“Los contratos de soja finalizaron la jornada con pérdidas de 1,5 U$S/tn. La ausencia de compras desde China y nuevas advertencias sobre la posibilidad de que las mismas dependerán de la evolución del coronavirus, impusieron renovada debilidad a las cotizaciones. A la vez, se conocieron las primeras proyecciones de siembra para EE.UU. Según el USDA, el área podría ubicarse en torno a 34,4 mill. has. Así, daría cuenta de una marcada recuperación respecto a la caída de la última campaña y aseguraría un holgado potencial productivo”, infomró Grassi.
En sentido similar, “el maíz cedió levemente en un contexto de ausencia de elementos alcistas. En cuanto a los primeros cálculos de siembra, el USDA proyectó 38 mill. has., en línea al máximo de las últimas campañas”, detalló la corredora de granos.
“Por último, el trigo cerró con nuevas pérdidas, y volvió a recortar parcialmente los avances del martes. El mundo permanece atento a la evolución del comercio internacional y el clima en el hemisferio norte”, finalizó grassi sobre el cierre internacional de los mercados de granos.
Mercado local con precios dispares
“En la rueda de hoy, el mercado de granos local contó con nuevas propuestas de compras por trigo, valores estables por soja, y leve caída en el precio del maíz. Por soja, la oferta de compra fue de U$S 235/t con entrega hasta el 29/02. En tanto, el precio ofrecido por maíz con entrega corta fue de $ 8.600/t, y la oferta por trigo con entrega contractual se mantuvo en U$S 190/t”, señaló la Bolsa de Comercio de Rosario.
En el mercado Matba – ROFEX, el contrato de Soja Mayo´20 opera a U$S 226/t.
En cuanto al mercado local, los precios ofrecidos en el recinto de esta Bolsa fueron los siguientes:
– Por soja, hasta el 29/02 U$S 235/t, y U$S 215/t entrega Mayo.
– Por trigo, contractual U$S 190/t, y U$S 195/t entrega Marzo.
– Por maíz, hasta el 28/02 $ 8.600/t, y Abril U$S 140/t.
– Por girasol, el precio disponible fue de U$S 243/t, y U$S 243/t entrega Marzo.
– Por sorgo, no se registraron ofertas de compras.

Fuente: InfoCampo

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Dos jóvenes estudiante de la Universidad de los Altos, ciudad de México, crearon plástico ecológico a base de cáscaras de huevos que se puede degradar, con el propósito de reducir una de las principales problemáticas ambientales de la actualidad.
La investigación que realizaron Luis Orozco Angulo y Katia García Íñiguez, ambos estudiantes del décimo semestre de Medicina Veterinaria y Zootecnia, permitió crear una materia prima que permitirá fabricar maceteros biodegradables; además de vasos, platos y cubiertos desechables.
Según informó el centro universitario, los maceteros se podrán utilizar en invernaderos o viveros y, en caso de venderlos con una planta, el comprador podrá trasplantarla directamente con el macetero ya que el bioplástico actuará también como fertilizante orgánico y se comenzará a biodegradar en el momento que se entierren las raíces.
Asimismo, afirman que la fabricación del bioplástico es económica, ya que “una porción viable para fabricar un plato desechable tiene un costo cercano a los 70 centavos, cuando la manufactura es casera”. Igualmente los estudiantes que realizan este proyecto quieren industrializarlo y hacer más eficiente el proceso para bajar aún más los costos de producción.
Bioplástico: para su creación, los estudiantes combinaron cinco ingredientes, entre los que se encuentra la cáscara de huevo, la cual proporciona firmeza y mayor biodegradabilidad. Igualmente, dependiendo de las mezclas se puede lograr un material más moldeable como el papel fomi, o más firme.
“El bioplástico se puede degradar en menos de dos semanas, y cuando la consistencia es más firme, empieza a hacerlo después de tres meses”, detalló Luis Angulo Orozco.
También, dentro del informe señalan que el producto puede ser comparable en resistencia y fuerza con el Poliestireno expandido, aunque es sensible al calor, características que será corregida con protectores ecológicos para retardar el proceso de degradación ante cambios de temperatura.
A modo de reflexión, Angulo manifestó que la fabricación de este material biodegradable es importante en un contexto donde “se producen alrededor de 300 millones de toneladas de plástico en el planeta, de las cuales ocho millones terminan contaminando mares y océanos. De continuar con las tendencias actuales, para el año 2050 existirán 30 toneladas de plástico por persona en el mundo, siendo alarmante, y complementó que del plástico que se utiliza no se recicla ni cerca del 30%.”

Fuente: InfoCampo

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El usuario de Instagram @lautarosgorlon compartió a Infocampo las impactantes imágenes de los destrozo que provocó un tornado en Costa Grande, Entre Ríos, el pasado viernes 14 a la madrugada. Cuatro personas resultaron heridas.
“Dos menores y dos mayores sufrieron algunas heridas por el desmoronamiento de la casa donde vivían, por suerte no son lesiones de gravedad”, precisó el presidente de la Junta de Gobierno de Costa Grande, José María Trossero.
En las imágenes se pueden ver cómo el fenómeno destrozó un galpón y arrojó sus chapas a varios metros del lugar.

También afectó a árboles, como es común en este tipo de siniestros y, al tendido eléctrico.

 
 

Fuente: InfoCampo

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El usuario de Instagram @lautarosgorlon compartió a Infocampo las impactantes imágenes de los destrozo que provocó un tornado en Costa Grande, Entre Ríos, el pasado viernes 14 a la madrugada. Cuatro personas resultaron heridas.
“Dos menores y dos mayores sufrieron algunas heridas por el desmoronamiento de la casa donde vivían, por suerte no son lesiones de gravedad”, precisó el presidente de la Junta de Gobierno de Costa Grande, José María Trossero.
En las imágenes se pueden ver cómo el fenómeno destrozó un galpón y arrojó sus chapas a varios metros del lugar.

También afectó a árboles, como es común en este tipo de siniestros y, al tendido eléctrico.

 
 

Fuente: InfoCampo

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Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) reveló que el área sembrada con maíz creció 400% entre los años 2008 y 2015 y analizaron cómo, en una región con suelos poco profundos con lluvias escasas e impredecibles, los productores lograron ajustar las fechas y densidades de siembra para conseguir rindes estables aún en condiciones desfavorables.
En la última década, la superficie sembrada con maíz aumentó en toda la Argentina. Este cultivo entró en la rotación de muchos campos por sus características benéficas para los suelos, entre otros aspectos. Y en ese sentido Diego Rotili, docente de la cátedra de Cerealicultura de la FAUBA, informó que “la forma de producirlo se modificó y permitió que se practique en áreas con diversas limitantes, como el suroeste de Buenos Aires”.
“Inicialmente, en esta zona, los productores comenzaron a sembrar maíz con más frecuencia, pero con resultados muy malos. Tras más de una década de ajustes en las prácticas agronómicas, la producción del cultivo se estabilizó y su superficie pasó de 50.000 hectáreas a 250.000 entre los años 2008 y 2015″, explicó Diego a partir del artículo que publicó junto a Agustín Giorno, Pedro Tognetti y Gustavo Maddonnien en la revista científica Agricultural Water Management. En la misma línea, los científicos estudiaron la forma en que los productores superaron las limitantes edáficas y climáticas de la zona, y los rindes que obtuvieron.
Los dos principales cambios de manejo responsables de la expansión fueron: sembrar a menor densidad y retrasar un mes la fecha de siembra. “La cantidad promedio de plantas por superficie se redujo a la mitad, de 7 a 3,5 plantas por metro cuadrado, y la fecha de siembra se retrasó de principios de octubre a finales de noviembre”, informó Rotili.
En este sentido, el investigador señaló que si bien con estas prácticas de manejo los productores bajaron las expectativas de altos rendimientos del cultivo, procuraron lograr los rindes más elevados posibles en los años de menores recursos. “Los productores eligieron subir los pisos y bajar los techos de rendimiento”.

“En base a diversas experiencias, ensayos y registros de productores de la zona, observamos que el maíz sembrado en octubre rendía, en promedio, 5.800 kg/ha, y el tardío, 7.500 kg/ha. Aunque son valores bajos en comparación con la zona núcleo que pueden superar los 10.000 kg/ha, son muy buenos para los productores de la zona, que usan el maíz como alimento para el ganado. Así reducen mucho sus costos”, indicó Rotili.
Además, destacó que el éxito de los cambios que realizaron los productores tiene bases fisiológicas. “No fue casualidad, ni moda. Hoy en día, la densidad encontró un punto razonable y la superficie cultivada continúa en expansión. Vamos a continuar trabajando junto a los productores de la zona para afinar aún más los manejos”.
Prácticas agronómicas específicas para la región: “En áreas con menos limitantes para la producción se usan mayores densidades de siembra para elevar los rindes. Es una estrategia ofensiva adecuada para ciertas condiciones productivas”, destacó el investigador y agregó: “Pero el rendimiento del maíz puede caer mucho más allá de cierto número de plantas por superficie. Los productores del suroeste de Buenos Aires redujeron la densidad hasta estabilizar la producción. Así ahorraron en semillas, que es uno de los principales costos. Esta es una opción defensiva”.
El fenómeno climático: Diego afirmó que, según trabajos científicos, el maíz de la zona núcleo pampeana rinde más en los ‘años Niño’, con mayores precipitaciones estivales. “Como este evento climático es una señal que permite prever buenos rendimientos, los productores de esas zonas suelen elegir estrategias ofensivas”.
Sin embargo, en el estudio los resultados arrojaron que el fenómeno no tiene influencia sobre la productividad del cultivo en el suroeste bonaerense. “De esta forma, no se toma como referencia para tomar decisiones de manejo. Siempre se recomendará sembrar tarde y con una densidad relativamente baja”, amplió.
Futuras líneas de investigación: “Junto a los productores estamos evaluando usar cultivos de cobertura, ya que al bajar la densidad de siembra se pierde mucha agua del agroecosistema por evaporación y también hay que controlar bien las malezas”, sostuvo el investigador y agregó: “Queremos analizar cuáles son las consecuencias de usar maíces tardíos a largo plazo. Liberar el lote más tarde podría traer complicaciones con malezas y dejar menos tiempo para que otros cultivos invernales se desarrollen. Además estamos estudiando en otros ambientes con limitantes cómo se comportan diversos genotipos de maíz al sembrarlos en diferentes densidades”.
Fuente: SLT-FAUBA

Fuente: InfoCampo

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Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) reveló que el área sembrada con maíz creció 400% entre los años 2008 y 2015 y analizaron cómo, en una región con suelos poco profundos con lluvias escasas e impredecibles, los productores lograron ajustar las fechas y densidades de siembra para conseguir rindes estables aún en condiciones desfavorables.
En la última década, la superficie sembrada con maíz aumentó en toda la Argentina. Este cultivo entró en la rotación de muchos campos por sus características benéficas para los suelos, entre otros aspectos. Y en ese sentido Diego Rotili, docente de la cátedra de Cerealicultura de la FAUBA, informó que “la forma de producirlo se modificó y permitió que se practique en áreas con diversas limitantes, como el suroeste de Buenos Aires”.
“Inicialmente, en esta zona, los productores comenzaron a sembrar maíz con más frecuencia, pero con resultados muy malos. Tras más de una década de ajustes en las prácticas agronómicas, la producción del cultivo se estabilizó y su superficie pasó de 50.000 hectáreas a 250.000 entre los años 2008 y 2015″, explicó Diego a partir del artículo que publicó junto a Agustín Giorno, Pedro Tognetti y Gustavo Maddonnien en la revista científica Agricultural Water Management. En la misma línea, los científicos estudiaron la forma en que los productores superaron las limitantes edáficas y climáticas de la zona, y los rindes que obtuvieron.
Los dos principales cambios de manejo responsables de la expansión fueron: sembrar a menor densidad y retrasar un mes la fecha de siembra. “La cantidad promedio de plantas por superficie se redujo a la mitad, de 7 a 3,5 plantas por metro cuadrado, y la fecha de siembra se retrasó de principios de octubre a finales de noviembre”, informó Rotili.
En este sentido, el investigador señaló que si bien con estas prácticas de manejo los productores bajaron las expectativas de altos rendimientos del cultivo, procuraron lograr los rindes más elevados posibles en los años de menores recursos. “Los productores eligieron subir los pisos y bajar los techos de rendimiento”.

“En base a diversas experiencias, ensayos y registros de productores de la zona, observamos que el maíz sembrado en octubre rendía, en promedio, 5.800 kg/ha, y el tardío, 7.500 kg/ha. Aunque son valores bajos en comparación con la zona núcleo que pueden superar los 10.000 kg/ha, son muy buenos para los productores de la zona, que usan el maíz como alimento para el ganado. Así reducen mucho sus costos”, indicó Rotili.
Además, destacó que el éxito de los cambios que realizaron los productores tiene bases fisiológicas. “No fue casualidad, ni moda. Hoy en día, la densidad encontró un punto razonable y la superficie cultivada continúa en expansión. Vamos a continuar trabajando junto a los productores de la zona para afinar aún más los manejos”.
Prácticas agronómicas específicas para la región: “En áreas con menos limitantes para la producción se usan mayores densidades de siembra para elevar los rindes. Es una estrategia ofensiva adecuada para ciertas condiciones productivas”, destacó el investigador y agregó: “Pero el rendimiento del maíz puede caer mucho más allá de cierto número de plantas por superficie. Los productores del suroeste de Buenos Aires redujeron la densidad hasta estabilizar la producción. Así ahorraron en semillas, que es uno de los principales costos. Esta es una opción defensiva”.
El fenómeno climático: Diego afirmó que, según trabajos científicos, el maíz de la zona núcleo pampeana rinde más en los ‘años Niño’, con mayores precipitaciones estivales. “Como este evento climático es una señal que permite prever buenos rendimientos, los productores de esas zonas suelen elegir estrategias ofensivas”.
Sin embargo, en el estudio los resultados arrojaron que el fenómeno no tiene influencia sobre la productividad del cultivo en el suroeste bonaerense. “De esta forma, no se toma como referencia para tomar decisiones de manejo. Siempre se recomendará sembrar tarde y con una densidad relativamente baja”, amplió.
Futuras líneas de investigación: “Junto a los productores estamos evaluando usar cultivos de cobertura, ya que al bajar la densidad de siembra se pierde mucha agua del agroecosistema por evaporación y también hay que controlar bien las malezas”, sostuvo el investigador y agregó: “Queremos analizar cuáles son las consecuencias de usar maíces tardíos a largo plazo. Liberar el lote más tarde podría traer complicaciones con malezas y dejar menos tiempo para que otros cultivos invernales se desarrollen. Además estamos estudiando en otros ambientes con limitantes cómo se comportan diversos genotipos de maíz al sembrarlos en diferentes densidades”.
Fuente: SLT-FAUBA

Fuente: InfoCampo

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