CANTON, Ohio, EE.UU. (AP) — La casa de Peyton está ahora en Canton, en el Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional.El único hombre nombrado cinco veces Jugador Más Valioso de la NFL y ganador de dos Super Bowls, que se retiró hace cinco años con una colección de récords de pases, fue incluido el domingo en el memorial junto con otros elegidos en 2021. El estadio estalló en vítores de celebraciones de aficionados con el azul de los Colts o el naranja de los Broncos, las dos franquicias a las que llevó al éxito, cuando se presentó a Manning.El hombre que parecía que podría cambiar jugadas sin fin bromeó sobre los límites a los discursos en la ceremonia debido a los 19 discursos de agradecimiento programados el fin de semana. Los elegidos de 2020 y una edición especial por el centenario vieron retrasados sus actos en un año por la pandemia del COVID-19.“La clase de 2021 quiere dar las gracias a los incluidos en años anteriores que dieron largos discursos de aceptación”, dijo Manning, que fue presentado por su padre, Archie, otro miembro del Salón de la Fama. “Por obligarnos a resumir en seis minutos nuestras carreras en el fútbol. Quiero dar las gracias especialmente a mi viejo rival, Ray Lewis, por estar aquí esta noche. Ray acaba de terminar el discurso que empezó en 2018”.Este año fueron incluidos otros dos jugadores que optaban por primera vez: el defensor Charles Woodson -que derrotó a Manning en 1997 por el Trofeo Heisman- y el receptor Calvin Johnson. También fueron distinguidos el safety John Lynch, finalista en siete ocasiones anteriores; el guard Alan Faneca, que fue un bloqueador estrella durante 13 temporadas y ganó el Super Bowl con Pittsburgh; el entrenador Tom Flores, que lideró a los Raiders a dos títulos; el receptor abierto Drew Pearson, que jugó en la década de 1970, y el scout de los Steelers Bill Nunn.Manning mencionó a Tom Brady, a quien invitó a la ceremonia, y dijo que llegaría 2035 antes de que Brady, que tiene 44 años, lleve suficiente tiempo retirado como para incluirle en el Salón de la Fama.En cuanto a la NFL en sí, Manning instó a todos los implicados en la liga a “iluminar el futuro del deporte. Si no, no estamos haciendo justicia la fútbol. Se trata de alimentar el fútbol para que viva otro día, otro año (…). Nosotros le damos forma al futuro de este juego”.

Fuente: La Nación

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FORT LAUDERDALE, Florida, EE.UU. (AP) — Con gol del argentino Federico Higuaín a los 65 minutos, Inter de Miami remontó y ganó el domingo 2-1 a Nashville, en el torneo de la MLS.El estadounidense C.J. Sapong puso en ventaja 1-0 a Nashville SC (6-2-10) a los 48 minutos.Gonzalo Higuaín, hermano menor de Federico, alcanzó el pase del francés Blaise Matuidi y convirtió desde una esquina del área chica para el 1-1 a los 60 minutos.Miami (4-8-4) no conoce la derrota en sus últimos cuatro encuentros tras la goliza por 5-0 que le propinó Nueva Inglaterra el 21 de julio.Por su parte, Nashville vio interrumpida su racha de nueve partidos sin descalabro.Nashville SC mantiene el invicto en sus cuatro duelos contra Inter de Miami, con dos victorias y dos empates, incluido un triunfo por 3-0 en la postemporada de la campaña pasada. Miami no ha anotado gol en 360 minutos de juego contra Nashville.Inter de Miami está invicto en tres partidos consecutivos (una victoria, dos empates) después de una racha de seis reveses. Miami nunca ha acumulado cuatro partidos sin derrota en la historia del club en la MLS.En otro partido, el serbio Luka Stojanovic regresó a la titularidad y anotó dos goles tempraneros para que el Fire de Chicago venciera 2-1 al Red Bulls de Nueva York.Stojanovic, que fue sustituto los anteriores siete encuentros, anotó con el pie derecho desde casi 22 metros (22 yardas) superando un poste a los dos minutos. Con un disparo de volea dio al Fire ventaja de 2-0 a los ocho minutos.Chicago (4-9-5) puso fin a su racha de cinco encuentros sin victoria que se remonta a su triunfo por 3-1 sobre Orlando City el 7 de julio.Los Red Bulls (5-8-4) no han ganado en sus últimos seis partidos.En Foxborough, Massachusetts, el estadounidense Matt Polster anotó su primer gol de la campaña, el argentino Gustavo Bou también consiguió una diana y el Revolution de Nueva Inglaterra superó 2-1 al Union de Filadelfia.Bou, que empató las 11 anotaciones del peruano Raúl Ruidíaz de Seattle y ambas son las cifras más altas de goles esta campaña en la MLS, anotó de rebote cuando le rechazaron su tiro penal a los 39 minutos.Polster puso en ventaja de 1-0 a Nueva Inglaterra (12-3-4) a los 10 minutos antes de que Paxten Aaronson consiguiera la igualada a los 31. Aaronson, de 17 años, consiguió su primer gol en la MLS en su primera titularidad de su carrera.En otros encuentros, los Earthquakes de San José ganaron 2-1 a Los Angeles FC con goles del brasileño Nathan Raphael Pelae Cardoso y el mexicano Javier López; United de D.C. venció 2-1 a Montreal y Whitecaps de Vancouver empató 1-1 con Galaxy de Los Ángeles.

Fuente: La Nación

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Santiago de chile (ap) — con una sencilla ceremonia de luces en el palacio de la moneda, el presidente sebastián piñera rindió el domingo un homenaje a los más de 36.000 fallecidos en chile por la pandemia y decretó duelo nacional el lunes y el martes.“Recordar significa traer de vuelta al corazón. Queremos recordar sus historias, sus rostros, sus vivencias, sus anécdotas y sus sonrisas que, estoy seguro, las familias siempre recordarán”, señaló el mandatario en el acto en el que participaron la primera dama Cecilia Morel, familiares de personas fallecidas por COVID-19, autoridades ministeriales y trabajadores de salud.”Esta noche, además de recordar, queremos rendir un sentido homenaje a cada una de las víctimas… Es hora de unir nuestros corazones y voluntades para superar esta pandemia”, agregó.El palacio de la Moneda fue iluminado de azul y se encendieron 460 luces, las cuales ocuparon toda la explanada en dos secciones, divididas por un pasillo más iluminado. El efecto culminaba al final con una bandera chilena a media asta.Chile ya ha vacunado con dos dosis a más del 82% de su población objetivo de 15,2 millones de chilenos, de los 19 millones de habitantes que tiene el país. En este momento se vive una reapertura, y el fin de semana se llevó a cabo el primer concierto, el cual incluyó medidas sanitarias.Piñera anunció el 5 de agosto que se lanzará un programa para aplicar una tercera dosis de refuerzo a partir del 11 de agosto.En Chile se han registrado más de 1,6 millones de contagios y más de 36.000 fallecidos, según los últimos reportes oficiales.

Fuente: La Nación

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Hasta el momento del choque que lo dejó seis horas en coma, el italiano Pierdante Piccioni sabía algunas cosas: transcurría el año 2013, a sus 54 años, estaba casado, tenía dos hijos y se desempeñaba como médico jefe en la sala de emergencias del hospital Pronto Socorso de Lodi, a 45 minutos en auto desde Pavía, su ciudad de residencia. Además, era profesor universitario y consultor del Ministerio de Salud.El doctor Pierdante Piccioni en 2021. Antes de su accidente era jefe de servicio, por su amnesia, le dijeron que no podría volver a trabajar como médico, pero estudió y empezó de nuevo como residente hospitalario. Ahora es nuevamente jefe en otro hospital. (Instagram/)Pero cuando salió de su estado de inconsciencia en una habitación del hospital enseguida descubrió que muchas de sus certezas se habían borrado. Al abrir los ojos no lo sorprendió tanto el hecho de encontrarse en una cama, en bata y conectado a un montón de cables. Recordaba el vuelco de su auto, el golpe en la cabeza y, al volver en sí, escuchaba a un colega que, de espaldas a él, comentaba que la tomografía de cráneo no mostraba signos de hemorragia. Un dato positivo, sin dudas. Sin embargo, algo le causó estupor: todos a su alrededor parecían haber envejecido varios años y a algunos de ellos, que lo trataban con familiaridad, directamente no los reconocía.Se despertó del coma con la noción de estar viviendo sus 42 años, casado con una atractiva psicóloga y trabajando como médico internista. Para él, su accidente automovilístico había ocurrido en la carretera de circunvalación de Pavía – hecho ajustado a la realidad- cuando volvía de dejar a su hijo Tomasso en la puerta de la escuela, el 25 de octubre de 2001, el día de su octavo cumpleaños -solo que no era esa la fecha que mostraba el almanaque-.La psicóloga Assunta Zanetti, mujer de Pierdante Piccioni: a la izquierda, la imagen que esperaba encontrar y, a la derecha, la que entró por la puerta de la habitación, doce años mayor de como la recordaba. (TedxLecce/)El impacto del vuelco le provocó un traumatismo de cráneo y dejó una lesión en la corteza cerebral que afectó parte de su memoria. En un instante su mente perdió los recuerdos de los últimos doce años de su vida. De pronto, sus colegas no eran sus colegas, sus hijos no eran sus hijos y la bella mujer que tenía en frente -al verla pensó que era hermosa- era, sin embargo, muy distinta de la foto representada en sus recuerdos.El Doctor Amnesia y lo poco que se sabe del cerebroLa del llamado “Doctor Amnesia”, es una historia que sorprende porque ilustra cómo, pese a los grandes avances de la ciencia, todavía es poco lo que se sabe acerca del funcionamiento cerebral. En El hombre que confundió a su mujer con un sombrero el escritor y neurólogo Oliver Sacks, también autor del libro que inspiró la película Despertares, cita el caso de un paciente que como Piccioni sufrió un estado de amnesia, pero de otro tipo. El capítulo El marinero perdido cuenta las consultas de Jimmie G., que padece una amnesia anterógrada (la pérdida de la capacidad de formar nuevos recuerdos) que lo vuelve incapaz de recordar nada de su vida desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y lo hace olvidar incluso los eventos que suceden apenas unos minutos antes; aunque sus capacidades intelectuales están intactas y su inteligencia es sobresaliente, esta condición le impide comportarse como una persona normal, capaz de desenvolverse sin ayuda, por lo que está internado en una casa de cuidados, con solo 49 años de edad. En el relato, Sacks expone su propia angustia como neurólogo ante la imposibilidad de devolverle al paciente algún sentido de satisfacción y felicidad dentro de un contexto de pérdida de memoria constante que lo lleva a olvidar lo que hace de un momento a otro. El capítulo comienza con una cita de Luis Buñuel: “Hay que haber comenzado a perder la memoria, aunque sea sólo a retazos, para darse cuenta de que esta memoria es lo que constituye toda nuestra vida. Una vida sin memoria no sería vida, como una inteligencia sin posibilidad de expresarse no sería inteligencia. Nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra razón, nuestra acción, nuestro sentimiento. Sin ella no somos nada. La memoria, indispensable y portentosa, es también frágil y vulnerable. No está amenazada sólo por el olvido, su viejo enemigo, sino también por los falsos recuerdos que van invadiéndola día tras día… La memoria es invadida continuamente por la imaginación y el ensueño y, puesto que existe la tentación de creer en la realidad de lo imaginario, acabamos por hacer una verdad de nuestra mentira. Lo cual, por otra parte, no tiene sino una importancia relativa, ya que tan vital y personal es una como la otra”.“¿A quién le gustaría que lo atienda un médico con lesiones en su corteza cerebral?”Durante la charla TEDxLecce que brindó sobre su historia, Piccioni mostró imágenes de la tomografía computada de su cerebro luego del accidente y de su historia clínica: “Mi informe dice que tengo lesiones en la corteza cerebral, ahora pregunto: ¿a quién le gustaría que lo tratara un médico con un informe como este? A Pierdante Piccioni no se le borró la memoria de corto plazo sino que pudo generar nuevos recuerdos a partir de las nuevas vivencias. No pudo volver a ser el jefe de servicio porque había perdido los últimos conocimientos médicos necesarios para ejercer la profesión. Le ofrecieron que aceptara una pensión por invalidez y diera por terminada su carrera profesional. A los 54 años dijo “No, no estoy terminado” y tuvo la humildad, la fuerza y el coraje de ponerse a estudiar de nuevo. Le tomó dos años rehabilitar, con sesiones de fisioterapia, algunas funciones motoras que se habían dañado en el accidente y el mismo tiempo reactualizar sus conocimientos médicos. Aceptó empezar de cero en un puesto en otro hospital asignado a tareas administrativas o como auxiliar de los equipos médicos. Hoy es nuevamente jefe de servicio en el hospital.“Fue como viajar en una máquina del tiempo. Tuve problemas de movilidad en el brazo derecho y en la pierna derecha, sufrí afasia (un trastorno del lenguaje que se caracteriza por la incapacidad o la dificultad de comunicarse), pero el mayor problema tenía que ver con la memoria”, relató el médico en ABC.Con la ayuda terapéutica, de la familia y de los amigos, a lo largo de los años posteriores pudo redescubrir sus recuerdos y reaprender su oficio mientras, en paralelo, iba reconstruyendo su vida familiar y personal a través de fotografía e historias. Así lo relata en su libro autobiográfico Meno Dodici, escrito junto al periodista Pierangelo Sapegno, sobre el que se basa la serie DOC, producida por la RAI, que se puede ver en la plataforma de streaming de Amazon, Prime Video.Como guiño artístico, el propio Piccioni hizo un cameo en el segundo episodio de la primera temporada de ‘DOC’, donde representa a un paciente.
“Solo hay 16 casos como este en todo el mundo, de amnesia total referida a un período de tiempo específico, y doce años son muchos”, reveló el protagonista de la serie, Luca Argentero, quien encarna el personaje de Andrea Fanti inspirado en el doctor Piccioni. Como el verdadero el DOC es un médico que se vuelve más empático con los pacientes. (Gentileza Prensa/)Despertar en un mundo cambiado de emociones perdidas En una entrevista en el diario La Repubblica, reveló algunos de los desafíos que más lo desconcertaron. El mundo había cambiado, en lugar de la lira italiana, la moneda en curso era el euro, los pequeños celulares con botones, ahora eran planos y táctiles, las redes sociales… ¿Qué son las redes sociales?, preguntaba. “Mis hijos me hicieron volver a ver las películas que me habían gustado, me mostraron las fotos de los viajes que habíamos hecho, y me dieron de probar los vinos que apreciaba”, expresó el médico.No solo observó que todos a su alrededor parecían haber envejecido de pronto, sino que tampoco se reconoció a sí mismo al contemplarse por primera vez en el espejo. Cuando le preguntaron si quería que fueran sus hijos a visitarlo, respondió que no, la sala de un hospital, donde un paciente está postrado, conectado a catéteres y máquinas, no es un lugar para niños pequeños. Solo que los chicos ya no tenían los 8 y 11 años, que Piccioni suponía: eran dos hombres barbudos, parados a los pies de la cama, que le preguntaban por su salud. Y la pregunta por sus padres, que habían fallecido sin que él lo recordara, fue uno de los momentos más difíciles de superar.“El problema no fue la memoria, fueron las emociones que perdí. Nadie puede devolvérmelas. Ni eso ni las personas que perdí en ese tiempo, por ejemplo, mi madre. Nadie se puede imaginar lo que fue para mí ir al cementerio a ver la fotografía de mi madre en una lápida. En mi cabeza, ella estaba viva”, se reveló en ABC.Con el guionista de la serie Doc, basada en su propia vida. Como él, el protagonista se vuelve un médico más empático con los pacientes y eso le da una capacidad nueva: la de arribar a diagnósticos más certeros y curar personas, no solo enfermedades. (Gentileza AXN/)“¡Tenés arrugas en el cuello!”En su charla TEDxLecce, Piccioni cuenta qué le pasó cuando vio a su mujer con el aspecto de una persona doce años mayor de como la recordaba. “Les doy un consejo: mientan siempre”, bromea al auditorio tras narrar cómo fue el rencuentro al despertar del coma con su esposa, Maria Assunta Zanetti, una renombrada psicóloga especializada en cerebro y trastornos del comportamiento. “Tenés arrugas en el cuello”, no pudo evitar sorprenderse y verbalizar su sorpresa, algo que hasta hoy le vale reproches.En una entrevista de la periodista Andrea Greco, para la revista italiana OGGI, la familia cuenta cómo se adaptó a su nueva realidad. “Te recuerdo que me prometiste un Porsche”, bromea uno de los hijos. (Revista Oggi/)“Cuando la vi ya no la reconocí”, – recuerda el médico ante la periodista Andrea Greco, publicada en la revista Oggi- Pero era una persona aún más interesante de lo que recordaba. Y me gustó de nuevo por esta misma razón”.Y, si bien la mujer que estaba a su lado y que le estaba devolviendo los recuerdos perdidos era algo distinta de la que se había enamorado en su vida “anterior”, también de ella se enamoró en la segunda. “A menudo digo -agregó el médico en tono de broma- que soy el único hombre que siempre ha engañado a su esposa con su esposa. Como psicóloga, ella me contactó con sus mejores colegas para que me ayuden a recuperar la memoria, pero si ‘yo la hubiese elegido solo por esto, sería gratitud y no lo es. Enamorarse es otra cosa. Vi a mi esposa y dije: ‘Me gusta esta mujer’. Hay parejas que se alejan y se separan repetidamente y otras que se reencuentran después de 20 años y están bien juntos, mejor que antes. A nosotros nos pasó algo así“.Como corolario de su historia, Piccione suele contar que tuvo un aspecto positivo inapreciable en muchos sentidos: se reconoce como un hombre mejor, capaz de disfrutar de las pequeñas cosas y como un médico más involucrado con las historias de los pacientes que le toca tratar.“En busca de mi tiempo perdido, también hice cosas aparentemente sin sentido, como ir todas las mañanas frente a la vieja escuela de mis hijos, con la esperanza ciertamente no de volver a verlos como niños, que ahora es imposible, sino de despertar todo lo que había sido tragado del agujero negro de la memoria”, reconoce a La Repubblica. “Como una especie de homenaje al concepto platónico de anamnesis, según el cual percibir lo que tenemos a nuestro alrededor, incluso cosas nuevas, no es otra cosa que recordar, despertar lo que ya tenemos en el alma. Un principio filosófico y poético, ciertamente no científico, pero en ese momento era todo lo que tenía para consolarme”. Parece algo así como un superpoder. Y quizá lo sea, después de todo.

Fuente: La Nación

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El día que le cambió la vida, Paula Jaroslavsky tenía 24 años, ¡muy joven!, exclama hoy mientras repasa su historia. Después de una jornada típica de oficina se dispuso a ir a tomar algo a Kilkenny, muy de moda por aquella época, cuando un amigo le hizo un pedido particular: “Ya que trabajás en turismo, ¿no podrías traer algunos mapas de Buenos Aires? Llevo a un suizo que acaba de llegar y está re perdido”.Es de Suiza. Vive en Buenos Aires: “Si no tenés flexibilidad, Argentina te mata”Paula ingresó al bar, localizó a sus amigos, pero su mirada de inmediato se posó sobre la del “suizo perdido” y lo irremediable aconteció: el flechazo fue instantáneo. Él tenía su misma edad y la misma pasión por los viajes, le contó que Argentina era su primera parada en una aventura por Latinoamérica que duraría un año: su idea era trabajar en bares para mantenerse durante el recorrido: “Sus planes se fueron al tacho”, rememora Paula entre risas. “Nos enamoramos y decidió quedarse en Argentina”.Una Argentina caótica y un país “perfecto”: SuizaCorría el año 1999 y en Argentina se respiraba recesión, caos e incertidumbre. Sin residencia ni trabajo, el suizo permaneció seis meses junto a su amada hasta quedarse sin dinero: el regreso fue inevitable. Ya sin él, Paula lloraba por los rincones y decidió adelantar vacaciones para volar a Suiza y volverlo a ver.“Quedé impresionada”, revela. “Todo en Suiza me encantó. Cada detalle, todo, me parecía divino, perfecto. Estaba enamorada y el país me enamoró. Volví a Buenos Aires y le anuncié a mi familia que me iba”.Paula, años después, en Suiza.Joven, aventurera y enamorada, Paula emigró a Suiza con el descontento de sus padres a cuestas; le decían que eran muy jóvenes, que él venía de otra cultura y que eso, a la larga, no resultaría fácil: “En algún momento pensé que los debería haber escuchado, pero hoy no me arrepiento de nada, no sería la persona que soy si no hubiera vivido lo que me tocó atravesar. Cada uno tiene que hacer su camino”.Contra viento y marea, Paula se casó por civil en Suiza y, más tarde, en el verano argentino, lo hizo por iglesia. Ya instalada en Basilea, comenzó a escribir un nuevo capítulo de su vida.Costumbres suizas durante el período de enamoramientoDurante un largo período, los amaneceres permanecieron brillantes: todo le parecía perfecto, diferente, fascinante. Paula tenía todo por hacer, estaba conociendo nuevos amigos y sentía esa libertad del joven adulto cuando vuela lejos a construir una vida independiente.Muchos hábitos y costumbres le llamaron la atención en un comienzo y ninguno le molestaba: “Me parecía raro cómo se manejaban socialmente y que todo fuera con cita previa; me impactaba el tema de la puntualidad estricta, que se comía muy temprano: me invitaban a cenar a las 18 con pleno sol de verano, rarísimo”, cuenta pensativa. “Me asombraban la cantidad de reglas de convivencia que existían en los edificios. Después de las diez de la noche, por ejemplo, no se podía ni siquiera hacer ruido de flujo de agua, lo que no solo incluía lavarropas y lavaplatos, sino tirar la cadena”.“Los ritmos sociales en Suiza son muy distintos, y hay mucha formalidad, pero la gente es muy fiel, promete y cumple. A las personas quizás al principio les cuesta integrarte, pero cuando lo hacen es para siempre. El latino es entrador, sí sí, te acaban de conocer y ya son amigos. Al otro día, claro, se olvidaron de quién sos”, agrega sonriendo.Durante los primeros años, Paula veía a Suiza como un país perfecto.“Sin dudas, los suizos son una población muy particular dentro de Europa y no es casual que sean una gran potencia, a pesar de ser un país muy chiquito sin salida al mar. Es un territorio donde se hablan cuatro idiomas y es el resultado de la unión de tres culturas diferentes que se juntaron para formar una nación”.Calidad de vida: los “lujos” suizos y los “lujos” argentinosPrimero se dispuso a aprender el idioma y al poco tiempo consiguió un empleo. Hablaba francés, inglés y español, y ahora, con la incorporación del alemán, las puertas se abrieron por doquier; tiempo después, ingresó al trabajo de sus sueños, tripulante de cabina en Swissair: “Fue una época espectacular de mi vida, donde tuve la oportunidad de conocer toda Europa y gente de diversas culturas”.“Una vez incorporado al sistema, en Suiza tenés todas las oportunidades laborales, nunca sentí diferencia, rechazo o discriminación por ser extranjera, o latina, o mujer. La calidad de vida es muy alta siempre que uno hable de sueldo, confort, accesibilidad, servicios. Una familia tipo, con un padre conductor de chofer, por ejemplo, accede a lo que en Argentina consideramos `lujos´, como vacacionar en Grecia, cuando acá, en Argentina, uno duda si se puede ir a Mar del Plata quince días”.En Suiza, Paula tuvo tres hijos.“Pero, en relación a ciertos servicios, en Argentina hay `lujos´ que allá no hay. Todo lo que sea una prestación personalizada es carísimo: peluquería, ¡depilarse! uf, ¡un lujazo! Acá, en nuestro país, una mujer puede ir a la peluquería, no importa cual, puede ser cara o una de barrio, o una vecina que te hace las manos. Lo mismo pasa con un jardinero, o con la ayuda en quehaceres domésticos. En Suiza todo eso es impensado”.“¿Quiero que mis hijos crezcan y absorban esta cultura?”En el pequeño país europeo, Paula pudo estudiar, trabajar y llevar una excelente calidad de vida y, sin embargo, el día que tuvo a su primera hija y dejó su trabajo como tripulante de cabina, el enamoramiento llegó a su fin. Aquel “amor ciego” por aquel país duró tres años, para luego darle paso a un sinfín de interrogantes que le quitaban el sueño.“En mi caso, también relaciono calidad de vida con la calidad humana. Uno puede tener muchas comodidades, pero, como argentina y después de vivir once años allá, me empecé a sentir mal por la falta de calidez humana. No porque los suizos sean fríos, no. Es otra cultura, ni mejor ni peor, simplemente lo expresan distinto, con otros códigos. Como latina me impactan como fríos, pero no lo son”.En Suiza.“Cuando dejé de volar me empezaron a caer las fichas. Mi matrimonio no iba de la manera que soñaba. Y, al ser madre, comencé a ver todo con otros ojos y a preguntarme: ¿quiero que mis hijos crezcan y absorban esta cultura y no la argentina? ¿Quiero que hablen castellano con acento? ¿Quiero que se críen acá o junto a todos sus primos que están en la Argentina?”“Empecé a notar que la forma de ser suiza me pesaba mucho. No hay espontaneidad, todo el mundo se trata de señor, señora, y, por sobre todo, hay mucho control social: todo el mundo está mirando lo que hace el resto y aquel que no cumple con las reglas es sancionado y denunciado por la misma sociedad, algo que no está del todo mal, pero llega a ser asfixiante, porque no hay espacio para el error, el olvido, no es posible un `ay, me equivoqué, saqué la basura sin el ticket correspondiente, mañana la saco bien´, no, ya tenés una multa, ya tenés un vecino que te denunció”.Vivir en Ginebra: “Acá los vecinos aman denunciar; hay multa para todo y todos”“Pero esto lo empecé a notar todo a partir de que fui mamá. Me di cuenta de que no es una sociedad que guste mucho de los niños. No hay gente que tolere a los chicos. Ellos deben estar callados, deben comportarse, deben ser casi como robots. Llegada las 7 de la tarde no se ven más chicos por la calle, ya están en cama. Totalmente opuesto al caos latino. Fue duro percibir que se tolera más a un perro que a un chico”.Paula vivió durante 11 años en Basilea, Suiza.Una muerte y un despertar: diez valijas, tres chicos y un regreso a la patriaDiez años habían pasado cuando Paula decidió separarse. Argentina rondaba por su mente, pero aún no consideraba que pudiera ser parte de sus planes reales. Sus hijos tenían 7, 5 y 3, y su expareja se mudó a unos pocos metros de su hogar. Durante el año siguiente los pequeños iban y venían hasta el día en que llegó un llamado desgarrador, que torció el rumbo de la historia: inesperadamente, el padre de Paula había muerto, y fue la misma muerte la que la miró a los ojos para preguntarle cómo quería vivir su vida.“Desolada, tomé un vuelo de urgencia para llegar al entierro. En ese viaje hice el clic y dije `basta, esto no tiene sentido”, recuerda conmovida. “Comprendí que hacía mucho que tenía miedo de haberme ido de Argentina para no volver; tenía miedo de que Suiza fuera el destino final de mi vida y de mis hijos”.Paula comenzó a cuestionarse si quería que sus hijos crezcan lejos de sus raíces y sus primos.La charla con su exmarido no fue sencilla, aunque la ley en aquel entonces era promadre en todo sentido, ella podría tener la podestá y elegir el lugar de residencia: Paula eligió Argentina.Es de Alemania y eligió Argentina para vivir, aunque le decían que se iba al tercer mundo“En esa época no estaba bien económicamente, con mucho sacrificio me volví con diez valijas y tres chicos a un país donde no tenía techo ni trabajo; regresé con una mano atrás y otra adelante, pero desde el día uno sentí que había vuelto a casa. No, no me costó volver”.Paula regresó junto a sus hijos a la Argentina y se sintió en casa desde el primer día.“Menos mal que nos trajiste a la Argentina”Paula volvió a recordar lo que significaba sentir el amor y el soporte de la familia en el día a día. La cobijaron y ayudaron hasta que pronto consiguió trabajo y, al año y medio, ingresó a un nuevo empleo que le dio la posibilidad de crecer hasta alcanzar un puesto gerencial.“No sufrimos el impacto para nada”, asegura. “Mis hijos, ahora más grandes, me dicen: menos mal que nos trajiste a Argentina. Lo cierto es que no se identifican con la cultura suiza, y cada vez que volvemos a visitar se dan cuenta de que no es para ellos”.“Pero la otra realidad es que Argentina es un país difícil para vivir. Es un caos constante, ¡lleno de incertidumbre!, no hay avance porque no hay planes continuos; hay corrupción y, lo peor, inseguridad, algo que me preocupó siempre y que valoro mucho de Suiza. Por fortuna, no nos tocó atravesar ningún episodio feo en ese sentido”.Disfrutando de su huerta en Argentina.Una Argentina compleja, pero misericordiosaVeintidós años pasaron desde aquella tardecita en el bar que cambió el rumbo de su vida. Paula mira hacia atrás y no se arrepiente: no lamenta haber apostado al amor y a Suiza; tampoco haber elegido, finalmente, a su querido país, la Argentina.“No sería la persona que soy y me enseñó que no hay culturas mejores y peores, lo que sucede es que cada uno lleva sus hábitos, costumbres y tradiciones, y rodeados por ellas nos sentimos mejor. Y, en mi caso, siento que aprendí a tomar lo mejor de ambos mundos, algo que me sirve en lo personal y lo laboral; pude absorber una riqueza cultural sinigual y ampliar la mirada”.Paula, juntos a sus hijos en la costa argentina.“Sin dudas, vivir en el exterior es muy gratificante y soy afortunada por haberlo hecho. Simplemente a mí me angustiaba la idea de no vivir nunca más en mi patria. Argentina será lo que es, pero es mi país, mi gente, mi cultura, mis raíces. Extrañaba al kiosquero de la esquina, que cuando pasaba me saludaba por mi nombre. Esa familiaridad y flexibilidad que vale más de lo que creemos: hace a una sociedad más indulgente y misericordiosa”, concluye emocionada.*Si querés compartir tu experiencia podés escribir a argentinainesperada@gmail.com .

Fuente: La Nación

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En plena campaña electoral, Facundo Manes, precandidato a diputado en la provincia de Buenos Aires por Juntos, participó de La Cornisa, por LN+. Allí, el periodista Luis Majul le preguntó si su deseo de ser diputado bonaerense “es un trampolín para ser presidente”, y si bien inicialmente el opositor esquivo la pregunta, finalmente reconoció: “Yo tengo el objetivo de ganarle al kirchnerismo en 2023, construyendo una oposición más fuerte y sólida”. Y en relación a eso, volvió a señalar que le da “más miedo el modelo de Formosa y Santa Cruz que el de Venezuela”.Inicialmente, Manes atinó a responder a esa pregunta sobre sus intenciones de volverse presidente diciendo que los problemas argentinos “no los puede solucionar la política”, y explicando que su decisión “es un trampolín para generar una inercia”. “Un liderazgo es articular una visión e ir hacia allí con determinación, quemando las naves y sacando de la inercia a la gente”, profundizó.Tragedia en la autopista: una camioneta se estrelló contra un poste y murieron cuatro integrantes de una familiaEl neurocientífico contó que no le gusta el término “político” y que, por el contrario, prefiere hablar de “servidor público”. “Voy a ser un servidor público, pero no a servirme de lo público”, aclaró entonces. Y en otro tramo de la entrevista, lanzó: “No me voy a convertir en político en un día”.En ese sentido, ante la consulta de qué hará si resulta electo, el precandidato explicó: “Ante cualquier tema, voy a llamar a los mejores técnicos especialistas. Los científicos no trabajamos individualmente. Un científico revisa el pasado y toma todo lo que se hizo bien, aunque lo haya hecho el adversario, y no toma en cuenta lo que se haya hecho mal, aunque lo haya hecho un amigo suyo”.La desconfianza entre radicales y macristas amenaza la cosecha de bancas en el SenadoPara él, “la Argentina es un Titanic que se está hundiendo hace décadas”, y que necesita “una revolución ética y moral” porque, si eso no se consigue, “cualquier proyecto es blando”. “Me niego a renunciar a la Argentina que soñé”, subrayó luego. Y fue más allá: “El mayor dolor de la Argentina está en el conurbano, y los médicos no abandonamos ni especulamos con el dolor”. De esta manera, lanzó: “La Argentina está enferma, y yo vengo a aportar un granito de arena para sanar esta sociedad enferma”.Manes enfatizó que el “no fue funcionario ni de Mauricio Macri ni de María Eugenia Vidal”, y destacó: “No me sentía cómodo con el rol del radicalismo. Creo que uno de los problemas de Cambiemos fue el poco rol del radicalismo en ciencia, educación y salud”. Sobre este punto, reflexionó: “Yo quiero ganarle al kirchnerismo, y creo que la mejor manera de hacerlo es discutir lo que pasó en Cambiemos y agrandar la coalición”.

Fuente: La Nación

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Tener un partido político es un negocio por demás lucrativo, sobre todo en tiempos electorales. No implica mayor costo y, si cumple los mínimos estándares legales, cuenta con financiamiento público asegurado, aunque coseche pocos votos. Esto explica la proliferación de fuerzas políticas –este año se presentaron 234 agrupaciones en todo el país con candidatos a diputados y senadores– que percibirán del Estado millonarios aportes para la campaña y la impresión de boletas.Para dimensionar lo suculento del negocio basta un ejemplo. En Buenos Aires, el mayor distrito electoral, se presentaron nada menos que 23 agrupaciones para competir en las elecciones primarias de septiembre. Cada una de ellas recibirá $17.062.377 solo para imprimir sus boletas. Si logran superar la valla de las PASO, el monto se engrosa de manera considerable porque, según la última ley de financiamiento político, el Estado pagará el equivalente a dos boletas y media por cada elector, por lo que cada agrupación recibirá la friolera de $42.655.943 millones para imprimir sus boletas para las elecciones generales de noviembre.Tras una queja de Chile, el Gobierno reformulará directivas de Alberto Fernández a las FF. AA.Esta erogación, sin embargo, podría ser aún mayor y alcanzar cifras escandalosas si, como dispuso la Corte Suprema el año pasado, el Estado decide financiar la impresión de las boletas de cada uno de los precandidatos que compitan dentro de un mismo frente. El máximo tribunal, al dejar sin efecto un fallo de la Cámara Nacional Electoral, estableció que, por ejemplo en Santa Fe o en Córdoba, donde Juntos por el Cambio compite con cuatro listas en estas primarias, el Estado deba pagar la impresión de las boletas de cada una de esas nóminas. De acatar este fallo, el Ministerio del Interior debería desembolsar, en el caso de Córdoba, casi $4 millones a cada precandidato.Esta erogación millonaria –cuestionable en medio de la crisis económica– podría ser muchísimo menor si, como recomendó la Cámara Nacional Electoral y alentaron –sin éxito– numerosas ONGs, se instrumentara la boleta única electoral. Sin embargo, el oficialismo no quiso avanzar en esta iniciativa como tampoco lo hizo, en su momento, el gobierno de Mauricio Macri que, obsesionado en aplicar la boleta única electrónica en todo el país, ignoró esta alternativa.La Corte dio marcha atrás con un fallo de la Cámara Nacional Electoral que rechaza financiar cada lista interna presentada por los frentes para las PASO (Corte Suprema de Justicia/)Lo cierto es que, mientras no se instrumente la boleta única, el Estado afrontará gastos multimillonarios solo para imprimir las boletas de los cientos de espacios políticos que compiten en elecciones, aun los más ignotos o los que, en el pasado, hayan demostrado exhibir una magra cosecha en términos de votos.Es el caso, por tomar un ejemplo, del Frente Patriota, de Alejandro Biondini, cuestionado por reivindicar el nazismo, que en las elecciones de 2019 solo obtuvo el 0,24%, ubicándose en el antepenúltimo puesto. Aun así, Biondini volverá a probar suerte en las próximas primarias como precandidato a diputado nacional por Buenos Aires. Si repitiese su última performance electoral, difícilmente supere el desafío de las primarias –necesita alcanzar al menos el 1,5% de los votos–. Sin embargo, y por solo participar en las primarias, recibirá del Ministerio del Interior más de 17 millones de pesos para imprimir sus boletas.A este monto se deben agregar, además, los aportes para la campaña que recibirán todas las agrupaciones políticas: según resolvió el Ministerio del Interior, se desembolsarán $168.000.000 entre los espacios que presenten precandidatos a diputados nacionales y otros $50.000.000 a los que postulen senadores en estas primarias. Estas cifras se duplicarán para todas aquellas agrupaciones que superen las PASO y compitan en las elecciones generales.Hay más: el Ministerio del Interior también ordenó repartir otros $335.568.522 en concepto de aportes para el desenvolvimiento electoral de las agrupaciones. De ese monto, el 20% se distribuirá equitativamente entre todos los partidos políticos, mientras que el 80% restante se repartirá entre las fuerzas según los votos positivos que hayan obtenido en la última elección.En definitiva, ser titular de un partido político asegura ingresos seguros por parte del Estado más allá de su desempeño electoral. Esto explica la proliferación de fuerzas políticas en la Argentina: según datos oficiales de la Justicia Electoral, en la actualidad hay 44 partidos políticos de orden nacional y nada menos que 676 partidos de orden distrital.Alianzas estratégicasNo todos ellos competirán en estas elecciones, pero muchos de ellos sí lo harán pues, de no participar, corren el riesgo de perder su personería jurídica. La ley establece que deben presentarse en al menos dos elecciones nacionales consecutivas para mantenerse vigentes y, por lo tanto, seguir cobrando del Estado los aportes que garanticen su funcionamiento.Esta sería una de las razones que explica por qué numerosas alianzas que se presentan en estas elecciones están integradas por más de una decena de partidos políticos, muchos ignotos. Por tomar un ejemplo, la alianza Juntos, que compite en Buenos Aires y que lleva dos listas a las primarias –la de Diego Santilli y la de Facundo Manes– está compuesta por 18 fuerzas políticas, algunas de ellas desconocidas, como el Partido del Diálogo o la Unión Popular Federal.Uno por uno, quiénes son los invitados al cumpleaños de Fabiola Yañez que incomodan al GobiernoLo mismo sucede con la alianza Frente de Todos en el distrito bonaerense, que está integrada por nada menos que 24 partidos políticos: allí conviven los tres espacios más importantes, el kirchnerismo, el PJ y el Frente Renovador, con agrupaciones minoritarias y desconocidas, como el Partido Mejor y el Partido Solidario.“Hoy no existe una ley que regule las alianzas electorales –explica Hernán Gonçalves Figueiredo, secretario de Actuación Judicial de la Cámara Nacional Electoral–. Hay coaliciones que competirán en estas elecciones y que están integradas por más de 20 partidos políticos que saben que, si no compiten en dos elecciones consecutivas como marca la ley, podrían perder su personería jurídica y, por ende, los inhabilita a percibir aportes y a presentar candidatos. Aquí también talla otra ley, la que establece que los partidos políticos deben alcanzar en dos elecciones consecutivas el 2% de los votos del padrón. Seguramente si compitieran por separado no alcanzarían ese umbral, pero al integrar una alianza –y si esta supera ese límite–, no hay forma de distribuir esos votos entre sus socios integrantes. No hay reglas”, advirtió.

Fuente: La Nación

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Desde hace meses venimos hablando del estado -afectivo, social, educativo y psicológico- en que se encuentran las y los adolescentes debido a la pandemia, y en particular por la imposibilidad que tuvieron de asistir a la escuela; la inmensa mayoría de ellos, debido a que no se habilitaron las clases presenciales por largos períodos de tiempo. Es más, una parte muy importante de este sector todavía no pudo regresar a las instituciones educativas porque tanto las universidades como los institutos de educación superior continúan trabajando de forma remota.Un elemento central consecuencia de estas restricciones en el ámbito educativo es la deserción. El ministro de Educación nacional, quien a lo largo de este año y medio ha oscilado entre posturas antagónicas y contradictorias (no a la presencialidad – sí a la presenciliadad cuidada o administrada) admitió el 15 de junio pasado que un millón de niños y jóvenes han abandonado la escuela durante el año 2020. Esa es una estimación que debería escandalizarnos y probablemente esté bastante por debajo de lo que ha ocurrido, ya que no hay datos oficiales desde 2019. En ese sentido debemos reclamar de forma unánime conocer las cifras reales de este flagelo, no solo producto del ciclo lectivo pasado, sino del presente, pues sin ellas será imposible diseñar políticas públicas que impacten sobre las escuelas y sus comunidades.Al consultar la información sistematizada por el Observatorio Argentinos por la Educación, podemos comprobar que la tasa de abandono interanual para los estudiantes de nivel secundario ya era muy dispar en el año 2018. Si consideramos el índice para los jóvenes pertenecientes a los hogares del sector más rico nos encontramos que no alcanza el 1%, mientras que el mismo indicador para los jóvenes pertenecientes a los hogares del sector más pobre supera el 5%. No es arriesgado asumir que esa brecha haya aumentado significativamente en estos tres años y sobre todo por efecto de la falta de presencialidad.Otros guarismos mostraban la existencia de esta desigualdad educativa. Por ejemplo, la tasa de repitencia para el nivel secundario en el año 2017 variaba en 10 puntos porcentuales cuando se consideraban los estudiantes provenientes de los hogares del sector más acomodado y los más vulnerables. Algo similar sucedía con la tasa de promoción en 2018 (73% versus 86% a favor del sector más alto) y más notoria era la diferencia cuando se tomaba en cuenta la tasa de sobreedad (año 2018) que rondaba el 15% para los jóvenes pertenecientes a las familias del tercil más alto y trepaba al 45% para el tercil más bajo.En Argentina, las y los estudiantes de los niveles secundario y superior tienen una larga historia de movilizaciones vinculada con luchas propias del sector. Resulta sorprendente que en esta oportunidad no hayan tenido poder de reacción frente al cierre de las instituciones, no solo por el elocuente descenso de la calidad de la enseñanza y la significativa pérdida de aprendizajes durante este año y medio, sino porque las asimetrías sociales que la educación puede subsanar en este caso se vieron agravadas. No se logra comprender cómo los representantes estudiantiles (y los docentes también) no se manifestaron y salieron a defender un derecho primordial como el de la educación. Tampoco se entiende cómo amplios sectores de la educación -antes tan dinámicos- han permanecido adormecidos ante la suspensión de las elecciones de centros de estudiantes y órganos de cogobierno. Como se puede comprobar, cada una de las consecuencias de esta interrupción educativa está afectando poderosamente la construcción de ciudadanía y por ende el fortalecimiento de la mismísima democracia. Cómo recuperarán el rol histórico que han tenido en un futuro inmediato es una gran incógnita.Sin embargo, un nuevo interlocutor ha surgido. Sí, una parte de la comunidad educativa que rara vez era consultada y que hasta ahora no podía expresarse colectivamente emerge con una fuerza vigorosa para demandar y salvaguardar los legítimos derechos de sus hijas e hijos, vulnerados más que ningún otro durante esta etapa. Madres y padres, pero sobre todo las primeras han sabido construir canales de comunicación a través de los grupos de whatsapp y las redes sociales para hacerse escuchar y una buen aparte de la política ha sucumbido a sus demandas.Mientras tanto, estudiantes, docentes y autoridades ven con impavidez como son estos grupos quienes logran un nuevo lugar que la sociedad no les tuvo reservado, al menos desde el restablecimiento de la democracia en el año 1983.Resultará muy interesante y probablemente uno de los elementos más significativos e innovadores, la participación activa de madres y padres, ya no solo en las cooperadoras escolares o en los consejos de convivencia, sino como agentes presentes en la toma de decisiones. Se advierte que se acercan tiempos en los que las vetustas dinámicas escolares se resquebrajen; se avizoran profundos cambios en los que la vieja tradición por la cual los docentes cerrábamos la puerta del aula para dar clases no va más.Educador; exrector del Colegio Nacional de Buenos Aires; director de la Escuela de Formación en Ciencias

Fuente: La Nación

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Boca no puede privarse del festejo interno tras vencer a River por segunda vez consecutiva en una llave de eliminación directa, tal como lo consiguió en mayo en la Copa de la Liga y el miércoles por la Copa Argentina, ambos a través de la definición por penales. Todo un mérito y un gran desahogo ante un rival que le propinó varias migrañas. Sin embargo, tampoco debe esquivar el análisis de la realidad: de no verlo a tiempo, puede terminar pasándola mal. Porque la crítica al equipo de Miguel Ángel Russo ya no sólo se reduce al mal juego. Ya es una cuestión que incluye resultados, goles y un inicio que hasta puede asustar a más de uno.El Torne 2021: Boca empató 1-1 con Argentinos bajo la lluvia en la Bombonera y sigue sin ganar en el campeonatoLa lluvia que bajó ferozmente al campo de la Bombonera no puede ser una excusa, más allá de lo evidentemente difícil que es poder hacer algo ante semejante circunstancia. Y es que Boca no jugó mal por la acumulación de agua, sino que la del domingo fue una noche anecdótica que sigue dándole continuidad (¿Hace cuánto se habla de lo poco que ofrece el Xeneize?) a una versión apática que, lejos de encontrar una luz en el túnel, parece no tener un piso. Con sólo decir que el gol del empate no lo hizo un jugador vestido de azul y oro…Lo mejor de Boca vs. ArgentinosPara empezar, con la igualdad de este domingo ante Argentinos Juniors (1-1), la entidad de la Ribera llegó a la marca de apenas un triunfo en sus últimas 15 presentaciones: el 3-0 a The Strongest, por la zona de grupos de la Copa Libertadores, el 26 de mayo pasado. Si la lupa se pone más detallista, el diagnóstico arroja que el equipo no gana hace nueve encuentros.Si hubo algo positivo en la igualdad fue, justamente, el gol gritado. No sólo porque permitió emparejar un compromiso complicado y conseguir, al menos, un punto, sino que con ello se cortó una estadística que se había transformado en histórica: hasta el gol en contra de Miguel Torrén (a los 23 del complemento), Boca estuvo 599 minutos sin convertir.El gol en contra de Torrén, tras el tiro libre lateral de Cardona
(Manuel Cortina/)Esa fue la cantidad de tiempo que pasó entre el gol de Agustín Obando (a los 9 minutos) en la igualdad ante Unión, de la primera fecha y el gol de este domingo: pasaron aquellos 81 minutos en Santa Fe, los 90 que disputó ante Atlético Mineiro (0-0 en la revancha de octavos de Copa Libertadores), Banfield (0-0), San Lorenzo (0-2), Talleres (0-0) y River (0-0, por Copa Argentina) y los 68 que se jugaron hasta el gol de Argentinos en su propio arco.Con el empate consumado, a Boca lo llevaron al pasado. Unos cuantos años atrás: 37. ¿Por qué? Ese fue el período que pasó hasta igualar uno de los peores arranques de la historia boquense por torneos locales. Con estas cinco fechas sin triunfos (con el asterisco de que hubo dos que debió afrontar con juveniles) se puso a la par de aquella campaña para el olvido del Metropolitano 1984, inmerso en una gran crisis institucional: tres derrotas y dos empates dieron inicio a ese torneo, aunque esa racha se estiró tres partidos más. Ahora, Boca acumula cuatro paridades y una derrota.También se puede retroceder a 1949. Otro desempeño muy flojo que dejó a Boca a un punto de descender: dirigido por Renato Cesarini, el xeneize había sumado cuatro derrotas y un empate en el arranque de aquel certamen de hace 72 años.Independiente – Racing, por el Torneo 2021: el Rojo ganó un clásico a pura emoción con un gol de Silvio RomeroPor último, la Bombonera, esa casa que lo suele fortalecer, sin la presencia de su gente -debido a la pandemia- lo debilitó hace tiempo. Pensando en lo reciente, ganó apenas un encuentro (el de The Strongest) de los últimos seis que disputó como local. Y si se observa el 2021, fue anfitrión en 16 ocasiones, de las cuales sólo en cinco cosechó triunfos: también 9 igualdades y dos caídas.Boca tiene derecho a poder inflar el pecho y celebrar el hecho de empezar a sacarse la mochila llamada River, pero –si bien tiene mucho tiempo- debe reponerse cuanto antes de todo lo malo que arrastra.La mirada de Russo sobre el empateEl entrenador de Boca, Miguel Angel Russo, expuso su análisis sobre el juego de su equipo y, llamativamente, dijo haberse retirado contento con lo que vio.“Quedé conforme. En condiciones anormales, los muchachos tuvieron que hacer un desgaste muy grande e ir a buscar el partido. Creo que el foul del que viene el gol del rival, no fue. Más allá de eso, el equipo se sobrepuso mentalmente al estado de la cancha y siguió buscando después de la expulsión de Cardona. En condiciones normales, a lo mejor, hubiese sido otro el partido”, empezó la conferencia de prensa poniendo el foco en la jugada previa al tanto de Argentinos que abrió el partido y a las dificultades para jugar. No obstante, al mismo tiempo, quiso poner un freno: “El gol de ellos fue raro porque el tiro libre no existió, pero son las cosas que tiene el fútbol. No pongo excusas ni nada. Por lo que había en juego y la situación de la lluvia, me voy contento porque encontramos el empate”.Lionel Messi se fue de Barcelona en una emocionante despedida: “Pasé toda mi vida acá y no estaba preparado para irme”Cuando profundizó sobre lo hecho por sus dirigidos en medio de esa lucha contra la acumulación del agua, remarcó demasiadas virtudes: “El volumen de juego que tuvimos fue importante. Hubo asociaciones y situaciones de gol. Merecimos más. Nos supimos acomodar a un campo que tenía mucha agua. Pero en el segundo tiempo, en la parte más seca que había sobre el costado izquierdo, creamos más situaciones de gol”.

Fuente: La Nación

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He asistido a muchos festivales del libro en mi vida pero a ninguno lo recuerdo como el Hay Festival, un pueblecito en la frontera entre Inglaterra y Gales, a orillas del río Way. Existe desde 1987 gracias a Peter Florence, y es, probablemente, el más exitoso del mundo, por la cantidad de escritores y de público que atrae y porque es el único que se ha expandido por el planeta gracias a su libertad, improvisación, informalidad y poder de atracción. El Hay Festival, que recibió el año pasado el Premio Princesa de Asturias de Comunicación 2020 tiene, además, la fortuna de contar entre sus directivos con una española, Cristina Fuentes, una mujer orquesta que resuelve todos los problemas –a mí me mandó una vez en helicóptero de Londres a Hay– y que es capaz de contagiar su energía prodigiosa hasta a los muertos.Escribo estas líneas porque he sabido que Peter Florence acaba de renunciar a dirigir el Festival, entiendo que por un problema de “acoso laboral” (vaya usted a saber qué se entiende por esto) y si esta renuncia es efectiva sería una desgracia para el mundo de la cultura –y de la literatura en especial–, de manera que debemos impedirlo por todos los medios a nuestro alcance. El gobierno inglés, que no suele intervenir en estos asuntos y prefiere dejarlos a la iniciativa de la sociedad civil, ha hecho una excepción esta vez, ayudando al Hay Festival a superar los efectos de los contagios mundiales del coronavirus.El pueblecito de Hay fue, antes que la sede del Festival, la capital mundial (o por lo menos europea) de los anticuarios del libro. Un hombre al que no tengo más remedio que llamar un excéntrico o un loco, además de millonario, decidió un día por la belleza del lugar, comprar buena parte de las casitas que lo pueblan y ofrecerlas a los anticuarios libreros de muchos países europeos y de Estados Unidos; no sólo lo consiguió sino, cáiganse de espaldas, convirtió esa localidad durante algunos años en el sitio más importante para que universidades, bibliotecas y coleccionistas particulares viajaran una vez al año a Hay-on-Way, pues esta aldea galesa se había convertido, nada menos y nada más, que en la capital europea del libro antiguo. Todavía quedan en esa localidad algunos libreros de aquellos tiempos y es una delicia para el público que asiste al Hay Festival recorrer esas librerías con la certeza de que encontrará en sus estantes alguna maravilla de pocas o muchas libras esterlinas. Yo encontré, por ejemplo, en uno de esos legañosos anaqueles, una novela de caballerías francesa del siglo XVII.En ese momento, 1987, la intuición o la buena estrella de Peter Florence lo convencieron de que esta aldea era el lugar predestinado a ser la sede de un festival del libro que tendría un alcance superior. Y, en efecto, al cabo de muy pocos años, lo logró. No enumeraré la lista de escritores de todas las lenguas y de los países más exóticos (quiero decir los menos conocidos) que han asistido, en los días del verano británico, al Hay Festival (creo que todos los invitados han ido, complacidos), sino del extraordinario público, procedente de todas partes, que asiste a los debates, lecturas, conferencias, sobre los temas más diversos y las amistades (y enemistades también por razones políticas o estéticas) que allí se forjan. Y los queridos pubs donde suelen terminar las presentaciones, que desde media mañana hasta la medianoche, pueblan los improbables escenarios e incluso las caballerizas y gallineros de ese lugar estimulante. No suelo asistir a festivales del libro porque no tengo tiempo; pero cuando Cristina Fuentes o Peter Florence me han invitado a acompañarlos nunca he dicho que no. Porque en el Hay Festival he conocido a grandes escritores y he hecho amigos imperecederos. Y pocas veces he gozado tanto en un lugar donde se hablaba de literatura (mezclada a menudo con la política o la aventura personal) como en esa pequeña localidad donde la Inglaterra y la orgullosa Gales se confunden.Una de las ideas geniales de Peter Florence y del equipo que lo acompaña fue haber sacado el Festival del Libro del poblado de Hay y extenderlo por el mundo, principalmente el hispánico. Ellos, siguiendo una buena costumbre, no eligen nunca capitales, sino ciudades del interior de los países. Allí el Festival por razones obvias se convierte en la más publicitada y popular operación, y esa es una de las razones del éxito de los festivales del libro que se celebran en la actualidad en Cartagena de Indias (Colombia), Querétaro (México), Segovia (España) y en Arequipa (Perú), mi tierra natal, donde hasta los empresarios han contribuido al éxito del festival aflojando las bolsas y donde he visto, con alegría, la presencia de jóvenes letra heridos bolivianos y chilenos.Las mesas redondas de los festivales de Hay son absolutamente libres –algunos las llamarían anárquicas–, de tal modo que los participantes suelen hablar de aquello que les importa y esa es sin duda una de las razones de su popularidad. Hay siempre una indicación del asunto que se va a tratar, pero los concurrentes asiduos saben que aquello es sólo un punto de partida y que los invitados terminarán hablando de lo que más les preocupa. Aunque el inglés suele ser la lengua más corriente, también lo es el español, o la que prefieran los participantes, de manera que muchas de esas mesas redondas o encuentros se suelen convertir en alegres y tumultuosas diversiones, en clases, coloquios, o, más bien, en lo que los surrealistas llamaban los espectáculos-provocación. Todo aquello funciona más que bien y, sobre todo, las lecturas de poemas, cuentos o fragmentos de novelas que suelen hacer los jóvenes, pieza central de las presentaciones cotidianas que, en ciertos lugares, llegan hasta la medianoche (lecturas con luna y estrellas).Como en todo, detrás del Hay Festival del Libro hay una personalidad incansable o, mejor dicho, un equipo que se dedica a pensar y actuar, y en este caso no quiero sobrestimar a Peter Florence, pero estoy seguro de que él ha sido quien ha contagiado su entusiasmo y sus sueños al pequeño redil de colaboradores suyos que ha sido capaz de concebir y materializar una promoción del libro y encuentros entre los escritores y lectores tan certero, tan cosmopolita y tan extraordinario como ha sido y, espero, seguirá siéndolo, por muchos años, el Hay Festival. Estas cosas tan populares no suelen surgir de las instituciones o gobiernos sino de las personas; no es nunca lo mismo cuando una institución asume la responsabilidad de organizar una promoción del libro, como en la Feria de Guadalajara por ejemplo o la Feria de Fráncfort, para citar a las dos más famosas, o cuando resulta de la improvisación e inventiva de personas particulares, como en el caso que reseño. Ambas tienen una función que cumplir, por supuesto, y a ambas hay que incentivarlas. Pero es evidente que la libertad de improvisación y de invención de que gozan Peter Florence y sus colaboradores es mucho mayor que los establecidos por los gobiernos, la institucionalidad o las costumbres locales. Por eso, el Hay Festival debe seguir contribuyendo a la difusión del libro y de las buenas lecturas, y al acercamiento entre escritores y lectores como ha venido haciéndolo por todo el ancho mundo (en una época el Hay Festival se celebraba también en una ciudad de la India). Estoy seguro de que los problemas de “acoso laboral” de que ha sido acusado Peter Florence tienen una fórmula de solución. Y él verse libre y animoso de nuevo para seguir fantaseando y materializando, como lo ha hecho hasta ahora, la manera de que escritores y lectores se conozcan, realicen sus sueños y logren ese poquito de felicidad que los libros nos deparan, algo mejor que confinarnos buscando la neurosis o la más extendida afición de entre matarnos. © Ediciones EL PAÍS, SL

Fuente: La Nación

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