Divertida y naif como la conocemos, Karina Jelinek se prestó al cuestionario intragable que le propuso Florencia Peña en Flor de equipo, en Telefe, y contó que ya perdonó a su exmarido Leo Fariña, pero que si pudiera borrar de Google esa parte de su vida, lo haría gustosa.“Ese sería el dato de mi vida que haría desaparecer. Después no me molesta nada porque hice todo casi bien. Pasaron diez años y es muy vintage, pero al mismo tiempo, gracias a esa experiencia tengo esta fortaleza como mujer. Me hizo daño pero me hizo crecer, y después de mucho tiempo me curé y aprendí a perdonar porque no quiero cargar con esa mochila toda mi vida”, reflexionó. Según explicó, el mejor recuerdo que le quedó de esa relación fueron los íntimos, porque ambos tenían “buena piel”, y era “todo perfecto en el primer año y medio”.Fernando Lúpiz: “Hace nueve años que estoy en pareja, pero la pandemia hizo estragos”Otra cosa que borraría de un plumazo es una pelea que tuvo con una amiga en un boliche de Punta del este, hace dos veranos. “Fue una broma. Estábamos un poco empinadas y fue algo tan tonto que nos despertamos riendo y nos abrazamos”, señaló.Jelinek contó que hace unos años que quiere ser madre y en eso está: “Estoy buscando un donante, porque voy a ser madre soltera. Estoy en un proceso, es un sueño personal que tengo hace un montón”.También recordó que el regalo más exótico que le hicieron fue un anillo de perla negra. “Salí un tiempo con ese señor y no sé dónde termino ese anillo, se lo trago el mar”, dijo, divertida. Misteriosa, reveló que tuvo varios “touch and go” con famosos, pero que nadie se enteró porque ella es “muy discreta”. También dijo, con picardía, que alguna vez le gustó un actor chileno famoso, pero él no le dio bolilla. “No voy a contar quién, pero lo dejo a tu criterio”, cerró. Y detalló que en los momentos de intimidad le gusta que le digan “cosas chanchas y románticas, un poco y un poco”.Siempre amigable, Jelinek también tuvo enfrentamientos con gente de la farándula. “Una vez bloqueé a Ángel de Brito porque dio información mía y no me gustó. Después hablamos, llegamos a un acuerdo y somos amigos otra vez”, señaló. Y también tuvo un fuerte enojo con Silvina Luna: “Fue cuando hicimos Divina comida y fuimos a su casa, y colgué mi cartera en el perchero pero estaba muy pesada, cayó sobre un cuadro y se rompió. Pero fue sin querer, le pedí disculpas, me dijo que estaba todo bien pero se enojó. Después hablamos y quedó todo bien. No estoy enojada ni mucho menos, y de hecho le quiero regalar un cuadro”.Finalmente, de sus muchas frases célebres, dijo que la que más la divierte es “las chilenas son casi latinas”: “La repiten desde hace años y la gente se ríe mucho, y eso es lo que quiero, divertirlos”.

Fuente: La Nación

Comparte este artículo en: