noviembre es lograr el quórum propio.La Cámara baja provincial tiene 92 integrantes. El Frente de Todos cuenta con 45 diputados; Juntos por el Cambio, 38; Cambio Federal tiene 5 diputados; 17 de Noviembre, 2. Finalmente, hay dos monobloques: el del Frente de Izquierda y el del Partido Fe, que fundó el fallecido Gerónimo “Momo” Venegas.En la Gobernación ven posible mejorar la elección de 2017, cuando se forjó el actual esquema de representación. Entonces Cristina Kirchner perdió la elección con 37,2 puntos contra Esteban Bullrich que se quedó con 41,3%. Pero la diferencia se la llevó Sergio Massa, que retuvo 11% con el ahora canciller Felipe Solá de candidato. Ahora Massa integra la mesa chica de la coalición oficialista y este domingo afrontará el desafío de agregar votos al núcleo duro que tiene el kirchnerismo en la Provincia.Por la tercera vía, muy lejos de las dos principales fuerzas, compiten el exministro de Transporte Florencio Randazzo (Vamos con Vos) y el economista José Luis Espert (Alianza Libertad). También Nicolás del Caño (Frente de Izquierda).Las PASO también podrán a prueba a los intendentes bonaerenses. De hecho, varios de ellos serán candidatos, como es el caso de Mariano Cascallares (Almirante Brown), que se postula para diputado provincial por la Tercera Sección.Con la colaboración de María José Lucesole, corresponsal en La Plata.
Fuente: La Nación