Con apenas seis años Yasushi Inoue (Hokkaid?, 1907–Tokio, 1991) fue apartado de su familia y confiado a una anciana de un pueblo vecino. Aquella mujer a la que el pequeño llamaba “abuela Nui” era en realidad una antigua amante de su bisabuelo y quien se ocupó de su crianza hasta finalizar la escuela primaria. La ausencia caprichosamente cruel de su progenitora durante la niñez no despertó en el futuro escritor japonés ningún rencor sino una suerte de curiosidad teñida de nostalgia, sentimiento que acaso haya sido la semilla de la conmovedora y delicada escritura de Mi madre.Sin voluntad de desmerecer sus muchos cuentos y relatos (Luna llena, La escopeta de caza), Inoue aseguraba haber dado lo mejor de sí en este discreto volumen que tiene a su anciana madre como protagonista. “A mitad de camino entre el ensayo y la novela”, según sus palabras, el libro reúne tres crónicas –”Bajo los cerezos en flor”, “Claro de luna” y “El rostro de la nieve”– que narran en tono monocorde el ocaso de una mujer y su memoria.La historia comienza con la muerte del padre y el descubrimiento por parte de Inoue y sus hermanos de una madre con principios de demencia senil a la que deberán atender unos y otros. Las anécdotas que se van hilando no caen en el sentimentalismo ni coquetean con el drama. Todo se cuenta en voz baja, sin disonancias. Viven lo que les toca vivir con educada entereza y un tierno respeto por la persona enferma.Lo que le ocurre a la madre es tan predecible como irreparable; va retrocediendo en el tiempo hasta llegar a la infancia. Se vuelve una niña longeva y su familia no sabe bien cómo tratarla. Lo corporal es un aspecto pudorosamente soslayado y la protagonista, frágil y diminuta, parece a veces un dibujo que desfila delante de nuestros ojos, como si se tratara de una animación. Vive en un mundo paralelo. Alucina, se escapa, entra por la noche en las habitaciones ajenas con una linterna en busca de algo o de alguien que nunca está. Es como si interpretara, escribe Inoue, “un papel que se había asignado en la obra que ella misma había escrito.”El final anunciado es de un lirismo sobrio. La visten de blanco y se celebra una ceremonia apropiada. “El viento se levanta… ¡hay que intentar vivir!” es un verso que no pertenece a Mi madre pero que traduce bien la sensación que experimenta el lector al cerrar el libro. Consuela pensar la posibilidad de que Inoue haya podido a su vez recordarlo y encontrarse con el joven que fue, aquel que sin saber francés tuvo la osadía de presentar una tesis sobre la poesía de Paul Valéry antes de dejar la Universidad Imperial de Kioto.Mi madrePor Yasushi InoueSexto Piso Trad.: Marina Bornas158 páginas, $ 2600

Fuente: La Nación

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Con apenas seis años Yasushi Inoue (Hokkaid?, 1907–Tokio, 1991) fue apartado de su familia y confiado a una anciana de un pueblo vecino. Aquella mujer a la que el pequeño llamaba “abuela Nui” era en realidad una antigua amante de su bisabuelo y quien se ocupó de su crianza hasta finalizar la escuela primaria. La ausencia caprichosamente cruel de su progenitora durante la niñez no despertó en el futuro escritor japonés ningún rencor sino una suerte de curiosidad teñida de nostalgia, sentimiento que acaso haya sido la semilla de la conmovedora y delicada escritura de Mi madre.Sin voluntad de desmerecer sus muchos cuentos y relatos (Luna llena, La escopeta de caza), Inoue aseguraba haber dado lo mejor de sí en este discreto volumen que tiene a su anciana madre como protagonista. “A mitad de camino entre el ensayo y la novela”, según sus palabras, el libro reúne tres crónicas –”Bajo los cerezos en flor”, “Claro de luna” y “El rostro de la nieve”– que narran en tono monocorde el ocaso de una mujer y su memoria.La historia comienza con la muerte del padre y el descubrimiento por parte de Inoue y sus hermanos de una madre con principios de demencia senil a la que deberán atender unos y otros. Las anécdotas que se van hilando no caen en el sentimentalismo ni coquetean con el drama. Todo se cuenta en voz baja, sin disonancias. Viven lo que les toca vivir con educada entereza y un tierno respeto por la persona enferma.Lo que le ocurre a la madre es tan predecible como irreparable; va retrocediendo en el tiempo hasta llegar a la infancia. Se vuelve una niña longeva y su familia no sabe bien cómo tratarla. Lo corporal es un aspecto pudorosamente soslayado y la protagonista, frágil y diminuta, parece a veces un dibujo que desfila delante de nuestros ojos, como si se tratara de una animación. Vive en un mundo paralelo. Alucina, se escapa, entra por la noche en las habitaciones ajenas con una linterna en busca de algo o de alguien que nunca está. Es como si interpretara, escribe Inoue, “un papel que se había asignado en la obra que ella misma había escrito.”El final anunciado es de un lirismo sobrio. La visten de blanco y se celebra una ceremonia apropiada. “El viento se levanta… ¡hay que intentar vivir!” es un verso que no pertenece a Mi madre pero que traduce bien la sensación que experimenta el lector al cerrar el libro. Consuela pensar la posibilidad de que Inoue haya podido a su vez recordarlo y encontrarse con el joven que fue, aquel que sin saber francés tuvo la osadía de presentar una tesis sobre la poesía de Paul Valéry antes de dejar la Universidad Imperial de Kioto.Mi madrePor Yasushi InoueSexto Piso Trad.: Marina Bornas158 páginas, $ 2600

Fuente: La Nación

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Con apenas seis años Yasushi Inoue (Hokkaid?, 1907–Tokio, 1991) fue apartado de su familia y confiado a una anciana de un pueblo vecino. Aquella mujer a la que el pequeño llamaba “abuela Nui” era en realidad una antigua amante de su bisabuelo y quien se ocupó de su crianza hasta finalizar la escuela primaria. La ausencia caprichosamente cruel de su progenitora durante la niñez no despertó en el futuro escritor japonés ningún rencor sino una suerte de curiosidad teñida de nostalgia, sentimiento que acaso haya sido la semilla de la conmovedora y delicada escritura de Mi madre.Sin voluntad de desmerecer sus muchos cuentos y relatos (Luna llena, La escopeta de caza), Inoue aseguraba haber dado lo mejor de sí en este discreto volumen que tiene a su anciana madre como protagonista. “A mitad de camino entre el ensayo y la novela”, según sus palabras, el libro reúne tres crónicas –”Bajo los cerezos en flor”, “Claro de luna” y “El rostro de la nieve”– que narran en tono monocorde el ocaso de una mujer y su memoria.La historia comienza con la muerte del padre y el descubrimiento por parte de Inoue y sus hermanos de una madre con principios de demencia senil a la que deberán atender unos y otros. Las anécdotas que se van hilando no caen en el sentimentalismo ni coquetean con el drama. Todo se cuenta en voz baja, sin disonancias. Viven lo que les toca vivir con educada entereza y un tierno respeto por la persona enferma.Lo que le ocurre a la madre es tan predecible como irreparable; va retrocediendo en el tiempo hasta llegar a la infancia. Se vuelve una niña longeva y su familia no sabe bien cómo tratarla. Lo corporal es un aspecto pudorosamente soslayado y la protagonista, frágil y diminuta, parece a veces un dibujo que desfila delante de nuestros ojos, como si se tratara de una animación. Vive en un mundo paralelo. Alucina, se escapa, entra por la noche en las habitaciones ajenas con una linterna en busca de algo o de alguien que nunca está. Es como si interpretara, escribe Inoue, “un papel que se había asignado en la obra que ella misma había escrito.”El final anunciado es de un lirismo sobrio. La visten de blanco y se celebra una ceremonia apropiada. “El viento se levanta… ¡hay que intentar vivir!” es un verso que no pertenece a Mi madre pero que traduce bien la sensación que experimenta el lector al cerrar el libro. Consuela pensar la posibilidad de que Inoue haya podido a su vez recordarlo y encontrarse con el joven que fue, aquel que sin saber francés tuvo la osadía de presentar una tesis sobre la poesía de Paul Valéry antes de dejar la Universidad Imperial de Kioto.Mi madrePor Yasushi InoueSexto Piso Trad.: Marina Bornas158 páginas, $ 2600

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En los intervalos de un congreso de periodistas, Vargas Llosa se escapaba a una playa de un hotel de Cartagena, se refugiaba en unos toldos de beduino y se entregaba febrilmente a la lectura de aquel ensayo recién salido del horno. Una tarde un profesor de la Universidad de Stanford se acercó a Mario, le comentó que él también había devorado ese libro y le confesó: “Quedé tan deprimido que tuve pesadillas una semana”. El trabajo en cuestión pertenecía al filósofo y articulista Jean-François Revel, pluma genial e hipnótica que había actuado en la resistencia francesa contra los nazis, había acompañado a la socialdemocracia, se había apartado del mundo universitario, había incursionado en el oficio de prensa, había heredado la decisiva voz de Raymond Aron, se había convertido en un duro cuestionador del falso progresismo y se había granjeado el mote de “conservador” por el simple hecho de que pretendía conservar la democracia. Precisamente acerca de ese espinoso tema trata su profético Cómo terminan las democracias, que publicó en 1983 y que heló la sangre de Vargas Llosa. Su tesis indicaba que la izquierda antisistema había ganado la batalla contra la democracia occidental, socavándola desde adentro psicológica y moralmente, frente a la “apatía, inconsciencia, frivolidad, cobardía o ceguera” de muchos demócratas. “La democracia es de derecha”, dijo alguna vez un escritor kirchnerista. Revel narraba en esas páginas cómo el “socialismo real” y sus cepas nacionalistas habían logrado su cometido: para cargarse el capitalismo abierto se cargaban antes el sistema democrático. Y actuaban con su reconocida mala fe: eran pacifistas ante las intervenciones norteamericanas y negacionistas frente a las soviéticas; protestaban contra las deplorables incursiones yanquis en El Salvador, pero se hacían los distraídos con las rusas en Afganistán o las cubanas en Angola. “¿Cree todavía alguien, en Occidente, que la democracia sirve para algo?”, se preguntaba Revel, y apunta ahora el Nobel peruano: “A juzgar por la manera como sus intelectuales, dirigentes políticos, sus sindicatos y órganos de prensa autocritican el sistema, manteniéndolo bajo una continua y despiadada penalización, parecería que este ha interiorizado las críticas formuladas contra él por sus enemigos”. La impresión general que dejaba el ensayo del francés era que pronto se cerraría este “breve paréntesis”, este “accidente” que habría de ser la democracia, y entonces “el puñado de países que degustaron sus frutos volverán a confundirse con los que nunca salieron de la ignominia del despotismo que acompaña a los hombres desde los albores de la historia”. En su propio testamento ideológico –La llamada de la tribu–, Vargas Llosa expone las razones por las que tan negras profecías felizmente no se cumplieron; fue gracias a la evidente superioridad económica, científica y tecnológica de las mismas naciones occidentales. Las recesiones que acarreó, sin embargo, la globalización –donde hubo ganadores y perdedores indistintamente en uno y otro hemisferio– resucitaron la crítica feroz a la democracia –acusan al sistema institucional del malestar económico– y propiciaron el pueril derrotismo de los demócratas y la reaparición de neopopulismos radicalizados. También el acompañamiento de una parte de la Iglesia Católica, que pide una “democracia integral”, acusando implícitamente al sistema republicano de la desigualdad social y exculpando de hecho a las erradas políticas económicas y a las notables supersticiones regresistas de América Latina. Como si de la ruptura de un matrimonio tuviera la culpa el Registro Civil o de la quiebra de una empresa fuera responsable el sistema métrico decimal. Las hipótesis de Revel hay que rastrearlas entonces en la actual obra de Levistky y Ziblatt: Cómo mueren las democracias. Mueren porque sus enemigos –autócratas genéticos o en ciernes y capitalistas de amigos y mafiosos– van limando sus instituciones, y porque las perezosas “almas bellas” aceptan sus psicopatías. Polémico e iconoclasta, de una prosa elegante que enfurece al establishment cultural, Jean-François Revel es aceptado igualmente por la Academia Francesa, y continúa desde allí lanzando sus flechas. El segundo libro que estudia Vargas Llosa se llama El conocimiento inútil, y en él se afirma que “no es la verdad sino la mentira lo que mueve a la sociedad de nuestro tiempo”. Los peores y más nocivos adversarios de la democracia no son los regímenes totalitarios –según Revel–, sino “ese vasto conglomerado de objetores internos que constituyen la intelligentsia de los países libres y cuya motivación preponderante parecería ser el odio a la libertad”. El aporte de Antonio Gramsci –pluma adorada por el kirchnerismo ilustrado– consistió en conferir a las clases intelectuales un rol como sujeto de la historia. La pasión ideológica, tanto en el campo científico como en el periodístico, los llevaba a manipular o directamente a negar los hechos. Las burbujas de sentido, creadas por pensadores de prestigio y firmantes abnegados, propendían a la desinformación, que era “particularmente sistemática en lo que concierne a los países del tercer mundo catalogados como ‘progresistas’, cuya miseria endémica, oscurantismo político, caos institucional y brutalidad represiva eran atribuidos, por una cuestión de principio –acto de fe anterior e impermeable al conocimiento objetivo–, a pérfidas maquinaciones de las potencias occidentales o a quienes, en el seno de esos países, defendían el modelo democrático y luchaban contra el colectivismo, los partidos únicos y el control de la economía y la información por el Estado”. Concluye Vargas que para Revel nos encontrábamos cerca de un nuevo abismo, porque ese sistema imperfecto de las sociedades abiertas –las menos inhumanas que se han conocido– tambaleaba. Y el puñado de países que habían hecho suyos los valores de la libertad, la racionalidad, la tolerancia y la legalidad volvían a confundirse con el piélago de despotismo político, pobreza material, brutalidad y prepotencia: “La principal responsable era la propia sociedad, porque había cedido –sus vanguardias culturales y políticas, sobre todo– al canto de la sirena totalitaria y por haber aceptado los ciudadanos libres este suicidio sin reaccionar”. Reexaminar las advertencias de Revel y las lúcidas meditaciones de Vargas Llosa puede echar algo de luz sobre un curioso país sudamericano, infestado de populismo y de una progresía hipócrita que descree tanto del progreso como del sentido común, donde una pistola Taser se ubica a la derecha de una bala de plomo, y no a su izquierda: parece que para ellos es más humano matar que paralizar a un asaltante. Y donde somos grandes amigos del nuevo presidente de Perú, que se autoproclama marxista, pero obliga a un nuevo servicio militar y emplaza a los extranjeros que delinquen. Cuando aquí tímidamente dos dirigentes opositores sugirieron ideas mucho más democráticas, racionales y argumentadas fueron tachados de fascistas y xenófobos; pero ante el inefable Pedro Castillo callan miserablemente, y hasta cancelan su repudio por el odio al matrimonio igualitario para “no ser funcionales a la derecha”. También es interesante repasar a Jean-François Revel para justipreciar a la nueva oposición, conducida por palomas y torcazas radicales: ninguna de las dos aves cree que se juega la democracia en las próximas elecciones y, por lo tanto, se permiten un cacareo narcisista que da vergüenza republicana.

Fuente: La Nación

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Horas después de dejar el Ministerio de Defensa, con la mirada puesta en la batalla interna que librará con el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, Agustín Rossi aseguró que “su adhesión al liderazgo de Cristina Fernández está intacto”, a pesar del acuerdo electoral que la vicepresidenta selló con su rival en su provincia. Advirtió que su posición “no está condicionada por un armado de listas”.Sin embargo, afirmó que esta maniobra del gobernador de Santa Fe “es un plan para debilitar al Frente de Todos y no para fortalecerlo”. Negó sentirse traicionado por la vicepresidenta y consideró que su decisión de no bajar su candidatura en Santa Fe puso de relieve el plan de Perotti de sellar una alianza con el mandatario cordobés Juan Schiaretti. “No es casual que compartan el mismo asesor político Horacio Rodríguez Larreta, Schiaretti y Perotti”, apuntó en diálogo con LA NACION. Opinó, además, que “fue lógica” la decisión del presidente Alberto Fernández de pedirle que deje el Ministerio de Defensa para dedicarse a la campaña.-¿Cómo explica que la vicepresidenta respalde a Perotti y le dé la espalda a usted cuando en el propio kirchnerismo siempre se valora su lealtad a ese espacio? ¿Se siente traicionado?-No me consta que haya existido ese acuerdo con Cristina. Adscribí al kirchnerismo, primero con Néstor y después con Cristina y ahora con Alberto, por las ideas, valores, la ética y el sentido de transformación que le dieron a la política. Por lo tanto, nunca me fijé ni me condicionó un armado de listas. Si eso existiese (el acuerdo entre la vicepresidenta y Perotti), mi adscripción al liderazgo de Cristina sigue estando intacta. Es una adhesión que ha estado siempre. Ese compromiso me ha dejado en lugares incómodos pero también me ha traído mucha tranquilidad de conciencia y puedo dormir tranquilo todas las noches. Todos saben dónde estuve, dónde estoy y dónde estaré. Nunca le mentí a nadie ni especulé con mi posicionamiento político. Voy a seguir defendiéndola a Cristina en Santa Fe. Soy uno de los pocos que la defiende, y Perotti seguramente no lo va a hacer, porque nunca lo hizo.-¿A qué responde ese cambio de mirada de la vicepresidenta en el armado de las listas?-Nosotros tenemos un problema grave en Santa Fe que es que el gobernador se puso como senador suplente en una de las listas. En un acto que es una estafa electoral, porque el gobernador está pensando más en lo personal, por lo que pueda pasar en dos años. En Santa Fe no hay reelección. Pareciera que su presencia ahí apunta a que el senador titular va a ejercer el cargo sólo durante dos años y después renunciaría para darle el lugar a Perotti. Esto es una estafa y una falta ética grave. Los santafesinos están muy enojados con esta maniobra. Yo sugiero, o al menos esta va a ser la actitud de nuestra lista, de no involucrar a los líderes nacionales, sobre todo a Alberto y a Cristina, en este proceso electoral nacional interno. A los líderes nacionales hay que cuidarlos, apoyarlos y protegerlos y no tratar de apalancarse y apoyarse en alguno de estos liderazgos para tratar de lograr un posicionamiento electoral. En Santa Fe no hay que darle muchas vueltas al debate ni buscarlo entre los pliegues de algún escondite. Lo que hay en juego son dos modelos de provincia y dos modelos de peronismo. Los problemas de los santafesinos necesitan de la ayuda de todos. Y para eso se necesita mucho diálogo, tanto hacia adentro como hacia afuera. Y el gobierno de Santa Fe parece que se ha olvidado de eso. Está encerrado en un pequeño grupo de seguidores de Perotti, que intentó imponer de candidato a senador a Roberto Mirabella, cuyo único mérito es que es amigo del gobernador. Él tuvo que cambiar ese nombre porque salimos nosotros a decir que íbamos a disputar la interna. Perotti viene tomando decisiones que lo emparentan más con el proceso que se vive en la provincia de Córdoba, que yo no comparto. Para mí no es casual el nombre de este armado político que se llama Hacemos Santa Fe. No es casual que compartan el mismo asesor político –Guillermo Seita- con Horacio Rodríguez Larreta y Juan Schiaretti. Todo esto me hace pensar y a mí decirle a los santafesinos: miren que el gobernador está pensando en esto. A Perotti le quedan dos años y medio de gestión, por lo que esperemos que no viva esto como un ataque sino como una propuesta para mejorar porque las cosas no están bien en Santa Fe. La pregunta que me hago es: “¿Están tan mal las cosas para que Perotti necesite ponerse de senador suplente?”. Él dice que siempre se hizo y yo no recuerdo que nunca se haya hecho.-¿A qué apuntaría esta estrategia conjunta de Perotti con Schiaretti, como usted señala?-Si las cosas le salían bien a Perotti, cosa que no ocurrió porque se vio obligado a acordar con otros sectores, el plan era que a fin de año iba a sacar al peronismo del Frente de Todos y crear una experiencia donde un sector del PJ, como en Córdoba, funciona con una lógica alejada de las políticas nacionales. No digo que Santa Fe tenga que suscribir un ciento por ciento las políticas nacionales, lo que hablo es de cooperar para obtener los mejores resultados posibles. Nosotros cuando alentamos en 2019 la candidatura de Perotti a la gobernación en Santa Fe imaginábamos un liderazgo más moderno, plural y abierto, tratando de entender las diversidades que tiene la provincia y que también tiene el peronismo. Entonces, lo que está en juego en esta elección es cómo se para la provincia en el concierto nacional y en función de esto cómo queremos que se pare el peronismo.-¿Hay una estrategia a mediano plazo de Cristina de ampliar el Frente de Todos al acordar con Perotti y avanzar en esta lógica para sumar sectores que no estuvieron en el kirchnerismo?-Yo siempre creo que los espacios políticos se tienen que ampliar y tener una vinculación con la mayor cantidad de actores sociales, políticos y económicos para extender la base política que uno tenga. Lo que digo es que hay un plan para debilitar al Frente de Todos y no para fortalecerlo. No estoy hablando de un actor independiente que quiere sumarse y que todos tienen que tener gestos como para que se sume. Lo que digo es que hay un actor en el FDT (Perotti) que tiene gestos para irse de ese espacio. Ante esa circunstancia que parecía en los bordes y en las corrientes subterráneas de la política nuestra presencia en el debate tiene que ver con ponerlo de relieve para que sean los santafesinos los que decidan hacia dónde quieren ir. Me parece que ese es el camino.-¿Esta idea de que los candidatos tienen que dejar los cargos ejecutivos respondió a un interés particular de que deje el gabinete?-No, es una decisión que el presidente impuso para todos. Tiene un sentido de justicia y de ética importante. Me parece razonable. Lo que hizo Alberto es buscar que haya funcionarios dedicados exclusivamente a la gestión y no a la campaña electoral. Es totalmente lógico. A esta altura sólo tengo palabras de agradecimiento a Alberto Fernández, que ha sido muy generoso conmigo al darme la posibilidad de estar al frente del Ministerio de Defensa durante un año y siete meses de gestión.-¿Lo sorprendió el momento en que le pidió la renuncia?-Era previsible. Podía suceder que el presidente tomara una decisión de esta característica. En Santa Fe la vicegobernadora Alejandra Rodenas, que me acompaña en la lista, pidió licencia sin goce de sueldo. El que no hizo nada es Perotti que va como senador suplente. No sigue ninguna lógica ética el comportamiento del gobernador.

Fuente: La Nación

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Horas después de dejar el Ministerio de Defensa, con la mirada puesta en la batalla interna que librará con el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, Agustín Rossi aseguró que “su adhesión al liderazgo de Cristina Fernández está intacto”, a pesar del acuerdo electoral que la vicepresidenta selló con su rival en su provincia. Advirtió que su posición “no está condicionada por un armado de listas”.Sin embargo, afirmó que esta maniobra del gobernador de Santa Fe “es un plan para debilitar al Frente de Todos y no para fortalecerlo”. Negó sentirse traicionado por la vicepresidenta y consideró que su decisión de no bajar su candidatura en Santa Fe puso de relieve el plan de Perotti de sellar una alianza con el mandatario cordobés Juan Schiaretti. “No es casual que compartan el mismo asesor político Horacio Rodríguez Larreta, Schiaretti y Perotti”, apuntó en diálogo con LA NACION. Opinó, además, que “fue lógica” la decisión del presidente Alberto Fernández de pedirle que deje el Ministerio de Defensa para dedicarse a la campaña.-¿Cómo explica que la vicepresidenta respalde a Perotti y le dé la espalda a usted cuando en el propio kirchnerismo siempre se valora su lealtad a ese espacio? ¿Se siente traicionado?-No me consta que haya existido ese acuerdo con Cristina. Adscribí al kirchnerismo, primero con Néstor y después con Cristina y ahora con Alberto, por las ideas, valores, la ética y el sentido de transformación que le dieron a la política. Por lo tanto, nunca me fijé ni me condicionó un armado de listas. Si eso existiese (el acuerdo entre la vicepresidenta y Perotti), mi adscripción al liderazgo de Cristina sigue estando intacta. Es una adhesión que ha estado siempre. Ese compromiso me ha dejado en lugares incómodos pero también me ha traído mucha tranquilidad de conciencia y puedo dormir tranquilo todas las noches. Todos saben dónde estuve, dónde estoy y dónde estaré. Nunca le mentí a nadie ni especulé con mi posicionamiento político. Voy a seguir defendiéndola a Cristina en Santa Fe. Soy uno de los pocos que la defiende, y Perotti seguramente no lo va a hacer, porque nunca lo hizo.-¿A qué responde ese cambio de mirada de la vicepresidenta en el armado de las listas?-Nosotros tenemos un problema grave en Santa Fe que es que el gobernador se puso como senador suplente en una de las listas. En un acto que es una estafa electoral, porque el gobernador está pensando más en lo personal, por lo que pueda pasar en dos años. En Santa Fe no hay reelección. Pareciera que su presencia ahí apunta a que el senador titular va a ejercer el cargo sólo durante dos años y después renunciaría para darle el lugar a Perotti. Esto es una estafa y una falta ética grave. Los santafesinos están muy enojados con esta maniobra. Yo sugiero, o al menos esta va a ser la actitud de nuestra lista, de no involucrar a los líderes nacionales, sobre todo a Alberto y a Cristina, en este proceso electoral nacional interno. A los líderes nacionales hay que cuidarlos, apoyarlos y protegerlos y no tratar de apalancarse y apoyarse en alguno de estos liderazgos para tratar de lograr un posicionamiento electoral. En Santa Fe no hay que darle muchas vueltas al debate ni buscarlo entre los pliegues de algún escondite. Lo que hay en juego son dos modelos de provincia y dos modelos de peronismo. Los problemas de los santafesinos necesitan de la ayuda de todos. Y para eso se necesita mucho diálogo, tanto hacia adentro como hacia afuera. Y el gobierno de Santa Fe parece que se ha olvidado de eso. Está encerrado en un pequeño grupo de seguidores de Perotti, que intentó imponer de candidato a senador a Roberto Mirabella, cuyo único mérito es que es amigo del gobernador. Él tuvo que cambiar ese nombre porque salimos nosotros a decir que íbamos a disputar la interna. Perotti viene tomando decisiones que lo emparentan más con el proceso que se vive en la provincia de Córdoba, que yo no comparto. Para mí no es casual el nombre de este armado político que se llama Hacemos Santa Fe. No es casual que compartan el mismo asesor político –Guillermo Seita- con Horacio Rodríguez Larreta y Juan Schiaretti. Todo esto me hace pensar y a mí decirle a los santafesinos: miren que el gobernador está pensando en esto. A Perotti le quedan dos años y medio de gestión, por lo que esperemos que no viva esto como un ataque sino como una propuesta para mejorar porque las cosas no están bien en Santa Fe. La pregunta que me hago es: “¿Están tan mal las cosas para que Perotti necesite ponerse de senador suplente?”. Él dice que siempre se hizo y yo no recuerdo que nunca se haya hecho.-¿A qué apuntaría esta estrategia conjunta de Perotti con Schiaretti, como usted señala?-Si las cosas le salían bien a Perotti, cosa que no ocurrió porque se vio obligado a acordar con otros sectores, el plan era que a fin de año iba a sacar al peronismo del Frente de Todos y crear una experiencia donde un sector del PJ, como en Córdoba, funciona con una lógica alejada de las políticas nacionales. No digo que Santa Fe tenga que suscribir un ciento por ciento las políticas nacionales, lo que hablo es de cooperar para obtener los mejores resultados posibles. Nosotros cuando alentamos en 2019 la candidatura de Perotti a la gobernación en Santa Fe imaginábamos un liderazgo más moderno, plural y abierto, tratando de entender las diversidades que tiene la provincia y que también tiene el peronismo. Entonces, lo que está en juego en esta elección es cómo se para la provincia en el concierto nacional y en función de esto cómo queremos que se pare el peronismo.-¿Hay una estrategia a mediano plazo de Cristina de ampliar el Frente de Todos al acordar con Perotti y avanzar en esta lógica para sumar sectores que no estuvieron en el kirchnerismo?-Yo siempre creo que los espacios políticos se tienen que ampliar y tener una vinculación con la mayor cantidad de actores sociales, políticos y económicos para extender la base política que uno tenga. Lo que digo es que hay un plan para debilitar al Frente de Todos y no para fortalecerlo. No estoy hablando de un actor independiente que quiere sumarse y que todos tienen que tener gestos como para que se sume. Lo que digo es que hay un actor en el FDT (Perotti) que tiene gestos para irse de ese espacio. Ante esa circunstancia que parecía en los bordes y en las corrientes subterráneas de la política nuestra presencia en el debate tiene que ver con ponerlo de relieve para que sean los santafesinos los que decidan hacia dónde quieren ir. Me parece que ese es el camino.-¿Esta idea de que los candidatos tienen que dejar los cargos ejecutivos respondió a un interés particular de que deje el gabinete?-No, es una decisión que el presidente impuso para todos. Tiene un sentido de justicia y de ética importante. Me parece razonable. Lo que hizo Alberto es buscar que haya funcionarios dedicados exclusivamente a la gestión y no a la campaña electoral. Es totalmente lógico. A esta altura sólo tengo palabras de agradecimiento a Alberto Fernández, que ha sido muy generoso conmigo al darme la posibilidad de estar al frente del Ministerio de Defensa durante un año y siete meses de gestión.-¿Lo sorprendió el momento en que le pidió la renuncia?-Era previsible. Podía suceder que el presidente tomara una decisión de esta característica. En Santa Fe la vicegobernadora Alejandra Rodenas, que me acompaña en la lista, pidió licencia sin goce de sueldo. El que no hizo nada es Perotti que va como senador suplente. No sigue ninguna lógica ética el comportamiento del gobernador.

Fuente: La Nación

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Horas después de dejar el Ministerio de Defensa, con la mirada puesta en la batalla interna que librará con el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, Agustín Rossi aseguró que “su adhesión al liderazgo de Cristina Fernández está intacto”, a pesar del acuerdo electoral que la vicepresidenta selló con su rival en su provincia. Advirtió que su posición “no está condicionada por un armado de listas”.Sin embargo, afirmó que esta maniobra del gobernador de Santa Fe “es un plan para debilitar al Frente de Todos y no para fortalecerlo”. Negó sentirse traicionado por la vicepresidenta y consideró que su decisión de no bajar su candidatura en Santa Fe puso de relieve el plan de Perotti de sellar una alianza con el mandatario cordobés Juan Schiaretti. “No es casual que compartan el mismo asesor político Horacio Rodríguez Larreta, Schiaretti y Perotti”, apuntó en diálogo con LA NACION. Opinó, además, que “fue lógica” la decisión del presidente Alberto Fernández de pedirle que deje el Ministerio de Defensa para dedicarse a la campaña.-¿Cómo explica que la vicepresidenta respalde a Perotti y le dé la espalda a usted cuando en el propio kirchnerismo siempre se valora su lealtad a ese espacio? ¿Se siente traicionado?-No me consta que haya existido ese acuerdo con Cristina. Adscribí al kirchnerismo, primero con Néstor y después con Cristina y ahora con Alberto, por las ideas, valores, la ética y el sentido de transformación que le dieron a la política. Por lo tanto, nunca me fijé ni me condicionó un armado de listas. Si eso existiese (el acuerdo entre la vicepresidenta y Perotti), mi adscripción al liderazgo de Cristina sigue estando intacta. Es una adhesión que ha estado siempre. Ese compromiso me ha dejado en lugares incómodos pero también me ha traído mucha tranquilidad de conciencia y puedo dormir tranquilo todas las noches. Todos saben dónde estuve, dónde estoy y dónde estaré. Nunca le mentí a nadie ni especulé con mi posicionamiento político. Voy a seguir defendiéndola a Cristina en Santa Fe. Soy uno de los pocos que la defiende, y Perotti seguramente no lo va a hacer, porque nunca lo hizo.-¿A qué responde ese cambio de mirada de la vicepresidenta en el armado de las listas?-Nosotros tenemos un problema grave en Santa Fe que es que el gobernador se puso como senador suplente en una de las listas. En un acto que es una estafa electoral, porque el gobernador está pensando más en lo personal, por lo que pueda pasar en dos años. En Santa Fe no hay reelección. Pareciera que su presencia ahí apunta a que el senador titular va a ejercer el cargo sólo durante dos años y después renunciaría para darle el lugar a Perotti. Esto es una estafa y una falta ética grave. Los santafesinos están muy enojados con esta maniobra. Yo sugiero, o al menos esta va a ser la actitud de nuestra lista, de no involucrar a los líderes nacionales, sobre todo a Alberto y a Cristina, en este proceso electoral nacional interno. A los líderes nacionales hay que cuidarlos, apoyarlos y protegerlos y no tratar de apalancarse y apoyarse en alguno de estos liderazgos para tratar de lograr un posicionamiento electoral. En Santa Fe no hay que darle muchas vueltas al debate ni buscarlo entre los pliegues de algún escondite. Lo que hay en juego son dos modelos de provincia y dos modelos de peronismo. Los problemas de los santafesinos necesitan de la ayuda de todos. Y para eso se necesita mucho diálogo, tanto hacia adentro como hacia afuera. Y el gobierno de Santa Fe parece que se ha olvidado de eso. Está encerrado en un pequeño grupo de seguidores de Perotti, que intentó imponer de candidato a senador a Roberto Mirabella, cuyo único mérito es que es amigo del gobernador. Él tuvo que cambiar ese nombre porque salimos nosotros a decir que íbamos a disputar la interna. Perotti viene tomando decisiones que lo emparentan más con el proceso que se vive en la provincia de Córdoba, que yo no comparto. Para mí no es casual el nombre de este armado político que se llama Hacemos Santa Fe. No es casual que compartan el mismo asesor político –Guillermo Seita- con Horacio Rodríguez Larreta y Juan Schiaretti. Todo esto me hace pensar y a mí decirle a los santafesinos: miren que el gobernador está pensando en esto. A Perotti le quedan dos años y medio de gestión, por lo que esperemos que no viva esto como un ataque sino como una propuesta para mejorar porque las cosas no están bien en Santa Fe. La pregunta que me hago es: “¿Están tan mal las cosas para que Perotti necesite ponerse de senador suplente?”. Él dice que siempre se hizo y yo no recuerdo que nunca se haya hecho.-¿A qué apuntaría esta estrategia conjunta de Perotti con Schiaretti, como usted señala?-Si las cosas le salían bien a Perotti, cosa que no ocurrió porque se vio obligado a acordar con otros sectores, el plan era que a fin de año iba a sacar al peronismo del Frente de Todos y crear una experiencia donde un sector del PJ, como en Córdoba, funciona con una lógica alejada de las políticas nacionales. No digo que Santa Fe tenga que suscribir un ciento por ciento las políticas nacionales, lo que hablo es de cooperar para obtener los mejores resultados posibles. Nosotros cuando alentamos en 2019 la candidatura de Perotti a la gobernación en Santa Fe imaginábamos un liderazgo más moderno, plural y abierto, tratando de entender las diversidades que tiene la provincia y que también tiene el peronismo. Entonces, lo que está en juego en esta elección es cómo se para la provincia en el concierto nacional y en función de esto cómo queremos que se pare el peronismo.-¿Hay una estrategia a mediano plazo de Cristina de ampliar el Frente de Todos al acordar con Perotti y avanzar en esta lógica para sumar sectores que no estuvieron en el kirchnerismo?-Yo siempre creo que los espacios políticos se tienen que ampliar y tener una vinculación con la mayor cantidad de actores sociales, políticos y económicos para extender la base política que uno tenga. Lo que digo es que hay un plan para debilitar al Frente de Todos y no para fortalecerlo. No estoy hablando de un actor independiente que quiere sumarse y que todos tienen que tener gestos como para que se sume. Lo que digo es que hay un actor en el FDT (Perotti) que tiene gestos para irse de ese espacio. Ante esa circunstancia que parecía en los bordes y en las corrientes subterráneas de la política nuestra presencia en el debate tiene que ver con ponerlo de relieve para que sean los santafesinos los que decidan hacia dónde quieren ir. Me parece que ese es el camino.-¿Esta idea de que los candidatos tienen que dejar los cargos ejecutivos respondió a un interés particular de que deje el gabinete?-No, es una decisión que el presidente impuso para todos. Tiene un sentido de justicia y de ética importante. Me parece razonable. Lo que hizo Alberto es buscar que haya funcionarios dedicados exclusivamente a la gestión y no a la campaña electoral. Es totalmente lógico. A esta altura sólo tengo palabras de agradecimiento a Alberto Fernández, que ha sido muy generoso conmigo al darme la posibilidad de estar al frente del Ministerio de Defensa durante un año y siete meses de gestión.-¿Lo sorprendió el momento en que le pidió la renuncia?-Era previsible. Podía suceder que el presidente tomara una decisión de esta característica. En Santa Fe la vicegobernadora Alejandra Rodenas, que me acompaña en la lista, pidió licencia sin goce de sueldo. El que no hizo nada es Perotti que va como senador suplente. No sigue ninguna lógica ética el comportamiento del gobernador.

Fuente: La Nación

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La llegada de Ana revolucionó la casa y la vida de Pampita Ardohain y Roberto García Moritán. Y aunque la modelo dio declaraciones luego de dar a luz tanto en el programa que conduce por Net TV, Pampita Online, como en ShowMatch, es el empresario y precandidato a legislador por Republicanos Unidos, quien asumió, en los últimos días, la voz cantante de la familia ante los medios.“Me atrevo a decir que vamos a hablar con uno de los hombres más felices del mundo”, lo presentó, este sábado, Catalina Dlugi, en su programa radial Agarrate Catalina. Desde su casa, el empresario y flamante papá de Ana la corrigió: “Casi te quedás corta… Puedo transpolar mi felicidad al mundo entero. Estoy desesperado de amor. Ana es el punto de encuentro de nuestras familias, que ya estaban consolidadas. Es la explicación más profunda, más explícita y sanguínea de que vamos a estar juntos para siempre”.Netflix: los estrenos de series en agosto de 2021Ana nació el jueves 22 de julio, y esta semana ya comenzaron a circular los rumores de que la tendría en sus planes seguir agrandando la familia, a raíz de un comentario en las redes del obstetra que atendió el parto. Con respecto a este proyecto, el economista reveló: “Está dividida la apuesta. Yo tengo algunas dudas, todavía. Me gustaría dormir un par de meses antes de tomar la decisión”.“Cuando tuve a Santino y a Delfina -producto de su relación con Milagros Brito- era un padre relativamente joven, mucho más teniendo en cuenta la edad en la que hoy en día se convierten en padres primerizos los chicos. Vamos a ver cómo me encuentra esta segunda gestión. En ese momento no llegaba a los 30 años. Estaba buscando mi lugar en el mundo y las cosas pasaban mucho más rápido. Seguramente esta experiencia la voy a disfrutar muchísimo más, y voy a cometer otro tipo de errores, pero con el aprendizaje de haber vivido muchas cosas con mis hijos anteriores”, agregó.Luego, García Moritán explicó que su esposa sí está convencida de volver a ser madre. “Caro está segura de que quiere ahora un varón. Y yo también lo quiero, pero, como te decía: voy a poder pensar mejor después de haber dormido un par de meses”, insistió.El empresario gastronómico expresó luego la admiración que le despertó la decisión de Ardohain de que su parto sea natural: “El trabajo de parto fue largo. Fuimos para el sanatorio a la 1 de la madrugada y estuvo en la sala de parto 9 horas, pujando, dispuesta a tener este parto de forma natural. La verdad es que tiene una tenacidad y una convicción que me genera una profunda admiración”.“La valentía es exclusiva de Caro. Yo estuve todo el tiempo a su lado, pero a eso de las 3 de la mañana estaba muy cansado, me senté en una silla y me quedé dormido un par de horas. Lo que recuerdo es que a las 7.30 de la mañana me despertó ella diciéndome: ‘En cualquier momento viene’. Ahí me reincorporé y aun así, pasaron dos horas más hasta que Ana vino a la vida”, indicó.“En los nacimientos de mis otros dos hijos no estuve presente de esta manera; en este caso estuve del lado del obstetra. ¡Y te digo que es bastante impresionante! Vi todo el nacimiento. ¡Qué fantástica es la naturaleza! Estoy maravillado de amor y por lo que es la lógica de la naturaleza”, reflexionó.Sobre la decisión de Ardohain de retomar sus actividades laborales, García Moritán expresó: “¡Te das cuenta la personalidad y el compromiso que tiene! ¡No para nunca! Es impresionante la fuerza, la polenta, las ganas, la convicción y la vocación que tiene Caro. Así que el lunes arrancará de vuelta su vida normal, con Ana en nuestras vidas”.Dlugi recordó, entonces, a las palabras que la jurado de “La Academia” utilizó para recibir a su nueva hija: “Viniste a cerrar heridas”. Entonces, le preguntó al empresario si de alguna manera la modelo sentía que esta bebé ayudaría a sanar el profundo dolor que provocó la pérdida de su hija Blanca, quien murió en 2012 a causa de una neumonía hemorrágica.“No lo vincularía en este sentido, creo que tiene que ver más con el padre de Caro. Ana vino a unirnos mucho más y creo que ahí está el verdadero valor: viene a unir esta familia ensamblada que ya se había definido con muchísima alegría. Ahora, hay un sello que nos define y nos junta para siempre”.Guillermo, el padre de la modelo, murió en un accidente de tránsito cuando Pampita tenía apenas 6 años. Justamente, la elección del nombre de su hija más pequeña es una especie de homenaje a él, que fue quien decidió llamara Ana Carolina. “Yo me llamo Ana y mi papá me dijo así siempre”, le contó Ardohain a Denise Dumas, su reemplazante en la conducción de Pampita Online.“Él eligió ese nombre y me llamó así. Mi papá se fue cuando yo era muy chiquita y no me llamaron más así, me empezaron a decir Carolina. Y siempre sentí que había desaparecido esa parte de mí2, explicó la modelo.A horas de dar a luz, Pampita compartió en su cuenta de Instagram una serie de imágenes y explicó el significado del nombre que comparte con su hija: “Ana: benéfica, piadosa, misericordiosa, aquella que hace el bien. La mujer llena de gracia y compasión, favorecida por Dios”.

Fuente: La Nación

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La llegada de Ana revolucionó la casa y la vida de Pampita Ardohain y Roberto García Moritán. Y aunque la modelo dio declaraciones luego de dar a luz tanto en el programa que conduce por Net TV, Pampita Online, como en ShowMatch, es el empresario y precandidato a legislador por Republicanos Unidos, quien asumió, en los últimos días, la voz cantante de la familia ante los medios.“Me atrevo a decir que vamos a hablar con uno de los hombres más felices del mundo”, lo presentó, este sábado, Catalina Dlugi, en su programa radial Agarrate Catalina. Desde su casa, el empresario y flamante papá de Ana la corrigió: “Casi te quedás corta… Puedo transpolar mi felicidad al mundo entero. Estoy desesperado de amor. Ana es el punto de encuentro de nuestras familias, que ya estaban consolidadas. Es la explicación más profunda, más explícita y sanguínea de que vamos a estar juntos para siempre”.Netflix: los estrenos de series en agosto de 2021Ana nació el jueves 22 de julio, y esta semana ya comenzaron a circular los rumores de que la tendría en sus planes seguir agrandando la familia, a raíz de un comentario en las redes del obstetra que atendió el parto. Con respecto a este proyecto, el economista reveló: “Está dividida la apuesta. Yo tengo algunas dudas, todavía. Me gustaría dormir un par de meses antes de tomar la decisión”.“Cuando tuve a Santino y a Delfina -producto de su relación con Milagros Brito- era un padre relativamente joven, mucho más teniendo en cuenta la edad en la que hoy en día se convierten en padres primerizos los chicos. Vamos a ver cómo me encuentra esta segunda gestión. En ese momento no llegaba a los 30 años. Estaba buscando mi lugar en el mundo y las cosas pasaban mucho más rápido. Seguramente esta experiencia la voy a disfrutar muchísimo más, y voy a cometer otro tipo de errores, pero con el aprendizaje de haber vivido muchas cosas con mis hijos anteriores”, agregó.Luego, García Moritán explicó que su esposa sí está convencida de volver a ser madre. “Caro está segura de que quiere ahora un varón. Y yo también lo quiero, pero, como te decía: voy a poder pensar mejor después de haber dormido un par de meses”, insistió.El empresario gastronómico expresó luego la admiración que le despertó la decisión de Ardohain de que su parto sea natural: “El trabajo de parto fue largo. Fuimos para el sanatorio a la 1 de la madrugada y estuvo en la sala de parto 9 horas, pujando, dispuesta a tener este parto de forma natural. La verdad es que tiene una tenacidad y una convicción que me genera una profunda admiración”.“La valentía es exclusiva de Caro. Yo estuve todo el tiempo a su lado, pero a eso de las 3 de la mañana estaba muy cansado, me senté en una silla y me quedé dormido un par de horas. Lo que recuerdo es que a las 7.30 de la mañana me despertó ella diciéndome: ‘En cualquier momento viene’. Ahí me reincorporé y aun así, pasaron dos horas más hasta que Ana vino a la vida”, indicó.“En los nacimientos de mis otros dos hijos no estuve presente de esta manera; en este caso estuve del lado del obstetra. ¡Y te digo que es bastante impresionante! Vi todo el nacimiento. ¡Qué fantástica es la naturaleza! Estoy maravillado de amor y por lo que es la lógica de la naturaleza”, reflexionó.Sobre la decisión de Ardohain de retomar sus actividades laborales, García Moritán expresó: “¡Te das cuenta la personalidad y el compromiso que tiene! ¡No para nunca! Es impresionante la fuerza, la polenta, las ganas, la convicción y la vocación que tiene Caro. Así que el lunes arrancará de vuelta su vida normal, con Ana en nuestras vidas”.Dlugi recordó, entonces, a las palabras que la jurado de “La Academia” utilizó para recibir a su nueva hija: “Viniste a cerrar heridas”. Entonces, le preguntó al empresario si de alguna manera la modelo sentía que esta bebé ayudaría a sanar el profundo dolor que provocó la pérdida de su hija Blanca, quien murió en 2012 a causa de una neumonía hemorrágica.“No lo vincularía en este sentido, creo que tiene que ver más con el padre de Caro. Ana vino a unirnos mucho más y creo que ahí está el verdadero valor: viene a unir esta familia ensamblada que ya se había definido con muchísima alegría. Ahora, hay un sello que nos define y nos junta para siempre”.Guillermo, el padre de la modelo, murió en un accidente de tránsito cuando Pampita tenía apenas 6 años. Justamente, la elección del nombre de su hija más pequeña es una especie de homenaje a él, que fue quien decidió llamara Ana Carolina. “Yo me llamo Ana y mi papá me dijo así siempre”, le contó Ardohain a Denise Dumas, su reemplazante en la conducción de Pampita Online.“Él eligió ese nombre y me llamó así. Mi papá se fue cuando yo era muy chiquita y no me llamaron más así, me empezaron a decir Carolina. Y siempre sentí que había desaparecido esa parte de mí2, explicó la modelo.A horas de dar a luz, Pampita compartió en su cuenta de Instagram una serie de imágenes y explicó el significado del nombre que comparte con su hija: “Ana: benéfica, piadosa, misericordiosa, aquella que hace el bien. La mujer llena de gracia y compasión, favorecida por Dios”.

Fuente: La Nación

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La llegada de Ana revolucionó la casa y la vida de Pampita Ardohain y Roberto García Moritán. Y aunque la modelo dio declaraciones luego de dar a luz tanto en el programa que conduce por Net TV, Pampita Online, como en ShowMatch, es el empresario y precandidato a legislador por Republicanos Unidos, quien asumió, en los últimos días, la voz cantante de la familia ante los medios.“Me atrevo a decir que vamos a hablar con uno de los hombres más felices del mundo”, lo presentó, este sábado, Catalina Dlugi, en su programa radial Agarrate Catalina. Desde su casa, el empresario y flamante papá de Ana la corrigió: “Casi te quedás corta… Puedo transpolar mi felicidad al mundo entero. Estoy desesperado de amor. Ana es el punto de encuentro de nuestras familias, que ya estaban consolidadas. Es la explicación más profunda, más explícita y sanguínea de que vamos a estar juntos para siempre”.Netflix: los estrenos de series en agosto de 2021Ana nació el jueves 22 de julio, y esta semana ya comenzaron a circular los rumores de que la tendría en sus planes seguir agrandando la familia, a raíz de un comentario en las redes del obstetra que atendió el parto. Con respecto a este proyecto, el economista reveló: “Está dividida la apuesta. Yo tengo algunas dudas, todavía. Me gustaría dormir un par de meses antes de tomar la decisión”.“Cuando tuve a Santino y a Delfina -producto de su relación con Milagros Brito- era un padre relativamente joven, mucho más teniendo en cuenta la edad en la que hoy en día se convierten en padres primerizos los chicos. Vamos a ver cómo me encuentra esta segunda gestión. En ese momento no llegaba a los 30 años. Estaba buscando mi lugar en el mundo y las cosas pasaban mucho más rápido. Seguramente esta experiencia la voy a disfrutar muchísimo más, y voy a cometer otro tipo de errores, pero con el aprendizaje de haber vivido muchas cosas con mis hijos anteriores”, agregó.Luego, García Moritán explicó que su esposa sí está convencida de volver a ser madre. “Caro está segura de que quiere ahora un varón. Y yo también lo quiero, pero, como te decía: voy a poder pensar mejor después de haber dormido un par de meses”, insistió.El empresario gastronómico expresó luego la admiración que le despertó la decisión de Ardohain de que su parto sea natural: “El trabajo de parto fue largo. Fuimos para el sanatorio a la 1 de la madrugada y estuvo en la sala de parto 9 horas, pujando, dispuesta a tener este parto de forma natural. La verdad es que tiene una tenacidad y una convicción que me genera una profunda admiración”.“La valentía es exclusiva de Caro. Yo estuve todo el tiempo a su lado, pero a eso de las 3 de la mañana estaba muy cansado, me senté en una silla y me quedé dormido un par de horas. Lo que recuerdo es que a las 7.30 de la mañana me despertó ella diciéndome: ‘En cualquier momento viene’. Ahí me reincorporé y aun así, pasaron dos horas más hasta que Ana vino a la vida”, indicó.“En los nacimientos de mis otros dos hijos no estuve presente de esta manera; en este caso estuve del lado del obstetra. ¡Y te digo que es bastante impresionante! Vi todo el nacimiento. ¡Qué fantástica es la naturaleza! Estoy maravillado de amor y por lo que es la lógica de la naturaleza”, reflexionó.Sobre la decisión de Ardohain de retomar sus actividades laborales, García Moritán expresó: “¡Te das cuenta la personalidad y el compromiso que tiene! ¡No para nunca! Es impresionante la fuerza, la polenta, las ganas, la convicción y la vocación que tiene Caro. Así que el lunes arrancará de vuelta su vida normal, con Ana en nuestras vidas”.Dlugi recordó, entonces, a las palabras que la jurado de “La Academia” utilizó para recibir a su nueva hija: “Viniste a cerrar heridas”. Entonces, le preguntó al empresario si de alguna manera la modelo sentía que esta bebé ayudaría a sanar el profundo dolor que provocó la pérdida de su hija Blanca, quien murió en 2012 a causa de una neumonía hemorrágica.“No lo vincularía en este sentido, creo que tiene que ver más con el padre de Caro. Ana vino a unirnos mucho más y creo que ahí está el verdadero valor: viene a unir esta familia ensamblada que ya se había definido con muchísima alegría. Ahora, hay un sello que nos define y nos junta para siempre”.Guillermo, el padre de la modelo, murió en un accidente de tránsito cuando Pampita tenía apenas 6 años. Justamente, la elección del nombre de su hija más pequeña es una especie de homenaje a él, que fue quien decidió llamara Ana Carolina. “Yo me llamo Ana y mi papá me dijo así siempre”, le contó Ardohain a Denise Dumas, su reemplazante en la conducción de Pampita Online.“Él eligió ese nombre y me llamó así. Mi papá se fue cuando yo era muy chiquita y no me llamaron más así, me empezaron a decir Carolina. Y siempre sentí que había desaparecido esa parte de mí2, explicó la modelo.A horas de dar a luz, Pampita compartió en su cuenta de Instagram una serie de imágenes y explicó el significado del nombre que comparte con su hija: “Ana: benéfica, piadosa, misericordiosa, aquella que hace el bien. La mujer llena de gracia y compasión, favorecida por Dios”.

Fuente: La Nación

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