Este sábado por la noche, Juana Viale comenzó una nueva edición de La noche de Mirtha con mucha alegría. Al ritmo de “Mariposa tecknicolor”, de Fito Páez, la conductora ingresó al estudio bailando y feliz de estar una vez más al frente del programa.“¿Cómo están? ¡Todos giran! Buenas noches ¡Qué arriba estamos! ¿Cómo andan todos en sus casas?”, preguntó mirando a la cámara. “Supuestamente, este es el último fin de semana de confinamiento, eso es lo que nos dijeron, vamos a ver… ¡A festejar! ¡Dale que vamos! Están llegando vacunas y nos están vacunando a todos ¡Por suerte!”, agregó.Patricia Viggiano se reconcilió con su marido, tras dos años distanciados: “Es más lindo estar juntos”“El lookete que tengo esta noche es un mono de tul bordado con incrustaciones. También tengo un cinturón de seda al tono. Estoy en pelotas ¡Literal!”, dijo haciendo referencia a las transparencias que tenía el diseño elegido para el programa. “Es muy lindo, una belleza absoluta del señor Gino Bogani ¡Esto es elegancia señores!”, continuó. View this post on Instagram A post shared by Mirtha Legrand (@mirthalegrand)Mientras daba vueltas para que se pudiera apreciar cada detalle del mono, Viale exclamó con frescura: “¡Estoy en bolas!”. Consciente de este detalle, no quiso dejar de mandarle un mensaje a Mirtha Legrand. “Abuelita no te me desmayes, vos sabés que yo soy así, libre. Yo soy lo que soy y no puedo decir nada más”, le explicó.El festejo por las 53 temporadas al aire“Este programa cumple 53 temporadas”, exclamó Viale al comienzo de la emisión. “Arrancó llamándose Almorzando con las Estrellas hace muchos años, cuando la televisión todavía era en blanco y negro, y con la señora Mirtha Legrand. Trascendió canales, gobiernos, nacimientos, todo… ¡Y seguimos en pie! Este es mi segundo año, mi segunda temporada”, agregó.Con motivo de este nuevo aniversario, la actriz no pudo dejar de dedicarle el programa a Legrand, quién dejó el ciclo cuando comenzó la pandemia para preservarse del coronavirus. “Para la abuelita: te extrañamos, volvé. ¡Volvé chiqui, volvé!”, expresó con amor.“Ya tiene las dos dosis, ahora tiene que vencer el umbral de salir a la vida… a enfrentarse con la vida que es maravillosa”, dijo sobre el esperado regreso de la diva. “Pueden copiarla, pero igualarla nunca”, culminó y dio cierre a su homenaje.

Fuente: La Nación

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Después de que la economía argentina basculara en los últimos diez años entre el estancamiento y la recesión, Alberto Fernández llegó por fin al diagnóstico: la culpa es del capitalismo. En un foro ruso –cómo no– sobre los avatares económicos del mundo, el Presidente señaló que “el capitalismo no dio buenos resultados” y se indignó frente a la pobreza y la desigualdad. El mandatario sembró así en el mismo territorio que cultiva gran parte de la dirigencia argentina (la peronista, pero no solo la peronista), que les atribuye al libre mercado, a la ley de la oferta y la demanda y a los empresarios la culpa de los males argentinos. La Argentina sufre niveles inéditos de pobreza y de desigualdad, pero más fríos e indiferentes que el capitalismo resultaron Cristina Kirchner y Sergio Massa; los dos caciques del Congreso acordaron un aumento de salarios del 40 por ciento para el Poder Legislativo. Es la política incapaz de mirarse en el espejo la que hace los diagnósticos y ofrece, por lo tanto, los peores remedios. El capitalismo es el único sistema económico que le dio al mundo un largo período de prosperidad y bienestar. Su alternativa, el socialismo promovido por la Unión Soviética, terminó en un ruidoso fracaso que derrumbó al propio régimen que lo tutelaba. Es cierto que el capitalismo tal como lo conocíamos se transformó en los últimos años. Aparecieron un capitalismo financiero sin gobernanza política en la globalización y un capitalismo de las nuevas tecnologías que promovió deslumbrantes progresos en la historia de la humanidad. De las diez empresas con mayor volumen en Wall Street en 2020, siete son tecnológicas: Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet (casa matriz de Google), Facebook, Tencent y Alibaba. Entre las tres restantes, una es de energía (Aramco); otra es Tesla, la fábrica norteamericana de automóviles eléctricos, y la tercera es Berkshire, el conglomerado empresario de Warren Buffet. Ese es el mundo al que se enfrenta la Argentina, y no se acomodará a él con discursos propios de hace 20 o 30 años. Aquí es distinto: Gobierno y sindicatos ahuyentaron a los “unicornios” argentinos, a los innovadores locales de nuevas tecnologías. Los asusta el futuro, no el capitalismo. Una parte importante de la sociedad argentina se dejó llevar por ese discurso antiempresario, del que ahora Alberto Fernández, antiguo asesor de empresas, es el nuevo vocero. Los poderosos sindicatos peronistas también contribuyeron a la creación de un clima social en el que los empresarios son la bestia negra. La contradicción es evidente: los empresarios son los que pueden invertir, dar trabajo y agrandar la planta de afiliados de los gremios. Los sindicatos fueron en otros países los más interesados en incorporar a los trabajadores al aprendizaje de las nuevas tecnologías. Aunque la robotización y la inteligencia artificial son fenómenos imparables, lo cierto es que también son instrumentos que, hasta ahora, deben ser proyectados, fabricados en parte y programados por seres humanos. Es probable que se haya roto el pacto histórico entre el capitalismo tradicional y los trabajadores por la aparición de un nuevo capitalismo, pero la confección de un acuerdo renovado es la única solución posible. Predicar contra el capitalismo, sin aportar soluciones realistas a sus eventuales defectos, es puro parloteo populista que insiste en la ruina.¿Quién invertirá en el país si su presidente dice que el problema es el capitalismo? ¿Dónde pondrán el dinero los dueños de capital y qué harán los trabajadores que dependen de esos capitalistas? El gasto público del Estado argentino es casi la mitad del PBI y lo único que ha logrado hasta ahora es convertirse en una lamentable industria de pobres. Millones de argentinos no están preparados para trabajar en el viejo ni en el nuevo capitalismo. Ese es el problema, y no el capitalismo por sí mismo. La pobreza y la desigualdad, ciertamente lacerantes, no son consecuencias de los que invierten, sino de los que gobiernan. Echarle la culpa a un sistema económico es la manera más cómoda de absolver de culpa y cargo a los que gobernaron el país. De indultar a los que despilfarraron los buenos años de la soja; a los que no supieron ver que la crisis de principios de siglo había dejado a una generación a la intemperie (sin trabajo y sin preparación), y a los que se refugian en un nacionalismo anacrónico y en un pasado que no se repetirá.Coronavirus: con qué vacunas podrán ingresar los extranjeros a España a partir del lunes 7 de junioEs imposible saber definitivamente si las palabras de Alberto Fernández ante el dictador ruso, Vladimir Putin, expresaban su pensamiento profundo o si fue solo una manera de acomodarse al que lo escuchaba. Rusia ya no practica el sistema económico soviético, pero su capitalismo es un capitalismo de amigos. El peor capitalismo, si es que el Presidente quería criticar al capitalismo. Incluso China creó un sistema de capitalismo de Estado mezclado con el respeto a las normas del capitalismo occidental. Entre tantos y desopilantes errores que cometió, Donald Trump tenía razón cuando decía que China se llevaba la producción de las mejores empresas norteamericanas. Ninguna empresa norteamericana se va a un país que no la respeta. Pero ¿en qué cree el Presidente? Hace un par de meses, en París, Alberto Fernández había asegurado, con otras palabras, todo lo contrario: “No tengo empacho en decir que soy europeísta”, afirmó, y agregó: “Francia expresa lo mejor del capitalismo”. Estaba delante de Emmanuel Macron, presidente de Francia, no de Putin. ¿Reescribe el discurso según el oído del que lo escucha? La Europa actual es hija del capitalismo y Francia es un país capitalista. Pongámonos de acuerdo: ¿el capitalismo no dio buenos resultados, como el Presidente dijo ante Putin, o la experiencia capitalista de Europa es el mejor ejemplo para los políticos que no saben hacia dónde ir? De la respuesta a esa pregunta depende qué sucederá en la pospandemia argentina y, sobre todo, la suerte de los que padecen la penuria, la inflación y el desempleo.En un diálogo directo con Putin, el Presidente le agradeció al autócrata ruso el envío de vacunas a la Argentina “cuando el mundo nos negaba las vacunas”. Una cosa es agradecer, que es lo que corresponde; otra cosa es la destrucción de la verdad por la lisonja. Nadie le negó la vacuna a la Argentina. En todo caso, el Presidente debería averiguar qué hizo su entonces ministro de Salud, Ginés González García. AstraZeneca aceptó firmar con un socio argentino, tal como se lo pidió el gobierno local. Después, ese laboratorio tuvo muchos problemas en el proceso de investigación y desarrollo de la vacuna. El conflicto con Pfizer es un misterio que no se aclaró todavía, pero la empresa les aseguró a legisladores argentinos de la oposición que no pidió aquí nada que no haya pedido en el resto del mundo. Y el mundo la compró.González García acotó a su vez que “los periodistas están enamorados de Pfizer”. En rigor, los periodistas están enamorados de las vacunas y de la verdad. Es necesario saber por qué no llegó a la Argentina la vacuna que llevó a Israel a la pospandemia y que está haciendo lo mismo, aunque compartiendo el mérito con el laboratorio Moderna, en los Estados Unidos. El único laboratorio que aclaró desde el principio que no podía asumir compromisos con el resto del mundo hasta terminar de inmunizar a los norteamericanos fue Moderna. El inmunizante de este laboratorio fue financiado por el Estado norteamericano.El problema argentino con las vacunas tiene una explicación relativa, aunque cercana, en las recientes definiciones del Presidente. El capitalismo no es una buena solución, salvo cuando es una solución buena para los amigos.

Fuente: La Nación

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Hace exactamente un lustro, estas páginas presentaban a Graciela Borges como figura central de los homenajes que rendía el Bafici con una síntesis: “Debutó en el cine con Hugo del Carril, pero décadas después se convirtió en ícono del Nuevo Cine Argentino con La ciénaga, de Lucrecia Martel. Intervino en una notable cantidad de clásicos del cine argentino, pero es amada y venerada por los jóvenes realizadores. La sola mención de su nombre, su mirada azabache y su voz velada marcan a fuego la escena nacional”, señalaba esa crónica que explicaba que Graciela Borges era una marca sin tiempo de nuestro cine.Nada de eso ha cambiado, y pese a la pandemia, continúan ampliándose los horizontes y reconocimientos para la gran estrella que es figura indeleble de nuestra pantalla y como pocas reúne la extraordinaria alquimia del talento artístico junto al reconocimiento popular en una trayectoria que siempre se demuestra eternamente joven.Cuando el tránsito de la vida vivida permite los balances y las evocaciones, casi como reacción al clásico libro de memorias que afirma que nunca escribirá, Graciela devuelve sus recuerdos en el podcast Mi vida en el cine, disponible en Spotify, presentado por la señal Film&Arts. Todas son estampas de una carrera con reflexiones que amalgaman nombres hasta la ensoñación, pero la notable actriz consigue en esos relatos breves evocar el pasado ya no desde la pátina triste sino desde la vigorosa mirada de un eterno presente que continúa presentando nuevos desafíos.Además, el canal de cable presentará el especial Graciela Borges, mi vida en el cine que recopila los mejores momentos de esos programas con imágenes inéditas y fragmentos de grandes clásicos del cine que la tienen como máxima protagonista. “Lo voy a ver con una alegría enorme porque es el canal que más me gusta, lo he visto toda mi vida porque los reportajes de Desde el Actors Studio que hacía James Lipton son extraordinarios. Son maravillosos, es un honor para mi estar ahí”, dirá en diálogo telefónico con LA NACION.Borges se define allí en sus inicios de esta forma: “Crecí en una infancia muy especial. Era muy flaquita, muy pálida, y tenía aquella voz que tenía, no era una voz ‘chiquitita’ como casi todas las chicas tienen. Era una voz media potente, tenía un color de voz difícil para las chicas, entonces se reían mucho de mí”. (Episodio 1, “Cómo empezó todo”).La epidemia que diezmó a la población de Buenos Aires en el siglo XIX, fue llevada al cine en Fiebre amarilla, cuya protagonista era Graciela Borges–¿Cuándo se reconcilió con su voz?–Es muy difícil no sentirse muy juzgado cuando uno es chiquito. No tener secretos. Que te manden a estudiar declamación y después seguir estudiando, vas al Instituto Lavardén. Pero no me reconcilié nunca porque nunca pienso en reconciliarme o enojarme: no está en mi naturaleza. Lo que te voy a decir parece que no tiene nada que ver pero te aseguro que sí. Hay un señor muy sabio que hace registros akáshicos, y me dijo que mi ojo izquierdo me había dado el olvido: por eso olvido todo lo malo y nunca voy a estar resentida. No me quedé nunca detenida ni angustiada en algo parecido a un fracaso.–Mucha gente decide volcar sus recuerdos en un libro de memorias, pero en cambio usted se decidió por un podcast: lo último en tecnología y con contenido para nada nostálgico.–Voy a ser absolutamente franca, y va a ser la primera vez que va estar escrito. Empecé haciéndolo como me pidieron, hablando de uno de los films. Lo que pasa es que cada film, implícitamente, está la vida. Preferí, cómo decirlo, contar más “perdidas” que “ganadas”. Me molestaría profundamente, si es un libro que no es verdaderamente profundo, que algo contara dolores y experiencias vividas que no son buenas y cosas muy personales porque haría mal a la familia, a mis hermanos. No quise herir a nadie. Si me preguntás si dije toda la verdad, la dije. Sí hay mucho que me guardé. Percibiste esto de que yo prefería hablar desde la alegría, desde la gracia, de no darle mucha trascendencia a ninguna cosa. Es así.–No será fácil entonces conseguir que escriba sus memorias.–A menos que sea una biografía divina y bien hecha. Me la han ofrecido hacer y no he querido y no creo que quiera. Detesto detenerme en los éxitos, los hombres, cómo se han enamorado. O en las cosas muy tristes de la vida como sucede ahora gracias al feminismo, que es algo muy poderoso porque es el cambio del mundo, y devela cosas que se han padecido mucho. En la época en la que no se tenía celular para sacar fotos, me decía Juan Manuel [N. d. R.: el piloto de carreras Juan Manuel Bordeu, su gran amor y padre de su hijo Juan Cruz] sobre los recuerdos: “No te preocupes, lo tenemos en el corazón”. Cuando vivíamos en Italia por ejemplo, desde la sopa más rica hasta la vida con Enzo Ferrari y sus perros o con el Chueco [Juan Manuel Fangio]. Todo eso está en mi corazón, salvo alguna foto que tengo. No lo he perpetuado en imágenes pero está en mi corazón, aunque parezca una cursilería. Yo conté en el podcast, por ejemplo, con mucha alegría, el día en el que, Alex Phillips, mi director de fotografía, por el cual moría de amor, me dijo que se aburría conmigo.Lo cuenta así: “Me había enamorado terriblemente de uno de los hombres más crueles que conocí en mi vida, Alex Phillips, un mexicano con un aspecto de yanqui que mataba: ojos claros, pero muy mexicano. En mi programa siempre cuento mi historia con él. No historias mentirosas sino verdaderas: estaba fascinada con él, y él no conmigo al principio. Después, sí. Un día estaba tan enojado él conmigo que nos íbamos a dormir y yo le dije: “Bueno, buenas noches, hasta mañana”, haciéndome la linda. Él me miró y me respondió: “No sabe lo que me aburro con usted”. Es un cuento horrible y como me gusta contar “pérdidas” me encanta contarlo” (en el episodio “De Puerto Rico a Londres”).–No puedo omitir consultarle sobre la pandemia, y cómo convive con todo lo que sucede…–Es un momento difícil para todo el mundo porque además, estamos pendientes de lo que le pasa a los demás, ¿no? Entonces estas preocupada no sólo por los tuyos sino por lo que estas viendo en la gente, emocionalmente, económicamente. Entonces no podés estar vibrante. Pero yo tengo algo de “niña esperanzadora”, de jugar con el perrito, de estar entre los árboles, de pensar en los libros que puedo leer, en las muchas películas que aún me faltan ver, en el hecho de que hay muchos países que no conocí pero los puedo ver en YouTube, o la posibilidad de recorrer toda África en un documental en TV. No digo que te vas contentando sino imaginando y creando de otra manera. Yo no sé que va a suceder, qué hay por delante, como será el arte que tengamos. El porvenir es un acto de esperanza y de resistencia y de saber que actúa mucho más nuestra creatividad. Hay un proceso de amor y de desconsuelo, pero siento que va a venir algo bueno si resistimos”.“¡Te juro que los fans dicen cosas tan lindas! Cuando uno quiere a alguien o le gusta mucho el trabajo de alguien dice cosas enormes, que a lo mejor no son merecidas”, se sonroja la actriz hablando del público de su ciclo radial (Soledad Lareo/)Si hay alguien que vive pendiente de sus seres queridos es Graciela, cuyo WhatsApp muchas veces tarda en marcar los dos tildes cuando esta en comunicación o aparece el aviso de que Graciela está en otra llamada. Esa es una constante; la otra es el cariño por las mascotas, que además siempre buscan atraer la atención de la prensa: “¡Salí mi amor, salí que estoy trabajando! ¡Bajá Vicenta, bajá Vicenta! Sé buena”, dirá en otra parte del diálogo cuando una de sus perritas haga su aparición estelar.Pese al cansancio de un largo día por las sesiones de fotos que acompañan esta entrevista, Graciela se muestra generosa ante las preguntas y entusiasmada ante la propuesta que resume no sólo un manantial de anécdotas sino también los audios que la acercan a su otra gran pasión: la radio. Su ciclo Una mujer en Radio Nacional, donde está acompañada por la periodista cultural Lorena Peverengo –quien además es su sobrina– tiene un público muy fiel. “¡Te juro que los fans dicen cosas tan lindas! Cuando uno quiere a alguien o le gusta mucho el trabajo de alguien dice cosas enormes, que a lo mejor no son merecidas”, dice La Borges, con su voz inconfundible y ese apellido obsequiado por el autor de El aleph que reemplazó al Zabala original.“Hay cosas que no puedo repetir porque sería caer en lo mismo que no quiero. Es muy fuerte. Y eso te causa dos cosas: una emoción enorme y también estar alerta: recibimos cosas divinas, pero empaparte de eso y decir que todo es verdad tampoco es cierto. Hay que tomarlo con el amor y la prudencia necesaria porque es como la imagen de un casamiento donde uno está hermoso. Las cosas que me escriben son divinas. Y me llegan en el justo momento en el que no tengo más ganas de hacer cine”, afirma.Graciela Borges en La chica del lunes (1967)–En uno de los episodios del podcast hace un chiste remedando la generala diciendo que “tachó cine”, en relación a la relevancia de El dependiente y La ciénaga. ¿Sigue tachado el cine o la pantalla puede volver a convocarla en un futuro?–Me dieron algunos libros, e inclusive vi una película que finalmente se hizo con otra actriz y ella estaba estupenda. Nunca hay que nombrar las cosas que uno no ha hecho porque hiere a los que se lo pidieron y a quien finalmente sí lo hizo. Eran dos libros muy buenos, pero yo me cansé mucho porque hice dos películas [N.d.R.: El cuento de las comadrejas, de Juan José Campanella, y La quietud, de Pablo Trapero), y al mismo tiempo la gira de Acercarte. Fue mucha ida y venida, y además, siempre se lo digo a Campanella: ¿caminar y correr con taquitos en el pasto? Se terminó la historia (risas). He cumplido los suficientes años como para saber que detenerse está bien. Es muy difícil tener personajes como los que he tenido y directores como los que tuve. Siempre hay gente divina que aparece y es talentosa, yo apunto mucho a los chicos nuevos y a las chicas, hay directoras fenomenales.–Sin hablar de las películas que pudo haber hecho, existen aquellas que le hubiera gustado protagonizar y no pudo porque se rodaron en otro país o en otra época. ¿Cuáles son?–El otro día pensé profundamente en Blue Jasmine, de Woody Allen. Así de corta es la respuesta. Porque el trabajo de Cate Blanchett es excepcional y hubiese amado hacerlo. Pienso ahora mismo en cuál film o qué actriz me deslumbró y no es algo que tenga en la memoria.–¿Pasa seguido ese deslumbramiento ante una película?–No, no me pasa seguido. Me deslumbra el talento: veo actrices divinas, pero en los últimos tiempos salvo los trabajos individuales que me parecen espléndidos no me gusta tanto el cine que hay. Me parece que está perdiendo emoción, y no estoy diciendo hacer un cine fácil, de sensibilidad con golpes bajos, sino de un maravilloso film con sentimientos que brillen. A mí, Juventud de Paolo Sorrentino me había parecido maravillosa, pero hay otras que tocan una parte tuya de la vida tan fuerte. Por ejemplo se estrenaron casi juntas El gran pez y Las invasiones bárbaras, y la de Tim Burton me pareció una película sensible, divina. Pero algo pasó con la película de Denys Arcand que me hizo pensar y conmoverme tanto. Darme cuenta que él y yo no habíamos tenido la conversación que hubiésemos tenido que tener. Y por “él” hablo de mi padre, pero no me voy a extender sobre el tema porque prometí a mis hermanos que no hablaría.Si algo se destaca en los videos que anticipan el especial Graciela Borges: mi vida en el cine es la impresionante búsqueda fotográfica que acerca instantáneas desde su más tierna infancia –jamás vistas en público– hasta otras en festivales internacionales que ni la propia actriz conocía. Fotos de una pequeña Gracielita en la Bristol de Mar del Plata o, ya convertida en bello rostro del cine argentino, viajando en compañía de Paul Newman, otra vez, a Mar del Plata pero ahora en el “tren de las estrellas” rumbo a su festival internacional. Su respuesta ante las fotos es asombrosa: “Yo no vi nada, ¿dónde las viste?”–En el canal de YouTube de Film&Arts…–¡Ah, sí! De algunas de esas fotos no conocía siquiera su existencia. Mucho menos las de los festivales de Cannes, Venecia o Berlín, o tal festival, o el éxito tal, o el fracaso tal: son fotos tan vitales que consiguieron ellos, fue un trabajo estupendo el que hicieron los de Films&Arts, a la cabeza mi productor Patricio Orozco. Me pareció divino porque todo adquirió una grandiosidad no pedida. Cuando me dijeron: “El canal quiere hacer un especial sobre tus películas y sobre el cine”, y después cuando empezamos a grabar yo pensaba en cómo saldría y salvo unos epígrafes que ellos necesitaban, me largué y lo hice y fue verdadero y nadie me dijo lo que tenía que decir. Hubo total libertad y fue adquiriendo una fuerza inusitada. De golpe me llamaban de todos los países de América latina y también de España. Me quedé impresionada. Confirma la verdad de mi frase preferida: “hacer todo lo mejor posible sin esperar resultados”.Luego de su debut en el cine en Una cita con la vida, de Hugo del Carril, la trayectoria de Graciela Borges quedó emparentada con la renovación del cine nacional de la mano de dos grandes nombres como Fernando Ayala y Leopoldo Torre Nilsson, además de la dura filmación de Zafra, de Lucas Demare (”Como estuve tuberculosa nadie se quería acercar en las escenas: todos se ponían barbijos como los que nos ponemos con esta horrible pandemia que nos humilla y me decían: “Nena, no te preocupes estamos bien todos, habla tu parte”, sacaron los besos, todo”, recuerda en el podcast).Más tarde tuvo trabajos de notable compromiso en Piel de verano, de Torre Nilsson y Los viciosos, de Enrique Carreras. Otros grandes roles fueron a las órdenes de Manuel Antín, en Circe y en El dependiente, en la lente de Leonardo Favio. La década del 70 la encontró como la actriz fetiche de Raúl de la Torre: su protagónico en Crónica de una señora, le ganó el premio a la mejor actriz en el Festival de San Sebastián y el premio en Bogotá por Pobre mariposa. En los ochenta protagonizará para Alejandro Doria Los pasajeros del jardín, y volverá a tener varios premios por la última película rodada juntos, Las manos.Hace veinte años, en 2001 su Mecha en La ciénaga la llevará a abrazar el Nuevo Cine Argentino convirtiéndose en referencia de una joven generación de directores como Luis Ortega, Daniel Burman o Pablo Trapero, como parte de un camino que se resume en el especial televisivo que la actriz celebra sin olvidar las simetrías con la vida cotidiana.“No quiero usar palabras como trabajo o carrera pero este medio en el que estamos los que creamos, escribiendo, pensando –digamos los intelectuales entre comillas, para no sentirnos elevados por encima de los otros– conlleva una percepción del espíritu que hace más fácil movernos para mirar el afuera. Es como cuando una amiga te dice “No me gustó esta película”, y yo siempre respondo lo mismo: “¿Quién quiere hacer una mala película? No pudo…”. Con la vida pasa lo mismo. Hay cosas que no salen, talentos que no rinden, pero también hay gente que va por caminos que no están en los mapas, ¿no?” .”Si me preguntás si dije toda la verdad, la dije. Sí hay mucho que me guardé”, explica Borges (Soledad Lareo/)Encuentros cumbre con otras estrellasEl objeto del afecto, según Jeanne Moreau“Yo miraba fijamente a esta mujer estupenda que me enseñó una cosa que nunca olvidaré. Me dijo: ‘Mirá, no te tiene que importar tanto el director. Tenés que enamorar al director de fotografía. El director de fotografía tiene que ser tu aliado” (del episodio “Torre Nilsson y Beatriz Guido”).Para qué no sirve Hollywood, según John Huston“John Huston me contó muchas cosas. Y me preguntó: ‘¿Te gustaría trabajar en Hollywood?’ Aunque pensé que no me gustaría mucho, porque pasó tras las andanzas en Europa, y soy muy del lugar donde vivo para actuar, me parece que es muy necesario eso, para no quedar mal le dije: “Sí, ¡claro!”, “¿Y para qué?”, me contestó. “Los actores tienen que trabajar en su idioma” (del episodio “John Huston y las películas en inglés”)El error gravísimo con Muhammad Ali“Pude ver un match de box, a pesar de que no me gusta el box, entre Cooper y Cassius Clay. Después lo vi al día siguiente en el hotel y le pedí un autógrafo, y él firmó ‘Muhammad Ali’, Tiré el autógrafo porque pensé que se había burlado y quería que me escribiera Cassius Clay. ¡Error gravísimo!” (del episodio “La aristocracia londinense”).El zen, según Catherine Deneuve“Estábamos en Biarritz (…) y frente al hotel había una piedra muy grande a la que solo llegaban los nadadores muy avezados. Yo soy buena nadadora y Catherine Deneuve también. Entonces un día dijimos, ‘mañana nos encontramos después del desayuno y nos vamos hasta la piedra’ (…) Parecía tan cerca, pero era tan lejos, ¡tan lejos! Soy vasca: no quería dar el brazo a torcer, imaginate. Y dale, dale, crawl, pecho, espalda. Ella nadaba y nadaba. Y cuando finalmente llegamos me dio la mano para subir. Fatigada como yo estaba, no me animaba a decir nada. Ella me dijo: ‘¡Qué difíciles que son las cosas que parecen fáciles!’” (del episodio “El París de Catherine Deneuve”).

Fuente: La Nación

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Aunque parezca sorprendente, quienes más admiraron la potencia creadora del capitalismo, fueron Karl Marx y Friedrich Engels. Fueron visionarios, ya que en 1848 no se habían inventado ni la penicilina, ni la fisión atómica, ni la biotecnología, ni los sistemas digitales, ni la computación cuántica, ni internet. Tampoco las vacunas, salvo la antivariólica, que data de 1796.“La burguesía, desde su advenimiento, apenas hace un siglo, ha creado fuerzas productivas más variadas y colosales que todas las generaciones pasadas tomadas en conjunto. La subyugación de las fuerzas naturales, las máquinas, la aplicación de la química a la industria y a la agricultura, la navegación a vapor, los ferrocarriles, los telégrafos eléctricos, la roturación de continentes enteros, la canalización de los ríos, las poblaciones surgiendo de la tierra como por encanto, ¿qué siglo anterior había sospechado que semejantes fuerzas productivas durmieran en el seno del trabajo social?”, señalaron en el Manifiesto Comunista, de 1848.Pero cometieron un grave error de diagnóstico. No advirtieron que esas fuerzas productivas se despertaron gracias al cambio institucional ocurrido en Inglaterra en 1689, cuando el absolutismo real fue reemplazado por una monarquía parlamentaria, con poderes limitados. Al consolidarse la seguridad jurídica, se abrieron las puertas de la Revolución Industrial, cuyos resultados Marx y Engels describieron tan bien.Un siglo más tarde, ese marco institucional fue perfeccionado por la Constitución de los Estados Unidos de América, que consagró la forma republicana de gobierno, basada en los derechos individuales y la división de poderes. Y esa fórmula se expandió por la mayor parte de Occidente.Marx y Engels creyeron que la poderosa locomotora inventada por el capitalismo, podría seguir marchando con el mismo vigor, si sus seguidores arrojasen al maquinista burgués por la ventana y lo reemplazasen por soviets uniformados. No advirtieron que aquella potencia creadora provenía de las reglas del capitalismo democrático y no de una inexorable evolución histórica.Sin propiedad privada y sin Estado de Derecho, la locomotora se detiene y solo puede marchar, a medias, a punta de fusil. En ausencia de un horizonte de largo plazo, nuevas oligarquías se adaptan al cortoplacismo, en una lucha sórdida tras las bambalinas del poder. En lugar de generar riqueza, buscan plusvalías en los mercados políticos. Desde regulaciones de privilegio hasta espurias contrataciones. Desde vacunas Vip, hasta pensiones duplicadas.Cuando la locomotora se detiene, los incentivos de ganancia legítima, de progreso personal, del mérito y el esfuerzo, son arrojados del tren junto al maquinista burgués. El “hombre nuevo” intenta hacerla marchar, pero se queda sin vapor por falta de iniciativa. Y la pobreza se expande, al desaparecer los empleos genuinos.Los gravísimos defectos que Marx y Engels endilgaron al capitalismo con sus exitosos neologismos (“explotación”, “plusvalía”, “alienación”) se reciclan en los negocios de corrupción que brotan en los estados totalitarios.Como muestra, basta un botón. En los países donde más se respetan la propiedad privada y los contratos, el salario promedio mensual y el nivel de pobreza, son los siguientes:Suiza: U$S 8200 de salario y 8% de pobres.Estados Unidos: U$S 4000 de salario y 11% de pobres;Alemania: U$S 5200 de salario y 15,9% de pobres.En los países socialistas (o abiertamente comunistas), que se ufanan de su Estado presente, el salario promedio y el nivel de pobreza aproximados son estos:Argentina: U$S 290 de salario y 50% de pobres.Cuba: U$S 44 de salario. No hay datos registrados sobre pobreza.Venezuela: U$S 3,50 de salario y 91% de pobres.Corea del Norte: U$S 3 de salario y 99% de pobres.China y Rusia dejaron el comunismo hace varias décadas y ambos países prosperan con fórmulas sui generis de capitalismo autoritario. Cuba y Venezuela están sumergidas en la pobreza debido a su empecinamiento colectivista.Al kirchnerismo no le han quitado el sueño las inconsistencias de esos modelos tan diferentes y ha tejido alianzas con esos cuatro países. El Instituto Patria carece de doctrinas y solo aplica el instructivo “Laclau-Mouffe” para instaurar una nueva hegemonía por razones bien distintas al sueño marxista. Necesita el control total del Estado para absolver a la lideresa de sus delitos y retribuir a sus seguidores con prebendas y cargos públicos. Y después, Dios dirá.Por ello no le importa si es capitalismo, socialismo o comunismo. Solo le interesa su denominador común: el poder absoluto del gobernante, para que el voto mayoritario se imponga al conjunto, sin frenos ni contrapesos. Sin libertades individuales, ni división de poderes, ni respeto por los derechos humanos. Sin periodicidad de los mandatos, ni libertad de prensa, ni Poder Judicial independienteEntre contradicciones y falta de convicciones, la Argentina es un mamarracho populista, convertido en un país pobre, mendigando a quienes deberían tratarla de igual a igual. De Biden a Putin, de Merkel a Xi Jinping, de Macron a Díaz Canel, de Sánchez a Maduro. Perplejos ante nuestras marchas y contramarchas, nadie comprende el rumbo de la otrora potente locomotora argentina, que, por propia voluntad, carece de maquinista, de vapor y de destino.

Fuente: La Nación

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NUEVA YORK (AP) — Kevin Durant anotó 29 puntos, Kyrie Irving añadió 25 y los dos astros cargaron con los Nets de Brooklyn el sábado, luego de que James Harden se lesionó al inicio del partido, una victoria por 115-107 sobre los Bucks de Milwaukee en el primer juego de las semifinales de la Conferencia Este de la NBA.Harden ni siquiera duró un minuto antes de abandonar el encuentro por una dolencia en el tendón de la corva derecha, una lesión que lo obligó a perderse dos duelos que terminaron en derrota ante los Bucks en mayo.Sin embargo, los Nets superaron a Milwaukee cuando más importaba y sin su presencia, obteniendo 19 puntos de Joe Harris y 18 unidades y 14 rebotes de Blake Griffin.Además, Brooklyn tuvo una sólida actuación defensiva pese a ceder mucho espacio, limitando a los Bucks a 13 unidades por debajo de su promedio en la NBA.Durant capturó 10 rebotes e Irving registró ocho asistencias, e hizo unos pases espectaculares. Los Nets pasaron el balón rápidamente y tuvieron a los Bucks un paso o más atrás durante toda la noche.Giannis Antetokounmpo contabilizó 34 puntos y 11 rebotes, pero los Bucks sólo encestaron 6 de 30 intentos de triples y perdieron por primera vez en la postemporada luego de superar a Miami en una barrida en la primera ronda.Brook Lopez anotó 19 puntos para los Bucks y Jrue Holiday tuvo 17 unidades y nueve rebotes. Khris Middleton terminó con 13 puntos y 13 rebotes, pero encestó 6 de 23 intentos, fallando los cinco tiros de tres puntos que hizo.El segundo compromiso de la serie está programado para el lunes por la noche.

Fuente: La Nación

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SACRAMENTO, California, EE.UU. (AP) — Un juez federal revocó una prohibición a las armas de asalto vigente en California desde hace tres décadas al catalogarla como un “experimento fallido” que viola el derecho constitucional a portar armas.El juez federal de distrito Roger Benitez, de San Diego, falló el viernes que la definición estatal de fusiles de estilo militar como ilícitos priva ilegalmente a los californianos que cumplen la ley de armas permitidas normalmente en la mayoría de los demás estados del país y por la Corte Suprema de Estados Unidos.“La ley no puede sobrevivir bajo ningún nivel de intenso escrutinio”, afirmó Benitez, que emitió una orden judicial permanente contra la aplicación de la norma, pero la suspendió durante 30 días para que el fiscal general del estado, Rob Bonta, pueda apelar al dictamen.El gobernador de California, Gavin Newsom, condenó la decisión calificándola como “una amenaza directa a la seguridad pública y a las vidas de californianos inocentes, punto”.En su fallo de 94 páginas, el magistrado habló favorablemente de las armas modernas, señalando que se usan abrumadoramente por razones legales.“Como la navaja del Ejército suizo, el popular fusil AR-15 es una combinación perfecta de arma de defensa doméstica y equipo de defensa nacional. Bueno tanto para el hogar como para la batalla”, aseguró el juez en la introducción de su fallo.Esa comparación “socava por completo la credibilidad de esta decisión y es una bofetada en el rostro para las familias que han perdido a sus seres queridos por esta arma”, apuntó Newsom en un comunicado. “No vamos a dar marcha atrás en esta lucha, y seguiremos presionando por leyes de armas de fuego con sentido común que salvarán vidas”.Bonta señaló que el fallo tenía errores y confirmó que apelará.California restringió las armas de asalto por primera vez en 1989, y ha actualizado la ley varias veces desde entonces.Las armas de asalto, según están definidas en la ley, son más peligrosas que otras armas de fuego y se usan de forma desproporcionada en crímenes, tiroteos masivos y contra las fuerzas de seguridad, lo que causa más víctimas mortales, alegó la fiscalía, agregando que prohibirlas “promueve los importantes intereses estatales en seguridad pública”.Además, un incremento registrado en el último año en las ventas de más de 1,16 millones de otros tipo de pistolas, fusiles y escopetas —más de un tercio de ellas a personas que compraban por primera vez— demuestra que el veto a las armas de asalto “no ha impedido que los ciudadanos del estado que cumplen con la ley adquieran una serie de armas por motivos legales, incluyendo la autodefensa”, alegó el estado en un documento judicial de marzo.Otras seis cortes federales de distrito y apelaciones ratificaron previamente restricciones similares a las armas de asalto, argumentó el estado. Revocar el veto no solo permitiría el acceso a los fusiles de asalto, sino también a armas como escopetas y pistolas de asalto, según funcionarios estatales.Pero Benitez discrepó al señalar que pese a la prohibición en California, actualmente hay un estimado de 185.569 armas de asalto registradas en el estado.“Este es un caso promedio sobre armas promedio usadas de manera promedio para propósitos promedio”, se destacó en el dictamen. “Uno debe ser perdonado por ser persuadido por los medios de noticias y otros de que la nación se encuentra atestada de fusiles asesinos de asalto AR-15. Sin embargo, los hechos no respaldan esta hipérbole, y los hechos importan”.“En California, los asesinatos con arma blanca ocurren siete veces más que los asesinatos con un fusil”, destacó el juez.Benitez también consideró que la prohibición es “un experimento continuo fallido que no logra sus objetivos ni impide las masacres ni ataques contra policías”.

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El gobierno argentino está en tiempo suplementario. Es la noche del domingo 30 de mayo, y le debe a la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) una respuesta. La Copa América 2021 está en el air y Alberto Fernández tiene apenas dos aliados para organizarla: Matías Lammens (ministro de Turismo) y Santiago Cafiero (jefe de Gabinete). Está en inferioridad numérica, como un equipo que juega con 10 o con 9 futbolistas. En los últimos días, el kirchnerismo bonaerense, encabezado por Axel Kicillof, ya le marcó la cancha. No quieren al torneo sudamericano en estas tierras y se lo hacen saber.“Tiempo. Necesitamos tiempo”. Ese domingo, los dirigentes de la Conmebol escuchan la palabra mágica decenas de veces. Pero si algo no tiene el torneo de selecciones más antiguo del mundo es, justamente, tiempo. El fixture marca que el partido inaugural debe disputarse el 13 de junio. A la Copa América le quedan dos semanas y es una copa errante: Colombia, el co-organizador, ya declinó su porción de partidos por los problemas internos. Desde hace 20 días, la Argentina es la suma de todos los planes: A, B, C, D…y hasta la Z. En Luque, en las afueras de Asunción del Paraguay donde está la sede de la Conmebol, esperan la señal de Alberto Fernández.Pero la fumata blanca jamás le llega a la Copa América en la Argentina. Pasada la tarde, los funcionarios del gobierno que impulsaban la organización en el país empiezan la rendición. “Muy difícil, che”, dice una fuente. “Complicado”, agrega otra. El WhatsApp, la herramienta de este milenio, se llena de notificaciones. A la hora de la cena, en Paraguay dan por hecho lo inevitable: Argentina hará un comunicado para bajarse.El gobierno argentino está 30 horas pasado de plazo. Se toma a pecho el tiempo adicional que pidió a Conmebol. No hay parte oficial. No hablan ni Fernández ni Cafiero ni Lammens. La voz cantante es Wado de Pedro, ministro del Interior, en una entrevista televisiva. A las 22.29, De Pedro blanquea la decisión política: “Vemos muy difícil que se pueda jugar la Copa América en nuestro país”. Toda una señal: un camporista comunica que se impuso la línea dura dentro del gobierno. Victoria del tándem Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof. Derrota de Fernández, que arrastra a la Conmebol.Los teléfonos vuelven a arder, como si fuera una tarde de viernes y no una noche de domingo. “¿Vieron lo que acaba de decir el gobierno argentino?”, es la pregunta para los dirigentes de la Conmebol. “Oficialmente no nos dijeron nada”, responden. Era una contestación políticamente correcta. Al caer la noche, Conmebol ya pensaba en alternativas para paliar la decisión argentina de no hospedar el torneo. Pasan 11 eternos minutos. Tras esos 660 segundos, y a las 22.49 del domingo, Conmebol “agradece” el esfuerzo del gobierno argentino y asegura mediante un mensaje en sus redes sociales que evaluará las otras ofertas que tiene para organizar la Copa América. A esa altura, la más errante de la historia.Hay enojos de los dos lados. El gobierno entiende que Conmebol no tenía derecho a comunicar por su cuenta que la Argentina estaba fuera de carrera para organizar la copa. Conmebol está convencida de que le hicieron perder el tiempo. El pase de facturas llega hasta la AFA, que ni siquiera había sido convocada a las reuniones organizativas. Hasta último momento esperaron en Paraguay un apoyo irrestricto a la candidatura argentina por parte de los futbolistas del seleccionado. ¿Un video de Messi? ¿Un posteo en redes sociales de Lautaro Martínez? ¿Un tuit de Angel Di María? Hubo quienes pensaron que la AFA podría haber hecho más para defender una chance única: organizar la última Copa América de Lionel Messi. El mensaje nunca llegó.Muerta la chance de Argentina, comenzaron las especulaciones sobre la sede. El escenario se pareció al de diciembre de 2018, cuando la Conmebol decidió mudar la final de la Copa Libertadores del estadio Monumental de Núñez. Boca y River debían jugar el partido de vuelta, pero se suspendió dos veces. Mendoza, Medellín, París, Doha…fueron algunas de las ciudades mencionadas en ese tutti-frutti de ciudades. La Copa América, por un instante, aparece en Estados Unidos. “Después de todo, acaban de organizar las 500 millas de Indianápolis con 135 mil personas en las tribunas y están casi todos vacunados”, dicen algunos. Conmebol, en rigor, piensa en logística. En Estados Unidos, es cierto, hay vacunas. Pero no hay tiempo para organizar todo. Lo mismo ocurre con la locura de Doha, la capital qatarí, mencionada otra vez porque llegar allí sería fácil: la aerolínea del pequeño país petrolero es sponsor principal de la Conmebol. Otros hablan de Europa. Los más desconfiados dudan que el torneo, al final, se juegue. La Copa América

Fuente: La Nación

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La emotiva imagen ganadora del World Press Photo 2021 (Mads Nissen via World Press Photo/)La edición online del World Press Photo 2021 (www.worldpressphoto.org) estuvo marcada por el coronavirus. “El primer abrazo”, elegida la fotografía del año, plasma la historia de Rosa, una mujer brasileña de 85 años que recibió su primer abrazo en agosto pasado tras cinco meses de encierro. Quien la abraza entre plásticos es una enfermera de la residencia paulista donde pasó el confinamiento, recluida de sus afectos. Mads Nissen es el fotógrafo danés que captó la enorme carga emocional de ese momento.El eslogan del concurso es “Conectando al mundo con las historias que importan” y ciertamente pocas cosas se han vuelto más importantes que los abrazos en tiempos de aislamiento. Basta escribir “cortina de abrazos” en cualquier buscador para hallar cientos de imágenes en clara muestra de una creatividad al servicio de encontrar formas para expresar afectos en tiempos de pandemia.Está científicamente comprobado que los abrazos reducen el nivel de cortisol en sangre, fortalecen el sistema inmune, estimulan la oxigenación, disminuyen la presión arterial, liberan tensiones y relajan los músculos, además de incrementar la confianza y elevar la serotonina, entre otros maravillosos efectos. Incluso se suele decir que con cada abrazo se gana un día de vida. Si un abrazo deseado se prolonga por 20 segundos, la producción de oxitocina, conocida como la hormona del amor, se incrementa bajando niveles de estrés y elevando la tolerancia al dolor.Entre tantas cosas cuya falta tantos hemos sufrido en estos meses se encuentran ciertamente los abrazos. Abracemos la esperanza de recuperarlos pronto.

Fuente: La Nación

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A mediados del siglo pasado, los líderes comunistas de América Latina estaban persuadidos de que la lucha armada y la guerra de guerrillas eran el camino para capturar el poder y, una vez victoriosos, llevar a cabo la revolución que acabaría con las injusticias y fundaría el paraíso igualitario, sin pobres.Esa utopía sanguinaria y justiciera triunfó en dos países de la región: Cuba, 1959, con Fidel Castro, y Nicaragua, 1979, con Daniel Ortega. Tantas décadas después, los revolucionarios comunistas continúan usurpando el poder en ambas naciones. Aquella quimera, la de empuñar un fusil, disparar contra el Estado opresor y trepar al poder a sangre y fuego, fracasó, sin embargo, en otros países latinoamericanos, como Colombia, Venezuela, Perú y Bolivia.En la última década del siglo pasado, un militar venezolano, Hugo Chávez, tramó y ejecutó un golpe felón contra el presidente legítimo de su país. Afiebrado por ideas nacionalistas de izquierdas, Chávez se levantó en armas contra la democracia. Fracasó. Fue arrestado y encarcelado. Pasó dos años en prisión. Al salir del calabozo, viajó a La Habana y conoció a Fidel Castro, el dictador cubano. Castro colonizó mentalmente a Chávez y lo convenció de que la revolución comunista, en los albores del nuevo milenio, tenía que reinventarse. Diseñaron entonces un nuevo método para llegar al poder: ya no vestirse de camuflaje y entregarse a la guerra de guerrillas, ya no conspirar con militares pérfidos para sublevarse y dar un golpe de Estado clásico con tanques en las calles, sino postular a las elecciones democráticas con un partido político, con una candidatura legal, como si ellos creyeran en la democracia. Dicha operación suponía entonces una impostura, un embuste, otra forma de camuflaje: Chávez debía simular que creía en la democracia, camuflar sus ideas comunistas, incluso criticar a la dictadura cubana. Esa postura, o esa impostura, era falsa, deliberadamente falsa, un artificio mentiroso, y tenía como propósito hacer creer al ciudadano venezolano que Chávez ya no era un golpista ni un espadón, sino un demócrata reformado, un socialdemócrata.Por eso, en la campaña electoral de 1998, denostando por igual a todos los partidos políticos tradicionales, Chávez, con histrionismo persuasivo, con lenguaje moderado, se comprometió a no nacionalizar ni estatizar nada, a respetar a la empresa privada y la inversión extranjera, a no vulnerar la libertad de prensa, a gobernar apenas un mandato y luego entregar el poder, tras elecciones limpias. Los venezolanos, o la gran mayoría de ellos, le creyeron. Chávez ejecutó magistralmente el plan de Fidel Castro: se hizo pasar como un demócrata, arrasó en las elecciones y llegó al poder no ya por la vía de las armas, sino sirviéndose de los mecanismos de la democracia.Una vez en el poder, inmensamente popular, aclamado por sus compatriotas, Chávez no vaciló en ejecutar la segunda parte del plan de La Habana: dinamitar la democracia desde adentro y consolidar una dictadura de izquierda. Para ello asaltó, pervirtió y envileció las instituciones de la democracia, escribió una nueva Constitución a su medida, cerró un canal de televisión y avasalló a los otros, expropió y confiscó lo que le vino en gana y copó de jueces sumisos a los tribunales de Justicia y al poder Electoral. Se había convertido entonces, en el más breve plazo, en un dictador. Pero había sido elegido por el pueblo y era aclamado por el pueblo. ¿Era entonces un dictador, o sólo un demócrata de mano dura? Lo que distingue a un demócrata de un dictador no es cómo llega al poder, sino cómo usa el poder. Chávez llegó al poder por la vía democrática, en elecciones limpias, pero, una vez juramentado como presidente, usó el poder de una manera tan inmoderada, tan abusiva, tan tramposa y desenfrenada, que destruyó la democracia de su país, una democracia que llevaba cuatro décadas de razonable buena marcha, y consolidó una dictadura neocomunista, hermanada y subordinada a la dictadura cubana.Esa inesperada reinvención electoral del comunismo, prescindiendo de la lucha armada, usando la democracia para luego desmontarla desde adentro, resultó tan eficaz en Venezuela, 1998, con Hugo Chávez, y con Fidel Castro detrás, moviendo los hilos del titiritero, que poco después se ensayó, con resultados fatalmente exitosos, en Bolivia, 2006, con Evo Morales, y enseguida en Nicaragua, 2007, con Daniel Ortega, y casi al mismo tiempo en Ecuador, 2007, con Rafael Correa. Esos líderes de extrema izquierda ganaron las elecciones y llegaron al poder simulando ser demócratas ejemplares, pero, una vez en el poder, sucumbieron a la tentación del autoritarismo, abrieron las jaulas del dictador que llevaban agazapado en su espíritu mandón y perpetraron abusos, desafueros y atropellos. Morales se aferró al poder casi catorce años y recurrió sin escrúpulos al manual de Hugo Chávez para ganar elecciones: infiltró de aliados tramposos al poder Electoral y se aseguró de que, aun siendo minoría, los votos se contaran con amaño, de tal manera que él ganase siempre, a despecho de la voluntad popular. Semejante operación de fraude desde las entrañas del poder, manipulando al tribunal Electoral, viciando los resultados, haciendo votar a los muertos y los exiliados, se llevó a cabo, asimismo, en Nicaragua, donde Ortega sigue en el poder, mandando como un sátrapa bananero, y en Ecuador, donde Correa, ahora exiliado, nunca perdió una elección.Si bien en la Argentina, 2003, con Néstor Kirchner, y luego con su esposa Cristina Fernández en dos mandatos consecutivos desde 2007 hasta 2015, el gobierno llevó a cabo una política económica y una política exterior parecidas al modelo de Chávez, y si bien los Kirchner fueron aliados de Chávez y de Fidel Castro, y si bien dicha pareja gobernó con unos espasmos autoritarios impropios de demócratas cabales y robó y dejó robar a escala industrial como se robó y se dejó robar en la Venezuela de Chávez y Maduro, la democracia se salvó en la Argentina cuando la señora Fernández y sus aliados perdieron las elecciones de 2015 y entregaron el poder a la oposición, algo impensable e inverosímil en las demás colonias del imperio cubano en la región: Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Bolivia.En todos los países donde se ha probado el modelo comunista, los resultados han sido catastróficos: las libertades han sido secuestradas y los ciudadanos se han hundido en la miseria, salvo aquellos pícaros, trepadores y apandillados que usurpan el poder y se dan la gran vida. Del mismo modo, en todos los países de América Latina donde se ha ensayado el modelo neocomunista que inventó Fidel Castró y ejecutó Hugo Chávez, las consecuencias han sido desastrosas, apocalípticas: las libertades conculcadas, los ciudadanos rebajados a la condición de súbditos o zombis, la economía en ruinas, la moneda inservible, la gente comiendo de la basura, millones de individuos caminando afantasmados hacia otros países, en busca de la libertad y de comer tres veces al día. Es decir que el modelo neocomunista sólo ha cambiado en la forma de llegar al poder, sirviéndose de la democracia, penetrando en ella con un caballo de Troya donde se agazapan los enemigos de la libertad, pero, ya en el gobierno, ha ejecutado el modelo comunista clásico: todo el poder para el dictador y sus sicofantes y ganapanes; todas las riquezas para el dictador y sus áulicos y turiferarios; todas las armas de la república para el dictador y sus matones y sicarios; todos o casi todos los asientos del Parlamento, del poder Judicial y del poder Electoral para el dictador y sus adulones y zalameros.A pesar de que los modelos comunista clásico y neocomunista electoral han fracasado de un modo obsceno, a pesar de que hay millones de cubanos y venezolanos en toda América, dando fe de ese fracaso, relatando las penurias y las humillaciones que tuvieron que padecer para huir de aquellos infiernos, los venezolanos caminando miles de kilómetros, los cubanos lanzándose en balsas y neumáticos al mar, ahora el Perú, 2021, con Pedro Castillo, juega peligrosamente con la idea de elegir, por la vía de las urnas, a un candidato presidencial que abraza, en su programa de gobierno (que cita a Lenin y a Fidel Castro) y en sus dichos y exabruptos, el modelo chavista: estatizar los medios de producción, incluyendo los yacimientos mineros, gasíferos y petroleros, prohibir las importaciones, cerrar el Congreso y dar de baja a la Constitución, convocar a una Asamblea Constituyente y escribir una nueva Constitución a la medida, guillotinar al Tribunal Constitucional y al Defensor del Pueblo: en suma, dinamitar la democracia desde adentro, implantar un modelo económico estatista y confiscatorio, enemigo de la propiedad privada, dar un zarpazo a las libertades y perpetuarse en el poder.Todas las encuestas predicen que el líder sindical Pedro Castillo ganará la presidencia del Perú, fingiendo ser un demócrata, prometiendo ser un moderado en el poder, camuflando o no tanto sus ideas radicales de izquierda. De ser así, el Perú, que en las últimas tres décadas ha experimentado un notable progreso económico, rebajando la pobreza y permitiendo el ascenso de una clase media emergente, se condenará a una dictadura neocomunista, calcada del modelo de Fidel Castro y Hugo Chávez.

Fuente: La Nación

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La carta de la semanaNo perdamos la humanidadn un contexto de incertidumbre como el que atravesamos desde hace más de un año, las percepciones de la población han cambiado. El surgimiento de medidas restrictivas ha sido común en todo el mundo, pero sobre todo en la Argentina. Dejemos de lado por un momento el debate sobre su razonabilidad o no. Lo que también es grave y preocupante son las secuelas a nivel cultural y humano que puede tener la sociedad argentina pospandémica a la que estamos yendo. Seamos claros, no tiene nada de positivo intrínsecamente fomentar la cultura de la delación excesiva entre vecinos, insultar gente porque en pandemia elige salir a tomar un café o menospreciar las ganas que pueda tener una persona de ir a una misa presencial o de salir a bailar con amigos, por ejemplo. Se generan mayores males que bienes al fomentar directa o indirectamente estas actitudes. El principal activo que podría contrarrestar esto es el sentido común en el discurso por parte de referentes políticos, y entender que nadie es un asesino por salir a ganarse el pan o anhelar la normalidad pasada. Hay que seguir cuidándose, por supuesto. Pero no existe la “nueva normalidad”, la normalidad es normalidad y punto, y es justamente normal que el ser humano quiera volver a la libertad. Cierto es que estamos en pandemia, pero no perdamos la humanidad.Alejandro Eros Pontel alejandroepontel@gmail.comObsesiónDel informe del jefe de Gabinete del 3 del corriente mes me surge pedirle que hable con el señor Presidente y le diga que no hace falta que se juegue por la vida de los argentinos. Solo le pedimos que cumpla con sus obligaciones como primer mandatario, entre ellas, conseguir las vacunas necesarias en el menor tiempo posible. Con todo respeto lo corrijo sobre lo dicho sobre los visitadores médicos: ellos visitan a los médicos para informarles sobre los nuevos productos del laboratorio que representan. Y la oposición debe, entre otras cosas, informar a la población sobre el no cumplimiento de los deberes de los gobernantes de turno. Sí es cierto que los argentinos tenemos la “obsesión” por estar vacunados, para terminar con esta mortandad. Jorge Robbiojorgerobbio@gmail.comPantallas para sanar Siempre tuve la inquietud de cómo mejorar la estadía de un paciente en terapia intensiva, que quizás es uno de los escenarios menos gratos y donde nos convertimos en seres absolutamente vulnerables. Son días, semanas o meses en los que el nombre pasa a ser un número de cama, y el cuerpo desnudo es un receptáculo de punciones, maniobras, tubos, catéteres, sondas, etcétera. En la pandemia le agregamos toda la carga de temores por el bombardeo de información, habiendo deseado no ingresar nunca a una UTI ni requerir asistencia respiratoria mecánica, por todo lo que eso significa, además de no poder ver a nuestros seres queridos. Como médica (me desempeño en Terapia Intensiva en el Hospital Tornú) intento imaginar algo de lo que sienten, observar sus miradas, sus expresiones, alguna lágrima en sus mejillas, y creo leer sus pensamientos recorriendo sus vidas. Allí no importa quiénes somos, qué oficio o profesión tenemos, cuánto éxito alcanzamos, cuánto bien o mal hicimos, cuánto amamos o dejamos de amar, o cuánto sufrimos. Pero existen pequeñas cosas que podemos hacer, que además de aliviar pueden ayudar a sanar a los pacientes, ya sea porque sienten menos la soledad o sienten afecto y disminuyen sus miedos, o porque les da esa energía tan necesaria para continuar soportando los tratamientos. Los trabajadores de la salud hacemos lo que está a nuestro alcance para subsanar esto, hablarles aunque estén en coma, decirles una pequeña oración, tomarles la mano, o el hombro, ponerles alguna música desde nuestro celular, o cantarles. Pero esto no es posible hacerlo muy seguido por la cantidad de trabajo, sumado al tiempo que requiere colocarse los equipos de protección personal para ingresar con cada paciente. Y, por otro lado, hay que recordar que el personal de salud también vive la pandemia, arrastra sus propios temores, los de sus familiares, y se lleva a su hogar la tristeza e impotencia de una jornada de trabajo. Por todo esto, creo que puede sumar al bienestar de muchos pacientes que se hallan lúcidos o que recién salen de un coma farmacológico, y deben regresar paulatinamente a un estado de conciencia habitual, brindarles unas pantallas, que colocadas en cada cama puedan ofrecerles hermosas imágenes de naturaleza, acompañadas de música. Esto reemplazaría los escenarios que les toca ver en una terapia y ayudaría a su pronta recuperación, debido al estímulo placentero visual y auditivo. Por eso apelo a la solidaridad de las casas de venta de equipos audiovisuales, para que colaboren en ese sentido con los hospitales públicos. Daniella Carboni carboni.dan@gmail.com Libertad y libertades Hay mucha preocupación en algunos ciudadanos por la pérdida de libertades. Es bueno distinguir entre el gran don de la libertad y “las libertades” (de expresión, de circulación, de trabajo, de decisión, etcétera), importantes en sí mismas. Se equipara perder la libertad con perder alguna de esas “libertades”, cuando en realidad podemos ser esclavos de lo mismo que pensamos que nos libera… Hay muchos ejemplos: “soy libre de consumir lo que quiero”, “soy libre de hacer y tener como me parece”, “soy libre de decir lo que se me ocurre sobre otro”, y así… Las “libertades” son fruto muchas veces de un extremo individualismo egoísta, de “hacer la mía” y desentenderme de los demás y se parecen más a una estatua dura que a través de los años siempre está en el mismo lugar. La libertad es una sola, propiedad exclusiva del ser humano, no es estática, se va educando, desarrollando-creciendo, a medida que se asocia con la verdad y la justicia, la verdad de lo que somos, de lo que tenemos, en lo que decimos o hacemos… Solo la verdad nos hace libres. Si rigen mecanismos que la sujetan, como el engaño y la simulación, la mentira, el miedo y la ignorancia, aunque trabajemos, circulemos, nos expresemos, … podemos ser esclavos. “La verdad es como un león, no necesitas defenderla, suéltala, se defenderá sola” (San Agustín). Soltemos cada uno de una vez a la verdad. Juana M. González Calderón DNI 14.069.701Chocobar Cuatro posibilidades se me ocurren ante una situación en la que un efectivo policial, estando de civil, presencie un sangriento asalto: 1) seguir caminando sin dar a conocer su condición de policía y continuar con su vida normalmente, salvo el cargo de conciencia por no haber defendido a la persona atacada; 2) intervenir e intentar detener al atacante, trabarse en lucha hasta someterlo; 3) intervenir pero no poder someterlo y convertirse el mismo en víctima de heridas o morir, tras lo cual posiblemente recibirá un ascenso post mortem y un homenaje de su fuerza, resaltando su abnegado y riesgoso trabajo y tal vez algunos beneficios para la viuda y sus hijos; 4) finalmente, los hechos tal como ocurrieron realmente en el caso Chocobar: su intervención ante el delito deviene en un juicio en su contra y recibe un castigo que transmite a él mismo y a toda la sociedad una terrible sensación de desamparo. Yo no tendría ninguna duda de cuál de estas reales posibilidades elegiría para el bien de mi familia y para mí mismo. Armando R. Vasini armandovasini@speedy.com.ar Adiós al BárbaroSomos las hijas de Daniel Mon, uno de los fundadores, junto a Yuyo Noé, del mítico Bar Baro o el “Bárbaro” o “Bar o Bar” como lo llamaban algunos, por la originalidad de su cartel. El Bárbaro fue considerado el primer pub de Buenos Aires. Reducto de bohemios, nucleó a los artistas plásticos de nuestro país, transformándolo en uno de los centros culturales de Buenos Aires y fue un espacio único en la ciudad que lo hizo merecedor de ser catalogado como Bar Notable. Podríamos contar miles de anécdotas, hablar del famoso barril de maníes, de la foto del mono Zippy que invitaba a no tirar maníes en el suelo, de las largas reuniones de los sábados, en las que los artistas plásticos de todas las generaciones se encontraban. El Bárbaro se fue haciendo de a poco y albergaba recuerdos de todos sus protagonistas que dejaron su huella en una pared, cuadro o columna. Hoy todo está pintado de negro. Con profunda tristeza vemos que en nombre de una supuesta puesta en valor y restauración han destruido el primer pub de la ciudad de Buenos Aires. Nada queda de su ambiente bohemio, que fue su sello. Poner en valor no es romper con el pasado sino rescatarlo. Ahora, tras su original puerta naranja, vemos un bar igual a cualquiera de los que podemos ver en el lobby de un hotel internacional o en la sala vip de un aeropuerto. Una pena, los porteños perdieron uno de sus íconos. Y desde lo personal nosotras ahora sabemos que el “Bárbaro” murió con nuestro papá, cuando nos dejó el año pasado. Adriana MonDNI 13.664.204 Fabiana MonDNI 17.874.431 Loris ZanattaQué placer es leer y reflexionar sobre los artículos que escribe Loris Zanatta. Nos conoce mejor que nadie. Incluso, por no vivir en estas tierras, realiza sus análisis desprovistos del vértigo diario con el que convivimos. Un honor tenerlo en vuestro diario. Benjamín Torres ArgüelloDNI 13.334.589 Los textos destinados a esta sección no deben exceder las 15 líneas o los 1100 caracteres. Debe constar el nombre del remitente, firma, domicilio, teléfono y número de documento. Por razones de espacio y de estilo, la naciOn podrá seleccionar el material y editarlo. Los mensajes deben enviarse a: cartas@lanacion.com.ar o a la dirección: Av. Del Libertador 101, Vicente López (B1638BEA)

Fuente: La Nación

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