La cima es un corte de carne que carece de gran difusión y en muchos casos es solapado por aquellos más comunes solicitados cotidianamente por los consumidores en general.
También se la llama falda deshuesada o medialuna de vacío, y recientemente adquirió un gran potencial que hasta hace poco tiempo no había obtenido.
Su presencia pasa desapercibida muchas veces durante las compras, y con frecuencia se la asocia a una calidad cárnica inferior, como sucede con otros cortes del cuarto delantero de la res de menor valor que se exportan a China y u otros mercados sin tantas exigencias como el europeo.

A pesar de su bajo costo frente a los cortes tradicionales, tiene mucho sabor. Esto se debe fundamentalmente gracias a la buena cuota de grasa que lo acompaña y le otorga un gran gusto durante la cocción, lo que le permite lucirse en preparaciones de todo tipo.
Entre sus formas, se puede asar a la brasa como la tira de asado, o simplemente como falda. Sin embargo, su potencial culinario se logra cuando se la prepara al horno, o a la parrilla relleno de verduras, queso, aderezos, etc.
La falda es parte del nomenclador del Senasa del cuarto delantero sin hueso, ya que es cartílago. La cima sale de este corte. Posiblemente, su bajo consumo pueda deberse al hecho de que es un corte nuevo que no se encuentra tipificado por el organismo.
Se trata de una opción relativamente económica y a la hora de hacer asados, sumado a su desconocimiento por parte del público en general, lo vuelve un verdadero manjar.
Tradicionalmente, los asados populares de los empleados de las obras de construcción son a base de falda. Al ser ignorado por la mayoría, genera un gran impulso a quienes por primera vez lo degustan y se vuelcan a consumirlo, y más aún a aquellos que incursionan en algún tipo especial de preparación.
ubicación, obtención y preparaciones
La falda se encuentra por detrás de la tapa de asado en la parte baja del pecho del vacuno y contiene los cartílagos de las terminaciones de las últimas cuatro costillas de la res, de la séptima a la décima.
Al extraer la cima de estos cartílagos de la falda se forma un “bosillo” que se usa para rellenar la cima con verduras y algunas otras preparaciones.
Usualmente, se la conoce como “falsa entraña” por el parecido en la sutileza del sabor que brota de su cocción. Cada unidad puede llegar a pesar alrededor de 1,50 Kg.
Un atributo de gran importancia a la hora de elegir esta pieza es que cuente con un color claro, parecido al de la grasa, que a su vez, es necesario que no tenga demasiada.
Durante su preparación en la cocina, se la puede untar o bien acompañar con un aderezo elaborado con ají molido, pimentón dulce, comino molido, sal y pimienta. Todo esto mezclado con aceite de oliva. Otras alternativas, a gusto, el clásico chimichurri y un provenzal en aceite.

Fuente: InfoCampo

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Walter trabaja en el campo hace más de treinta años como contratista rural en cosecha, y si bien su base está en Camilo Aldao, Córdoba, recorre el país con todos los equipos y la tecnología de John Deere. Iniciaron sus actividades con una cosechadora 1075 y pasaron por varios modelos a medida que iban creciendo. Hoy tienen en su flota las S700 y trabajan 40 mil hectáreas por año cosechando maíz, trigo y soja.
“Este año tuvimos que trabajar mucho más, adaptándonos a una nueva realidad. En nuestro caso, por las medidas que dificultaban la circulación, nos encontramos con que necesitábamos gente que esté a cargo de los equipos para atender las consultas y controlar la producción. Ahí es donde mi hijo Shunko salió a cubrir este rol en los campos del norte. Gracias a la tecnología de John Deere y la ayuda del concesionario todo salió perfecto”, comenta Walter.

Para esta familia de contratistas, la conectividad llegó de la mano de la serie S600 y fueron unos de los primeros en comenzar a trabajar con JDLink. Esta incorporación, aseguran, trajo mejoras importantes en sus operaciones diarias.
“En un principio nosotros no comprendíamos porqué se hacía tanto hincapié a la cuestión tecnológica, pero con el tiempo nos dimos cuenta de la importancia de estas herramientas. Gracias a los informes que nos compartía el concesionario pudimos ver cómo afectaba a la productividad tener el equipo en marcha sin funcionar o no limpiar la cosechadora luego de un día de trabajo. Eso es muy destacable, porque uno empieza a analizar cómo mejorar cuando tiene algo donde verlo”, explica el contratista.
En 2020 la tecnología se volvió su aliado fundamental para este equipo, ya que al estar conectados con el concesionario, les permitió optimizar viajes y tener soluciones casi inmediatas a nuevos problemas que tenían que afrontar. “En el 90% de los casos me entero de los códigos de la maquina por el concesionario antes que por el maquinista. Eso tiene mucho valor y nos deja tranquilos saber que es un trabajo en conjunto”, cuenta Pistelli.

Además de las cuestiones relacionadas a la conectividad, una mejora destacada de la última serie de cosechadoras es todo el sistema de automatización de los nuevos equipos. Según el contratista, éste tiene un rol fundamental en sus operaciones porque los maquinistas no pueden calibrar el equipo constantemente.
“Gracias a esta herramienta, no solo tenemos una maquina más exacta sino más productividad. En una situación normal, para calibrar la cosechadora tenemos que pararla tres minutos y si queremos buena información tenemos que hacerlo cada vez que arrancamos en un lote. Con esta nueva balanza logramos que la máquina que arrancó a cosechar no tenga que estar parando para ver si está calibrada y sabemos que todo el día vamos a tener el mismo cereal. Es un lujo y la satisfacción del cliente es altísima. Te da alegría ver la tolva sin ningún palito o chaucha”, concluye Walter.

Fuente: InfoCampo

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*Por Matías Miguens
el caso
Un productor agrícola ganadero del sudoeste de la provincia de Buenos Aires nos llamó para que podamos empezar a trabajar la gestión de su empresa agropecuaria. El objetivo que nos planteaba era bien concreto: tener sus números en orden y tomar mejores decisiones económicas, financieras y productivas.
Cuando trabajamos la gestión, desde Grupo Cencerro analizamos la información de nuestros clientes en función de los tres niveles: productivo, económico y financiero. Por lo general, para levantar esa información capacitamos a un miembro del establecimiento a quien le asignamos ciertas tareas. Con esa información, nosotros ya podemos analizarla periódicamente y exponerla para que el productor tome las mejores decisiones. El problema en este establecimiento era que no contaba con personal capacitado para gestionar y cargar información de forma prolija y sistematizada en Excel y otras herramientas.
La falta de personal calificado es un problema que hemos advertido en varios clientes. Muchas veces vemos que les cuesta muchísimo encontrar personal con manejo de herramientas de gestión, lo que deja en evidencia una de las patas débiles que tiene el campo argentino.
Solución
Nos dimos cuenta que para este caso no necesitábamos personal capacitado dentro del establecimiento con habilidades de sistematización, puesto que lo podíamos hacer nosotros siempre y cuando tuviésemos los documentos necesarios a mano. Si se quiere hacer gestión, no hay excusas y con creatividad se le puede encontrar la vuelta.
Con canales muy simples de comunicación, como un grupo de WhatsApp y la cámara de un celular, fuimos dándole indicaciones muy concretas al personal del establecimiento sobre qué documentos necesitábamos recolectar. Fue así que nos fueron mandando fotos de los comprobantes de compras y ventas, remitos de insumos, órdenes de trabajo agrícola, entre otros. Con toda esa info desde Grupo Cencerro nos encargamos de sistematizar y “cocinarla” para que pudiésemos analizarla y poner manos a la obra con las tareas de gestión.
Resultados
Logramos encontrar una metodología de trabajo sin tener que invertir en personal. De esta forma, nuestro cliente pudo ahorrar un costo estimado en $500.000 al año y contar con herramientas de gestión para tomar decisiones en el día a día, algo fundamental – casi obligatorio – en las empresas agropecuarias de la actual.
Más allá de la solución que encontramos para este productor agropecuario, es evidente que el campo argentino está demandando empresas que se adapten a los tiempos que corren y utilicen todas las herramientas que hay en el mercado y, también, personal capacitado con facilidad para usar herramientas de gestión y nuevas tecnologías. Si queremos pensar al agro en grande y ser protagonistas globales, tenemos que dar este paso.

Fuente: InfoCampo

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El Ing. Agr. Gonzalo Berhongaray, docente e investigador de la Univ. Nac. del Litoral y explicó cómo se pueden mejorar las eficiencias con el uso fertilizantes de última generación. Durante su introducción en la jornada organizada por Kioshi Stone en conjunto con KWS Argentina y Valley, aseguró que el desafío que tiene la agricultura es aumentar la producción de alimentos, y a la vez disminuir el impacto ambiental. Esta mayor producción, según señaló, ya no puede ser sustentada por el aumento del área sembrada, sino que el camino es a través del aumento del rendimiento.
Ing. Agr. Gonzalo Berhongaray.
De acuerdo con el investigador, en los últimos años el incremento de rendimiento se centró el uso de insumos, pero esto ya no será posible, y la solución estará basada en la eficiencia del uso de los recursos.
“Cuando comparamos las dosis de fertilizantes que usamos en Argentina con otros países agrícolas del mundo, vemos que aquí son mucho más bajas. Además, el 75% de los fertilizantes nitrogenados corresponde a urea, que trae aparejado un balance negativo de nitrógeno en el suelo. Es equivalente a realizar minería en nuestros suelos”, agregó.
A continuación, señaló que maíz, arroz y trigo son los 3 cereales que más se producen a nivel global, y si queremos trabajar en el impacto ambiental de la producción de alimentos, debemos comenzar por éstos, no sólo por la escala, sino también por las dosis de fertilización nitrogenada que requieren. “Si queremos trabajar en innovación en el agro, tenemos que incrementar el rendimiento mientras reducimos el impacto ambiental, mejorando la eficiencia en el uso de los recursos”, indicó Berhongaray.
Al referirse a la eficiencia en el uso del nitrógeno en maíz, el docente e investigador explicó que, a medida que aumenta la dosis, disminuye la eficiencia en el uso de este nutriente, medida en kg producidos por cada kg de nitrógeno. Asimismo, aumenta al nitrógeno no recuperado por la producción. “Esto se da porque hay pérdidas por volatilización, lixiviación, etc., pero también porque hay un desacople entre la oferta y la demanda”, explicó.
“Si bien el 40% del nitrógeno que necesitan los granos se absorbe a partir de R1, por lo general este nutriente se aplica en estados tempranos, sin tener en cuenta que también se requiere en estados avanzados. En la región pampeana vemos que los balances de nitrógeno en el cultivo de maíz son negativos, por lo tanto, hay que trabajar en la eficiencia en el uso de los fertilizantes. Y en este sentido, encontramos que la nanotecnología permite aumentar esa eficiencia”, señaló.
Las nanopartículas tienen un tamaño similar a los virus y proteínas, y este tamaño les confiere una serie de características particulares, como la gran superficie de contacto, que las vuelve muy reactivas.
A continuación, Berhongaray explicó los resultados obtenidos en Rafaela con MIST N, un nanofertilizante nitrogenado de liberación progresiva de la marca Kioshi Stone. MIST se aplicó a razón de 3 litros por hectárea en V7 (siete hojas expandidas) sobre tres ambientes diferentes que habían sido dotados de 100, 150 y 200 kilos de urea por hectárea. Además, MIST N se aplicó sobre un sitio testigo (sin aplicación de urea).
Analizando los resultados, Berhongaray aportó las fundamentaciones técnicas. “Al momento de hacer el recuento de espigas y determinar peso de mil granos observamos que no había diferencias entre los tratamientos versus el testigo, aunque el tratamiento con Mist N foliar tuvo un incremento de rendimiento del 26%, respecto al testigo cuando no se aplicó urea”, detalla.
En resumen, en este ensayo se encontró que el nitrógeno absorbido y la eficiencia en el uso del nitrógeno fue mayor en los tratamientos con MIST, y que MIST foliar tuvo mejor desempeño en ambientes con menos nitrógeno explicado por mayor número de espigas. “Explorar altos rendimientos de maíz en la utilización combinada de urea al suelo y MIST foliar logra mejorar la producción y cuidar el balance de Nitrógeno en el suelo”, concluyó Berhongaray.
De la jornada participaron además el Ing. Agr. Oscar Zen de la Universidad Nacional de Litoral (UNL) quien disertó sobre “Buscando sistemas de alto potencial”, y el Ing. Agr. Aquiles Salinas de INTA Manfredi que presentó “Maíz bajo riego: altos rendimientos, estabilidad productiva y rentabilidad asegurada”.

Fuente: InfoCampo

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