El fertilizante líquido, Tsuchi Ikikaeru o “el suelo vuelve a la vida”, comercializado por una empresa japonesa ya se vende en cinco países incluidos Vietnam y Camboya. Las tierras de cultivo en gran parte del sudeste asiático enfrentan degradación y disminución de la fertilidad, como resultado del uso excesivo de agroquímicos por mucho tiempo.
La orina de vaca, que a menudo se vierte en ríos o se rocía sobre tierras de cultivo, contamina las fuentes de agua y tiene un olor desagradable. Kankyo Daizen convirtió esa molestia en un recurso valioso para los agricultores de Hokkaido, Japón. Ahora el mejorador natural de suelos está ganando nuevos clientes en el extranjero.
Los crecientes ingresos en el sudeste asiático despertaron el interés en más prácticas agrícolas naturales en la región. El fertilizante orgánico de Kankyo Daizen, por ejemplo, es un buen sustituto de los agroquímicos convencionales. La compañía explicó que el producto se diluye con agua cuando se aplica.
“Es un refuerzo eficaz para el crecimiento de una amplia gama de cultivos, incluidos arroz, verduras y plantas con flores. También ayuda a mantener la fertilidad del suelo cuando se cultiva el mismo cultivo en la misma parcela año tras año”, aseguró la compañía.
Kankyo Daizen también planea vender Tsuchi Ikikaeru en Malasia y Filipinas, pero no está limitando sus ambiciones a Asia. En febrero, el presidente de la empresa viajó a Brasil como parte de una gira de investigación organizada por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón para inspeccionar grandes granjas que producen cultivos como la soja y la caña de azúcar.
Cómo lo hacen
En Japón, la compañía trabaja con varios productores de leche en Kitami y áreas a lo largo del Mar de Okhotsk. El proceso de fabricación comienza fermentando la orina de vaca utilizando una mezcla especial de microorganismo. El líquido se recoge en un camión cisterna y luego fermenta un poco más en seis tanques de 18 toneladas en la sede de Kankyo Daizen. La compañía asegura que las bacterias del ácido láctico y las levaduras cultivadas con orina de vaca inhiben el crecimiento de bacterias dañinas en el suelo.
La compañía japonesa verificó la efectividad de sus productos derivados de orina de vaca en pruebas realizadas en el Kitami Institute of Technology. Pero los misterios permanecen, incluida la forma en que el ingrediente activo se forma a través de la fermentación y, cómo reduce los olores y aumenta la fertilidad del suelo.
Fuente: InfoCampo