El árido desierto que cruzó durante cuatro años convirtió a Cristina Kirchner en peor de los que era hasta 2015. Más radicalizada, más mandona y más vengativa. La derrota y los reveses judiciales de esos años en la intemperie la convencieron de que solo en el poder estará tranquila. Necesita cambiar todo, las instituciones y la economía. Al revés de lo que aseguró Néstor Kirchner en 2003 (otra cosa es si cumplió la promesa), Alberto Fernández dejó sus ofertas electorales y sus principios en la puerta de la Casa de Gobierno. Las denuncias penales contra los dirigentes de la oposición, en causas perfectamente armadas, se acumulan en los tribunales. Un principio de colonización cristinista de la Justicia Electoral puede percibirse cuando son nombrados dos jueces cruciales para el control de las elecciones; los dos responden a esa facción política. Uno es Alejo Ramos Padilla, juez electoral de La Plata con jurisdicción en la monumental provincia de Buenos Aires; el otro es Daniel Bejas, designado en la clave Cámara Nacional Electoral, la máxima autoridad electoral del país. Solo la falta de mayoría propia en la Cámara de Diputados impidió que el cristinismo reformara la Justicia, designara a un fanático propio como jefe de los fiscales y avanzara aún más en la destrucción institucional del país. “Estamos a siete votos de Venezuela”, estalló Mario Negri.Negri lidera el bloque de Juntos por el Cambio en Diputados y achicó un poco el número que le falta al cristinismo. En realidad, el oficialismo necesita 12 votos para tener quorum propio en esa cámara (tiene 117 diputados y necesita 129). Veterano de muchas guerras parlamentarias, Negri sabe que si el cristinismo tuviera siete bancas más le resultaría muy fácil lograr cinco votos adicionales entre los muchos que ofrecen sus servicios al vencedor. Llama la atención, en ese contexto, una oposición invertebrada, con media docena de candidatos presidenciales para dentro de dos años y más dispuesta a mirarse el ombligo que a observar lo que sucede en el país. Dentro de tres meses sucederán las primarias de las elecciones legislativas de mitad de mandato, que culminarán con las elecciones generales de noviembre. Esos comicios podrían resultar en un virtual empate y dejar al Congreso como está. O podrían inclinar la balanza hacia una mayoría del Gobierno o de la oposición, sobre todo en la Cámara de Diputados.La primera novedad es el casi seguro traslado de distrito de algunos dirigentes cambiemitas. María Eugenia Vidal, que fue gobernadora de Buenos Aires durante cuatro años, jugará como candidata en la Capital, si es que juega. Decidió que no lo hará en la provincia de Buenos Aires. En 2019 se fue de la gobernación bonaerense prometiendo que no se olvidaría nunca de los habitantes de esa provincia. Se olvidó. A Horacio Rodríguez Larreta, obsesivo candidato presidencial para 2023, le gusta la idea de una Vidal nuevamente aporteñada. Si Vidal les ganara ahora en territorio bonaerense a Cristina, a Máximo y a Kicillof, su candidatura presidencial sería inevitable dos años después. Pero Vidal le tiene miedo a una segunda derrota consecutiva en Buenos Aires y piensa, además, que su candidatura en estas elecciones llevará la discusión más al pasado que al presente. Las derrotas y las victorias se olvidan fácilmente. ¿O, acaso, Cristina Kirchner no perdió en la provincia de Buenos Aires en 2017 y ahora está donde está? Vidal es la dirigente que mejor mide en las encuestas bonaerenses. Por eso, su candidatura en Buenos Aires disciplinaría a todos. Su traslado a la Capital, en cambio, descerrajaría una guerra interna ya no en Juntos por el Cambio, sino en el mismo Pro. A Elisa Carrió le habían prometido que sería la candidata de la unidad encabezando la lista de diputados nacionales bonaerenses. Pero luego Rodríguez Larreta autorizó a su vicejefe, Diego Santilli, a saltar a la provincia de Buenos Aires y pelear por ese lugar. También inició negociaciones con el economista José Luis Espert para que participe de la interna cambiemita. Suficiente. Carrió no será candidata en esas condiciones, aunque todavía negocia desesperadamente una fórmula de unidad, ya en tiempos agónicos.Jorge Macri los aguarda a Santilli y a Espert (y, tal vez, a Ricardo López Murphy) para presentarles batalla en territorio bonaerense. Santilli y Jorge Macri aspiran a gobernar la provincia más grande del país en 2023. Patricia Bullrich, que creció mucho como figura pública desde que el cristinismo volvió al poder, espera a Vidal para desafiarla en una contienda interna en la Capital. Cuidado: Bullrich irá contra Rodríguez Larreta más que contra Vidal. Todos (Vidal, Bullrich, Santilli y Jorge Macri) son de Pro. “Esto ya es una telenovela de Pro”, ironizó el gobernador radical Gerardo Morales. Aunque Morales suele tener frases distantes (y, a veces, hirientes) sobre sus socios de Cambiemos, esta vez estuvo cerca de una buena descripción. El radicalismo incursionará en la interna cambiemita bonaerense con una figura ajena a la política y con prestigio social: el médico neurólogo Facundo Manes. Atención: Manes no arrastra los fracasos de la política.Un elemento importante en toda esas disputas es la presencia de Mauricio Macri. Un expresidente no debería ser el jefe de una facción dentro de su espacio político, como a veces lo es. Macri tiene la certeza de que Cristina se propone ponerlo entre rejas. No se equivoca. Un reciente informe de la Inspección General de Justicia concluyó que el fideicomiso que hizo con su fortuna, cuando fue presidente, no significó nada. A los pocos días, la Oficina Anticorrupción tomó ese informe y lo denunció a Macri penalmente por enriquecimiento ilícito. Macri nació rico; no necesitaba de la función pública para enriquecerse. La IGJ y la OA están en manos de cristinistas fanáticos (y creativos, debe reconocerse). El asedio lo radicaliza. Pero tampoco los que aspiran a reemplazarlo (Rodríguez Larreta y Vidal, por ejemplo) deberían buscar su muerte política. Les guste o no, Macri es el líder del sector social más antikirchnerista. No es un porcentaje de la sociedad del que se pueda prescindir si se quieren ganar elecciones.En 2015 hubo un trípode de dirigentes de Cambiemos (Macri, Carrió y Ernesto Sanz) que, juntos con otros pocos líderes, administraron con eficacia las diferencias, acordaron donde podían acordar y fueron a internas civilizadas donde no pudieron pactar. Ahora hay solo emprendimientos personales. El kirchnerismo perdió todas las elecciones de mitad de mandato, salvo la de 2005. Fue derrotado en 2009, en 2013 y en 2017. Ahora, los principales indicadores económicos que definen una elección (caídas del PBI, del salario real y del empleo) existen en los papeles de los economistas y en la realidad. Sin embargo, hay un hecho inédito en la historia, que es una pandemia cruel y amplia como nunca se vio. Ningún encuestador está en condiciones serias de predecir cuál será el efecto del coronavirus en los electores. Solo sabemos que el virus mata y muta, y que la Argentina está muy retrasada en la segunda dosis de la vacuna, sobre todo la de la Sputnik V. La segunda dosis de esta vacuna es un complemento, no un refuerzo. Peor.Un eventual triunfo del oficialismo disciplinará en el acto a muchos jueces, que harán cola para firmar absoluciones de kirchneristas y condenas de opositores. También encolumnaría al peronismo detrás de una jefatura única e indiscutible: la de Cristina Kirchner, que ya es la jefa virtual del peronismo. La competencia es un buen recurso cuando los acuerdos son imposibles. Sin embargo, el conflicto surge cuando la competencia se confunde con una irresponsable distracción. Con errores que muestran a una oposición a veces desordenada y otras veces caprichosa. El margen se encoge, pero muchos de sus dirigentes trabajan para un 2023 que podría no ser un proyecto, sino una suposición.

Fuente: La Nación

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La última aparición pública de la vicepresidenta de la Nación en un acto realizado en La Plata sirvió para confirmar que tiene agenda propia y que el listado de temas que la ocupan y preocupan deben ser atendidos debidamente y con premura, aunque no estén entre las prioridades de Alberto Fernández.Como en anteriores oportunidades, alzó la voz para poner en discusión ciertos asuntos que no anidan por estas horas en las cabezas de varios de los principales funcionarios del Gobierno. Volvió a la carga con la reforma del sistema de salud, un proyecto impulsado por La Cámpora. La excusa fue la complicada cuestión sanitaria derivada de la pandemia. Sin embargo, el debate sobre ese cambio de sistema viene siendo postergado desde hace tiempo en los despachos oficiales lejanos al de la presidencia del Senado de la Nación.En el mismo acto, Cristina Kirchner se refirió a la vacunación exhortando a la gente a que no tenga miedo de aplicarse cualquiera de las marcas habilitadas en el país. Una arenga que se contrapone con los acuerdos que la vicepresidenta promovió y ayudó a cerrar con Rusia, primero, y con China, después, desmereciendo cualquier otro producto que procediera de canteras sanitarias capitalistas, al menos del capitalismo que desprecia.A ello hay que sumar el aumento del 40% en los sueldos del Congreso que acordaron Cristina Kirchner y Sergio Massa a principios de este mes, muy por encima de la pauta oficial del 29% prevista por el ministro Martín Guzmán, un alfil del Presidente que suele consultar a la vicepresidenta en reiteradas ocasiones para, en los hechos, terminar siendo destratado. “No podemos pagar la deuda porque no tenemos la plata”, decía la vicepresidenta en el mismo momento en que Guzmán recorría países tratando de renegociar la columna del “debe” argentino en el mundo.En sordina o en público, la vicepresidenta da pasos que, si no ponen en duda, al menos cuestionan la autoridad presidencial. Los “funcionarios que no funcionan” no fue una frase dicha al pasar. Muchos de esos agentes públicos supuestamente ineptos dejaron sus cargos y fueron reemplazados por kirchneristas de extrema confianza de la vicepresidenta. Otros que tampoco funcionan a los ojos de buena parte del país y del exterior, sin embargo, siguen en sus cargos con el respaldo casi exclusivo de la exjefa de Estado.De Alberto Fernández puede señalarse la esforzada y sistemática aceptación de casi todos los brutales avances de Cristina Kirchner sobre su gobierno, al punto de que lo que antes criticaba con dureza, ahora le parece correcto. Ya nadie duda de que la política internacional es la que impone Cristina Kirchner y no el Fernández cabeza de fórmula que prometía diálogo y apertura al mundo hace apenas un año y medio. La reciente decisión de la Argentina de no condenar la ola de arrestos de dirigentes opositores en Nicaragua fue el más fresco papelón de un gobierno que ya había salido del Grupo de Lima, expresado una vergonzosa defensa de los atropellos a los derechos humanos por parte de Nicolás Maduro, que se había puesto del lado del grupo terrorista Hamás en el largo conflicto entre Israel y Palestina e inmiscuido en los asuntos internos de Colombia en dos oportunidades.Los intentos para colonizar la Justicia y evitar que avancen las causas que la comprometen en materia de corrupción han sido la bandera que con más fruición enarbola la vicepresidenta y que ahora hace flamear con entusiasmo el Presidente como si nunca hubieran existido sus fundadas y categóricas imputaciones de la década anterior.Cristina Kirchner logró apartar de sus cargos a tres camaristas. A instancias suyas, la mayoría oficialista del Senado rechazó tratar el pliego del juez Daniel Rafecas como procurador general de la Nación, enviado por el Presidente, condicionando ese acto a conseguir los votos necesarios para aprobar la reforma del Ministerio Público Fiscal, que cambia la mayoría para el nombramiento, con lo cual el kirchnerismo se garantizaría imponer al procurador de su gusto con muchas menos exigencias. También apuntó con extrema dureza contra los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, reacción que no fue siquiera suavizada por el Presidente. Por el contrario, ahora también comparte muchas de sus críticas al alto tribunal y las amplifica.La renuncia de Marcela Losardo, socia de Alberto Fernández, al Ministerio de Justicia no fue ajena a ese avance kirchnerista. También dejaron el Gobierno otros funcionarios puestos por Alberto Fernández, a quien realmente compete la elección de los miembros de su equipo. A Losardo se sumaron Alejandro Vanoli, quien estuvo al frente de la Anses; Sergio Lanziani, que se desempeñaba como secretarío de Energía; María Eugenia Bielsa, desplazada de su cargo como ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat, y Guillermo Nielsen, el elegido de Fernández como presidente de YPF. Todos ellos fueron reemplazados por dirigentes kirchneristas de estrecha confianza de la vicepresidenta: Martín Soria, Fernanda Raverta, Darío Martínez, Jorge Ferraresi y Pablo González, en ese orden, se hicieron cargo de las vacancias.En lo procedimental, Cristina Kirchner no se limita a llenar puestos con sus laderos más fieles. También opina provocando cortocircuitos de magnitud en temas como la reducción del impuesto a las ganancias o la limitación de los incrementos en las tarifas de servicios públicos, mientras alienta las voces que desde el kirchnerismo se alzan cada vez más en favor de avanzar con otras estatizaciones en actividades económicas como puertos, vías navegables y empresas energéticas.Si hay letra propia de Alberto Fernández en esto que demuestra ser un nuevo contrato de poder –o acaso la puesta en práctica del verdadero contrato que selló la suerte del candidato a presidente por el Frente de Todos en 2019–, no se evidencia con claridad.Cristina ya demostró que sabe callarse cuando su intervención hace demasiado ruido y se necesitan voces corales de supuesta moderación. Es una tiempista que aparece en momentos en que cree que su arenga resulta útil para rearmar un esquema que le permita al Frente de Todos unirse en la desunión, aunque eso implique dejar en segundo plano a un presidente que tampoco parece muy dispuesto a frenar la embestida, rechazar los excesos y retomar la senda de la institucionalidad, estableciendo políticas de Estado con mirada de largo plazo y pensando en el bienestar de todos los argentinos por igual.

Fuente: La Nación

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Revitalizar el consumo, esa es la principal jugada electoral. Las vacunas serán el eje central del relato, pero recuperar el poder de compra o al menos generar una sensación de mejora económica es el principal objetivo del gobierno nacional. No importa a qué costo o los riesgos que esa decisión genere, la Casa Rosada apostó un pleno.Se trata de la primera demanda social, por encima de los reclamos por las vacunas, la seguridad o la educación. La crisis económica está al tope de las quejas. Siete de cada 10 argentinos, según dos de las principales encuestadoras con las que trabajan en la Casa Rosada, está peor que hace un año.Pero el dato electoral es que en una misma proporción creen que estarán igual o peor el año próximo. Eso encendió las alarmas y derrumbó el dique de contención que había armado el ministro de Economía, Martín Guzmán. El Gobierno trabajó los primeros cinco meses del año con la mirada en el segundo semestre.Alberto Fernández y Martín GuzmánEl titular del Palacio de Hacienda avanzó con un fuerte ajuste fiscal -el déficit primario de los primeros cuatro meses del año apenas llegó a 0,2% del PBI-, que se sumó a los ingresos que se generaron, entre otras cuestiones, por el impuesto denominado “aporte solidario” y las retenciones. Pero ese ajuste no está pensando para equilibrar las cuentas, pese a la mirada atenta del Fondo Monetario Internacional (FMI).El Gobierno ya anunció que mantendrá el objetivo que marcó en el presupuesto, donde proyectó un déficit del orden 4,5% del PIB. Buena parte de esos fondos se utilizarán para la lucha contra la pandemia, pero no todos. Son unos 1.400.000 mil millones de pesos; dinero fresco para la campaña.“De acá a fin de año vamos a tener un incremento más importante del gasto”, se sinceró la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, la guardiana que puso Alberto Fernández para controlar al equipo económico.La fórmula en marcha, además de los incrementos salariales, incluyen el ancla sobre el dólar –el Banco Central pisa el tipo de cambio para tratar de quitarle combustible a la inflación–, el congelamiento de las tarifas de servicios públicos, los programas de precios de alimentos –ahora se llama Súper Cerca– y la amenaza permanente con el cierre de exportaciones, como ya sucedió con el maíz y la carne (el acuerdo se anunciará el martes).“Es muy difícil que una economía siga creciendo sin el consumo privado”, explicó en las últimas horas Todesca. “Hoy es la principal referencia económica del Gobierno”, sostuvo un hombre de máxima confianza del Presidente. Fernández la escucha y la respeta. El último viernes, por ejemplo, cruzó los casi 100 metros que separan el despacho presidencial de la oficina que ocupa la economista.Cecilia Todesca vicejefa e Gabinete de La Nación El 05_03_2021
Foto: Fabian Marelli (Fabian Marelli/)La razón, como publicó Carlos Pagni el último lunes, es de matemática electoral: en las elecciones legislativas la performance de los oficialismos está directamente enlazada con la variación interanual del salario real. La caída de los ingresos de los argentinos es del 8 por ciento en comparación al de un año atrás.Las sirenas no dejan de sonar en el Instituto Patria desde hace meses. Fue Cristina Kirchner la que lo expuso con claridad a fin de año cuando ordenó alinear salarios, tarifas y precios. Las dos primeras están en ejecución, los precios, en especial los alimentos, sigue sin control. El daño más profundo es en los conurbanos, principalmente el bonaerense, territorio de la vicepresidenta. La preocupación por una eventual derrota electoral va en aumento.Las paritarias son una herramienta en ese sentido. Hoy, el piso para los incrementos es del 40 por ciento, así lo fijó Cristina Kirchner. Desde ese día, los acuerdos que se firmaron superaron ese registro: 42% para trabajadores domésticos y 45% para Camioneros. En todos los casos, el acuerdo está acompañado por una cláusula de revisión.La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof durante un acto en la puerta del Hospital de Niños Sor María Ludovica (Télam Agencia de noticias/)El gobierno nacional también será fundamental en este escenario. Los empleados públicos, beneficiarios de planes sociales, jubilados y pensionados no perderán contra la inflación. Otra definición que ya adoptó el Gobierno. De hecho, en los próximos días se anunciará el pago de un bono para los jubilados y pensionados para compensar la pérdida de poder adquisitivo frente a la inflación de la primera parte del año.La razón de la inflaciónEl Índice de precios al consumidor (IPC) del Indec registró en mayo un alza de 3,3% y acumuló en los primeros cinco meses del año una variación de 21,5%. El objetivo de anual de Guzmán, que fijó una proyección del 29%, quedó en el olvido.La explicación del gobierno nacional para este número encontró un argumento fuera de las responsabilidades internas. “Hubo un shock de precios internacionales muy fuertes. En el caso argentino hubo un pico de inflación, pero nosotros ya teníamos un piso elevado. Ese shock de precios internacionales produjo el incremento en la inflación que no previmos”, describió Todesca, aunque reconoció el problema. “No somos necios”, añadió en una entrevista televisiva.El jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, Santiago Cafiero, encabeza reunión de gabinete económico, de la que participan la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca; los ministros de Economía, Martín Guzmán; de Trabajo, Claudio Moroni, y de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas; el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y la directora de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont. Buenos Aires, viernes 9 de abril de 2021Las miradas están puestas sobre los trabajadores formales, que hoy representan menos del 40 %. El 80 % de ellos trabaja en Pymes, muy golpeadas por las restricciones que fijó el gobierno nacional. Si bien hay sectores que muestran una incipiente recuperación, la gran mayoría aún se encuentra con graves problemas como para afrontar una paritaria que supere a la inflación.“La Argentina está en un nuevo régimen inflacionario de entre 40 y 50% del que no va a salir”, pronosticó el economista Carlos Melconian. Según el expresidente del Banco Nación, el Gobierno necesita de una inflación alta para que el endeudamiento público en pesos no se transforme en un problema. “La inflación va a seguir flotando ahí, pero es ángel y demonio simultáneamente. La inflación diablo se come el salario”, agregó.En un año electoral, con un escenario de hiperpolarización en marcha, el desafío esconde varios problemas, pero uno se impone por su propio peso, la jugada podría desembocar en una crisis inflacionaria. Es por eso que desde el sector privado alertan sobre los errores de diagnóstico de la Casa Rosada.En el Gobierno se enojan con los pronosticadores. “Siempre fallan”, se quejó uno de los funcionarios más cercanos al Presidente. Lejos de esa predicción y pese a la evidencia de los números, en la Casa Rosado crece el optimismo. “Este año vamos a crecer después de tres años de caída. Hay que poner en marcha la rueda de la economía”, se entusiasmó Todesca.

Fuente: La Nación

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La proliferación de plataformas, los meses de encierro por la pandemia y la sostenida alta calidad y diversidad a nivel producción, ha convertido a las series en grandes protagonistas de esta primera mitad del 2021. Por eso, a modo de balance, los críticos de LA NACION eligen a las ficciones, especiales y documentales estrenados a lo largo de los últimos seis meses que más se destacan dentro del enorme catálogo disponible en streaming.Mythic QuestMythic Quest, una serie que va por su segunda temporadaPor Natalia Trzenko“La televisión es una mierda para imbéciles”, sentencia un personaje en uno de los episodios de la nueva temporada de Mythic Quest. El negativo comentario sobre la TV en un programa de TV explica bastante sobre el tono de la sitcom creada por Rob McElhenney, Charlie Day y Megan Ganz, el mismo equipo de It’s Always Sunny in Philadelphia, un ciclo poco visto por estos lados.La irreverencia y el desafío a los límites sin descuidar el diseño de personajes ni el relato son las marcas registradas de la serie que renueva la noble tradición de las comedias de oficina. En este caso la ficción transcurre en la empresa de videojuegos donde se creo el más exitosos de su tiempo: Mythic Quest. Creativos y nerds, egocéntricos y peculiares la serie imagina a los diseñadores de esos juegos que mantienen a niños y adultos pegados a las consolas como una suerte de primos hermanos de los personajes de Silicon Valley, aunque con bastante más registro que aquellos de los problemas de misoginia y desigualdades en el mundo de la tecnología.De hecho, en el centro del relato está la relación entre Ian (McElhenney), el creador del juego, y Poppy (Charlotte Nicdao), la brillante programadora que cree merecer mucho más reconocimiento del que Ian le otorga. De esa tensión resultan momentos graciosos pero también la posibilidad de encarar temas complicados sobre los vínculos laborales y la etiqueta adecuada en los lugares de trabajo para los que los guiones no aportan respuestas definitivas sino apenas el valioso intento de nombrarlos y reírse de ellos.Entre los tira y afloja de Ian y Poppy, aparecen el veterano escritor ignorante de cualquier tipo de corrección política -que interpreta F. Murray Abraham- cuya historia tiene un fascinante crecimiento en los episodios más recientes, el administrador David (David Hornsby), siempre el remate de todos los chistes internos, Brad (Danny Pudi), el villanesco hombre de la monetización y las jóvenes Rachel (Ashley Burch) y Dana (Imani Hakim), ocupadas en probar el juego y su flamante noviazgo. Con una segunda temporada que profundiza el vínculo entre los personajes y nunca olvida celebrar sus excentricidades, Mythic Quest es la mejor comedia en lo que va del año. Y un remedio para los que añoran volver a las oficinas, al menos a las de la pantalla.Mare of EasttownJulianne Nicholson y Kate Winslet, en una escena de Mare of EasttownPor Diego BatlleCon su esquema de pueblo chico e infierno grande sobre una comunidad marcada por miserias, traumas y una serie de asesinatos, Mare of Easttown podría haber sido solo un policial competente y sostener (como lo hizo) la tensión y el suspenso hasta el final. Pero esta serie que tuvo a Brad Ingelsby como showrunner y guionista, y a Craig Zobel como director de los siete episodios, no solo fue un thriller que tuvo un impactante quiebre en su quinto capítulo y una resolución convincente en su última entrega, sino que supo construir además un fascinante y por momentos desgarrador drama sobre relaciones familiares dominadas por las tensiones generacionales, la incomunicación y una fuerte carga de resentimiento e insatisfacción.Además del eficaz guion de Ingelsby y de la cuidada narración de Zobel, la principal carta para el triunfo de Mare of Easttown fue la actuación de la multifacética Kate Winslet en el papel de la agente Mare Sheehan, una mujer con diferentes matices: inteligente e impulsiva, fuerte y vulnerable, resiliente e inestable a la vez. Como en Big Little Lies, Sharp Objects y The Undoing (algo así como la fórmula HBO de los últimos años), hay en el centro de la historia mujeres -madres y/o hijas- dominadas por la culpa, contradicciones íntimas, angustias, traumas, duelos e inseguridades propias de estos tiempos, pero también con una rebeldía y un progresivo proceso de empoderamiento.Más allá de ser una trama quizás demasiado recargada en tragedias y perversiones, el crescendo dramático de Mare of Easttown funcionó y generó semana tras semana un efecto acumulativo que sumó cada vez más público no solo al consumo de la propia historia, sino también al apasionado debate en medios y redes sociales. Un mérito reservado a las series más profundas, inteligentes y provocadoras del amplio y muchas veces efímero universo audiovisual contemporáneo.This Way UpAisling Bea, Sorcha Cusack y Sharon Horgan, en This Way Up (Sophie Mutevelian/)Por Paula Vázquez PrietoSi bien This Way Up se suma a la tradición de Fleabag y otras alumnas que han seguido esa fórmula de treintañera en crisis, como Back to Life, The Bisexual y Feel Good, lo que define a la serie creada y protagonizada por la irlandesa Aisling Bea no es solo el humor de su heroína sobre las vicisitudes de su propia vida sino la calidez que preside a su mirada sobre ese mundo a punto de desmoronarse.Aine (Bea) ha salido de rehabilitación luego de una crisis nerviosa con aires de intento de suicidio. Pero en el instante en que abandona la clínica, acompañada por su hermana Shona (Sharon Horgan), su cómplice y protectora, deja en claro que no ha perdido un ápice de su ingenio, tabla de salvación frente a los dolores de la vida. De vuelta en su soledad cotidiana, enseñando inglés a extranjeros, maestra de un niño francés que carga con su propio duelo, aferrada a los retazos de amor que cuelgan a su alrededor, Aine dispara sus chistes para contener las lágrimas, casi como una estrategia de defensa que la mantiene a flote en sus largas caminatas nocturnas.Bea incorpora a su fascinante escritura la tensión propia de toda extranjería. Irlandesa en Londres, su Aine hace suya esa diferencia, empatiza con sus alumnos con problemas de integración, bromea sobre el imaginario del catolicismo, procesa la lejana pérdida de su padre, los amores perdidos del presente, la tentación de la rendición. La escritura de Bea es lúcida, sin la huida al cinismo, dispuesta a brindarle a cada personaje su momento y su gloria.Shona emerge como la imperfecta compañera de aventuras, dispuesta a perdonar, contener y reprochar con la misma incondicionalidad. Creadora de la inolvidable Catastrophe, Horgan brinda a su personaje las dudas de su propia generación, entrelazadas con las aspiraciones personales y los deberes prometidos. La dinámica entre las hermanas da cuerpo a los grandes momentos de la serie, definidos por las discusiones absurdas y las confidencias en voz alzada.Aisling Bea consigue una notable comodidad con el tono, en equilibrio entre el humor ácido que atraviesa las situaciones y la humanidad de los personajes que las encarnan. Allí está su triunfo, la bendecida invitación que nos hace para entrar en su universo.InvincibleInvincible, una serie animada con las voces de J.K Simmons y Steven Yeun (Prensa Amazon Prime Video/)Por Martín Fernández CruzUna suerte de Superman llamado Nolan Grayson (J.K. Simmons), también conocido como Omni Man, es el principal defensor de la Tierra contra todo tipo de alienígenas, monstruos y súper villanos de planes grandilocuentes. Se trata del súper héroe más respetado por sus pares, y temido por sus rivales. Pero aquí el protagonista no es él, sino su hijo Mark (Steven Yeun), un adolescente que heredó sus poderes, y que bajo el nombre de Invincible da los primeros pasos en su carrera como justiciero. Hasta ahí, el planteo no resulta demasiado extraordinario. Pero la trama detona cuando Omni Man, sin ningún tipo de explicación mediante, masacra a todos sus compañeros súper héroes. A partir de ahí, el héroe muta a villano, y el único con potencial para detenerlo podría llegar a ser Mark.Hay algo en Invincible -su tono a medio camino entre El club de los cinco combinado con drama familiar- que la convierte en una propuesta irresistible. Mark intenta combinar su rol como justiciero, con su vida como un adolescente común y corriente, que tiene sus primeras relaciones amorosas e intenta ser leal a sus amigos. Es un personaje seguro de sí mismo, aunque no vanidoso, y su compromiso por seguir los pasos de Omni Man lo lleva a intentar derrotar a todas las amenazas que se le presenten, cueste lo que cueste. La tragedia, claro está, se encuentra en ese paulatino proceso que le permite a Mark descubrir la verdadera esencia de su padre, y comprender que ese hombre al que tanto admira, en realidad es un brutal asesino. Y en el medio de esa trama, un verdadero desfile de personajes secundarios extravagantes, fascinantes tanto por sus poderes como por sus conflictos personales.La serie propone dos rutas por las que viajan sendas historias que indefectiblemente están destinadas a chocar. Por un lado, Mark descubriéndose a sí mismo como un héroe, y por la otra, Omni Man revelándose como el gran villano de la saga. Y de esa manera, Invincible entusiasma porque se refiere a un período con el que cualquiera pueda empatizar, y que tiene que ver con la pubertad y ese freudiano concepto sobre “matar al padre”. Aunque claro, en esta serie puede que eso sea un poco más literal que simbólico.WandaVisionElizabeth Olsen y Paul Bettany, los protagonistas de WandaVision ( MARVEL STUDIOS 2021 /)Por Guillermo CourauCuando parecía que el universo “fast food” de Marvel no tenía nada nuevo para ofrecer, se estrenó WandaVision y logró lo imposible. En los nueve episodios de su primera y única temporada, la serie trascendió la idea de spin off con la que estaba identificada al inicio, y demostró que se puede tomar personajes ya conocidos e imprimirles una dimensión diferente a la del producto original, hasta el límite de eclipsarlo.Wanda Maximoff (Elizabeth Olsen) y Vision (Paul Bettany) tuvieron una destacada participación en las películas de Avengers; especialmente en Avengers: Infinity War, donde a pesar de todo su poder, ella no pudo evitar que Thanos matara a su novio. WandaVision es la consecuencia directa de este evento.Luego de una presentación, similar a una sitcom estadounidense de la década del 50, inicia un primer capítulo en blanco y negro protagonizado por la pareja, con risas grabadas y un estilo similar a programas como El show de Dick Van Dyke o Yo quiero a Lucy. No se entiende qué pasa, y se acumulan las preguntas: ¿Cómo llegaron ahí? ¿Por qué Vision está vivo? ¿Qué tienen que ver con la historia las referencias a Hechizada, Los Brady Bunch, Malcolm In The Middle, Modern Family y otra media docena de clásicos de la TV? Las respuestas serán mucho más difíciles de asimilar de lo que se piensa al comienzo.Aunque no lo parezca, la idea troncal detrás de WandaVision es bastante oscura, tiene poco y nada de gracioso. Y sin embargo, el guion se las arregla para congeniar en cada momento de su trama los elementos clásicos de la comedia de situaciones, con una historia mucho más densa que tendrá continuación en los inminentes estrenos del Universo Marvel (o MCU, Marvel Cinematic Universe). No es necesario haber visto ninguna de las películas previas para entender y disfrutar WandaVision, y tampoco hace falta ver nada después. Tanto en lo argumental como en lo actoral, la serie es tan sólida que consigue elevarse por encima de su árbol genealógico, hasta llegar al nivel necesario para ser valorada como una pieza única, independiente, interesante, y muy superior a la saga que le dio origen.Bo Burnham: InsideInside, el especial de Bo Burnham (Prensa Netflix/)Por Milagros Amondaray“¿Debería estar haciendo bromas en un momento como este?”, canta Bo Burnham en “Comedy”, el segundo tema que escuchamos en su especial para Netflix, Inside, estrenado en mayo de este año sin demasiado ruido. El actor, director, comediante y compositor concibió, en pleno confinamiento, una de las obras maestras de 2021, una producción inclasificable que no busca la risa fácil.Burnham no es un conformista que se refugia en su talento en el piano, siempre va un paso más allá y arremete también con detalles visuales que posiblemente se nos escapen en un primer visionado. En 2016, comenzó a experimentar ataques de pánico durante el tour de su previo especial, también disponible en Netflix, Make Happy. Le llevó cuatro años estar listo para subirse nuevamente a un escenario (en ese impasse, filmó su aclamada ópera prima Eighth Grade y coprotagonizó junto a Carey Mulligan Hermosa venganza), pero, cuando las condiciones estaban dadas para su regreso, la pandemia llegó y el mundo se detuvo.De allí surge Inside, la producción que el realizador filmó y editó en su casa, donde compuso todas las canciones que van desde la parodia que marcaba el tono de Make Happy (como las extraordinarias “White Woman’s Instagram, “FaceTime with My Mom” y “Sexting”), la opacidad de “Any Day Now” y “How the World Works”, y la honestidad brutal de “30” y “Shit”, en las cuales Burnham, protegido por un piano acogedor, desnuda sus peores miedos, llorando mientras canta. En Inside, no solo está el pavor a no poder volver a la normalidad -o a que, una vez que lo hagamos, sintamos la necesidad de abrir la puerta y permanecer dentro, tópico al que alude con un trabajo visual lo-fi maravilloso, un retrato inusual sobre la agorafobia- sino también a que reflote todo aquello que estaba presente antes del confinamiento.Burnham habla del quiebre de la salud mental, de sus ataques de pánico, de la depresión, y se confiesa con un interlocutor in absentia a quien incluye en su espacio con risas grabadas, un toque devastador pero también terapéutico.El humorista también confiesa que el único momento de plenitud lo consigue mientras duerme, y grafica el despertar a lo incierto con una mirada tan aterradora como hilarante. De nuevo, la tragicomedia, con una inventiva (y un montaje afilado, una de las razones por las cuales alcanzó la fama a temprana edad gracias a YouTube) que no tiene techo y que hace que no dudemos en responder afirmativamente a ese interrogante inicial, donde también hay una crítica velada a cómo los comediantes necesitan de la aprobación para subsistir.Entonces, ¿debería bromear Burnham en un momento como este? Su sonrisa final lo dice todo.Q: en el ojo de la tormentaQ: en el ojo de la tormenta, la serie documental de Cullen Hoback (IMDB.com/)Por Alejandro LingentiDurante la campaña electoral de Estados Unidos en 2016, una operación rusa filtró los correos electrónicos de John Podesta, jefe de campaña de Bill Clinton. A partir de esa operación ilegal, apareció una gigantesca ola de conspiradores que dispersó por las redes sociales una teoría delirante: las referencias en algunos de esos emails a cuestiones gastronómicas estarían ocultando deplorables perversiones sexuales. Por ejemplo, cuando Podesta hablaba de “cheese pizza” (pizza de queso), por sus iniciales en realidad se refería en código a “child pornography” (pornografía infantil), y hasta se señaló a una pizzería de un barrio acomodado de Washington llamada Comet Ping Pong como una fachada para un prostíbulo infantil para ricos y poderosos como George Soros, Tom Hanks, Oprah Winfrey o Bill Gates, entre otros.Un mes después de la elección que llevó a Donald Trump a la presidencia, un joven norteamericano de 28 años hizo más de 500 kilómetros para llegar desde Carolina del Norte hasta la capital estadounidense y entró en esa pizzería -que estaba llena de gente- con un fusil automático, le disparó a la puerta del sótano y en lugar de chicos amordazados encontró, entre otras cosas, mozzarella, harina, aceitunas y bebidas.Este suceso extravagante es uno de las tantos que fueron parte del insólito relato que desembocó en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, cuyo resultado más concreto -más allá de los ribetes dantescos que fueron un bocato di cardinale para los medios de todo el planeta y de la explosiva popularización internacional de Jack Angeli- fue la muerte de cinco personas.Q: En el ojo del huracán, serie documental de seis episodios, cuenta con mucho detalle esa historia que fue y aun sigue siendo muy real, a pesar de sus características de ficción afiebrada. La Q que aparece en el título de esta producción dirigida por Cullen Hoback -un especialista en destapar escándalos que involucran a grandes empresas- hace referencia al alias del supuesto cerebro detrás de QAnon, Ron Watkins, exadministrador de la plataforma que promovió estas teorías abonadas básicamente por votantes de Trump y personaje digno de una comedia negra. Y el productor es Adam McKay, ganador del Oscar al Mejor Guion Adaptado en 2016 por La gran apuesta y guionista y director de El vicepresidente: Más allá del poder, la mordaz biografía del polémico vicepresidente de George W. Bush, Dick Cheney.1971, el año en que la música lo cambió todoGeorge Harrison y Ravi Shankar, en una de las escenas de la serie documental 1971, el año en que la música lo cambió todoPor Hernán FerreirósLos analistas de la cultura pop tienen debilidad por establecer ciertos años como puntos de giro en la historia de la música. El crítico británico David Hepworth escribió un libro identificando uno de ellos, 1971, the year that rock exploded, que puede entrar en franca polémica con aquellos que tienen otro año favorito como 1966, the year the decade exploded de Jon Savage. La hipótesis de Hepworth es que el rock fue una de las principales fuerzas de transformación de la sociedad anglosajona y su influencia sobre eventos políticos cruciales -tales como la protesta ante la guerra de Vietnam o la consolidación del movimiento de derechos civiles norteamericano- se manifestó como nunca antes en este período y, por ello, determinó el futuro.El documentalista Asif Kapadia -que ganó un Oscar en 2016 por su película sobre Amy Winehouse y, en 2019, estrenó otra sobre Diego Maradona-, tomó el libro como base para esta serie de ocho episodios y eligió la manera más difícil de contar la historia, es decir, prescindiendo de entrevistados que hablen a cámara y usando exclusivamente imágenes de archivo.Considerando la cantidad de obstrucciones autoimpuestas (no moverse de un único año, no usar “talking heads”), la serie es un triunfo: encuentra fuentes que no están desgastadas por el uso y logra crear un vínculo rico entre la música y la sociedad, restableciendo sentidos que se diluyeron en el tiempo. A la vez, esas limitaciones hacen que algunas obras importantes y naturalmente asociadas a los eventos nombrados (como Attica Blues, de Archie Shepp, sobre la revuelta de los presos negros en la cárcel de Attica) no se mencionen acaso porque quedaron por unos pocos meses fuera del lapso elegido. Contrariamente, otras son incluidas por su propio peso, como Exile On Main Street de los Rolling Stones, aunque también hayan visto la luz al año siguiente. Otras más son evitadas sin explicación, como el extraordinario disco Maggot Brain (1971) de Funkadelic, banda seminal en la música negra y uno de los puntos de partida del afrofuturismo. Pero estas inconsistencias, y algunos momentos erráticos, son detalles poco significativos.El extraordinario trabajo de edición y, sobre todo, la música irrepetible del período en su contexto (en 1971 se editaron What’s Going On, de Marvin Gaye; Imagine, de John Lennon; Sticky Fingers, de Los Rolling Stones; Hunky Dory, de David Bowie; Blue, de Joni Mitchell, entre otros), hacen de este documental una de las experiencias del año.

Fuente: La Nación

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NUEVA ORLEANS, Luisiana, EE.UU. (AP) — Un presunto tornado derivado de la tormenta tropical Claudette destruyó o causó daños serios en al menos 50 viviendas en un pequeño poblado justo al norte del límite entre Alabama y Florida, informaron las autoridades de Alabama.El jefe policial del condado Escambia, Heath Jackson, dijo que un presunto tornado “prácticamente destruyó” un sitio de casas rodantes, derribó árboles sobre viviendas y arrancó el techo del gimnasio de una escuela secundaria. La mayoría de los daños se registró en o cerca de los poblados de Brewton e East Brewton, aproximadamente a 77 kilómetros (48 millas) al norte de Pensacola, Florida.“De cierta forma afectó a todos”, afirmó Jackson. “Pero debido a que esas casas rodantes están instaladas muy cerca unas de las otras, puede cobrarles factura mucho más que a las viviendas que están más separadas entre si”.De momento no hay reportes de heridos de gravedad ni muertes. Las fotografías del área de Brewton compartidas a través de Facebook muestran árboles derribados, entre ellos uno que cayó sobre una casa, así como un largo tramo de escombros que un medio de noticias local indicó que provenían de un sitio de casas rodantes azotado severamente.La tormenta también dejó daños en el norte de Florida, donde los vientos —en algunos casos de hasta 137 km/h (85 mph)— causaron que un tractocamión de 18 ruedas volcara de costado.El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos declaró que Claudette estaba lo suficientemente organizada para calificar como tormenta con nombre a las 4:00 de la madrugada del sábado, mucho después de que el vórtice del meteoro tocara tierra en el suroeste de Nueva Orleans.Para la tarde del sábado, el ojo de la tormenta estaba a 150 kilómetros (95 millas) al oeste de Mobile, Alabama, con vientos sostenidos de 55 kilómetros por hora (30 millas por hora). Se movía hacia el noreste a 26 km/h (16 mph) y gran parte del mal tiempo estaba de los lados norte y oriente del sistema.Habitantes de Pace, Florida, llamaron al número de emergencias 911 para reportar un posible tornado que arrancó los techos de dos hogares y dañó al menos tres más.“Nadie salió lastimado”, dijo Sara Whitfield, vocera del condado Santa Rosa, donde las casas resultaron dañadas. “Estamos agradecidos de que sucedió después del amanecer” y no durante la noche, cuando la gente dormía.La tormenta dejó a decenas de miles de personas sin electricidad y algunos vuelos fueron cancelados o retrasados en el Aeropuerto Internacional de Pensacola.“Tenemos muchos visitantes que se encuentran aquí vacacionando”, subrayó la vocera del condado Escambia, Laura Coale. “Las banderas rojas ondean en las playas, por lo que está estrictamente prohibido meterse a nadar”.Los meteorólogos pronostican que Claudette podría arrojar de 12 a 25 centímetros (cinco a 10 pulgadas) de lluvia en la región, con la posibilidad de acumulaciones aisladas de hasta 38 centímetros (15 pulgadas).Después de provocar lluvias fuertes en el norte del lago Pontchartrain en Luisiana y a lo largo de la costa de Mississippi, la tormenta inundó la franja noroeste de Florida y, bastante tierra adentro, una extensa zona de Alabama. El Servicio Nacional de Meteorología emitió una serie de advertencias de posibles tornados en el norte de Florida y el sur de Alabama.En partes del interior de Mississippi y Georgia también llovía fuerte a causa de Claudette. Y pese a que la tormenta se debilitaba, el Centro Nacional de Huracanes emitió una alerta de tormenta tropical para partes de la costa de Carolina del Norte, que pudiera sentir los efectos para el domingo por la noche.La mañana del sábado, un tractocamión de 18 ruedas chocó contra varios postes de luz y volcó de costado. Los escombros del accidente, incluso un poste colapsado, se convirtieron en proyectiles que impactaron una camioneta SUV que pasaba, según la Patrulla de Caminos de Florida.El reporte del accidente indica que en el área había ráfagas de viento de 138 km/h (85 mph). Funcionarios de la Patrulla de Caminos estaban por cerrar ambos carriles del puente de la Interestatal 10 entre los condados de Escambia y Santa Rosa debido a los vientos fuertes.___Bynum reportó desde Savannah, Georgia. La reportera de The Associated Press Kelli Kennedy en Fort Lauderdale, Florida, contribuyó a este despacho.

Fuente: La Nación

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SAN DIEGO (AP) — Mackenzie Hughes y Louis Oosthuizen hicieron recordar a Tiger Woods el sábado en el US Open, en Torrey Pines.Al igual que en 2008, cuando Woods tiró eagle en el green de los hoyos 13 y 18, este año sucedió algo similar, lo que dejó abierto el US Open para el cierre.Primero fue Hughes, con un putt de 60 pies desde la parte trasera del green en el 13, que se metió en la pelea. Después vino Oosthuizen con un eagle a 50 pies, en el 18. Ello los llevó a empatar en el liderato a Russell Henley, quien se aferró a la cima al final de la tercera ronda, lo que preparó el escenario para un domingo lleno de posibilidades.Rory McIlroy y Bryson DeChambeau están dos golpes atrás. McIlroy lleva siete años sin salir victorioso en un major, mientras DeChambeau puede reír al último si se une a Brooks Koepka con títulos consecutivos en el US Open, en una edición del torneo que careció de emociones en los primeros dos días, pero que cobró vida de gran forma el sábado.Hughes, quien viene de no librar el corte en cuatro torneos, logró un birdie en el 18 para una tercera ronda de 68 golpes. Fue el primer jugador en alcanzar 5 bajo par, con 208.Oosthuizen le siguió después de prácticamente tener una ronda gris, hasta que embocó 80 pies de putts en los últimos tres hoyos, un birdie de 30 pies en el 16 y su gran eagle en el 18.Woods se recupera de un accidente automovilístico que lo dejó heridas graves en las piernas en febrero, por lo que no está en Torrey Pines. En su ausencia, le tomó a dos jugadores rememorar lo que Tiger hizo en 2008 con tiros espectaculares en los hoyos 13 y 18.Henley embocó desde el bunker en el 11, un par 3, para tomar una ventaja de dos golpes y salvó el par en el green del 12. Mostro signos de debilidad en la última hora, al tener que dropear en el 15 y escapar con un par en el 18.Un total de 13 jugadores se mantienen abajo del par de campo de cara a la ronda final.McIlroy empezó el día seis golpes atrás de los líderes y lo cerró con una ronda de 67 golpes, empatando el score más bajo de la semana, que le da una oportunidad de ganar su primer major desde el PGA Championship de 2014.DeChambeau jugó grande también al lograr un recorrido libre de bogeys por primera vez en 67 rondas con 68 golpes, lo que le da una oportunidad de unirse a Koepka y Curtis Strange como los únicos en ganar el US Open en años seguidos en los últimos 50 años.

Fuente: La Nación

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Los argentinos somos malos de verdad. Si nos ayudan, los insultamos y, si nos piden que les devolvamos la plata, les hacemos la cruz. Una cosa es ir a llorarles y otra que nos hagan llorar cuando vemos las encuestas.“Salgan del camino cuando avanza un argentino”. ¡Eso debería decir el Himno!El argentino con poder no tira la piedra y esconde la mano. Estira la mano y, como mucho, se la rechaza Obama.Un argentino que la tiene clara es el intendente Mario Secco, de Ensenada: “Si quieren venir que vengan”. Claro, lo dijo ahora que la Thatcher ya no está. Otro cocorito fue el Presi con los selváticos de Brasil y los indios de México. Algo parecido hizo en 2019 cuando queriendo elogiar a Evo Morales lo definió como “el primer presidente que se parece a los bolivianos”. También se metió con los colombianos, pidiéndoles que cesara la represión y la “violencia institucional” del gobierno de Iván Duque. ¿Quién sos, Albert?; ¿te creíste en serio que todos los argentinos bajaron de los barcos?, se preguntó con poco tacto un diplomático que de descafeinado no tiene nada.Ojo con Alberto que así como te pide una cosa te vota la otra. Si no, ¿cómo se explica que Duque sea un represor, pero no Maduro, o que la Argentina se abstenga de condenar la violación de los derechos humanos en Nicaragua? ¿Y que oficialmente nos hayamos puesto del lado de un grupo terrorista en la disputa entre dos naciones?Una de las respuestas posibles es por la predisposición argentina para el cachondeo y la adivinación. Por ejemplo, felicitando a un candidato a presidente por haber ganado antes de haber ganado. O llevando a La Cámpora a un acto en Salta, birlándole el bicentenario a los gauchos de Güemes. Y ni qué hablar del culto a la hipersensibilidad, como cuando Alberto dijo que el sistema de salud se había relajado en uno de los picos de la pandemia, con médicos y enfermeros trabajando en algo muy parecido a una hora extra interminable mientras les tiramos algunas migajas porque solo de aplausos el hombre no vive.Ahí Cristina, como argentina y peronista, estuvo mucho mejor. “Libertad para mí y que se joda el resto no es libertad”, dijo sobre las restricciones por el Covid. Sí, fue por eso que lo dijo, no por sus problemas judiciales.Además, hay que tener mucho coraje para llevar en alto la bandera de la argentinidad y bancarse, como se bancó Alberto, que suecos y chilenos te desmientan las filminas y que el presidente brasileño se te ría en la cara públicamente.Lo cierto es que estamos quedando mal con casi todos. Hubo un meme en la semana que resumió muy bien el desaguisado. Decía: “Cancillería informa: si queda algún país sin ofender, por favor, escriban a felipesola@cancilleria.com y enseguida lo puteamos. Escribir en español. Rait in Spanich plis”.

Fuente: La Nación

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Unas 3,9 millones de personas han perdido la vida como consecuencia de la pandemia que asuela al planeta desde hace casi un año y medio, mientras otros tantos sufren, en carne propia, sus duros embates, y sobreviven.El presidente norteamericano, Joe Biden, quien se refiere al “virus chino”, ordenó a su administración la realización de una investigación exhaustiva sobre su origen en un plazo de 90 días. Una medida absolutamente imprescindible, que los líderes colegas del G7 también impulsaron.No faltan los científicos que sostienen que el virus pudo haber pasado de un animal a un humano. La Organización Mundial de la Salud apunta al mercado de alimentos de Wuhan o a una institución de investigaciones biológicas emplazada en la misma ciudad, desde donde el virus pudo haberse fugado por condiciones de seguridad inadecuadas, para luego dispersarse. En Estados Unidos reclaman la ayuda del organismo internacional, pero no creen que pueda evitar las presiones de Pekin para investigar. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Zhao Lijian, había insinuado que soldados norteamericanos que acudieron a los Juegos Mundiales Militares 2019 en Wuhan pudieron haber llevado allí el virus.Ante la falta de evidencias sobre una evolución natural, el prestigioso periodista científico Nicholas Wade apoya la teoría de fuga del laboratorio y reporta la increíble serie de falta de controles, conflictos de interés y complicidad del régimen chino y del mundo científico para llegar a la verdad.China tiene la obligación de cooperar con todas las investigaciones de manera activa y transparente, facilitando la labor de los técnicos, sin ocultamientos. La tarea debe ser abierta y coordinada, junto con las demás naciones y con los organismos internacionales, sin exclusiones ni reservas.Resulta evidente que el mundo necesita contar con sistemas confiables de detección temprana de este tipo de peligros que permitan disponer con eficiencia y rapidez el abordaje de delicadas cuestiones sanitarias .Hasta aquí, China no está cooperando como debería y mantiene capítulos informativos cerrados frente a una emergencia común, cuya gravedad no deja lugar para maniobras ni estrategias de defensa de las reputaciones nacionales.El país oriental se defiende al sostener que el virus puede haberle llegado con la importación de alimentos congelados, lo que deberá ser comprobado más allá de toda duda razonable y sin más demoras. El interés por prevenir una segunda pandemia debería primar frente al desvío de culpas.

Fuente: La Nación

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La exmodelo Carolina Losada reveló esta sábado los motivos que la llevaron a tomar la decisión de interrumpir su labor periodística para dedicarse a la política desde las filas de Juntos por el Cambio. Respecto a los motivos de fondo que la llevaron a dar un paso al frente en política, Losada fue rotunda: “Lo que me hace meterme en la política es el momento que estamos viviendo. Creo que la Argentina está yendo hacia un lugar que está lejos de ser el lugar que me gusta, hacia Venezuela, ahora somos amigos de Nicaragua también. Estamos acercándonos a todas estas dictaduras”, recalcó.Invitada al programa La noche de Mirtha Legrand, bajo la conducción de Juana Viale, donde también estuvieron presentes el diputado Mario Negri, el periodista y conductor Claudio Rígoli y la actriz Gladys Florimonte, Losada opinó con contundencia sobre la situación del país y consideró que la Argentina “está lejos de ser el país democrático republicano de los principios del radicalismo”. Sobre ello, profundizó: “Está lejos de los principios de los que tanto habló Raúl Alfonsín, que son los que me representan, y yo desde el periodismo siempre hablé del republicanismo, de defender la República”, apuntó.Entre otras críticas hacia el actual desempeño del Gobierno nacional, la candidata consideró que ”hay una mala gestión de la pandemia” y cuestionó “el robo de vacunas”. Por otro lado, contó detalles de las ofertas que recibió antes de ser candidata. “Soy periodista y, desde que empecé a opinar en Intratables, me han propuesto desde distintos sectores participar de alguna forma en distintas candidaturas, hasta de algún sector que nunca pensé que me podían llegar a proponer porque soy muy crítica de ellos”, contó en la mesa de El Trece. Y agregó: “En ese sector no me iba a meter, y no sentía que era mi momento, pero, en este caso [su incorporación a Juntos por el Cambio] fue diferente por varias razones”.“Me propusieron de varios sectores hacer política, ahora fue diferente”, dijo Carolina Losada @carolinalosada en la #MesazaEnCasa pic.twitter.com/rblbQowq1O— Mirtha Legrand (@mirthalegrand) June 20, 2021Tras confirmar su candidatura, Losada decidió encarar esta nueva etapa con una licencia en Radio Rivadavia. “Es la forma más leal y más honesta”, dijo. Y sumó: “Participo de programas políticos y, debatir cuando ya estás siendo precandidata, no está bueno desde el periodismo”. Por último, contó: “Fue complicado tomar la decisión porque siento que estoy en el mejor momento de mi carrera y que se me están abriendo muchas puertas y que el periodismo es algo que amo. No es que yo estoy dejando una carrera que me aburrió, pero es un impasse”.

Fuente: La Nación

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El US Open llega a su definición en Torrey Pines, con promesa de suspenso hasta el final. El tercer torneo grande de golf del año, que se juega en San Diego, en la costa de California, tiene separados por un puñado de golpes después de tres rondas a varios jugadores.El viento fue más amable con los jugadores durante esta vez. Las nubes comenzaron a ganar presencia al momento de la salida de los que llegaron como los sorprendentes líderes al comienzo de la tercera jornada, el norteamericano Russell Henley, que nunca terminó entre los 10 primeros en 26 Majors y mantiene sus ilusiones, y el inglés Richard Bland, que a los 48 años podía convertirse en el más veterano en obtener este torneo. Sigue dando pelea arriba tras los terceros 18 hoyos Henley (71), uno de los líderes, con 208 golpes (-5).El impactante águila de Oosthuizen para llegar a la puntaLos otros que se treparon a la punta fueron el canadiense Mackenzie Hughes (68) y el sudafricano Louis Oosthuizen (70), con un espectacular águila en el 18.Eagle at the last propels @Louis57TM into the co-lead. ?pic.twitter.com/0ryMbzuYrp— PGA TOUR (@PGATOUR) June 20, 2021 Pero las emociones no concluyen ahí. Al acecho a la última vuelta llega, entre otros, el norirlandés Rory McIlroy (-3). El ex número 1 del mundo se recuperó con una gran vuelta de 67, de lo mejor pese a las complicaciones que tuvo en el hoyo 15. Busca reeditar el éxito de hace 10 años en el US Open jugado en Maryland. Cuando se pensaba que no iba a parar de recolectar torneos grandes, de repente su capacidad para atrapar títulos de este nivel se apagó por siete años. Insinuó pero naufragó. Ahora, más relajado y con la suma de confianza que trae desde las últimas semanas, se siente listo para batallar hasta el final.Gran vuelta de 67 (-4) por parte de Rory McIlroy. (HARRY HOW/)Bryson DeChambeau (-3), el Bombardero y campeón defensor, no pierde pisada: hizo otra ronda sólida (68), tras un primer día flojo que no lo desmoralizó, sino que le permitió tener un relanzamiento.Bryson DeChambeau viene mejorando cada día; está a dos golpes de los primeros y es fuerte candidato a levantar la copa en San Diego. (EZRA SHAW/)Matthew Wolff (-2), subcampeón en 2020, se siente casi como en casa. A sus 22 años, está de vuelta a la competición después de una pausa de dos meses para cuidar de su salud mental. A la luz de su andar por el campo que está a unos 240 kilómetros de Simi Valley, donde nació, el tiempo que se tomó fue un gran reimpulso.En cambio, Phil Mickelson necesitaba un triunfo en este Abierto para completar un pleno de trofeos Major, una hazaña que lograron sólo cinco jugadores. Pero no lo acompaña la magia con la que ganó por segunda vez el PGA Championship en mayo, erigiéndose como el ganador más veterano de un Major con 50 años, 11 meses y 7 días. El miércoles cumplió los 51, este sábado firmó 76 golpes deslucidos, quedó +7 y en 2021 no alcanzará eso que le falta en su brillante trayectoria, que incluye las tres conquistas en Augusta y una del Abierto británico.Después de una gran primera vuelta de uno bajo el par y de haber superado el corte con lo justo anteayer, el chaqueño Fabián Gómez tenía la chance de escalar varias posiciones en el “moving day”. Sin embargo, tuvo una jornada para el olvido y firmó 78 golpes (+7), una pesadilla que lo depositó por el fondo del tablero, con un total de 224 (+11). En el trayecto de ida padeció un bogey en el 9, y en la vuelta se desencadenó lo peor: un doble bogey en el 13 (su salida salió muy desviada a la derecha) y más bogeys en el 11, 12, 15 y 17. Casi siempre complicado con malas ejecuciones con el driver, al chaqueño sólo le queda intentar escalar en el clasificador pensando en sumar puntos para la FedEx Cup. “Me sentía pegando bien en la ida, pero a partir del 12 en adelante ya mi juego no funcionó y pagué caro ciertos errores. Mi intención es no aflojar y terminar bajo par”, comentó.Mackenzie Hughes, uno de los tres punteros del Abierto de Estados Unidos, puede llevarse el trofeo a Canadá. (HARRY HOW/)Las principales posiciones1º Mackenzie Hughes (Canadá) 73 67 68 208 (-5)1º Louis Oosthuizen (Sudáfrica) 67 71 70 208 (-5)1º Russell Henley (Estados Unidos) 67 70 71 208 (-5)4º Rory McIlroy (Irlanda del Norte) 70 73 67 210 (-3)4º Bryson DeChambeau (Estados Unidos) 73 69 68 210 (-3)6º Scottie Scheffler (Estados Unidos) 72 69 70 211 (-2)6º Jon Rahm (España) 69 70 72 211 (-2)6º Matthew Wolff (Estados Unidos) 70 68 73 211 (-2)Los horarios de salidas de este domingo (hora Argentina)Fabián Gómez: 10.41Bryson DeChambeau: 16.33Rory McIlroy: 16.44Russell Henley: 16.44Louis Oosthuizen: 16.55Mackenzie Hughes: 16.55Russell Henley nunca concluyó entre los diez primeros en sus 26 participaciones en majors; está muy cerca no sólo de conseguirlo, sino también de consagrarse. (SEAN M. HAFFEY/)La última vez, en 2008, con un desempate estresanteLa cancha de Torrey Pines, en San Diego, California, es un tormento por sus espesos roughs al borde de los greens, el viento del mar y la niebla. Hasta los aficionados al parapente distraen con sus peripecias como fondo panorámico.La última vez que el US Open se disputó en ese par 71 fue en 2008. El año anterior, en Oakmont, había triunfado el argentino Ángel Cabrera. Y lo sucedería como campeón nada menos que Tiger Woods, tras un desenlace a pura tensión. Para empezar, el torneo no concluyó en los 72 hoyos, sino que fueron necesarios… ¡91! Tiger y Rocco Mediate, también de Estados Unidos, igualaron con 283 golpes (-1) tras las cuatro rondas, con el detalle que Woods necesitó un birdie en el 18 para forzar el desempate. Que se disputó al día siguiente, el lunes. Fueron 18 hoyos más y ambos hicieron el par 71. En el hoyo de muerte súbita, el par 4 del 7, Tiger festejó con un par contra bogey de Mediate. Fue el 14º de sus 15 Majors. No volvería a ganar uno hasta el Masters de Augusta 2019.

Fuente: La Nación

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