BOGOTÁ, 24 jun (Reuters) – La pandemia de COVID-19 dejó el
año pasado a 4,7 millones de personas de la clase media en la
vulnerabilidad o la pobreza en América Latina y el Caribe,
posiblemente revirtiendo décadas de avances sociales, reveló el
jueves un informe del Banco Mundial.El impacto es aún más dramático si el efecto de un programa
de transferencias sociales de carácter masivo y temporal en
Brasil se excluye de las proyecciones. Sin ese efecto, un total
de 12 millones de personas en la región perdieron su lugar en la
clase media en 2020.Lo mismo ocurre con la pobreza. A nivel regional, hubo
400.000 menos pobres en 2020, pero sin el efecto compensador de
Brasil se calcula que unas 20 millones de personas cayeron en la
pobreza el año pasado, con un aumento adicional de 1,4 millones
a causa del crecimiento poblacional.En las últimas dos décadas, el número de personas que viven
en la pobreza en la región se redujo a la mitad.La clase media -conformada por quienes tienen un ingreso per
cápita de entre 13 y 70 dólares al día-, superó a los
vulnerables -que tienen un ingreso de entre 5,50 y 13 dólares
diarios- y a los pobres -que están por debajo de la línea de
pobreza de 5,50 dólares al día-, para pasar a ser el grupo más
grande en 2018.Pero ese crecimiento se estancó en los últimos años y la
región fue una de las más afectadas por la pandemia del
coronavirus en términos de costos sanitarios y económicos,
aseguró el informe.En 2020, la clase media se redujo al 37,3% de la población,
la clase vulnerable creció al 38,5% y los pobres representaron
el 21,8% de la población de América Latina y el Caribe, según el
Banco Mundial. Más de 646 millones de personas conforman la
población de la región.”La región de América Latina y el Caribe se encuentra en una
encrucijada, el retroceso de conquistas sociales que tanto
costaron corre el riesgo de volverse permanente a menos que se
lleven a cabo reformas enérgicas”, dijo el vicepresidente del
Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Carlos Felipe
Jaramillo.”Las ayudas de emergencia mediante transferencias en
efectivo que ayudaron a mitigar el impacto de la pandemia no
serán sostenibles por mucho tiempo; así, la región debe avanzar
con políticas que aseguren una recuperación firme y den lugar a
un crecimiento más sostenible, resiliente e inclusivo que
combata la pobreza y la desigualdad persistentes”, agregó.Los que estaban peor desde un principio probablemente sean
los más afectados, y esto exacerbará la desigualdad en el
ingreso en una región de por sí muy desigual, dijo Ximena Del
Carpio, gerente de la Práctica de Pobreza y Equidad del Banco
Mundial.”El acceso a servicios básicos como electricidad, agua
adecuada, saneamiento e incluso Internet se ha vuelto aún más
esencial bajo las medidas de confinamiento”, aseguró.El Banco Mundial advirtió que los programas de protección
social deben reevaluarse para ajustar su alcance e incorporar
nuevos beneficiarios.(Reporte de Luis Jaime Acosta. Editado por Javier Leira)

Fuente: La Nación

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