Si bien los incendios durante la cosecha ocurren desde 1900, su frecuencia aumentó y es así como todos los años nos sorprendemos sobre la cantidad de cosechadoras que se queman o tienen principio de incendio. Se estima que cerca de 20 máquinas se queman totalmente por año en el país.
De acuerdo con los especialistas del INTA esto se debe a numerosos factores entre los que se destacan el aumento en la cantidad de maquinarias involucradas con gran capacidad de trabajo que permiten alargar las jornadas, una ineficiente limpieza de sus zonas críticas, sumado a las condiciones atmosféricas de alto riesgo de incendio como las altas temperaturas, vientos intensos y baja humedad relativa.
Para Santiago Tourn, especialista de la Unidad Integrada del INTA Balcarce, es “fundamental” tomar conciencia del riesgo de incendios a los cuales están sometidas las maquinarias, los campos y el suelo. “Estos eventos generan grandes pérdidas económicas y de calidad de suelo”.
En otras palabras, los daños no solamente terminan con la cosechadora quemada, sino que por lo general se pierde la campaña de cosecha dado que el seguro se cobra después de los 60 días de ocurrido el siniestro. A su vez, los daños se extienden al cultivo, el rastrojo, al potencial de rendimiento del suelo en las próximas campañas y a la infraestructura del campo.
Los factores más comunes de incendios de cosechadoras son la falta de mantenimiento de limpieza en la zona del motor o zonas de poleas que poseen mayor fricción y el otro factor que es determinante es el clima (altas temperaturas y días secos son más propensos). La granza, paja o borba en las condiciones mencionadas tienen más posibilidades de prenderse fuego durante la cosecha de soja y trigo sobre todo.
En este sentido, el técnico recomendó realizar una correcta y eficiente limpieza de los sectores más vulnerables de las maquinarias: motor, trilla, separación y limpieza, cabina y cabezal. “Es importante utilizar la sopladora, al menos tres veces al día en todos aquellos sitios de acumulación de granza”, detalló.
Asimismo, recalcó en la importancia de eliminar toda fuga de combustibles o lubricantes, engrasar periódicamente los rodamientos y revisar su estado para evitar sobrecalentamientos. También señaló la necesidad de incorporar sistemas de detección de incendios y de extintores en las máquinas.
“Es importante llevar en la cosechadora al menos dos extintores clase A, además del reglamentario clase ABC y, adicionalmente, contar con envases de agua con gas para poder llegar a rodamientos”, agregó Tourn.
Estiman que más del 70% de los incendios comienzan en el motor, en menor cantidad se inician en cojinetes y/o poleas, instalaciones eléctricas y accesorios. Normalmente el foco comienza por recalentamiento en la zona cercana al motor, comúnmente en las máquinas más antiguas, dado que las últimas versiones de cosechadoras vienen con diferentes sistemas y materiales de protección.
¿Cómo prevenir los incendios en la cosechadora?

Evitar trabajar con condiciones ambientales de riesgo: con más de 35° C de temperatura, menos de 30 % de humedad relativa y más de 35 km por hora de viento, ya se consideran condiciones de riesgo, como así también horarios de entre las 12 y las 15 horas.
Limpiar la máquina diariamente: bajo condiciones de trabajo propensas a incendios, tratar de limpiarla dos veces al día no solo en la zona del motor, sino extenderla a todas las zonas de poleas de la cosechadora.
Evitar y solucionar toda pérdida de aceite o gasoil del motor.
Extinguidor de incendio: es altamente recomendable llevarlo en la cosechadora y en los acoplados tolvas acordes a la necesidad y magnitud del riesgo de incendio y posibilidad de control. Tener en cuenta que los incendios ocurren en el medio del campo y el matafuegos nos dará un poco más de tiempo a la hora de contener el fuego, mientras llegan los bomberos desde varios kilómetros de distancia, por eso importante ser precisos a la hora de dirigirlo al foco de fuego.
Asegurarse que las correas estén correctamente tensionadas: cuando no lo están, patinan más y hay mayor fricción, lo que produce más calor, por ende, la borba que se encuentra acumulada en las poleas cuando se produce el exceso de temperatura puede prenderse fuego y extenderse al resto de la cosechadora incendiándose.
Tener los teléfonos de los bomberos de la zona.
Equipar a los acoplados tolvas con un tanque de agua y con una bomba eléctrica: los operarios serán los que más rápido puedan acceder a apagar el fuego.
Tanque de agua en la cabecera del lote: aunque no todos creen necesario esta opción, no hay que descartar la idea de que se puede sufrir de un incendio y esta es una alternativa que permite tener más posibilidades de control del fuego.
Llevar la máquina fuera del lote: siempre y cuando la situación lo permita y sobre todo en un campo de trigo ya que se prende muy rápido el cultivo o su rastrojo.
Cubrir la salida de los tubos de escape de los tractores y cosechadoras con mallas metálicas: esto impedirá la salida de chispas de gran tamaño o carbones encendidos.
Cubrir los tanques de combustible con tela ignifugas: esto disminuye el riesgo de que se prolongue un incendio hacia allí.
A la hora de cargar los camiones o armar silo bolsa, realizarlo en zonas sin rastrojo y alejados del lote en cuestión.
Evitar circular por el lote con vehículos bajos.
No fumar durante, ni cerca, de la labor.

A pesar de que las máquinas más modernas continúan perfeccionando su tecnología para lograr identificar y evitar un incendio a tiempo, lo que nunca se deberá dejar de hacer, no importa el año o modelo de la cosechadora, es el mantenimiento y limpieza diaria en puntos clave.

Motor: el 70% de los incendios comienzan en el motor. Se recomienda limpiarlo dos veces por día.
Poleas: es necesario que las correas estén bien tensionadas para que no patinen y tengan menor fricción.
Combustible: las pérdidas de aceites y combustibles con altas temperaturas y días secos son un cóctel explosivo.

Cabe destacar que además de contar con diferente informes y alerta, el INTA puso a disposición de los productores y autoridades un índice de peligrosidad de incendio disponible en el sitio web SEPA. Esta herramienta se calcula a partir del análisis temporal del índice de vegetación normalizado (IVN), asociado a la cantidad y estado de la biomasa vegetal acumulada en superficie.

Fuente: InfoCampo

 Like

Un tambo de San Juan decidió apostar por la economía circular e instaló un particular biodigestor portátil para transformar en energía los desechos de sus 120 vacas en ordeñe y reducir el impacto ambiental en su establecimiento.
 
Se trata de la empresa familiar Lactocuyo, que también elabora sus propios quesos, leche y yogures, y que buscaba generar un mejorador de suelo y biogás metano cuando encontró una solución en los biodigestores portátiles, flexibles, en bolsa y de carga semicontinua que ofrece la firma Econer.
Con esta bolsa biodigestora, Lactocuyo puede generar el fertilizante líquido necesario para cubrir 50 hectáreas de campo y una cantidad de biogás equivalente a dos garrafas mensuales de 45 kilos cada una.
“Comúnmente gastamos entre $15.000 y $20.000 por hectárea y por año en fertilizantes para los campos de forraje, cuando, con la bolsa biodigestora ahora podemos obtenerlos de modo gratuito”, contó Juan Manuel Sánchez, dueño de Lactocuyo. “Con el biogás metano generado, equivalente a dos garrafas mensuales de 45 kilos cada una, se alimentará la caldera con la que pasteurizamos la leche”, explicó.
La bolsa que adquirió la firma láctea tiene 10 metros de largo por dos metros de ancho, cuenta con 20 m3 de capacidad y fue enterrada en una fosa de un metro de profundidad, a una distancia de 20 metros del tambo. Produce biol y biogás a un mes de haber sido instalada y puesta en funcionamiento. Se calcula, de hecho, que la bolsa de 20 m3 les generará hasta 600 litros diarios de biol. En tanto, en el medio del establecimiento quedó ubicada la cámara receptora de estiércol, de 30 m3, adonde conducen la bosta de las vacas cuando se manguerea la sala de espera. Además, se colocó una bomba estiercolera monofásica que carga a un ritmo de 60.000 litros por hora, lo necesario para abastecer la bolsa biodigestora, que alcanza a llenar 600 litros diarios de bosta mezclada con agua en apenas un minuto.
Si el sistema resulta cómodo y eficaz, Lactocuyo proyecta colocar un biodigestor más grande, dado que al ser en bolsa se puede instalar de modo progresivo.

Los detalles de la bolsa biodigestora 
La bolsa biodigestora Econer se compone de tres bocas. En una, se carga el estiércol del animal– aunque también se puede llenar con cualquier desecho orgánico-; por otra boca, sale el fertilizante líquido; y por una válvula superior, se desprende el biogás, según explicó Darío Donate, uno de los socios de Econer.
Los biodigestores de Econer se fabrican en diferentes tamaños y pueden ser utilizados en establecimientos pecuarios de poca, mediana o gran escala. “Todo cierra con un mínimo costo de instalación y amortización ya que, el mismo se paga en tan solo un año, y puede escalarse en un modelo domiciliario o bien en modelos industriales. Los diseñamos según la necesidad de cada cliente”, agregó Juan Manuel Donate, hermano de Darío y otro de los socios de la empresa de Campana.
La bolsa más chica de Econer genera de tres a cinco horas de biogás diario, y extrae entre 100 y 150 litros de fertilizante por día, requiriéndose sólo 30 kilos de cualquier desecho de animales para llegar a ese resultado.
Estos biodigestores son de fabricación 100% nacional, y, por ende, resultan mucho más accesibles que los importados.
El equipo de Econer
Aunque son cada vez más requeridos, en el medio de la pandemia de coronavirus, los fabricantes de Econer explicaron que tuvieron que poner una pausa a sus viajes para instalar bolsas.
“Además de colocar una bolsa en el tambo de San Juan, colocamos otra en un establecimiento de Salta, y además nos reunimos con el gobierno provincial que nos consultó cómo resolver la grave problemática de los wichís. Y el gobierno de La Rioja nos manifestó su interés por colocar una bolsa biodigestora en cada escuela rural de su provincia”, resaltó Darío Donate.
Al momento, Econer ya pasó unos 350 presupuestos, y ya recibe pedidos de bolsas desde países vecinos. “A fines de marzo teníamos pensado instalar la primera bolsa en un tambo en Cardal, Uruguay, pero por el brote del coronavirus tuvimos que pausarlo. También nos pidieron una bolsa para un tambo en Balcarce, Buenos Aires. Y lo más importante es que estamos formando y designando distribuidores en cada provincia y en cada país vecino, para poder abastecer a todos, porque este es un negocio que crece cada vez más”, concluyó el socio de la firma.

Fuente: InfoCampo

 Like

El gobierno de la provincia de Buenos Aires prorrogó el vencimiento del impuesto Inmobiliario Rural y extendió así el acceso al descuento, en el marco de la cuarentena por coronavirus.
Este martes, la Agencia de Recaudación de la provincia de Buenos Aires (ARBA) reprogramó para el próximo viernes 17 de abril el vencimiento de la primera cuota, que operaba hoy. Con esta modificación en el calendario fiscal, los contribuyentes del sector contarán con 10 días más de plazo para cumplir con el tributo y recibir la bonificación de hasta el 20%, que se compone del 15% por pago en término más el 5% adicional si adhieren al sistema de débito automático en tarjeta o cuenta bancaria.
“Las dificultades provocadas por la pandemia de COVID-19 nos llevan a contemplar la situación de cada uno de los sectores de la provincia. En este caso, extendimos el plazo para abonar el Inmobiliario Rural, que vencía en medio de la cuarentena, de manera que los contribuyentes tengan la posibilidad de acceder a los descuentos por pago en término”, aseguró el director de ARBA, Cristian Girard.
El pago del Inmobiliario Rural puede realizarse de manera digital desde la página web del organismo, con tarjeta de crédito. También a través de homebanking o mediante cajero automático, luego de obtener el código de pago electrónico.

Fuente: InfoCampo

 Like