El drama de la pobreza argentina ha alcanzado niveles insoportables.El afán de ponerle bálsamos, ha quebrado al Estado con el pago de subsidios que no tienen financiamiento sustentable.La única solución factible es un gobierno que haga cuanta reforma sea necesaria (legislativa y de moneda de curso legal) para que:Crear nuevos empleos sea sinónimo de un buen negocio,Recircular los dólares escondidos de los argentinos y los retaceados por los extranjeros sea una buena idea para sus tenedores,Buscar empleo en el sector privado genere una mejor retribución que en el sobredimensionado públicoLos impuestos graven lo que se gana y no lo que se ahorró.Esta radical transformación del pensamiento gubernamental es lo único que nos apartará de convertirnos en una sociedad fallida, paria del mundo desarrollado y encaminada a la disolución, al modo Haití.Es imposible encarar esta transformación sin que los argentinos entiendan las razones de nuestra decadencia y el angosto pasillo de opciones que ya nos quedan por delante, luego de ser caratulados en el mundo como poco serios, incumplidores, defaulteadores, corruptos y erráticos.
Fuente: La Nación