ROSARIO.-Tras una extensa investigación que llevo casi tres años, la Policía Federal secuestró este viernes 370 kilos de cocaína de máxima pureza en Rosario, donde una organización local había diseñado una sofisticada logística para traer desde Paraguay la droga en avionetas, que aterrizaban en campos de la zona, y luego los cargamentos de estupefacientes servían para proveer a dos bandas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el norte de la provincia de Buenos Aires.Los 370 kilos de cocaína fueron secuestrados en una camioneta BMW X5, propiedad de uno de los líderes de la banda. El vehículo se encontraba en un galpón en Villa Gobernador Gálvez, ciudad vecina a Rosario, uno de los lugares donde esta organización acopiaba los cargamentos de droga que provenían de Paraguay, que durante los últimos años se posicionó en el mapa del narcotráfico –donde fue históricamente el principal productor de cannabis de Sudamérica- como un nodo logístico de contrabando de cocaína proveniente de Bolivia y Perú. Fueron detenidas cinco personas, entre ellas, los presuntos jefes de la banda.La organización que fue desmantelada este viernes tenía una característica: no proveía del estupefaciente que traía del exterior a las bandas narcos de Rosario, para no involucrarse en el esquema de violencia que mueve el negocio del narcomenudeo. En cambio, según los investigadores, vendían los cargamentos a dos organizaciones, una de CABA y otra de la zona norte de la provincia de Buenos Aires.La Policía Federal decomisó 370 kilos de cocaína en Rosario (Ministerio de Se/)Los cargamentos, según la investigación que llevó adelante la Fiscalía federal Nº2 de Santa Fe, arribaban en avionetas desde Paraguay. Se detectó en la pesquisa que en algunas ocasiones la cocaína era “bombardeada” desde el aire. Luego un grupo en camionetas iba a buscar a los campos donde caían las grandes bolsas de color negro. También se observó en la investigación que las avionetas aterrizaban en zonas rurales, como en Larrechea, donde se detectó que había una pista, donde reabastecían con combustible las aeronaves.La organización contaba con el asesoramiento de un especialista en aviación –que se desempeña en un aeroclub de la localidad de Esperanza, en Santa Fe- que les indicaba a los líderes de esta banda cuánto combustible y los aditivos para los motores debían comprar.La metodología que usaban era que tras la llegada de la droga del exterior el cargamento se llevaba a una cochera o galpón en Rosario que disponía la banda, donde se lo guardaba o “enfriaba” como se dice en la jerga. Si alguna fuerza de seguridad estaba tras sus pasos y decidía incautar la cocaína, esta banda perdería la droga pero nadie corría riesgo de ser detenido.Pasado un tiempo y tras comprobar que nadie seguía el rastro, trasladaban el estupefaciente a Buenos Aires, donde –según fuentes de la investigación- tenían dos clientes, uno en CABA y otro en el norte del conurbano.Torturaron y asesinaron a una adolescente en un hotel alojamientoA la par de la acusación por tráfico de estupefacientes, el fiscal Rodríguez imputará a los detenidos por lavado de activos, luego de que se detectara una serie de operaciones comerciales y financieras y viajes al exterior para ocultar el origen de los fondos.Efectivos de la Policía Federal realizaron en total 11 allanamientos que comenzaron a las 4 en las localidades de Villa Gobernador Gálvez, Arroyo Seco, Rosario, General Lagos y Albarello, en el sur de Santa Fe.En varios allanamientos en Rosario y otras localidades cercanas, secuestraron 400 kg. de cocaina de extrema pureza (Marcelo Manera/)La droga incautada fue encontrada en el interior de una camioneta BMW modelo X5. Además, las fuerzas federales procedieron a la detención de cinco personas, dos de ellas sospechadas de comandar la organización. En el galpón de Villa Gobernador Gálvez, donde se secuestró la camioneta se incautaron 27 vehículos que pertenecían a la banda narco y tres propiedades.“Se trata de una investigación que dio como resultado una gran cantidad de droga incautada, sin lugar a dudas la más importante de los últimos diez años”, aseguró en una conferencia de prensa el secretario de Seguridad y Política Criminal, Eduardo Villalba.El operativo fue desarrollado por la Policia Federal en Rosario (Ministerio de Seguridad/)Uno de los investigadores señaló a LA NACION que tras seguir los pasos de esta banda desde hace más de dos años notó que tenían un sistema de contrainteligencia muy aceitado que hacía muy complicado poder detenerlos con el estupefaciente. En dos meses uno de los líderes, identificado como Gustavo N., cambió de tres veces de auto para evitar que lo siguieran e iba modificando su lugar de residencia.Gustavo N., el supuesto líder de la organización, estaba fuera del radar de los investigadores hasta hace poco menos de tres años. No tiene antecedentes en la justicia federal ni tampoco vinculación directa con engranajes del crimen organizado de Rosario, lo que hacía difícil para los efectivos de la PFA reunir información sobre una especie de “fantasma”.El secuestro de los 370 kilos de cocaína es uno de los más grandes de los últimos tiempos, desde la detención en 2013 de Delfín Zacarías, que tenía montado en las afueras de Rosario un laboratorio clandestino donde tenía capacidad para producir 300 kilos de cocaína por mes.Casi cinco años después de ser detenido en un operativo que se llamó Flipper, Zacarías fue condenado por la Justicia Federal a 16 años de prisión, luego de encontrarlo culpable de manejar, con su familia y la complicidad de dos policías, una de las cocinas de cocaína más grandes del país, que funcionaba en un country de la localidad de Funes, vecina a Rosario.Un punto clave en la investigación, que llevó adelante el fiscal federal de Rosario Juan Patricio Murray y que terminó con la detención de 12 personas el 5 de septiembre de 2013, fue el seguimiento que hicieron los investigadores de la Policía Federal a Zacarías, cuando fueron a buscar -un día antes de su captura- con su camioneta VW Amarok a un galpón en Don Torcuato 2.000 litros de acetona, uno de los precursores químicos clave para la producción de cocaína.
Fuente: La Nación