Danny Stewart se apresuraba a reunirse con su novio para cenar cuando pasó corriendo junto a algo que yacía en el suelo de una estación del metro de Nueva York. Pronto lo atesoraría más que cualquier otra cosa en el mundo.Eran cerca de las 8 de la mañana del 28 de agosto del año 2000, justo después del frenesí de la hora punta, cuando un tren subterráneo traqueteaba por la vía hasta la estación de la Calle 14, en el distrito de Chelsea de Manhattan. Danny Stewart, de 34 años, llegaba tarde a cenar con su novio, Pete Mercurio, de 32.La pareja se había conocido tres años antes a través de un amigo del equipo de softbol de Pete. Danny se mudó con Pete y su compañero de piso, pero esa noche de verano había vuelto a su departamento subarrendado en Harlem para recoger el correo.Mientras Danny se apresuraba a salir de la estación, algo llamó su atención.“Me percaté de que en el suelo había algo pegado a la pared que pensé que era un muñeco”, dice. Estaba perplejo: ¿por qué un niño dejaría un muñeco en el suelo? Pero continuó subiendo las escaleras hasta la salida. “Miré hacia atrás una vez más, y fue entonces cuando vi que sus piernas se movían”.Bajó corriendo las escaleras y se dio cuenta de que el muñeco era en realidad un bebé envuelto en un suéter oscuro, con sus diminutas piernecitas sobresaliendo. “No tenía ropa, solo estaba envuelto en aquel suéter. Su cordón umbilical todavía estaba parcialmente intacto, así que podía adivinar que era un recién nacido. Pensé que tal vez tenía un día o dos”, recuerda Danny.Danny y Pete recogieron a Kevin de la agencia de adopción el viernes 22 de diciembre de 2000. (BBC Mundo/)“¡Encontré un bebé!”Danny apenas podía creer lo que veía. No podía entender cómo habían dejado a un bebé en el suelo, ni quién pudo haberlo hecho. El niño estaba muy callado y, sin embargo, también alerta, con ojos grandes y muy abiertos. “Miró hacia arriba y le acaricié la cabeza, y luego lloriqueó un poco. Toda la situación parecía irreal. Traté de alertar a la gente sobre lo que estaba sucediendo, pero no logré llamar la atención de nadie”.Danny gritó: “¡Por favor, llamen a la policía!”, pero casi todo el mundo lo ignoró.“Una mujer me prestó atención, pero no hablaba inglés así que no entendía lo que decía, aunque le estuviera señalando al bebé”, evoca Danny. “Creo que probablemente pensó que yo estaba un poco trastornado”. Esto fue antes de que todos tuviéramos celular. Además, Danny tenía miedo de levantar al bebé del suelo por si lo lastimaba. Así que subió corriendo las escaleras hacia la calle hasta encontrar un teléfono público y llamó al 911 (el número de emergencias).“¡Encontré un bebé!”, espetó. Luego le dijo a la policía dónde se encontraba y volvió corriendo para comprobar que el bebé aún estaba bien. Esperó durante lo que le parecieron siglos. “Estoy seguro de que fueron solo unos minutos, pero el tiempo se detuvo y mi corazón se aceleró”, dice. “Me dije: probablemente piensen que esto es una broma y no me creerán, así que alguien más debería llamar. Fue entonces cuando pensé en Pete”.Sacando una moneda de 25 centavos de su bolsillo, corrió hacia el teléfono público para llamarle. “Una vez más, dije: ‘¡Encontré un bebé! No creo que la policía me crea, así que por favor llama ahora mismo’”. Pete, quien llevaba un rato caminando de un lado a otro, mirando por la ventana de su apartamento esperando a Danny, cuenta que se le pusieron los pelos de punta. “Como Danny no bromea, no habría dicho nadasi no fuera cierto”, dice.Salió disparado del apartamento hacia la estación de metro y llegó cuando la policía se llevaba al bebé para que le hicieran un chequeo en el hospital.Después de que Danny diera su testimonio, los dos se fueron.“Recuerdo que me volví hacia Danny y le dije en la acera mientras se alejaba el auto de la policía: ‘¿Sabes? estarás conectado con ese bebé de cierta manera por el resto de tu vida’”, cuenta Pete. “Danny respondió: ‘¿Qué quieres decir?’. Dije: ‘Bueno, algún día este niño se enterará de la noche en que lo encontraron, y es posible que quiera encontrar a la persona que lo descubrió. Tal vez exista una forma de averiguar dónde lo llevan y enviar un regalo de cumpleaños cada año en esta fecha’”.Danny, Kevin y Pete en la playa en 2002. (BBC Mundo/)Dos papásAl día siguiente, la noticia del bebé hallado en el metro estaba en los titulares. “Danny Stewart fue el buen samaritano que encontró al bebé”, dijo un reportero, que lo entrevistó para el noticiero de televisión. “El bebé es hispano con mechones de cabello castaño en la parte superior de la cabeza”, dijo otro.Danny quería saber cómo estaba el bebé, y fue al hospital donde lo habían llevado, pero no pudo obtener ninguna noticia.Así que Danny y Pete volvieron a su vida cotidiana: Danny a su papel de trabajador social y Pete al de dramaturgo y diseñador web. Pero en poco tiempo, Danny recibió una invitación de la Administración de Servicios para Niños para asistir a una audiencia familiar en el tribunal y testificar cómo había encontrado al bebé.Cuando eso sucedió, en diciembre de 2000, la jueza le preguntó si podía quedarse durante toda la audiencia. Esperó a que la policía diera su testimonio y luego se dirigió a Danny nuevamente. “Ella me dijo: ‘Señor Stewart, quiero informarle de lo que está sucediendo aquí. En los casos en que tenemos un bebé abandonado, tratamos de colocarlo en un hogar de acogida pre-adoptivo lo más rápido posible’”.“En mi cabeza, pensaba: ‘Bueno, eso tiene sentido’”, explica Danny. “Y luego lo siguiente que salió de su boca fue: ‘¿Le interesaría adoptar a este bebé?’”. Danny miró a su alrededor, todos los ojos estaban puestos en él. “Creo que todos nos quedamos con la boca abierta. Dije: ‘Sí, pero no creo que sea tan fácil’, y la jueza sonrió y dijo: ‘Bueno, es posible’”.Aunque la pregunta de la jueza fue totalmente inesperada, amigos y conocidos ya habían preguntado por qué Danny y Pete no se habían llevado al bebé a casa para cuidar de él la noche en que lo encontraron. No era necesario ser un trabajador social, como lo era Danny, para darse cuenta de que no era así como funcionaban las cosas.El proceso de adopción se demoró de seis a nueve meses e involucró verificaciones de antecedentes y capacitación para padres. “No había pensado en adoptar”, expone Danny, “pero al mismo tiempo, no podía dejar de pensar que me sentí conectado [al bebé], que sentí que esto ni siquiera era una oportunidad, era un regalo. ¡Y cómo iba a negar este regalo!”.Pete, Kevin y Danny en una visita a la escuela de Kevin en 2007. (BBC Mundo/)“Conversaciones tensas”Fuera de la sala del tribunal, Danny telefoneó a Pete para contarle la noticia. “Mi reacción instintiva fue decirle: ‘No, no, no, no estás interesado. Vuelve ahora mismo a la sala del tribunal y diles que cometieron un error, simplemente diles que no’”, recuerda Pete.Durante la semana siguiente tuvieron lo que Danny describe como “conversaciones tensas”. Pete las llama “discusiones acaloradas”. “No quería que mi vida cambiara. Estaba feliz así como estábamos y esto lo iba a cambiar todo”, dice Pete. “No teníamos dinero, no teníamos espacio, teníamos un compañero de piso… También estaba un poco enojado con él, ‘¿Cómo pudo decir que sí sin consultarme primero?’”.La situación estuvo a punto de destrozar la pareja.“Danny dijo en un momento: ‘Voy a seguir adelante con esto, cuente contigo o no’”, dice Pete, “y yo solo dije: ‘¿Estás eligiendo un bebé por encima de nuestra relación?’”. “Él dijo: ‘Me gustaría que todos fuéramos una familia, me gustaría que hiciéramos esto juntos. Pero si no estás listo, lo entiendo y lo haré contigo o sin ti’”. Pete recuerda haberle dicho algunas “cosas horribles” a Danny, como: “buena suerte siendo padre soltero en Nueva York”.A pesar de ello, Pete admite que había una parte de él que deseaba desesperadamente que saliera bien. Así que Danny convenció a Pete de que lo acompañara y visitara al bebé en su hogar de acogida. Cuando llegaron, dijeron que notaron muy rápidamente que no era un lugar ideal para él. Tenía un doloroso sarpullido, una erupción del pañal desde el ombligo, alrededor de las caderas y en los muslos hasta la espalda.El asistente social que estaba con ellos se sentó con la madre adoptiva y empujó el carrito con el niño frente a Danny y Pete. El bebé los miró con los ojos muy abiertos. Danny notó que no parpadeaba y que estaba muy callado. Sosteniendo al bebé en sus brazos por primera vez, Danny dijo gentilmente: “¿Te acuerdas de mí?”. Cuando a Pete le llegó el turno de sostener al bebé, lo invadió una “oleada instantánea de cariño”, expresa.“El bebé me apretó el dedo con su mano con mucha fuerza”, dice Pete. “Me miraba y yo lo miraba a él, y fue casi como si encontrara un punto de presión en mi dedo que abrió mi corazón a mi cabeza y me mostró en ese momento que yo podía ser su papá”.Pete, Danny y Kevin fotografiados en 2011. (BBC Mundo/)La dulce esperaDespués de eso, el proceso de adopción comenzó rápidamente. Hubo visitas domiciliarias, verificación de antecedentes y muchas preguntas que responder.A Danny y Pete se les dijo que tardarían meses en tener al bebé en casa, por lo que tendrían mucho tiempo para prepararse. Pero tuvieron que asistir a una audiencia judicial el 20 de diciembre para manifestar su intención de adoptar al bebé. La misma jueza de la otra vez la presidía. Miró el calendario en su escritorio.“Nos miró de nuevo y dijo: ‘¿Qué les parece para las vacaciones?’. Creo que ambos asentimos con la cabeza, pero internamente yo pensaba: ‘¿Qué vacaciones? Espero que no se refiera a Navidad, porque es en un par de días’”, relata Pete.Pero eso era justamente lo que quería decir, y comenzó a dar órdenes al asistente social y a los abogados para que tuvieran al bebé listo para que lo recogieran de la agencia en dos días. De regreso a casa, Pete llamó a su familia para pedir ayuda. Ya les había hablado de sus planes sobre la adopción y obtuvo todo su apoyo. “Dije que lo llamaríamos Kevin, y mi madre empezó a llorar porque había tenido un bebé antes que yo que murió al nacer, y lo llamaron Kevin”, cuenta Pete.“Así que fue una forma extraña de que Kevin volviera a ellos como nieto por parte de su hijo gay”.Con solo dos días para prepararse, todos tenían una prisa frenética. La familia de Pete fue a comprar todos los suministros que necesitaba la pareja. Danny y Pete comenzaron a leer rápidamente libros para bebés. Su apartamento se convirtió en una guardería con cajas de pañales por todas partes y una cuna.Danny, Kevin y Pete tras la ceremonia de la boda. (BBC Mundo/)La llegadaEl viernes 22 de diciembre a las 9 de la mañana, Danny y Pete recogieron a Kevin de la agencia. Lo acurrucaron en su manta y tomaron el metro de regreso a su apartamento. “Había comenzado a nevar”, dice Danny, “así que fue aún más mágico”. Solos esa noche como familia tuvieron la oportunidad de asimilar todo lo que había sucedido.“Creo que respiramos tranquilos por primera vez”, apunta Danny. “Recuerdo que me maravillé en el momento en que vi que se había hecho realidad”. Kevin yacía profundamente dormido sobre el pecho de Pete, babeando. El plan de la jueza había sido que Kevin lo visitara durante las vacaciones de Navidad y luego regresara a su hogar de acogida.Pero Danny y Pete le preguntaron si podía quedarse con ellos, y el 27 de diciembre, el asistente social llamó con buenas noticias: Kevin podía quedarse mientras completaban el estudio del hogar y lo certificaban. El Tribunal de Familia de Manhattan estaba ubicado cerca de la “Zona Cero”, donde tuvieron lugar los ataques del 11 de septiembre de 2001, por lo que el proceso de adopción se retrasó, pero finalmente se completó el 17 de diciembre de 2002.Danny, Pete y Kevin pronto se asentaron en la vida familiar. Danny recuerda cómo Kevin amaba los libros. Todas las noches le leían cuentos para dormir o le cantaban canciones de cuna mientras le acariciaban la cabeza. Pete hizo un libro de ilustraciones con la historia del descubrimiento de Kevin. Cuando Kevin tenía 3o 4 años, él y Danny se lo leían todas las noches antes de acostarse.“Era su favorito”, dice Pete. “Algunas noches y días lo leíamos varias veces. A menudo veíamos a Kevin hojeando las páginas él solo y articulando las palabras que había memorizado. Ver aquello era lo más dulce del mundo”.Kevin no hizo la conexión durante casi un año de que se trataba de su historia, dice Pete. Pero cuando lo hizo, se sintió tan orgulloso y emocionado que se llevó el libro para mostrarlo y contarlo en la escuela.Kevin también sentía curiosidad por saber quién podría ser su familia biológica. “De vez en cuando, si estábamos afuera, miraba a la gente en la acera. O si estábamos en un restaurante, decía: ‘Esa mujer de allí tiene el mismo color de piel que yo’”, señala Pete. “Pero nunca se agobió por eso y simplemente se disipó. No lo volvió a mencionar mucho”.Danny, Kevin y Pete en el Parque Nacional de Yellowstone, en 2018. (BBC Mundo/)Una familiaCuando Kevin tenía 10 años, iba de camino a la escuela cuando “papá Pete” se volvió para preguntarle qué pensaba sobre una idea que él y “papá Danny” habían estado discutiendo la noche anterior. Era 2011 y Nueva York se había convertido en el sexto estado de Estados Unidos en legalizar el matrimonio homosexual. Aunque Danny dice que él y Pete ya se sentían casados “por defecto”, eso lo haría oficial.Kevin estaba emocionado con la idea y se volvió hacia su papá para preguntarle: “¿No casan los jueces a la gente?”. Pete envió un email al Tribunal de Familia de Manhattan para preguntar si la misma jueza, la jueza Cooper, oficiaría su matrimonio. En dos horas recibieron la respuesta: estaría encantada.“Ella dijo que todos los bebés necesitan una conexión con alguien, y que cuando Danny testificó en la sala del tribunal sobre cómo encontró al bebé, vio que la conexión más fuerte en el mundo de ese pequeño era con Danny, así que ¿por qué no preguntarle?”, dice Pete. “Fue tan simple como eso. Tuvo el presentimiento de que sería la conexión correcta”.Su corazonada había sido correcta, como pudo comprobar por sí misma cuando conoció a Kevin en la ceremonia matrimonial. Danny dice que se quedó abrumado por la emoción, la alegría y el asombro. “Esta mujer, la razón por la que somos una familia, es, una vez más, la razón por la que nos vamos a casar. Fue como cerrar el círculo”, sostiene.Kevin tiene ahora 20 años y estudia matemáticas e informática en la universidad. El pequeño bebé que Danny descubrió en la estación de metro ahora es más alto que sus papás. Le encanta jugar al frisbee, ha corrido numerosos maratones y bailado con el Instituto Nacional de Danza desde los 9 hasta los 14 años. Pete dice que cuando Kevin quiere aprender algo, simplemente lo hace. Ha aprendido a tocar el piano y la guitarra de manera autodidacta.“Kevin siempre fue un niño respetuoso”, describe Pete. “Es empático y amable. Se mantiene conectado con sus emociones. Es observador, no anhela ni busca atención. Es una persona reservada, pero también un líder silencioso”. También puede ser muy divertido, cuenta Pete.A la familia le encanta visitar los parques nacionales juntos, participar en actividades al aire libre -como el kayak- y apoyar a su equipo de béisbol favorito, los Mets de Nueva York.“No puedo imaginar mi vida si no hubiera sido así”, dice Danny, ahora de 55 años. “Mi vida se volvió mucho más plena. Cambió mi visión del mundo, mi perspectiva, mi forma de ver la vida”. Así como era inconcebible hace 20 años pensar en ser papás, es aún más inconcebible, dice Pete, ahora con 52 años, pensar en no serlo. “No sabía que este nivel de amor profundo existía en el mundo hasta que mi hijo llegó a mi vida”.Pete, Kevin y Danny en el Parque Nacional Yosemite, en 2019. (BBC Mundo/)

Fuente: La Nación

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Danny Stewart se apresuraba a reunirse con su novio para cenar cuando pasó corriendo junto a algo que yacía en el suelo de una estación del metro de Nueva York. Pronto lo atesoraría más que cualquier otra cosa en el mundo.Eran cerca de las 8 de la mañana del 28 de agosto del año 2000, justo después del frenesí de la hora punta, cuando un tren subterráneo traqueteaba por la vía hasta la estación de la Calle 14, en el distrito de Chelsea de Manhattan. Danny Stewart, de 34 años, llegaba tarde a cenar con su novio, Pete Mercurio, de 32.La pareja se había conocido tres años antes a través de un amigo del equipo de softbol de Pete. Danny se mudó con Pete y su compañero de piso, pero esa noche de verano había vuelto a su departamento subarrendado en Harlem para recoger el correo.Mientras Danny se apresuraba a salir de la estación, algo llamó su atención.“Me percaté de que en el suelo había algo pegado a la pared que pensé que era un muñeco”, dice. Estaba perplejo: ¿por qué un niño dejaría un muñeco en el suelo? Pero continuó subiendo las escaleras hasta la salida. “Miré hacia atrás una vez más, y fue entonces cuando vi que sus piernas se movían”.Bajó corriendo las escaleras y se dio cuenta de que el muñeco era en realidad un bebé envuelto en un suéter oscuro, con sus diminutas piernecitas sobresaliendo. “No tenía ropa, solo estaba envuelto en aquel suéter. Su cordón umbilical todavía estaba parcialmente intacto, así que podía adivinar que era un recién nacido. Pensé que tal vez tenía un día o dos”, recuerda Danny.Danny y Pete recogieron a Kevin de la agencia de adopción el viernes 22 de diciembre de 2000. (BBC Mundo/)“¡Encontré un bebé!”Danny apenas podía creer lo que veía. No podía entender cómo habían dejado a un bebé en el suelo, ni quién pudo haberlo hecho. El niño estaba muy callado y, sin embargo, también alerta, con ojos grandes y muy abiertos. “Miró hacia arriba y le acaricié la cabeza, y luego lloriqueó un poco. Toda la situación parecía irreal. Traté de alertar a la gente sobre lo que estaba sucediendo, pero no logré llamar la atención de nadie”.Danny gritó: “¡Por favor, llamen a la policía!”, pero casi todo el mundo lo ignoró.“Una mujer me prestó atención, pero no hablaba inglés así que no entendía lo que decía, aunque le estuviera señalando al bebé”, evoca Danny. “Creo que probablemente pensó que yo estaba un poco trastornado”. Esto fue antes de que todos tuviéramos celular. Además, Danny tenía miedo de levantar al bebé del suelo por si lo lastimaba. Así que subió corriendo las escaleras hacia la calle hasta encontrar un teléfono público y llamó al 911 (el número de emergencias).“¡Encontré un bebé!”, espetó. Luego le dijo a la policía dónde se encontraba y volvió corriendo para comprobar que el bebé aún estaba bien. Esperó durante lo que le parecieron siglos. “Estoy seguro de que fueron solo unos minutos, pero el tiempo se detuvo y mi corazón se aceleró”, dice. “Me dije: probablemente piensen que esto es una broma y no me creerán, así que alguien más debería llamar. Fue entonces cuando pensé en Pete”.Sacando una moneda de 25 centavos de su bolsillo, corrió hacia el teléfono público para llamarle. “Una vez más, dije: ‘¡Encontré un bebé! No creo que la policía me crea, así que por favor llama ahora mismo’”. Pete, quien llevaba un rato caminando de un lado a otro, mirando por la ventana de su apartamento esperando a Danny, cuenta que se le pusieron los pelos de punta. “Como Danny no bromea, no habría dicho nadasi no fuera cierto”, dice.Salió disparado del apartamento hacia la estación de metro y llegó cuando la policía se llevaba al bebé para que le hicieran un chequeo en el hospital.Después de que Danny diera su testimonio, los dos se fueron.“Recuerdo que me volví hacia Danny y le dije en la acera mientras se alejaba el auto de la policía: ‘¿Sabes? estarás conectado con ese bebé de cierta manera por el resto de tu vida’”, cuenta Pete. “Danny respondió: ‘¿Qué quieres decir?’. Dije: ‘Bueno, algún día este niño se enterará de la noche en que lo encontraron, y es posible que quiera encontrar a la persona que lo descubrió. Tal vez exista una forma de averiguar dónde lo llevan y enviar un regalo de cumpleaños cada año en esta fecha’”.Danny, Kevin y Pete en la playa en 2002. (BBC Mundo/)Dos papásAl día siguiente, la noticia del bebé hallado en el metro estaba en los titulares. “Danny Stewart fue el buen samaritano que encontró al bebé”, dijo un reportero, que lo entrevistó para el noticiero de televisión. “El bebé es hispano con mechones de cabello castaño en la parte superior de la cabeza”, dijo otro.Danny quería saber cómo estaba el bebé, y fue al hospital donde lo habían llevado, pero no pudo obtener ninguna noticia.Así que Danny y Pete volvieron a su vida cotidiana: Danny a su papel de trabajador social y Pete al de dramaturgo y diseñador web. Pero en poco tiempo, Danny recibió una invitación de la Administración de Servicios para Niños para asistir a una audiencia familiar en el tribunal y testificar cómo había encontrado al bebé.Cuando eso sucedió, en diciembre de 2000, la jueza le preguntó si podía quedarse durante toda la audiencia. Esperó a que la policía diera su testimonio y luego se dirigió a Danny nuevamente. “Ella me dijo: ‘Señor Stewart, quiero informarle de lo que está sucediendo aquí. En los casos en que tenemos un bebé abandonado, tratamos de colocarlo en un hogar de acogida pre-adoptivo lo más rápido posible’”.“En mi cabeza, pensaba: ‘Bueno, eso tiene sentido’”, explica Danny. “Y luego lo siguiente que salió de su boca fue: ‘¿Le interesaría adoptar a este bebé?’”. Danny miró a su alrededor, todos los ojos estaban puestos en él. “Creo que todos nos quedamos con la boca abierta. Dije: ‘Sí, pero no creo que sea tan fácil’, y la jueza sonrió y dijo: ‘Bueno, es posible’”.Aunque la pregunta de la jueza fue totalmente inesperada, amigos y conocidos ya habían preguntado por qué Danny y Pete no se habían llevado al bebé a casa para cuidar de él la noche en que lo encontraron. No era necesario ser un trabajador social, como lo era Danny, para darse cuenta de que no era así como funcionaban las cosas.El proceso de adopción se demoró de seis a nueve meses e involucró verificaciones de antecedentes y capacitación para padres. “No había pensado en adoptar”, expone Danny, “pero al mismo tiempo, no podía dejar de pensar que me sentí conectado [al bebé], que sentí que esto ni siquiera era una oportunidad, era un regalo. ¡Y cómo iba a negar este regalo!”.Pete, Kevin y Danny en una visita a la escuela de Kevin en 2007. (BBC Mundo/)“Conversaciones tensas”Fuera de la sala del tribunal, Danny telefoneó a Pete para contarle la noticia. “Mi reacción instintiva fue decirle: ‘No, no, no, no estás interesado. Vuelve ahora mismo a la sala del tribunal y diles que cometieron un error, simplemente diles que no’”, recuerda Pete.Durante la semana siguiente tuvieron lo que Danny describe como “conversaciones tensas”. Pete las llama “discusiones acaloradas”. “No quería que mi vida cambiara. Estaba feliz así como estábamos y esto lo iba a cambiar todo”, dice Pete. “No teníamos dinero, no teníamos espacio, teníamos un compañero de piso… También estaba un poco enojado con él, ‘¿Cómo pudo decir que sí sin consultarme primero?’”.La situación estuvo a punto de destrozar la pareja.“Danny dijo en un momento: ‘Voy a seguir adelante con esto, cuente contigo o no’”, dice Pete, “y yo solo dije: ‘¿Estás eligiendo un bebé por encima de nuestra relación?’”. “Él dijo: ‘Me gustaría que todos fuéramos una familia, me gustaría que hiciéramos esto juntos. Pero si no estás listo, lo entiendo y lo haré contigo o sin ti’”. Pete recuerda haberle dicho algunas “cosas horribles” a Danny, como: “buena suerte siendo padre soltero en Nueva York”.A pesar de ello, Pete admite que había una parte de él que deseaba desesperadamente que saliera bien. Así que Danny convenció a Pete de que lo acompañara y visitara al bebé en su hogar de acogida. Cuando llegaron, dijeron que notaron muy rápidamente que no era un lugar ideal para él. Tenía un doloroso sarpullido, una erupción del pañal desde el ombligo, alrededor de las caderas y en los muslos hasta la espalda.El asistente social que estaba con ellos se sentó con la madre adoptiva y empujó el carrito con el niño frente a Danny y Pete. El bebé los miró con los ojos muy abiertos. Danny notó que no parpadeaba y que estaba muy callado. Sosteniendo al bebé en sus brazos por primera vez, Danny dijo gentilmente: “¿Te acuerdas de mí?”. Cuando a Pete le llegó el turno de sostener al bebé, lo invadió una “oleada instantánea de cariño”, expresa.“El bebé me apretó el dedo con su mano con mucha fuerza”, dice Pete. “Me miraba y yo lo miraba a él, y fue casi como si encontrara un punto de presión en mi dedo que abrió mi corazón a mi cabeza y me mostró en ese momento que yo podía ser su papá”.Pete, Danny y Kevin fotografiados en 2011. (BBC Mundo/)La dulce esperaDespués de eso, el proceso de adopción comenzó rápidamente. Hubo visitas domiciliarias, verificación de antecedentes y muchas preguntas que responder.A Danny y Pete se les dijo que tardarían meses en tener al bebé en casa, por lo que tendrían mucho tiempo para prepararse. Pero tuvieron que asistir a una audiencia judicial el 20 de diciembre para manifestar su intención de adoptar al bebé. La misma jueza de la otra vez la presidía. Miró el calendario en su escritorio.“Nos miró de nuevo y dijo: ‘¿Qué les parece para las vacaciones?’. Creo que ambos asentimos con la cabeza, pero internamente yo pensaba: ‘¿Qué vacaciones? Espero que no se refiera a Navidad, porque es en un par de días’”, relata Pete.Pero eso era justamente lo que quería decir, y comenzó a dar órdenes al asistente social y a los abogados para que tuvieran al bebé listo para que lo recogieran de la agencia en dos días. De regreso a casa, Pete llamó a su familia para pedir ayuda. Ya les había hablado de sus planes sobre la adopción y obtuvo todo su apoyo. “Dije que lo llamaríamos Kevin, y mi madre empezó a llorar porque había tenido un bebé antes que yo que murió al nacer, y lo llamaron Kevin”, cuenta Pete.“Así que fue una forma extraña de que Kevin volviera a ellos como nieto por parte de su hijo gay”.Con solo dos días para prepararse, todos tenían una prisa frenética. La familia de Pete fue a comprar todos los suministros que necesitaba la pareja. Danny y Pete comenzaron a leer rápidamente libros para bebés. Su apartamento se convirtió en una guardería con cajas de pañales por todas partes y una cuna.Danny, Kevin y Pete tras la ceremonia de la boda. (BBC Mundo/)La llegadaEl viernes 22 de diciembre a las 9 de la mañana, Danny y Pete recogieron a Kevin de la agencia. Lo acurrucaron en su manta y tomaron el metro de regreso a su apartamento. “Había comenzado a nevar”, dice Danny, “así que fue aún más mágico”. Solos esa noche como familia tuvieron la oportunidad de asimilar todo lo que había sucedido.“Creo que respiramos tranquilos por primera vez”, apunta Danny. “Recuerdo que me maravillé en el momento en que vi que se había hecho realidad”. Kevin yacía profundamente dormido sobre el pecho de Pete, babeando. El plan de la jueza había sido que Kevin lo visitara durante las vacaciones de Navidad y luego regresara a su hogar de acogida.Pero Danny y Pete le preguntaron si podía quedarse con ellos, y el 27 de diciembre, el asistente social llamó con buenas noticias: Kevin podía quedarse mientras completaban el estudio del hogar y lo certificaban. El Tribunal de Familia de Manhattan estaba ubicado cerca de la “Zona Cero”, donde tuvieron lugar los ataques del 11 de septiembre de 2001, por lo que el proceso de adopción se retrasó, pero finalmente se completó el 17 de diciembre de 2002.Danny, Pete y Kevin pronto se asentaron en la vida familiar. Danny recuerda cómo Kevin amaba los libros. Todas las noches le leían cuentos para dormir o le cantaban canciones de cuna mientras le acariciaban la cabeza. Pete hizo un libro de ilustraciones con la historia del descubrimiento de Kevin. Cuando Kevin tenía 3o 4 años, él y Danny se lo leían todas las noches antes de acostarse.“Era su favorito”, dice Pete. “Algunas noches y días lo leíamos varias veces. A menudo veíamos a Kevin hojeando las páginas él solo y articulando las palabras que había memorizado. Ver aquello era lo más dulce del mundo”.Kevin no hizo la conexión durante casi un año de que se trataba de su historia, dice Pete. Pero cuando lo hizo, se sintió tan orgulloso y emocionado que se llevó el libro para mostrarlo y contarlo en la escuela.Kevin también sentía curiosidad por saber quién podría ser su familia biológica. “De vez en cuando, si estábamos afuera, miraba a la gente en la acera. O si estábamos en un restaurante, decía: ‘Esa mujer de allí tiene el mismo color de piel que yo’”, señala Pete. “Pero nunca se agobió por eso y simplemente se disipó. No lo volvió a mencionar mucho”.Danny, Kevin y Pete en el Parque Nacional de Yellowstone, en 2018. (BBC Mundo/)Una familiaCuando Kevin tenía 10 años, iba de camino a la escuela cuando “papá Pete” se volvió para preguntarle qué pensaba sobre una idea que él y “papá Danny” habían estado discutiendo la noche anterior. Era 2011 y Nueva York se había convertido en el sexto estado de Estados Unidos en legalizar el matrimonio homosexual. Aunque Danny dice que él y Pete ya se sentían casados “por defecto”, eso lo haría oficial.Kevin estaba emocionado con la idea y se volvió hacia su papá para preguntarle: “¿No casan los jueces a la gente?”. Pete envió un email al Tribunal de Familia de Manhattan para preguntar si la misma jueza, la jueza Cooper, oficiaría su matrimonio. En dos horas recibieron la respuesta: estaría encantada.“Ella dijo que todos los bebés necesitan una conexión con alguien, y que cuando Danny testificó en la sala del tribunal sobre cómo encontró al bebé, vio que la conexión más fuerte en el mundo de ese pequeño era con Danny, así que ¿por qué no preguntarle?”, dice Pete. “Fue tan simple como eso. Tuvo el presentimiento de que sería la conexión correcta”.Su corazonada había sido correcta, como pudo comprobar por sí misma cuando conoció a Kevin en la ceremonia matrimonial. Danny dice que se quedó abrumado por la emoción, la alegría y el asombro. “Esta mujer, la razón por la que somos una familia, es, una vez más, la razón por la que nos vamos a casar. Fue como cerrar el círculo”, sostiene.Kevin tiene ahora 20 años y estudia matemáticas e informática en la universidad. El pequeño bebé que Danny descubrió en la estación de metro ahora es más alto que sus papás. Le encanta jugar al frisbee, ha corrido numerosos maratones y bailado con el Instituto Nacional de Danza desde los 9 hasta los 14 años. Pete dice que cuando Kevin quiere aprender algo, simplemente lo hace. Ha aprendido a tocar el piano y la guitarra de manera autodidacta.“Kevin siempre fue un niño respetuoso”, describe Pete. “Es empático y amable. Se mantiene conectado con sus emociones. Es observador, no anhela ni busca atención. Es una persona reservada, pero también un líder silencioso”. También puede ser muy divertido, cuenta Pete.A la familia le encanta visitar los parques nacionales juntos, participar en actividades al aire libre -como el kayak- y apoyar a su equipo de béisbol favorito, los Mets de Nueva York.“No puedo imaginar mi vida si no hubiera sido así”, dice Danny, ahora de 55 años. “Mi vida se volvió mucho más plena. Cambió mi visión del mundo, mi perspectiva, mi forma de ver la vida”. Así como era inconcebible hace 20 años pensar en ser papás, es aún más inconcebible, dice Pete, ahora con 52 años, pensar en no serlo. “No sabía que este nivel de amor profundo existía en el mundo hasta que mi hijo llegó a mi vida”.Pete, Kevin y Danny en el Parque Nacional Yosemite, en 2019. (BBC Mundo/)

Fuente: La Nación

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17 ago (Reuters) – Brasil registró el martes 1.106 nuevas
muertes como consecuencia del COVID-19, lo que eleva el total de
víctimas fatales por la enfermedad en el país a 570.598, informó
el Ministerio de Salud.También fueron contabilizados 37.613 nuevos casos de
coronavirus, con el total de infecciones en el país avanzando a
20.416.183, agregó el ministerio.En términos absolutos, Brasil es el segundo país con mayor
número de muertos por la enfermedad, detrás de Estados Unidos, y
el tercero a nivel de casos, debajo de Estados Unidos e India.Sin embargo, el país ha registrado una reducción en las
cifras relacionadas con la pandemia en las últimas semanas, a
medida que avanza en su campaña de vacunación contra el
COVID-19.El promedio móvil de decesos diarios en los últimos 14 días
alcanzó el martes 869, en comparación con el punto máximo de
casi 3.000 en abril.El gobierno federal además informa 19.313.546 personas
recuperadas del COVID-19 y 532.039 pacientes en seguimiento.
(Reporte de Pedro Fonseca en Río de Janeiro, Editado en Español
por Manuel Farías)

Fuente: La Nación

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LUXEMBURGO, 17 ago (Reuters) – El presidente ejecutivo del
grupo industrial argentino Techint, Paolo Rocca, fue absuelto el
martes de todos los cargos en su contra en una investigación por
una amplia red de millonarios sobornos.El proceso al ejecutivo fue iniciado en 2018 por supuestos
delitos de asociación ilícita, pago de “coimas” y dádivas.La decisión del juez de primera instancia sobre Rocca no fue
apelada ni por el fiscal ni por la unidad gubernamental que
procesa delitos económicos (UIF), según un comunicado del grupo,
que destacó que la participación de Rocca en el llamado “Caso de
los Cuadernos” no afecta en modo alguno su nombre y honor.(Reporte de Walter Bianchi)

Fuente: La Nación

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17 ago (Reuters) – El delantero de la Juventus Cristiano
Ronaldo puso fin a los rumores sobre un regreso al Real Madrid,
al insistir en que su historia en el club español “está
escrita”.En una publicación en Instagram el martes, el futbolista de
36 años dijo que la forma frívola en la que se discute su futuro
es una falta de respeto a los clubes involucrados, así como a
otros jugadores.A Ronaldo, que fue máximo goleador de la Serie A la
temporada pasada, le quedan 12 meses de contrato con la
Juventus, pero no ha expresado ningún deseo de irse.Ronaldo agregó: “Mi historia en el Real Madrid se ha
escrito. Se ha registrado. En palabras y números, en trofeos y
títulos, en récords y en titulares”.”Estoy rompiendo mi silencio ahora para decir que no puedo
permitir que la gente siga jugando con mi nombre”, agregó.Más temprano el martes, el entrenador del Real Madrid, Carlo
Ancelotti, también negó los informes de que el club estaba
interesado en el capitán de Portugal.”Cristiano Ronaldo es una leyenda del Real Madrid y tiene
todo mi cariño y respeto. Nunca consideré su fichaje. Avanzamos
y miramos hacia adelante”, escribió el italiano en Twitter.
(Reporte de Dhruv Munjal en Bengaluru. Editado en español por
Rodrigo Charme)

Fuente: La Nación

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WASHINGTON (AP) — El Talibán ha aceptado permitir un “paso seguro” desde Afganistán para los civiles que intentan sumarse a una evacuación aérea dirigida por Estados Unidos en la capital de la nación, informó el martes el asesor de Seguridad Nacional del presidente estadounidense Joe Biden. Sin embargo, aún falta establecer un paso con los nuevos gobernantes del país para completar la retirada de estadounidenses, aliados afganos y otras personas.Jake Sullivan reconoció los reportes de que algunos civiles encontraron obstáculos — “fueron rechazados, empujados o incluso golpeados” — mientras trataban de acceder al aeropuerto internacional de Kabul. Pero señaló que “un número muy grande” de personas estaba llegando al aeropuerto y el problema de los demás se estaba tratando con los talibanes, cuya sorprendentemente rápida toma del país el domingo sumió en el caos, la confusión y la violencia a las labores de evacuación de Estados Unidos.Funcionarios del Pentágono dijeron que luego de las interrupciones registradas el lunes, las evacuaciones aéreas se habían reanudado y acelerado a pesar de los problemas meteorológicos, y en medio de una constante comunicación con los líderes del Talibán. Se desplegaron tropas adicionales para sumar un total de 6.000 elementos involucrados en la seguridad del aeropuerto en los próximos días.El Departamento de Estado señaló que enviaría a John Bass, ex embajador en Afganistán, para que dirigiera la operación de evacuación en Kabul, y el Pentágono informó que enviará al mayor general del ejército, Christopher Donohue, un oficial de operaciones especiales y actual comandante de la 82da Brigada Aérea, para que asuma el mando de las operaciones de seguridad del aeropuerto.El portavoz del Pentágono, John Kirby, reveló que funcionarios estadounidenses se comunicaban con comandantes del Talibán “varias veces al día” para evitar un conflicto en el aeropuerto. Ello indica que los nuevos gobernantes de Afganistán, que llegaron al poder después de 20 años de guerra contra el gobierno de Kabul apoyado por Estados Unidos, no planean interferir con la evacuación. Kirby se negó a revelar detalles de los acuerdos con los talibanes, y Sullivan dijo que todavía se estaba negociando la cuestión de cuánto tiempo dará el Talibán para la retirada.El general Frank McKenzie, jefe del Comando Central de Estados Unidos y comandante del ejército estadounidense en Kabul, hizo una visita no anunciada a la capital afgana el martes. En un comunicado por escrito, dijo que comprobó que los controladores aéreos militares y los encargados de la asistencia en tierra estaban “acelerando rápidamente” las operaciones de transporte aéreo.El domingo, McKenzie negoció el salvoconducto con los líderes del Talibán en unas reuniones celebradas en Doha, Qatar.“Les advertí que no interfirieran en nuestra evacuación y les dejé claro que cualquier ataque sería respondido con una fuerza abrumadora en defensa de nuestras fuerzas”, dijo McKenzie. “La protección de los civiles estadounidenses y nuestros aliados es mi principal prioridad y tomaremos todas las medidas necesarias para garantizar una retirada segura y eficiente”, aseveró.En la Casa Blanca, Sullivan dijo que las autoridades estadounidenses estaban inmersas en un proceso “hora a hora” para hacer que el Talibán cumpla con su compromiso de permitir el paso seguro de los civiles que desean abandonar el país. Cuando le preguntaron si el gobierno de Biden reconoce que los talibanes son los gobernantes legítimos de Afganistán, Sullivan dijo que era demasiado pronto para decirlo y que el historial del Talibán en cuanto a la adhesión a las normas internacionales de derechos humanos “no ha sido bueno.”Durante la noche del lunes al martes, nueve aviones de transporte C-17 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos llegaron al aeropuerto de Kabul con equipo y alrededor de 1.000 soldados, mientras que siete C-17 despegaron con entre 700 y 800 civiles evacuados, incluidos 165 estadounidenses, precisó el general de división del ejército William Taylor durante una conferencia de prensa en el Pentágono. El total incluye a ciudadanos afganos que han solicitado visas especiales de inmigrante y ciudadanos de terceros países, agregó.___Los periodistas de The Associated Press Matthew Lee, Eric Tucker y Mary Clare Jalonick en Washington y Kirsten Grieshaber en Berlín contribuyeron para este despacho

Fuente: La Nación

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Eduardo Costantini es quizás el empresario más relevante del real estate argentino. Con una larga trayectoria en el mercado financiero y en el desarrollo de emprendimientos inmobiliarios de gran escala, Costantini fue, con su proyecto estrella en el 2000, uno de los precursores de la migración suburbana y el furor por la vida en el verde que tuvieron su boom en cuarentena. Nordelta es hoy una ciudad pueblo que eligen 40.000 personas, e incluye todo tipo de servicios, colegios, salud y, en líneas generales, los valores inmobiliarios más sólidos de Buenos Aires.El fundador y líder de la desarrolladora Consultatio hoy tiene operaciones en Argentina, Uruguay y Estados Unidos, mercado en el que construyó el proyecto más grande de Florida, Oceana Bal Harbour, con una inversión de US$600 millones, además de Oceana Key Biscayne. Actualmente desarrolla Oceana Puerto Madero y la Torre Huergo 475, además de concentrarse en el conjunto de oficinas corporativas Catalinas Rio, en el Paseo del Bajo, con una inversión de US$350 millones. En números, Consultatio suma 3350 hectáreas en urbanizaciones, 143.000 m² de viviendas residenciales y 92.000 m² de oficinas corporativas.El empresario será el encargado de cerrar el Summit de Real Estate capítulo 6, el encuentro que LA NACION organiza cada año y que podés seguir en vivo hoy a partir de las 9 horas por https://www.lanacion.com.ar/propiedades/Aca podés enterarte de la agenda y quienes son los speakers de una mañana única: https://realestate.lanacion.com.ar/Conocé toda la información del mercado inmobiliario en LN Propiedades

Fuente: La Nación

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Patricio Echagüe es un emprendedor del área de sistemas que, después de pasar por empresas argentinas y del exterior, creó su propia startup Split.io en el living de su casa en Silicon Valley. El oriundo de Salto, provincia de Buenos Aires, detectó una necesidad que ninguna otra compañía cubría y hoy anunció que levantó US$50 millones de capital, que se suman a otros US$33 millones que recibió en agosto del año pasado.“Cuando era director de ingeniería de la empresa RelateIQ en 2015, el equipo creció mucho y, con más ingenieros, había más código y aumentaron los errores en producción. Ahí se nos ocurrió algo que ya se hacía, pero no como servicio, que es un producto que descompone la publicación de una app o plataforma en pequeñas fases. De esta forma, si hay algún error, se puede sacar rápidamente y los clientes pueden decidir para quiénes es visible el cambio”, explicó Echagüe, de 39 años, sobre la solución que ofrece, en diálogo con LA NACION.El Palomar: era la clave de la revolución de los aviones y va camino a convertirse en un lugar fantasmaEs decir, que ayuda a empresas a crear productos más rápido, a reducir el riesgo de errores a través de una tecnología conocida como feature flags y a experimentar varias ideas e interpretar cual ofrece mayor valor a sus usuarios.Entre sus clientes figuran GoDaddy, Twilio, Salesforce, Electronic Arts, Eventbrite, Vistaprint, Healthfirst, LendingTree, Qantas, New Relic, Cargill, Crunchbase y WePay, a Chase company, entre otros.“La empresa tiene seis años y la nueva ronda de inversión es por US$50 millones, que se suman a los US$33 millones que recaudamos en agosto pasado. A partir de esta ronda Owl Rock Capital tiene una parte de la compañía y otro inversor que ingresó es Northgate Capital”, agregó.Durante la pandemia, Split.io tuvo un incremento de un 75% de sus usuarios y pasaron en 12 meses de 74 a 140 empleados y parte del nuevo capital se utilizará para sumar más gente.“La empresa arrancó con gente de Tandil y también tenemos un par de personas de Mendoza, Córdoba y Buenos Aires. El resto de la gente está en los Estados Unidos en dos hubs que tenemos en Redwood City, California, y Boston. Hoy, en Tandil hay 30 empleados y queremos expandirlos significativamente porque hay buen talento, además de sumar gente en Estados Unidos que es en donde estamos”, señaló.Por último, Echagüe -que estudia programación desde los 10 años y estudio ingeniería en la UTN- destacó que la nueva inversión también favorece a sus empleados porque tienen acciones de la compañía.“Me interesa que el éxito se replique. Desde el día uno les dimos acciones porque es una forma de alinear incentivos”, concluyó.

Fuente: La Nación

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Noche de sábado, fines de la década del noventa. Finales de siglo y de milenio. En la sala del Club del Vino estaba por comenzar el espectáculo que era un clásico de la cartelera porteña. Alguien subió al escenario para avisar que uno de los músicos había tenido un percance, pero estaba en camino. Al rato se lo vio al pianista Horacio Salgán y a su inseparable socio, el guitarrista Ubaldo de Lío. Con curiosidad periodística pudimos saber que el auto de Ubaldo había tenido un desperfecto. Y que el guitarrista se había lastimado un dedo tratando de solucionar el problema. La prueba la tuvimos allí mismo, sobre el escenario, todos los que fuimos a ver al dúo aquella noche. Al final de cada tema, Ubaldo pasaba un pañuelo sobre una de sus manos y limpiaba las cuerdas. No era transpiración nerviosa (¿quién podría imaginar nervioso a ese hombre con miles de conciertos en su haber?). Era sangre; no demasiada, por suerte. Y Ubaldo nunca paró de tocar, hasta el final del espectáculo. ¿Eso era rock and roll? No, tango.El clima finisecular de los noventa tuvo, entre tantas cosas, una olla puesta a calentar “a fuego lento” por una nueva camada de tangueros que surgía, y la llama viva que generaban esos dos veteranos que llenaban de magia cada noche de sábado, en dúo o con su mítica formación, el Nuevo Quinteto Real. El epicentro de todo aquello era el Club del Vino, una sala ubicada en Cabrera 4737, del barrio de Palermo.Recital del Homenaje a Horacio Salgán por sus 70 años con la música, en el Club del Vino (CARLOS BARRIA/)Eduardo “Cacho” Vázquez había sido el creador de ese negocio que comenzó como una distribuidora de vinos muy bien seleccionados para sus asociados y al poco tiempo se convirtió en un lugar de referencia de la música de Buenos Aires. Fue el artífice del regreso del Quinteto Real de Salgán, en un espectáculo llamado Encuentro a todo tango, que incluía al trío de Néstor Marconi, a cantantes como Nelly Omar o Luis Cardei, al dúo Salgán-De Lío y a la nueva formación del célebre quinteto. A los pocos años, el Club tuvo shows de lunes a domingo, con una oferta musical de lo más variada, incluso hubo ciclos teatrales y de poesía. Del afamado pianista Michel Petrucciani y los ciclos del jazz local a las Veladas criollas de Cristina Banegas, Lidia Borda y Liliana Herrero. De los conciertos de Dino Saluzzi a los espectáculos de Nacha Guevara. De Daniel Melingo a Luis Salinas. El espectro era de lo más amplio.Michel Petrucciani en el Club del Vino (1994)Vázquez era el alma de Club del Vino, tanto que su trágica y repentina muerte, el 1° de enero 2000, en un río del Tigre, cambió el destino de este espacio cultural, que años después cerró sus puertas. Sin embargo, cada persona que habla tanto del Club del Vino como de su creador lo hace con una sonrisa en los labios. Así recuerda esos años la actriz Cristina Banegas, pareja de Vázquez: “Fue una época gloriosa. Cacho Vázquez se había propuesto tener el mejor espectáculo de tango de Buenos Aires y lo tenía. Salgán tocaba todos los sábados y cuando Daniel Barenboim venía a Buenos Aires siempre iba a escuchar a Salgán como quien va a misa. Y teníamos un ritual que era cenar con los músicos después del show. Cacho siempre decía que teníamos que poner un micrófono debajo de la mesa para grabarlos, porque contaban muchas anécdotas de nuestros grandes personajes del tango. Anécdotas curiosas, algunas desopilantes. En algún momento Ubaldo pedía que le trajeran la guitarra a la mesa. A él como a mí nos gustaban los tangos viejos. Y fue de esas sobremesas que surgió mi primer disco, con el gran Ubaldo de Lío”. Banegas hace una pausa en el recuerdo y no puede evitar la risa: “Cacho, que fue el que produjo el álbum, decía que recuperar la inversión hubiera sido imposible por la cantidad de dinero que yo había gastado en clases de canto”.La sala era pequeña, para unas 130 personas. Para mediados de los noventa reinaba en el predio de un antiguo galpón palermitano reciclado, que también contaba con un wine bar, restaurante y una bodega donde se acopiaban los vinos para los socios del club. Todo aquello rodeaba a un patio con piso empedrado y una fuente. Su historia había comenzado una década antes.Cacho Vázquez dejó colgadas unas pocas materias para recibirse de arquitecto en la Universidad Nacional de La Plata. Sus pasiones políticas lo llevaron al exilio en 1977. Regresó en 1984 a la Argentina con la idea de aplicar un proyecto que había aprendido en Europa. Durante su estada en España trabajó para el Club Selección que era distribuidor de vinos selectos. Incluso, como fotógrafo de catálogo, le había propuesto a la distribuidora hacer una publicación mensual con sus novedades. En Buenos Aires fue un pionero de este tipo de emprendimientos, que además de distribución incluía la promoción de varietales y la formación de paladares.“Mi viejo descubrió que en la Argentina había vinos varietales espectaculares de bodegas chicas pero que no llegaban al mercado porque se usaban más que nada para cortes de vinos a granel. Era una época en la que la Argentina se consumía más que nada vino común”, recuerda Santiago Vázquez, hoy un gran artista de la música popular argentina.“Comenzó con un amigo que le hacía la distribución. Vivíamos en una casa de dos ambientes. Él dormía en la habitación y yo en el living, que también era oficina durante el día. Cada tanto levantaba el teléfono y, si era para el Club, yo, con 12 años, tenía que tratar de poner voz de persona grande y llenar las fichas de asociación. Mi papá laburaba día y noche para que eso funcione”.Santiago Vázquez y su padre Eduardo ‘Cacho’ Vázquez, fundador del Club del Vino. Imagen de comienzos de los noventa, cuando el proyecto se instaló en el galpón reciclado de la calle CabreraCon el tiempo alquiló una habitación para convertirla en depósito y más tarde pensó en montar un espacio en el que, además, la gente pudiera ir a probar los vinos, con quesos y fiambres. El primer Club del Vino abrió sus puertas en una de las esquinas de Gorriti y Malabia. Contaba con unas pocas mesas y una tarima que se convirtió en escenario. Solo cabían dos músicos. También podía actual un tercero, sentado al piano vertical que había a un costado de la tarima.Enamorado del tango, Cacho Vázquez solía ir a ver espectáculos al Café Homero. Allí conoció al bandoneonista, compositor y director de orquesta Néstor Marconi, pieza clave en toda esta historia. “El Encuentro a todo tango se creó en una mesa del Café Homero –dice el bandoneonista-. Una vez, charlando allá, porque yo tocaba con un trío, me contó la idea que tenía para su boliche en la esquina de Malabia y Gorriti, un lugar muy pequeño. Un día fui a ver y arranqué tocando allá. Hicimos una amistad muy grande. Me contó sus ideas de un nuevo espacio, y de un espectáculo mayor. Ya tenía en mente el terreno que justamente daba a los fondos de su casa”.Néstor Marconi, en el Club del Vino (Ricardo Pristupluk/)Santiago Vázquez recuerda que aquellas sobremesas después de los shows, cuando el público se iba y se cerraban las puertas, habían surgido en el pequeño local de la esquina de Malabia y Gorriti. “Creo que fueron tres años. Fue una época muy linda. Además de Marconi con Ángel Ridolfi (contrabajo) comenzaron a tocar otros músicos. Venían muchos cantores. Y se armaban zapadas de tangueros. Salgán venía a ver a Marconi y después se quedaban tocando. A mi viejo le gustaba mucho ese momento de la sobremesa. Las trasnoches eran muy genuinas. En una época yo tocaba con Marconi. Un día terminé de tocar con él en el Club de Vino y justo había ido Charly García. Enseguida me fui porque esa noche también tenía un show con Luis Salinas y cuando volví, que era tipo cuatro o cinco de la mañana, vi que todavía había luz. Estaban en plena zapada. Y ahí seguimos. Ese día estaba Rubén Juárez, Charly, Marconi, Nico Cota que venía conmigo. Unas mezclas rarísimas se daban”.Luis Salinas, en la segunda casa que tuvo el Club del Vino (FABIAN MARELLI/)La difusión y distribución de los vinos fue lo que sostuvo la bohemia de la sala musical-teatral, a puertas abiertas (para el público) o a puertas cerradas (en las sobremesas y zapadas). “Para mi fue el primer gran impulso de los varietales y para que se conocieran las zonas vitícolas. Pero sí, a mi viejo le gustaban sobremesas y las charlas”. Cacho Vázquez soñaba con un espacio mayor. Diseñó de cero el teatro, el patio y el restaurante en el predio de la calle Cabrera. “Era su sueño hecho realdad. Un restaurante con una carta, shows más grandes”, dice Santiago.La vuelta del Quinteto Real“Recuerdo que para principios de los noventa ya estábamos tocando en la sala de Cabrera -rememora Marconi-. Ahí se empezó a ampliar la cosa. Tuve la gran satisfacción de volver a tocar con Salgán. Cacho propuso convocar al dúo Salgán-De lío. Yo tocaba con Ángel Ridolfi (contrabajo) luego venía el dúo y en un momento de la noche nos juntábamos los cuatro”.Salgán, Marconi, Giunta y De Lío, cuatro de los cinco integrantes del mítico Quinteto Real que renació en el escenario del Club del VinoLas condiciones estaban dadas para que se rearmara la mítica formación salganiana de cinco integrantes. Vázquez insistió para que eso sucediera y lo consiguió. El Quinteto Real es la perfección llevada al tango que nació a principios de la década del sesenta, por una situación similar a la del Club del Vino en los noventa. En el local Jamaica había dos dúos. El de Salgán y de Lío y el del violinista Enrique Mario Francini y el contrabajista Rafael Ferro. Un productor les propuso que tocaran juntos y ellos decidieron convocar a un bandoneonista, que fue Pedro Laurenz. Así comenzó la magia.En este caso, en los camarines del subsuelo del Club de Vino, la situación fue similar, solo que la pieza que faltaba era un violinista. “Llamémoslo a [Antonio] Agri”, dijo Salgán. “Y lo llamamos – recuerda Marconi-. Le pregunté a Horacio si nos íbamos a juntar a ensayar y me dijo que no. ‘Juntémonos a tocar’. Porque a Horacio no le gustaba ensayar”, dice Marconi, y se ríe. “Creo que estuvimos ocho o nueve años. Venían tangueros jóvenes a vernos, pero también gente del rock. Fito Páez venía muy seguido.Fito Páez y Cecilia Roth, en el Club del Vino“Era un espectáculo pequeño y hermoso -recuerda Marconi-. En muy pocos lugares –creo que solo ahí y en el Teatro Colón- sentí que se escuchara el silencio, por el respeto enorme del público. También estaba el humor de Salgán. Ahí se festejaron los 50 años del Dúo Salgán-De Lío. Se hizo un homenaje. Cuando les preguntaron por qué después de tantos años de trabajar juntos nunca se tuteaban, Salgán respondió: ‘No, eso es solamente para los momentos íntimos’. El decía que cada noche alguien del quinteto tenía que traer un cuento nuevo para subir con otra cara al escenario. Fueron años hermosos. Me divertía mucho tocando. El Quinteto Real daba una sensación de alegría, por los arreglos y la dinámica del grupo. Era algo que contagiaba”. La formación sufrió algunos cambios de músicos. También lo integraron -durante el tiempo que Horacio Salgán siguió subiendo al escenario- el contrabajista Oscar Giunta y el violinista Julio Hermes Peressini. Y siempre conservó el mismo espíritu. El testimonio vivo de esos Encuentros a todo tango donde el Quinteto sobresalía quedaron plasmados en un disco en vivo, publicado a finales de los noventa.“Mi viejo estaba feliz de haber tenido a gente como Luis Cardei, junto a estrellas como Salgán -explica Santiago-. Yo iba a escuchar al Quinteto cada vez que podía. Y en las sobremesas de los músicos muchas veces le pedía a Salgán que me diera unas clases de instrumentación. Me interesaba saber cómo había pasado las partituras de piano solo, o del dúo, al quinteto. Él me decía que sí pero nunca me daba bolilla. Hasta que un día apareció con una pila de partituras de piano y me dijo: ‘familiarícese primero con esto y después hablamos’. Empecé con una que me encantaba, ‘La llamó silbando’. Me puse a estudiar y a los ocho compases me saqué un ojo. Porque cuando lo veías tocar a él parecía una pavada, pero en realidad era algo muy complejo. Me dejó afuera de competencia. Ahí quedé”.Mercedes Sosa y Liliana Herrero en el Club del VinoTanto creció la propuesta artística que en 1996 Cacho llamó a un programador. Así, la sala llegó a funcionar todos los días y, algunos de ellos, con funciones también de trasnoche. Álvaro Rufiner fue el encargado de ampliar esa agenda artística. “Cuando Cacho me convocó para hacer la curaduría me dijo: ‘podés hacer lo que quieras menos tocar los sábados´. Al Club iba Jean-Yves Thibaudet [un ascendente pianista de la música clásica en la década del noventa] a ver a Salgán porque quería hacer un disco con su música, y también iba Barenboim. El libro Quinteto Buenos Aires, de Pepe Carvalho, está en parte inspirado en el Club y en el Quinteto Real. Michel Petrucciani tocó en ese escenario. Incluso eligió el piano que se compró para la sala de Cabrera. Y había mucha movida en la mesa de Cacho. Por ahí ha pasado León Rozitchner, alguna vez Tomás Abraham.”Concierto de María Gabriela Epumer en el Club del Vino, acompañada por Charly Garcia (1999) (PATRICK HAAR/)Recuerdos imborrablesLa consigna de Álvaro era ofrecer espectáculos de muy buena calidad, más allá del gusto particular de cada oyente. “Abrimos la programación al folkore y al jazz. El programa de radio Tribulaciones tuvo ciclos los martes. Había artistas residentes como Javier Malosetti, Willy Crook y la Valentino Jazz Bazar. El show Nacha canta a Discépolo estuvo un año entero en cartel, con la Orquesta de Señoritas y los arreglos de Néstor Marconi”.Nacha Guevara y la Orquesta de Señoritas, en el Club del VinoTambién hubo presentaciones de discos de Drexler, La Chicana, Pedro Aznar o el primer álbum de Kevin Johansen. “Recuerdo que en el ciclo de Dino Saluzzi, una noche fueron a verlo la Tana Rinaldi y Mercedes Sosa. Entonces Dino les dedicó una improvisación entre una zamba y un tango que creo que es lo más lindo que le escuché en la vida. Era un tiempo muy power para la música. Festejamos los 70 años de Salgán con la música y tuvimos espectáculos del Festival de Tango en ese escenario. El Club era un lugar muy de culto. Cuando llegué el público era mayoritariamente grande, muy tanguero, de buen poder adquisitivo, mezclado con otro más cool que entendía el fenómeno Salgán–De Lío. Luego apareció otro más joven. Porque hicimos mucho teatro. Cachafaz, de Copi , por ejemplo. Fernando Noy y Alba Toranzo, que hacían música y poesía. Creo que al principio yo no tenía la dimensión de Salgán y De Lío, después terminé siendo su mánager. Y Cacho fue una especie de Cicerone para mi, de todo ese mundo. No volví a vivir otra vez esa sensación de club y amistad. Que un día pasara Charly y se quedara tocando el piano en la trasnoche. Cacho y Cristina [Banegas] fueron dos anfitriones geniales. La muerte de Cacho fue un shock muy fuerte para todos”.Delfina Arias, Liliana Herrero, Alvaro Rufiner, Horacio Gonzalez, Cacho Vazquez y Cristina Banegas, en el restaurante del Club del VinoLa tragedia y las buenas enseñanzasPara 1999, Cacho Vázquez planeaba desprenderse de parte del negocio del vino para ampliar su proyecto de espacio cultural. Santiago estaba dedicado de lleno a la música; no pensaba tomar la posta del negocio. Por eso Cacho inició conversaciones con el mismo empresario español con el que había trabajado en Madrid, Máximo Galimberti. Pero la muerte lo tomó por sorpresa, a los 59 años, en la madrugada del 1° de enero de 2000. Había pasado el Año Nuevo en una casa de Tigre. Decidió recibir el nuevo milenio nadando, de madrugada, en la primera sección del Río Capitán y allí se ahogó.“Para mí fue una época muy dura pero de grandes aprendizajes. Hay cosas que ahora sé que pude resolver porque ya lo había resuelto antes mi viejo. Yo no podría haber armado La Bomba de Tiempo sin haber pasado por El Club del Vino. Y creo que todo lo que sucedió en el Club del Vino fue porque mi viejo puso todo ahí. Era su placer máximo.”Cambio de rumbo“Como negocio, la sala del Club del Vino era pésimo -recuerda Santiago-. Creo que, si algo de dinero le quedaba a mi viejo por la venta de entradas, se lo patinaba invitando a los músicos a las cenas después del show de los sábados. Porque le gustaba eso. Ahí entendí que no todo lo que luce hermoso es un buen negocio. Funcionaba porque era su placer y el de mucha otra gente. Muchos nos alimentamos culturalmente en ese ámbito. Me tocó ser el gerente de manera forzada por casi dos años. En un momento complicado del país y también del club. Me tocó buscar la manera de hacerlo sobrevivir. La parte cultural daba pérdida, fue siempre así, y el Club ya no generaba tanto dinero como para sostenerla”, recuerda Santiago, que retomó las conversaciones que había dejado truncas su padre y terminó vendiendo el negocio de distribución y el predio de Cabrera, para seguir dedicándose a su profesión: la música.La mesa de Cacho Vázquez en el Club del VinoEntre 2000 y 2006 el Club del Vino buscó mantener su esencia y hacer crecer la oferta variadísima de propuestas artísticas, de lunes a domingo, en manos de su programadora de aquellos años, Cristina Aranjuelo Prieto y la difusión de Daniel Falcone. Y lo consiguió, con espectáculos de muy buena calidad. Pero al promediar esa primera década del siglo que comenzaba, los nuevos dueños no se enfocaron en el espectáculo sino en el negocio del vino. Y las actividades quedaron bien divididas entre la distribución de productos, vía Club del Vino S.A., y el gerenciamiento de la sala de espectáculos y el restaurante, por Cavin S.A. El 3 de agosto de 2006 los empleados de la sala y el restaurante recibieron telegramas de suspensión. Las puertas de Cabrera 4737 quedaron cerradas. En ese caso no había sido por incumplimiento de reglamentaciones municipales pos tragedia de Cromañón. Había otros planes. También debieron ser suspendidos todos los shows programados para ese mes. Chango Spasiuk, Antonio Birabent, Celsa Mel Gowland, la Pequeña Orquesta Reincidentes, Mex Urtizberea, el grupo El Arranque y el dúo de César Salgán (hijo de Horacio, que ya se había retirado de los escenarios) y Ubaldo de Lío, con la Orquesta de Raúl Garello, dentro del espectáculo Encuentro a todo tango. Ese fue el principio del fin.

Fuente: La Nación

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El intento de un sector de Pro y la UCR de activar un pedido de juicio político contra Alberto Fernández por la filtración de la foto de un festejo realizado el año pasado en Olivos, en plena cuarentena obligatoria por la pandemia del coronavirus, hizo resurgir las diferencias internas entre los líderes de Juntos por el Cambio, la principal coalición opositora,El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se mostró hoy en sintonía con la postura Elisa Carrió (CC) y Martín Lousteau (UCR), dos de sus aliados en el ala moderada, al tomar distancia del proyecto que presentaron el viernes pasado Mario Negri, jefe del radicalismo en Diputados, y Cristian Ritondo, al frente de la bancada de Pro en la Cámara Baja, para enjuiciar a Fernández. Lo acusaron de incurrir en mal desempeño y eventuales delitos en el ejercicio de sus funciones.Con duras críticas a la actitud del Presidente, quien violó la cuarentena estricta con una reunión social en la quinta de Olivos, Larreta señaló que, “a priori”, no le parecería indicado impulsar el juicio político contra Fernández. Sin embargo, aclaró, el caso debería ser estudiado por los juristas para determinar si es es causal o no para pedir su remoción.“A priori, no me suena. Pero las cosas no es lo que me suena o no, sino que el tema es cumplir la ley”, dijo Larreta, en diálogo con FM Urbana. En Uspallata le quitan relevancia al hecho de que Larreta se haya desmarcado del pedido de juicio político impulsado por Negri y Ritondo. Argumentan que el alcalde calificó de “grave” que el primer mandatario haya incumplido su propio decreto y que cuestionó a Fernández por responsabilizar a Yáñez.Alfredo Cornejo en el Congreso de la Nación (Victoria Gesualdi / AFV/)Está claro que la promoción de la iniciativa en el Congreso contra Fernández tras la filtración de la foto del festejo del cumpleaños de la primera dama en Olivos no fue una decisión orgánica del conglomerado opositor. De hecho, otros diputados del interbloque que conduce Negri, como Waldo Wolff o Jorge Enríquez, presentaron sus propios proyectos para remover al Presidente. Si bien la solicitud de juicio político es una jugada simbólica -no tiene chances de avanzar porque JxC no reúne los dos tercios de los votos en el Congreso para tratarlo-, los impulsores de las iniciativas argumentan que Fernández se vio empujado a dar explicaciones sobre el episodio a raíz de la presión política que ejerció la oposición. “Nunca pedimos juicio político, pero el Presidente se autoincriminó. Hay que marcar su responsabilidad”, indicaron cerca de Negri, precandidato a senador nacional por Córdoba.Apenas estalló el escándalo por la filtración de la foto del festejo en Olivos, el legislador de la UCR avisó que evaluaba una presentación el Congreso. Ritondo, quien había hablado con Patricia Bullrich, la titular de Pro, lo llamó a Negri y le dijo que acompañaría el proyecto con su firma. Luego, se sumaron alfiles macristas y radicales, como Gustavo Menna, Omar De Marchi, Karina Banfi, Miguel Bazze, Luciano Laspina, Federico Angelini, José Cano, José Nuñez y Facundo Suarez Lastra, entre otros. Como entienden que el oficialismo bloqueará el pedido, reclamaron conformar una comisión investigadora para mantener el tema latente en el parlamento y arrinconar a Fernández. “Ya consultamos a los juristas y hay pruebas suficientes. ¿Cuándo quieren que pidamos el juicio político si el Presidente se la mandó ahora?”, expresaron allegados a Ritondo, respecto de los argumentos de Larreta y Carrió para no acompañar la maniobra.Mensaje de Cornejo a LarretaAnte la consulta de LA NACION, el titular de la UCR, Alfredo Cornejo, expresó que JxC debe “tener un mensaje claro, sin ambigüedades” sobre el festejo en Olivos. Un recado sutil para Larreta. “Buena parte de la sociedad está indignada con la foto y la oposición debe tener una respuesta al respecto. Si es la correcta o no el juicio político es indistinto”, sostuvo el exgobernador de Mendoza.En esa línea, Bullrich respaldó la decisión de Negri y Ritondo. La exministra de Seguridad, principal exponente del ala dura de Pro, considera que los referentes de la oposición no pueden tener posiciones conciliadoras con el Gobierno frente a un caso como el que protagonizó Fernández. “Esto no lo provocamos nosotros, no es juego sucio”, justifican cerca de Bullrich.En cambio, Carrió avisó que no estaba de acuerdo con activar un pedido de juicio político contra Fernández en plena campaña. “No quiero que sea algo electoral. Esto es un delito. Tiene que definirse en la Justicia”, argumentó la exdiputada.Antes de vociferar su postura, la líder de la CC debatió el tema con sus espadas legislativas. Evaluaron que el kirchnerismo podría utilizar el caso para victimizarse y que remover a Fernández podría ser riesgoso: ya sea porque Cristina ocuparía su lugar o porque provocaría una sucesión traumática.Carrió no acompañó el pedido de juicio político contra FernándezPara Juan Manuel López, jefe del bloque de la CC en Diputados, teniendo en cuenta la “debilidad institucional” del país, la promoción de un juicio político al Presidente “es una decisión que hay que tomar con recaudos y no en pleno proceso electoral, donde hay que priorizar el mensaje de la sociedad con el voto”. López, quien ocupa el cuarto casillero en la lista de Diego Santilli, remarcó que la CC pretende que el jefe del Estado sea condenado en la Justicia por haber violado la cuarentena y “que afronte rápido una causa como los miles de procesados e imputados que hay”.“Exageraciones”En plena recorrida de campaña por Córdoba, donde respaldó a Luis Juez y Rodrigo de Loredo, Lousteau también se diferenció de la presentación de Negri y Ritondo, con argumentos similares a los de Carrió. “Estamos hablando de exageraciones. El juicio político no va a prosperar [porque JxC no tiene los votos] y considero que al Presidente hay que castigarlo fuertemente en las urnas”, afirmó hoy el senador en diálogo con radio Mitre Córdoba. A su vez, el economista, que seguirá en su raid por el interior en la antesala de las PASO, reiteró que Fernández debería realizar trabajos comunitarios por haber violado la cuarentena.Lousteau y Tetaz apoyaron a Juez y De loredo en CórdobaFacundo Manes, el postulante de la UCR en Buenos Aires, adoptó una postura similar a Lousteau: remarcó que el Presidente debe someterse al “juicio de la gente”. “La sociedad argentina está harta y en unas semanas tiene la posibilidad de castigar estas conductas en las urnas”, apuntó. Santilli, rival del médico en la interna de Juntos y delfín de Larreta en la provincia, también pidió esperar al veredicto del electorado.“A la gente le duele y le parece gravísimo el hecho de la foto en Olivos. Por eso, el verdadero juicio va a estar en las urnas”, apuntó el exvicejefe porteño. Por su parte, Vidal, quien endureció su discurso contra el gobierno nacional durante los últimos días, destacó la importancia de crear una comisión investigadora en el Congreso, como propuso Ritondo, una de sus laderos, ya que el oficialismo bloqueará los proyectos para enjuiciar a Fernández.

Fuente: La Nación

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