SAITAMA, Japón (AP) — Ana Dabovic anotó nueve de sus 13 unidades en el cuarto periodo para ayudar a Serbia a venir de atrás y derrotar el miércoles 77-70 a China y ubicarse en las semifinales del torneo olímpico por segunda edición consecutiva.Las serbias (3-1) se enfrentarán a Estados Unidos o a Australia en las semifinales del viernes, en un intento por mejorar el bronce que ganaron en 2016.Al silbatazo final, se reunieron en un circulo sobre la cancha y bailaron antes de abrazarse para festejar su victoria, en la que borraron una desventaja de nueve unidades. Dabovic ayudó a impulsar la remontada con un triple desde cerca del logo de media cancha, mientras Serbia tomaba ímpetu con una ofensiva de 12-0 para iniciar el cuarto periodo.China (3-1) avanzó invicta la fase de grupos y llegó al cuarto final con ventaja de 58-49. Con Yao Ming sentado en el banquillo, las chinas no alcanzaron las semifinales por primera vez desde 2008.La bandeja de Han Xu empató el marcador a 70 con 2:13 por jugar. Vasic encestó dos tiros libres a 1:53 por jugar, para llegar a nueve puntos consecutivos y darle a Serbia ventaja definitiva.Jelena Brooks encabezó a Serbia con 18 unidades., Vasic finalizó con 16 tantos, nueve de ellos en cuarto periodo, y descolgó 10 rebotes.Shao Ting anotó 17 tantos para encabezar a China. Han añadió 15 y Li Yueru aportó 12.Serbia terminó el primer cuarto con ventaja de 16-14. Brooks anotó 12 puntos en el segundo periodo para ayudar a Serbia a irse al frente 35-33 al medio tiempo. China encestó 10 de 11 tiros libres en el tercer periodo y gozó de su margen más amplio, 58-49, luego de tres cuartos.

Fuente: La Nación

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SAN LUIS (AP) — Freddie Freeman y los Bravos de Atlanta vapulearon a Jon Lester en su primera apertura por los Cardenales de San Luis, al anotar cinco veces en el inning inicial, para enfilarse el martes a un triunfo por 6-1.Lester (3-6), de 37 años y adquirido a Washington la semana anterior, permitió que sus primeros siete enemigos se embasaran, y no consiguió un out sino hasta su 27mo lanzamiento.Jorge Soler, quien llegó desde Kansas City en un trueque por Kasey Kalich la semana pasada, bateó un jonrón de dos carreras para inaugurar la pizarra. Fue el primer cuadrangular del cubano con los Bravos y su 14to de la temporada.Freeman y Austin Riley vinieron a continuación con sencillos, antes de que Dansby Swanson y Joc Pederson añadieran hits productores.En el segundo capítulo, Freeman sacudió su 24to jonrón de la temporada, también frente a Lester, quien admitió nueve inatrapables y seis carreras a lo largo de cinco actos.Max Fried resolvió seis episodios en blanco por los Bravos, quienes han ganado siete de sus últimos ocho juegos en San Luis. Fried (8-7) recibió únicamente cuatro incogibles en seis innings y no permitió que un solo corredor pasara de la intermedia.Ponchó a siete adversarios y caminó a uno.Por los Bravos, el cubano Soler de 4-1 con una anotada y dos impulsadas.Por los Cardenales, el puertorriqueño Yadier Molina de 4-2 con una empujada. El panameño Edmundo Sosa de 3-0. El venezolano José Rondón de 1-1.

Fuente: La Nación

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NUEVA YORK (AP) — Luis Gil resolvió seis innings en blanco al debutar dentro de las mayores, Giancarlo Stanton aportó un jonrón y cuatro empujadas, y los Yanquis de Nueva York vapulearon el martes 13-1 a los Orioles de Baltimore.Gil (1-0) abrió el encuentro en lugar del astro Gerrit Cole, quien ingresó a la lista de los lesionados tras dar positivo de COVID-19 el lunes.El dominicano de 23 años causó una buena impresión en su debut. Toleró apenas cuatro sencillos, recetó seis ponches y regaló sólo una base por bolas.Tras admitir un par de hits con dos outs en el cuarto acto, Gil obligó a que DJ Stewart bateara un elevado. El quisqueyano, quien tuvo un récord de 4-1 durante 15 aperturas combinadas en la Doble A y la Triple A, retiró a sus tres adversarios del quinto acto y luego dejó inmóvil a Austin Hays mediante un slider a la esquina de afuera, poniendo fin al sexto capítulo, cuando había dos corredores a bordo.Gil fue apenas el octavo lanzador de los Yanquis que ha laborado seis innings o más en blanco al debutar en las mayores. Los anteriores fueron Slow Joe Doyle (1906), King Brockett (1907), Tacks Neuer (1907), Pete Wilson (1908), Russ Van Atta (1933), Vito Tamulis (1934) y Sam Militelo (1992).El pitcher derrotado fue Alexander Wells (1-2).Por los Orioles, el mexicano Ramón Urías de 3-1. El venezolano Anthony Santander de 2-1. Los dominicanos Pedro Severino de 4-0, Maikel Franco de 3-1.Por los Yanquis, el dominicano Gary Sánchez de 4-2 con una anotada y una producida. Los venezolanos Gleyber Torres de 3-2 con una anotada y dos impulsadas, Rougned Odor de 4-1 con una anotada.

Fuente: La Nación

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ST. PETERSBURG, Florida, EE.UU. (AP) — Yusei Kikuchi cubrió seis entradas con calidad, Abraham Toro y Jarred Kelenic conectaron sendos jonrones y los Marineros de Seattle superaron el martes por 4-2 a los Rays de Tampa Bay.Kikuchi (7-6) permitió dos carreras y seis hits. El zurdo tenía foja de 0-3 en sus cuatro aperturas anteriores.El dominicano Diego Castillo, el tercer relevista de los Marineros, trabajó la novena entrada para conseguir su primer salvamento con Seattle y el 15to de su carrera. El derecho llegó proveniente de Tampa Bay el jueves.Seattle ha ganado los primeros dos encuentros de la serie de tres partidos y tiene marca de 6-0 esta temporada ante los campeones defensores de la Liga Americana.El cubano Randy Arozarena conectó un cuadrangular por los Rays.Después de que Cal Raleigh pegó un elevado de sacrificio en la segunda entrada, Toro y Kelenic dispararon vuelacercas solitarios en la cuarta frente a Luis Patiño (2-3), lo cual dio la ventaja 3-1 a los Marineros.Toro suma cuadrangulares y se ha embasado en siete juegos consecutivos desde que lo adquirieron proveniente de Houston el 27 de julio.Por los Marineros, no batearon latinoamericanos.Por los Rays, los cubanos Arozarena de 4-3 con una anotada y una producida, Yandy Díaz de 4-0. Los dominicanos Wander Franco de 4-1, Nelson Cruz de 4-0, Manuel Margot de 3-1, Francisco Mejía de 1-0.

Fuente: La Nación

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Y un día Luis Scola se convirtió en leyenda y llenó de emoción al deporte argentino en los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Luego de la derrota frente a Australia (97-59) en los cuartos de final, el jugador más importante de la historia del seleccionado argentino confirmó su retiro del equipo. Scola dejó la cancha a falta de 51,4 segundos aplaudido de pie durante cerca de un minuto por compañeros y rivales. Y fue aclamado durante el resto del día en las redes sociales, incluidas varias celebridades.Una de ellos fue el ex presidente de la Nación Mauricio Macri. “Scola merece todas las ovaciones. Más allá de ser una leyenda del básquet y de sus logros, mostró con su ejemplo el valor de la dedicación, del trabajo en equipo, la búsqueda de la excelencia y lo que significa defender los colores argentinos en todo el mundo. Un grande @Lscola4”, destacó en Twitter el ex mandatario.Scola merece todas las ovaciones. Más allá de ser una leyenda del básquet y de sus logros, mostró con su ejemplo el valor de la dedicación, del trabajo en equipo, la búsqueda de la excelencia y lo que significa defender los colores argentinos en todo el mundo. Un grande @Lscola4 pic.twitter.com/yirhXbq2Dy— Mauricio Macri (@mauriciomacri) August 3, 2021En julio de 2016, en el Cenard, el entonces presidente de la Nación entregó la bandera argentina a Scola, que era el abanderado de la delegación olímpica para Río de Janeiro 2016. Y en 2019 llamó por teléfono al capitán para decirle que sentía “mucho orgullo” por el segundo puesto en el Mundial de China. Después de ese torneo, Macri invitó al entrenador Sergio Hernández y al pivote Marcos Delía, que asistieron a la Casa de Gobierno.Macri se encuentra en Suiza, impedido de volver al país por el momento, y su tuit fue publicado a las 20.59 de la Argentina. El mensaje público del ex presidente se suma a los de Lionel Messi, Gabriela Sabatini, Emanuel Ginóbili, FIBA y muchos otros que recibió el ex capitán. “Tu impresionante carrera te convirtió en un gran referente del deporte argentino y de todo el mundo”, publicó Messi, a quien Scola admira notablemente y por quien se alegró mucho cuando el rosarino conquistó la Copa América el mes pasado. Ambos referentes del deporte argentino compartieron la delegación olímpica en Pekín 2008, cuando el seleccionado de fútbol obtuvo la medalla dorada y el de básquetbol, la de bronce.Admiración mutua: Luis Scola, entonces en Indiana Pacers, saluda a Lionel Messi antes del partido de NBA frente a Washington Wizards, el 25 de marzo de 2015. (Ned Dishman/)

Fuente: La Nación

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“Nunca va a fracasar la democracia”, dijo el lunes el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, al defender el desastroso referéndum sobre el enjuiciamiento de ex presidentes y anunciar que ahora planea otro sobre la revocatoria de su mandato. El domingo apenas votó el 7 por ciento de los mexicanos. Para que el resultado fuera vinculante se requería un piso del 40 por ciento. López Obrador, que ni siquiera estuvo entre los que se molestaron en ir a votar, habló de un “triunfo”. El voto mayoritario de la minoría participante resultó a favor del sí oficialista, es cierto, pero que el presidente celebre la democracia participativa después de un ausentismo del 93 por ciento parece un chiste.¿Cómo es posible? Sucede que los populismos son triunfalistas de alma, y sobre todo cuando tropiezan con una piedra. No habilitar jamás la posibilidad siquiera de mencionar la derrota es una autoexigencia que sólo puede ser cumplida por dos vías: ganar siempre como sea, o perder y cantar victoria sin mosquearse. A 39 días de las PASO y 102 de las generales es obvio que el tema de la digestión de resultados electorales –ganar o perder, está visto, no es patrimonio exclusivo de la aritmética- nos atañe en forma acuciante.Ganar siempre como sea fue lo que hizo Perón. Perón nunca en su vida perdió una elección, algo que el peronismo atribuye de manera exclusiva a una conjunción de dotes políticas con popularidad impar. Pero las cosas fueron un poco más complejas. Para asegurarse su continuidad, en 1951 (cuando conseguiría la mejor marca electoral de la historia) Perón alteró a su favor, de a una, todas las reglas de juego.Por ejemplo, entre gallos y medianoche impuso el sistema uninominal por circunscripción con la intención de acentuar la hegemonía de diputados oficialistas y encoger las bancadas opositoras. Desde ya que en las elecciones de noviembre del 51 no fue fraude lo que hubo. La gente emitió su voto en secreto, sin coerción, y el recuento fue honesto. Sin embargo, ya había sucedido todo. No solo Perón había hecho dos años antes una Constitución a su medida. Persiguió a los opositores, potenció el desacato, restringió los actos públicos, hasta escamoteó los altoparlantes, por entonces fundamentales. El principal candidato opositor, Ricardo Balbín, rara vez completaba un acto proselitista sin ser interrumpido por la policía o por matones mancomunados con ella. Sobre todo, el régimen les negó a los políticos de la oposición, hubiera o no campaña, el acceso a los medios, a la mayoría de los cuales controlaba. De modo que el ciudadano común se vio obligado a consumir toneladas de propaganda oficial sin demasiadas opciones. Detalle menos recordado, una ley había impedido la formación de coaliciones: partido que no presentaba candidato propio, partido que perdía el reconocimiento.Perón modificó las reglas del juego electoral (Juan Mabromata/)No sean gorilas, dirán los peronistas; si Perón no se hubiera adueñado del Estado y del sistema político igual ganaba la reelección porque era imbatible, todo el pueblo lo apoyaba (bueno, no es muy probable que los peronistas admitan usurpación institucional, pero se trata de un ejercicio dialéctico; cuando se habla de las elecciones de 1951 solo suelen mencionar la epopeya del voto femenino). Con esa clase de argumentos, Nixon no llegó muy lejos: “en pleno caso Watergate gané la reelección con más del 60 por ciento, ¿para qué voy a querer yo ponerle micrófonos al Partido Demócrata?”, argumentaba Nixon, palabras más palabras menos, poco antes de dejar de ser presidente de los Estados Unidos.Perón llegó a injertar en 1954 una elección que hasta institucionalmente descartaba la hipótesis de una derrota oficialista. Hizo que se votara para vicepresidente, algo no previsto, con la excusa de que ese cargo no podía estar vacante. Pero resulta que Hortensio Quijano llevaba ya dos años muerto y lo suplía el presidente provisional del Senado, Alberto Teissaire, casualmente el mismo que siguió ahí tras ser bendecido por las urnas. Nunca nadie le preguntó a Perón cómo habría gobernado de haber ganado el candidato opositor Crisólogo Larralde. En el juego argentino de acomodar las reglas a la política y no la política a las reglas, 1954 fue una cima.Aquella certidumbre de que los oficialismos corren con ventaja está acentuada en la cultura argentina por la inescrupulosidad político-administrativa de la experiencia peronista. En la década neoliberal del PJ, Menem, el primer discípulo del general que llegó al poder, también ganó todas las elecciones (incluida, desde luego, su propia elección constituyente en pos de la permanencia), hasta que perdió las de 1997, primera derrota electoral peronista desde 1985. Esas legislativas de 1997 fueron una excepción, porque la Alianza, flamante coalición opositora que en ellas haría pie para alcanzar la Casa Rosada, arrasó en Capital, ganó la provincia de Buenos Aires y obtuvo en todo el país más votos que el oficialismo, al que le hizo perder la mayoría legislativa. Demasiada contundencia para esconder el ocaso menemista: era un final de época.Las dos siguientes derrotas peronistas, en cambio, le ocurrieron a Cristina Kirchner y ambas fueron negadas. En 2009, en elecciones inútilmente adelantadas, el hoy repuesto como supermercadista Francisco de Narváez, por entonces un político nuevo -el más autofinanciado-, vencía en la provincia de Buenos Aires nada menos que a Néstor Kirchner, quien llevaba en su carrera política 22 años invicto. Kirchner encabezaba una lista rica en candidatos testimoniales. En la madrugada siguiente a los comicios renunció en forma “indeclinable” a la presidencia del Partido Justicialista. Poco después recuperó el puesto. En Capital la lista oficialista quedó cuarta y en Córdoba y en Santa Fe, tercera, mientras perdía la mismísima Santa Cruz. El peronismo sumaba sólo 31 por ciento del total de votos, lo cual conformaba la mayor derrota de un gobierno en elecciones intermedias desde 1983, exceptuado el caso particular de 2001. En Diputados cayó de 116 bancas a 96. La presidenta Cristina Kirchner dio una conferencia de prensa el día después. Se mostró indiferente, tras apropiarse, eso sí, de un victorioso Pino Solanas, que en Capital había desplazado a Lilita Carrió.Sergio Massa se volvió a Tigre. Dejó la jefatura de Gabinete en manos de Aníbal Fernández, a quien a su vez sucedió Julio Alak en Justicia, reemplazado en Aerolíneas Argentinas por Mariano Recalde. En Economía, Amado Boudou sucedió a Carlos Fernández. Diego Bossio ocupó el lugar de Boudou en el ANSES. Y en Cultura, Jorge Coscia reemplazó a José Nun. En una palabra: para responder a la derrota electoral los Kirchner resolvieron kirchnerizar más el gabinete. Hubo un diálogo político desordenado, confuso, fallido, y al año siguiente todo el tablero político se modificó a partir de un dramático cimbronazo: la muerte de Kirchner.La última elección general en el país, la de 2019 (Marcelo Aguilar/)En 2013 la cara de la derrota sería Martín Insaurralde, el candidato seleccionado por Cristina Kirchner para la provincia de Buenos Aires, y su retador estelar, Sergio Massa, por entonces furibundo antikirchnerista. No parecía fácil disimular semejante golpe: 43,92 a 32,18.“Es cierto que ha habido resultados locales muy importantes, pero el Frente para la Victoria se vuelve a consolidar”, decía, sonriente, el vicepresidente Amado Boudou. A nivel nacional el FpV obtuvo algo más de 33 por ciento, lejos del 54 por ciento de 2011 pero suficiente para conservarse como fuerza principal. No obstante, el efecto bonaerense liquidó, se sabe, cualquier ilusión de continuidad de la presidenta forzando la Constitución, tal como alguna vez pretendió Menem para sí. Cambios post electorales claro que hubo: salió Guillermo Moreno, entraron Axel Kiciloff como ministro de Economía y Jorge Capitanich como jefe de Gabinete (en lugar de Juan Manuel Abal Medina). En aquel período se hablaba de la profundización del modelo.Como se dijo muchas veces, las legislativas pueden producir resultados grises, en los que cada cual toma lo que le conviene. Ya sea la provincia de Buenos Aires, el total nacional de votos o las pérdidas y ganancias de bancas y su efecto sobre los equilibrios parlamentarios. Ese efecto nunca es demasiado brusco debido a que la traducción del humor colectivo sobre el Congreso está amortiguada (renovar la Cámara de Diputados por mitades es una rareza argentina).Hay, desde luego, una dimensión política del resultado, que en parte depende de cómo reaccionan las distintas fuerzas políticas la noche de las elecciones y al día siguiente. La experiencia demuestra que a diferencia de las elecciones ejecutivas, donde ostensiblemente uno gana y el otro pierde, en las legislativas las lágrimas pueden disolverse y hasta la musculatura del derrotado puede tonificarse.

Fuente: La Nación

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Aquí vamos de nuevo. En el Perú, el guion es el habitual: nuevos personajes, vieja historia. Abrochémonos el cinturón. Pedro Castillo usa el sombrero como Hugo Chávez usaba la gorra, Evo Morales la chompa, Fidel Castro el uniforme. Como Juan Perón se quitaba el saco y se arremangaba la camisa. ¿Significado? Simple: mi Reino no es de este mundo. O mejor dicho, mi mundo no es el de la política y sus miserias, soy como el pueblo que me “ungió”, me visto como él, como como él, hablo como él. Al ungirme, me transmitió su fe, me sacralizó. Y al pueblo, antes que a la ley, le debo obediencia. Un mesías llamado presidente.No hace falta decir que con su ineptitud y corrupción, su elitismo y sus divisiones, la clase dirigente peruana se la buscó: su harakiri es un monumento a la irresponsabilidad, un himno a la torpeza. Pero ¿quién es este bendito pueblo que a fin de cuentas dio a Castillo apenas el 19% de los votos en la primera vuelta de las elecciones? En democracia el pueblo somos todos, tanto que el presidente electo suele prometer, al sumir las funciones, que gobernará para todos, para los que lo votaron y para los que no. Acaso no sea sincero, pero es un ritual tranquilizador, una declaración de fe democrática y corrección institucional. Bueno, no parece ser esta la idea de Castillo, como tampoco lo fue de los demás personajes de la frondosa galería del populismo latinoamericano.Cualquiera que lea su discurso de inauguración se dará cuenta de que su pueblo no son los peruanos de forma indistinta. Son los “descendientes de los pueblos originarios del Perú prehispánico”, los “quechuas, aimaras y amazónicos”, los “afroperuanos” y “las minorías desposeídas del campo y la ciudad”. Se entiende y se explica, pero ¿los demás? ¿El vientre mestizo del país? ¿La clase media crecida en los últimos treinta años? ¿Serán peruanos también? ¿O acabarán en la misma bolsa de los “chetos”, los “gusanos”, los “escuálidos”? ¿De todos los “cipayos” de los que hay que deshacerse?Uno se lo pregunta, porque el mensaje de Castillo es, si se piensa para bien, un mensaje de redención, y si se lo piensa para mal y se ciñe uno a los precedentes, un anuncio de venganza. El esquema es siempre el mismo. Érase una vez un pueblo puro. Tan puro que, dice, “durante cuatro milenios y medio” nuestros antepasados habían vivido “en armonía con la rica naturaleza”. Nada menos: el Tawantinsuyu era el Jardín del Edén, la sociedad sin clases, el reino de la paz y la fraternidad. ¡De nuevo con la vieja historia del comunismo incaico! ¡Con los mitos que se burlan de la historia, la fe que devora la realidad, el inca como arquetipo del hombre nuevo!Hasta que “llegaron los hombres de Castilla” y el paraíso se vino abajo, el sueño se hizo añicos, se rompió la armonía, se impuso el pecado: donde habían reinado igualdad y justicia, nacieron la sociedad de castas y la explotación que “hasta hoy persiste”. ¿Entonces? Está escrito: Castillo es el Redentor de los humildes; su elección, el adviento. Con él se construirá el Reino “desde abajo hacia arriba”, con él resucitará “el interior del país”. El Perú rural y tradicional de la Sierra se venga así del Perú moderno y cosmopolita de la Costa, como la Bolivia indígena y andina de Morales de la Bolivia oriental y mestiza, la Venezuela de los llanos y los caudillos de Chávez de la Venezuela urbana y petrolera, la Argentina federalista y peronista del interior de la Argentina porteña y europeizada, el oriente rural e hispánico de Castro de la Cuba occidental “penetrada” por los yanquis. Un destino despiadado el de los “progresistas” latinoamericanos, ansiosos ante el nacimiento de cada nuevo líder populista: su tierra prometida está en el pasado, el progreso es reacción, la modernidad es el mal. Pobre Marx, pobre Gramsci.Competir con este relato es perder desde el principio, es pelear contra molinos de viento: quien quiere creerlos los cree; ay de explicarle a un creyente que su fe no tiene fundamento histórico, de pretender desautorizar un mito invocando la complejidad. ¿Acaso no sabemos, gracias a sólidos estudios históricos y arqueológicos, etnográficos y lingüísticos, que un abismo separa al Jesús histórico del Jesús de los Evangelios? ¿Que el Imperio Inca, como cualquier otro orden terrenal, tenía luces y sombras, fortalezas y debilidades, excelencias y horrores? No importa, no es ese el punto. Inocencia, pecado, expiación, redención, salvación forman una cadena portentosa, una escatología que alimenta a las religiones milenarias. Donde la frontera entre política y religión es evanescente, la mentalidad secular minoritaria, y el utopismo milenarista muy arraigado, el mito religioso se convierte en mito político. El populismo es esto.Irónicos y resignados, podemos a lo sumo señalar que este relato no tiene nada que ver con los incas y todo con cinco siglos de evangelización, que la “liberación” no es más que la parábola del éxodo, y la venganza del pobre contra el rico estaba ya en el sermón de la Montaña. Como Castro y Perón, Chávez y Morales, Castillo es hijo legítimo de la cristiandad hispana, cree combatirla pero en realidad lucha en su nombre contra su “enemigo eterno”, el racionalismo ilustrado y la secularización. Lo que casi desapareció en la madre patria secularizada sobrevive en las excolonias. ¿Cómo podría ser de otra manera? ¿No pasa también con la lengua, la comida, las costumbres? Como buen populista, tenderá por tanto a replicar sus rasgos, a transformar a los oprimidos de ayer en los opresores de mañana, la democracia en autoritarismo, el pluralismo en unanimismo, el estado neutral en estado ético, las libertades individuales en corporativismo, la modernización en pauperismo.O no. Inadecuado para la gran transformación que le espera al mundo después de la pandemia, Castillo podría sin quererlo arrojar una palada de tierra a la fosa del populismo, recordarnos lo que deberíamos haber aprendido hojeando el álbum de familia: que “debajo del vestido no hay nada”, que detrás del máximo de pomposidad se esconde el máximo de banalidad, que el relato bueno para conquistar el poder no sirve para gobernar. Montaña dando a luz al ratón, su programa de gobierno es una lista de sueños y promesas, buenas intenciones, obviedades, recetas gastadas. ¿Propiedad privada? Sí, pero. ¿La minería? Un poco sí y un poco no. ¿La educación? Más dinero. ¿El ambiente? Sagrado. ¿La riqueza? Distribuirla. ¿El trabajo? Gasto público, reparar carreteras. ¿Globalización? ¿Innovación tecnológica? ¿Productividad? Quién sabe. Mucha retórica, cero propuestas, mucho ruido y pocas nueces. Como si más que planear el futuro estuviera interesado en vengar el pasado. ¿Es esto lo que espera el Perú de hoy? ¿América Latina en el siglo XXI? ¿Enmendar los males del XVI? ¿O mirar hacia adelante?

Fuente: La Nación

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No ha sido la semana precedente la más feliz para la oposición a un gobierno que intenta avanzar hacia un régimen cada vez más alejado de los principios republicanos como la división de poderes y la independencia de la Justicia, y más preocupado por garantizar impunidad a sus secuaces antes que por asegurar los beneficios de la libertad al pueblo argentino.Desde la sentencia tan aguda del diputado Mario Negri (UCR, Córdoba) de que “estamos a siete bancas de que el kirchnerismo se quede con la república”, los conflictos personales en la coalición de Juntos por el Cambio se estresaron, al punto de suscitar estupor en una importante franja de la opinión pública. Pocas veces antes se habían manifestado esos cruces feroces entre políticos que dicen compartir una misma responsabilidad por salvar las instituciones de riesgos gravísimos. El punto de partida de tales desencuentros ha sido la ilusión de que haya con las elecciones presidenciales de 2023 lugar para una alternancia en el poder. A juzgar por los datos económicos y sociales cada vez más negativos, y por el aislamiento del país, sin otra compañía a esta altura en el mundo que la de movimientos y gobiernos autoritarios, por decir lo menos, la alternancia es una posibilidad abierta. Sería, sin embargo, producto de un enceguecido optimismo suponer que el kirchnerismo prescindirá de agotar todos los recursos a su alcance para retener el poder y acrecentarlo. Las pruebas están al canto por lo que se observa en estos días y frente a nuevas tormentas que, en consecuencia, se presagian para después de noviembre.Los últimos días ofrecieron no pocos ejemplos de las mezquindades políticas y de los narcisismos condenados por una vasta porción de la ciudadanía, que, en las elecciones de 2015, optó por cambiar el rumbo político del país. Los protagonistas de esos lamentables episodios deberían reflexionar seriamente. No muy distante se halla la experiencia de Venezuela, donde las disidencias y las avaricias de la oposición impidieron llegar a tiempo a los trascendentes acuerdos que necesitaba el país para evitar el régimen autocrático que hoy está consolidando el chavismo. No puede negarse que el gobierno porteño ha conseguido en su ámbito logros difíciles. Ha seguido cambiando la ciudad, y para bien. De ahí, sin embargo, a que el jefe de gobierno local, Horacio Rodríguez Larreta, suponga que es este el momento para sentar las bases de su propia candidatura presidencial para 2023 hay un trecho abismal que debe hacérseles notar tanto a él como a quienes fantasean sobre su ánimo. De otro modo no se habría gestado ese incomprensible y amargo enroque de piezas, que ha llevado al hasta hace pocos días vicejefe del gobierno porteño, Diego Santilli, a encabezar una lista de precandidatos a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires y a la exgobernadora María Eugenia Vidal a olvidarse de la provincia que la honró con ese cargo y a convertirse, de un día para otro, en la cabeza de los postulantes a diputado por la Capital Federal.Ha sido contradictorio que se procurara, por un lado, amenguar la influencia en Pro de su presidenta, Patricia Bullrich, y la del exjefe del Estado Mauricio Macri, con el pretexto de haber asumido actitudes en exceso críticas hacia el gobierno nacional, y, por otro lado, se hubiera hecho explotar en el frente interno de la coalición un conflicto de asperezas fuera de cálculo. No menos cabe decir de otros protagonistas de este sorprendente entuerto: de Facundo Manes, que deberá ejercitarse rápidamente en el dominio de la palabra justa en la política, tan ajena a los gabinetes específicos de las neurociencias; de un par de caudillos radicales del interior, no menos ansiosos a destiempo en mostrar la hilacha de querer ubicarse en carriles de privilegio para la carrera hacia 2023, y de Elisa Carrió, que podrá tener todas las razones del mundo para desmentir a Manes cuando este dijo que le había propuesto ir juntos en una misma fórmula, pero que se ridiculiza, por una desmesura más propia de los Kirchner, cuando hizo saber que judicializaría ese asunto, en lugar de haberlo disuelto mediante una elegante ironía.Si no estuviera tan sobada la imagen de la orquesta actuando como si nada en circunstancias en que el Titanic se hundía, este hubiera sido el ejemplo de manual para recordarles a importantes dirigentes de la oposición cómo se siente la ciudadanía mientras barrunta sobre el porvenir que se cierne. Por fortuna, se han mantenido al margen de las rispideces necias, y sin duda riesgosas, los radicales de la Capital. Han presentado su propia lista para las PASO de Juntos por el Cambio, con nombres tan definitorios de una tradición partidaria como el del exintendente Facundo Suárez Lastra, y en la que el actor Luis Brandoni ocupa, en el puesto 13, una generosa postulación testimonial, sin otra esperanza que la de “empujar desde atrás”.Lo han hecho con el acompañamiento de no más del 20% de la estructura radical en la ciudad, pues los otros –Martín Lousteau, Daniel Angelici y Enrique Nosiglia, entre ellos– se han comprometido con la lista de Pro. En ese espacio de la constelación política porteña también se ha abstenido, como era comprensible, de entrar en reyertas el republicano Ricardo López Murphy, de quien no se espera sino que aliente a quienes lo sigan en las PASO a sumarse en noviembre al núcleo más consistente de oposición al gobierno nacional.Las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias estimulan la confrontación de ideas y de candidaturas, y deben ser bienvenidas en ese sentido. No invitan a un juego inocente de chicos, sino a que haya entre candidatos afines un grado de circunspección y prudencia que se debe preservar por respeto a las instituciones y a la ciudadanía que irá a las urnas.Está al frente del país –nominalmente, al menos– un presidente que ha dicho que no cree en los programas económicos. La oposición tendrá que demostrar que ella sí cuenta con un ordenamiento sistematizado de ideas, y convencer sobre cómo instrumentará su programa desde el Congreso con referencia a los asuntos económicos y financieros.Esa oposición deberá rendir examen, por igual, acerca de qué propondrá, y cómo, respecto de las grandes cuestiones morales que afectan a la república. Qué ha de decir sobre la federalización de importantísimos gravámenes, el déficit público, la inflación, la pobreza, el desempleo, la inseguridad jurídica y física de los habitantes, las inversiones, el costo argentino que traba la producción en la legalidad y la política exterior.Es necesario que la oposición ponga fin a reyertas inadmisibles, que no se habrían aguado entre hombres y mujeres dignos con un supuesto código de normas éticas trazadas para una campaña decisiva. Si no se tienen las normas del debido comportamiento incorporadas al alma, de nada valdría que las pusieran por escrito; como tampoco han servido a menudo en política las ideas desprovistas de líderes incapaces de encarnarlas con sus emociones para suscitar así nuevas ilusiones.

Fuente: La Nación

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Octubre de 1982. Luna Park. Se desata la primera gran revolución del voleibol argentino, de la mano del coreano Young Wan Sohn, el gran formador. Un grupo de jóvenes hace historia con la medalla de bronce en el Mundial de Buenos Aires, tras un inolvidable partido ante Japón (3-0), luego de caer en semifinales ante Unión Soviética (0-3). La gente empieza a jugar al voleibol en los parques, surgen émulos de esos chicos irreverentes. Hay un N° 7, flaco, alto, que lució endemoniado en el torneo en los ataques centrales ante cada armado de Waldo Kantor. Se llama Hugo Conte. Tiene 21 años. ¿Facundo? Quizás un proyecto de vida para más adelante. Su cabeza estaba en otra etapa de la vida.Mundial 1982, en el Luna Park. Se eleva Hugo Conte, tras el armado de Waldo Kantor (8): la leyenda tenía 21 añosOctubre de 1988. Seúl. Esa camada que seis años antes brilló en el Mundial llega a los Juegos Olímpicos. La de Daniel Castellani, Esteban Martínez, Waldo Kantor, Hugo Conte (con el N° 7), Jon Uriarte y Raúl Quiroga, entre otros. Sueñan con una medalla. Avanzan a semifinales. Unión Soviética (otra vez) es una muralla literal con su bloqueo. La Argentina pierde 3-0 y va a jugar por el tercer puesto con… ¡Brasil! Adrenalina, nervios, presión. Victoria por 15-9 en el quinto set. Éxtasis. Podio. Hugo tiene 27. ¿Facundo? Recién nacería en agosto del año siguiente, pero su futuro padre y Sonia, también voleibolista, lo tenían más en mente.Seúl 1988: medalla de bronce. Daniel Castellani, Daniel Colla, Hugo Conte, Juan Carlos Cuminetti, Alejandro Diz, Waldo Kantor, Esteban Martínez, Esteban de Palma, Raúl Quiroga, Jon Uriarte, Carlos Weber, Claudio Zulianello de Argentina y su entrenador Luis Muchaga (El Grafico/)Septiembre de 2000. Sydney. El voleibol cambió casi todas sus figuras de Seúl. Los periodistas extranjeros se acercan en la sala de prensa para preguntarles a los argentinos: “¿El 7, Conte, es el mismo Conte, es Hugo?”. No lo pueden creer. Sí, es el mismo de Seúl pero con 37. Ahora juega con Javier Weber, Marcos Milinkovic, Jerónimo Bidegain y el Caño Spajic. Acaban de ganarle en cuartos a Brasil (3-1), una victoria con la que nadie contaba. “Esto es más que Seúl”, grita Hugo en una noche mágica, en la que a pocos metros las Leonas accedían, casi en simultáneo, a la final del hockey. Otro sueño argentino que vuelve a chocar…¡con Rusia! Derrota por 3-1 y luego caída por 3-0 con Italia. Terminan cuartos. ¿Facundo? Tenía 11 años y también dos hermanas: Camila y Manuela. Facu, contó alguna vez, dormía con una pelota de voley. Practicó varios deportes (atletismo, natación, handball, fútbol) porque todo le salía fácil. Pero el voleibol… ¡los genes paterno y materno eran demasiado fuertes!Hugo Conte en Sydney 2000, a los 37: semifinalista tras un notable triunfo sobre BrasilAgosto de 2021. Tokio. A una hora y media de vuelo de Seúl. Oriente en sus vidas grabado a fuego. Facundo está a unas semanas de cumplir 32 y explota de emoción. Se abraza con sus compañeros. Tiene empapada de sudor y de honor la mítica camiseta N° 7. Papá Hugo, con 58, llora y llora escalones arriba, en plena transmisión de TyC Sports, para la que oficia como comentarista. Pegó tres “SI” consecutivos monumentales porque sabe lo que es ganar en los cuartos de final en Juegos Olímpicos o Mundiales. Es soñar por todo o irse con un diploma. Llora por eso y porque al lado suyo tiene a José Montesano, que con su relato es capaz de conmover a las estatuas.El emotivo final frente a ItaliaLa historia de los Conte, padre e hijo, no es nueva, pero siempre tiene un hilo conductor que los renueva, que los hace sentir vivos, plenos. Quien haya tratado a Hugo, sabe lo que es: un emblema deportivo, pero ante todo una persona cabal, un formador, un generador de principios. Un espejo familiar. Por eso no extraña que Facundo sea lo que es, como deportista y como parte de un grupo que renueva las ilusiones del voleibol. Que nuevamente queda en las puertas de conseguir lo más importante de su historia, este jueves. ¿Ante Rusia? No, con Francia.Facundo Conte celebra en Tokio la victoria sobre Italia y el paso a las semifinales (YURI CORTEZ/)El camino no fue fácil para Facundo, que alguna vez hasta se planteó la posibilidad de dejar el deporte, en plena adolescencia, por aquello de “ser el hijo de”. No sabía si lo ponían porque era bueno o “El heredero”. Quien vio su evolución y lo observa hoy, no tiene dudas de que se está ante una suerte de reencarnación de la leyenda. Hasta con su misma barba. La leyenda con quien supo jugar en el club de sus amores: GEBA. Y a quien tuvo también como entrenador en Catania, de Italia, donde es un emblema. “Estoy tremendamente orgulloso de ser hijo de un grande como él”, le dedicó con un video en el último Día del Padre.El emotivo video de Facu para su padre”Estoy tremendamente orgulloso de ser hijo de un grande como él”¡Feliz día @hugoconte7! Y feliz día a cada padre que comparte esta pasión ?? pic.twitter.com/gugJWJKcmD— El heredero. (@PasionPorFacu) June 20, 2021 Los Conte respiran voleibol y la sangre los une en los desafíos a través de la historia. Hugo revive aquellos buenos tiempos y postea fotos en sus redes sociales. Su cuenta es @HugoConte7 y la de su hijo @FacuConte7. Sube imágenes como si fuera uno más de este plantel. Es que de alma quizá hasta lo sea. Y empuja. Como empuja Facu. No tiene problemas en mostrar una foto de su hijo estallado en un grito y decirnos a todos: “Verte así me llena el corazón”.Hugo y Facundo Conte: la prolongación de la historia del voleibol agentinoHace nueve años, antes de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, con su padre ya retirado, Facundo hacía mención a las enseñanzas que le dio Hugo, del valor de tenerlo en su casa para preguntarle cosas y aprender. De las características de cada uno, de qué trataba de incorporar a su juego. Hasta que le preguntaron qué le gustaría copiar de él, que eligiera una cosa. Y Facu respondió: “Él ya tiene una medalla olímpica. Espero tenerla yo algún día”. Hoy, luego de la inolvidable victoria sobre Italia por 3-2 en cuartos, Facundo dispone de dos chances para alcanzar ese objetivo que se trazó hace casi una década. Pero sobre todas las cosas, tiene la oportunidad de tomar el testimonio y “vengar” a la leyenda, rompiendo esa barrera infranqueable que fueron las semifinales. ¿Qué mayor satisfacción para un padre que ver un hijo que lo supere? Para seguir emocionándose 33 años después de aquel bronce para la posteridad.Un grupo unido en busca de la final olímpica (YURI CORTEZ/)

Fuente: La Nación

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Si uno busca a una figura pública en Google, la primera opción que el gigante de Internet sugiere al internauta es la biografía de Wikipedia. En este sentido, llama la atención el actual perfil de Alfredo Cornejo, el presidente de la UCR, en dicho sitio web. Tras una edición, en la nueva versión se lo acusa, entre otras cosas, de amedrentamiento, hostigamiento, adoctrinamiento en las escuelas, corrupción y abuso de autoridad.Desde el entorno del exgobernador mendocino conversaron con LA NACION y explicaron que están averiguando qué ocurrió, pero que creen que “el mismo editor que modificó esta biografía ya ha editado anteriormente los perfiles de Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales con la intencionalidad de atacar a los lideres de la opinión”.La respuesta de Fernando Iglesias tras el pedido de expulsión: “Los escándalos sexuales en Olivos son exclusividad peronista”Además, en relación al hecho de que se acusa a Cornejo de intentar “adoctrinar” a los niños con manuales escolares, dijeron: “El ladrón cree que todos son de su condición”.En el apartado donde se describe su gestión como gobernador de Mendoza entre 2015 y 2019 se enuncian una serie de hechos de su administración, todos desde una óptica negativa y sesgada. Cabe decir, también, que no se menciona ningún hecho positivo, ni figura la postura de Cornejo sobre ninguno de estos sucesos.La biografía modificada de Alfredo CornejoEl primer hito que se destaca en esa sección es un conflicto con el Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación de Godoy Cruz, ocurrido en 2016, donde -dicen- la Sute “denunció que el gobernador fue a ‘amedrentar’ a una directora y que mandó inspectores posteriormente en claro gesto de amedrentamiento”, y por el que “militantes de partidos opositores a Cornejo denunciaron hostigamiento”.El siguiente punto es que cuestionan que, en su mandato, “se elaboró un manual en las escuelas, que, según diversos periodistas y analistas se utilizó para adoctrinar niños, presentando la historia reciente del país con una mirada sesgada a favor del gobierno de Mauricio Macri”. Añaden que incluye lemas partidistas de Cambiemos y que también lo implementó María Eugenia Vidal.También se critica allí su intento de ampliar la Corte Suprema provincial, “como parte de su embestida de control de la Justicia”. Y, en relación a este aspecto, enfatizan: “Durante su mandato, se denunció la manipulación de la justicia provincial y la Suprema Corte de Justicia de Mendoza para demorar y obstaculizar toda acción legal contraria a negocios de sus funcionarios, con activa complicidad de los organismos de control del Estado y la utilización de militantes afines para atacar a candidatos opositores”.Beatriz Sarlo: “Las Malvinas son territorio británico”Además, señalan que fue denunciado “por abuso de autoridad e incumplimiento de deberes de funcionario público tras haber autorizado el fracking en la provincia” y “por hechos de corrupción en complicidad con empresarios mendocinos”. “Entre otros delitos, se lo denunció por fraude a la administración pública, tráfico de influencias, violación de los deberes de funcionario público y asociación ilícita derivadas de conductas ilícitas generalizadas en la gestión de la administración provincial con la participación necesaria de funcionarios nacionales”, explica el llamativo perfil sobre Cornejo.Y continúan: “Según la fiscalía, se habían direccionado proyectos de ley, decretos y resoluciones, con la finalidad de generar una ‘caja recaudadora’ para financiar ilegalmente la política oficialista de Cambiemos así como generar cuantiosas riquezas a funcionarios y empresarios, en detrimento económico del Estado provincial”.

Fuente: La Nación

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