(Agrega detalles, contexto y cotas)Por Devika Krishna Kumar y Jonathan AllenNUEVA ORLEANS, 29 ago (Reuters) – El huracán Ida, que tocó
tierra como una fiera tormenta de categoría 4, avanzó por el
Golfo de México hasta Luisiana el domingo, golpeando con vientos
de hasta 240 kilómetros por hora, lluvias torrenciales y olas
que anegaron gran parte de la línea costera bajo varios
centímetros de agua.Las comunidades de las zonas costeras más vulnerables
recibieron una orden adelantada de evacuación, pero algunos
residentes se disponían a pasar la tormenta en sus casas,
preparándose para la prueba más dura al sistema de diques
construido tras las devastadoras inundaciones de 2005 por el
huracán Katrina.Dieciséis días después de la jornada en que Katrina tocó
tierra, Ida llegó cerca de Port Fourchon, Luisiana, un centro de
la industria energética en alta mar del Golfo de México,
golpeando con vientos huracanados que se extendían a 80 a
kilómetros del ojo de la tormenta.A menos de 160 kilómetros tierra adentro al norte se
emitieron advertencias de crecidas de aguas para el centro de
Nueva Orleans, donde los servicios médicos de emergencia se
suspendieron más temprano, en la ciudad más poblada de un estado
que ya está sufriendo el impacto de una cuarta ola de
infecciones y hospitalizaciones por COVID-19.”Casi me dio un ataque de pánico cuando las noticias
anunciaron que era el aniversario de Katrina”, dijo Janet
Rucker, residente de Nueva Orleans recientemente jubilada que se
trasladó a un hotel del centro con su perro, Duece, el viernes
por la noche. “Esto no es bueno para nuestros nervios y nuestra
psique”.Farren Clark, profesor asistente de la Universidad Estatal
de Nicholls que estudió el impacto de Katrina y estaba pasando
la tormenta en la casa de su madre en Thibodaux, Luisiana, dijo
que la llegada de Ida era “angustiosa”.”Puedo escuchar el aullido de la tormenta cada vez más
fuerte”, dijo a Reuters por teléfono. “Habiendo investigado
sobre Katrina, es como un detonante”.Funcionarios del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de
Estados Unidos dijeron que esperan que los recién reforzados
diques de la ciudad aguanten, aunque indicaron que los muros
podrían ser superados en algunos lugares.”Es una de las tormentas más fuertes que ha tocado tierra
aquí en los tiempos modernos”, dijo el gobernador de Luisiana,
John Bel Edwards, en una conferencia de prensa.Cientos de kilómetros de nuevos diques fueron construidos en
torno a Nueva Orleans tras las inundaciones provocadas por
Katrina, que anegó vecindarios históricamente negros y dejó más
de 1.800 fallecidos.Edwards se mostró confiado en los miles de millones de
dólares invertidos en las mejoras de los diques desde entonces,
asegurando que “fueron construidos para este momento”.Apagones generalizadosLos cortes de energía fueron generalizados en las primeras
horas de la tormenta, con más de 530.000 hogares y negocios de
Luisiana sin electricidad, según la empresa estatal Energy
Luisiana.”En cuanto pase la tormenta, pondremos todo el poder del
país detrás del rescate y la recuperación”, dijo el presidente
Joe Biden después de una sesión informativa en la sede de la
Agencia Federal para la Gestión de Emergencias en Washington.Biden dijo anteriormente que 500 trabajadores federales de
respuesta a emergencias fueron enviados a Texas y Luisiana para
responder a la tormenta.Solo tres días después de emerger como una tormenta tropical
en el Mar Caribe, Ida se intensificó hasta convertirse en un
huracán de categoría 4 y llegó a la costa con vientos sostenidos
de 240 kilómetros por hora, informó el Centro Nacional de
Huracanes (CNH).En cuestión de horas, a medida que Ida se acercaba más a
Nueva Orleans, sus vientos sostenidos bajaron a 200 km/h,
pasando a categoría 3, pero aún potencialmente mortal, según el
CNH.Robert Ruffin, un jubilado de 68 años, fue evacuado con su
familia a un hotel en el centro desde su casa en el este de la
ciudad. “Pensé que era más seguro. Es un problema doble esta vez
debido a COVID”, afirmó.Las inundaciones generadas por las marejadas ciclónicas
reportaron niveles excesivos de 1,83 metros en partes de la
costa. Videos publicados en las redes sociales mostraron cómo
secciones de la autopista 90 a lo largo de la costa de Luisiana
y Mississippi se habían convertido en un auténtico río.El CNH también advirtió sobre daños por vientos
potencialmente catastróficos y hasta 61 centímetros de lluvia en
algunas áreas.El gobernador advirtió que el personal de emergencia podría
tardar 72 horas en llegar a los lugares más afectados. Algunas
parroquias impusieron toques de queda a partir del domingo por
la noche.”Estamos tan preparados como podemos, pero estamos
preocupados por esos diques”, dijo Kirk Lepine, presidente de la
parroquia costera de Plaquemines, una de las más vulnerables,
donde viven 23.000 personas a lo largo del delta del Mississippi
que se extiende hacia el Golfo.Lepine teme que los diques a lo largo de la autopista 23 no
estén a la altura. “El agua podría pasar por encima. Ese es
nuestro único camino de entrada y salida”, señaló.Las autoridades ordenaron evacuaciones generalizadas de
áreas bajas y costeras, provocando atascos en las carreteras y
que algunas gasolineras se quedaran sin combustible mientras
residentes y turistas huían, aunque Edwards dijo que era
imposible evacuar los hospitales.Los hospitales de Luisiana están tratando a unos 2.450
pacientes de COVID-19 tras el último alza de infecciones, dijo
Edwards, y muchos están ya casi al máximo.”Todos a quienes les importa Nueva Orleans están
preocupados”, dijo Andy Horowitz, profesor de historia que
escribió “Katrina: una historia, 1915-2015”. Horowitz huyó a
Alabama con su familia desde su casa cerca del Barrio Francés de
Nueva Orleans.Port Fourchon alberga el Luisiana Offshore Oil Port, la
terminal petrolera privada más grande del país.La Oficina de Seguridad y Cumplimiento Ambiental (BSEE) dijo
que casi 300 plataformas en alta mar fueron evacuadas,
reduciendo el volumen de producción de petróleo y gas con base
en el Golfo de México en un 96% y un 94%, respectivamente.(Reporte de Devika Krishna Kumar en Nueva Orleans, Jessica
Resnick-Ault y Jonathan Allen en Nueva York, Erwin Seba en
Houston, Rich McKay en Atlanta, Linda So y Trevor Hunnicutt en
Washington, Liz Hampton en Denver y Arpan Varghese y Kanishka
Singh en Bengaluru; escrito por Jessica Resnick-Ault, Jonathan
Allen y Steve Gorman; editado en español por Janisse Huambachano
y Carlos Serrano)
Fuente: La Nación