El incremento en la frecuencia e intensidad de las inundaciones que se da a nivel global a causa de distintos factores climáticos y la acción del ser humano, tiene atentos a científicos de todo el mundo que trabajan para mejorar la tolerancia de los cultivos de interés alimentario.
Un equipo internacional de expertos del que participó un investigador argentino que se desempeña actualmente en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular (IBBM, CONICET-UNLP), comparó la respuesta del arroz, que puede sobrevivir sumergido en agua de forma prolongada, con la de otras especies con las que comparte ciertas características genéticas.
Basados en los resultados y mecanismos que hacen más resistente al arroz, los expertos estudiaron el rol de los genes implicados en la respuesta de ese cultivo a condiciones de inmersión, y al mismo tiempo compararon esa respuesta con una variedad de alfalfa, el tomate tradicional y silvestre.
“Tomamos esas plantas para cubrir el espectro de las angioespermas, es decir aquellas plantas terrestres que desarrollan flores, y para tener muestras de qué ocurre desde una que es tolerante a las inundaciones hasta una más adaptada a condiciones de sequía como el tomate silvestre”, comenta Mauricio Reynoso, investigador del Conicet.
Los estudios, financiados hasta el 2018 por el Programa de Investigación del Genoma de Plantas (PGRP), se centraron en las células alojadas en las puntas de las raíces de las plantas, ya que es allí donde se da la respuesta inicial a la inundación.
“Al encontrarse en el suelo, las raíces son las primeras en censar la baja de los niveles de oxígeno generada por el exceso de agua. En ellas reside una parte del potencial de crecimiento de la planta, por lo que su supervivencia es crítica para ésta”, explica el investigador.
Con técnicas avanzadas, los expertos pudieron observar en profundidad y a distintos niveles cómo es el proceso de regulación genética que se da en las puntas de las raíces. “De esa manera vimos que algunos de los genes que están involucrados en la adaptación que hizo el arroz para soportar anegamientos también existen en las otras plantas, pese a que evolutivamente estas especies se separaron hace más de 180 millones de años. Inesperadamente encontramos al menos 68  familias de genes comunes de respuesta”.
Pese a que durante los experimentos esas familias de genes se activaron en todas la plantas, sus respuestas no fueron efectivas en todas como sí ocurrió en el arroz: “las sometimos a períodos breves de inundación y la que, como se esperaba, tuvo la respuesta más expandida y sincronizada fue el arroz”, explicó Reynoso. En ese sentido, el tomate silvestre fue el que se marchitó y murió más rápido luego de la inundación”.
Si bien se trata de resultados iniciales, la comprensión de los mecanismos genéticos que se activan en el arroz ante condiciones de inundación podría permitir a largo plazo la implementación de estrategias para reforzar y mejorar la respuesta en aquellas plantas menos tolerantes, emulando lo que ocurre con esa especie.
Para finalizar, la directora del estudio Julia Bailey-Serres, de la Universidad de California, Riverside, remarcó que “los científicos tenemos la urgencia de ayudar a las plantas a sobrevivir al anegamiento para garantizar la seguridad alimentaria para el futuro”.

Fuente: InfoCampo

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La Nación junto con la provincia jujeña lanzaron un plan estratégico de Gestión Forestal de la Cuenca de Caimancito, que abarcará un área de unas 150.000 hectáreas y tiene como objetivo mejorar de manera sustentable la economía del sector.
Se trata de un programa de trabajo que apunta a posicionar a Caimancito – ubicada a 135 kilómetros de la capital provincial- como un polo forestal dinámico, competitivo y adaptado a la economía local. El plan se anunció en la Casa de Gobierno provincial, ante autoridades de la Dirección Nacional de Bosques y de Desarrollo Foresto Industrial.
“Es un gran logro haber plasmado este plan, en una articulación interinstitucional y en el marco de la correcta aplicación de Ley de Bosques”, expresó la directora nacional del área, Mercedes Borrás.
Asimismo, Borrás agregó que esperan que “sea promotor de desarrollo sustentable, generador de empleo, de bienestar social, de arraigo de las comunidades y de agregado de valor local”, y remarcó que “tener un ejemplo en territorio de lo que se llama una planificación forestal a nivel de cuencas es sumamente valioso”.
En la cuenca, que abarca la mitad de los bosques de Jujuy, se hallan 17 aserraderos y 130 carpinterías, que generan unos 561 puestos de trabajo, con una demanda de 11.000 m³ por año y producen ingresos por $106 millones anuales, según un diagnóstico elaborado en 2017.
Jujuy hace muchas décadas que tiene cultura en la actividad forestal. “Lo que pretendemos que el producto final cuente con valor agregado, y se comercialice al precio justo, para que sea una actividad perdurable en el tiempo”, resumió Laharrague.
Con respecto a la Ley de Bosques, unas 250 mil hectáreas de la cuenca se encuentran no degradadas y disponibles para el manejo, con una posible oferta potencial anual de entre 18 y 36.000 m³ por año.
El director nacional de Desarrollo Foresto Industrial, Nicolás Laharrague, apuntó que el trabajo forma parte del objetivo de “ir mejorando la competitividad en las distintas cuencas de las distintas regiones del país, partiendo del aprovechamiento integrado de las herramientas existentes, como son la Ley de Promoción Forestal y la de Bosques Nativos.”
En cuanto a la cadena productiva, se pretende avanzar contra la informalidad en el circuito y en la gestión del empleo, contra la pérdida de competitividad,  un retroceso en el uso de la madera, sobre todo la nativa, y la dependencia comercial de Caimancito del mercado local.

Fuente: InfoCampo

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Desde este viernes 4, rige una nueva modificación de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Esta vez, cambió algunos aspectos del Sistema de Información Simplificado Agrícola (SISA), obligatorio para productores, operadores y propietarios de la producción y comercialización de granos y semillas en proceso de certificación, cereales, oleaginosas y legumbres secas.
A través de la Resolución General 4601/2019, que publicó en el Boletín Oficial, AFIP informó que:

A partir de ahora, la obligación de informar la superficie agrícola destinada a cultivos deberá hacerse desde el 1° de diciembre de cada año hasta el último día de febrero del año siguiente (antes, era desde el 1° de enero).
La información que se suministre podrá modificarse solamente desde el 1° de diciembre y hasta el 31 de octubre del año siguiente (antes, era desde el 1° de enero).
Acopiadores, cooperativas, consignatarios, acopiadores-consignatarios, mercados de cereales a término y demás intermediarios, excepto corredores, podrán compensar las sumas de las retenciones a ingresar con los saldos a favor de libre disponibilidad en dicho gravamen, cualquiera sea su origen (pagos a cuenta, retenciones y/o percepciones sufridas por aplicación de cualquiera de los regímenes vigentes).

Fuente: InfoCampo

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Un equipo de investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) halló en las casi inhabitables lagunas de Santa Bárbara, Jujuy, peces de la especie Jenynsia sulfúrica capaz de adecuarse a las características extremas del medio y sobrevivir. El descubrimiento estuvo a cargo de Guillermo Terán, becario posdoctoral, y los investigadores Gastón Aguilera y Marcos Mirande.

Esta especie del género Jenynsia que no sólo logra resistir temperaturas de hasta 45°C, sino que también puede sobrevivir en aguas con alto contenido de azufre. La investigación fue publicada en la revista especializada Plos One.
 “Cuando arribamos al lugar nunca pensamos que podría haber algo ahí adentro; fue una gran sorpresa para nosotros”, recordó Marcos Mirande, al describir que en el fondo de la laguna el agua es de un color amarillo pálido por la vasta presencia de azufre.
“Lo primero que percibimos cuando llegamos, además de la coloración, fue el fuerte olor a huevo podrido que emanaba y por poco perdemos las esperanzas. El azufre, al combinarse con el agua, le quita el oxígeno e imposibilita la vida de los peces”, explica Gastón Aguilera.

Sólo encontraron a esta especie en grandes proporciones, lo que les llamó la atención en ese momento. Pero la sorpresa se incrementó luego de los estudios de laboratorio. Esta nueva especie fue la única capaz de adaptarse molecular y morfológicamente a condiciones tóxicas e hipóxicas tan complejas como las que presentan los manantiales de sulfuro de esta laguna.
Los resultados demuestran que Jenynsia sulfurica, durante su evolución, desarrolló mecanismos fisiológicos para regular la concentración de azufre en sangre. También pudieron observar que este minúsculo pez capta considerables cantidades de oxigeno de la superficie debido a que en su mandíbula inferior posee un labio hipertrofiado que le permite tomar aire atmosférico, lo que facilita su respiración.
“Creemos que muchas de estas parecen convergentes con las que se ven en otras familias de peces de ambientes con sulfuro, como por ejemplo los de la familia Poecilidae”, expresó Mirande.
Asimismo, en zonas cercanas donde se realizó el hallazgo, se encontró otra Jenynsia, conocida como J. alternimaculata, que presenta similitudes en cuanto al patrón de coloración.
“Una de las hipótesis que manejamos, es que por algún impedimento químico, la población del sulfurica se aisló del hábitat de sus parientes y prosperó independientemente en esta laguna”, concluyó Aguilera.

Fuente: InfoCampo

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