El sector de salud pasó a ser el centro de atención desde que comenzó la pandemia de coronavirus. A partir del brote, se desató una carrera mundial para combatir el Covid que unió a los países en un esquema colaborativo en busca del bien común. En el necuentro organizado por LA NACION sobre el futuro del sector de salud, los expertos convocados compartieron su visión sobre los últimos avances de la medicina y cómo progresa de la mano de la tecnología.“La pandemia puso la salud en el foco de la sociedad”, definió Nicolás Vaquer, gerente general de Pfizer Región Argentina y presidente de la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (CAEME), al abrir el primer panel. En un mano a mano con José Del Rio, secretario general de Redacción de LA NACION, comentó los tres ejes sobre los que trabaja el sistema de salud. En primer lugar, el paciente que desea controlar o prevenir una enfermedad; en segundo lugar, el sostenimiento del sistema de salud, que se vería menos congestionado y por ende con menos gastos indirectos si se encuentran soluciones para las enfermedades; y, en tercer lugar, el factor económico, que contempla la vuelta al trabajo y la circulación de la gente después de empezar a combatir el coronavirus con el plan mundial de vacunación, beneficiando a la economía previamente afectada por las restricciones.Para lograr combatir las enfermedades, los investigadores enfrentan largas cadenas de valor. Vaquer detalló que la solución tarda generalmente 10 años en desarrollarse, puesto que el nivel de falla se nota en que una de cada 10.000 moléculas termina siendo un medicamento. “Es importante tener el contexto adecuado para que la inversión en medicamentos innovadores siga ocurriendo”, reflexionó, y ejemplificó los avances diciendo que “el diagnóstico de HIV hace 30 años era una sentencia de muerte y hoy gracias a la medicina es una enfermedad crónica con la que se sobrevive”.Nicolás Vaquer, gerente general de Pfizer Región Argentina (Fabián Malavolta/)Tal es la fuerza del sector, que su apuesta en desarrollo representa el 30% de las inversiones en el total de las industrias. Remarcó la importancia de las investigaciones clínicas, ya que permiten el desarrollo de medicamentos que se traducen en una extensión de expectativa de vida. También significan un “acceso potencial a un medicamento que puede tratar una enfermedad que hoy no tiene solución”. Y añadió: “Por ejemplo, un paciente con cáncer que pasó por distintas líneas de tratamiento, no obtuvo resultados y acceder a un estudio clínico le da posibilidad de tener un tratamiento”, dijo. A los médicos les aporta capacitaciones en protocolos científicos, mientras que en el sentido económico los estudios clínicos funcionan como una exportación de servicios y permiten la entrada de divisas al país.Además, las investigaciones clínicas posicionan al país frente a la competencia mundial. Según Vaquer, lo que le falta al país para seguir avanzando en esta materia es la agilidad en la aprobación de los mismos, que ya se redujo a la mitad -de 140 días a 70- en los últimos años. “Eso hizo que estemos trayendo alrededor de un 40% más de estudios clínicos al país. Es fundamental esa competencia, sobre todo cuando tenemos organismos de muy alta calidad, como la Anmat, para poder seguir avanzando en este eje tan estratégico”, resumió.Sin embargo, llamó la atención cuando señaló: “Hoy estamos con investigación y desarrollo muy fuertes en el AMBA y en el sector privado, pero todavía hay un espacio para avanzar y tener mas participación en el hospital público y en el interior del país. Hay que federalizar la investigación y el desarrollo”. En ese sentido, hizo hincapié en el desafío logístico que tiene un país tan grande como la Argentina de hacer llegar todos los medicamentos a las farmacias de barrio, lo que se logra a través de “acuerdos con financiadores como PAMI”, detalló.El ejecutivo resaltó la relevancia de poder procesar datos y poder desarrollar modelos predictivos que ayuden a “acelerar los procesos de desarrollo de medicamentos” para ahorrar tiempo y dinero. La tecnología también ayudará a la vida cotidiana de los pacientes, con dispositivos inteligentes que midan distintos parámetros de salud y eso colabore a proveer un mejor tratamiento.Como cabeza de una de las empresas que lideró la creación de una vacuna para el Covid-19, manifestó que el cambio internacional que llegó para quedarse es la “colaboración entre la industria farmacéutica y todos los agentes del sistema de salud, los gobiernos, entes regulatorios y universidades”. Y concluyó: “Esta colaboración es la que nos permite avanzar en forma mas rápida y con mucha mas claridad”.Las tendencias para 2025Si hay un defecto del sector que la pandemia expuso fue la resistencia al cambio. En su presentación, el médico especialista en terapia intensiva y medicina crítica Diego Pereyra cuestionó por qué se sigue utilizando la tecnología de hace decenas de años, haciendo recetas con sello de tinta, papel y lapicera, en lugar de subirse a la ola transformadora digital.Puso sobre la mesa la manera en que la pandemia hizo que se acelerara la tecnología en salud y anticipó las tendencias que se vienen dentro del sector. El experto vaticinó la manera en la que, con la dirección de correo electrónico personal, se va a poder aglutinar la historia clínica de cada paciente, para que cada sanatorio no tenga que crear su propia historia clínica y repetir estudios, o mismo que trascienda fronteras e idiomas para ahorrar costos y tiempo en los tratamientos.Diego Pereyra, médico especialista en terapia intensiva y medicina crítica (Chiara Malavolta/)Durante las medidas más estrictas de restricción, se instalaron las teleconsultas como nueva modalidad de atención al paciente. El médico sopesó las reacciones de las personas, que fueron desde su practicidad y conveniencia hasta la desconfianza y despersonalización de las consultas. “Esto dio lugar al Patient Journey Map, un mapa con experiencias positivas y negativas del paciente”, dijo. Esto sirve para ayudarlo a identificar experiencias, patologías y que colabore con el concepto del “Patient Centricity”, es decir, poner al paciente en el centro, y así mejorar su experiencia.Otro de los temas en los que hay que prestar atención es la seguridad informática. Debido a que varias bases de datos con información sobre la salud de los pacientes fueron hackeadas alrededor del mundo, el especialista reforzó la necesidad de que el sector cuente con expertos en seguridad informática para cuidar toda esta información.Las innovaciones en materia de salud también traspasan fronteras que hace años parecían de ciencia ficción. Por ejemplo, a través de la tecnología CRISPR CAS-9 se está investigando la detección de una secuencia anómala en el genoma que puede reemplazar con una normal, dijo. “Te cura de raíz una enfermedad. Está probado en animales, elimina la hipertensión, diabetes, anemia y hasta cáncer. Un estudio puede llegar a decirte qué porcentaje de cáncer de mama o de próstata vas a tener en un futuro”, profundizó.Pereyra también destacó cómo la tecnología puede agilizar el sistema de turnos. Por ejemplo,, teniendo en cuenta que la gente cancela más cuando llueve, se podría enlazar un turnero online con el pronóstico del tiempo, para que no se permita sacar turnos presenciales en días de mal clima. Por otro lado, celebró la existencia de sistemas predictivos que permiten prever los brotes de enfermedades gracias al registro de síntomas por áreas geográficas, facilitando la organización en los sanatorios en términos de equipos e insumos. La evolución de la tecnología, además, podría según el especialista en salud integrar a personas con discapacidades motrices al sistema laboral a través de aparatos que lean la mente.Apasionado de la tecnología, el médico que también lideró un proyecto de drones ambulancia en la Argentina, resumió la necesidad de que “haya instituciones que proyecten cómo va a ser el trabajo de acá a 10 años, que haya metodología y continuidad, seguridad informática, personal de salud híbrido que use la tecnología para el bien, que todo lo que hagamos hoy sea pensando en el paciente y con bases de datos y que haya interoperabilidad y conexión”, cerró.
Fuente: La Nación