NASHVILLE, Tennessee, EE.UU. (AP) — La renovada selección de Estados Unidos ya se metió en problemas en las eliminatorias del Mundial.Los estadounidenses no pudieron sostener la diferencia y debieron conformarse el domingo con un empate 1-1 en casa frente a Canadá.Brenden Aaronson adelantó a Estados Unidos a los 55 minutos, pero Cyle Larin lo niveló a los 62 para Canadá.Christian Pulisic, la estrella estadounidense, reapareció con la selección tras perderse el empate 0-0 en El Salvador al abrir el octagonal final de la CONCACAF rumbo a Qatar 2022. El atacante del Chelsea había dado positivo por COVID-19 y aportó el dinamismo y la pizca de creatividad que Estados Unidos ha adolecido como visitante. Pulisic fue uno de los gestores de la jugada que culminó con el gol de Aaronson.Pero los zagueros DeAndre Yedlin y John Brooks fueron los responsables que Larin igualara el marcador.Estados Unidos suma dos puntos con miras a una visita a Honduras el miércoles. Los hondureños, que empataron 0-0 en El Salvador el domingo, también acumulan dos unidades.Miles Robinson rozó el gol de la victoria para Estados Unidos al cabecear un tiro de esquina de Pulisic sobre el travesaño en los descuentos. La gran mayoría de los más de 43.000 aficionados en el Nissan Stadium abuchearon tras el silbatazo inicial.Mexico quedó en la cima de la tabla de las eliminatorias de la CONCACAF con el ideal de seis puntos tras derrotas a domicilio 1-0 a Costa Rica. Panamá, que venció de visitante 3-0 a Jamaica, se ubica segundo con cuatro unidades. Canadá, Estados Unidos, Honduras y El Salvador les siguen con dos puntos. Costa Rica (1) y Jamaica (0) cierran.El octagonal final otorgará tres boletos directos de la zona al Mundial y el pasaje al cuarto para un repechaje intercontinental.

Fuente: La Nación

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Alberto Fernández, al ser señalado como infractor a las normas dictadas para evitar el público contagio durante la actual pandemia, sostuvo, sucesiva y públicamente: 1) que el hecho se trataba de un engaño creado en su perjuicio, porque las evidencias fotográficas que mostraban más de diez personas, en un festejo de cumpleaños, eran falsas; 2) a continuación reconoció, que serían reales, pero que obedecían a que su pareja, la señora Yáñez, había convocado indebidamente a un brindis en la residencia del Presidente, donde con ella conviviría; 3) prácticamente al otro día, ante las críticas por su actitud, afirmó que él no era ningún cobarde que tuviera que recurrir a escudarse tras una mujer, y que asumía personalmente la culpa del hecho, y por ello, pedía, indignado, disculpas; 4) que (¿por último?) alegando ser un experimentado profesor en el campo del derecho penal de la Facultad de Abogacía (queriendo referirse a la Facultad de Derecho de la UBA) podía afirmar que la inconducta desplegada en la Quinta de Olivos, en la cual reconoce ser partícipe, no constituyó delito, puesto que no se constató contagio alguno.Para analizar esta última aseveración, consideramos necesario sentar, en primer lugar, con cita de Alberdi, que: “el derecho es uno para todo el género humano”; y que “toda la confusión y la oscuridad, en la percepción de un derecho simple y claro, como regla moral del hombre, viene de ese Olimpo o multitud de dioses, que no viven sino en la fantasía del legislador humano”.Cabe recordar también, que el derecho ocupa un ámbito inserto en otro espacio mayor, que es el de la moral. Es decir, que puede haber conductas inmorales que escapen al ámbito jurídico, pero todo acto antijurídico es inmoral, o si se prefiere, antiético.Aquí, quien ejerce la primera magistratura de la Nación afirma que su conducta y las de sus consorte de causa, es antijurídica pero no punible. Se conforma, así, con la inmoralidad de su accionar, tacha de la que jamás podrá escapar, conforme se ha visto supra, cuando se distinguieron los ámbitos de la juridicidad, y el más amplio y comprensivo de ella, que es el de la moral. Realmente se trata de una muy triste develación para el pueblo argentino: que nada menos que la persona que preside el gobierno rechace ser un delincuente, pero reconozca expresa y públicamente, ser un inmoral.Pero veamos si su obrar es o no antijurídico, y que, además de su constatada y auto reconocida inmoralidad, también puede ser penalmente perseguido.El Código Penal Argentino, en su Título VII, trata de los delitos contra la seguridad pública, y dentro de él, en el Capítulo IV, de los delitos contra la salud pública. El artículo 205 reprime, con prisión de seis meses a dos años, “al que violare las medidas adoptadas por las autoridades competentes, para impedir la introducción o propagación de una epidemia”.El bien jurídicamente protegido es la salud de las personas en general, frente a las epidemias que la afectan.Una epidemia es la propagación en una población de una enfermedad trasmisible de una persona a otra, o de los animales que conducen, o de vegetales u objetos de que se sirven, o inclusive del aire que las rodea.Se trata de una ley penal en blanco, puesto que define el ilícito genéricamente. Generalidad o espacio, que debe ser llenado mediante la especificación de las medidas que las autoridades competentes, estimen pertinentes para evitar que se produzca o extienda una epidemia. ¿Cómo? Mediante una ley, un decreto o un reglamento.Ante la constatación de la violación de lo establecido en el artículo 205, “los jueces pueden examinar la naturaleza y finalidad de las medidas, su respaldo normativo, su debida publicidad y la competencia de la autoridad que las ha dictado.”Por lo tanto, la falta de acatamiento a lo normado por el artículo 205, no será punible: 1) si la ley en blanco no ha sido llenada por una disposición que implique un mandato o una prohibición sanitaria determinada; 2) si se funda en una ley, decreto o reglamento, afectados de nulidad; 3) si no ha sido legalmente publicado; 4) si emana de una autoridad incompetente.Pero está al margen de la competencia de los magistrados, el examen del motivo, oportunidad o bondad de la medida.Y aquí viene lo más importante, que acompaña la aplicación de esta figura delictiva: por tratarse de un delito formal, se consuma al realizarse el acto prohibido u omitirse lo mandado por la autoridad. Además, por ser un delito de peligro abstracto, se perfecciona aunque en el caso concreto, la infracción no haya introducido o extendido la pandemia. Es decir que no precisa de un resultado, que como pretende el Presidente en su caso, para salvar su responsabilidad delictiva, sería que la reunión ilícita, aceptada y reconocida, hubiera producido contagios.Esa es la realidad jurídica, en opinión unánime de los penalistas, no sólo de la Argentina, respecto de la infracción al tipo del artículo 305 del Código Penal.Sin embargo, no se puede desconocer que una minúscula expresión abolicionista del derecho penal represivo, encabezada, en estas tierras, por Zaffaroni, niega la necesidad social de la existencia de los delitos de peligro abstracto. Es decir que, para ellos, nunca se podrían haber dictado las severas normas de encierro, con amenazas penales por su incumplimiento.Tarde, recién cuando busca evadir su delictiva conducta, Zaffaroni le alcanza su doctrina desincriminatoria al necesitado Presidente… quien al aceptarla y proponerla como escudo de su irresponsabilidad penal, se contradice una vez más, ya que: antes fue el propulsor de la cuarentena, imponiendo sanciones a quienes la quebrantaren; por aquél entonces, las penas por el incumplimiento, eran, por lo tanto, válidas para Alberto Fernández.Ahora, esgrime la teoría “zaffaroniana” de la inexistencia de delito, ante la falta de acatamiento a las restricciones que él mismo impuso para que rigieran durante la cuarentena.De tal forma, no caben dudas que, en la Quinta de Olivos, hoy tan penosa e irresponsablemente habitada, se cometió, por parte de quienes participaron de una fiesta, un delito contra la salud pública, previsto y reprimido por el artículo 205 del Código Penal. Delito, por otra parte, de consumación instantánea, como todo ilícito formal y de peligro abstracto (pues basta el reunirse en forma prohibida, sin que se requiera resultado alguno). Y esto ocurrió mientras las reuniones sociales estaban prohibidas por la norma, hasta entonces en blanco, que llenó el propio Presidente, el principal responsable criminal de la conducta desplegada, durante la férrea, inflexible e interminable cuarentena, a la que sometió al pueblo argentino.Procurador Fiscal ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación (1990/2014), Procurador General de la Nación (interino)

Fuente: La Nación

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TEXTO. CRISTINA BORRÁSIngredientesMariana Oliva GerliBatir las claras con el colorante desde el principio. Incorporarlo de a puntitas para controlar la coloración.Mariana Oliva GerliEspumar y agregar el azúcar. Seguir por 10 minutos a máxima velocidad para un merengue brilloso de picos firmes.Mariana Oliva GerliTamizar sobre el merengue el azúcar impalpable junto con la harina de almendras, de una sola vez y sin que pasen grumos.Mariana Oliva GerliCon espátula de goma, incorporar despacio de forma envolvente para mezclar los secos hasta que no se distingan grumos.Mariana Oliva GerliNo hay que pasarse del punto de mezcla: hay que sacar el aire de la preparación dejándola corrediza, ni líquida ni espesa.Mariana Oliva GerliEn silpat limpio, hacer los macarrons con manga de pico liso sostenida verticalmente y cortando al levantar.Mariana Oliva GerliHornear a 150 grados por 15 minutos. Observar que debe aparecer la pollera, característica que indica que están bien hechos.Mariana Oliva GerliDejar secar hasta que no estén pegajosos ni su base se mueva. Guardar en frío por 24 hs o freezer por 2 meses.Mariana Oliva GerliCon la ganache fría, rellenar entre 12 y 24 hs antes de consumir y sacar de la heladera. Una hora antes de servirlos.

Fuente: La Nación

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¡Buen día! ¿Cómo arrancaron el miércoles? Yo tuve una semana un poco rara y ayer me acosté tarde porque vinieron unos amigos a casa a comer un asado y ver el partido. La verdad es que me quedé súper enganchada con el tema flequillos y me pareció que a ustedes les interesó mucho. Por eso, se me ocurrió hacer algunos más sobre el tema, pero mientras escribía el de hoy, empecé a hablar de los flequillos y la moda de turno y me dieron ganas de ampliar un poco la temática y abrir un pequeño debate sobre este tema. A ver qué opinan ustedes…Como ya hablamos muchas veces, el flequillo es un detalle que, lejos de pasar desapercibido, cambia radicalmente nuestro look e incluso hace que la cara se vea diferente. Es cierto que temporada a temporada los flequillos entran y salen de los cortes de moda. Esto también ocurre con los colores, el largo, el tipo de corte, los rulos, el lacio, etc. Pero el caso del flequillo es, como estilista, uno de los más complicados cuando se ponen de moda ¿por qué? Porque la mayoría de los cambios pueden quedar mal, es cierto, pero muchos son reversibles y prácticamente ninguno genera un cambio visual tan radical como el flequillo. Por ejemplo, me ha pasado que vengan chicas, con cara redonda como una luna y me pidan flecos rectos porque una famosa o sus amigas se lo hicieron. En general, en estos casos trato de explicarles y persuadir a que se hagan un cambio de look diferente que no les haga ver la cara como un chupetín.Al igual que ocurre con la indumentaria, las grandes firmas (ya sean diseñadores, revistas de moda, etc.) imponen y marcan tendencias que siguen una línea a través de la década, pero que varía temporada a temporada. Probablemente, nosotros casi no lo percibimos a nivel consciente, pero cuando prendemos la tele y vemos a una celebrity (local o internacional) usando una prenda o un corte de pelo que nosotros apreciamos como atractivo, automáticamente lo etiquetamos en nuestra cabeza como “aprobado” y sin darnos cuenta poco a poco vamos formando una idea del estilo que nos gusta y al que aspiremos a la hora de comprar ropa o ir a la peluquería.Sin embargo muchas veces lo que ocurre, es que esas propuestas de los generadores de tendencias no favorecen a todo el mundo y de hecho puede sentarle muy mal a la mayoría de las personas. Se me ocurren cientos de ejemplos, por ejemplo hace 15 años aproximadamente hubo un boom de usar el pelo bien cortito a lo Celeste Cid. El pelo corto favorece muy pocos rostros y, sin embargo, cuando fue EL hit de la temporada, aunque no nos beneficiara, nos empecinamos en usarlo igual. Hoy en día, salvo aquellas que encontraron EL look en ese corte, nadie prácticamente me pide que le corte el pelo como un varón, sino que se usa bien largo y (últimamente) está empezando el furor por el pelo hasta debajo de los hombros. El pelo largo, tampoco le queda bien a todas las mujeres y en el afán de tenerlo lo más largo posible, la mayoría lo usa con las puntas florecidas y muy arruinado, lo cual nunca puede quedar lindo. Otro ejemplo es el pelo rubio o colorado. Estos son tonos que no le sientan bien a todos los rostros y, no hace tanto, hubo una tendencia a que muchísimas mujeres se tiñan el pelo de platinado. Yendo a un ejemplo más actual, cuando se puso de moda el barrido, 80% de mis clientas se lo hicieron. A algunas les queda bárbaro, pero a otras pésimo y muchas se lo hicieron igual. Tengo una clienta morocha, con un pelo increíble de tez oliva y ojos verdes, que se lo hizo en la peluquería y la técnica estuvo bien, pero el resultado para mí fue nefasto. Pasó de tener un cabello divino, de un color lindísimo y natural acorde a sus rasgos, a un look con puntas artificiales tirando al naranja, que si bien estaba de moda, ya no le resaltaba sus ojos, se le veía desteñido opaco y mucho menos saludable y natural. Entonces, la polémica sería si hay que elegir el look que nos gusta (probablemente impuesto por la moda de turno) o el que mejor nos sienta. Creo que, como en casi todos los debates la solución está en los puntos medios. Tal vez, está bueno probar estilos sólo porque nos gustan, aunque no sean los ideales, pero sin dejar de conocer nuestra fisionomía y respetar que hay cosas que no nos quedan bien y tenerlas en cuenta a la hora de elegir el look. Saber discernir cuando estamos eligiendo un cambio sólo porque está de moda o cuando realmente lo queremos hacer y nos va a quedar bien.Generalmente, las principales víctimas son las adolescentes que no se conocen tanto, tienen menos personalidad y suelen seguir la corriente a rajatabla (de cualquier grupo de pertenencia que elijan). Cuando vamos creciendo, forjamos nuestro temperamento y gustos y tendemos a “bancárnosla más” a la hora de defender nuestras elecciones. Sin embargo, no se engañen, nadie está exento de las influencias del mundo de la moda y, a modo de ejemplo, para tomárnoslo con humor, les dejo un fragmento de la película “El diablo viste a la moda” que tiene que ver con esta temática.Lamentablemente, no lo encontré subtitulado pero básicamente la que habla es la directora de la revista Vogue. Su empleada nueva que se ríe cuando discuten qué cinturón elegir entre dos que a ella le parecen iguales y lo que le responde la directora es lo siguiente “Con que vos creés que todo esto no tiene nada que ver con vos… Vos vas a tu ropero y elegís ese suéter azul abultado, por ejemplo, porque estás tratando de decirle al mundo que te tomás demasiado en serio como para preocuparte por lo que llevás puesto. Pero lo que no sabés es que ese suéter no es sólo azul (tampoco turquesa) es cerúleo. Estás tan ciega porque no sabés que en 2002 Oscar de la Renta hizo una colección de vestidos cerúleos y creo que fue Yves Saint-Laurent que apareció con una serie de camperas militares cerúleas. Y entonces el cerúleo apareció en la colección de ocho diferentes diseñadores. Y de ahí se filtró hacia abajo, a las tiendas, hasta terminar en algún trágico rincón de ropa casual, donde vos, sin dudas, lo recogiste en alguna barata. Como sea, ese azul representa millones de dólares y el trabajo de mucha gente, lo que vuelve cómico cómo vos podés creer que elegiste por afuera de la industria de la moda cuando, de hecho, estás usando un suéter que fue elegido para vos por la gente como yo en esta sala.” Obviamente es algo exagerado pero me parece una escena divertida y que en un punto tiene algo de verdad, con respecto a que en general no nos damos cuenta que muchas decisiones a la hora de elegir nuestra imagen no las estamos tomando nosotras 100%, aunque nos creamos que somos las personas más libres o despreocupadas del mundo.¿Qué opinan ustedes? ¿Se sienten víctimas de la moda en algún punto? ¿Conocen gente que les pasa o les pasó esto? ¿Alguna vez optaron por un corte, un color, un estilo que les quedaba mal sólo porque se puso de moda?¡Les deseo un excelente miércoles a todas!BesosMaia

Fuente: La Nación

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La galería estaba abierta, era martes a la tarde, entraba y salía gente. Él saludaba amablemente a todos, no eludía ni miradas, ni preguntas. Tampoco a mí, que sin conocerme me recibió con extrema amabilidad.Me asombraba su habilidad, su destreza. Como si tuviese ocho brazos contestaba el teléfono, negociaba con Viviana Waizmann, que apilaba obras para su galería de Nueva York, posaba u hablaba conmigo y sacaba un cigarrillo para de inmediato salir a fumar. Es una máquina, un volcán en erupción hecho artista.”Yo arranqué tarde –me dijo, mientras preparaba una tela de dos por uno y pico–. Yo era industrial, tenía una fábrica, siempre quise ser industrial, quería fabricar cualquier cosa: escobas, cocinas, cualquier cosa.”Y lo lograste, sos una fábrica de obras de arte. Tiene y produce tanto que ni un beduino más avezado de Marrakech con sus miles de alfombras se le compara. No para: pinta, habla, bebe, fuma y enseguida, casi sin pensar, termina otra de sus obras.Asombroso, además es buen tipo, cálido y buen anfitrión. No quiere que me vaya, yo tampoco pienso en el tiempo. Milo, me voy… es retarde, tengo que ir al diario…Che, veámonos, venite y hacemos algo… Abrazo, palmada doble, saludos a Chani…Chau máquina…Fernando GutierrezCon Fer EntínFernando GutierrezEn su galeríaFernando GutierrezPresentanto su último libro infantilFernando GutierrezCon Enriqueta, su asistente

Fuente: La Nación

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Dramática versión moderna del mito de Dafne, La vegetariana narra los últimos años de Yeonghye, una joven que, luego de un corto e insípido lapso de vida conyugal, decide dejar de comer carne. Su esposo, el narrador de la primera parte, la define por la negativa: “Nunca pensé que fuera una persona especial”. Sin embargo, a partir de una pesadilla en la que deambula entre charcos de sangre y cuerpos mutilados, ella da inicio a una serie de hechos anómalos: tira toda la comida de la heladera, prepara cenas frugales para ella y su atónito marido, asiste sin corpiño a una cena con los jefes de él (en la que tampoco come carne y se rehúsa a agradar), desobedece a sus padres. El matrimonio se deteriora rápidamente y, pese a sus decisiones, Yeonghye aún padece el insomnio y las pesadillas: “[…] en el sueño yo recuerdo todos mis sueños anteriores. Innumerables veces mato a alguien. Es borroso, confuso”. Su marido, egoísta o desesperado (según el descargo que concede la primera persona), pide ayuda a la familia de la chica. Los padres organizan un encuentro en casa de la hermana mayor de Yeonghye. Allí,el padre, un veterano de guerra, la fuerza a comer un trozo de carne -la madre ha preparado infinidad de platos con ese ingrediente- y, ante su negativa, la golpea. Yeonghye se corta las venas con un cuchillo y su cuñado debe trasladarla al hospital.Es él, un videoartista cuyo proceso creativo se ha estancado, el narrador de la segunda parte. “La mancha mongólica” aborda los años posteriores al intento de suicidio de su misteriosa cuñada, y el título hace referencia a una mancha de nacimiento, “parecida a un ligero moretón, de una leve tonalidad verde”, que ella comparte con su único hijo. A partir de una imagen de cuerpos desnudos de hombres y mujeres en una coreografía y de la mancha en la cadera de Yeonghye, concibe una idea que lo trastornará por días: pintar flores en el cuerpo de su cuñada y, si ella accede, filmarla. En el proyecto artístico asoma, nítido, el deseo sexual.En la tercera parte de la novela, “Los árboles en llamas”, sin duda la que define y resignifica la historia, ya ha pasado un año luego de que Inhye, la hermana de Yeonghye, dueña de una tienda de cosméticos, descubriera a su marido acostado con la joven vegetariana, ambos con el cuerpo pintado de flores. Internada en una clínica psiquiátrica por negarse a comer ya cualquier clase de alimento, Yeonghye languidece entre sueños en los que se convierte en un árbol, tragada por la tierra. Su hermana la visita y allí percibe el empeoramiento de algunos pacientes, cierta solidaridad frágil entre ellos, la distancia de los médicos y enfermeras. La cercanía del dolor ajeno la confronta con el propio sufrimiento: separada de su marido, de quien tal vez nunca estuvo enamorada, y a cargo del hijo de ambos, advierte que “ella estaba muerta hacía mucho tiempo. Que su dura vida no era más que un teatro o una fantasmagoría”. Lo que parecía una novela psicológica sobre un personaje definido por otros como un objeto inerte se transforma en una experiencia en la que esos personajes narradores, como los lectores, deben enfrentarse a objeciones morales y espejos que deforman. “De esa contradicción emanaba un vacío, una extraña fugacidad, pero no era una mera fugacidad sino una fugacidad sólida”: el juicio del cuñado sobre Yeonghye puede aplicarse también a los efectos que provoca la escritura de Kang.Así, la pureza y el sacrificio, la virtud y la culpa, la locura y las normas sociales pugnan en este drama radical e íntimo. Han Kang nació en Kwangju, Corea del Sur, en 1970. La vegetariana es la tercera de sus cinco novelas, y la primera traducida al español, con apoyo del Instituto Coreano de Literatura, para la Biblioteca Coreana Contemporánea dirigida por el escritor argentino Oliverio Coelho. Bajo la Luna ya ha editado cuatro libros de poesía, otros cuatro de narrativa y uno de ensayo. La autora visitará la próxima Feria del Libro para presentar esta singular y perturbadora novela.La vegetariana Han kangBajo la Luna Trad.: Sun-Me Yoon 180 páginas $ 78

Fuente: La Nación

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Por Inés Sainz Especial para OHLALÁ! webNo hubo una entrevista con Santiago Vázquez, sino dos. Oh, sí. Dos entrevistas esencialmente iguales. Dos mañanas de martes, con una diferencia entre la primera y la segunda de tan sólo una semana. Y es que Santiago no sólo es un creativo insaciable (compositor y multi-instrumentista, formó Puente Celeste, creó La Bomba de Tiempo, y La Grande, grupos de improvisación, creó un sistema de reglas y señas para ambos, prepara nuevo disco como cantautor, etcétera) sino, además, un ser humano generoso… que frente al desperfecto técnico de quien suscribe, respondió tranquilo: “no te preocupes, la próxima vez voy a ir más al grano”.Y no sé si está en su naturaleza ir al grano. El se abre, se explaya, arriesga reflexiones de todo tipo. Presente, lúcido, “aventurado”. Así como le enseñaron a encarar la vida sus padres militantes. “Estar improvisando frente a un público no lo vivo muy distinto a dar un abrazo”, dirá en un momento. Y parte de la calidez humana que se genera cada lunes que la Bomba se presenta, desde hace 7 años (aunque la dirección ya esté a cargo de otro músico, Alejandro Oliva), se reprodujo en su charla. En ambas oportunidades.Me llamó la atención tu enorme necesidad creativa. No sólo hacés mucho, sino que de diversos lugares, de diversos roles. ¿Cómo funciona esta creatividad constante en tu vida?Creo que tengo un tipo de “disfunción neuronal” que hace que algunos cables se me conecten con la fichita de al lado, con la equivocada, en el sentido de que me permito bastante conectar pensamientos que normalmente no van conectados. Y creo que de ahí surge eso que se llama la “cabeza abierta”, algo que naturalmente no me cuesta. De ahí surgen muchas ideas. Eso me sucede permanentemente, no puedo evitarlo. “Uy, ¿y esto? Esto no está hecho y la verdad ayudaría, estaría buenísimo, funcionaría. Yo sería un público de eso o un consumidor de ese producto.”Pero como yo a esta altura realicé algunas de estas ideas, tengo cierta noción del esfuerzo enorme que implica llevarlas a la práctica. Por ahí la idea es un instante pero llevarla a la práctica puede llevarte toda la vida. Entonces necesito un mecanismo de filtro de todas esas ideas. “A ver, ¿qué habría que hacer para llevar esto a la práctica?” Y ahí me lo vuelvo a preguntar: “¿y yo estoy dispuesto a hacerlo?” Casi siempre la respuesta es “no, imposible”. Entonces la idea queda descartada.¿Alguno de tus proyectos concretados fue originalmente una idea descartada?La gran mayoría. No soy de agarrar la idea que viene al vuelo y hacerla frescamente. Me encantaría, admiro a la gente que hace eso, no lo puedo hacer porque suelo estar ya trabajando en alguna idea. Es muy raro que deje lo que estoy haciendo porque es lo que estoy queriendo hacer. La dejo haciendo cola, en un pequeño casting (Risas).En lista de espera.Sí, suele pasar eso. Lo que no espera son las cosas que llegan de urgencia, que son más bien las ideas celulares (no las ideas de nivel de sistema). Me vino una melodía, si puedo paro todo y la anoto, la grabo. Ahí sí, porque eso se escapa y esa no vuelven después.¿Y en qué momento decidís concretar una idea?Después de mucha recurrencia, de que una idea vuelva y vuelva y ya no me la pueda sacar (porque si vuelve, en general, es porque está crecida), yo vivo una especie de embarazo. Cada vez ocupa más espacio en mi mente. Y empieza a desplazar a otras. Y logra un tamaño que me molesta de tal forma que realmente la única forma de sacármela de encima es realizarla. Ya me resulta menos esfuerzo poner manos a la obra que seguir teniendo ese peso adentro.Alguien que produce, que crea mucha música (desde distintos lugares) debe necesitar mucho silencio, no?Sí. El silencio lo encuentro a partir de las 12.30 o 1 de la mañana (Santiago es padre de 2 hijas). Algunas veces me voy al estudio, otras me quedo en mi casa. Por supuesto que estos horarios generan algunas complicaciones en la vida familiar. No es que duermo hasta tarde, pero sí hasta las 9 am y a esa hora las nenas ya se fueron a la escuela. O sea, me pierdo un poco esa partecita. Los momentos de encuentro con mi familia son cuando coinciden esas dos franjas horarias que están medio corridas. Pero el equilibrio lo encontramos.Y además del silencio literal, ¿hacés algo en concreto para mantenerte en eje?Ahora no estoy haciendo nada en particular. Pero es verdad que hay un silencio interior que se puede entrenar, para que esté funcionando en cualquier momento. Es necesario poder mantener un lugar de silencio en medio del quilombo, en medio del caos, en medio del trabajo. Si no te volvés loco o perdés el rumbo. Ese silencio para mí es el lugar del vigía, desde ahí te acordás y ves hacia adonde estabas yendo. Si no tenés un contacto muy cotidiano con ese espacio podés estar yendo hacia cualquier lado.Y podés estar solo y a la noche y estar súper aturdido.Sí. Hace poco leí una de esas frases célebres que circulan por las redes sociales que decía que el talento se cultiva en el silencio o en la soledad y que el carácter en el ruido. Me resonó. Pero para mí el carácter también implica, en cierto sentido, mantenerse en contacto con un gramo de vacío, aun en medio del ruido.Hablemos de la improvisación. Como músico, ¿cómo vivís la improvisación? ¿Es lo mismo subirse a un escenario a improvisar que subirse a tocar temas?A mí lo que me da adrenalina es la sensación de riesgo. El riesgo en cada uno está asociado a diferentes cosas. En mi caso improvisar no me genera sensación de riesgo, mis comienzos en la música son de chiquito tocando en mi casa cacharritos con los palitos chinos, improvisando. Yo estoy muy tranquilo con la improvisación, no me provoca sensación de riesgo. En cambio, tocar un tema ensayado y que llegue a sonar de determinada manera para mí es más difícil. Eso a mí me provoca más sensación de riesgo, más nervio, más adrenalina. A mí me cuesta muchísimo repetir algo diez veces igual pero que cada vez tenga su esencia.Y contame de “La Bomba”, ¿cómo nace este proyecto?Vos me preguntabas antes si algún proyecto había surgido de ese descarte de ideas que después me vuelven, bueno, así fue el caso de “La Bomba”. Fueron varias ideas que volvían cada una por separado, hasta que en un momento aparecieron todas juntas y dijeron: “¡mirá que juntas somos La Bomba!”.Por un lado, estaba la idea de hacer alguna vez un grupo de percusión que ponga en juego cuestiones musicales (juegos rítmicos) que a mí me interesaban y no veía en otros grupos de percusión populares.Después, otra idea era “qué bueno sería hacer algo en Buenos Aires, hacer algo que pueda generar lo que sucede en esos lugares en donde la percusión tiene una tradición viva y oficia como centro de encuentro de la comunidad”. Como la Samba en Río, la Samba Reggae en Bahía.Y también estaba el laburo con las señas que yo ya había entrenado con un anterior grupo, producto de haber visto a Butch Morris dirigir improvisación (free jazz) mediante señas.En algún momento estas ideas volvieron todas juntas: “¿y si hago un grupo grande de percusión que en vez de usar como raíz la tradición use como raíz la improvisación? O sea, que a través de la improvisación se busque la representación de todos los que estamos en ese momento. Pero la improvisación no es sintética, en general tiende a ser de difícil lectura para el público. ¿Pero con las señas? Yo puedo armar señas que ayuden a darle organicidad a esta improvisación, y también puedo hacer señas para esos juegos rítmicos que siempre quise hacer en un grupo grande”. Ahí fue cuando todas estas ideas se fertilizaron unas a las otras y nació la idea de La Bomba.El slogan de “La Bomba” es “el trance del ritmo en estado puro”. ¿Vivían y viven una experiencia de trance arriba del escenario”? ¿Es eso lo que le pasaba al público? ¿Cómo le explicarías el concepto de trance a mi abuela de ochentipico de años, por ejemplo?Si tiene esa cantidad de años, seguro vivió muchos trances (Risas).Bueno, a mi hija de 5 años.Entonces vive en ese estado (Risas). Debe haber diferentes niveles de trance, no es que nos baja un santo y entramos en conexión con un espíritu ancestral, cosa que podría suceder en otras tradiciones. Pero sí es el trance del salir del estado en el que la mente está racionalizando o está hablando. No estamos hablando, por más que haya señas y límites. Dentro de esos límites, en los mejores momentos, sos el sonido que está sonando, ni siquiera el de tu propio instrumento. Sos el sonido. No digo que esto pase siempre, pero en parte el objetivo de un músico es estar en ese estado la mayor cantidad de tiempo posible… porque es hermoso. Y porque se siente algo trascendental. Y creo que le pasa lo mismo al público, a todos juntos. Uno se siente una unidad, se siente siendo parte de algo que está pasando y que no se divide en personas, ni en público y músicos, ni en nada.Un fenómeno de comunión.Sí. La sensación de eso es muy linda. Y una vez que uno la vive, la desea más a menudo en su vida. Creo que pasa no sólo con la música, puede pasarte trabajando en lo que estés trabajando. Esa cosa de estar completamente imbuido en lo que está pasando ahí y ya no sos vos y lo que estás haciendo, todo es la materia que está sucediendo.¿Qué importancia tiene el tambor para que esto suceda? ¿Por qué se lo relaciona con la tierra?El sonido del tambor es muy físico, su vibración pega en la panza. Se lo relaciona con la tierra porque es muy corpóreo, el sonido resuena en partes del cuerpo en las que un violín no resuena. Además, estamos entrenados a huir de los sonidos fuertes, abruptos. Los sonidos graves son sinónimo de algo grande que se está acercando. Eso requiere para sobrevivir atención inmediata, adrenalina. Hay una reacción química y real del cuerpo ante este tipo de sonidos, eso es cierto y está estudiado. Y después, el ritmo como materia prima principal de la percusión está jugando con una parte de nuestra percepción que nos acompaña desde el primer momento: es el latido del corazón de nuestra mamá cuando estamos en la panza. Bum, bum. Eso es toda la banda sonora de los primeros nueve meses de existencia. Tenemos una relación con el ritmo muy grossa que va mucho más allá de lo que sabemos.¿Que sería un error en la improvisación?Un error sería estancarse y pretender algo. En realidad, por principio, en la improvisación no tendría que haber errores. No quiero decir que no se puede pifiar sino que uno como improvisador no se puede permitir catalogar de error algo que está sucediendo, porque si lo hacés ya estás afuera, ya no estás improvisando bien. Acabás de perder la cualidad esencial del improvisador que es la adaptación. Vos no podés juzgar a la realidad, tenés que adaptarte inmediatamente. Y en la medida en la que estás adaptado, estás generando una realidad armoniosa. Pero desde el pensamiento “esto fue un error” no podés hacer mucho bueno, es como que estás necesariamente desdoblándote.¿Y qué sería “improvisar según el público”?En el Konex la gente está muy presente, es bastante gente pero aun así los podes mirar, los podes escuchar, la temperatura del lugar cambia cuando entra la gente. No vivo el estar improvisando en función del público muy distinto a dar un abrazo. No digo que sea un abrazo, pero si tuviera brazos y tacto en el espacio tal vez lo viviría muy parecido (risas). Significa estar emocionalmente abierto a eso que está pasando, estar siendo uno con esa presencia.¿En algún momento te tentó ser algo así como un “rockstar” y poner tu ego en escena y cantar, cantar canciones de amor y tener muchas groupies?Pienso que todo el mundo quiere ser amado, reconocido, y eso está bien y hay algunos que tiene mucha necesidad y necesitan hacerlo en formas mega. Hay gente que lo hace desde otros rubros también, a veces ésa puede la motivación. No sólo de músicos o artistas o de gente que está en el escenario.Por otro lado, hasta ahora no venía haciendo proyectos donde yo estuviera en el foco. Pero lo que estoy preparando, el nuevo disco (que posiblemente se titule “Siete”), es de alguna manera abrir la puerta a un camino nuevo para mí, que es el de tocar canciones. Las canciones hablan de la persona, de los estados de ánimo, de los gustos, de la personalidad. Son menos abstractas. Y en ese sentido son una maceta fértil para el ego, estás mostrándote. Una parte, tampoco todo. Una parte que podríamos relacionar más con la personalidad. En ese sentido sí me interesa generar ese espacio para mostrarlo. Para mostrarme más a mí como persona, no como factótum de sistemas. Es más simple también, tengo ganas de bajar un poquito de nivel de pensamiento, de pensar en un nivel más básico y más sensible y no tener que estar pensando en la compatibilidad de sistemas y en los niveles y todo esto que implican los grupos grandes de personas, y estar más en las canciones, en el estado más sensible posible, tocarlo, disfrutar. Y son canciones de amor la mayoría.¿Y eso te da algún tipo de temor?Sí, me da cierta adrenalina nueva que me gusta. El temor lindo, que te atrae.Y con respecto a lo que decías del ego, yo me siento muy bien con el ego, en el sentido en el que soy feliz, vengo haciendo una cantidad de cosas que me realizan mucho y estoy muy tranquilo. No siento que tengo necesidad de demostrarme nada ni de demostrarle nada a nadie. Puedo trabajar desde un lugar muy libre de todo eso. Después, si lo que hago le gusta a la gente o no, qué sé yo. Me encantaría que le encante a un montón de personas y que los haga sentir cosas lindas. Pero no es la motivación de porqué lo hago. Si alguien me dice que le pareció una porquería lo que estoy haciendo me parecerá una lástima pero está fuera de mi control. Estoy tranquilo, no dependo de eso. No es un aire que necesite para sobrevivir.Bueno, Santiago, muchas gracias.

Fuente: La Nación

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1. Sus temas son las políticas de género, los feminicidios y la discriminación. ¿Diría que su cine es de “denuncia”?Sí, claro. En la cuestión de género, nos encontramos en una situación de desequilibrio con respecto al poder. Y la mirada -política- de mi obra se construye desde ese desequilibrio. Mis películas hablan de una desigualdad que se padece.2. La impunidad que cuenta Santas putas (sobre catorce feminicidios ocurridos en el norte de Chile) indigna y conmueve. ¿Ése era su objetivo?En una proyección en Viña del Mar, dos mujeres en la sala gritaron cuando terminó la película. Era un grito de furia y dolor. Creo más en esa actitud que en la de hacerse la víctima.3. ¿El documental aspira a cambiar la realidad?Me encantaría que fuera así, pero dudo de que el cine pueda cambiar algo. No soy muy optimista en ese sentido. Me limito a cumplir con mi responsabilidad de tocar ciertos temas. En Chile es fundamental hablar de derechos humanos porque no todo el mundo conoce sus derechos.4. ¿Qué otros cineastas la inspiran?Yo vivo en el campo, no tengo televisión y viajo poco porque tengo un problema en la columna. Filmo lo que veo a mi alrededor, no estoy muy informada. De lo que tengo el gusto de conocer, valoro mucho el trabajo de Carolina Adriazola, José Luis Sepúlveda y Elena Varela, todos grandísimos realizadores chilenos.5. ¿En qué proyecto trabaja actualmente?Acabo de terminar el rodaje de un documental sobre el asesinato de una amiga mía en mi pueblo. En Chile, el 70% de los asesinatos son feminicidios. Sin que yo me diera cuenta, mi cine se ocupa de temas como éste. Diría que ha tomado un camino de insurreción ante lo que está pasando.

Fuente: La Nación

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