Por Rami AyyubACRE, Israel, 13 mayo (Reuters) – En la ciudad de Acre,
donde conviven judíos y árabes, la fiesta del Eid al-Fitr, que
marca el final del mes sagrado musulmán del Ramadán, es ocasión
para que las familias lleven a sus hijos a ferias y paseos en
barco por la costa.Pero el miedo y la desconfianza invadieron el centro del
puerto israelí, casi desierto el jueves, cuando un residente
advirtió de que no se hable en hebreo en la parte antigua de la
ciudad y un segundo exigió ver los documentos de identidad de un
tercero.A menudo puesta como ejemplo de convivencia entre árabes y
judíos, Acre es una antigua ciudad de la costa mediterránea con
otros dos nombres: Akko en hebreo y Akka en árabe.La coexistencia se ha roto por la escalada de disparos de
cohetes desde Gaza y los ataques aéreos y de artillería de
Israel al territorio palestino, que han encendido en el país la
violencia entre la mayoría judía de Israel y la minoría árabe
del 21%.”Dicen que Gaza está fuera de control, pero lo que está
sucediendo aquí me asusta más”, dijo Majd Abado, un residente
árabe de Acre.Hubo reportes de jóvenes árabes y judíos que se enfrentaron
y que Reuters no pudo confirmar inmediatamente. Más de media
docena de residentes de Acre dijeron que tenían miedo de salir
de casa por temor a ser confundidos con un árabe o con un judío.Manifestantes incendiaron el martes una comisaría de policía
de la ciudad y rompieron sus ventanas, y el jueves, en una
aparente demostración de fuerza, varias docenas de policías con
equipo antidisturbios pasaron por delante de un fuerte de la
época de las Cruzadas hacia la comisaría para inspeccionar los
daños.Un popular teatro que ofrece espectáculos en árabe y hebreo
dijo que había cancelado todas las representaciones de esta
semana debido a la violencia.”Aquí convivimos judíos y árabes, con buenas relaciones”,
dijo Moni Yosef, de 63 años, del Centro de Teatro Acco. “En este
teatro trabajan judíos, árabes, cristianos, musulmanes, drusos,
como una familia. Y cuando alguien causa problemas desde fuera,
nos afecta a todos”.Las súplicas de los líderes religiosos no han servido para
frenar los enfrentamientos en esta y otras ciudades, en un brote
de lucha que el presidente de Israel ha lamentado como una
“guerra civil sin sentido”.Un 99%, en contraLa tensión había aumentado en la comunidad árabe en las
últimas semanas por la amenaza de desalojos de palestinos en
Jerusalén Oriental y por las redadas policiales en la mezquita
de Al-Aqsa, el tercer lugar más sagrado del Islam después de La
Meca y Medina.Pero se han intensificado dramáticamente desde que Hamás
lanzó cohetes contra Israel, que devolvió el golpe con
bombardeos aéreos y de artillería sobre Gaza, con un saldo de al
menos 83 palestinos y siete israelíes muertos esta semana.Las protestas nocturnas de los árabes, en su mayoría
pacíficas, se volvieron airadas: algunos incendiaron coches,
comisarías y una sinagoga, y turbas de judíos atacaron a los
árabes en sus coches o en la calle.En un estribillo repetido por muchos en la ciudad de 55.000
habitantes, de los que alrededor del 30% son árabes, Abado, de
Acre, culpó de la violencia a los forasteros y a pequeños grupos
de jóvenes.”El 99% de la gente de aquí está en contra de esto”, dijo.
(Reportaje de Rami Ayyub
Editado en español por Javier López de Lérida)

Fuente: La Nación

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