La presentación de renuncias masivas por parte de los ministros del gabinete más alineados a Cristina Kirchner abrió un escenario complejo para Alberto Fernández que es entendido, para distintos analistas políticos, como una suerte de desafío a su conducción del Gobierno. También coinciden en que le suma tensión a la coalición heterogénea del Frente de Todos.Lucas Romero, titular de Synopsis Consultores, dijo a LA NACION: “Estamos viendo una característica de esta coalición de gobierno agravada porque el resultado electoral profundizó la crisis de legitimidad del liderazgo presidencial”. También puntualizó que, previamente a esto, el escándalo del Olivosgate “socavó y deterioró mucho la credibilidad presidencial”.Para Romero, las dificultades del Frente de Todos para decidir cómo reaccionar tras el resultado adverso de las PASO “son un síntoma de la ausencia de un liderazgo ordenador de la coalición de Gobierno”. Y en esa, línea, indicó que existe un segundo problema, que es la falta de “un mecanismo para resolver las diferencias y las discusiones internas”.Para el analista Carlos Fara el posicionamiento adoptado por los sectores del kirchnerismo más duro termina por reforzar la imagen de un presidente débil, frente a la figura de la titular del Senado, una descripción de la que, si bien Alberto Fernández renegó en contadas ocasiones, nunca pudo despegarse del todo. “Entre los problemas que se derivaron del domingo pasado, estaba el hecho de que el Presidente estaba desdibujado y débil. Me parece que todo esto no hace más que agravar la impresión de que el Alberto Fernández no logra conducir el Gobierno y que tiene que estar en una dependencia, en una permanente negociación con Cristina [Kirchner]”, dijo Fara a este medio.Esteban Pastoriza, director de la consultora Clivajes, analizó que La Cámpora y los partidos más duros alineados con la vicepresidenta abrieron una herida con el envío de las cartas de renuncia, cuyo desafío mayúsculo es saber cómo se va a suturar. Y consideró que “en la forma de gobernar se vio la principal debilidad” de la Casa Rosada con la falta de un proyecto o modelo a seguir, y con las diferencias que luego emergieron ante la llegada de la pandemia.“Las esquirlas que dejan los votos perdidos del Frente de Todos pusieron en juego qué modificaciones se van a dar. La cuestión es saber qué reconfiguración tiene el Frente de Todos para el corto plazo, pero también para el cambio de modelo, y en lo que tiene que ver con la economía, que es el principal objetivo que tiene para conseguir esos votos”, expresó.Decepcionado con La Cámpora, Alberto Fernández medita cambios, a la espera de una negociación con CristinaCon dos meses por delante para la llegada de las elecciones generales, los analistas consultados coincidieron en que, a priori, el impacto en la opinión pública de la presentación de las renuncias puede ser muy negativo. Y, a su vez, la forma en la que el Frente de Todos resuelva su continuidad es otro aspecto a mensurar.Fara sostuvo que la captación de los sectores moderados puede tornarse en una misión más compleja. “Este tipo de hechos, de situaciones no hacen más que confirmar el desdibujamiento y la falta de liderazgo”, apuntó, y añadió que representa un escollo para conquistar “el voto blando o independiente que [el Gobierno] pudiese tener alguna intención de recuperar de cara a noviembre”.El mapa de lealtades en el gabinete de Alberto FernándezPor su parte, Pastoriza manifestó que el Frente de Todos quedó “debilitado como coalición”. “La herida que se abrió, a través de los medios de comunicación y las redes sociales, ante la opinión pública se dio de la peor manera, y eso me parece que en términos electorales termina alejando mucho más al votante que acercándolo”, razonó.En tanto, Lucas Romero analizó que una ruptura antes de las generales sería “más contraproducente”. Y opinó que la alianza puede reconfigurarse. “El desafío de sostener la unidad va de la mano de procesar esta crisis, sin fisuras, sin rupturas, sin escisiones, sin que abandone la coalición, y eso va a requerir de parte de todos los actores un reconocimiento de la delicadeza del momento, de la debilidad de la coalición, y de no tener posiciones maximalistas”, concluyó.

Fuente: La Nación

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