La siembra de maíz en fechas tardías es una práctica ampliamente adoptada. Sin embargo, muchas veces no se tiene en cuenta que el rendimiento será determinado por factores distintos a los de una siembra temprana.
El Dr. Lucas Borrás, docente de la Universidad Nacional de Rosario e investigador del Conicet lleva tiempo estudiando cómo optimizar el manejo del maíz tardío. “Mientras que hace 15 años se sembraba muy poco en diciembre, hoy en Argentina un 65% de la superficie destinada a maíz se siembra en fechas tardías. La introducción de la tecnología Bt fue fundamental en sus inicios, porque evitó el problema del barrenador de la caña, diatraea saccharalis”, aseguró.
En busca de esa optimización, el investigador realizó un estudio en conjunto con CREA Sur de Santa Fe de cómo influyen distintas condiciones de manejo y ambiente en el rendimiento de maíces tempranos y tardíos. Para ello, se basó en los datos de las campañas 2010 a 2016, en el sur de Santa Fe. “El concepto de que los tardíos tienen más estabilidad, y los tempranos mayor potencial es correcto. Sin embargo, decidir la siembra de temprano en los mejores lotes, y tardío en los peores, no siempre puede serlo”, aseguró.
En fechas tempranas
En este estudio, encontraron que en siembras tempranas la densidad y disponibilidad de nitrógeno, la presencia de napa a menos de 2 metros y las precipitaciones acumuladas son los factores más importantes para la definición del rendimiento. Nitrógeno y densidad van de la mano, porque en los lotes con mayor rinde son en los que se aplica mayor cantidad de nitrógeno y se aumenta la densidad implantada.
“Uno de los factores clave de decisión de destino de lote a siembra temprana o tardía es el agua útil a 2 metros, como puede ser la presencia de napa al momento de la siembra. Ya que encontramos que el rinde aumentó en 1.100 kg/ha cuando al momento de siembra de un maíz temprano había presencia de napa hasta los 2 metros. Si en agosto/septiembre voy al lote y encuentro agua útil en el perfil, y además presencia de napa, es un lote que debe sembrarse temprano” agregó Borrás, que fue uno de los disertantes de las jornadas de capacitación regionales que realiza KWS, con participación del equipo técnico, comercial y distribuidores.
En ese sentido, el experto señaló que “la napa llegó para quedarse” y que los pastizales naturales de la Región Pampeana “tomaban agua hasta los 5 a 10 metros de profundidad”. “Luego los mismos se reemplazaron con sistemas mixtos, donde la alfalfa consumía agua hasta los 5 metros. En cambio, los cultivos extensivos llegan hasta los 2 a 3 metros, quedando el agua más profunda fuera de su alcance”, dijo.
En fechas tardías
En lo que respecta a siembras tardías, los principales factores determinantes del rinde son otros. Las precipitaciones, presencia de napa, uso de fungicidas y disponibilidad de nitrógeno y fósforo del suelo son los de mayor peso. Si en septiembre se encuentra napa en un lote y no se siembra ahí y se lo pasa a diciembre el rinde va a caer. Tener una napa a menos de 2 metros de profundidad a la siembra en un maíz tardío representa 1.000 kg menos de rinde en comparación con un lote sin presencia de napa.
El uso de fungicidas foliares, por su parte, permite obtener entre 500 y 800 kg más de rinde en siembras tardías. Si bien es importante ajustar densidad y contenido de nitrógeno en temprano, en tardío la oferta de nitrógeno modifica el rinde en mayor medida que la densidad. “Muchos productores han bajado densidades en siembras de diciembre, pero si la expectativa de rinde es alta, es un error hacerlo”, aseguró el investigador.
¿Qué aporte hizo el mejoramiento?
“Cuando comenzó a sembrarse maíz tardío una de las incógnitas era qué tipos de híbridos
serían los de mejor comportamiento. Cuando uno siembra materiales antiguos y nuevos, tanto en fecha temprana como tardía, se encuentra con una gran diferencia en rendimiento. El aporte de los sistemas de mejoramiento genético en maíz ronda los 100 kg/ha/año de incremento. Es decir, si un productor elige sembrar un híbrido que fue lanzado hace 10 años, se estará perdiendo de producir 1.000 kg más por hectárea tanto en temprano como en tardío”, ejemplificó.
Por su parte, el Ing. Agr. Federico Larrosa, gerente de Marca y Producto en Argentina, remarcó que la diversidad del programa genético de KWS “permite contar con un amplio portfolio de híbridos, seleccionados para cada uso específico, con variados eventos biotecnológicos para el control de malezas e insectos, y con un excelente comportamiento sanitario”.
“Todo esto le permite al productor elegir con libertad su manejo agronómico”, cerró.
Fuente: InfoCampo