El Padre Lorenzo (Esteban Lamothe) no puede oponerse a su partida del barrio. Una decisión que busca manipularlo lo llevará lejos del lugar con el que tanto se encariñó, y aunque está profundamente enojado con esa situación, no puede más que obedecer esa orden. Pero Lola (Agustina Cherri) no dejará de expresarle su bronca ante lo que ella considera una gran injusticia.En una charla entre ambos, Lorenzo le confiesa: “No puedo hacer nada. Yo como sacerdote hice un voto de obediencia, y lo tengo que cumplir”. Aunque Lola lo comprende, no se resigna, y no perderá oportunidad de repetirle al Padre que no está contenta con esa situación.Por otra parte, Bruno (Gonzalo Heredia) se recupera del tiro que recibió. Mucho mejor de salud, decide compartir un almuerzo junto a su familia, pero eso terminará en una fuerte discusión. Mientras comen, los viejos rencores del protagonista hacia su padre, don Luis (Patricio Contreras), vuelven a aflorar, y eso lo enfrenta con sus hermanos, y especialmente con Gina (Ángela Leiva). Bruno no deja de sufrir por el pasado de desencuentros que tuvo con su papá, y mientras fuma nervioso, su hermana intenta hacer las paces. Pero ellos no se ponen de acuerdo, y el rencor en ese hogar no deja de crecer.La inauguración de un emprendimiento de fletes por parte de Lautaro (Nico García) despierta sospechas ante algunos de los vecinos, y se cree que pueda ser la tapadera para algún tipo de negocio ilegal. Sin embargo, su pareja Rita (Lali González) confía en él, aunque ella esté muy involucrada en su creciente vínculo con Sebastián (Luciana Cáceres), y la relación con su hijo. Rita no pierde las esperanzas de establecer algún tipo de relación con el niño al que dio en adopción, aunque eso le genere una fuerte discusión con Lautaro.Y mientras los hermanos Luna sufren un ajuste de cuentas, en el barrio hay una celebración en la que Lola y Lorenzo tienen una última charla. Ella no duda en expresar lo que le sucede, y le dice: “No se la voy a caretear, Padre: no me gusta que se vaya, no sabe lo triste que estoy. Pero cuando quiera venir, lo vamos a estar esperando con pan caliente y un mate. Yo pensé que usted era el indicado para este barrio, pero parece que el de arriba se pone un poco caprichoso”. De ese modo, la distancia parece imponerse entre ambos.
Fuente: La Nación