Damas oscuras (Impedimenta), una surtida reunión de relatos de fantasmas, recordó tiempo atrás en clave revisionista sobre la gran cantidad de escritoras victorianas que se dedicaron a las vueltas de tuercas literarias. Mujeres letales. Obras maestras de las reinas del terror, esta extensa antología, se centra en veintiséis autoras de aquella misma época (suma algunas estadounidenses) para recordar que el gótico no era solo cosa de hombres. La ventana temporal es la de una era: los relatos van de 1830 a 1908.Si en aquella la época, “la idea de que las mujeres leyeran novelas ponía incómodos a los hombres, entonces el pensamiento de que las mujeres escribieran novelas resultaba más insoportable todavía”, anota el compilador Graeme Davis. Mujeres letales tiene como núcleo irradiador a Mary Wollstonecraft Shelley, la creadora de Frankenstein. Su cuento, “La transformación” es menos original (un joven disoluto intercambia su cuerpo con una criatura mefistotélica), pero entronca con muchas de las populares novelas de hoy. Otros nombres de peso incluidos son Elizabeth Gaskell (“La casa solariega Morton”, relato de profecía romántica) y la gran Edith Wharton (“La duquesa orante”). A los muchos nombres poco conocidos (Ada Trevanion, Margaret Oliphant), se agrega un puñado de escritoras de otros registros: ¿qué hace Louisa May Alcott, la creadora de Mujercitas, escribiendo sobre pirámides y momias? ¿Y qué Harriet Beecher Stowe, la de La cabaña del tío Tom, con un cuento sobre espectros? Vale la pena salir a averiguarlo.Mujeres letalesAutoras variasEdhasa. Trad.: Pablo Ingberg682 págs./$ 1695

Fuente: La Nación

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Las constantes y justificadas apelaciones de las autoridades a acatar los protocolos para evitar una mayor propagación del virus del Covid caen en un agujero negro cuando se observa la existencia de grupos de personas decididas a no cumplirlos. No solo no los acatan. Tampoco reciben una amonestación por su “rebeldía” ni se intenta evitar que vuelvan a infringir las normas.A lo largo de toda la pandemia se han realizado decenas de movilizaciones por diferentes reclamos. En muchas de ellas se han respetado y se respetan la distancia social, los manifestantes usan barbijos y su duración es acotada. No es lo que sucede con la mayoría de los piquetes que se llevan a cabo en muchas ciudades, pero especialmente en la de Buenos Aires y en sus accesos, merced a la visibilidad mediática que otorga a los manifestantes trasladar sus reclamos ante la sede misma del gobierno nacional.Sin embargo, ese tipo de movilizaciones con cortes de calles, bloqueos de accesos interjurisdiccionales y amontonamientos de gente escasa de protecciones se suceden sin intervención de las autoridades, como si los integrantes de esos grupos fueran inmunes a contraer coronavirus o a contagiar a los demás.Sorteo polémico: la mayoría de los créditos a tasa cero fueron a intendencias KPor una concepción totalmente errada –o ideologizada– del lugar y del derecho que le asiste a la autoridad para asegurar el mantenimiento del orden y hacer cumplir las normas de convivencia en situaciones sanitarias críticas como la que estamos transitando, se deja hacer a determinados grupos lo que a otros se prohíbe.Es comprensible que se ponga especial interés en evitar reuniones de muchas personas en lugares cerrados, que se debata sobre la seguridad en las escuelas, que se impidan o desarmen fiestas clandestinas y se haga pagar a sus organizadores por las faltas cometidas. Pero resulta tan inaceptable como irritante que no se exija lo mismo a quienes, en defensa de un derecho, no solo violan los ajenos, sino que ponen en peligro a la sociedad en su conjunto.Ya hemos comentado en estas columnas la barbaridad que significó permitir la realización del superclásico entre River Plate y Boca Juniors cuando la mayoría de los futbolistas que iban a participar de ese partido habían tenido contacto estrecho con unos 15 compañeros contagiados de Covid. Concluido ese encuentro se supo que también se infectaron varios de los jugadores que lo disputaron.Por estas horas, se debate sobre la conveniencia de llevar adelante la Copa América 21, que disputarán diez seleccionados de fútbol en ciudades de la Argentina y de Colombia, entre el 13 del mes próximo y el 10 de julio. Al hablar sobre el asunto, el presidente Alberto Fernández dijo haberle exigido a la Conmebol que garantice el extremo cumplimiento de los controles sanitarios por parte de los equipos que arriben al país y que baraja la posibilidad de que la Argentina sea la única organizadora. “No tiene sentido cargarle las culpas a River, porque le puede pasar a cualquiera”, sostuvo Fernández. Si hay algo en lo que no se equivoca es en que efectivamente “le puede pasar a cualquiera” contraer el virus. Con más razón si se expone al país por no afectar al intocable negocio del fútbol.Coronavirus. En detalle: los 67 controles de fuerzas federales en 31 partidos del AMBAFuera de ese deporte, estamos siendo testigos de cómo se permiten reuniones de muchísimas personas en lugares cerrados como estudios de televisión, medio en donde ya –como en tantos otros– ha quedado harto demostrada la velocidad con la que se ha viralizado la enfermedad, incluso con la aplicación de protocolos.Las imágenes de centros de trasbordo de pasajeros en los que no cabía un alfiler, como consecuencia de las demoras que produjeron varios piquetes de los que ninguna autoridad se hizo cargo, confirman que en este tema de los controles hay hijos y entenados. Lo insalvable es que, como nadie está exento de enfermarse, los perjudicados de esta anomia terminamos siendo todos.Ni qué hablar del velatorio multitudinario para despedir a Maradona en la propia sede del Gobierno ni de los actos políticos que se siguen haciendo: un presidente sin barbijo abrazado a gobernadores sin protección, pero con enorme descaro; almuerzos en Olivos sonriendo a cámara; fotos de dirigentes apretujados al solo efecto de mostrar unidad política donde la desunión es evidente y donde reina la falta de soluciones para paliar la grave situación de millones de argentinos.Todos los días nos enteramos de cifras alarmantes de contagios, de ocupación de camas de terapia intensiva, de colapso sanitario, de vacunas con cuentagotas y de la trágica suba del número de decesos. Sin embargo, mientras se endurecen las normas para algunos, con las terribles consecuencias económicas por todos conocidas, otros se sienten eximidos, amparados en un poder notoriamente temeroso de lo que pueda depararle un calendario electoral aún incierto.La mayoría de la sociedad ya ha tomado debida nota de la gravedad de la situación epidemiológica. Falta que a quienes les corresponde dimensionar y controlar el riesgo de la transmisibilidad de este virus no se les permita mirar para otro lado. Es de esperar que el bienestar común se anteponga al interés particular; que las normas nos alcancen a todos por igual, y que quienes piden más sacrificios empiecen por dar el ejemplo.

Fuente: La Nación

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El actor Danny Masterson, popularmente conocido por su trabajo en la serie That ’70s Show, enfrenta tres acusaciones de violación. Luego de cuatro días de audiencias preliminares, en el que las tres presuntas víctimas brindaron testimonio, la jueza Charlaine F. Olmedo concluyó que hay pruebas determinantes para que la causa sea elevada a juicio.Jorge Lanata recibió el alta y se prepara para volver a la televisiónSegún se anunció, el próximo 7 de junio es la fecha elegida para que Masterson reciba la lectura de los cargos. En caso de ser encontrado culpable por los tres delitos, el intérprete -que actualmente se encuentra en libertad bajo fianza- puede llegar a recibir una sentencia a 45 años en prisión.En este contexto, su abogado insiste con la inocencia de su cliente. En enero de este año, a través de un comunicado, el representante legal expresó: “Estamos seguros de que será exonerado cuando todas las pruebas finalmente salgan a la luz y los testigos tengan la oportunidad de testificar”.Los presuntos hechos por los que el actor es imputado transcurrieron entre 2001 y 2003: una denuncia data del invierno de 2001; otra de abril de 2003; y una tercera del otoño e invierno de ese mismo año. En todos los casos, la defensa asegura que se trató de relaciones consensuadas.

Fuente: La Nación

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Hablar con ella un poco desespera. Porque dispara títulos como dardos y, consciente de ello, sonríe pícara, ya sin los dientes separados que la hicieron única pero siempre hipnotizando con los ojos. Impresionantes esas piedras azules en las que se cuela el violeta. E impresionante su vida. La del pasado y la del presente.Claudia Sánchez, tal vez la primera influencer, la chica de las propagandas que con los cigarrillos que “marcaban tu nivel” recorría el mundo y vendía glamour, recibe en su departamento blanco. Abunda el buen gusto, las obras de arte, la luz. Hay un gato negro, Jacinto, que roba castañas de cajú, y champagne bien frío, recién abierto con un rompenueces. “Es mi herramienta infalible. Incluso en los viajes, para destapar esas botellas de agua que vienen con la tapa durísima. Soy una mujer sola, así que tengo mis secretos y rituales”, cuenta, a punto de cumplir 80 años, mientras señala el filo de la puerta, levemente cascada, producto de algunos descorches rebeldes.Resumir su vida es complicado, porque los cuentos aparecen como mamushkas, uno dentro del otro y todos coloridos. Pero se podría empezar con aquello de que fue la primera supermodelo publicitaria del país, que vendió modos de vida, que con los puchos y un amor (Alberto Francisco Pugliese, más conocido como Nono, socio y marido sin papeles durante veintiocho años) inspiró a una generación.Hizo cine, ganó un rally, manejó un Rolls Royce en pleno Buenos Aires, rechazó la propuesta matrimonial de un marajá, fue prohibida, venerada, ofendida. Y un día, harta de la frivolidad y ciertos manejos, decidió retirarse.Claudia Sánchez fue el rostro de cientos de publicidades en todo el mundo (Gabriel Machado/)-¿Qué fue lo que pasó?-En realidad, existieron un par de situaciones oscuras que me hicieron replantear la carrera. Hace muchísimos años me prohibió el gobierno de facto de Onganía. ¡Por inmoral! Supuestamente se me veían mucho los pechos con un traje de baño entero, color azul. Y en la época de Malvinas fue la gota que colmó el vaso. Ocurrió un episodio muy feo que fue bisagra. Yo, antes de instalarme en España, había hecho una producción fotográfica, con curaduría de Renata Schussheim, para una revista. Desde ya, una delicadeza. No salió en su momento, pasó el tiempo y apareció publicada en la edición que relataba la guerra. Un horror, porque en la tapa estaban todos esos pobres chiquitos, semejante drama, y después aparecía yo, en un contexto que no tenía nada que ver.-Y fuiste señalada…-De golpe, me transformé en una vendepatria, porque no salí a gritar o a no sé qué. Esas cosas extremas que tiene el país desde siempre. Fue un momento tristísimo para mí, porque yo sufrí mucho por esas madres. Mi patria en guerra, de pronto por falta de criterio ?nunca pensé que fue mala intención? me hacen eso. Y me harté. Al tiempo me instalé en el campo y no volví. En este medio es así: cuando te vas, te vas. Dejás el espacio y los tipos, cuando ven el vacío, lo copan. Muy simple. Sucede lo mismo que con una casa vacía.-Sin embargo, no habrá sido fácil reemplazarte. Durante dos décadas fuiste la imagen de decenas de marcas y ni qué hablar lo que significó el dúo con el Nono Pugliese, recorriendo el mundo.-Pero ya había hecho todo; podía permitirme parar. Cuando yo empecé solo estaba Pinky. Ni siquiera había empezado Chunchuna Villafañe. Ella, mi querida amiga, además tan bella e inteligente, apareció un poco después. Yo vendía los productos en vivo después de los programas. Y luego, lo que armamos con el Nono fue algo impresionante. Fuimos los creadores del videoclip y nuestra sociedad ?porque éramos pareja y también socios? hizo historia en el mundo de la publicidad.-Además hiciste cine, tu gran pasión.-Es que soy actriz, y me considero buena. Fui alumna del gran actor y dramaturgo Juan Carlos Gené, que siempre me ponderó. Hice algunos films, entre ellos Circe [de Manuel Antín, protagonizada por Graciela Borges, basada en un cuento de Julio Cortázar], pero después el tema de la publicidad me desvió el camino. Bueno, en realidad me desvié yo solita porque era lo que dejaba plata. Pero me encantaría volver a actuar. Si me llamaran ahora, lo haría feliz.-¿Seguís reciclando y vendiendo casas?-Sí, claro. Es mi otra pasión junto con el arte. Normalmente, los domingos voy a La Boca a comer a la casa de mi amigo Juan Stoppani, gran artista plástico, escultor y escenógrafo. En el grupo somos todos artistas. Ese es el mundo que me interesa. Soy una mujer disfrutadora y estética. Me encanta cocinar, comer rico, transformar espacios.-¿Cómo fue que tu nieto mayor, Francisco Pugliese, decidió volver de Los Ángeles e instalarse con vos?-¡No! Me hace gracia que crean eso. Vive a cuatro cuadras. Lo que pasa es que nos ven juntos por el barrio. Es tan espléndido que no pasamos inadvertidos. A veces me llama y me dice: ” Claudia, ¿estás para un desayuno?” Y por supuesto siempre estoy. El vivía en Estados Unidos con los Pugliese, pero decidió venir a estudiar a la Argentina. Ganó una beca, le gusta la economía.En una publicidad de fragancias y productos de tocador (Gabriel Machado/)-¿Es cierto que después de la trágica muerte del Nono Pugliese volviste con tu primer marido?-¡Pero no! Para mí fue muy difícil estar con otro hombre después de él. Armando Sánchez, mi primer marido y padre de mi hija Candela, fue un gran sostén. Nunca dejamos de ser amigos y querernos. Es más, pocos saben que mi verdadero apellido es Peternolli. ¡Muy italiana! Me puse el Sánchez por él y quedó para siempre. Nunca volvimos amorosamente, sucede que estábamos solos y nos acompañamos. Porque fue un tipo extraordinario. Murió hace unos diez años. Un golpe muy fuerte, terrible.-Cuando sucedió lo del Nono tuviste un país entero buscando tus declaraciones, queriendo saber más. ¿Estaban separados o separándose?-Ni una cosa ni la otra, porque lo nuestro fueron veintiocho años de amor sin papeles. Eramos indestructibles. No es que él me engañaba y yo no sabía. ¡Pero por favor! Siempre cuento esto. Cuando era chica, me encantaba el dulce de leche que llegaba a casa en unos tarros enormes, descomunales. Lo comía a cucharadas y una vecina le decía a mi madre: le va a hacer mal, se va a empachar. Y ella le contestaba que bueno, que tenía que hacer la experiencia. Efectivamente, una vez me empaché y después me torné mesurada. Por lo tanto, con el Nono hice lo mismo. Llegó un punto en el que me acordé de mamá y le dije: “¿Por qué no te sacás un ticket, te empachás y después volvés?¡ Mirá si vamos a romper lo nuestro con todo lo que nos amamos!”.-¿Vos también fuiste infiel?-Siempre hice mis cosas, porque soy un alma libre. Pero considero que la infidelidad es cuando engañás. Y yo nunca engañé. ¡Pero cómo lo iba a engañar al Nono! Todos tuvimos otros amores, pero engañar es diferente.-¿Cómo te cae la palabra poliamor?-Una estupidez. Pero, por favor… A mí me dan risa. Nadie inventó nada. Es como decir “descubrí el dulce de leche”. En el pasado todos se morían prolijos con alguna amante. Pero ahora es imposible, porque la gente vive hasta los cien años.Su relación con el publicista Nono Pugliese marcó una época (Gabriel Machado/)-Tenés sangre italiana, pero no se te ve muy dramática…-Sufrí la muerte de mis dos compañeros de vida, un huracán me voló la casa en Saint Thomas (donde vive mi hija Candela y familia), me estafaron, tuve un cáncer y en plena cuarentena me sacaron un pedacito de pulmón. ¿Pero sabés qué? Los amigos del Nono que me estafaron están todos muertos y yo estoy acá tomando champán. El me decía que no lo iba a ver viejo. Tuvo razón. Y también tuvo suerte, porque no vivió nada de esto. Te dejo el quilombo, habrá dicho. Y partió.-¿Con qué herramientas lograste superar todo esto?-En su momento, los quilombos económicos me distrajeron mucho. Era como estar en un ring. Un golpe de acá, un golpe de allá. Iba atajando penales. No tengo odio y me sobra el humor. ¿Amores? Tuve a rolete, pero ahora colecciono amigos. Yo nunca descarto nada. Estoy convencida de que la mujer, después de los cincuenta años, se pone fantástica. Mucho mejor que el hombre, aunque el marketing diga lo contrario.-Interesante…-La mujer se libera cuando se le va la regla. Ya no hay reglas y florece sexualmente. En cambio, el hombre sufre mucho más. Generalmente, cuando el hijo mayor se va de la casa aparece la confusión. Algunos se van con otra mina, otros se quedan con el amigo y están los que empiezan a jugar al papá. Ay….pero no me quiero meter con eso.-¿Por qué? El tema está más vigente que nunca.-Es que me parece un acto de egoísmo. Traer un hijo al mundo es algo muy serio. Y lo digo para ambos sexos. Yo sé que una mujer, embarazándose a los cuarenta y seis o cincuenta años, inexorablemente se siente rejuvenecida. Más allá del deseo y el amor, por supuesto. El encontrarse con las madres del colegio seguramente mucho menores, toda esa etapa tan fresca. Y está todo bien…, aunque siempre la verdad está. Con respecto a los padres abuelos, qué decir. Tener un hijo a los ochenta me obliga a pensar en cuestiones meramente económicas. Aparte, yo tengo un problema estético muy grande. No me gusta verlos en ese rol.-¿Te considerás feminista?-Soy tremendamente femenina. Amo a los hombres por empezar. Así que siempre digo que soy hombreriera. Toda mi vida fui infinitamente libre, porque creo que uno nunca sabe dónde va a saltar la piel. A las chicas del pañuelo verde las respeto, pero también me gustaría verlas defendiendo otras causas injustas, o tremendas, como fue lo de Formosa. Yo no necesito encajar en nada. El Día de la mujer, por ejemplo, me parece humillante. Como el Día del animal. O del árbol. Aunque el del árbol lo entiendo. Papá decía que los chicos, además de saber cuándo nació San Martín, deberían saber qué árbol hay en su escuela.-Igual, se puede ser feminista y amar a los hombres…-A mí me molestan los rótulos y puedo hablar con autoridad, porque tengo muchos años. Entiendo que no todas somos iguales y desde ya apoyo la lucha por los derechos. Pero también me dan ganas de contar que yo siempre tuve mucha suerte con los hombres. Y que generalmente siempre la mala fui yo. O los planté o les mentí. Y ellos siempre me perdonaron.La marca de cigarrillos L&M encontró en Claudia Sánchez a un ícono (Gabriel Machado/)-¿Cómo fue la historia del marajá que intentó conquistarte?-Conquista es otra palabra clave en mi vida. Yo soy conquistadora nata, a mí nadie jamás me conquistó. Pero lo del Maharajá de Baroda, más que conquista, fue una locura. Me conoció en el ascensor del hotel The Dorchester, en Londres, y me pidió matrimonio por escrito. Yo había subido a las corridas por un chal porque estaba fresco. Me vio, averiguó quién era con la complicidad de los recepcionistas, e hizo la propuesta. Lo que nos hemos reído con el Nono.-¿Manejar un Rolls Royce por Buenos Aires fue sofisticación, capricho, fetiche o qué?-Nada de eso. Amo los autos y se dio. Todo en ese entonces se daba con naturalidad. Y hasta parecía normal. El auto había pertenecido a la embajada de Gran Bretaña y yo lo compré en un remate. Lo hice simplemente para disfrutarlo. Recuerdo que estaba blindado; era pesadísimo. Y lo usaba para ir al súper, a comprar huevos.-Entre tus originalidades está aquello de no haber pasado por el quirófano. Belleza natural, que hoy no abunda.-No me gusta y creo que es de mujer inteligente aprender a aceptarse. Ya no tengo los dientes separados de mi juventud, porque con los años todo se mueve. Pero asumo una buena genética. Las arrugas están y los kilos también. Es porque disfruto. Solo una vez, después de haber visto a Moria Casán en televisión hablando de su médico, me atreví a una consulta.-¡El polémico método ortomolecular!-Bueno, no sé. Fuimos con mi hija y de golpe nos estaban poniendo un suero. Cuando se lo conté a un doctor amigo me sacó corriendo. Al tiempo volví y creo que me encontró gorda, porque me dijo que debía alimentarme a lechuga. Nunca más pisé. Yo soy muy feliz comiendo.”En este medio es así: cuando te vas… te vas”, dice sobre su retiro (Gabriel Machado/)-¿Sos buena en la cocina?-Sí, herencia de mi madre, Aurora, que estudió en Le Cordon Bleu.-¿Cuál es tu hit?-Estoy haciendo muchas mousses saladas. De ricota, de zapallo. Cada vez cocino menos carnes, porque me da asco entrar a las carnicerías. Ahora, que estoy sola y encuarentenada, soy feliz con una tostada que froto con ajo, un poco de palta, huevo poché y alguna burrata. Hago remolachas con yogurt y menta, ensaladas de lentejas a la leonesa con un poco de mostaza y cebolla. Sushi no como en Argentina, porque generalmente hacen unos bodoques repletos de queso crema. Aprendí a comerlo en Los Ángeles, con pescados fresquísimos y variados, sin aderezos o rellenos inapropiados. Por lo tanto, doy fe de que lo que se come acá no es sushi. Amo el mundo de la gastronomía.-¿Irías a Masterchef Celebrity?-Creo que me animaría, ¿por qué no? Si lo miro y me divierto muchísimo.-¿Cómo estás llevando la cuarentena, el aislamiento, esta nueva vida?-Con mucha responsabilidad y sin fastidio, ya que no tengo derecho a quejarme. Tuve una cirugía delicada; por lo tanto, debo cuidarme. Además del epoc, que arrastro hace varios años. Nos preguntábamos si íbamos a salir mejores de la cuarentena y ahora tenemos la respuesta: peores. Estamos más desunidos que nunca, peleando por todos los temas. Y a mí me duele, porque soy muy patriota. Yo elegí vivir en mi país pudiendo estar en cualquier otra parte. Me instalé en varios lugares, principalmente en Uruguay, donde tengo la residencia, todo en orden. Pero acá estoy. A pesar del odio, de la desilusión, me quedo.-Justo cuando muchos se van, decidís quedarte.-Adoro Colonia y José Ignacio. Todos los veranos estamos ahí juntos, porque con mis hijos tenemos unas casas. He vivido del otro lado del charco y les tengo un gran cariño a los uruguayos. Pero es muy fácil decir que todo es una belleza, o perfecto, cuando no vivís lo cotidiano del lugar. Yo allá tenía casa, auto, carnets, todo. Hasta que en un momento necesité estar acá. Le podría hablar bastante más a la gente que recién se instala, pero bueno, cada uno deberá hacer su experiencia.-¿Cómo es un día en tu vida?-Te digo lo que hago y luego lo que debería. En principio, disfruto. Hablo todos los días con mis hijos, nietos y amigos queridos. Salgo a hacer compras con todos los cuidados del mundo y charlo con la gente porque me encanta. Me sé el nombre de todos los perros de mis vecinos y de cada portero. Siento que cada vez estoy más urbana y suscribo a la frase de mi adorado Clorindo Testa: cruzo Pueyrredón y ya me da nostalgia. Ahora vayamos a lo que debería hacer, que es natación, por mis pulmones. Y no lo hago. Lo estoy postergando y eso está mal.-¿A qué le tenés miedo?-Me di cuenta de que a pocas cosas. Coincido con el filósofo budista Daisaku Ikeda, que escribió: el miedo es el infierno; el coraje la alegría. Cuando hace cinco años me dijeron lo del cáncer de mama, por supuesto acepté operarme, pero me negué a los tratamientos. Si tuviera cuarenta o cincuenta años, no me hubiera quedado en esa postura, pero ya soy una señora con una gran vida vivida. Preferí entregarme al tiempo y los controles. Confiar. Pero tuve otro susto el año pasado, cuando recién empezaba la pandemia. Salió algo en el pulmón, muy pequeño, y era importante operarlo. Así que, de nuevo al quirófano. Recuerdo que estaba en terapia y escuché a una enfermera comentar que había cuatro internados con Covid-19 en el quinto piso. Me volví loca. Por suerte, enseguida me dieron el alta, pero me dio miedo.-Vos te cansaste de vender lujo y un modo de vida, siempre ligado al disfrute, la belleza, el glam. ¿Qué ves cuando te sentás frente al televisor y aparecen los PNT, los chivos, las mopas?-Que a mí me tocó una época y ahora es otra historia. Nosotros viajábamos con toda la pompa, empleados, teníamos una cámara en la nuca. Y ahora mi hijo, que es un publicista muy exitoso, hace maravillas vía Zoom, con una computadora. Con respecto a la televisión, noto mucha cosa berreta. Las historias, los chismes, los personajes. Todo nivela para abajo. Por eso pongo el canal Europa Europa. Nunca en la vida consumí Tinelli, por ejemplo. Ni siquiera para verla a Moria, que me encanta.-¿Son amigas?-No, ni siquiera nos conocemos. Pero me parece una tipa auténticamente libre. Un día dice una cosa y al otro día, otra. Bueno, creo que en eso está la libertad. Porque si no, te transformás en una fanática.-¿Y Susana?-Es amorosa. Susana es Susana. Siempre se jugó por tipos que no la merecían.-¿Quién sería la Claudia Sánchez de estos tiempos?-Sin dudas, Juana Viale. Es uno de los personajes más libres del país. Yo la veo en José Ignacio, con un remerón deshilachado y los chicos colgando. Tiene un salvajismo y una autenticidad únicos. Creo que no hay otra más linda y original. Además lo bien que lleva el programa de la abuela. No me la pierdo. Adoro la belleza que pasa desapercibida.-¿Qué te indigna?-Ya no me indigno, si no que me entristezco cuando veo esos familiones tirados en la calle, con un perro, los chicos. Mi vida es muy linda y me choca ver en qué nos estamos convirtiendo. Y no hablo de nadie en especial. Porque estuvimos con un Macri que se la pasó hablando de Cristina y ahora estamos con un Alberto que no para de mencionar a Macri. Me da mucha pena que todo se politice, incluso las vacunas. Me duele mucho la pobreza en un mundo donde hay tanta cosa. Y en este país. No quiero caer en eso de que ponés un dedo y sale un girasol, ¿pero por qué no les enseñan a tener una huerta? No creo en los impuestazos, que no vemos adónde van. Hay que hacer saneamientos, transformar el veneno partidocrático en medicina social. Igual, sí, hay algo que me indigna, y es el fanatismo.-¿Cómo reaccionás ante eso?-Pido que se callen. No permito que digan barbaridades. Yo no tengo absolutamente nada que ver con una Cristina Kirchner, pero la verdad me molestaba cuando algunas señoras le decían la yegua. Es una falta de respeto. Es feo. No se hace. Y tampoco me gusta todo eso que se arma en torno a una primera dama, sea quien sea. Si tiene buen look o no. Qué se yo. ¡Dejen vivir libre! Todo me parece una antigüedad.-¿Te ofrecieron hacer política?-No, y jamás lo hubiera aceptado. Pero cuando veo lo que veo me pongo loca, impotente. Soy muy de caminar y pararme, prestar atención. El tema de la droga es desesperante. Pero nunca los señalo ni mucho menos condeno. Creo que a esa gente drogarse es lo único que les queda. Para dormir rápido y evadir.-¿Sufriste acoso alguna vez?-Sí, claro. ¡Qué mujer no sufrió que le tocaran el traste en un colectivo! Yo iba a un colegio que quedaba lejos y cada tanto me pasaba. Recuerdo que me quedaba calladita, y no contaba nada. Todas esas situaciones siempre quedaron en mi mundo. Hoy todo cambió, pero en mi época no querías mortificar a tus padres. Puede parecer horrible, pero era así.-¿Creés en el poder del deseo?-Por supuesto, el deseo es el motor. Después es cuestión de apuntar y trabajar para lograrlo.-Fuiste ícono coqueteando con los humos del cigarrillo de moda. Épocas en las que no estaba mal fumar. ¿Te costó dejarlo?-La gente cree que me agarró el tema del epoc por el cigarrillo, pero no fue así. Nunca fui una gran fumadora. Tengo neumonías desde chica. Por eso estoy cuidadosa y tan guardada para mi gusto. Por suerte, ya me dieron la primera dosis. Estoy vacunada y eso alivia bastante.-¿Qué querés que suceda hoy?-Excepto la salud y el bienestar familiar, ya no tengo grandes deseos personales. Agradezco lo que hay, que es mucho. Y pido para los demás. ¿Qué voy a querer, un novio? Pero no… Tengo amigos fabulosos con los que, excepto cama, compartimos todo. Hace tiempo que no se me cruza alguien que me haga vibrar.

Fuente: La Nación

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La primera noticia llegó con lo de los delfines; y enseguida hubo otra, que las aguas de Venecia estaban más claras. Eran los días iniciales del aislamiento y parecía una cuestión de karma: un planeta a disposición y no había rincón que no estuviera atravesado por la Pandemia. Con los humanos en sus nidos, los animales avanzaron y las redes se llenaron de fotos insólitas. Circuló la esperanza, al menos, de una benevolencia ambiental. Pero duró poco: las aguas verdes de Venecia se debían a que las embarcaciones –detenidas– no removían los sedimentos de la superficie y los delfines habían estado cerca, sin ser vistos por el bullicio del turismo. En espejo, uno de los karmas argentinos, el Riachuelo, quedó en primer plano. Y aparecieron las preguntas, pero, ¿y si sí? ¿Tal vez su morfología podría modificarse con el cese de actividades? Los científicos salieron a ver en qué andaban esas aguas que siempre bajaron turbias.La entidad que tiene competencia sobre ese cauce es Acumar, Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo. Surgió en 2006. Dos años más tarde, la Corte intimó a la institución a realizar un plan de saneamiento accionado por la “Causa Mendoza”, un reclamo judicial llevado adelante por un grupo de vecinos que había iniciado la demanda en 2004. Acumar se define como un “ente autónomo, autárquico e interjurisdiccional que conjuga el trabajo con los tres gobiernos que tienen competencia en el territorio: Nación, Provincia de Buenos Aires y Ciudad Autónoma de Buenos Aires”. Lo primero que surgió con la Pandemia fue ver qué pasaba con la pausa de la actividad humana. Daniel Larrache, director ejecutivo de gestión de Acumar, dice: “Nos permitió echarle una mirada al Riachuelo. En el imaginario es un lugar sucio, horrible, contaminado, que no tiene nada lindo. La verdad es que en el trabajo sostenido que se viene haciendo desde hace muchos años, se dieron avances. Muy paulatinos, pero sí”. De los relevamientos y muestreos científicos durante la Pandemia, surgió la lectura de ese estudio que generó expectativa. Pero, tal como se detalla en Medición del estado del agua superficial y subterránea, análisis e interpretación de los resultados. Informe trimestral, abril junio 2020, publicado en el sitio de Acumar, el detenimiento de la actividad humana no ofreció cambios significativos. “El análisis en aguas del curso principal Riachuelo presenta valores dentro de los rangos históricos para la mayoría de las estaciones”, dice en resumen el análisis de los resultados obtenidos. Con un descanso, no alcanza, pareciera decir el río a través de sus índices, cuando sus métricas responden a 200 años de malos usos.Dos técnicos de Acumar toman muestras de agua desde el puente Olímpico (Diego Spivacow/)Para traer al presente un punteo de la historia clínica del Riachuelo surge que: fue desagote de los saladeros de principios del siglo XIX, hasta que una legislación de 1860 prohibió tirar los desperdicios ahí. Luego, las industrias y empresas tomaron la posta del arrojo. “En la Cuenca viven aproximadamente 5.800.000 millones de personas. Esto representa el 15 % de la población del país”, sostiene Acumar. A la par del desarrollo demográfico, a la vera del río, en toda su extensión, se fueron constituyendo basurales. El río atraviesa 14 municipios de la provincia de Buenos Aires y una parte de diferentes comunas de la ciudad de Buenos Aires. Se lo llama Cuenca Matanza Riachuelo; Matanza, donde nace, en una zona más rural, y Riachuelo sobre el final, en lo urbano. En las riberas empezaron los asentamientos, que luego fueron barrios que tuvieron que convivir con el hedor y la contaminación. Y desde que hubo civilización: los desechos cloacales. Como río transitado, se llenó de barcos encallados con sus óxidos y combustibles. Si se piensa que la Primera Fundación de Buenos Aires fue en 1536, son casi cinco siglos de aguas descuidadas. Ahora bien, y a pesar de todo eso, ¿y si sí? Cambiar el rumbo de lo enquistado: la posibilidad de que el Riachuelo deje de ser el patio de atrás.La importancia de sostenerSuena difícil de creer que haya un plan para poner en orden y en funcionamiento ambiental a esas riberas tan percudidas. Cuesta, cuando el Riachuelo fue el talón de Aquiles –un luchador, qué paradoja– de todas las gestiones públicas. “Recorrer la historia del Matanza Riachuelo es recorrer la historia de nuestro país. Cada modelo político y económico adoptado imprimió marcas sobre el río que aún hoy se mantienen presentes”, se lee en la página web de Acumar. No será inmediata la posibilidad de imaginar riberas en las que fuera posible estar, y que sea grato permanecer. Pero si se lo proyecta para dentro de unos 10, 20 años, como dice el bolero: Quizás, quizás, quizás. “Si mantenemos una acción permanente –afirma Larrache–, más que nada, y a partir de todas esas acciones, se puede pensar que podrá utilizarse como un río de ciudad”. Resalta que no va a ser de aguas transparentes y que no se podrá tomar agua. Más bien, un plan de acción ambiental para que las riberas funcionen como lugar de esparcimiento turístico, de ocio. Una deuda de reconciliación del río con las tierras que toca. “Si sostenemos esto que se viene haciendo, Acumar trabaja desde hace 12 años, y culminamos estas grandes obras de las que hablamos, la naturaleza va a tener otra fuerza para recuperarse”.“Si mantenemos una acción permanente –asegura Larrache–, se puede pensar que podrá utilizarse como un río de ciudad”
(Diego Spivacow/)Siempre es hablar de un río. Barroso. Algunos días, un poco más verde. Con los bordes al tocar la orilla; a veces como mordidos, desprolijos, desde donde con suerte se levantan yuyos duros, pastos de un verde también oscuro. Un río de aguas que no permite espejar el cielo. Entonces la foto siempre será agreste, una pincelada de lo áspero. La flora y la fauna de la zona son como ese río. De ese río. Pastizales y árboles como el ceibo, el sauce criollo o el chañar; en los bañados, juncos, totoras, camalotes. Vida en el agua, y en el aire calandrias, horneros, picaflores, lechuzas de campanario. Una vez más, no solo el hombre. Tal vez resulte una vara muy alta imaginar una posible ribera para el Riachuelo; un lugar que lejos de expulsar, invite. Juan Rodrigo Walsh, abogado ambientalista, perteneciente a la Asociación Argentina de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente (Aidis), detalla: “Es un río con poco caudal, corto y de llanura. Tiene picos de crecida cuando llueve mucho. Al no tener pendiente, no corre tan rápido. Hay que tener expectativas ajustadas a esas condiciones hidráulicas”. Esa es la contextura, lo que no resiste interpretación. Y pareciera que todo podría terminar ahí. Pero, el adversativo –que suele complicarlo todo–, en este contexto, trae una posibilidad. “Al no contar con cloacas –afirma Walsh–, aquellos barrios que han crecido de forma espontánea y carecen de infraestructura, vierten los efluentes al suelo y terminan fluyendo hacia los cursos de agua. Si se dejan de verter contaminantes orgánicos, se puede imaginar un río, en el que no se podrá nadar en un primer momento, pero sí contemplar usos recreativos y una integración paulatina del río y la naturaleza a la vida urbana. Es lo que hicieron otras ciudades del mundo. Debería ser una meta”.Vida silvestre en la reserva provincial (Diego Spivacow/)Pasó en Europa. Esos ríos urbanos sostuvieron la evolución de la sociedad; de feudal a agraria, de campesina a la expansión de la revolución industrial. Con esas formas de producción masiva, aparecieron los grandes problemas ambientales. Entre esos casos europeos, hay referentes en temas de recuperación. Para Daniel Larrache, los pasos a seguir respecto de políticas para el Riachuelo encuentran sus modelos en los ríos Támesis y Nervión. “Lo más parecido sería Bilbao –dice Larrache–, pero no se trata de copiarlo, sino de tenerlo como referencia. Era un río que estaba muy degradado”. El Nervión tardó décadas en dejar de ser ese foco contaminado. El Consorcio de Aguas de Bilbao Bizkaia comenzó en 1979 un plan de saneamiento que tenía por objeto la recuperación del río y el ecosistema. Desde el portal iAgua, medio de comunicación en el sector del agua en España, se pueden leer bajo el título Recuperación ambiental del estuario del Nervión genera valor recreativo estimado en 3,5 millones, datos que llevan a comprender por qué las inversiones sostenidas pueden adicionar –a la acción por lo ambiental–, la activación económica. “Se ha estimado un valor recreativo agregado de las playas del estuario en verano de al menos 3,5 millones de euros anuales. Este beneficio económico es suficiente para cubrir el 100% de los costes anuales de mantenimiento de las playas más un porcentaje importante de los costes del sistema de saneamiento”, sostiene el artículo. Según una publicación del sitio Culturacientífica.com, el punto más importante del plan de saneamiento fue la recuperación de los niveles normales de oxígeno. “De valores cercanos o inferiores al 40% de saturación a comienzos de los años 90 a valores del 90% de saturación actualmente. Hoy en día no hay ninguna zona del estuario con problemas de oxigenación”. Entonces, Bilbao es referente.La Laguna de Rocha, uno de los pulmones verdes más importantes de la Cuenca Matanza-Riachuelo (Diego Spivacow/)También está ese otro río de ciudad que generó la urbanización a sus pies: el Támesis. Navegado por reyes. Bombardeado durante la Segunda Guerra. De aguas marrones contaminadas, y aún así, protagonista de escenas de películas y series. Londres, al fin. La revolución industrial –y la explosión del desarrollo urbanístico– fue su peor enemiga. En su recuperación, el Parlamento jugó un rol crucial. A fines de los años 60, empezaron a tomar conciencia de la necesidad de planificar una política ambiental que, una década más tarde, reconocía que algunas especies –peces y flora– regresaban al Támesis; así activaron la reparación del ecosistema. Igual que la mayoría de los casos de ríos urbanos recuperados, contó con una política que se sostuvo en presupuesto y acción continua. Sostenidas, pudieron reflejar una preocupación más específica: en 2015, una campaña pedía por un río más limpio, un llamado a combatir la basura plástica. Desde el portal de la BBC, bajo el título “Londres: cómo el río Támesis fue rescatado de la muerte”, se pueden leer los puntos que en la actualidad atraviesa la sanitización ambiental de esas aguas icónicas de la cultura británica. Tener un plan, por décadas, para que los futuros resultados revelen no solo la concientización urgente de que el planeta es la casa, sino de cómo y cuánto una conducta sostenida dará lugar a que lo vital sea prioritario.Frente a esos casos del Primer Mundo, el fantasma de lo que jamás se hizo en la Argentina asoma, de manera que la única posibilidad de fe será la comprobación de las obras. Algunas acciones que llevan más de diez años se fueron haciendo visibles. Por ejemplo, la parte donde el río entra a la ciudad de Buenos Aires. “La vuelta de Rocha hace 15 años era un cementerio de barcos hundidos –dice Larrache–, hoy solo hay tres embarcaciones de las casi 60 que había para retirar. Eran cascos que se habían ido degradando con el tiempo. Quedaron a la deriva, sin propietarios, sin que nadie los reclamara”.”Sin contaminantes orgánicos, se puede imaginar un río” (Diego Spivacow/)Entonces, ¿cómo?Recapitular posibles acciones: años de apostar para que suceda y contar con más inversión. Parece una fórmula conocida. Según Larrache:” La recuperación integral no la puede hacer solo el Estado, tiene que haber un plan estratégico público privado de recuperación de ese entorno. Estamos en condiciones de poner este debate en la agenda pública, porque los primeros pasos son visibles. Se ve un Riachuelo diferentes al de hace 10 años. A partir de ahí, poner estrategias que tienen que ser concertadas con la comunidad, con quienes muy directamente están vinculados con el río”. El espacio de lo posible sería el paseo ribereño, porque las costas del Riachuelo no tienen playa. Como el paseo de La Boca, La Vuelta de Rocha. “Eso –sostiene Larrache–, extendido en todas las márgenes del Riachuelo hasta Puente La Noria. Que esa recuperación esté acompañada: cuando uno va a La Boca, ve el río y pasea por Caminito, va a la Bombonera o a tomar un café; hay una propuesta urbana que acompaña. Tratar de generar y potenciar esas opciones. En vez de que el borde del Riachuelo esté lleno de fábricas o galpones abandonados, recuperar los usos de la ciudad”.Calle Don Pedro de Mendoza e Iguazú, un área recuperada a los asentamientos del Meandro de Brian (Diego Spivacow/)El tiempo dirá, decían las abuelas para aliviar corazones partidos o relaciones incipientes. La conducta se ve en las acciones y el tiempo es lo que se hace con él. Para Juan Rodrigo Walsh: “El desafío es la voluntad política de tener continuidad en estas cuestiones. Cada vez que hay un cambio de gestión es como que hay una refundación. Mucho de estas cuestiones son continuidad, seguimiento y una política que vaya más allá del cambio de una gestión. Siempre rescato lo que tuvo continuidad, como por ejemplo la política de reivindicar la plataforma continental argentina. Empezó con una iniciativa en la época de Menem, si mal no recuerdo, se conformó una comisión con gente de Cancillería, Conicet, oceanógrafos… Se mantuvo en los distintos gobiernos y desembocó en 2018 con el reconocimiento de la comunidad internacional. La política ambiental hoy tiene que ser una política estratégica para la Argentina”.

Fuente: La Nación

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En una calle cualquiera de uno de los tantos pueblos decaídos de Inglaterra, alguien escribió dos pares de palabras con aerosol negro en la pared de una casita: VETE A y TU PAÍS. Es lo que observa Elisabeth (así, con s) cada vez que vuelve al pueblo donde creció para visitar a su madre y a un vecino de 101 años que está en una fase de sueño prolongado, ya cerca del descanso eterno. Y es el doloroso escenario que la escritora escocesa Ali Smith eligió para Otoño, la primera de las novelas de su Cuarteto estacional, una maravilla que acaba de publicarse en español. Acaso uno de los proyectos literarios más ambiciosos y gratificantes de estos tiempos amargos, es el libro que hay que leer en esta estación: más que una novela, una postal de época.“Es como si la democracia fuese una botella que alguien puede amenazar con romper para hacer daño con ella”, escribe Smith: “Es una época en que las personas hablan sin que lo que dicen llegue a convertirse en diálogo”. La novela es una reflexión lúcida sobre las relaciones rotas por la falta de entendimiento (¿le suena?). Desencantada con el país dividido y en crisis de fe contra la humanidad después del Brexit, Smith, a menudo presentada como “la esperada premio Nobel de Escocia”, escribió el primer tomo de esta tetralogía al que seguirán, lógicamente, Invierno, Primavera y Verano. Su reflexión sobre el paso del tiempo es cruel pero también esperanzada, porque aun cuando la renovación de un pasaporte se convierta en un episodio tardío de El proceso kafkiano o el avance de lo privado sobre lo público sea ya inexorable, ella se empeña en su porfía: demostrar que la amistad imperecedera, aun dificultada por la edad o la lejanía, es lo auténtico en un mundo que perdió los cabales. Cada tarde de ese otoño, Elisabeth se sienta junto a la cama de su vecino y le lee un fragmento de Historia de dos ciudades, y en el acto Smith emparenta su obra con la de Charles Dickens pero con un contraste actual y compone su historia de dos países, aunque los dos sean el mismo: uno xenófobo, aislacionista e insensible y otro hospitalario, integrado y solidario.Lo que sigue, en palabras de Shakespeare: el invierno de nuestro descontento. Pero después llegarán la primavera y más tarde, cuando parezca que ya no viene, el verano. Un árbol y unas bonitas flores rojas son las cosas que observa Elisabeth cuando vuelve a pasar frente a la casita. Alguien las pintó sobre la pared y debajo de las cuatro palabras con aerosol negro (VETE A TU PAÍS) escribió con letras de colores: YA ESTAMOS EN NUESTRO PAÍS, GRACIAS.Listamanía: cinco obras de Ali Smith, “la esperada premio Nobel de Escocia”Amor libre, 1995. Una colección de relatos enfocados en la vida y el amor, donde sus mujeres protagonistas se debaten entre el deseo y el deber.Like, 1997. Su primera novela, un texto autobiográfico: desde su infancia en Inverness, las Tierras Altas escocesas, hasta los claustros de Cambridge.Hotel World, 2001. Una noche de hotel en la existencia de cinco mujeres: cuatro están vivas, tres son forasteras, dos son hermanas y una está muerta.La historia universal, 2003. Doce historias originalísimas que empiezan con la aventura de un joven que viaja comprando ediciones de El gran Gatsby.Otoño, 2016. La primera entrega del Cuarteto estacional presenta a Elisabeth, profesora universitaria, y su vecino, el misterioso Daniel Gluck.

Fuente: La Nación

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Decía el Premio Nobel de Economía Simon Kuznets que había dos países cuyo sendero de desarrollo la teoría económica no podía explicar: Japón y la Argentina. Otro Nobel, Paul Samuelson, hablaba de la “enfermedad argentina”. El enigma que excitaba la curiosidad de estos estudiosos tenía que ver con la pauta curvilínea de desarrollo del país: el cambio brusco de su trayectoria económica (y también política, pero ese es otro tema), a partir de la Segundo Guerra Mundial. ¿Por qué ese punto de inflexión en la década de los 40?Desde su incorporación a la economía mundial como gran exportador de productos de agricultura templada hasta la Segunda Guerra, las instituciones económicas argentinas se asemejaban a lo que la literatura económica de entreguerras llamaba “tierras de asentamiento reciente”, caracterizadas por una población predominantemente inmigrante, razón tierra-trabajo alta (es decir, escasez de mano de obra), exportación de commodities con fuertes eslabonamientos al resto de la economía (o sea, mecanismos de diversificación) y altos niveles de vida y movilidad social. Desde mediados del siglo pasado en adelante, la estructura económica y social argentina fue adquiriendo los rasgos propios del país subdesarrollado: dualismo social intenso, exceso de oferta de mano de obra no calificada, fuerte presencia de mercados informales de trabajo, ingresos relativamente bajos. A partir de mediados del siglo pasado, el ingreso per capita argentino se alejó del de los países de Europa Occidental con los que antes se comparaba, y terminó dentro del rango latinoamericano, y no entre los más altos del continente.Un determinante central de la declinación argentina fue el tipo radical de industrialización sustitutiva de importaciones establecido a partir de la Segunda Guerra: protección arancelaria y no arancelaria poco discriminada y no selectiva, ilimitada en el tiempo y no temporaria, e incondicional y no contingente a la eventual competitividad. Este tipo de política industrial produjo resultados altamente positivos en lo inmediato, en términos de crecimiento de la producción, el empleo y el nivel de vida de la clase trabajadora, pero en el largo plazo llevó a la concentración de gran parte del capital y el trabajo del país en un sector industrial en gran parte no competitivo, que solo puede sobrevivir con altas tasas de protección. La consecuencia ha sido la generación de fuerzas sociales políticamente poderosas (capitalistas orientados hacia el mercado interno, los sindicatos que representan a sus trabajadores, los sectores de la clase media vinculados a ellos) cuyos intereses materiales de corto plazo están comprometidos con la preservación de una economía estancada y una sociedad bloqueada. Un caso clásico de lo que la ciencia social llama un problema de acción colectiva.El libro El mito de la industrialización peronista (Claridad), de Emilio Ocampo, aborda un tema central del análisis de este punto de inflexión: ¿hubiera sido viable un curso de industrialización alternativo, y cuales hubieran sido sus consecuencias? “Entre 1942 y 1955, la Argentina perdió la mejor oportunidad que tuvo en su historia para transformarse en una democracia moderna con una economía industrial competitiva e integrada al mundo”, escribe Ocampo. Esta conclusión, que se basa en un análisis empírico, es la contribución mas importante del libro. Ocampo compara las tasas de crecimiento argentino en el periodo 1944-1955 con el de 11 países de América Latina, Europa y Asia, cuyas economías eran semejantes a la Argentina de esa época en variables relevantes, y que siguieron políticas alternativas de industrialización accesibles para la Argentina: apertura moderada (similar a la existente antes de la Depresión), promoción activa de exportaciones manufactureras (como la que siguieron varios países asiáticos a partir de la década del 60), y protección selectiva y temporaria. El desempeño argentino fue inferior al de todos ellos. Ocampo realiza un análisis contrafáctico, fundado en supuestos en principio plausibles, y encuentra probable que cualquiera de esas alternativas hubiera rendido mejores resultados que la que fue implementada en ese periodo.El proceso de industrialización avanzó fuertemente en esos años; el problema residió en su diseño, como lo demuestra Ocampo. Y su consecuencia más negativa fue su institucionalización en las décadas posteriores, que terminó transformando la economía y la sociedad argentinas y generando un país bloqueado.

Fuente: La Nación

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No todo empezó con la ciencia ficción. Antes, a los autómatas los pensó la filosofía. A comienzos del iluminista siglo XVIII Julien Offray de La Mettrie propuso su idea del “hombre máquina”, un intento radical de sortear la división entre cuerpo y el alma. Lo relevante de la reflexión del materialista francés –de consecuencias morales inauditas– es que ve a los humanos como simples autómatas. Su concepto se adelanta en responder por la afirmativa la pregunta que más tarde se haría la cibernética: ¿pueden las máquinas llegar a pensar?No todo empezó con ella, pero la ciencia ficción explotaría con naturalidad ese interrogante incalculable, ya fuera en los relatos de Yo, robot, de Isaac Asimov, como en los libros de Stanislaw Lem y Philip K. Dick, con sus replicantes y mascotas eléctricas. Ted Chiang, el autor actual más original del género, se interesa más por la inteligencia extraplanetaria, pero en “El ciclo de vida de los elementos de software” (incluido en Exhalación, publicado recientemente por Sexto Piso) aporta también su grano de arena a las ficciones sobre inteligencia artificial: una mujer que trabajó en un zoológico es contratada para entrenar y enseñar a “digientidades” que tienen una capacidad lingüística parecida a chicos de carne y hueso.Que Chiang tenga relatos sobre el tema –el suyo es una obra maestra– no es sorpresa. Sí lo es la tendencia de otros escritores a incluir en sus tramas androides por fuera del género y en escenarios reconocibles, como si lo que hasta hace poco era dominio de la pura fantasía proyectiva fuera hoy, en el nuevo milenio, una posibilidad realista inminente.Dos de los autores ingleses más considerados –es decir, ciudadanos de un país donde la tecnología es ubicua – se entreveraron recientemente con historias de robots. En Máquinas como yo, Ian McEwan (1948) imaginó una historia alternativa. En ese mundo paralelo en que Gran Bretaña perdió la guerra de Malvinas, Alan Turing no se quitó la vida, como en verdad ocurrió. Se dedicó en cambio a desarrollar los primeros humanos sintéticos. Uno de ellos es el que hace compañía triangular a una pareja que lo programa como mejor le conviene. McEwan, que ya en sus tiempos juveniles había escrito un cuento protagonizado por un autómata, aprovecha la novela para plantear dilemas morales varios, pero también para desplegar con sarcasmo su sentido de lo siniestro.Ese antecedente próximo no arredró a Kazuo Ishiguro (nacido en Nagasaki en 1954, pero arraigado en Inglaterra desde su infancia), que en su nuevo opus, Klara y el sol, optó por poner en primerísimo plano un robot, aunque femenino y de una neutra candidez reflexiva.En un futuro que no parece demasiado distante, Klara es una Amiga Artificial (AA). No tiene ninguna función particular, aunque puede cumplir varias, empezando por su papel de dama de compañía de chicos y adolescentes. Ishiguro, autor de una prosa siempre pulida y sin sobresaltos, timonea la primera mitad de su flamante novela a una metódica velocidad crucero. En este caso se justifica: la que narra en primera persona es la misma Klara, que tiene dominio lingüístico, pero también particularidades expresivas. En las primeras páginas cuenta sus primeras observaciones del mundo a través de la vidriera del negocio que la exhibe. Pronto –no sin que antes la trasladen al interior de la tienda, reemplazada por AA de la novísima generación– será adquirida por la madre de Josie, una chica aquejada por una enfermedad con tintes depersivos, aunque nunca descripta.¿Cómo piensa una máquina? A Ishiguro solo le interesan, como corresponde, las respuestas de la literatura: le da entidad a Klara para que reflexione y progrese, de una manera no muy diferente de como lo haría un autodidacta absorto. La monotonía no solo refleja lo que pasa por el sistema inteligente del robot: también permite al lector introducirse con mirada extrañada en ese mundo de mínimas discordancias (hay chicos “mejorados”; hasta la universidad solo se estudia en casa, un eco acaso de las clases virtuales de tiempos de pandemia).Ishiguro se distingue de la ciencia ficción pura y dura por la razonabilidad verosímil del universo que imagina. Klara –que no es una mascota pero tampoco tiene el estatus de un electrodoméstico– puede imitar los movimientos de Josie. Su misión es parecerse lo más posible a ella. “¿Crees en el corazón humano? No me refiero al órgano físico –le pregunta el padre, que no vive bajo el mismo techo que ellas–. Me refiero a su sentido poético. ¿Algo que hace que cada uno de nosotros seamos especiales e individuales?”. En la novela abundan preguntas desconcertadas –y humanas– como esas.Ishiguro ya había explorado suburbios similares de la ficción especulativa en Nunca me abandones, donde los protagonistas se descubrían clones criados con una función específica. Personajes de otras de sus novelas comparten rasgos con Klara: el pintor de Un artista del mundo flotante, extrañado en medio de un mundo enajenado, y el mayordomo Stevens, de Lo que queda del día, autómata de carne y hueso.La nueva novela de Ishiguro no alcanza los picos de esas narraciones, pero compensa todo con una instancia de extraña emoción: cuando la Amiga Artificial decide tomar cartas en el asunto para salvar a su protegida. A diferencia de tanta literatura apocalíptica, en Klara y el sol las máquinas no amenazan con ninguna rebelión, por mucho que al final las personas comunes las teman y las usen. Los adminículos poshumanos tienen más bien un encanto estoico y discreto. Klara en todo caso cumple los pasos de la fenomenología hegeliana –de la percepción desde la vidriera a la invocación religiosa al sol, su fuente de energía– para terminar cediendo, con triste sabiduría y sin desesperación, a una obsolescencia programada, su propia forma de mortalidad.Klara y el solPor Kazuo IshiguroAnagrama. Trad.: Mauricio Bach334 páginas. $ 1495

Fuente: La Nación

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La Legislatura de Jujuy aprobó un proyecto de ley que le concede al Ejecutivo provincial facultades para gestionar la adquisición de vacunas contra el coronavirus, medida que impulsa las tratativas ya iniciadas con el laboratorio chino Sinopharm para la adquisición de un millón de dosis.El gobernador Gerardo Morales agradeció el apoyo de los distintos bloques mediante un video que compartió en sus redes sociales. “Todos somos parte de esta gestión que tiene como único fin cuidar la salud de los jujeños y jujeñas”, dijo. Y resaltó: “La lucha contra la pandemia es un desafío del mundo, es un desafío de nuestro país y de nuestro pueblo. Con esto podremos seguir con los trámites para lograr ese recurso tan escaso en el mundo, y que nos va a ayudar a cuidar y salvar vidas”.San Marino, el país libre del coronavirus que les vende la Sputnik V a los turistas: ¿cuánto cuesta?En esta misma dirección, este jueves había anunciado -también vía redes sociales- el avance de conversaciones de manera directa con Sinopharm para la compra de un millón de dosis. Sobre esta iniciativa explicó: “Las vacunas serán adquiridas con fondos provinciales, ya tenemos una reserva en dólares destinada a ese fin. Cada paso de esta gestión se realiza con mucha seriedad y con la coordinación constante entre Nación y Provincia. De ser exitosa la gestión, las vacunas llegarían en 2 partidas, una de 450 mil para inmunizar a 225 mil personas con las 2 dosis y otra de 550 mil. Al mismo tiempo, las personas que tienen la primera dosis de otras marcas seguirán siendo vacunadas con las vacunas que envía Nación”.Todos somos parte de esta gestión que tiene como único fin cuidar la salud de los jujeños y jujeñas. Mi agradecimiento a los bloques de la @LegisJujuy que priorizaron el bien común y aprobaron la Ley Nº 6.220 que nos permite seguir avanzando en la compra de un millón de vacunas. pic.twitter.com/rBLcg8ho5r— Gerardo Morales (@GerardoMorales) May 21, 2021La sanción de la ley 6220 se alcanzó con las mayorías requeridas en medio de la primera sesión especial del año y ante la presencia de 36 legisladores de los distintos bloques. Durante el debate, algunos enfatizaron la importancia de que se resuelva con la transparencia debida.Al inicio, la diputada Lourdes Navarro, como miembro informante, comentó que en los artículos e incisos del proyecto se incluyen consideraciones que figuran en la ley nacional 27.573, sobre vacunas destinadas a generar inmunidad contra la Covid-19. Y detalló que se “habilita” al Ejecutivo local a celebrar contratos con Sinopharm (el Ministerio de Salud de la Nación ya firmó la autorización para la compra), pero también se deja abierta la posibilidad a conversaciones con “otros laboratorios”.Respecto a las facultades otorgadas, el presidente del bloque oficialista, Alberto Bernis, aclaró que es solo para “gestionar la compra de vacunas”, ya que oportunamente “los contratos de compras deberán presentarse en la Legislatura para su aprobación”, y apuntó que los valores “no serán mayores al pagado por Nación”.Si bien los distintos bloques opositores habían expresado su “total acuerdo” a la adquisición de vacunas por parte de la provincia, reprocharon que el proyecto no dejaba en claro si la autorización era para gestionar o para realizar la compra, y que -en tal caso- “no había especificaciones” respecto de las tratativas encaradas y los pagos a afrontarse, entre otras cuestiones.Coronavirus. En detalle: los 67 controles de fuerzas federales en 31 partidos del AMBATambién criticaron la forma apresurada en que se llamó a aprobar el proyecto, “sin tratamiento previo”, y llegaron a plantear contradicciones entre artículos, en torno a lo cual se consensuaron algunas correcciones, como el armado de una comisión de control.Además, cuestionaron al oficialismo de utilizar como “estrategia política” la decisión de avanzar con la compra de vacunas, de cara a las elecciones legislativas en la provincia, adelantadas para el 27 de junio.Con información de Télam

Fuente: La Nación

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LA PLATA.-El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, anunció los alcances del cierre total de actividades no esenciales por nueve días en los distritos de alerta epidemiológico de este territorio. Se ajusta al decreto del presidente Alberto Fernández, pero tomó distancia de las aperturas que aún sostiene Horacio Rodríguez Larreta.“Me toca decir, que la provincia de Buenos Aires, como siempre, respeta las leyes y un DNU tiene fuerza de ley. Por eso, se va a cumplir a rajatabla estas medidas de cuidados”, dijo el mandatario porteño en el arranque de la conferencia de prensa en la que estuvo acompañado por Carlos Bianco, jefe de Gabinete bonaerense y Daniel Gollán, ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires.Kicillof buscó acordar una fórmula común para el AMBA, pero el anuncio del jefe de Gobierno de la Ciudad de mantener locales no esenciales abiertos cambió una vez más los planes de mantener estrictamente cerrado el conglomerado urbano más grande del país. El gobernador se ceñirá en la norma al decreto presidencial y luego corresponderá a cada intendente fiscalizar si los comercios no esenciales están abiertos durante el día.Coronavirus. Todas las provincias se sumarán a las restricciones anunciadas por el Presidente“El Presidente es la máxima autoridad de esta pandemia. Sólo vamos a adaptar estas medidas a la provincia. Cuestionar estas medidas genera dudas, incertidumbre, angustia. Cuestionar representa especulación política y confusión”, dijo el Gobernador.Axel Kicillof detalló que en 126 de los 135 municipios de la provincia habrá cierres estrictos desde mañana. (SANTIAGO GUTIERREZ EGUIA/)“Estarán habilitados los comercios esenciales, los comercios con envíos a domicilio y para llevar”, expresó el gobernador. Los locales de venta de ropa o de artículos que no sean gastronómicos no están habilitados a abrir para ingreso del público.“Comercios esenciales no tienen horario de cierre. Comercios no esenciales deben estar cerrados,, hacer venta remota. O retiro por el local”, se precisó a última hora de la noche.Kicillof dio a conocer los alcances finales del decreto que regirá desde la cero horas mientras la provincia que tiene 14.709 contagios por día. Y una tasa de ocupación de casi el 75 por ciento de las camas de terapia ocupadas.El jefe de Estado provincial detalló que 126 municipios tendrán las restricciones de circulación entre mañana y el 30 de mayo y que solo nueve no serán alcanzados por las nuevas disposiciones: estos son Baradero, Benito Juárez, Arenales, Monte Hermoso, Pila, Rojas, Saliquelló, Tordillo y San Cayetano.La recepción de las medidas nacionalesEn la Casa de Gobierno de La Plata hay una moderada satisfacción dado que finalmente la Ciudad se vio forzada a cerrar las escuelas. Pero el anuncio de mantener abiertos los comercios no esenciales en el distrito que gobierna Rodríguez Larreta afueras cayó mal. “Nos corren en arco todo el tiempo”, se quejan en La Plata.El cierre más estricto exigido hace semanas no es visto como un triunfo, sino como una medida quizá un poco tardía por el ala más dura del gobierno alineada con Cristina Kirchner.Alberto Fernández anunció un cierre estricto por 9 días“Debimos haber ingresado en cuarentena hace tres semanas”- dijo hoy su ministro de Seguridad, Sergio Berni, que será el encargado de hacer cumplir las restricciones para circular entre las 18 y las 6 horas desde mañana.“Hasta hace poco la discusión era si los colegios contagiaban o no. Perdimos 20 días en discusiones totalmente inútiles”, expresó el ministro que muchas veces expresa la posición políticamente incorrecta que calle el gobernador provincial.“Vamos a generar más controles- anunció Kicillof- Lo vamos a coordinar con Gobierno nacional, con Cuidad y con intendentes para impedir que las actividades permitidas ocurran”, advirtió.Claro que serán finalmente los alcaldes los encargados de hacer cumplir esta norma. En La Plata ya tuvieron que lidiar el año pasado con decenas de distritos gobernados por Juntos por el Cambio que no se ajustaron a la normativa provincial. Los intendentes opositores tienden a copiar las medidas que adopta Larreta. Y este es un problema mayor para limitar la circulación a los rubros básicos en distritos como La Plata, Lanús, San Isidro, Vicente López o Tres de Febrero.Axel Kicillof aseguró que la mitad de la población internada por Covid tiene menos de 60 años. (SANTIAGO GUTIERREZ EGUIA/)Kicillof habló a los referentes opositores: “Nos negamos a hacer política con pandemia. Es muy bueno ver el primer gesto de autocritica del macrismo desde que dejó el gobierno- dijo- considero este cambio de la presencialidad en las clases en la Ciudad de Buenos Aires, es muy bueno. No hay que politizar la pandemia”, pidió.“Han tratado de convertir conferencias en spot electoral. Nosotros estamos en campaña de vacunación, no en campaña electoral”, dijo. Pero de paso criticó al ex presidente Mauricio Macri “que se fue a vacunar en lugar de esperar su turno. Ya estaba listo, es mayor de 60. Se podría haber vacunado en su país”, endilgó.Por último el gobernador informó que 3, 4 millones de los 17 millones de habitantes de esta provincia ya están vacunados.Mientras continúa el plan de vacunación con el arribo de más dósis habrá ayuda económica para los sectores más golpeados: ARBA no aplicará retenciones a los ingresos brutos durante junio julio y agosto a los locales gastronómicos y de esparcimiento cerrados, habrá un plan para regularizar deudas impositivas, y un programa para sostenimiento de la micro y mediana empresa con hasta 80 trabajadores por dos mil millones de pesos. Se ampliará los servicios en comedores escolares para sumar a 300 mil personas. Y se eliminará la incompatibilidad del programa ATP con el plan Preservar Trabajo.

Fuente: La Nación

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