El estrés térmico en los corrales de engorde ocurre cuando la suma del calor interno del animal, producido por el metabolismo, más el calor ambiental, supera la capacidad que tiene de disipar el calor y mantener el equilibrio corporal.
Para trabajar sobre el problema, en pleno verano, los expertos del INTA General Villegas, Patricio Davies e Irene Ceconi, brindaron una serie de recomendaciones para reducir el estrés calórico que sufren los animales durante su estancia en los corrales de encierre.
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Pero, antes de hacerlo, los especialistas explicaron algunos aspectos clave para tener en cuenta.
Si condiciones de producción no son adecuadas, la hacienda necesitará de un mayor esfuerzo de adaptación y padecerá del estrés térmico, reduciendo la energía destinada a la producción.
Asimismo, la susceptibilidad de los animales varía: según raza (las europeas son más susceptibles que las índicas); el color de piel y capa de pelo (colores oscuros absorben mayor cantidad de energía), temperamento (animales nerviosos son más propensos que los calmos) y el nivel de engrasamiento.
Por su parte, los animales más cercanos al punto de terminación son más susceptibles debido a su mayor peso y grado de gordura. Asimismo, los trastornos digestivos y enfermedades respiratorias contribuyen a agravar el cuadro de estrés térmico.
MITIGACIÓN
En los últimos años se incrementó la ocurrencia de olas de calor, lo que afectó a la producción ganadera. Para seguir de cerca el impacto de la temperatura en los animales, existe el parámetro ITH (índice de temperatura y humedad) utilizado para predecir el riesgo de estrés por calor. En bovinos para carne, un ITH igual o mayor a 75 se considera “nivel de alerta”.
VARIABLES DE MANEJO:
Sombra: Debe permitir una remoción rápida y permanente del aire, y brindar suficiente área sombreada en las horas críticas.
Agua: Limpia, fresca y constante. No permitir el acceso libre al agua en animales extremadamente sedientos.
Manejo de la hacienda:
No hacerlo luego de las 10 am de días potencialmente peligrosos ni durante el atardecer de días peligrosos.
El tiempo de espera en los corrales no debe superar los 30 minutos.
Alimentación:
Entregar el el 65-70% de la ración al atardecer; así, el calor de digestión se producirá durante horas frescas.
Reducir la oferta de alimento en un 10% durante el verano.
Reemplazo parcial del grano por un forraje con alto contenido de fibra (25% de la ración) de buena calidad (al menos 65% de digestibilidad) para no reducir la performance de los animales.
Agregar aditivos dietarios formulados en base a aminoácidos y vitaminas o con ácidos grasos omega 3 ya que se favorece la tolerancia al estrés térmico.
Sanidad:
Controlar mosquita de los cuernos y otras, para reducir la congregación de animales y evitar sumar más estrés.
ITH:
Acentuar la vigilancia del Índice. Animales con jadeo pesado, con boca abierta y babeo son síntomas de que se está superando el umbral de 75.
Fuente: InfoCampo