Fuente: La Nación
Fuente: La Nación
La mayoría de las investigaciones para determinar el efecto de las enfermedades sobre el cultivo de trigo se centran en los rendimientos. Razón por la cual un grupo de docentes de la FAUBA comenzaron ensayos para analizar el impacto de los patógenos sobre otros parámetros que afectan tanto la calidad industrial como comercial, del cereal.
En el informe, publicado en SLT-FAUBA, resaltarón el poco conocimiento que hay sobre el impacto que generan las enfermedades en la calidad de los granos. “Decidimos analizar las enfermedades, principalmente foliares, más importantes que se presentan en la Argentina”, destacaron, en referencia a la roya de la hoja y del tallo, roya amarilla y las enfermedades causadas por Septoria y Fusarium.
Algunos de estos patógenos, como Fusarium, generan toxinas que pueden afectar a la salud humana, por lo cual los cereales infectados se deben descartar para la comercialización.
En otros casos, los patógenos podrían afectar la calidad del cereal cuando atacan a las hojas y a las espigas, y sobre todo cuando la infección se genera en estadios críticos para la calidad, como llenado de los granos. “Aún no está claro si estos patógenos generan problemas con el consumo como lo hace Fusarium, pero sí penalizan los rendimientos y el precio de los granos durante la comercialización”, aseguró la investigadora Ginna Rozo Ortega.
Aanalizaron la calidad comercial y tomaron parámetros como proteína en grano y en harina, peso hectolítrico, gluten húmedo. En cuanto a los ensayos se llevaron a cabo con cultivares antiguos y modernos para obtener diferentes respuestas en las relaciones entre el patógeno y el hospedante.
Además, se incorporó un cultivar utilizado en la Argentina que posee un alto potencial de rendimiento y está clasificado dentro del grupo de calidad 2. Por último, se utilizaron genotipos derivados de líneas recombinantes (cruces entre las líneas parentales Seri/Babax) mapeados en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
“Los resultados variaron según las distintas razas y la interacción entre los patógenos. En general, se observó una disminución en el contenido de proteínas, tanto en los granos como en la harina, y en la fuerza y la tenacidad de la masa, debido al efecto de la presencia de las enfermedades”, dijo la investigadora, y agregó: “en el caso del volumen del pan, se observaron distintas respuestas. Se trata de un buen indicador de la calidad, ya que se relaciona positivamente con la fuerza de la masa y ésta, a su vez, con el contenido de proteína”.
Por último, comentó que en su investigación ocurrieron pérdidas en los rendimientos debido a efectos indirectos de las enfermedades sobre el número y el peso de los granos, según el momento de aparición y el progreso de la enfermedad, lo cual afectó la calidad. Cuando la enfermedad predominante fue roya del tallo, los rendimientos cayeron hasta un 66%. Esto sucedió porque la roya no sólo afecta la intercepción de la radiación solar al infectar las hojas, sino que también disminuye los niveles de reserva en el tallo”.
Rozo Ortega dió un conjunto de recomendaciones para que los productores mejoren la calidad de sus granos.
Utilizar rotaciones de cultivos: permiten reducir la cantidad de inóculos en algunas enfermedades, como la septoriosis, y mejorar la fertilidad del suelo, puesto que el trigo necesita nitrógeno para poder tener niveles aceptables de proteína.
Realizar fertilizaciones de nitrógeno diferidas en siembra y macollaje: el nitrógeno estará disponible durante el llenado de granos y obtendrá buenos porcentajes de proteína.
Realizar monitoreos periódicos: para advertir la presencia temprana de enfermedades y, de ser necesario, realizar aplicaciones de fungicidas ante la incidencia de patógenos siguiendo las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA).
Para finalizar, subrayó la conveniencia de realizar un sistema de alarmas asociado a los pronósticos climáticas, para anticiparse al surgimiento de enfermedades ante determinadas condiciones de temperaturas y humedad.
Fuente: Sobre la Tierra (SLT-FAUBA), autoría Juan M. Repetto.
Fuente: InfoCampo
El presidente Mauricio Macri realizará en diciembre sus dos últimos viajes de su gestión, ambos lateralmente asociados a la producción agropecuaria y los agronegocios.
Uno de ellos tendrá como destino la cumbre del clima de Naciones Unidas, conocida como COP25, que se celebrará en Madrid (España), y el otro será a la Cumbre del Mercosur, a realizarse en Brasil.
En el caso de la COP25, el mandatario participará de la apertura, que tendrá como sede la IFEMA, la Feria de Madrid, así como también de foros y charlas.
El dato de interés es que el presidente argentino compartirá, otra vez, un cumbre sobre el cambio climático con la activista sueca Greta Thunberg, de 16 años, quien hizo un reclamo a la Argentina, hace un poco más de dos meses, en Cumbre de Acción de Cambio Climático de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en New York (EE.UU.).
Por entonces, la adolescente sueca acusó al país de “violar los derechos humanos de los niños al no tomar las medidas adecuadas para detener la crisis climática”.
Ahora, ellos se verán otra vez las caras.
Por su parte, Greta comunicó a través de Twitter que, para llegar a Madrid, cruzará el Oceáno Atlántico, desde la ciudad de Virginia (EE.UU.) en un catamarán sustentable, que se desplaza por medios no contaminantes -paneles solares e hidrogeneradores-, propiedad de una pareja australiana.
Greta permaneció en tierras norteamericanas desde la Cumbre de la ONU, donde también había llegado con un velero “verde”.
So happy to say I’ll hopefully make it to COP25 in Madrid.
I’ve been offered a ride from Virginia on the 48ft catamaran La Vagabonde. Australians @Sailing_LaVaga ,Elayna Carausu & @_NikkiHenderson from England will take me across the Atlantic.
We sail for Europe tomorrow morning! pic.twitter.com/qJcgREe332
— Greta Thunberg (@GretaThunberg) November 12, 2019
Fuente: InfoCampo
El máximo corriente para machos y hembras livianas fue de $81.
Fuente: Clarín Rural
Fue en una reunión de balance de la gestión de Cambiemos en Agricultura.
Fuente: Clarín Rural
Este año, la revista “The Economist” declaró a este ciclo como “el año de lo vegano” y es que, no importa si se declaran como “vegetarianos, veganos o flexitarianos”, el veganismo sigue creciendo y cada vez son más los productos que optan por ser“vegan friendly”. Pero lo que la mayoría no conocía, es que la bebida insignia argentina, el vino, además de extraerse de la vid en su proceso utiliza productos derivados de animales.
Originalmente el vegetarianismo fue la marca que diferenciaba a las personas que no comían carne, ya sea por su preocupación por el medio ambiente, en algunos casos, y otros por el maltrato animal y los derechos de la naturaleza.
Sin embargo, en estos últimos años se acentuó la presencia de un nuevo grupo de activistas que hacen de su alimentación un medio de reclamo. Los veganos, a diferencia de los vegetarianos, no sólo no comen carne, sino nada derivado de animales (leche, queso, huevos, entre otros).
Pero el veganismo no se basa solo en la alimentación y entra en juego una de las bebidas más elegidas por los argentinos, el vino.
Probablemente, la gran mayoría de los consumidores de vino desconoce que, además de uva, en sus copas puede haber ingredientes de origen animal; y es que en el proceso de elaboración del vino utilizaron durante décadas, elementos como la albumina de huevo; derivado de leche, de cartílagos o de peces, para clarificar, es decir, para eliminar las partículas sólidas que pueden quedar suspendidas en el líquido justo antes del embotellado.
Hoy en día, se conocen otros métodos para clarificar que utilizan proteína vegetal y ofrecen resultados de la misma calidad, como puede ser la bentonita. Y esta técnica es la que comenzaron a utilizar algunas bodegas mendocinas para conseguir el sello vegano y adaptarse a los nuevos cambios.
Ante este escenario, el consumidor seguramente se preguntará si hay diferencias de aromas y sabor al degustar uno y otro vino. La respuesta es no, un vino para veganos no tiene un sabor o una calidad distinta, igual que ocurre con los alimentos orgánicos.
Los consumidores más concientizados, aquellos que eligen una opción de alimentación como el veganismo, conocen de sobra esta posibilidad y buscan el sello V-Label, una certificación que otorga la Unión Vegetariana Europea.
Fuente: InfoCampo
Lo mostramos exhibido en la cuenta de Instagram de Infocampo y ahora te traemos todos los detalles. Es que la caja de cambios eAutoPower de John Deere y Joskin se robó todos los suspiros en Agritechnica, la feria que se realiza cada dos años en Hannover, Alemania.
El sistema, que ganó la única medalla de oro de la DLG, es muy innovador, porque es la primera caja de cambios totalmente eléctrica para el agro, y se creó para tractores grandes de la serie 8R.
En términos técnicos, esto prescinde de la típica unidad hidráulica (bomba/motor) y se usan dos motores eléctricos como un actuador continuamente variable. Los motores eléctricos no solo suministran al variador, sino que también pueden proporcionar hasta 100 kW de energía eléctrica para consumo externo.
Y esa posible electrificación resultante del implemento del tractor se demostró con una solución de sistema para esparcir estiércol que la firma americana desarrolló junto a Joskin, que consta de dos ejes en un separador tridem que se accionan eléctricamente.
Lo interesante, según resalta la DLG, es que la propuesta es disruptiva ya que termina con el sistema que rige desde hace más de 20 años para tractores agrícolas, en el que se utilizan las transmisiones continuas con una división de potencia hidrostática-mecánica. “Hasta ahora, se instalaron generadores adicionales para accionamientos eléctricos con un mayor requerimiento de potencia en tractores (ventilador, compresor de aire comprimido/aire acondicionado, etc.) o en implementos”, analizó la sociedad organizadora de Agritechnica.
Los beneficios son muchos: para el tractor, esta integración eléctrica da como resultado una mayor eficiencia de la caja de cambios y un menor costo de mantenimiento. Además, los flujos de energía excedentes que se producen en ciertos puntos operativos pueden “aprovecharse” cuando se utiliza energía eléctrica para componentes eléctricos externos, lo que mejora aún más la eficiencia general.
“Utilizado en combinación con una transmisión por eje en un esparcidor de estiércol, los resultados en el uso práctico incluyen, entre otras cosas, una mayor tracción, un deslizamiento reducido y una guía de pista mejorada en pendientes laterales“, dijo la DLG.
Fuente: InfoCampo
Elaboran chacinados y también milanesas y bondiolas. La harina de quinoa es un súper alimento y un insumo para elaborar galletitas y alfajores.
Fuente: Clarín Rural
Sirven para ampliar la capacidad de transporte de carga, reducen costos logísticos, optimizan la producción y mejoran la seguridad vial, según el Ministerio de Transporte de la Nación.
Fuente: Clarín Rural
Un equipo de investigadores del INTA Cañada de Gómez de Santa Fe, estudian cómo las secuencias de soja continua afectan la productividad y la sustentabilidad de los ambientes y, en base a ello, evalúan cómo impacta la incorporación de los cultivos de cobertura en los rindes de la soja.
En la región Pampeana, un gran porcentaje del área cultivada está ocupada por secuencias de soja continua. Estos esquemas de producción, impactan sobre la fertilidad de los suelos, ya que los lotes agrícolas permanecen con escasa cobertura durante buena parte del ciclo y están expuestos a la erosión.
Los resultados indicaron que, en términos generales, los rendimientos de soja fueron superiores en todas las parcelas con cultivos de cobertura. En cuanto a los cultivos de cobertura, la incorporación de Avena sativa en mezcla con Vicia sativa incrementó un 20 % el rinde de granos de soja por hectárea.
En un ensayo realizado en parcelas experimentales en ambientes de loma, media loma y bajo, luego de 28 días de barbecho posteriores a la supresión de su crecimiento, el cultivo de cobertura de avena con vicia, produjo un incremento en el rendimiento de la soja. “Registramos un 18 % más de granos por metro cuadrado, sumado a un mayor peso de granos”, indicó Julia Capurro, especialista en cultivos del INTA.
Los rendimientos en ambientes de media loma y bajo con cultivo de cobertura fueron mayores; alcanzaron el 20 % más de rendimiento de soja por hectárea, en comparación con los mismos ambientes sin cultivos de cobertura. De acuerdo con Capurro, en media loma con cobertura, la soja rindió 4468 kilos por hectárea, mientras que sin cobertura alcanzó los 3749 kilos.
Estos resultados se explican por la función que realizan y el aporte que dejan los cultivos de avena y vicia. “No sólo contribuyen al enriquecimiento de la superficie de los suelos con residuos vegetales, sino que mejoran el balance de agua útil en el perfil del suelo”, explicó la especialista.
Para finalizar destaco la importancia de tener el suelo cubierto todo el año, “se siembran luego de la cosecha de un cultivo de verano, crecen durante los meses de otoño, invierno y principios de la primavera, lo que nos permite tener el lote ocupado todo el año, siempre verde y evitamos el suelo expuesto a la erosión”.
Fuente: InfoCampo