ROMA.- El Gobierno reconoció que la meta de inflación prevista para este año será prácticamente imposible de cumplir. El 29 por ciento que el ministro de Economía, Martín Guzmán, puso como objetivo en el presupuesto se desdibuja mes tras mes al mismo tiempo que crecen los cuestionamientos dentro del Frente de Todos por la falta de resultados.En solo los primeros cuatros meses del año, según admitieron fuentes oficiales, ya está tres por ciento por arriba de lo que proyectaron desde el Palacio de Hacienda.El incremento de precios se transformó en un problema máxima gravedad para el gobierno nacional y es el “tema en el que más tiempo ocupa” el ministro de Economía. De mantenerse este ritmo de inflación, el Gobierno podría perder las elecciones, según admitió una altísima fuente de la comitiva argentina, que ayer regresó al país tras seis días en Europa.Guzman, Georgieva, Stiglitz y Beliz en el VaticanoEl número de abril, que nuevamente superó el corte del 4%, encendió las alarmas, aunque desde Economía buscaron minimizar el impacto. “Son tres puntos, no es que se desbarrancó”, fue la descripción que hizo uno de los funcionarios que acompañó al Presidente en la gira por Portugal, España, Francia e Italia.El dato de que el último mes hubo un incremento de precios de 4,1 por ciento, lo que marcó un aumento de 17,6% en el primer cuatrimestre del año se coló en el viaje presidencial. La inflación núcleo, la medición que no tiene en cuenta precios regulados (como tarifas) y estacionales (como frutas y verduras), aumentó 4,6% (18,3% en el cuatrimestre), y es la más alta desde diciembre de 2020, cuando fue 4,9%.La solución al problema no es sencilla. El Presidente suele describir que la Argentina actúa como “un alcohólico en recuperación al que siempre le invitan una copa”. Lo cierto es que el salto de los precios no da tregua.Otra de las justificaciones está atada al comportamiento social y de los formadores de precios. Un discurso calcado al que solía expresar el expresidente Mauricio Macri cuando la inflación escaló en los últimos dos años de su administración. El tema inflacionario genera una mezcla de impotencia y resignación en gran parte del Gobierno. Salvo Guzmán que, en charlas con su equipo, mantiene la convicción de que los próximos meses traerán un alivio.ALberto Fernández, el Rey Felipe VI y GuzmánUn mensaje que el Presidente también asumió como propio. “Se va a desacelerar lentamente”, dijo el jefe del Estado sobre la inflación en los últimos días, que buscó blindar durante esta semana a su ministro de Economía después de la crisis que se desató con el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo.Pese a la híper actividad que tuvo durante los seis días que duró la gira por Portugal, España, Francia e Italia, Guzmán mantuvo un bajísimo perfil. Pese a los insistentes pedidos, el titular del Palacio de Hacienda eligió el silencio. Algunas heridas son difíciles de cicatrizar. Pero al mismo tiempo, después del enfrentamiento con La Cámpora, donde reporta Basualdo, Guzmán entendió que el camino requiere de “paciencia”. Según aclararon desde su círculo íntimo, el pedido de renuncia “está firme”, solo resta que el Presidente la ejecute cuando lo considere necesario.Además, para que no haya dudas, Guzmán absorbió la responsabilidad sobre el plan de segmentación de las tarifas. También se consolidó el viaje la idea de avanzar con un segundo aumento de los servicios públicos, siempre después de las elecciones. Pese a que la vicepresidenta Cristina Kirchner impuso, al menos por ahora, su política energética, lo que convalidó solo un aumento del 9% de aumento para las tarifas eléctricas, el Presidente estaría dispuesto a permitir un nuevo incremento de un número similar, pero bajo una condición: que la inflación se desacelere. Con esta presión sobre los precios no hay margen.El presidente Alberto Fernández mantuvo un encuentro con empresarios franceses en la sede de la embajada argentina en París. (Presidencia/)Entre las razones que explican los números de la inflación, cerca de Guzmán hacen una división entre las “causas previstas y las imprevistas”. En el Palacio de Hacienda aceptaron como una situación molesta, pero necesaria la necesidad de concentrar buena parte de la depreciación cambiaria prevista para el año en los primeros meses.“Pensá que tuvimos casi 12 puntos de depreciación. De los 24 puntos proyectados para el año, hicimos la mitad en el primer cuatrimestre”, graficaron fuentes cercanas al ministro, aunque como contraparte resaltaron la consolidación de la acumulación de reservas.Lo mismo ocurrió con las actualizaciones de precios de combustibles. “Si no lo hacíamos YPF no podría tener el rol estratégico que tiene”, dijeron cerca del ministro. También con el descongelamiento de precios, algo necesario para que no se produzca desabastecimiento. Los aumentos descontrolados tienen impacto en el nivel de pobreza e indigenciaPero a la hora de resaltar un tema que generó complicaciones de improviso fue que la inflación internacional fuese mayor a la que se pronosticó a la hora de hacer el presupuesto. Sobre todo en Estados Unidos. También la determinación de los precios en la pandemia es distinta a cualquier otro momento, explicaron cerca de ministros.El presidente Alberto Fernandez encabeza, en el Museo del Bicentenario de Casa Rosada, un acto donde se anunciaran beneficios para el sector automotriz
Martín Guzmán
COVID_19
FOTO: RICARDO PRISTUPLUK (Ricardo Pristupluk/)“Cada vez que se abre un sector tenés un salto de precios. Factor de estacionalidad no contemplado”, aseguraron fuentes oficiales. Pese a los argumentos para justificar la actual situación el dato es peor de lo que imaginaban en la Casa Rosada y especialistas.Tras cerrar el acuerdo con los acreedores privados y contener la suba del dólar blue que, a fin del último año tocó los 195 pesos, en esos días, en distintas presentaciones públicas, Guzmán señaló que la inflación era un “problema macreconómico” al que los actores del mercado se adelantan. El plan del ministro ante el FMI se focalizó en lograr mayor financiamiento neto en pesos para emitir menos y anclar expectativas de subas salariales.Las causas del alto nivel de precios se debe a múltiples factores, entre los que se encuentran el descongelamiento de algunos productos y servicios, que el año pasado se mantuvieron sin variación durante la etapa más estricta de la cuarentena, como alimentos (bajo los programas de Precios Máximos y Cuidados), los combustibles, la educación y recreación y cultura.A eso se suman los billones de pesos que el Banco Central insertó en la economía para financiar el gasto del Estado, que aumentó por los programas de asistencia social y por la caída de la recaudación por el deterioro de la actividad.

Fuente: La Nación

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