Los fieles empezaron a llegar temprano a la plaza de Piedras Blanca, en Catamarca, donde se celebrará esta mañana una misa presidida por el delegado papal, cardenal Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán, para la beatificación del fraile franciscano Fray Mamerto Esquiú.Sentados en sillas blancas y cumpliendo estrictos protocolos por la pandemia de coronavirus, los devotos se instalaron para presenciar la ceremonia al aire libre, que cuenta con la presencia del secretario de Culto de la Nación, Guillermo Oliveri, además de autoridades provinciales y dirigentes sociales, políticos y religiosos.Informe oficial: qué vacuna reportó más efectos adversos en la ArgentinaLos actos oficiales por el rito de beatificación se iniciaron ayer cuando el gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, recibió al delegado papal el salón Calchaquí de la capital catamarqueña, y continúan hoy con la misa de beatificación, de acuerdo con lo publicado por la agencia Télam.Fray Mamerto Esquiú nació el 11 de mayo de 1826 en la localidad de San José de Piedra Blanca y falleció el 10 de enero de 1883 en La Posta de El Suncho. Fue fraile, sacerdote, obispo, docente, periodista y reconocido legislador, destacado por su encendida defensa de la Constitución Argentina de 1853.El milagro que permitió que Fray Mamerto Esquiú sea declarado beato por el Papa ocurrió en la provincia de Tucumán, y fue por la inexplicable curación de una recién nacida con osteomilietis femoral grave.El 24 de abril de 2019 la Comisión Teológica de la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano dio por aprobado el milagro. En tanto, el 21 de noviembre de ese año en Roma la Consultación de los Médicos de nivel internacional convocada por la Santa Sede declaró la inexplicalidad del milagro atribuido a la intercesión del fraile franciscano. Finalmente, fue decretado beato por el papa Francisco el 19 de junio de 2020.Ayer se celebró la Santa Misa en la Catedral Basílica y desde las 21 y hasta la medianoche en el atrio de la Catedral tuvo lugar una velada cultural y una vigilia de oración esperando el día de la beatificación.

Fuente: La Nación

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