Por Michael HoldenLONDRES, 1 jul (Reuters) – Los príncipes británicos
Guillermo y Enrique pondrán sus diferencias de lado el jueves
para inaugurar una estatua de su difunta madre, la princesa
Diana, el día en que habría cumplido 60 años.La estatua en honor a Diana, quien murió en un accidente
automovilístico en 1997 en París, estará en el Sunken Garden del
Palacio de Kensington, su antiguo hogar.La preparación del evento ha sido objeto de una intensa
atención mediática, ya que los hermanos apenas se hablan después
tras su público distanciamiento.”Creo que va a ser muy incómodo”, dijo la analista de la
realeza Penny Junor. “Harán un espectáculo porque las cámaras
estarán ahí, pero ninguno de los dos es muy bueno para ocultar
sus emociones”.Guillermo tenía 15 años y Enrique 12 cuando la limusina que
transportaba a su madre y a su pareja, el empresario egipcio
Dodi al-Fayed, se estrelló en un túnel de París mientras huía de
fotógrafos que los perseguían.Ambos hermanos han hablado públicamente del profundo trauma
que les causó la pérdida y cómo afectó su salud mental durante
años.En 2017, encargaron la estatua para conmemorar su legado y
su vida, eligiendo como diseñador al escultor Ian Rank-Broadley,
cuya efigie de la reina Isabel se ha utilizado en monedas
británicas y de la Commonwealth.La estatua se dará a conocer en lo que funcionarios
describen como un pequeño evento al que asistirán los príncipes
y la familia cercana de Diana en el Palacio de Kensington, donde
Guillermo, de 39 años, ahora vive con su familia.Enrique, de 36 años, también solía vivir en el palacio, pero
se mudó a California luego de que él y su esposa estadounidense
Meghan renunciaron a sus deberes reales el año pasado.Desde entonces, Enrique ha lanzado algunos ataques contra su
familia y las instituciones reales, incluida una acusación de
racismo que él y Meghan hicieron en una entrevista con la
presentadora de televisión estadounidense Oprah Winfrey, que
según informes de medios enfureció a su hermano.
(Reporte adicional de Sarah Mills. Editado en español por
Lucila Sigal)
Fuente: La Nación