NUEVA YORK (AP) — Jake McGee consiguió que Pete Alonso bateara un elevado que puso fin al encuentro con las bases llenas, y los Gigantes de San Francisco aplicaron cinco matanzas dobles para superar el miércoles 3-2 a los Mets de Nueva York, que se encuentran en caída libre.Brandon Crawford, de los Gigantes, conectó un doble de dos carreras para la ventaja en la séptima entrada después de que el piloto de Nueva York, Luis Rojas, retirara al abridor Taijuan Walker. San Francisco amplió a 4-1 su foja contra Nueva York en los últimos 10 días.Los Mets tenían dos en base contra McGee en la novena después de que los jardineros de los Gigantes, Austin Slater y Alex Dickerson, colisionaran entre sí y dejaran caer un elevado cuando iba un out.El puertorriqueño Francisco Lindor pegó un elevado para el segundo out y Brandon Nimmo recibió una base por bolas para llenar las almohadillas previo al turno de Alonso.Con cuenta de 1-2, McGee lanzó una recta a Alonso, cuyo batazo fue atrapado con facilidad dentro del cuadro por el segunda base Tommy La Stella. McGee consiguió su 29no salvamento.Walker (7-9) dominó a San Francisco en seis entradas pero fue retirado en la séptima. Efectuó 74 lanzamientos después de que los corredores avanzaran debido a un error del antesalista dominicano Jonathan Villar y un elevado que cayó entre tres defensores de los Mets.Nueva York anotó una carrera sucia al dominicano Johnny Cueto. Con dos outs y las bases llenas, el tercera base, Kris Bryant, lanzó mal la pelota tras un roletazo de Alonso para el empate 1-1 en la quinta. Una entrada después, Dominic Smith conectó ante el zurdo Tony Watson (5-3) un doble productor para la ventaja.Por los Gigantes, el dominicano Johnny Cueto de 1-0. El venezolano Wilmer Flores de 1-0.Por los Mets, los puertorriqueños Javier Báez de 4-1 y Francisco Lindor de 2-0. El dominicano Jonathan Villar de 3-2, una anotada.

Fuente: La Nación

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NUEVA YORK (AP) — Jake McGee consiguió que Pete Alonso bateara un elevado que puso fin al encuentro con las bases llenas, y los Gigantes de San Francisco aplicaron cinco matanzas dobles para superar el miércoles 3-2 a los Mets de Nueva York, que se encuentran en caída libre.Brandon Crawford, de los Gigantes, conectó un doble de dos carreras para la ventaja en la séptima entrada después de que el piloto de Nueva York, Luis Rojas, retirara al abridor Taijuan Walker. San Francisco amplió a 4-1 su foja contra Nueva York en los últimos 10 días.Los Mets tenían dos en base contra McGee en la novena después de que los jardineros de los Gigantes, Austin Slater y Alex Dickerson, colisionaran entre sí y dejaran caer un elevado cuando iba un out.El puertorriqueño Francisco Lindor pegó un elevado para el segundo out y Brandon Nimmo recibió una base por bolas para llenar las almohadillas previo al turno de Alonso.Con cuenta de 1-2, McGee lanzó una recta a Alonso, cuyo batazo fue atrapado con facilidad dentro del cuadro por el segunda base Tommy La Stella. McGee consiguió su 29no salvamento.Walker (7-9) dominó a San Francisco en seis entradas pero fue retirado en la séptima. Efectuó 74 lanzamientos después de que los corredores avanzaran debido a un error del antesalista dominicano Jonathan Villar y un elevado que cayó entre tres defensores de los Mets.Nueva York anotó una carrera sucia al dominicano Johnny Cueto. Con dos outs y las bases llenas, el tercera base, Kris Bryant, lanzó mal la pelota tras un roletazo de Alonso para el empate 1-1 en la quinta. Una entrada después, Dominic Smith conectó ante el zurdo Tony Watson (5-3) un doble productor para la ventaja.Por los Gigantes, el dominicano Johnny Cueto de 1-0. El venezolano Wilmer Flores de 1-0.Por los Mets, los puertorriqueños Javier Báez de 4-1 y Francisco Lindor de 2-0. El dominicano Jonathan Villar de 3-2, una anotada.

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Quien examine el contexto en el que se desarrolla la actual disputa de poder, si no se deja sugestionar por los augurios dominantes sobre su resultado, tendrá la impresión de que es imposible que el oficialismo gane. Sin embargo, todos los pronósticos coinciden en que, si se la pudiera pensar como una competencia nacional, la carrera tendría un desenlace favorable para el Frente de Todos. Un triunfo tímido, de más o menos 4 puntos respecto de Juntos por el Cambio. Es una imagen solo indicativa: dada la diversidad de combinaciones partidarias que se presentan a nivel local, la comparación es imposible. Si se pone el foco en la batalla bonaerense, que es la más determinante, también se presume una ventaja de los candidatos del Gobierno. El fenómeno relevante, difícil de explicar, es que ese final convencional no parece congruente con la situación general del electorado. Sorprende que no haya una sorpresa. Dicho de otro modo: dado el panorama que rodea a estos comicios, el resultado que vaticinan las encuestas es un verdadero cisne negro.La sociedad a la que se consultará por sus preferencias políticas está envuelta en una atmósfera rarísima. Votantes encerrados o semi encerrados a lo largo de casi un año y medio, atemorizados por un virus endiablado. Con un solo tema de conversación: la enfermedad; en todo caso, la muerte. Y las derivaciones de ese tema: si llegaron las vacunas, si se conseguirá la segunda dosis, e inquietudes de ese tipo. Asociada a este drama, una impresionante mutación de la vida cotidiana, que se puede sintetizar, como lo hace Juan Germano, de la consultora Isonomía, en un solo detalle: “Ya no sabemos cómo hacer algo tan común y tradicional como el saludo a un conocido. ¿Chocamos los puños? ¿Los codos? ¿Conviene no tocarlo?”. Son perplejidades que llevan a un asesor de Alberto Fernández a comentar: “No estamos en una campaña. Estamos en una pandemia, en la que un día a la gente se le pedirá que vaya a votar. ¿Tomamos nota de ese aspecto emocional que hoy presenta la política? Creo que no”.El Presidente, el error y el delitoLas atípicas circunstancias de los ciudadanos hacen juego con el excepcional desafío de los candidatos: deben hacer propuestas y hablar sobre un futuro acerca del cual no tienen la más mínima idea. La visibilidad se ha reducido al cortísimo plazo. ¿Quién puede hacer una promesa? Al final de su clásico Tractatus, Wittgenstein aconseja: “Sobre lo que no se puede hablar, es mejor guardar silencio”. El drama de los políticos que piden el voto es que están obligados a decir algo. Por eso el proselitismo tiene hoy algo de patético.Al miedo de la enfermedad y de la muerte se le agrega el de las mortificaciones de la vida material. Hay cerca de 3 millones de personas que antes de la pandemia eran de clase media y ahora son pobres. Pobres con expectativas, formación y categorías políticas de clase media. Son señores o señoras que le tuvieron que anunciar a su hijo que ya no podrán pagarle la universidad. O explicarle a su hija que debe abandonar el colegio bilingüe para pasar al parroquial. Gente que debió llamar a la prepaga para cambiar de plan por uno más precario. Desde hace un año y medio se destruyeron 240.000 puestos de trabajo. Entre los sectores medios hay pánico. Pánico a la caída. Ese temor, que tiñó la última etapa de la gestión de Mauricio Macri, perdura, agravado, en estos días.Los analistas de opinión pública se encuentran con un pesimismo pocas veces visto. En casi todas las encuestas alrededor del 70% de los consultados cree que este año le está yendo peor que el anterior. Y que el que viene seguirá el descenso. Federico Aurelio, de Aresco, consigna que 57% de sus entrevistados manifiesta vivir en un estado de ansiedad, enojo o miedo. Los niveles de insatisfacción superan los de la última etapa del gobierno de Cambiemos. Al kirchnerismo nunca le tocó gobernar en un clima parecido. La consecuencia inmediata de ese malhumor es cierto tedio. Un gran desinterés por la política. Los encuestadores lo advierten en su trabajo. Uno de ellos cuenta: “Cuando en 2019 hacía estudios con el método de llamadas telefónicas automáticas, me sorprendía que me atendían una vez de cada 100 intentos. Ahora tengo que llamar 250 veces para encontrar a alguien que responda. El problema es que el que no contesta es un tipo de votante distinto del que sí lo hace. Aparece un problema metodológico delicado para establecer qué piensa la gente”.Columna de opinión de Carlos PagniEsa apatía se manifiesta en los índices de participación electoral. Hay poca información para establecer un patrón de comportamiento. Pero si se comparan las elecciones locales de Misiones de 2019 y este año, la asistencia cayó de 79 a 60%. En Río Cuarto, en 2016 intervino el 62% y el año pasado, 50%. En Salta fue del 73 al 64% entre 2017 y este año. El promedio de caída ha sido del 13%.Estos datos abren un enorme interrogante para las elecciones de septiembre y noviembre. Las principales consultoras prevén que la abstención será mayor que la diferencia entre el primero y el segundo. ¿A quién deja de votar el que no concurre? ¿Es un voto que pierde la oposición o el Gobierno? También es difícil responderlo, porque hay un enojo transversal. Para citar una evidencia: según tres de los principales analistas de opinión el único dirigente nacional, de los de primera fila, que hoy tiene más imagen positiva que negativa es Horacio Rodríguez Larreta. Alberto Fernández y María Eugenia Vidal suben o bajan en esa línea de flotación, según el mes. Un dato inesperado que aparece en un sondeo de Poliarquía, de Alejandro Catterberg: el sector que concita más confianza en las últimas mediciones es el de las Fuerzas Armadas.Catterberg observa desde hace unos meses un dato interesante por lo novedoso: el corrimiento de las preferencias por franjas etarias. Detectó que una corriente importante de mayores se aleja de Juntos por el Cambio. El motivo principal sería el rechazo a los dirigentes de esa fuerza que criticaron con mucha dureza la cuarentena estricta impuesta por Fernández. El avance de la vacunación, además, genera en ese público una mayor empatía con el Frente de Todos. Al mismo tiempo, el oficialismo ve cómo se alejan los jóvenes de su base electoral. Una explicación se relaciona también con la pandemia: las restricciones han fastidiado a la juventud mucho más que a otros sectores. Existe otro motivo en esa antipatía y es que quienes hoy tienen alrededor de 20 años no tienen una memoria luminosa de las administraciones kirchneristas. La edad de oro de Néstor Kirchner ya está quedando muy atrás para los votantes nuevos.Más rarezas a desentrañar. ¿Adonde va el voto joven? Los sondeos indican que se radicaliza. Una parte, desencantada con Juntos por el Cambio, prefiere a José Luis Espert o a Javier Milei. En el caso de este último, es más notorio el esfuerzo por ofrecerse como un castigo a toda la dirigencia política. También la izquierda trotskista se beneficiaría con esta marcha hacia los extremos. En algunas encuestas pasaría del 3 o 4% de las últimas elecciones a alrededor de 8%. Es una tendencia que podría acelerarse después de las primarias, en ambos sentidos. Sin embargo, esta fuga hacia las puntas del dial ideológico tendría un límite: la polarización kirchnerismo/antikirchnerismo y macrismo/antimacrismo sigue organizando el espacio electoral. Algunos observadores bendicen esa tensión: “La confrontación convencional empobrece el debate, infantiliza la política, pero también evita la fragmentación. Gracias a la grieta en la Argentina no se verifica la descomposición que se ve en otros países”. Es la opinión de un dirigente que fue clave en la gestión de Macri.Existe otra referencia para advertir que el triunfo oficialista, que es el consenso de todos los estudios, tiene alguna disonancia con el marco en el que se produciría. De 35 elecciones que se realizaron a escala global durante la pandemia, en 15 perdió el oficialismo, en 5 salió debilitado y en 15 ganó. Si se recorta el fenómeno a los mercados emergentes, de 30 elecciones, en 14 perdió el oficialismo, en 4 salió debilitado y en 11 ganó. Hay, como se ve, una tendencia a la declinación electoral de los gobiernos.En la Argentina suele recurrirse a un fetichismo para palpitar el desenlace de los comicios. Es el Índice de Confianza en el Gobierno que elabora la Universidad Torcuato Di Tella. Ese número mantiene desde hace años, por razones desconocidas, una correlación llamativa con el porcentaje de sufragios que obtienen los oficialismos. Si los comicios fueran este mes, el Frente de Todos sacaría, según esta misteriosa guía, 36% de los votos. Es alentador para el Gobierno porque, si las elecciones se hubieran celebrado en julio, el “resultado”, según ese índice, habría sido de 34%.La postergación del calendario beneficiaría al Frente de Todos. Pero ahora aparece, de nuevo, el misterioso comportamiento del Covid, en forma de variante delta. El Gobierno reemplaza los reflejos sanitarios por los electorales: ante la noticia de que esta nueva cepa comienza a circular, anuncia la reapertura de espectáculos deportivos y el estímulo al turismo.Las irregularidades de la vacunación también cobran relieve. Un informe de la Fundación Alem de la UCR, donde la voz sanitaria corresponde a Adolfo Rubinstein, indica que al país llegaron 48,8 millones de vacunas, se distribuyeron 44,5 millones y se aplicaron 39,6 millones. Las diferencias en esas cifras no tienen una explicación clara. Se podría especular con que el oficialismo ha retenido dosis para acelerar la vacunación en plena campaña. Es posible que muchas se preserven como segunda dosis, en un momento en que la variante Delta exige inmunizar con el esquema completo. Los técnicos radicales consignan un dato inquietante: de las dos apuestas del Gobierno han fracasado. Falta el 35% de las Sputnik y el 50% de las AstraZeneca, según lo comprometido en los contratos originales.En medio de estos inconvenientes irrumpe el “detalle” de la fiesta de cumpleaños de la primera dama en Olivos. El Presidente propone pagar una multa. Pero al mismo tiempo dice que no cometió irregularidad alguna. Esta segunda afirmación es temeraria. No porque expresa un error jurídico: en todo caso esto lo deberá determinar el fiscal porteño Ramiro González, de quien nadie puede explicar por qué investiga un episodio ocurrido en Olivos, es decir, en la jurisdicción federal de San Isidro. Lo más grave es que, al decir que violar los decretos de la cuarentena no es delito, Fernández sacrifica la que fue su principal herramienta administrativa durante toda la epidemia. Está diciendo que, en adelante, se podría abandonar el aislamiento siempre que no se contagie a nadie. Las fiestas clandestinas se vuelven regulares. Esta tesis hizo que se viralice un video en el que el Presidente se ufana de haber iniciado infinidad de causas penales contra gente que hizo lo mismo que él en aquel cumpleaños. Ese video inicia un nuevo género. Hasta ahora proliferaban antiguas imágenes de Alberto Fernández adoptando posiciones contrarias a Cristina Kirchner. Ahora comienzan a verse registros recientes de Alberto Fernández criticando medidas recientes de Alberto Fernández. Imposible calibrar cuánto afectarán la disputa política estos desaguisados en el manejo de la pandemia.La atipicidad del proceso electoral es relevante porque plantea un desafío analítico. Obliga a tomar prevenciones frente a todos los pronósticos. Pero existe otro motivo por el que se vuelve significativa: obligado a doblegar una inercia que le juega en contra, el Gobierno se vuelve más extremo en sus decisiones económicas. De todos los indicadores que instalan una duda sobre lo que pronostican las encuestas acaso el más convincente es el comportamiento del salario real. Para decirlo en otros términos: las fluctuaciones del poder adquisitivo. Existe una relación notable ente esa variable y la suerte de los oficialismos frente a las urnas. El economista Esteban Domecq ha graficado esa curva. Si se consideran pesos equivalentes, el salario real era de 104.585 pesos en julio de 2017, pasó a 88.000 pesos en octubre de 2019, subió un poco hasta 92.000 pesos en febrero del año pasado y volvió a derrumbarse hasta 84.000, que es su valor actual.El mismo poder adquisitivo se puede medir, como hace Alfonso Prat-Gay, observando un movimiento que para el Gobierno resulta odioso: el del salario mínimo medido en kilos de asado. Durante la gestión de Macri, con esa suma se podían comprar 192 kilos; hoy solo 122. El salario mínimo, entonces, perdió valor por 70 kilos de ese asado que Fernández prometía.Dinero negro, cheques y fichas de casino, las pruebas por las que procesaron a la cúpula del gremio de Luz y FuerzaEl Gobierno pelea contra ese gran rival electoral. Por eso aumenta el gasto social pero, sobre todo, atrasa el tipo de cambio, que es la mejor manera de llegar a la clase media. Así se puede explicar la leve mejora de la confianza del Gobierno en el último mes. Eso sí: la emisión monetaria, que fue de 3500 millones de pesos en mayo, aumentó a 70.000 millones en junio, a 100.000 en julio y promete estar en 200.000 millones en agosto. Reabsorber esos pesos abre un fenomenal problema monetario, que exige medidas muy desagradables para su corrección. Tiene un argumento a favor el 58% que en la encuesta de Isonomía opina que el Gobierno no logrará controlar la inflación. Solo 22% considera lo contrario. El resto no contesta.Las desviaciones que produce esta economía electoral predicen algo obvio: la discusión con el Fondo Monetario va a ser mucho más trabajosa. Tanto que podría volverse más natural, en el oficialismo, dudar de la conveniencia de un acuerdo. Pero existe otro problema, menos evidente. ¿Qué sucedería si en las primarias Cristina Kirchner enfrentara un resultado más ajustado que el previsto? La urgencia por aumentar el gasto y atrasar todas las variables se dispararía de inmediato. Guzmán estaría en problemas. Más que ahora. Las derivaciones de un cuadro semejante serían más misteriosas que las condiciones en que ese cuadro se genera. En esas circunstancias angustiantes, habría que prepararse para otros videos, mucho más preocupantes, de Alberto Fernández hablando en contra de sí mismo.

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Quien examine el contexto en el que se desarrolla la actual disputa de poder, si no se deja sugestionar por los augurios dominantes sobre su resultado, tendrá la impresión de que es imposible que el oficialismo gane. Sin embargo, todos los pronósticos coinciden en que, si se la pudiera pensar como una competencia nacional, la carrera tendría un desenlace favorable para el Frente de Todos. Un triunfo tímido, de más o menos 4 puntos respecto de Juntos por el Cambio. Es una imagen solo indicativa: dada la diversidad de combinaciones partidarias que se presentan a nivel local, la comparación es imposible. Si se pone el foco en la batalla bonaerense, que es la más determinante, también se presume una ventaja de los candidatos del Gobierno. El fenómeno relevante, difícil de explicar, es que ese final convencional no parece congruente con la situación general del electorado. Sorprende que no haya una sorpresa. Dicho de otro modo: dado el panorama que rodea a estos comicios, el resultado que vaticinan las encuestas es un verdadero cisne negro.La sociedad a la que se consultará por sus preferencias políticas está envuelta en una atmósfera rarísima. Votantes encerrados o semi encerrados a lo largo de casi un año y medio, atemorizados por un virus endiablado. Con un solo tema de conversación: la enfermedad; en todo caso, la muerte. Y las derivaciones de ese tema: si llegaron las vacunas, si se conseguirá la segunda dosis, e inquietudes de ese tipo. Asociada a este drama, una impresionante mutación de la vida cotidiana, que se puede sintetizar, como lo hace Juan Germano, de la consultora Isonomía, en un solo detalle: “Ya no sabemos cómo hacer algo tan común y tradicional como el saludo a un conocido. ¿Chocamos los puños? ¿Los codos? ¿Conviene no tocarlo?”. Son perplejidades que llevan a un asesor de Alberto Fernández a comentar: “No estamos en una campaña. Estamos en una pandemia, en la que un día a la gente se le pedirá que vaya a votar. ¿Tomamos nota de ese aspecto emocional que hoy presenta la política? Creo que no”.El Presidente, el error y el delitoLas atípicas circunstancias de los ciudadanos hacen juego con el excepcional desafío de los candidatos: deben hacer propuestas y hablar sobre un futuro acerca del cual no tienen la más mínima idea. La visibilidad se ha reducido al cortísimo plazo. ¿Quién puede hacer una promesa? Al final de su clásico Tractatus, Wittgenstein aconseja: “Sobre lo que no se puede hablar, es mejor guardar silencio”. El drama de los políticos que piden el voto es que están obligados a decir algo. Por eso el proselitismo tiene hoy algo de patético.Al miedo de la enfermedad y de la muerte se le agrega el de las mortificaciones de la vida material. Hay cerca de 3 millones de personas que antes de la pandemia eran de clase media y ahora son pobres. Pobres con expectativas, formación y categorías políticas de clase media. Son señores o señoras que le tuvieron que anunciar a su hijo que ya no podrán pagarle la universidad. O explicarle a su hija que debe abandonar el colegio bilingüe para pasar al parroquial. Gente que debió llamar a la prepaga para cambiar de plan por uno más precario. Desde hace un año y medio se destruyeron 240.000 puestos de trabajo. Entre los sectores medios hay pánico. Pánico a la caída. Ese temor, que tiñó la última etapa de la gestión de Mauricio Macri, perdura, agravado, en estos días.Los analistas de opinión pública se encuentran con un pesimismo pocas veces visto. En casi todas las encuestas alrededor del 70% de los consultados cree que este año le está yendo peor que el anterior. Y que el que viene seguirá el descenso. Federico Aurelio, de Aresco, consigna que 57% de sus entrevistados manifiesta vivir en un estado de ansiedad, enojo o miedo. Los niveles de insatisfacción superan los de la última etapa del gobierno de Cambiemos. Al kirchnerismo nunca le tocó gobernar en un clima parecido. La consecuencia inmediata de ese malhumor es cierto tedio. Un gran desinterés por la política. Los encuestadores lo advierten en su trabajo. Uno de ellos cuenta: “Cuando en 2019 hacía estudios con el método de llamadas telefónicas automáticas, me sorprendía que me atendían una vez de cada 100 intentos. Ahora tengo que llamar 250 veces para encontrar a alguien que responda. El problema es que el que no contesta es un tipo de votante distinto del que sí lo hace. Aparece un problema metodológico delicado para establecer qué piensa la gente”.Columna de opinión de Carlos PagniEsa apatía se manifiesta en los índices de participación electoral. Hay poca información para establecer un patrón de comportamiento. Pero si se comparan las elecciones locales de Misiones de 2019 y este año, la asistencia cayó de 79 a 60%. En Río Cuarto, en 2016 intervino el 62% y el año pasado, 50%. En Salta fue del 73 al 64% entre 2017 y este año. El promedio de caída ha sido del 13%.Estos datos abren un enorme interrogante para las elecciones de septiembre y noviembre. Las principales consultoras prevén que la abstención será mayor que la diferencia entre el primero y el segundo. ¿A quién deja de votar el que no concurre? ¿Es un voto que pierde la oposición o el Gobierno? También es difícil responderlo, porque hay un enojo transversal. Para citar una evidencia: según tres de los principales analistas de opinión el único dirigente nacional, de los de primera fila, que hoy tiene más imagen positiva que negativa es Horacio Rodríguez Larreta. Alberto Fernández y María Eugenia Vidal suben o bajan en esa línea de flotación, según el mes. Un dato inesperado que aparece en un sondeo de Poliarquía, de Alejandro Catterberg: el sector que concita más confianza en las últimas mediciones es el de las Fuerzas Armadas.Catterberg observa desde hace unos meses un dato interesante por lo novedoso: el corrimiento de las preferencias por franjas etarias. Detectó que una corriente importante de mayores se aleja de Juntos por el Cambio. El motivo principal sería el rechazo a los dirigentes de esa fuerza que criticaron con mucha dureza la cuarentena estricta impuesta por Fernández. El avance de la vacunación, además, genera en ese público una mayor empatía con el Frente de Todos. Al mismo tiempo, el oficialismo ve cómo se alejan los jóvenes de su base electoral. Una explicación se relaciona también con la pandemia: las restricciones han fastidiado a la juventud mucho más que a otros sectores. Existe otro motivo en esa antipatía y es que quienes hoy tienen alrededor de 20 años no tienen una memoria luminosa de las administraciones kirchneristas. La edad de oro de Néstor Kirchner ya está quedando muy atrás para los votantes nuevos.Más rarezas a desentrañar. ¿Adonde va el voto joven? Los sondeos indican que se radicaliza. Una parte, desencantada con Juntos por el Cambio, prefiere a José Luis Espert o a Javier Milei. En el caso de este último, es más notorio el esfuerzo por ofrecerse como un castigo a toda la dirigencia política. También la izquierda trotskista se beneficiaría con esta marcha hacia los extremos. En algunas encuestas pasaría del 3 o 4% de las últimas elecciones a alrededor de 8%. Es una tendencia que podría acelerarse después de las primarias, en ambos sentidos. Sin embargo, esta fuga hacia las puntas del dial ideológico tendría un límite: la polarización kirchnerismo/antikirchnerismo y macrismo/antimacrismo sigue organizando el espacio electoral. Algunos observadores bendicen esa tensión: “La confrontación convencional empobrece el debate, infantiliza la política, pero también evita la fragmentación. Gracias a la grieta en la Argentina no se verifica la descomposición que se ve en otros países”. Es la opinión de un dirigente que fue clave en la gestión de Macri.Existe otra referencia para advertir que el triunfo oficialista, que es el consenso de todos los estudios, tiene alguna disonancia con el marco en el que se produciría. De 35 elecciones que se realizaron a escala global durante la pandemia, en 15 perdió el oficialismo, en 5 salió debilitado y en 15 ganó. Si se recorta el fenómeno a los mercados emergentes, de 30 elecciones, en 14 perdió el oficialismo, en 4 salió debilitado y en 11 ganó. Hay, como se ve, una tendencia a la declinación electoral de los gobiernos.En la Argentina suele recurrirse a un fetichismo para palpitar el desenlace de los comicios. Es el Índice de Confianza en el Gobierno que elabora la Universidad Torcuato Di Tella. Ese número mantiene desde hace años, por razones desconocidas, una correlación llamativa con el porcentaje de sufragios que obtienen los oficialismos. Si los comicios fueran este mes, el Frente de Todos sacaría, según esta misteriosa guía, 36% de los votos. Es alentador para el Gobierno porque, si las elecciones se hubieran celebrado en julio, el “resultado”, según ese índice, habría sido de 34%.La postergación del calendario beneficiaría al Frente de Todos. Pero ahora aparece, de nuevo, el misterioso comportamiento del Covid, en forma de variante delta. El Gobierno reemplaza los reflejos sanitarios por los electorales: ante la noticia de que esta nueva cepa comienza a circular, anuncia la reapertura de espectáculos deportivos y el estímulo al turismo.Las irregularidades de la vacunación también cobran relieve. Un informe de la Fundación Alem de la UCR, donde la voz sanitaria corresponde a Adolfo Rubinstein, indica que al país llegaron 48,8 millones de vacunas, se distribuyeron 44,5 millones y se aplicaron 39,6 millones. Las diferencias en esas cifras no tienen una explicación clara. Se podría especular con que el oficialismo ha retenido dosis para acelerar la vacunación en plena campaña. Es posible que muchas se preserven como segunda dosis, en un momento en que la variante Delta exige inmunizar con el esquema completo. Los técnicos radicales consignan un dato inquietante: de las dos apuestas del Gobierno han fracasado. Falta el 35% de las Sputnik y el 50% de las AstraZeneca, según lo comprometido en los contratos originales.En medio de estos inconvenientes irrumpe el “detalle” de la fiesta de cumpleaños de la primera dama en Olivos. El Presidente propone pagar una multa. Pero al mismo tiempo dice que no cometió irregularidad alguna. Esta segunda afirmación es temeraria. No porque expresa un error jurídico: en todo caso esto lo deberá determinar el fiscal porteño Ramiro González, de quien nadie puede explicar por qué investiga un episodio ocurrido en Olivos, es decir, en la jurisdicción federal de San Isidro. Lo más grave es que, al decir que violar los decretos de la cuarentena no es delito, Fernández sacrifica la que fue su principal herramienta administrativa durante toda la epidemia. Está diciendo que, en adelante, se podría abandonar el aislamiento siempre que no se contagie a nadie. Las fiestas clandestinas se vuelven regulares. Esta tesis hizo que se viralice un video en el que el Presidente se ufana de haber iniciado infinidad de causas penales contra gente que hizo lo mismo que él en aquel cumpleaños. Ese video inicia un nuevo género. Hasta ahora proliferaban antiguas imágenes de Alberto Fernández adoptando posiciones contrarias a Cristina Kirchner. Ahora comienzan a verse registros recientes de Alberto Fernández criticando medidas recientes de Alberto Fernández. Imposible calibrar cuánto afectarán la disputa política estos desaguisados en el manejo de la pandemia.La atipicidad del proceso electoral es relevante porque plantea un desafío analítico. Obliga a tomar prevenciones frente a todos los pronósticos. Pero existe otro motivo por el que se vuelve significativa: obligado a doblegar una inercia que le juega en contra, el Gobierno se vuelve más extremo en sus decisiones económicas. De todos los indicadores que instalan una duda sobre lo que pronostican las encuestas acaso el más convincente es el comportamiento del salario real. Para decirlo en otros términos: las fluctuaciones del poder adquisitivo. Existe una relación notable ente esa variable y la suerte de los oficialismos frente a las urnas. El economista Esteban Domecq ha graficado esa curva. Si se consideran pesos equivalentes, el salario real era de 104.585 pesos en julio de 2017, pasó a 88.000 pesos en octubre de 2019, subió un poco hasta 92.000 pesos en febrero del año pasado y volvió a derrumbarse hasta 84.000, que es su valor actual.El mismo poder adquisitivo se puede medir, como hace Alfonso Prat-Gay, observando un movimiento que para el Gobierno resulta odioso: el del salario mínimo medido en kilos de asado. Durante la gestión de Macri, con esa suma se podían comprar 192 kilos; hoy solo 122. El salario mínimo, entonces, perdió valor por 70 kilos de ese asado que Fernández prometía.Dinero negro, cheques y fichas de casino, las pruebas por las que procesaron a la cúpula del gremio de Luz y FuerzaEl Gobierno pelea contra ese gran rival electoral. Por eso aumenta el gasto social pero, sobre todo, atrasa el tipo de cambio, que es la mejor manera de llegar a la clase media. Así se puede explicar la leve mejora de la confianza del Gobierno en el último mes. Eso sí: la emisión monetaria, que fue de 3500 millones de pesos en mayo, aumentó a 70.000 millones en junio, a 100.000 en julio y promete estar en 200.000 millones en agosto. Reabsorber esos pesos abre un fenomenal problema monetario, que exige medidas muy desagradables para su corrección. Tiene un argumento a favor el 58% que en la encuesta de Isonomía opina que el Gobierno no logrará controlar la inflación. Solo 22% considera lo contrario. El resto no contesta.Las desviaciones que produce esta economía electoral predicen algo obvio: la discusión con el Fondo Monetario va a ser mucho más trabajosa. Tanto que podría volverse más natural, en el oficialismo, dudar de la conveniencia de un acuerdo. Pero existe otro problema, menos evidente. ¿Qué sucedería si en las primarias Cristina Kirchner enfrentara un resultado más ajustado que el previsto? La urgencia por aumentar el gasto y atrasar todas las variables se dispararía de inmediato. Guzmán estaría en problemas. Más que ahora. Las derivaciones de un cuadro semejante serían más misteriosas que las condiciones en que ese cuadro se genera. En esas circunstancias angustiantes, habría que prepararse para otros videos, mucho más preocupantes, de Alberto Fernández hablando en contra de sí mismo.

Fuente: La Nación

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Amigos, se acaba el período de bajas temperaturas y estamos ante el último fin de semana del invierno meteorológico. Todos esperarán al 21 para celebrar el cambio de estación, cuando los estudiantes copen los parques con su clásico pic nic. Algunos, más obsesivos, aguardarán al equinoccio del 22 de septiembre a las 18 horas y 21 minutos para celebrar, pero para las ciencias de la atmósfera a partir del primer día de septiembre, ya será primavera. De todas formas si usted prefiere aguardar a la clásica versión astronómica, el noveno mes del año mostrará a un invierno en su etapa final, desganado, sin fuerza, desdibujándose en tardes de calor suave y solo dando señales de vida en algunos amaneceres que obliguen a salir de casa abrigado más de la cuenta. Pero ese invierno que nos hacía tiritar de frío se va retirando lentamente, llegando a su meta después de un largo recorrido, cansado pero con el deber cumplido. Septiembre traerá la tregua térmica y por varias semanas no habrá peleas entre la afición veraniega y los amantes del frío. Prefiero no esperar y despedir hoy al invierno con las últimas palabras de Kurt Cobain: “Es mejor arder que apagarse lentamente”.Jueves: del fresquete al calorcitoDespués de cinco días sin descenso de aire templado vuelve a soplar viento norte en la ciudad, no se notará en la mínima porque el cielo despejado del amanecer favorecerá el enfriamiento de la superficie, de todas formas el amanecer será frío, con el mercurio saliendo de los 6°C pero con un inmediato repunte a media mañana. Se estima una jornada muy agradable con el sol haciendo una dupla de ataque junto al viento caliente como para empujar el termómetro por encima de los 19°C. Siguen conviviendo las mañanas frías con las tardes templadas y la temperatura nocturna también se suma al repunte térmico en un cierre con 15°C.Viernes: la última mañana fríaPara mañana se habrá completado el recambio de aire de nuestra columna y ya casi no quedarán rastros del frío intenso matinal. Se estima un amanecer en 9°C como para salir sin bufanda con muy poco viento en superficie. La veleta se moverá por todos los cuadrantes por lo que no gozaremos del descenso de aire caliente del jueves y tendremos un poquito más de nubosidad, de todas formas nuestra masa de aire, ya no tan fría, puede aprovechar la oferta solar y calentarse hasta 18°C vespertinos. La noche proyecta 14°C sin estimación de lluvias para los que quieran salir.Sábado: sube la temperaturaComienza un fin de semana de excelentes condiciones meteorológicas para la ciudad de Buenos Aires. El termómetro se levantará de mucho mejor humor con respecto a las últimas mañanas con 12°C de piso térmico en un amanecer con cielo parcialmente nublado y viento leve del noreste. Se sumará un poco más de nubosidad a la mañana para cederle el turno a una tarde a pleno sol con el termómetro superando cómodamente los 21°C. Buenas noticias para todos aquellos que quieran planificar actividad al aire libre. La noche también se muestra agradable para los que quieran salir: el día cierra con 16°C.Domingo: simulacro de primaveraLa jornada dominical suma otro casillero a la hilera de jornadas sin intromisión de aire frío para dejarnos otro día con temperatura agradable. Se intensificará el descenso de aire caliente y el termómetro tomará nota con una mínima de 12°C y una máxima de 23°C, con viento calmo por la tarde y nubosidad variable. Se puede planear sacar la mesa afuera al mediodía y salir un rato aprovechando el calor vespertino. El domingo redondea un fin de semana con buen tiempo, sin lluvias, ni frío ni viento fuerte.Spoiler alertLa próxima entrada de aire frío parece pactada para el viernes 3 de septiembre, hasta entonces el termómetro seguirá en un leve ascenso llegando a máximas que puedan alcanzar los 24°C. Las mañanas se diferenciarán del invierno con mínimas de 14°C, toda una gentileza para los friolentos. Volverán las precipitaciones después de muchos días sin lluvia, el miércoles 1 y el jueves 2 podrían ser dos jornadas solapadas por chaparrones intermitentes.Eso es todo, amigos. Para muchos es el momento tan deseado después de una larga espera. Otros vemos con melancolía como se termina nuestra estación favorita. Lo cierto es que el invierno meteorológico llega a su fin. Hasta la palabra “septiembre” ya no suena a frío y se asocia a otros colores, otras sensaciones y hasta otras emociones. Septiembre no sabe de locros ni de sopas humeantes. No sabe de bufandas ni guantes de lanas. No entiende de amaneceres tardíos ni de la noche temprana. No conoce las estufas ni las chimeneas, no comprende a la escarcha, ni al vapor que sale de las fauces ni escuchó hablar de las vacaciones de invierno. Septiembre, suena a primavera.PD: Aunque la RAE lo avale, desconfíe de toda persona que diga “Septiembre” sin la letra P.Hasta la semana que viene@JopoAngeli

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Amigos, se acaba el período de bajas temperaturas y estamos ante el último fin de semana del invierno meteorológico. Todos esperarán al 21 para celebrar el cambio de estación, cuando los estudiantes copen los parques con su clásico pic nic. Algunos, más obsesivos, aguardarán al equinoccio del 22 de septiembre a las 18 horas y 21 minutos para celebrar, pero para las ciencias de la atmósfera a partir del primer día de septiembre, ya será primavera. De todas formas si usted prefiere aguardar a la clásica versión astronómica, el noveno mes del año mostrará a un invierno en su etapa final, desganado, sin fuerza, desdibujándose en tardes de calor suave y solo dando señales de vida en algunos amaneceres que obliguen a salir de casa abrigado más de la cuenta. Pero ese invierno que nos hacía tiritar de frío se va retirando lentamente, llegando a su meta después de un largo recorrido, cansado pero con el deber cumplido. Septiembre traerá la tregua térmica y por varias semanas no habrá peleas entre la afición veraniega y los amantes del frío. Prefiero no esperar y despedir hoy al invierno con las últimas palabras de Kurt Cobain: “Es mejor arder que apagarse lentamente”.Jueves: del fresquete al calorcitoDespués de cinco días sin descenso de aire templado vuelve a soplar viento norte en la ciudad, no se notará en la mínima porque el cielo despejado del amanecer favorecerá el enfriamiento de la superficie, de todas formas el amanecer será frío, con el mercurio saliendo de los 6°C pero con un inmediato repunte a media mañana. Se estima una jornada muy agradable con el sol haciendo una dupla de ataque junto al viento caliente como para empujar el termómetro por encima de los 19°C. Siguen conviviendo las mañanas frías con las tardes templadas y la temperatura nocturna también se suma al repunte térmico en un cierre con 15°C.Viernes: la última mañana fríaPara mañana se habrá completado el recambio de aire de nuestra columna y ya casi no quedarán rastros del frío intenso matinal. Se estima un amanecer en 9°C como para salir sin bufanda con muy poco viento en superficie. La veleta se moverá por todos los cuadrantes por lo que no gozaremos del descenso de aire caliente del jueves y tendremos un poquito más de nubosidad, de todas formas nuestra masa de aire, ya no tan fría, puede aprovechar la oferta solar y calentarse hasta 18°C vespertinos. La noche proyecta 14°C sin estimación de lluvias para los que quieran salir.Sábado: sube la temperaturaComienza un fin de semana de excelentes condiciones meteorológicas para la ciudad de Buenos Aires. El termómetro se levantará de mucho mejor humor con respecto a las últimas mañanas con 12°C de piso térmico en un amanecer con cielo parcialmente nublado y viento leve del noreste. Se sumará un poco más de nubosidad a la mañana para cederle el turno a una tarde a pleno sol con el termómetro superando cómodamente los 21°C. Buenas noticias para todos aquellos que quieran planificar actividad al aire libre. La noche también se muestra agradable para los que quieran salir: el día cierra con 16°C.Domingo: simulacro de primaveraLa jornada dominical suma otro casillero a la hilera de jornadas sin intromisión de aire frío para dejarnos otro día con temperatura agradable. Se intensificará el descenso de aire caliente y el termómetro tomará nota con una mínima de 12°C y una máxima de 23°C, con viento calmo por la tarde y nubosidad variable. Se puede planear sacar la mesa afuera al mediodía y salir un rato aprovechando el calor vespertino. El domingo redondea un fin de semana con buen tiempo, sin lluvias, ni frío ni viento fuerte.Spoiler alertLa próxima entrada de aire frío parece pactada para el viernes 3 de septiembre, hasta entonces el termómetro seguirá en un leve ascenso llegando a máximas que puedan alcanzar los 24°C. Las mañanas se diferenciarán del invierno con mínimas de 14°C, toda una gentileza para los friolentos. Volverán las precipitaciones después de muchos días sin lluvia, el miércoles 1 y el jueves 2 podrían ser dos jornadas solapadas por chaparrones intermitentes.Eso es todo, amigos. Para muchos es el momento tan deseado después de una larga espera. Otros vemos con melancolía como se termina nuestra estación favorita. Lo cierto es que el invierno meteorológico llega a su fin. Hasta la palabra “septiembre” ya no suena a frío y se asocia a otros colores, otras sensaciones y hasta otras emociones. Septiembre no sabe de locros ni de sopas humeantes. No sabe de bufandas ni guantes de lanas. No entiende de amaneceres tardíos ni de la noche temprana. No conoce las estufas ni las chimeneas, no comprende a la escarcha, ni al vapor que sale de las fauces ni escuchó hablar de las vacaciones de invierno. Septiembre, suena a primavera.PD: Aunque la RAE lo avale, desconfíe de toda persona que diga “Septiembre” sin la letra P.Hasta la semana que viene@JopoAngeli

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Un mismo PBI puede ser apropiado 50% por los pobres y, otro tanto, por los ricos; o 70% por los pobres y el resto por los ricos. Si duplicamos el PBI, pero no la deuda, la relación deuda/PBI cae a la mitad; si durante diez años, el PBI crece al 7% anual, dentro de una década duplicará el nivel actual.Esto es aritmética, no economía. La economía usa la aritmética, como también usa la geometría, el álgebra, la teoría, la historia, la introspección, etc.. Todo al servicio del razonamiento.La realidad económica es el resultado de la acción humana, privada y pública interactuando con la naturaleza. Adam Smith explicó en La riqueza de las naciones que no es por la benevolencia que tiene el carnicero que nos vende sus productos, sino porque él (o ella) vive de eso. Los chinos aplican esto, y así les va; el gobierno venezolano insiste en ignorar esto, y también, así les va. Y por casa, ¿cómo andamos?Pensar en seguir redistribuyendo en una economía estancada es no pensar. ¿Es el crecimiento del PBI suficiente para solucionar todos los problemas? Nada es suficiente, pero todo indica que es una condición necesaria.El PBI no puede crecer sin inversiones, que las realizan los empresarios en base a los recursos con los que cuentan más los que pueden conseguir. Pero, sobre todo, en base a lo que creen que les va a ocurrir como consecuencia del acto de inversión. En todos los países del mundo el futuro es incierto, pero no en todos a los empresarios exitosos les preocupa qué “genialidad” se le va a ocurrir al gobierno de turno para hacerles dudar que serán dueños de los frutos de sus esfuerzos, de los riesgos asumidos, y hasta de los activos comprometidos en la inversión.¿Qué debe hacer un gobierno en la Argentina para que aumenten las inversiones? ¿Promoverlas, alentarlas? ¿Condecorar a los empresarios? Todo lo contrario: dejarlos tranquilos, que ya bastantes problemas tienen con los problemas reales.El Papa Francisco inventó una versión ridícula de la teoría del derrame, para criticarla. ¿Por qué no le pregunta a los sacerdotes si la colecta dominical, en un pueblo rodeado de productores agrícolas, rinde igual cuando la soja cotiza a US$200 o a US$1000 la tonelada?Pero tampoco nos vayamos al otro extremo. Si a fines de 2023 reaparecen las condiciones para que el PBI vuelva a crecer, la acción social continuará, aunque sobre bases distintas a las actuales.

Fuente: La Nación

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Un mismo PBI puede ser apropiado 50% por los pobres y, otro tanto, por los ricos; o 70% por los pobres y el resto por los ricos. Si duplicamos el PBI, pero no la deuda, la relación deuda/PBI cae a la mitad; si durante diez años, el PBI crece al 7% anual, dentro de una década duplicará el nivel actual.Esto es aritmética, no economía. La economía usa la aritmética, como también usa la geometría, el álgebra, la teoría, la historia, la introspección, etc.. Todo al servicio del razonamiento.La realidad económica es el resultado de la acción humana, privada y pública interactuando con la naturaleza. Adam Smith explicó en La riqueza de las naciones que no es por la benevolencia que tiene el carnicero que nos vende sus productos, sino porque él (o ella) vive de eso. Los chinos aplican esto, y así les va; el gobierno venezolano insiste en ignorar esto, y también, así les va. Y por casa, ¿cómo andamos?Pensar en seguir redistribuyendo en una economía estancada es no pensar. ¿Es el crecimiento del PBI suficiente para solucionar todos los problemas? Nada es suficiente, pero todo indica que es una condición necesaria.El PBI no puede crecer sin inversiones, que las realizan los empresarios en base a los recursos con los que cuentan más los que pueden conseguir. Pero, sobre todo, en base a lo que creen que les va a ocurrir como consecuencia del acto de inversión. En todos los países del mundo el futuro es incierto, pero no en todos a los empresarios exitosos les preocupa qué “genialidad” se le va a ocurrir al gobierno de turno para hacerles dudar que serán dueños de los frutos de sus esfuerzos, de los riesgos asumidos, y hasta de los activos comprometidos en la inversión.¿Qué debe hacer un gobierno en la Argentina para que aumenten las inversiones? ¿Promoverlas, alentarlas? ¿Condecorar a los empresarios? Todo lo contrario: dejarlos tranquilos, que ya bastantes problemas tienen con los problemas reales.El Papa Francisco inventó una versión ridícula de la teoría del derrame, para criticarla. ¿Por qué no le pregunta a los sacerdotes si la colecta dominical, en un pueblo rodeado de productores agrícolas, rinde igual cuando la soja cotiza a US$200 o a US$1000 la tonelada?Pero tampoco nos vayamos al otro extremo. Si a fines de 2023 reaparecen las condiciones para que el PBI vuelva a crecer, la acción social continuará, aunque sobre bases distintas a las actuales.

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BALTIMORE (AP) — Los Orioles de Baltimore conjuraron una seguidilla de 19 derrotas el miércoles, al imponerse 10-6 sobre los Angelinos, luego que una apertura irregular de Shohei Ohtani derivó en demasiado quehacer para el bullpen de Los Ángeles.Los Angelinos estaban arriba 6-2 en la cuarta entrada y 6-4 cuando Ohtani dejó el encuentro tras batear en la parte alta de la sexta. Pero Baltimore anotó una carrera en la séptima y cinco en la octava.El mexicano Ramón Urías y el dominicano Kelvin Gutiérrez gestionaron boletos con las bases llenas para colocar a los Orioles arriba por 7-6, y el emergente Austin Hayes añadió un doble de dos carreras.Los Orioles estaban a dos derrotas de la peor racha de la Liga Americana y que estableció el propio Baltimore en 1988, cuando inició en 0-21.Ohtani permitió cuatro carreras y cinco hits en cinco entradas. Chris Ellis, quien fue abridor por primera ocasión, permitió tres carreras y cinco hits en poco más de tres entradas después de que los Orioles lo adquirieron el viernes, procedente de Tampa Bay.Por los Angelinos, el cubano José Iglesias de 3-1 con dos anotadas. El dominicano Juan Lagares de 4-0.Por los Orioles, el venezolano Anthony Santander de 4-3 con 3 anotadas y una remolcada. El mexicano Ramón Urías de 3-0 con una anotada y una empujada. El dominicano Kelvin Gutiérrez de 2-0 con una anotada y una impulsada.

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“Por supuesto que la foto fue un error, el evento social fue un error, pero hay que ver la película y no la foto”, dijo la ministra de salud, Carla Vizzotti, al anunciar el regreso del público a las canchas de fútbol y la llegada de un cargamento de 580 mil dosis de vacunas Pfizer.“La película compensa el error”, remarcó la funcionaria, para intentar alejarnos de la foto donde se ve al Presidente cometiendo un delito, no un error, al celebrar el cumpleaños de su pareja cuando él mismo había dictado las normas que impedían hacerlo y cuando, además, trataba de “idiotas” a los que osaran incumplirlas y amenazaba con llevarlos ante un juez. No conforme con su débil defensa, Vizzotti añadió que “no hay ningún argentino que no haya cometido un error”, igualando la inconducta del Presidente con el respeto que tuvieron por la ley miles de adultos mayores que se vieron impedidos hasta de poder ver a sus nietos por casi un año. Incumplir las normas impuestas para el control de la epidemia, de acuerdo a esta comparación de la máxima autoridad sanitaria, entonces nunca fue un delito. Los autores de las reglas y encargados de controlarlas nunca creyeron en ellas.Horas antes de ser invitados por la Ministra a recorrer la película de toda la pandemia, supimos que Alberto Fernández, para evitar la imputación que prepara el fiscal Ramiro González, propondría “donar parte de su sueldo” al Instituto Malbrán sin que eso signifique asumir el delito. Si bien es un artilugio legal basado en un mecanismo de solución anticipada de conflictos penales que suele utilizarse, es una mala señal que el propio Presidente se muestre como alguien que puede juzgarse y dictarse la pena. El Presidente trataría de evitar, de esta manera, terminar frente a un juez como él mismo dijo que terminarían “los idiotas”.Pero dejemos la foto de lado, hagamos caso a Vizzotti y hablemos de la película que al parecer les designó un mismo guion a todos los que se manejaron al borde de la inmoralidad durante este difícil proceso que vivimos los argentinos: ante una denuncia sobre una situación ilícita, todos los protagonistas deberán desmentir, negar o desconocer de inmediato los hechos que se les imputan. Ese fue el libreto. Así lo hizo el Presidente, que ocultó durante más de un año el festejo y negó la denuncia hasta que la evidencia pudo más que su palabra. Lo mismo había hecho la Ministra de Salud cuando salió a la luz la existencia del Vacunatorio VIP. Inmediatamente dijo que “desconocía totalmente” que hubiera vacunaciones irregulares, tanto en la sede del Ministerio como en el Hospital Posadas. Luego tuvieron que publicar una lista escueta e insuficiente, pero reconociendo el favoritismo que tuvieron algunos allegados al poder.Conferencia de Carla Vizzotii en Ezeiza (Captura/)¿Quién podría creer que la entonces Secretaria de Salud pudiera desconocer que en un despacho del Ministerio se vacunaba clandestinamente? De hecho, cinco funcionarios de su entorno, todos menores de 50 años, recibieron la Sputnik V bajo esa modalidad: Analía Rearte, directora nacional de epidemiología; Juan Pablo Saulle, coordinador logístico del mismo órgano, Analía Aquino, asesora de la Secretaría; Alejandro Costa, subsecretario de estrategias sanitarias, y Juan Manuel Castelli, director nacional de control de enfermedades transmisibles. Costa, además, fue el encargado de vacunar a domicilio a la familia de Eduardo Duhalde. Pero no fue solo eso: un día antes de que se conociera el escándalo, los padres de la actual Ministra de Salud fueron vacunados en la localidad de Escobar, según surgió en el Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino (SISA) al que accedió LA NACION en su momento. Además de tener la suerte de estar entre los primeros argentinos que se vacunaron, sería bueno saber dónde votarán los padres de la funcionaria en las próximas elecciones, ya que en ese momento figuraban con domicilio en CABA, muy lejos de Ingeniero Maschwitz donde recibieron la dosis. Una irregularidad más que aparece en la película dentro de uno de los hechos más indignos que nos regaló la política, como fue el Vacunatorio Vip, y que obligó a Ginés González García a renunciar a su cargo.También hubo privilegios en varios distritos manejados por el oficialismo, donde jóvenes militantes kirchneristas se vacunaron mientras nuestros adultos mayores esperaban en sus casas encerrados por miedo a un contagio que para ellos podría ser letal. Así fue como pudimos ver a cientos de militantes celebrando con los dedos en V posando para las fotos en imágenes que recordamos porque también fueron parte de esta película de privilegios que el oficialismo nos regaló todo este tiempo. Sin temor a exagerar, estos procederes replican lo que hemos visto en muchas películas o leímos en novelas que hablan de pandemias o de situaciones cercanas al apocalipsis. Allí, las castas del poder, los tramposos, los corruptos, los adinerados, imponen su autoridad para llevarse una vacuna o facilitar al resto de los suyos su salvación. Aunque irrite la comparación, algunos de los comportamientos observados cuando las vacunas escaseaban, se asemejan a eso.Pero si vamos a una de las primeras partes de la película, debemos reparar en el complicado y desacertado proceso de adquisición de vacunas. Mientras este martes se anunciaba que para la primera quincena de septiembre llegarán al país las primeras 580 mil dosis de Pfizer, muchos volvimos a recordar que tuvimos disponibles desde fines del año pasado 11,3 millones de esas vacunas y se hizo todo lo posible por no comprarlas. Ahora, 10 meses después, la escena del anuncio de gestión por la llegada de un lote de estas vacunas, las primeras en el mundo aprobadas ya sin el carácter de “emergencia”, es presentada como una foto que sí debemos ver antes que la evidencia de mala praxis en la  gestión que nos muestra gran parte del argumento de la película.La llegada de vacunas recién se agilizó en el último tiempo (Presidencia/)Con más de 110 mil muertes, la mayoría sucedida durante este año cuando ya había vacunas en el mundo que nos dimos el lujo de rechazar, como las del Fondo Covax que también tuvimos a disposición, es imposible no reparar en esa parte de la historia donde el Gobierno nos condenó a vacunarnos durante los primeros meses a cuentagotas porque el “proyecto ruso”, cuya suerte preocupaba a nuestros gobernantes, como lo señaló en su misiva Cecilia Nicolini, una de las partes no cumplía con lo pactado. Resultado: llegamos a septiembre con menos del 30% de la población vacunada con el esquema completo, mientras que Chile y Uruguay, con más del 70% de su población en esa situación, ya comenzaron a aplicar una tercera dosis de refuerzo ante la llegada de la contagiosa cepa Delta.Las últimas escenas no muestran una explicación oficial convincente sobre los 5 millones de dosis que no se aplican y que llevaron al Dr. Eduardo López, integrante del comité de asesores del Presidente, a señalar esa situación como “fracaso de gestión”. El prestigioso médico, jefe de la División Clínica del Hospital Ricardo Gutiérrez, ya había advertido reiteradas veces sobre otras de las falencias de la estrategia sanitaria oficial: la poca cantidad de testeos realizados.El libro de visitas de la Residencia de Olivos es otro acto más que debemos mirar antes que la foto, como nos pide la funcionaria. Hasta Dylan, la mascota del Presidente, tuvo la suerte que no tuvieron 10 millones de chicos, que se mantuvieron alejados de la escuela, y recibió adiestramiento personalizado y a domicilio.Quizá la foto del escándalo tuvo un impacto inesperado para el Gobierno porque se conoció en vísperas de elecciones, y porque hoy resuenan más el dolor y la frustración en un vasto sector de la sociedad sobre la gestión de gobierno para contrarrestar la pandemia.  Pero no fue la única foto; fue una imagen más de tantas, que puestas una detrás de otra conforman la película que hoy nos invita a ver el Gobierno.Una historia donde la mentira, el ocultamiento y los privilegios no solo redundan en un notable fracaso de gestión sanitaria, sino donde, además, estos sucesos, tuvieron más protagonismo que la honorabilidad y la palabra.Pero, aun así, es una película que vale la pena ver también para recordar.

Fuente: La Nación

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