Jeep presentó su nuevo espacio dedicado a los amantes del 4×4, donde los visitantes podrán disfrutar la experiencia de la marca sinónimo del Off Road.
Ubicado en la Ruta 27, lindero al shopping Remeros Plaza, partido de Tigre, para todo aquel visitante que desee disfrutar de la experiencia de manejo de la gama Jeep en alguna de las pistas 4×4.
El Jeep Experience Territory es el fiel reflejo de los valores que persigue la marca: aventura, libertad, pasión y autenticidad. Se extiende en un espacio exclusivo en el cual los participantes podrán tener contacto con vehículos de la marca, realizar pruebas de manejo con diferentes grados de dificultad, en diferentes terrenos y situaciones de conducción, en un ambiente natural y de aventura.
Los modelos disponibles para test drive serán:
– Renegade Trailhawk
– Compass Limited Plus
– Grand Cherokee Overland
– Wrangler JK Rubicon
A su vez, no solo se podrán comprobar las capacidades de los vehículos en la pista Off Road, sino que también habrá Weekend Food Trucks y un Euca Móvil, un parque en miniatura donde los niños podrán recorrer los desafíos que le proponen los juegos.
Días y horarios:
Abierto del 6/11 al 1/12 de miércoles a domingos.
Miércoles a viernes de 14 a 20 hs
Sábados y domingos de 10 a 20 hs

Fuente: InfoCampo

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Desde hace más de dos semanas, Chile vive un inesperado conflicto social interno. De gran magnitud y aún no resuelto. Por esto su economía está, en algunos sectores, lastimada, sino semi-paralizada y sus flujos de exportaciones, de una manera u otra, han sufrido.
La crisis aparentemente es consecuencia de haber ignorado el impacto de mantener desigualdades importantes entre distintos sectores de su población y de una clase política que lamentablemente no advirtió a tiempo la necesidad de ajustar un modelo que económicamente parece haber sido exitoso, de modo de hacerlo mucho más inclusivo. Circunstancia, ésta última, que lentamente fue deslegitimando socialmente y transmitiendo fragilidad a toda su clase política.
¿Cómo puede ello impactar adversamente en el flujo de exportaciones agroindustriales argentinas a Chile?
Chile, recordemos, tiene nada menos que 28 Tratados de Libre Comercio en actividad. Esto es, funcionando. En marcha cierta.
Esos acuerdos comerciales aseguran, fundamentalmente, que los productos chilenos ingresen en el territorio de sus respectivos socios comerciales libres de derechos de importación o con tarifas sustancialmente más bajas que las que se aplican a los demás países, en general.
Por ello, “encadenarse” con las exportaciones chilenas permite a algunos exportadores argentinos beneficiarse, ellos también, de esas ventajas arancelarias y salir al Pacífico recibiendo, en ese activo ámbito comercial, una suerte de ventajoso “trato nacional” chileno.
La quinta parte de las exportaciones chilenas actuales pertenece al sector de la industria alimentaria. Y allí hay ya “encadenamientos” concretos, especialmente en materia de exportaciones frutícolas. Y Chile es, recordemos, el segundo mercado argentino de exportación en la región, después de Brasil.
Por esto último, la marcha del sector exportador chileno no nos es para nada indiferente. Lo acompañamos en los éxitos, en tiempos de prosperidad. Y sufrimos cuando ese sector tiene problemas.
Las repercusiones, grandes o chicas, son relativamente inevitables como consecuencia de una integración creciente entre los productores agropecuarios de ambos países.
Por esta razón, las perturbaciones a las exportaciones chilenas no nos son indiferentes y debemos seguir de cerca lo que sucede del otro lado de los Andes, en el país más moderno de la región, hoy convulsionado, pero que tiene los lazos exportadores más intensos y activos con el resto del mundo.

Fuente: InfoCampo

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La Secretaría de Ambiente y Cambio Climático, de la provincia de Córdoba, colabora en un proyecto coordinado por el INTA, para la propagación (mediante el uso de geles enraizantes preparados) de Peperina, una planta aromática silvestre que actualmente se encuentra amenazada.
La Peperina (Minthostachys verticillata)  también conocida con el nombre de menta peperina, es una planta aromática silvestre de la familia de las lamiáceas. En ciertas zonas de noroeste argentino, se lo suele usar para saborizar el tereré o mate, además de consumirse como infusión de té.
Crece en las sierras de Argentina , aunque está más popularizada en las zonas del oeste y noroeste cordobés debido a que es vendida en atados por vendedores ambulantes. Además es ampliamente recolectada de sus sitios naturales de crecimiento por pobladores que la venden a acopiadores locales, los que la procesan (deshojado, despalillado y molido) para proveer a empresas productoras de yerba mate compuesta.
Por estos motivo, actualmente se encuentra en situación de vulnerabilidad. Marta Ojeda, profesora de la cátedra de Genética de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNC, advierte sobre el riesgo para muchas hierbas autóctonas argentinas, cuya recolección en las sierras fue, por muchos años, el principal ingreso de las familias.
Esto provocó una “selección genética negativa” sobre ellas: las más bonitas y vistosas, eran arrancadas para su comercialización, mientras que la de características menos “deseables” quedaban y se reproducían, dejando una descendencia de mayor calidad, más propensa a enfermedades o plagas.

“Usar la hierba nativa arrancándola implica, a la larga, perderla; sumado que no la dejan semillar y eso la pone en riesgo. Además se agrega el ganado que la come y los incendios”, advierte Ojeda.

En la misma línea, Javier Britch, secretario de Ambiente y Cambio Climático, dijo que “se busca la conservación de la biodiversidad de nuestra flora, algo tan icónico para nosotros, que tienen una amenaza muy seria y lo que estamos logrando es favorecer su reproducción a través de plantines”.
Además, agregó que la Secretaría realiza un esfuerzo muy importante para aportar desde el conocimiento y la investigación los elementos centrales para alcanzar el objetivo, como la creación de un gel que promueve el enraizamiento de las pequeñas plantas.
La mencionada contribución de conocimientos con las demás instituciones tanto a nivel provincial como nacional genera una expectativa muy grande y brinda una proyección acerca del programa de recuperación de flora.

Fuente: InfoCampo

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El gobierno de Santa Fe y Carsfe presentaron el nuevo Mapa del Delito Rural, confeccionado con datos que aportan los mismos productores agropecuarios de la provincia a través del Registro Único de Producciones Primarias (RUPP).
Se trata de una herramienta que se ideó en 2018 y apunta principalmente a prevenir el robo de ganado y la inseguridad en los campos, por lo que el Ministerio de Seguridad, el de Justicia y el de la Acusación participaron de su construcción con sus respectivos equipos técnicos.
El mapa nació como un registro y se convirtió en una base de datos a través de la cual los productores pueden denunciar en tiempo real para que la Policía acuda al lugar de los hechos.
“Vimos claramente en los mapas dónde hay mayor concentración y allí la Policía puede disponer la prevención, trabajar y armar un plan de acción en base a esa información para determinar las prioridades. Además, puede actuar en tiempo real y eso le da una capacidad operativa de intervención“, explicó la ministra de la Producción de Santa Fe, Alicia Ciciliani, durante el lanzamiento.
En ese sentido, Ciciliani aseguró que desde el gobierno provincial van a “atacar” a las bandas criminales que “se desarrollan, crecen y actúan cuando saben que el Estado no tiene capacidad operativa para perseguirlos”.
A la iniciativa se sumó el Ministerio de Salud, que dará alerta ante la aparición de casos de Síndrome Urémico Hemolítico, que muchas veces se vincula al robo de hacienda. “El abigeato compromete la salud ya que se faena en condiciones no higiénicas. En ese marco, salud y nuestra red de hospitales serán una fuente de información importante”, agregó la ministra.
 

Fuente: InfoCampo

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Un grupo de productores misioneros consiguieron sacar rédito económico al palmito presente en sus montes sin destruir las palmeras. Y utilizan sus frutos, que en sabor, color y textura se parece mucho al Açaí amazónico extensamente consumido en todo Brasil, pero con mayor cantidad de propiedades alimentarias.
El proceso se basa en la extracción de la pulpa del fruto de la palmera del palmito, un fruto prácticamente idéntico al Açaí en aspecto, sabor y textura, pero que posee un amplio uso en la elaboración de alimentos, bebidas y cosméticos.
En el sur de Brasil, en el Bosque Atlántico, comenzaron a recolectar el fruto y a procesar su pulpa y así nació el Açaí de Juçara, que también tuvo un rápido éxito comercial por sus atributos que llevaron a los especialistas a catalogarlo como un “súper alimento”.
Por ese motivo, en Misiones en la cuidad de Andresito, una cooperativa busca replicar el éxito de Brasil. Todavía trabajan a escala artesanal, son 11 familias que procesan alrededor de 60 kilos de frutas por día, de los que obtienen unos 30 kilos de pulpa. Le dieron al producto el mismo nombre que le daban los nativos guaraníes al fruto del palmito, Jejy’a.
El proyecto partió de la búsqueda de un grupo de productores que conservan parcelas considerables de bosque nativo y necesitaban una alternativa que permitiera hacer una explotación sustentable de lo que ofrece la selva sin provocar un daño en el ecosistema. El aprovechamiento primero de la pulpa y después de las semillas (que son vendidas a viveros de la zona) del fruto del palmito surgió como una opción atractiva.
“Nos organizamos, cada día le toca a un productor distinto acercar su semilla a la cooperativa. Luego las clasificamos manualmente para sacar frutos verdes, palitos, los que puedan tener hongos. Después una serie de lavados, se pone todo en agua con lavandina para desinfectar, se deja en reposo y después directamente va a la sala de extracción, previo paso por agua caliente para que se afloje la pulpa”, explicó Mirna Korniejczuk, una de las más fervientes impulsoras de la Cooperativa Agroecológica Península Limitada.
“El proyecto permite sacar un rédito económico de la palmera del palmito sin tener que dañar a la planta y aporta un beneficio a quienes deciden conservar bosque nativo en sus chacras.”, expresó Mirna Korniejczuk.
En la misma línea, la productora se ocupó de aclarar que no cultivan ni tienen intenciones de hacerlo, sino que se limitan a recolectar los frutos de las palmeras que crecen de manera natural en el monte porque el objetivo final es justamente conservar la selva y ofrecer un producto extraído directamente del monte.
Explicó que de la pulpa de Jejy’a se puede usar en una amplia gama de alimentos y bebidas. Los hoteles de Iguazú lo requieren como un ingrediente distintivo para coctelería, cocina gourmet y postres; pequeños emprendedores buscan incorporarlo a la mesa diaria de los misioneros en forma de mermeladas, helados, jugos, salsas, licores y cervezas y hasta hay experiencias de su uso en cosmética o como tintura natural para telas.
Dada la escala más bien pequeña del proyecto, la comercialización de la pulpa de Jejy’a de la Cooperativa Península no está del todo desarrollada. Internet y las ferias y exposiciones son los canales principales de ventas.
El producto se vende congelado, a razón de 450$ por kilo y fraccionado en paquetes de 500 gramos.
Características del fruto del palmito
Desde el punto de vista sensorial la pulpa de los frutos es muy similar açaí amazónico; sin embargo, la pulpa Jejy’a presenta mejores características a nivel nutricional. Entre sus propiedades se destacan la capacidad antioxidante y el contenido de antocianinas, además de los niveles de proteínas, lípidos, ácidos oleicos y linoleicos, potasio, calcio, hierro y manganeso. Son también considerados como alimentos energéticos. Las vitaminas presentes en los frutos son A, E y C.
 

Fuente: InfoCampo

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Investigadoras del CONICET en conjunto con colegas de Alemania y Uruguay, estudiaron el seguimiento evolutivo de una proteína que participa en un ciclo que le otorga mayor eficiencia a todo el proceso fotosintético en las plantas y consiste en la incorporación de dióxidos en hidratos de carbono.
La investigación, realizada por Fabiana Drincovich, Clarisa Álvarez y Mariana Saigo, integrantes del Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos (CEFOBI, CONICET_UNR), se publicó en la revista científica Nature Plants, y si bien forma parte del campo de la llamada ciencia básica, presenta un vínculo inmediato con la necesidad actual de incrementar la generación de alimentos para sostener la población futura.
Tal como explica Drincovich: “existe consenso de la comunidad científica mundial en la necesidad de trabajar en un aumento de la eficiencia fotosintética y en la resistencia de las plantas, porque toda la generación de alimentos se da a partir de la cadena: dióxido de carbono, luz y plantas, entonces hay que concentrarse en aumentar la producción y la eficiencia fotosintética para las generaciones futuras, y eso hay que encararlo ahora”.
Las plantas que las investigadoras estudiaron son: sorgo y maíz, que atraviesan un proceso bioquímico por el cual pueden concentrar el dióxido de carbono y, para captarlo mejor y lograr mayor eficiencia en la fotosíntesis, lo hacen vía cambios en las propiedades de determinadas enzimas que participan en ese ciclo.
“Estudiando qué había ocurrido en una de las enzimas para que puedan operar de esa manera, descubrimos unas pequeñas modificaciones en la proteína que se traducen en efectos muy importantes, que hacen que pueda tener este nuevo rol y ayudar a un proceso fotosintético más eficiente”, explicó Drincovich.
“Cristalizamos una de las proteínas para poder resolver la estructura, una enzima málica de sorgo. A partir de la comparación de esas dos estructuras, junto con la comparación de otras que no tienen esas propiedades, pudimos determinar algunas características distintivas que le otorgan ventajas fotosintéticas a estas enzimas que pudimos determinar su estructura cristalina”, remarcó Clarisa Álvarez.
En la misma línea, Drincovich, agregó que el maíz y sorgo son dos especies que presentan este mecanismo por el cual tienen un aumento en la eficiencia fotosintética.
“Tomamos esas dos especies como modelos para analizar las proteínas ahí y compararlas con otras que no tenían estas características, para ver cómo la proteína evolucionó hacia esas formas que le permiten tener esta ventaja. Detectamos cambios muy pequeños, pero que sin embargo se traducen en cambios muy importantes de las propiedades de la enzima para que puedan operar de esta manera”, explica la investigadora.

Fuente: InfoCampo

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