PARÍS (AP) — Trece jóvenes están siendo juzgados en París, acusados de ciberacoso o amenazas de muerte contra una adolescente, quien publicó comentarios en internet críticos hacia el islam.El juicio histórico ha abierto un camino en la lucha del país por castigar y prevenir el abuso online, pero también ha planteado preguntas incómodas sobre la libertad de expresión, la libertad de criticar una religión y el respeto a los millones de musulmanes que viven en Francia.El proceso también ha puesto de manifiesto el poder de la palabra en las redes sociales, y los fiscales esperan que sirva como una llamada de atención para quienes la tratan a la ligera.Los 13 acusados en toda Francia hicieron miles de amenazas contra la adolescente. Tienen diversos orígenes y religiones. Enfrentan a posibles penas de prisión por cargos que incluyen acoso en línea, amenazas de muerte en línea y amenazas de violación.El juicio de dos días, que concluye el martes, es el primero de este tipo desde que Francia creó un nuevo tribunal en enero para procesar los delitos en línea, incluidos el ciberacoso y la discriminación.Uno de los acusados quiere convertirse en policía. Otro dice que sólo quería acumular más seguidores haciendo reír a la gente. Algunos negaron haber hecho algo malo, mientras que otros se disculparon. La mayoría dijo que tuiteó o publicó sin pensar en las consecuencias.La adolescente en el centro del juicio, identificada públicamente sólo por su nombre de pila, Mila, atacó salvajemente el Islam en publicaciones en línea, antes de ser fustigada en redes sociales, incluso con mensajes de odio por su homosexualismo. Mila dijo al tribunal que se siente como si hubiera sido “condenada a muerte”. Agregó: “no veo mi futuro”.La joven, que se describe como atea, tenía 16 años cuando comenzó a publicar videos en Instagram y luego en TikTok criticando duramente al islam y su libro sagrado, el Corán. Ahora con 18 años, testificó: “No me gusta ninguna religión, no solo el islam”.___La periodista de The Associated Press Angela Charlton en París contribuyó para este despacho
Fuente: La Nación