En febrero último, el entonces ministro de Salud, Ginés González García, confiaba en lograr la inmunidad de rebaño para julio. Envalentonado con las 62 millones de vacunas acordadas, se dio el lujo de cerrarle la puerta al laboratorio Pfizer mientras tampoco utilizaba la totalidad del cupo del fondo Covax. Hoy, la Argentina solo cuenta con 20 millones de vacunas y registra más de 90.000 muertos por Covid.Ante ese panorama desolador, la vicepresidenta Cristina Kirchner, habilidosa para sacarse fardos de encima, cambia de tema e invita a repensar el sistema sanitario. Con nostalgia setentista, resucita el Sistema Nacional Integrado de Salud de 1974, diseñado por el cardiólogo Domingo Liotta y hecho fracasar por el sindicalismo peronista, que no quiso ceder la caja de sus obras sociales.Repensemos la salud pública, entonces. En un país donde lo público ha sido utilizado para enriquecer proveedores, contratistas y “expertos en mercados regulados” no es de sorprender que la red de hospitales nacionales, provinciales y municipales siempre sufriera carencias que nadie pudo solucionar, a pesar de que la Argentina dedica el 10% de su PBI a gastos de salud. En contraste con el ideal de Ramón Carrillo, y como metáfora de esas falencias, hoy es más apropiada la imagen de los bolsos de López que la de aquel sanitarista.Repensemos el sector de la seguridad social, también. La vicepresidenta no debe ignorar el pacto corporativo “militar-sindical” de Juan Carlos Onganía, creando el régimen de obras sociales sindicales con impuestos al trabajo (1970), para captar al peronismo y lograr gobernabilidad. Los gremialistas aprendieron rápido a desviar fondos a través de la sobre facturación de servicios, compras de inmuebles y refacciones varias. Mediante esos recursos, han otorgado al peronismo el control de la calle durante toda la democracia, con una capacidad de movilización sin parangón. Raúl Alfonsín pretendió modificar el régimen y sufrió 13 huelgas generales.En tren de repensar, la vicepresidenta debería recordar tantos años de alianzas con cúpulas gremiales financiadas con recursos mal habidos, incluyendo su propia gestión, para llenar plazas, cortar avenidas y patotear a la oposición.En cuanto al sector privado de la salud, surgió como resultado de falencias del sector público y de las obras sociales, basado en el principio de libertad contractual y el derecho a ejercer toda industria lícita. En todos los países del mundo capitalista existen formas de seguros de salud privados, como alternativa o complemento de la cobertura pública.Lamentablemente, en nuestro país, ante un Estado fracasado que abandonó sus funciones esenciales, el Congreso Nacional ha transferido responsabilidades sanitarias que le son propias a las empresas de medicina prepaga y a las obras sociales, aunque solo estas obtienen recursos por ley.La salud privada ha sido víctima de esta visión desde 1996, cuando las prepagas fueron obligadas a incluir el Programa Médico Obligatorio (PMO) sin otra financiación que las cuotas de sus afiliados. Pero el PMO no fue un techo, sino un piso, al que se sumaron leyes especiales para tratamientos de alto costo y para la discapacidad. Estas leyes y los amparos judiciales han hecho tambalear sus finanzas al obligarlas a incorporar prestaciones sin recursos, ni autorización para aumentar sus cuotas. Y, como efecto secundario, les ha impedido ofrecer planes de distinto costo, a partir de coberturas diferenciales, como sería normal conforme su carácter privado.Esta distorsión se agravó con la ley de 2011 que reguló la medicina prepaga, convirtiéndola en un servicio público, desnaturalizando su carácter contractual al imponerle obligaciones exorbitantes como la afiliación sin períodos de carencia o con enfermedades preexistentes o con edad superior a 65 años, quitándoles el derecho a fijar el precio de sus planes, como si fueran empresas de gas o de luz. En teoría, avances equitativos y solidarios, propios de una sociedad moderna, pero cuya financiación corresponde exclusivamente al Estado y no a las prepagas.Ahora se invoca la fragmentación del sistema sanitario para justificar su eventual estatización. Esa dispersión de esfuerzos, en el ámbito público, es fruto de nuestro sistema federal, siendo la protección de la salud un poder no delegado por las provincias al gobierno nacional. En el ámbito estatal funcionan hospitales nacionales, mixtos, provinciales y municipales; centros ambulatorios, obras sociales provinciales, de las Fuerzas Armadas, del Congreso, direcciones de ayuda social y el PAMI.La otra razón de la fragmentación se debe a las obras sociales sindicales, una rara avis en el contexto mundial, que se financian con aportes y contribuciones compulsivos. Esta inmensa caja, sumada al Fondo Solidario de Redistribución, conformado con el 15% al 20% del total recaudado, parece ser el principal objetivo del proyecto camporista. Con la baja de empleo privado han caído las afiliaciones y la recaudación de aquellas. Simétricamente, con la desocupación, han crecido los movimientos sociales. Para darles la cobertura de salud que el Estado no puede brindar, el Gobierno ha trasladado la atención de más de tres millones de personas, con su minúsculo monotributo social, a las obras sociales, asfixiándolas aún más. Es posible que el kirchnerismo, bien alejado ideológicamente del gremialismo histórico (los “gordos”), no tenga los mismos reparos que tuvo Perón en 1974, al excluir esa caja de la ley 20.748, cuando los sindicatos eran columna vertebral del peronismo tradicional.Las empresas de medicina prepaga no cuentan con ingresos públicos, sino cuotas de sus afiliados y traspasos de las obras sociales. Es solo un prejuicio ideológico de inspiración cubana (“la salud como mercancía”), que ha motivado las medidas para desfinanciarlas.Es fácil imaginar el zafarrancho que implicaría la centralización de esos inmensos recursos en manos de la política, con su lógica de preferencias tan ajena a las prioridades sanitarias. Solo cabe recordar la forma en que Vialidad Nacional pagaba los certificados de obra de Lázaro Báez y como cajoneaba los pagos a quienes no sabían compartir sus cobranzas con la familia Kirchner.Para mejorar el funcionamiento del sistema sanitario nacional, lo primero que debe hace el Estado es coordinar la gestión de sus tres jurisdicciones y evitar que los fondos se malgasten en compras o contrataciones descoordinadas y superpuestas.En cuanto a las obras sociales sindicales, la solución no puede ser peor que el problema. La alternativa de quitarles los recursos para centralizarlos en mano de la política no es una salida.El sistema de salud argentino debería tener como objetivo el modelo de los países escandinavos, por ejemplo. Eliminando los impuestos al trabajo y financiando el costo de la salud con recursos presupuestarios. La población tendría así derecho de elegir entre los prestadores públicos, sindicales o privados, compitiendo entre sí.Como eso no es posible ahora, dada la estructura existente, una reforma transitoria debería prever la gestión de los fondos de las obras sociales a través de un ente fiduciario u organismo autónomo. Sumando recursos presupuestarios, sería el agente financiador de la salud para toda la población, con derecho a elección entre prestadores. Y la eliminación de las regulaciones que impiden a las prepagas pactar libremente sus coberturas y fijar sus cuotas en función de sus planes.El Estado debe financiar la salud pública como red de seguridad para quienes no tienen cobertura y también como asegurador de última instancia para los tratamientos costosos o situaciones extraordinarias.La idea del modelo cubano es resultado de un proceso acelerado de empobrecimiento colectivo, como en Venezuela. Cualquier propuesta de reforma sanitaria debe hacerse en el contexto de la política económica adoptada. Con crecimiento e inversión, el empleo regular ofrecerá una alternativa mejor a la militancia callejera. Y con movilidad social ascendente, la población podrá optar por el mejor servicio de salud que prefiera.Si continúa la decadencia, solo quedarán papers del Instituto Patria, en un sistema carente de gasas y algodón, con equipos sin mantenimiento, personal de salud con sueldos venezolanos y la población a la intemperie, esperando atención, como en Caracas.

Fuente: La Nación

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La Argentina necesita más empresas. Ya tenía pocas antes de la pandemia, en términos de cantidad de habitantes, en comparación con otros países de la región y mucho más si lo comparamos con los países desarrollados.Son muchos los obstáculos que nuestro país les pone a las inversiones. La alta presión tributaria es uno de ellos. Otro es la rigidez y los elevados costos del mercado laboral. Y a ellos se suma la dificultad para crear y llevar adelante sociedades comerciales, que son el canal jurídico necesario para quienes realizan emprendimientos que vayan más allá de las actividades artesanales que solo requieren el trabajo de una persona.No es fácil en la Argentina constituir una sociedad. Los requisitos legales, sumados a las infinitas trabas burocráticas de organismos estatales como la AFIP y la IGJ, desalientan a quienes no tengan, de manera muy acendrada, esos “animal spirits” que describió John Maynard Keynes como el origen del optimismo a veces irracional que anima a muchas personas de negocios.Fue la necesidad de superar esos problemas lo que motivó que en 2017, durante la presidencia de Mauricio Macri, el Congreso Nacional sancionara la ley 27349, de Apoyo al Capital Emprendedor, en la que, entre otras disposiciones, se creó un nuevo tipo societario, las sociedades de acciones simplificadas (SAS). Las SAS tienen menos requisitos que otras sociedades por acciones, son más fáciles de constituir y permiten conformar sociedades unipersonales, que alientan la creación de empresas porque permiten limitar la responsabilidad patrimonial de quienes las constituyan.Las SAS tuvieron una recepción muy favorable. Hay más de 40.000 creadas desde que fueron establecidas legalmente. Increíblemente, un proyecto del oficialismo pretende ahora derogarlas. En los fundamentos se expresa que este nuevo tipo societario fue incorporado “con el objetivo de constituir ‘Empresas Fantasmas” en la mayoría de los casos, con el único fin del blanqueo de capitales de dudoso origen y la compra de inmuebles, a instancias de la restauración neoliberal encabezada por el gobierno de Mauricio Macri”.Un nuevo disparate del kirchnerismo, que, cegado por la ideología del retraso y el autoritarismo, es incapaz de ver la realidad tal cual es. Es, además, un agravio gratuito a miles de personas que constituyeron estas sociedades para desarrollar su esfuerzo y su creatividad al amparo de la ley. Tal vez algunas utilizaron ese canal para cometer actos ilícitos, pero si tal fuera la justificación para evitar ese tipo societario, también habría que impedir la existencia de cualquier otro. Los Kirchner no necesitaron las SAS para construir una fortuna monumental mediante testaferros y otros recursos. ¿Habremos de prohibir la actividad hotelera porque algunos sinvergüenzas la usaban para lavar dinero?Lo que hay detrás de este proyecto es lo mismo que anida en muchas otras iniciativas del kirchnerismo: el propósito de ahogar toda iniciativa privada. Con miles y miles de pequeñas y medianas empresas que canalicen la creatividad, el talento y el trabajo de los argentinos, no solo lograremos desarrollo económico, creación genuina de empleo y mejor calidad de vida. También tendremos personas que son artífices de su propio destino, que piensan y actúan por sí mismas con libertad. Más emprendedores significa más autonomía individual, que es la base de una República de ciudadanos.Todo esto es herético para el populismo autoritario, que mira a los ciudadanos con desconfianza y aspira a tener súbditos que dependan de los favores oficiales. El emprendedorismo es la contracara del pobrismo. Nadie es menos pobrista que los pobres. No por nada las encuestas indican que en la Argentina aún quienes se hallan desde el punto de vista económico en las franjas más bajas se consideran a sí mismos de clase media. Es la cultura del trabajo que nos legaron los inmigrantes, que tantas décadas de atraso no pudieron sepultar del todo.El proyecto en tratamiento en la Cámara de Diputados es uno más en la larga lista de impedimentos que pone en forma permanente el gobierno nacional a la capacidad emprendedora del capital. No alcanza con sepultarlos con cargas impositivas, sindicales y previsionales que agostan el capital de giro imprescindible para el crecimiento empresario, no, por las dudas si a algún trasnochado se le ocurre invertir en la Argentina, y cree que es cierto que puede hacerlo a través de un vehículo ágil, moderno y eficiente, como es el tipo societario creado por la Ley 27349, esta reforma le quitará todos los beneficios, le impedirá acceder a los pocos que subsistan, y en definitiva –una vez más- cambiará las reglas de juego para consolidar la idea de que en nuestro país reina la más burda, primitiva y torpe inseguridad jurídica.Las SAS son una apuesta al futuro, una señal de confianza en la capacidad de nuestros ciudadanos. El kirchnerismo, al pretender derogarlas, revela su verdadero rostro. No cree en los argentinos. Es otra su SAS: Sociedad Argentina Sospechada.Diputado Nacional (Juntos por el Cambio-PRO) – CABA

Fuente: La Nación

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LA NACION publicó ayer notas de académicos e investigadores sobresalientes aunados en la conmemoración de los doscientos años del nacimiento de Mitre. La fecundidad de esa revisión histórica estuvo a tono con la versatilidad creativa, polifacética y polifónica, de uno de los hombres de talla superior que han guiado la Argentina.Ayer, también, en el cementerio donde reposan los restos del presidente y legislador, del gobernador y del guerrero, del periodista y escritor, del fundador de instituciones y protagonista de acuerdos memorables entre rivales de contiendas cívicas intestinas, y de acuerdos entre la Argentina y algunos de sus vecinos, un puñado de personas nos reunimos para agradecer los servicios que prestó al país. Lo hicimos en el número estricto que disponen las normas protocolarias para salvaguardar la salud pública.Bartolomé Mitre fue una de las figuras más relevantes del siglo XIX: escritor, historiador, periodista, gobernador, legislador, militar y presidenteQuienes escribieron ayer en el suplemento especial de LA NACION han allanado el camino para ceñirnos a una plegaria cívica al estadista retratado por José Luis Romero hace más de medio siglo, en admirable síntesis: “Era, a un tiempo mismo y fundido en una rigurosa unidad de espíritu, un historiador y un político, y su reflexión histórica era como una pausa en el camino de su creación, así como, de inverso modo, era su acción como una proyección de sus concepciones históricas”Una de las últimas plegarias cívicas fue la de Alfonsín, en su apelación reiterada al preámbulo de la Constitución Nacional en la campaña de 1983. En este orden de oraciones, confiaré en la licencia de quienes interpretaron que si los muertos (exceptuados, claro está, los mártires o santos) pudieran ver qué pasa con los vivos, no tendrían en su bienaventuranza paz ni descanso.Que la memoria de Mitre, pues, fortaleza entre los argentinos vacilantes la templanza en defensa de la juridicidad en que se fundó nuestra añorada grandeza. Que la lección solidaria que los porteños celebraron por su denuedo en Buenos Aires durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871, en contraste con gobernantes que habían abandonado la ciudad, prodigue en la política nacional nuevos émulos en estas circunstancias de angustia y desconcierto. Recuérdese que la mayor popularidad de Mitre como caudillo político devino de aquellos días.Basta de sornas, conciudadanos, batiría palmas el estadista bajo el chambergo ladeado. Basta de sornas por las redes como consuelo magro que compense tanto estupor por el acoplamiento fatal entre dilates de improvisación ligera y la pasmosa insolvencia moral de quienes rebajan a poco o nada el valor de la palabra argentina en el mundo. Piensen con calma, ciudadanos, invitaría Mitre; pero piensen con seriedad cómo han de revertir este estado de cosas.En 1862, Cándido López posa con una pintura de Bartolomé Mitre en Mercedes (Archivo/)Que la evocación de quien se consubstanció desde la juventud con el liberalismo progresista de Mazzini y de la Nueva Italia, y lo aproximó a la generación romántica suscitadora de la Nueva Europa, aleccione sobre la importancia estratégica de afianzar una justicia independiente, republicana, en el país. Mitre señaló el camino con la fuerza de los actos de Estado, al designar en 1863 los cinco primeros jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación entre juristas ajenos al círculo de los amigos políticos. Probidad de quien nada tenía que amañar en acopio de inmunidades y otras ventajas personales.En 1871 hubo en Buenos Aires 14.000 muertos. Por el censo de 1869 su población era de 187.304 personas. Una sola muerte importa, pero sepamos que aquella epidemia produjo hace un siglo y medio en la ciudad bajas en vidas proporcionalmente mucho más altas, en solo cinco meses, que las de este largo año de penurias.Aficionados pertinaces a la picaresca de las informaciones falsas, nuestros gobernantes han resentido con obsesión comparativa el ya frágil decoro del Estado ante hermanos de la región y de Europa. Inexplicable manía: debieran huir despavoridos de las estadísticas irrefutables. En casi todos los renglones, ocupamos lugares que desconciertan, tratándose de un país que se preciaba de propinar al mundo lecciones sobre cómo resolver con los menores costos una epidemia.Se entiende mejor que hayan sustraído a nuestros chicos, con la educación pública degradada, de evaluaciones que pondrían una vez más al desnudo la calidad de la enseñanza. Quien fundó como Mitre tantos colegios nacionales nos indagaría si aquello ocurre desde que se desprestigió el valor del mérito y la educación, y se desalentó el esfuerzo, el trabajo y el ahorro como motores de ascenso social.Un pueblo de hombres y mujeres dispuesto a luchar por un bienestar sustentable amparado por las libertades y garantías constitucionales no puede esperar, diría Mitre, a que se produzca un cambio drástico en la actual situación que padecemos por la sola espontaneidad de la clase dirigente. Observaría que en el siglo XXI las élites de vanguardia, si es que todavía existieran, dependen de que en lo más profundo de la sociedad fermenten las condiciones impulsoras de la transformación que el país necesita.Un óleo de Checa de la colección de Mitre (Mariana Poggio/)No es esta la hora de la espada, Lugones, palmea Mitre al poeta; nadie la quiere a riesgo de aumentar zozobras. Es, en rigor, la hora próxima a comicios cuyos resultados podrán paliar por algún tiempo, en el mejor de los casos, las aflicciones colectivas. Y, sobre todo, conjurar el gravísimo riesgo de que el kirchnerismo llegue a controlar por sí la Cámara de Diputados de la Nación, mientras Juntos por el Cambio debe repechar la cuesta de tener que renovar 60 de sus actuales 115 bancas.Comicios capaces de suscitar no más que esperanzas en logros de duración incierta, pero sin redimirnos con certeza del abismo en que caímos. Para esa redención faltaría resolver entre vencidos y vencedores de la primavera que se avecina las principales causas de esta encrucijada. Entre todos: con manos generosamente extendidas a quienes quieran corresponderlas.Mitre demandaría que nos pongamos en marcha hacia la cordura sin ocultar la perplejidad por ver dirigentes de la oposición que han olvidado en algún lugar la brújula y divagan mirándose el ombligo, en lugar de concentrarse en la suerte de la República (Dante, traducido por Mitre, escribió que los negligentes esperan en el vestíbulo del Infierno). Demandaría que la sociedad acucie, por el bien de su existencia, a que la clase dirigente anude consensos que salvaguarden la ventura social por el porvenir que acecha.A salvo de fantasías, como la de que a esta altura podremos reconstruir por un acto electoral de medio término un país arrasado por la mala praxis política de incontables décadas, infortunio que agravan las compadradas con doctrinas asociadas a regímenes autócratas y sangrientos. A salvo de la afectación diaria de los derechos y garantías individuales en temas como la integridad física, la propiedad e iniciativa privadas, y hasta en cuestiones tan íntimas e indelegables como la salud, según se anticipó en desventuradas declaraciones del oráculo oficial.Mitre advertiría que sólo una sociedad decididamente dispuesta a cambiar hará que la política reflexione con realismo sobre las razones de tanta pavorosa frustración, que no mitiga la limosna pública: la inflación, la ausencia de inversiones generadoras de empleos dignos y de bienes, la seguridad jurídica en constante jaque, y la pobreza y exclusión por doquier. También el capitalismo “que no funciona” (Fernández dixit), en particular donde rige un capitalismo de amigos, Rusia, la Argentina, que perpetua la corrupción que infecta y la ineficiencia que paraliza.Con lógica elemental, Mitre advertiría a los gladiadores de la comparación odiosa que les está vedado el triunfo en torneos sobre igualdad de géneros pese a cuantas alharacas hayan hecho. ¿Cómo vencer, apalancados en la ridiculización del uso de la lengua que nos mancomuna (por ahora) con 500 millones de seres en el planeta, mientras se destroza la cultura de un orden social eficientemente disuasorio de aberrantes delitos? Ese orden ya habría aplastado la escalada de feminicidios definitorios de una época que hubieran horrorizado a la denostada sociedad machista del pasado.Mitre y Urquiza; Mitre y Avellaneda, que conmutó al adversario la pena de muerte con la que un consejo de guerra lo había condenado, por seis votos contra dos, a raíz de la controvertida revolución de La Verde, a fines del gobierno de Sarmiento; Mitre y Roca, en fin, depusieron enconos y zanjaron en algún momento conflictos gravísimos por el bien general. ¿Van a prescindir las actuales generaciones de la grandeza de asentar un piso firme de serenidad emocional, libre de algaradas y modales tóxicos, sobre el que se levanten coincidencias fundadas en la razón?Mitre sabía que los arreglos magnánimos sobre asuntos supremos para la nacionalidad suelen dejar agravios y agraviados. En casos extremos, imponen renunciamientos políticos a quienes pueden ser actores centrales de un ciclo, como el que comenzó en 1983, y dañar moralmente a otros por la temeridad de concesiones que forzosamente se labren en compensación recíproca. Si va lejos, lejísimo, hasta puede que un acuerdo concierte inhabilitaciones para volver a ejercer funciones públicas e involucre, incluso, el gesto crucial que nadie, salvo un colaborador de La Voz, de Córdoba, se ha atrevido a mentar: el gesto del perdón, vilipendiado hoy, invertido sin equidad ayer; pero tan aplicado en plenitud desde Mayo en la tradición de los siglos XIX y XX, que la compilación de perdones habidos en nuestro historia abarcaría un libro por entero.En su curiosidad insaciable, Mitre preguntaría si alcanzan la sabiduría y las agallas cívicas de nuestros contemporáneos para consumar hechos que terminen por develar el zeitgeist de una nueva época, y con él, el espíritu restaurador de la confianza nacional en sí misma y de nacimiento del tiempo histórico que tarda en llegar.Imaginemos que Mitre nos indaga.

Fuente: La Nación

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El neerlandés Max Verstappen, de Red Bull, ocupará la pole position en la grilla del Gran Premio de Estiria , un cajón por delante de Lewis Hamilton, figura de Mercedes, en la octava carrera de la temporada de Fórmula 1, que comenzará a las 10 de Buenos Aires y será transmitida por Star Premium Action. Por sexta vez en su trayectoria, y primera en Spielberg, el líder del Mundial ganó una prueba de clasificación.El segundo tiempo, en realidad, fue del finlandés Valtteri Bottas, de Mercedes, que finalmente saldrá en el quinto puesto debido a una sanción de tres lugares recibida el viernes. Hamilton marcó el tercer registro, pero partirá segundo. ”Imagino que tendremos de nuevo una carrera muy apretada”, declaró Verstappen, que tendrá a su máximo rival una posición por detrás en la largada, como el último domingo en Francia. El neerlandés de 23 años ganó aquella carrera plena de suspenso tras adelantar al siete veces campeón del mundo en la penúltima vuelta.Lewis Hamilton es escéptico respecto al poderío de Mercedes contra el de Red Bull en Spielberg, pero se deja un margen de optimismo basado en la chance de lluvia en Austria. (LAT Images/)Hamilton no está seguro de que vaya a ser una competencia pareja: “Desde el comienzo del fin de semana, Red Bull es un cuarto de segundo superior a nosotros, especialmente en las simulaciones de carrera. No creo que tengamos el ritmo necesario para superarlos”, dijo, pesimista. Con 131 puntos, Verstappen tiene 12 de ventaja sobre Hamilton. En las siete fechas transcurridas, ellos ganaron tres carreras cada uno, y el mexicano Sergio Pérez (Red Bull), que iniciará tercero el GP de Estiria, se impuso en Azerbaiyán.El clima, un factor por tener en cuentaEl inglés Lando Norris, de McLaren, y Pérez partirán en la segunda línea. Detrás, Bottas tiene por objetivo “optimizar la situación” tras ser retrasado en la parrilla por un trompo peligroso en boxes durante los ensayos. El francés Pierre Gasly (AlphaTauri) largará 6º, seguido por Charles Leclerc (Ferrari), Yuki Tsunoda (AlphaTauri), Fernando Alonso (Alpine) y Lance Stroll (Aston Martin).Tour de Francia: el insólito mensaje del cartel de la espectadora que hizo caer a una enorme cantidad de ciclistas en la primera etapaEl autódromo Red Bull Ring, rodeado por montañas, es uno de los de tránsito más rápido de la temporada y el segundo de los más cortos del año, detrás del de Mónaco. Además, presenta el segundo desnivel, de 63,5 metros, después del belga de Spa-Francorchamps. Como en 2020, el Gran Premio de Estiria será sucedido a la semana siguiente por el de Austria, en el mismo escenario.Italia – Austria, por la Eurocopa: los azzurri ganaron por 2 a 1 en el alargue y superaron su récord particular de 82 añosEl año pasado, Hamilton venció en Estiria, y Bottas, en Austria. Pero en 2018 y 2019 fue Verstappen quien salió victorioso del circuito. ¿Llegará el domingo la tercera? Va por buen camino… “Pero quizá mañana seamos sorprendidos. Quizá llueva. ¿Quién sabe?”, comentó Hamilton, aludiendo a las posibles tormentas previstas.

Fuente: La Nación

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En unas recientes elecciones presidenciales, el inefable Barclays y su esposa, que se habían prometido exonerarse del acto tumultuoso y enervante de votar en aquellos comicios y en todos los que estuvieran por venir, se resignaron a acudir, en medio de un espeso tráfico vehicular, a un centro de convenciones atestado de gente y, sin demasiado entusiasmo, como si estuvieran comprando un seguro médico, o como si estuviesen pagando por unos antibióticos que tal vez funcionarían o tal vez no, acabaron votando por la candidata A.Barclays se había jurado a sí mismo y había declarado a la prensa que no votaría por la candidata A. En la primera vuelta de aquellas presidenciales, no votó por A, no votó por nadie, se quedó tranquilo en su casa, lejos de esa pelea de perros que le parecía asistir a votar. Por su parte, la esposa de Barclays, Silvana, veía con franca hostilidad a la candidata A: le molestaba que estuviese en contra del aborto y del matrimonio entre personas del mismo sexo, le disgustaban su estilo y su personalidad, creía que era éticamente bastante impresentable.¿Por qué entonces Barclays y su esposa terminaron votando, tapándose las narices, mordiéndose las tripas, desdiciéndose y contradiciéndose, por la candidata A, que tan poco les gustaba, pues era una conservadora religiosa y ellos unos ateos libertarios? Porque pensaban que, si ganaba el candidato B, el país (un país en el que no vivían hacía muchos años, un país en el que ya no querían vivir más) se hundiría en el atraso, la miseria, la barbarie y la opresión. Porque pensaban que, si ganaba B, el país, que mal que mal había progresado en las últimas décadas, sufriría una crisis terminal que acabaría con las libertades políticas y económicas. Porque pensaban, en suma, que, si ganaba el candidato B, ellos terminarían de perder a su país de origen, un país que ya habían perdido en parte y ahora perderían del todo. No votaron entonces por la candidata A con orgullo ni con entusiasmo: lo hicieron con realismo sucio, con frialdad maquiavélica. Dejaron de lado las cuestiones éticas y pensaron en sus intereses crematísticos, sentimentales. Fue, por consiguiente, un voto conservador: querían conservar lo poco que les quedaba de su país de origen.Al mismo tiempo, la mejor amiga de Silvana Barclays, su amiga desde el colegio, desde los cinco años, acudió a votar en aquellas elecciones (el voto era mandatorio, si no votabas te imponían una multa) y sufragó por el candidato B, de la extrema izquierda. Ella, Pilar Roma, la mejor amiga de Silvana, era una abogada brillante, de una inteligencia afilada, con maestría en London School of Economics y doctorado en Oxford. Sin embargo, o debido a ello, se negó a votar por la candidata A, de derecha conservadora, y eligió hacerlo por el candidato B, de extrema izquierda. ¿Por qué una mujer tan inteligente, que había vivido en Londres, que tenía maestría y doctorado, que había fundado su propio bufete, votó por el candidato B, quien postulaba por un partido declaradamente marxista-leninista? ¿Por qué la mejor amiga de Silvana Barclays, que vivía en el país que gobernaría B o A, escogió la extrema izquierda y no la derecha conservadora? ¿Hizo Silvana esfuerzos para disuadir a su mejor amiga de votar por B? ¿Valía la pena tratar de persuadirla de votar por A? Pilar Roma votó orgullosamente por la extrema izquierda, por el candidato B, por razones puramente éticas: estaba convencida de que la candidata A era una corrupta, una mafiosa; creía que A había recibido dineros turbios y los había escondido, coludida con otros pillos; la soliviantaba que A fuese la hija de un dictador corrupto y negase que su padre fue un dictador corrupto; en suma, le parecía que A debía estar en la cárcel y no en la presidencia de la república. Por eso Pilar Roma no votó por A, no pudo o no quiso votar por A: porque pensaba que A era moralmente repudiable, repugnante. ¿Por qué votó por B, por qué pudo votar por B, si B también se oponía al aborto y a los matrimonios entre homosexuales, y Pilar Roma era una feminista, una progresista? Porque creía que B era orgánicamente una persona decente, íntegra, con las manos limpias, un individuo que no había robado ni robaría en el poder, un hombre bien intencionado. ¿No le preocupaba a Pilar Roma que el candidato B acabase siendo un dictador de izquierdas? No: ella pensaba que B, en el poder, moderaría su discurso y respetaría las formas democráticas. Por eso votó por B.Dos semanas después de los comicios presidenciales, con el candidato B adelante en el escrutinio por un margen muy estrecho, Pilar Roma le anunció a su amiga Silvana Barclays que viajaría a Miami, con su novio, que también había votado por el señor B, a vacunarse contra el coronavirus, algo que no podían hacer en el país en que vivían, debido a la incompetencia del gobierno de turno y del anterior. Se presentó entonces un dilema moral para Barclays y su esposa: habiendo ellos votado por A y habiendo Pilar y su novio votado por B, ¿tenían ganas de ver a Pilar y a su novio? ¿Era posible para Silvana seguir siendo amiga de una persona que acababa de votar por B, por la extrema izquierda? ¿Sobreviviría la amistad a esa severa discrepancia, a ese desplazamiento tectónico, a ese terremoto ético? Siendo Pilar y su novio de extrema izquierda, o al menos votantes del izquierdista B, ¿tenía ganas Barclays de verlos, de invitarlos a cenar, de alojarlos en su casa, en el cuarto de huéspedes? ¿Podían dormir en la casa de los Barclays, ateos y libertarios ambos, ateos y capitalistas ambos, dos personas de izquierda, que acababan de votar por el candidato B, quien, en el poder, seguramente causaría graves daños a los intereses económicos de Barclays? Pues las propiedades de Barclays en su país de origen seguramente bajarían de precio por culpa de B, y sus inversiones perderían valor y se echarían a perder, y los negocios de sus hermanos también dejarían de ser rentables.Los problemas tienen soluciones y los dilemas tienen cuernos. Votar por A o por B no era un problema, era un dilema, tenía cuernos, había que elegir al candidato con los cuernos menos afilados, al que haría menos daño, por eso los Barclays votaron por A. Para Pilar Roma y su novio, en cambio, era B la opción con los cuernos menos puntiagudos, por eso votaron por B. Ahora se presentaba otro dilema moral para los Barclays, un dilema con cuernos aguzados en ambos casos: ¿debían ser amables con Pilar Roma y su novio, alojarlos en su casa, en el cuarto de huéspedes, y simular que la discrepancia política era irrelevante, prescindible, algo de lo que era mejor no hablar, para hablar de otras cosas que no los pusieran a pelear? ¿O, cultivando el rencor, querían tomar represalias contra Pilar, debido a su voto por B, y no verla, no invitarla a cenar, no recibirla en su casa, para que ella supiera que si estabas con B entonces estabas contra los Barclays y ya no podías ser amigo de ellos? Era un dilema con cuernos: ¿prevalecería la amistad por encima de la política, o ya no era posible preservar la amistad con una persona que votaba por una causa innoble, reñida con la libertad? Siendo liberales, libertarios, capitalistas sin culpa, egoístas sin pedir perdón, amantes del dinero, ¿podían los Barclays tener amigos de extrema izquierda, que repudiaban los valores y los principios que ellos abrazaban? ¿Tenía sentido que los Barclays disfrutasen de su dinero, un dinero que poseían gracias al capitalismo, con personas que, puestas a votar, rechazaban el capitalismo y la economía de mercado? ¿Podían la amistad desinteresada y la nostalgia por los años felices del pasado prevalecer sobre los intereses del presente? Y si Pilar y su novio repudiaban el capitalismo y votaban por la extrema izquierda, ¿por qué no viajaban a vacunarse a La Habana, a Caracas, a Managua, a La Paz? ¿No advertían que el capitalismo había producido las mejores vacunas y por añadidura las regalaba generosamente, incluso a los turistas de extrema izquierda, como ellos?Huyendo de esos dilemas con cuernos, los Barclays escaparon unos días a California. Entretanto, Pilar Roma y su novio se alojaron en un hotel coqueto y se vacunaron sin sobresaltos ni contratiempos. De regreso en su casa en Miami, los Barclays han decidido no ser rencorosos, no ser intolerantes: han invitado a Pilar y su novio a un hotel mejor y saldrán a cenar con ellos el fin de semana. Tratemos de no hablar de política, le dice Barclays a su esposa Silvana. Hablemos de otras cosas para no terminar discutiendo, añade. ¿Será una cena tranquila, amigable, exenta del veneno de la política, o hablar de A y de B terminará intoxicándolo todo? ¿No son capaces de ignorar a los candidatos A y B para salvar la amistad y pasar un buen rato? Dispuesto a ser noble, generoso, Barclays le dice a su esposa Silvana que Pilar y su novio pueden dormir en el cuarto de huéspedes. De pronto, Silvana duda, se crispa, frunce el ceño. Aprueba invitarlos a un mejor hotel, aprueba invitarlos a comer, pero no aprueba que vayan a dormir a su casa: Ya demasiada confianza, dice. Sin embargo, en otras ocasiones Pilar Roma ha dormido en la casa de los Barclays, de su mejor amiga de toda la vida. Ahora ese privilegio no le será concedido. Lo ha perdido por votar por B, por la extrema izquierda. Pero Silvana y su esposo seguirán siendo sus amigos y esperan con ilusión el momento de verla.No obstante, Barclays le dice a su esposa: Si el candidato B termina siendo presidente y, como me temo, instaura una dictadura de izquierda, no sólo perderé del todo al país en que nací: también me alejaré de tu amiga Pilar Roma y ya no encontraré reservas de nobleza para seguir siendo su amigo. Silvana discrepa y dice: de ninguna manera me voy a pelear con mi mejor amiga de toda la vida por culpa del tarado de B. En ese caso será tu amiga, ya no mi amiga, dice Barclays, y de pronto ya no sabe si quiere cenar con los izquierdistas el próximo fin de semana.

Fuente: La Nación

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Fastidia escuchar de vuelta un chiste cuyo remate ya todos conocemos. Pero se padece todavía más si el que se repite es un chiste pésimo. Hay un escenario aún peor: que el chiste no sea chiste y que apenas sea un intento de ironizar sobre la hace rato desestimada denuncia judicial por “envenenamiento” que hiciera Elisa Carrió contra Alberto Fernández y las autoridades sanitarias cuando la vacuna Sputnik V todavía no había recibido el conforme de la comunidad científica internacional. De hecho, en Europa no se suministra y ni siquiera se permite el ingreso a ese continente de aquellos turistas que ya recibieron el antídoto ruso contra el Covid. Lo que no quita que en la Argentina se inocule esa vacuna en parte de la población y sean mínimas las anomalías reportadas por quienes ya recibimos al menos la primera dosis.El sonsonete, repetido una y otra vez por el Presidente, y que volvió a sonar en la semana que pasó, intenta responsabilizar no solo a toda la oposición de la decisión personal de una sola dirigente política, sino también a millones de personas que no votaron por el oficialismo, a las que también se las suele acusar genéricamente de “antivacunas” pese a que cuando son convocadas se acercan a los centros vacunatorios con mayor entusiasmo que dosis disponibles, especialmente del tan escaso segundo componente del instituto Gamaleya, que esperemos que empiece en los próximos días a llegar desde Rusia en mayor cantidad y a producirse aquí en un número suficiente como para completar el esquema original que hablaba en un principio de 21 días entre la primera y la segunda aplicación. Ya hay seis millones de personas en condiciones de recibirla.Sin embargo, en las últimas horas, altos funcionarios del Gobierno empezaron a abrir el paraguas con la hipótesis en estudio, también en otros países, de mezclar vacunas de distintas marcas. Al mismo tiempo comenzaron a enarbolar la teoría de que “la vacuna no vence”, versión que pone en duda un aviso oficial al repetir por un lado ese concepto y que “no tienen tiempo máximo” y acto seguido afirmar que “la segunda dosis prolonga la duración”. La pregunta crucial que surge es: ¿cómo prolongar la duración de algo que al mismo tiempo se asegura que no vence? El corto gubernamental implora “seamos claros”, paradójicamente. Y lo repite el jefe de Gabinete. “Para el 31 de diciembre –dijo Santiago Cafiero– me imagino una Argentina toda vacunada”. La vocación de este gobierno por las predicciones no se amilana ni siquiera con el récord de yerros acumulados en la materia.Alberto Fernández PolíticaAlberto Fernández no para de hablar. Son una continuidad de eventos sin respiro ni días de descanso (ni para él ni para los demás). Hoy mismo al mediodía encabezará un acto en el CCK en homenaje a las 92.000 víctimas que hasta ahora se ha cobrado el virus en la Argentina, el puesto N° 11 en cantidad de fallecidos por Covid, a nivel mundial.Es hora de catalogar las tres épocas bien diferenciadas que el jefe del Estado viene atravesando desde su llegada al poder:#Presidente consensual (primera etapa): al principio repetía que venía a cerrar la grieta. Muchos le creyeron porque era el punto clave de la promesa preelectoral: “Volver mejores”, lo que facilitó la amalgama entre peronistas no kirchneristas, como buscaban aparentar el propio mandatario y Sergio Massa, y el extremo ultra-K, representado por Cristina y Máximo Kirchner. Fernández soñaba con respaldarse en una supuesta liga de gobernadores (que no llegó a entrar en acción nunca) y ser el ecuánime fiel de la balanza que equilibraría las cargas de la muy heterodoxa coalición que lo llevó a la Casa Rosada. Al anunciar las primeras cuarentenas junto a Axel Kicillof y a Horacio Rodríguez Larreta, procuraba representar la nueva era de diálogo y colaboración con administraciones de distinto signo. En las encuestas de opinión, su imagen favorable no parecía tener techo.#Presidente cristinizado (segunda etapa): a partir de la fallida estatización de la cerealera Vicentin y de la liberación de presos con la excusa del Covid, la prosa amable y ecuménica presidencial se fue resintiendo, en coincidencia con un mayor protagonismo de la vicepresidenta y el avance de sus propias huestes hacia puestos claves del Gobierno. Fernández dejó de hacer equilibrio entre moderados y duros, y se fue mimetizando cada vez más con las posiciones de su mentora, haciendo suyos los enemigos de aquella (Macri, los medios, Larreta, el campo, la oposición, la Justicia, etc.).#Presidente blooper (tercera y actual etapa): tras la radicalización de su discurso, desde hace un tiempo protagoniza un frenesí de declaraciones vacuas en las que abundan actos fallidos y lapsus, accidentes lingüísticos y semánticos que denotan a un mandatario más fatigado y desvaído. Acaso, desilusionado.

Fuente: La Nación

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PRAGA (AP) — Cientos de personas se reunieron en un poblado del norte de la República Checa el sábado en honor a un hombre originario de Roma que murió luego que un policía que acudió a un llamado de emergencia sobre un altercado presionó su cuello con una rodilla.La policía señaló que la investigación preliminar no reveló relación entre la intervención policial y la muerte del hombre. Pero los manifestantes molestos, que portaron pancartas con la frase “Roma Lives Matter”, condenaron las acciones de la policía.Las imágenes de video muestran a un policía presionando el cuello del hombre con la rodilla durante varios minutos en la ciudad de Teplice el 19 de junio. El hombre, que las autoridades no han identificado, murió posteriormente en una ambulancia.Activistas romanos y participantes de la protesta del sábado rechazaron la explicación de la policía. Los manifestantes luego marcharon a una estación de la policía.Los residentes de Roma han sufrido desde hace mucho tiempo racismo y discriminación en el este de Europa y siguen enfrentando obstáculos enormes en cuando a empleo y educación.Algunos compararon la muerte del romano con el asesinato de George Floyd, un afroestadounidense que falleció cuando un policía blanco de Minneapolis presionó su cuello con la rodilla.El Consejo de Europa —la organización de derechos humanos más importante del continente_, Amnistía Internacional y el enviado del gobierno para los derechos humanos hicieron un llamado a una investigación exhaustiva e independiente, y la subprocuradora de derechos humanos del país anunció que lanzará su propia pesquisa sobre el caso.

Fuente: La Nación

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PORTLAND, Oregon, EE.UU. (AP) — La ciudad más grande de Oregon rompió el sábado su récord de calor y podría hacerlo de nuevo el domingo.Los meteorólogos aseguran que muchas comunidades del noroeste cerca del Pacífico podrían registrar los días más calurosos de su historia debido a un aumento de las temperaturas a causa de una ola de calor que ha obligado a residentes a buscar cómo refrescarse.Las tiendas vendieron hasta agotarse aires acondicionados y ventiladores portátiles, los hospitales cancelaron la vacunación al aire libre, varias ciudades abrieron centros para refrescarse, equipos de béisbol cancelaron o adelantaron sus partidos de fin de semana y las compañías eléctricas se preparan para posibles apagones.Portland, Oregon, alcanzó los 42,2 grados centígrados (108 F) el sábado en la tarde, según el Servicio Nacional de Meteorología. El anterior máximo histórico de calor en la ciudad más grande del estado era 41,7 grados centígrados (107 F), registrado en 1965 y 1981.Seattle alcanzó 38,3 grados centígrados (101 F) el sábado, que se convirtió en el día más caluroso de junio en registro y la cuarta vez que el termómetro rebasa los 37,7 grados centígrados (100 F).Según los pronósticos, las altas temperaturas podrían ser mayores el domingo y lunes y muchas marcas podrían ser rebasadas. En Seattle, la temperatura más calurosa, de 39,4 grados centígrados (103 F), fue registrada en 2009.

Fuente: La Nación

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En LA NACION del 10 de julio de 2007, la nota titulada “Los chicos del desamparo” expresaba lo siguiente: “parecería que la problemática del niño en riesgo social ha dejado la primera plana de la mayoría de los medios de comunicación, tapada por noticias que nada tienen que ver con el dolor presente -y la preocupación a futuro- de nuestros chicos muertos o sumidos en la postergación por políticas económicas y sociales generadoras de inequidad y marginación o exclusión social… “. Y añadía: “…podremos, entonces, llegar a la conclusión de que en estos momentos está llegando la avanzada de la marea de los niños del desamparo, compuesta por segmentos de la población infantil cuyos desempeños cognitivos y oportunidades de aprendizaje se encuentran con algún tipo de desventaja vinculada con el riesgo de origen social respecto de los otros niños. Y esa marea, cuyo frente tiene hoy 14 años, puede estimarse -sumando ambos segmentos mencionados- en alrededor de un millón y medio o dos millones de niños. Esos niños de menos de 14 años son la expresión de un verdadero tsunami social, que requiere atención especializada, programas de recuperación y contención, para que tengan una oportunidad de completar exigencias curriculares que les permitan desarrollar aptitudes mínimas para la competencia laboral y lograr una calidad de vida aceptable, recuperación en el desempeño de funciones básicas que es posible gracias a las características de plasticidad del sistema nervioso. Esta marea, compuesta, en su cresta, por los niños del desamparo crónico y de la segunda debacle que comenzó a gestarse en los 90 e hizo aguda crisis pocos años después irrumpirá en la vida de la comunidad, exigiendo derechos de ciudadanía a quienes una economía con exclusión social los ha privado. A ello debe sumarse el deterioro de los hogares respectivos por el desempleo, la educación insuficiente, problemas habitacionales y sanitarios…”“Para lograr una estrategia eficaz -agregaba la nota- no alcanza con multiplicar programas y planes de ingresos familiares. Esos chicos necesitan, además de dietas alimentarias adecuadas, una exposición sistemática y sostenida para el entrenamiento de procesos mentales básicos, necesarios para optimizar las condiciones de aprendizaje. Este, a su vez, debe complementarse con condiciones sociales que desalienten la deserción escolar. Para ello hacen falta recursos bien gerenciados, capacitación y estrategias activas administradas desde edades tempranas”.Finalmente, la nota “Los chicos del desamparo” señalaba: “Hay que frenar el tsunami desde su origen, restarle volumen a esa marea de los niños del desamparo, conteniéndolos eficazmente. Una coordinación ágil que permita cruzar los datos de los programas infantiles en los distintos ministerios que eviten superposición ineficaz, la evaluación periódica y frecuente de los programas en actividad y de la eficiencia de sus operadores, su integración con las organizaciones de base y un plan sanitario viable y eficiente son algunas de las acciones necesarias. La capacitación progresiva y continua de jefas de guardería y de madres contribuiría a hacer posible algunas de las fases de esta operatoria. La marea de los chicos del desamparo no es un problema solamente de ellos: es también un problema de la sociedad en conjunto, por sus orígenes y por sus consecuencias; por cuestiones de ética, de solidaridad, de equidad y de desarrollo.”***Han pasado casi 14 años de aquella nota. Sin embargo, el tsunami de la pobreza y la indigencia no solo no ha sido controlado, sino que las condiciones se han deteriorado aun más… consecuencia del desarrollo frustrado de una comunidad debido a la negligencia y objetivos sectoriales de dirigentes políticos, sindicales y corporativos carentes de proyectos progresistas colectivos.El subsidio no productivo no es reemplazo de la educación y trabajo digno. Es una fuente de dependencia y deterioro cognitivo y social. Debería invertirse en planes de desarrollo familiar productivo y educación continua, y promocionar la producción nacional. Representan la única salida posible a la crisis actual.Hoy en día sería inútil resaltar los números de pobreza e indigencia, su impacto en las generaciones jóvenes y en la oferta y el acceso laboral futuros. Los subsidios deberían dirigirse en gran parte a regenerar la cultura del trabajo y la producción, comenzando en pequeña escala, en núcleos productivos según las características ecológicas y sociales en cada región del país. Una dirigencia que sepa rescatar desde el corazón del país el resurgimiento y dignidad colectivos. Fomentar y subsidiar los programas prohuerta, las pymes, las escuelas agrarias y técnicas, apoyar el desarrollo industrial y tecnológico en aquellos campos en los que existe know how y sumar emprendimientos industriales asociados con empresas del exterior que además dejen nuevos conocimientos. En resumen, formar y emplear juventud en programas productivos de diversa complejidad. Promover un país que intenta recuperarse desde el conocimiento y el trabajo, no desde el subsidio y la dádiva política.Exinvestigador principal Conicet, director emérito UNA (Cemic-Conicet)

Fuente: La Nación

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Los ángeles (ap) — philip anschutz acordó vender su participación del 27% en los lakers de los ángeles a dos dueños de los dodgers, de acuerdo con un reporte.Citando fuentes anónimas, el diario Los Angeles Times reportó el sábado que el multimillonario de 81 años vendió sus acciones a Mark Walter y Todd Boehly, dos de los dueños de los Dodgers.La transacción fue reportada inicialmente por Sportico, un sitio de internet sobre los negocios del deporte. Indicó que las acciones de Walter y Boehly con los Lakers tienen un valor de 1.350 millones de dólares, con lo que se convierten en el grupo minoritario de acciones más grande del equipo. Los Lakers siguen perteneciendo a la familia del fallecido Jerry Buss.Anschutz también es dueño de los LA Kings de la NHL y del LA Galaxy de la MLS. El Anschutz Entertainment Group es dueño de equipo deportivos, eventos, recintos, así como centros de entretenimiento.Tiene una participación en el Staples Center, la casa de Los Lakers, Kings y Clippers. Recientemente los Lakers extendieron su contrato de arrendamiento con la arena que se encuentra en el centro de Los Ángeles.En 2012, Anschutz puso a la venta a AEG, pero lo retiró del mercado un año después.Un protavoz del grupo declinó comentar al respecto el sábado.La venta aún necesita ser aprobada por la Junta de Gobierno de la NBA.Walter y Boehly son parte de los dueños de los Sparks de Los Ángeles de la WNBA.

Fuente: La Nación

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