El extenso período seco que abarcó el trimestre frío y sigue extendiéndose sobre octubre le ha quitado al trigo las posibilidades de alcanzar los 21,5 millones de toneladas que se proyectaban, advierte la Bolsa de Comercio rosarina. El noveno mes del año y los primeros diez días de octubre mantienen el patrón seco que domina en gran parte del oeste y centro sur de la región pampeana, de acuerdo al área que monitorea la entidad. Ya se estiman casi 2 quintales menos de los 32,5 quintales que se proyectaban para esta zona. 
Por su parte, también “hay pérdidas de los lotes que empiezan a dejarse de lado por la falta de agua y el efecto de las bajas temperaturas”, en forma total o parcial, ya suman 208.000 hectáreas. El resultado de todo esto ajusta la estimación de trigo de Argentina a 20 millones de toneladas para el ciclo 2019/20, respecto a los 21,5 que se esperaban.
En referencia a la situación climática, la Bolsa sostiene que los trigales de la provincia de Entre Ríos y el centro y norte de Santa Fe están en mejor condición porque el clima fue más benevolente. Solo en algunas regiones privilegiadas del este de Buenos Aires se mantienen altas expectativas. En el resto de la zonas de influencia cercana a Rosario, los distintos grados de afección por bajas temperaturas y falta de agua se profundizan con un 30% a 40% de perdida de rinde.
Se espera, como media provincial, un rinde menor a los 35 quintales, cuando el año pasado se superó los 38 quintales por hectárea. El área cordobesa tampoco pasa por un buen año: apenas se alzaría con una marca provincial 28,6 quintales.
Entre el este cordobés y el resto provincial hay más de 10 quintales de diferencia. Los trigales del sur santafesino, asimismo, se resienten por la falta de agua, pero las estimaciones muestren una mejor situación.
La provincia de Santa Fe lograría 33,6 quintales por hectárea, cuando un año atrás se estimaba una media menor a los 29 quintales.
 

Fuente: InfoCampo

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Mientras la compañía Bioceres aguarda aguarda la aprobación de la genética de trigo HB4, de tolerancia a estrés hídrico, continúa con el plan de mejoramiento y desarrollo de materiales de alta performance para las distintas regiones del país.
“A la par de la genética HB4 pensamos en poner en práctica la tecnología basada en productos biológicos, como bioefertilizantes  y biofungicidas”, explicó Francisco Ayala, gerente de productos y  de Bioceres.
Este nuevo concepto se denomina “Ecoseed” y apunta a que, con todo este paquete biotecnológico, las características propias del trigo HB4 se potencien y el cultivo pueda ser aún más resistente a malas condiciones ambientales.
De acuerdo a Ayala, el paquete ‘eco’, más la tolerancia del HB4, es capaz de aportar una mejora de rendimiento del 20 por ciento, en lotes de baja productividad, aquellos que rinden normalmente en torno a dos mil kilos.
“Como vemos que esta tecnología tiene mucho potencial, seguimos avanzando con la generación de variedades y la multiplicación de semillas para cuando efectivamente se logre la desregulación”, concluyó.
 

Fuente: InfoCampo

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Las aplicaciones de agroquímicos en las zonas periurbanas, aquellas linderas a las áreas urbanas, son un tema de discusión social y técnica. Desde lo técnico, hay solución para anular los riesgos que éstas pueden ocasionar en las áreas pobladas. 
La Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) brindó algunas recomendaciones para hacer aplicaciones seguras. 
Entre los elementos que permiten emplear correctas tecnologías de aplicación de fitosanitarios, se encuentran la regulación y registro de los productos ante la autoridad competente, cumplir con la legislación del lugar donde se los aplique y considerar factores tales como las condiciones ambientales.
Según el informe de Casafe, es condición indispensable usar gotas grandes (250 micrones) a muy grandes (mayor a 400 micrones) en estas áreas, ya que a mayor tamaño, menor es la probabilidad de que sean arrastrada por el viento y se generen derivas. 
Uno de los factores que más afectan el tamaño y el movimiento son las condiciones ambientales existentes cuando se aplica un fitosanitario. Por eso, es clave monitorearlas permanentemente. Esas condiciones se establecen por los registros de temperatura, humedad relativa y -especialmente- la velocidad y dirección del viento
Otra tecnología clave para controlar las aplicaciones periurbanas son las cajas negras. Estos dispositivos son instalados en los equipos pulverizadores que tienen distintos sensores -GPS, estación meteorológica y caudalímetros, entre otros- y mediante una computadora incorporada, registran las distintas variables simultáneamente y construyen mapas de aplicación.
Queda claro que hay tecnología disponible para colaborar en la toma de decisiones. La tecnología debería mejorar la capacidad de adoptar buenas prácticas al planificar y ejecutar la aplicación de fitosanitarios.
 

Fuente: InfoCampo

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Fotos: INTA
La leche que no puede comercializarse, debido a que contiene calostro o por provenir de animales que están bajo tratamiento, representa un volumen estimado de 16 millones de litros en el país y, en general, se destina a la alimentación de los terneros. Para que sea de valor productivo, es fundamental aplicarle un tratamiento que permita eliminar los posibles patógenos que contenga, capaces de enfermar a los animales, y evitar, así, pérdidas económicas de importancia para los productores, señala el INTA Informa.
La pasteurización es el procedimiento más utilizado para realizar la eliminación de microorganismos y, si bien resulta efectiva, tiene como desventajas el costo elevado y la disminución de nutrientes por acción de la temperatura.
En conocimiento de la problemática, investigadores del Instituto de Patobiología del INTA avanzan en el desarrollo de un equipo –denominado sanitizador–, que, mediante el proceso de ozonización, elimina los patógenos del calostro bovino sin dañar los anticuerpos contenidos en el alimento. La clave de la innovación se encuentra en el método de ozonización, un procedimiento de bajo costo que minimiza el impacto sobre la calidad nutricional de la leche y cuya aplicación permite reutilizar la leche de descarte para la alimentación de los terneros en forma segura, destaca la publicación del INTA Informa.
“El ozono es una molécula altamente inestable que, al descomponerse, produce radicales libres; al ozonizar la leche y el calostro, los radicales libres dañan las membranas y el ADN de los microorganismos y los inactiva”, explicó Winston Morris, investigador del Instituto de Patobiología del INTA, quien lleva adelante el estudio junto con los especialistas Daniel Vilte, Sergio Garbaccio y Mariana Dunleavy.

Morris destacó al INTA Informa que este tratamiento se utiliza frecuentemente en el proceso de potabilización del agua y que permite la conservación de los anticuerpos, en contraposición a los resultados obtenidos con los métodos térmicos como la pasteurización.
La utilidad del dispositivo apunta a eliminar microorganismos de la leche no comercializable con que se suele alimentar a los terneros. “Cuando se administra este alimento sin tratar, puede ser una vía de transmisión de patógenos a los animales que causan principalmente diarreas y enfermedades respiratorias”, afirmó Morris.
De acuerdo con Dunleavy, la herramienta está dirigida a productores de tambos pequeños y medianos (que constituyen más del 80 % del sector), debido a que es de sencilla adopción y bajo costo, aunque también puede ser utilizada por establecimientos de mayor escala.
Actualmente, los investigadores trabajan en el desarrollo a escala de tambo, a partir de un diseño construido a escala de laboratorio. Los ensayos preliminares mostraron resultados alentadores y se avanza hacia la construcción y puesta a punto de un prototipo que pueda ser evaluado en un tambo real, explica la publicación del INTA Informa.

Fuente: InfoCampo

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