La presencia de insectos en la huerta muchas veces genera preocupación. Podemos pensar que la mayoría son perjudiciales para las hortalizas. Sin embargo, a través del reconocimiento e identificación de los bichitos podemos aprovecharlos al máximo en favor de los cultivos.
Existen insectos que ayudan a controlar la población de aquellos otros que se alimentan de las plantas de la huerta. Comúnmente, a los primeros se los conoce como “benéficos”. Siempre habrá plagas en la huerta, pero la plaga es preocupante cuando los niveles poblacionales son elevados y producen serios daños a los vegetales.
La vida en el planeta está organizada en sistemas perfectamente definidos y autosuficientes, en los que fluyen la energía y la materia. Llamamos ecosistemas a estos sistemas biológicos en los cuales existe una equilibrada relación de los vegetales y animales entre sí y con su medio, en un ambiente de continuo cambio y evolución en el tiempo y espacio.
Para promover el equilibrio de los ecosistemas que son las huertas, es necesario la aplicación de algunos principios ecológicos; prescindiendo del empleo de plaguicidas, combinando plantas y alimentando a las plantas para que estén fortalecidas frente a la presencia de algún patógeno.
CONOCER Y CONVIVIR
Necesitamos contar con conocimientos y estrategias preventivas que ayudan a minimizar la población de bichos que podrán atacar nuestras plantas.
El mosaico de variedades vegetales y la diversidad de aromas confunden a los insectos y dificultan la invasión.
La asociación de algunos vegetales sirve para evitar el ataque de ciertos insectos e incrementar la posibilidad de albergue de otros benéficos.
El dinamismo de los ciclos de las hortalizas, como las siembras escalonadas o los cortos períodos hasta la cosecha, también son una ventaja ya que las plagas tienen escaso tiempo para ocasionar daños en las plantas.
OBSERVAR E IDENTIFICAR
Para saber el tipo y grado de impacto de una plaga, es necesario monitorearla. Esta práctica tiene un doble motivo: por un lado, para identificar la plaga y determinar su ‘importancia poblacional’ -como indicador del problema-.
Por otro lado, como estrategia de control mediante la utilización de trampas. Existen distintos tipos de trampas. Algunas más sofisticadas que otras, pero todas cumplen con dos elementos importantes: un cebo o atractivo, por el cual el insecto es atraído, y un dispositivo que lo captura.
La identificación de insectos benéficos permitirá obtener un control biológico en la huerta.
¿Cuáles son los más comunes?
Vaquitas: aquellas de colores vistosos (rojo, negro, blanco y amarillo). Tanto los adultos como los jóvenes desde que nacen son excelentes depredadores de pulgones y larvas de gusanos cortadores en sus primeros estadios. También comen ácaros y trips.
Crisópidos: Insectos pequeños, voladores, de colores suaves -desde verde claro al verde amarillento-. Sus larvas comen pulgones, arañuelas y trips.
Sírfidos. Moscas muy atractivas por los colores de su abdomen (amarillo y negro) con aspecto, similar al de una abeja. La hembra adulta localiza colonias de pulgones y coloca allí sus huevos.
Tata Dios. Insectos grandes de color verde claro. Tanto los adultos como las crías comen diferentes plagas.
HOTEL PARA BICHOS
Podemos construir estructuras contiguas a la huerta para albergar insectos benéficos durante todo el año. Los bichos utilizan el “hotel” como refugio, principalmente en las épocas desfavorables o de reposo de los insectos.
Estos albergues pueden construirse con distintos materiales. Por ejemplo, con madera, a la cual se le van agregando diferentes estructuras vegetales: piñas, cortezas, ladrillos huecos, paja, frutos secos, partes vegetales frescas, para dar la bienvenida a los amigos de la huerta.
Fuente: InfoCampo