Una plaga de tucura sapo (bufonacris clarasiana) avanza sin control en la meseta del norte de Chubut afectando en principio a una superficie de 40 lotes de 625 hectáreas cada uno, en cuyo interior hay varios focos que no pudieron ser contenidos por las autoridades sanitarias.
“Habíamos avanzado con un programa de manejo pero evidentemente no dio resultado y ahora la plaga creció mucho y nos cuesta combatirla porque no encontramos remedios adecuados”, explicó Mario Reguiló, director de la meseta central de la Corporación de Fomento Rural (Corfo) de Chubut.
Las tucuras son insectos parecidos a las langostas, con una población que va aumentando mientras se desplaza motorizada por su voracidad, provocando grandes daños en este caso en la vegetación propia de la meseta patagónica.
Esta especie tiene la particularidad de no tener alas y desova en áreas pedregosas donde predominan vegetales arbustivos, por lo que su desplazamiento no es el de una “nube” que se eleva en el cielo como ocurre con sus parientes los saltamontes, sino que se arrastra y al ser tanto los ejemplares parece que el piso se desplazara.
“Como no se pudieron combatir en los controles preventivos cuando la especie era juvenil ahora se complica porque llegan a la etapa de la adultez y requieren otro tipo de remedios para atacarlas” describió Reguiló.
“La primera intervención se realizó con mochilas que esparcieron los insecticidas en los focos pero muchos productores no nos dejaron ingresar a los campos y en otros casos ocurre que es una superficie muy grande y no tenemos ni personal ni medios para acceder”, se lamentó Reguiló en diálogo con Télam.
Según interpreta el técnico, la plaga se expandió rápidamente por las condiciones meteorológicas favorecidas por poca humedad y temperaturas que este año no fueron tan extremadamente bajas como suele ocurrir para esas latitudes.
“Incluso en pleno invierno se produjo una especie de veranito, con temperaturas que superaron los 15 grados y creemos que eso favoreció su expansión”, detalló el delegado de Corfo en Cushamen.
Tras lamentarse porque no tienen los remedios adecuados para atacar la plaga, cuentan con poco personal y el equipamiento es escaso, el director de Corfo reconoció que los están ayudando técnicos del Senasa.
“Por ahora es poco lo que se puede hacer, la plaga avanza y come todo a su paso, incluso se comen entre ellas porque tienen hábitos caníbales y se consumen entre sí cuando alguna muere”, admitió el funcionario.
Reguiló explicó que no solo en un vasta superficie del departamento Cushamen se produce el avance de esta plaga, sino que se detectaron focos en proximidades de las poblaciones de Lagunita Salada, Pocitos de Quichaura y el paraje conocido como “Talagapa”.

Fuente: InfoCampo

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El próximo martes 12 de noviembre vence la última cuota del año de los impuestos Inmobiliario Rural e Inmobiliario Complementario, y ARBA recordó que todavía se puede acceder a bonificaciones.
En concreto, la agencia fiscal de la provincia de Buenos Aires resaltó que hasta ese día se puede pagar con descuentos de hasta el 20%, siempre que el contribuyente pague en término y esté adherido al servicio de boleta por mail o al sistema de débito automático.
En ese sentido, quienes paguen en término la cuota número cuatro del Rural obtendrán el 15% de bonificación, al que se le podrá sumar el 5% en caso de estar adheridos al débito automático.
ARBA también remarcó que hay tiempo hasta el próximo martes para obtener el descuento en el pago de la cuarta cuota del Inmobiliario Complementario. En este caso, los que paguen en término y estén adheridos a la opción Elegí Digital podrán bonificar hasta el 20%, en el marco de la misma modalidad de beneficios que tienen los contribuyentes en cada una de las plantas (Urbano Edificado, Urbano Baldío o Rural) a la que pertenecen los inmuebles por los que abonan el impuesto.
Cabe recordar que quienes ya estén suscritos, tendrán la bonificación de manera automática y sin necesidad de hacer ningún trámite.

Fuente: InfoCampo

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En línea con las nuevas demandas de consumidores que prefieren productos con características más saludables, un equipo de investigadores del INTA-Conicet y Embrapa, institución brasilera, estudia cómo influye el ambiente en la composición nutricional del grano de la soja.
Constanza Carrera, especialista en ecofisiología vegetal del Instituto de Fisiología y Recursos Genéticos Vegetales del INTA, explicó que tanto el aceite como la harina de soja contienen compuestos con gran valor nutricional.
“Los ácidos grasos esenciales insaturados (linoleico y linolénico) y los isoflavonoides son compuestos altamente valorados por sus beneficios para la salud y son utilizados por la industria de alimentos funcionales y nutracéuticos”, señaló Carrera.
Durante el crecimiento del cultivo, el ambiente tiene una influencia significativa en la expresión de rasgos que contribuyen al peso del grano de soja y determinan su valor industrial y nutricional. En este punto, según Carrera, la radiación solar interceptada es uno de los factores más influyentes y, sin embargo, ha sido poco estudiado, sobretodo en relación a los atributos que definen la calidad química del grano de soja.

“Nuestra investigación está centrada en cuantificar qué efectos tiene la radiación solar interceptada sobre el peso de granos, la proteína, el aceite, los ácidos grasos insaturados y los isoflavonoides. Con esta información podremos contribuir al diseño de prácticas de manejo para mejorar el rendimiento del cultivo y obtener productos con una calidad específica y diferencial”, explicó la especialista.
En un ensayo realizado en el campo de la estación experimental del INTA Manfredi en Córdoba, el equipo de trabajo liderado por Carrera determinó que una intensidad de defoliación leve, del 33 % (lo cual representó sólo una reducción del 4 % de la radiación solar interceptada), indistintamente del momento de ocurrencia dentro del llenado de granos, no afectó el peso de granos, el contenido y la concentración de proteína y aceite, tampoco los niveles de isoflavonoides.
Sin embargo, la calidad del aceite fue afectada en términos de los principales ácidos grasos que lo componen, disminuyendo la concentración del oleico y aumentando la del linoleico.
“Estos resultados junto con la identificación de la radicación fotosintéticamente activa interceptada podrían integrarse para optimizar el manejo del cultivo en ambientes donde pueda verse comprometida la capacidad fotosintética de las hojas (fuente de asimilados) y con ésta la productividad y la calidad final de granos”, concluyó la investigadora.

Fuente: InfoCampo

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