(Reestructura texto, agrega declaraciones de migrantes, color,
detalles)Por Daina Beth SolomonCIUDAD ACUÑA, México, 20 sep (Reuters) – Cientos de
haitianos retornaban el lunes a México desde un extenso
campamento de migrantes al otro lado de la frontera en Del Río,
Texas, por temor a ser expulsados a su tierra natal, mientras
autoridades estadounidenses organizaban vuelos de regreso a
Haití.El campamento debajo de un puente que cruza el río que
divide la frontera es el último foco rojo para las autoridades
estadounidenses que buscan detener el flujo de miles de
migrantes que huyen de la violencia de las pandillas, la pobreza
extrema y los desastres naturales en sus países de origen.Los primeros vuelos de haitianos expulsados ??de ahí
aterrizaron en Puerto Príncipe el domingo y al menos tres más
estaban programados para aterrizar el lunes, según el sitio en
internet de seguimiento de trayectos aéreos Flightaware.La perspectiva de ser deportados movilizó a los residentes
del campamento, algunos de los cuales atravesaron continentes
durante meses para llegar a la frontera.”No pueden enviarnos de regreso a Haití porque todo el mundo
sabe cómo es Haití en este momento”, afirmó el migrante haitiano
Wildly Jeanmary a última hora del domingo, vestido solo con
calzoncillos y parado en el lado mexicano del río después de
cruzarlo.Empapado, citó el asesinato presidencial de julio como una
razón para no regresar con su esposa y su hija de dos años al
país más pobre de América. Haití también fue golpeado por un
gran terremoto el mes pasado.El campamento en Del Río, Texas, ha sido el hogar temporal
de 12,000 migrantes en algún momento. Muchos partieron desde tan
al sur como Chile para llegar allí, con la esperanza de
solicitar asilo en Estados Unidos.El lunes, un flujo constante de inmigrantes de raza negra,
en su mayoría haitianos, cruzó el río de regreso a México,
incluidas familias con niños pequeños. Cargaban sobre sus
cabezas mochilas, maletas y pertenencias en bolsas de plástico.Del Río se encuentra al otro lado de la frontera con Ciudad
Acuña, ubicada en el lado mexicano del Río Grande.Otro migrante haitiano que se encuentra actualmente en una
carretera en el lado mexicano explicó a Reuters que él y otros
están viajando al puerto de Tampico, en la costa norte del Golfo
de México, con el objetivo de prepararse para su próximo paso
tras enterarse de las medidas de Estados Unidos en Del Río.Un hombre, sin embargo, argumentó que solo había regresado a
México en busca de comida para llevar a su familia en el
campamento. Confesó que todavía estaba decidido a quedarse en
Estados Unidos.Esperanzas de asiloEl secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos,
Alejandro Mayorkas, iba a viajar el lunes a Del Río para
encontrarse con funcionarios locales.El domingo, Mayorkas imploró a los migrantes que renunciaran
a su viaje hacia el norte, argumentando que el Gobierno “no
tiene más remedio” que expulsarlos.Si bien Joe Biden reculó en muchas de las acciones de
inmigración de su predecesor Donald Trump al iniciar su
presidencia, dejó en marcha una política de expulsión
generalizada de la era de la pandemia del coronavirus por la que
la mayoría de los migrantes atrapados cruzando la frontera entre
Estados Unidos y México son rápidamente devueltos.El gobernador de Texas, Greg Abbott, publicó el lunes una
carta dirigida a Biden, solicitando una declaración de
emergencia para ese estado sureño como resultado de lo que llamó
la crisis fronteriza en curso y refiriéndose específicamente a
la situación en Del Río.Abbott dijo que la cantidad de personas en el campamento
llegó a 16,000 el sábado.No todos ahí vieron frustradas sus esperanzas.El migrante venezolano Melvin Azuaje, de 31 años, y su
hermano menor Manuel, de 11, explicaron a Reuters que iban a
volar al estado estadounidense Carolina del Sur, donde los
esperaba un primo, después de que se procesaran sus solicitudes
de asilo.Azuaje, quien detalló que tomó la custodia de Manuel después
de que su madre murió de cáncer, reveló que habían estado en Del
Río durante más de una semana, primero pasando dos días debajo
del puente antes de ser trasladados a un centro de procesos
migratorios.Melvin manifestó que estaba ansioso porque Manuel, quien ama
el béisbol y las matemáticas, comenzara una nueva vida.”Se me está poniendo la piel de gallina”, indicó mientras
transitaba por el aeropuerto de Dallas el domingo por la noche.
(Reporte de Daina Beth Solomon en Ciudad Acuna; reporte
adicional de Alexandra Ulmer en Del Río; escrito por David Alire
Garcia; editado por Alistair Bell; traducido por Raúl Cortés
Fernández, editado por Adriana Barrera)
Fuente: La Nación