TORONTO (AP) — El emergente Harold Castro impulsó con sencillo la carrera de la ventaja en la décima entrada y los Tigres de Detroit vencieron 4-1 a los Azulejos de Toronto el viernes.El también venezolano Miguel Cabrera, se mantuvo en 499 jonrones de por vida después de irse de 5-0 en la noche por los Tigres, con tres ponches.Trevor Richards (5-2) ponchó a los primeros dos bateadores que enfrentó en la décima antes de Castro, quien bateó en lugar del catcher Grayson Greiner, y mandó una línea al jardín izquierdo que rompió el empate.Jonathan Schoop y el dominicano Jeimer Candelario agregaron sencillos productores frente al derecho de los Azulejos Adam Cimber.El dominicano Gregory Soto (5-3) salió de un apuro en la novena y cerró en la décima para que los Tigres se sacudieran una racha de cuatro derrotas. Detroit consiguió cuatro dobles matanzas, incluidas tres que le pusieron fin a sus respectivas entradas.Aunque el dominicano Vladimir Guerrero Jr. llegó a 36 jonrones en la campaña, los Azulejos se fueron de 12-0 con hombres en posición de anotar y perdieron por sexta vez en siete juegos.Por los Tigres los venezolanos Harold Castro de 1-1 con una anotada y una producida, Miguel Cabrera de 5-0 y Renato Núñez de 4-1; y el puertorriqueño Willi Castro de 4-1 con una anotada.Por los Azulejos los dominicanos Vladimir Guerrero Jr. de 4-1 con una anotada y una impulsada, Teoscar Hernández de 3-0 y Santiago Espinal de 3-1; el cubano Lourdes Gurriel de 2-1; el venezolano Breyvic Valera de 1-0 y el mexicano Alejandro Kirk de 2-1.

Fuente: La Nación

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Una de las disertaciones que más interés despertó en el congreso de Aapresid fue sobre la biología sintética, que podría ser fuente de nuevas innovaciones en el agro. El biotecnólogo santafesino Matías Zurbriggen, director del Instituto de Biología Sintética de la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf, Alemania) explicó qué es lo que se viene en los próximos diez años en esta materia.Destacó que la industria farmacéutica fue pionera en este proceso. “Hoy hablamos de bio fármacos, de medicina y nutrición personalizada. El camino recorrido aportó numerosas herramientas y desarrollo de tecnologías para editar genomas. Muchos tratan de descifrar el origen de la vida y obtener genomas totalmente sintéticos. Los gobiernos de los países líderes vieron la potencialidad de la biología sintética y el futuro económico está en la bioeconomía”, destacó.El investigador dijo que “la biología sintética (SynBio) rediseña sistemas biológicos existentes, otorgándoles cualidades mejoradas o nuevas” combinando la biología con los principios de la ingeniería. “Los organismos se ensamblan adecuadamente por partes con la misma lógica con que se arma un teléfono celular”, señaló y agregó que “trabajando en forma multidisciplinaria, la biología sintética implementa el cálculo y los principios básicos de la ingeniería para el ensamblado racional de estructuras simples hasta que se obtiene un sistema sintético complejo que cumple una función. Los genes se ensamblan para formar proteínas, ADN, un conjunto de células forman tejidos, los tejidos se ensamblan en órganos que cumplen una función”, aclaró.La aplicación de la biología sintética es amplísima. Para dar algunos ejemplos, Zurbriggen habló de los logros en la medicina “Hace cien años la gripe mato a miles de personas. Por medio de la biología sintética se construyó ese virus y vieron cómo desarrollar una nueva vacuna. Con el Coronavirus reconstruyeron el virus sintéticamente y vieron qué parte transmite la viralidad, ese antecedente sirvió para crear la vacuna Covid-19 en dos meses. Este hito tecnológico es comparable con la llegada a la luna. Con estos resultados, hoy no se puede dar el lujo de estar en contra de estas tecnologías”, subrayó.Esa potencialidad, dijo, puede ser aplicable a los cultivos. “La biología sintética abre una nueva ventana para potenciar el rendimiento de los cultivos, optimizar el uso del agua y los nutrientes”, dijo.Según el experto, con las tecnologías de biología sintética se puede mejorar la fisiología de los cultivos. “Se está trabajando mucho para mejorar la eficiencia fotosintética, pasar de C3 a C4 va a ser una revolución”, destacó. Dijo que, con la octogenética, de manera remota se controla con un haz de luz la activación y desactivación de genes y se podrán simular distintos tipos de suelos y ambientes productivos.¿Se repite la historia?: como el año pasado, existen altas probabilidades de una nueva NiñaOtro campo de investigación es el desarrollo de anticancerígenos a partir de plantas, suprimir alérgenos en maní y trigo, mejorar el valor alimenticio de los cultivos o nutrición personalizada. “El tomate comercial fue seleccionado por siglos para aumentar su productividad, en todo eso se perdieron genes del cultivo primitivo. Hoy se selecciona puntos del genoma original, con tres o cuatro mutaciones aumenta el valor nutricional. El arroz dorado es un claro ejemplo, por medio de la ingeniería genética, no sólo se aumentó los rendimientos del cereal más consumido en el mundo, sino que le adicionaron pro-vitamina A”, dijo.Una de las limitaciones que hoy enfrenta de la biología sintética es la parte racional. Advirtió que la inteligencia artificial podría aportar muchísimo para potenciar nuevos proyectos.“Necesitamos aumentar la productividad porque estamos limitados en superficie, y serán necesarios alimentos más nutritivos, más accesibles y proteínas para los que la puedan pagar”, señaló.Otro de los capítulos clave de la biología sintética es la reducción de las emisiones de dióxido de carbono.“Todos estos cambios son muy rápidos, el ejemplo es la industrialización de la vacuna de COVID-19. Es todo un desafío adaptarse a un mundo cambiante”, concluyó.

Fuente: La Nación

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Alejandro Katz aparece en Zoom a la hora acordada. El panorama que describe y analiza con precisión quirúrgica es sombrío. Es muy crítico del kirchnerismo y también lo fue de la gestión encabezada por Mauricio Macri. Lo alarma, desde ya, la sostenida degradación de una Argentina fracturada y pauperizada que hoy exhibe indicadores económicos similares a los de los países atravesados durante años por guerras civiles. Pero más parece inquietarlo un estado social de acostumbramiento, de habitualidad. “Nos acostumbramos a estar mal; hemos hecho del deterioro una especie de destino”, dice el editor y ensayista.Hace décadas que la Argentina dejó de ser el país de la movilidad social ascendente que hacía que el origen no fuera destino. “Hoy tu destino depende del código postal de nacimiento. Si uno nace en barrios carenciados, está condenado a vivir y morir en barrios carenciados”, dice sobre el proceso de desmodernización que ya afecta al 50% de la población. “Y fuera de la modernidad no hay ciudadanos, hay señorío y servidumbre”, agrega.Modo electoral: el riesgo que podría generar en la inflación las apuestas del Gobierno para reactivar el consumoEn diálogo con LA NACION, Katz analiza el festejo de la primera dama en plena cuarentena, la negación inicial del Gobierno y sus consecuencias en la palabra y la autoridad presidencial. “Esto no tiene que ver con la ética, tiene que ver con la gobernabilidad, porque la palabra presidencial es una palabra performática; es una palabra que, al decir, hace. Esta mentira acaba con la performatividad de la palabra presidencial. A partir de ahora, el Presidente es un presidente impotente desde el punto de vista discursivo”, dice el Profesor de la Universidad de Buenos Aires.Entre tantas imágenes que reflejan el desacople entre la dirigencia política y la sociedad, Katz recuerda la visita de Cristina Kirchner a Mayra Mendoza en un sanatorio en tiempos en los que nadie podía acompañar a sus enfermos o moribundos. Y recupera una palabra en desuso para describir a aquellos que siempre sacan provecho sin compartir los esfuerzos ni los costos. Y esa palabra es polizón. “El polizón es el que se sube al barco, no paga el boleto, no trabaja como tripulante, pero se beneficia del trayecto. Eso es posible porque algunos pagan los costos y otros trabajan en la nave. Son polizones”.A pesar de la crisis que atraviesa la Argentina, Katz espera que no se instale un discurso antipolítico. Lo deja claro: no cuestiona la idea de la política sino las prácticas concretas que algunos llevan adelante. “Sin política estaríamos mucho peor de lo que estamos con una mala política. Quiero decir: sin política se llama Siria, se llama Afganistán. Sin política se llama buena parte de África. Eso es lo que ocurre cuando no hay política”.¿Cuál es su mirada sobre el actual estado de cosas en la Argentina?La situación es muy mala, pero creo que lo peor que uno puede decir es que no es dramática, en el siguiente sentido: el apocalipsis ilusiona. El pensamiento según el cual todo va a estallar es fuente de algún tipo de discusión. Y uno de los problemas es que no va a haber ese estallido. No hablo de un estallido social o económico, sino del estallido de todo, de esa crisis terrible que muchos imaginan como el principio de la reversión de los problemas que enfrentamos. Creo que nos hemos ido habituando a la producción creciente, progresiva y sistemática de la degradación del paisaje urbano, del paisaje humano, de todos los indicadores para evaluar el estado de una sociedad. Y eso provoca cierta habitualidad. Una de las razones por las que estamos mal es porque nos acostumbramos a estar mal, porque hacemos del deterioro una especie de destino.¿Cree que este estado de acostumbramiento hace que no se produzcan fuertes protestas sociales, como sucede en otros países de América Latina?Creo que hay una combinación de razones por las cuales hay una relativa paz social, aunque sin dudas hay mucha microviolencia. Una de ellas es el aprendizaje del Estado argentino para la gestión de la marginalidad y la pobreza. Hay una serie de dispositivos, de asistencia y de control, que razonablemente funciona. Otra es la existencia de dos coaliciones políticas que básicamente han conseguido representar a la mayoría de la sociedad. Los que estamos desrepresentados somos pocos, pero veremos qué ocurre en las próximas elecciones. El ejemplo de la votación en Salta de hace unos días muestra que hay una desafección importante. Y el tercer elemento creo que es más subjetivo, más difícil de comprobar.¿Cuál sería?La convicción de que todo futuro será peor que el presente y la falta de imaginación acerca de cómo salir de esto provoca inmovilismo y reacciones conservadoras. Dado que todos sabemos que lo que viene va a ser peor, es mejor mantenerse lo más quietito posible para que eso no se extreme. Esta es la situación de una sociedad que en los últimos diez años ha visto su economía estancada y una caída del Producto Bruto Per Cápita del 15% en diez años, desigualmente distribuida. Hay estudios que muestran que la caída del producto per cápita en guerras civiles, a lo largo de diez años, es del 17%. Es decir que sin una guerra civil hemos destruido una cantidad de riqueza por habitante equivalente a la que destruyen diez años de guerra civil. La devaluación de la moneda afgana con la caída de Kabul fue menor a la devaluación del peso cuando Alberto Fernández ganó las PASO. Quiero decir: la capacidad destructiva que tienen nuestras dinámicas políticas, sociales y económicas es impresionante.Alejandro Katz
Desde hace casi tres décadas es profesor de la Universidad Nacional de Buenos Aires, lo que le permite transmitir con espíritu docente su análisis de la realidad. (Fabian Marelli/)¿Cómo se inscribe en este contexto la foto del festejo de cumpleaños de la Primera Dama en plena cuarentena estricta, violando un decreto que el propio Presidente dictó?Esa conducta ratifica el desacople de sectores de la política y de buena parte de la dirigencia argentina respecto del conjunto de la sociedad: la creencia de que las obligaciones y los deberes no están igualmente distribuidos y que la ley no debe ser cumplida por todos por igual. Esto no es exclusivo de los poderosos; está exacerbada en los poderosos. Uno podría esperar que el Presidente tuviera la intención de comenzar un proceso de reversión de ese desacople, de contribuir a reconstruir un tejido que está roto, una trama que está quebrada entre la sociedad y sus dirigencias, contribuir a restablecer formas de conducta y de acción que nos estimulen a reconstruir una comunidad política que hoy no existe. Lo que hizo el Presidente no es muy diferente de lo que dijo hace unos años Juan Cabandie cuando detenido por una oficial de Policía por una infracción de tránsito su respuesta fue: “¿Usted sabe quién soy yo?”. La clase política se dice y nos dice permanentemente: “¿Usted sabe quién soy yo? ¿Por qué tengo que cumplir normas que están hechas para ustedes, no para nosotros?”. Entonces, ni las dificultades económicas, ni la falta de horizontes y certezas, ni las políticas fiscales ni las normas generales que nos atan a todos atan a los sectores más poderosos de nuestra sociedad. Lo que hizo el Presidente exacerba la gravedad. Retomo aquí algo interesante que dijo Andrés Malamud sobre cuatro tipos de bienes. Están los bienes privados -yo disfruto los míos y los demás no-; los bienes públicos -la iluminación, las aguas corrientes, la calle, la plaza-; los bienes de club -a los que acceden algunos por algún mecanismo de selección- y los bienes de red.¿Cuáles son los bienes de red?Son aquellos que sólo existen si todos contribuimos a su producción. La inmunidad a través de una vacuna es un bien de red: no sirve de nada que yo me vacune si vos no te vacunás. La inmunidad a través del distanciamiento social es un bien de red: que yo no abrace a mis hijos no sirve de nada si todos no mantenemos distancia respecto de sus seres queridos. Y el Presidente lo que nos dijo levantando el dedo amenazando a quienes no cumplieran es: “Yo no voy a contribuir a la producción de ese bien común. Hagan ustedes el esfuerzo de evitar la circulación comunitaria de un virus que nos puede matar pero yo no estoy dispuesto a compartir el costo”. Eso es lo mismo que ha dicho la clase política cuando decidió no reducir sus ingresos y no compartir el esfuerzo de una sociedad que redujo en un año en un 10% la riqueza colectiva. Entonces, no comparten los esfuerzos ni los costos, y no están dispuestos a subordinarse a las leyes que establecen. En las ciencias sociales hay una figura muy estudiada que es la del free rider.Es la figura del polizón.Exacto. El polizón es el que se sube al barco, no paga el boleto y no trabaja como tripulante, pero se beneficia del trayecto. Eso es posible porque algunos pagan los costos y otros trabajan en la nave. Y el Presidente dijo: “Yo soy un polizón en la búsqueda de la salud pública. No trabajo como marinero y no pago el boleto. Ustedes hacen todo eso y yo hago una fiesta”. No es el único caso. Es la Vicepresidenta sacándose una foto con Mayra Mendoza en una sala de hospital, hospitales a los que no podía entrar alguien a despedir a sus seres queridos enfermos o moribundos. Es la foto sin barbijo cuando nadie podía estar sin barbijo para ninguna interacción social. Son polizones. No están dispuestos a compartir el esfuerzo colectivo para llegar a algún lugar.¿Cree que todo esto podría llegar a generar un discurso antipolítico?Espero que no lo genere. Mis observaciones no están orientadas a cuestionar la idea de la política sino las prácticas concretas que algunos llevan adelante. Sin política estaríamos mucho peor de lo que estamos con una mala política. Quiero decir: sin política se llama Siria, se llama Afganistán. Sin política se llama buena parte de África. Eso es lo que ocurre cuando no hay política. Cuando no hay política es Haití, no es Suecia.¿Diría entonces que la principal grieta que atraviesa la Argentina quizás no sea la del kirchnerismo/antikirchnerismo sino la de la política y la sociedad desacoplados?Creo que hay muchas grietas y fracturas entre zonas de la sociedad que no se hablan, se ignoran o se dañan. Ahora, creo que efectivamente la fractura que hay entre las dos coaliciones es una de las más graves que tenemos y que con distintas configuraciones lleva medio siglo. No es un problema de peronismo y antiperonismo, es un problema de sistema de intereses que se bloquean mutuamente y que han impedido imaginar un estilo de desarrollo que pueda llevar el país adelante. Otra fractura es entre la clase política y las clases dirigentes en general y el conjunto de la sociedad. Es decir, el aprendizaje de que el destino propio no depende del destino común, que es una novedad entre nosotros. Este medio siglo enseñó que hay muchos que pueden tener un futuro independiente del futuro común y se garantizan que pase lo que pase aquí, su futuro y el de sus hijos no va a estar en cuestión. Y luego está la fractura social que hace dos sociedades, dos mundos: un mundo moderno y un mundo premoderno.La historia del bebé entregado por sus padres a los marines en el aeropuerto de Kabul¿Cuáles son las diferencias entre ambos mundos?De algún modo, la modernidad supone dos o tres cosas. Una, el movimiento: cambiamos el trabajo de nuestros mayores, las creencias de nuestros mayores, los lugares de vida de nuestros mayores, nos vamos del campo a la ciudad, dejamos los trabajos manuales para hacer trabajos intelectuales, abandonamos las creencias religiosas y adoptamos sistemas de creencias secularizadas, cambiamos nuestra elección sexual e incluso nuestro género. La modernidad es movimiento. En el mundo tradicional uno hace el trabajo de los mayores, conserva sus creencias, vive en el pueblo o en la casa de los mayores. Otro rasgo de la modernidad es la capacidad de capitalizarse, es decir, de tener bienes que alejen lo más posible la supervivencia cotidiana como deber inmediato. “No tengo que salir hoy a ganarme la vida porque si no lo hago no como y eso me permite tomar decisiones de mediano y largo plazo acerca de qué quiero hacer”. La Argentina ha iniciado un proceso de desmodernización que ya afecta al 50% de la población. Martín Rapetti dice que una parte muy importante de la población hoy en día son cazadores-recolectores: salen cada día a buscar el alimento y no tienen ninguna capacidad de acumulación. Y si un día no salen, no comen. En la modernidad hay ciudadanía. Fuera de la modernidad hay señorío y servidumbre. Para decirlo en otros términos, la modernidad ha hecho que origen no fuera destino; y la Argentina está haciendo que para la mitad de la población origen sea destino. La Argentina no solo terminó con la movilidad social ascendente sino que produce movilidad social descendente. Es más la gente que pierde status y capacidades que la que gana status y capacidades. Hoy tu destino depende del código postal de nacimiento. Si uno nace en barrios carenciados, está condenado a vivir y morir en barrios carenciados.Los primeros párrafos discurso del Presidente en la apertura de la Asamblea Legislativa en 2020 están dedicados exclusivamente a su intención de restaurar el valor de la palabra y la manera en la que la mentira daña al sistema democrático. ¿Cómo impacta la negación del festejo en el valor de la palabra y la autoridad presidencial?Por un lado, impacta en la capacidad del Gobierno. Esto no tiene que ver con la ética, tiene que ver con la gobernabilidad, porque la palabra presidencial es una palabra performática, es una palabra que, al decir, hace. Si yo me paro en la esquina de mi casa y digo “hoy no se puede tomar café en el bar”, no hago nada, hago el ridículo. Pero cuando el Presidente se pone delante de una cámara de televisión y dice “a partir de mañana no se puede tomar café en los bares”, su palabra hace. Después eso se formaliza en un documento jurídico. La legitimidad de la palabra presidencial, a diferencia de la palabra mía, proviene del voto popular que le transfiere la autoridad para que al decir pueda hacer. No hay que dramatizar los ocultamientos del poder – el poder oculta, es hipócrita, es mentiroso, es engañoso- pero otra cosa es no dimensionar el efecto de la mentira manifiesta ante temas que han afectado la subjetividad, la vida emocional, material y social de cada uno de nosotros. Esta mentira acaba con la performatividad de la palabra presidencial. La palabra presidencial, a partir de ahora, es la palabra impotente. Argentina es una sociedad poco aficionada al cumplimiento de la norma, y esto está muy estudiado.Carlos Nino y su libro Un país al margen de la ley.En ese libro Nino desarrolla un concepto interesante, que es el de la anomia boba. Nino dice que uno puede incumplir una ley para obtener una ventaja. Un ladrón entra al banco y lo roba, incumple la ley, toma un riesgo pero se lleva la plata. Si no lo agarran, ganó algo: la plata que se llevó. Dice: “La anomia argentina no produce beneficios para nadie sino perjuicios para todos”. Y lo que hizo el Presidente es un típico caso de anomia boba. Si no hay ejemplaridad desde arriba es muy difícil que la sociedad quiera participar de la reposición del valor de la norma cuando ve que quienes pueden salteársela se la saltean amparados en la impunidad que les da el poder. Ahora, tu pregunta era acerca de aquel discurso.Sí, un discurso que tiene un valor fundacional en cada etapa.Yo creo que la razón de Estado es intrigante. En la oscuridad del poder se tejen cosas de las que nunca nos enteramos, pero creo que la palabra pública no puede ser intrigante, tiene que ser clara, honesta y creíble. Una cosa es el poder de noche tratando de producir cosas que muchas veces son desagradables, pero otra cosa es la palabra que se le da a los ciudadanos para construir un vínculo con ellos. Y la forma en la que el Presidente la deshonró es verdaderamente extraordinaria. Hay un magnífico filósofo norteamericano, Harry Frankfurt, que publicó un ensayo hace algunos años que fue un best seller: On bullshit. Bullshit no tiene una traducción muy precisa al español, pero bullshit es el discurso político que no es ni verdadero ni falso, es diferente a la verdad, y es muy habitual en el discurso público. Los franceses lo llaman a veces langue de bois, lengua de madera, que es hablar pretenciosamente sin decir nada, que es lo que uno ve cuando escucha a los políticos en televisión, en las asambleas. Es pura hojarasca. El bullshit es nocivo para la discusión política y para la comunidad política, pero no es una mentira. La mentira es decir algo que uno sabe que es falso. Y eso lo que pasó con el Presidente. En público, ante la evidencia de la falsedad, el del Presidente es un gesto que en nuestra sociedad, tan habituada a excesos de todo tipo, no habíamos tenido hasta ahora.Usted dijo que la comunidad política en la Argentina no existe. ¿Qué es lo que hace a una comunidad política?Una comunidad política es una comunidad que hace un esfuerzo compartido para lograr beneficios colectivos. Eso supone reglas e instituciones pero también lenguaje y formas de cooperación. Lo podría decir citando a alguien con quien tengo algunos acuerdos y también desacuerdos que es Vicente Palermo. Él dice: “El principal factor negativo, el obstáculo para recrear comunidad política, probablemente sea nuestra intemperancia, nuestra rigidez, nuestra tendencia colectiva a la intransigencia”. Y yo creo que acá la polarización impide dos cosas. Impide la puesta en duda de las creencias propias, que es una condición para reconocer qué es lo que puede haber de valioso en las creencias ajenas, e impide a la vez el acuerdo en soluciones imperfectas que son las únicas soluciones democráticamente posibles y valiosas. Lo que estamos viendo son grupos de personas que se afirman en sus convicciones, convicciones que incluyen la de excluir al otro. Y en la medida en que eso pasa, no tienen ninguna disposición a buscar acuerdos que impliquen conceder parte de sus ideales a cambio de poder cumplir parcialmente otros ideales.Y usted cree que esto es uno de los obstáculos para la existencia de la comunidad política…Sí, porque un Estado sin comunidad política no es más que una juridicidad vacía. Cuando digo una juridicidad vacía, quiero decir: tenemos una regla electoral que, en ausencia de una comunidad política, lo que provoca es la alternancia de proyectos destinados a fracasar. Esa forma de impedir que el otro lleve adelante su proyecto, pero a la vez, saber que el otro impedirá que uno lleve adelante su proyecto, provocó en los últimos 50 años ciclos de crisis recurrentes que antes eran cada diez años. Pero si uno mira las curvas de la economía argentina de los últimos diez años, va a haber que la incapacidad a la que ha llegado nuestra clase política es tal que ni siquiera podemos tener cuatro, cinco o seis años de crecimiento sostenido, ya no digo diez. Tenemos un año de crecimiento, un año de caída, un año de crecimiento, un año de caída. Que no haya cinco, seis o diez años de crecimiento sostenido está provocando esta catástrofe social, económica, productiva, cultural, educativa y sanitaria.La Argentina ha pasado por varias situaciones abismales. ¿Cree que estamos frente a una?Pablo Gerchunoff habla de un tratado de paz para mejorar la capacidad exportadora, para atender las viejas necesidades del mercado interno. Martín Rapetti habla de la necesidad de establecer una meta de Estado, una política de Estado. Marcos Novaro está tratando de imaginar un modo de organizar la sucesión política para que quien está en la oposición no sea obstructivo sino colaborador con el gobierno. Además de ellos, hay economistas como Marina Dal Poggeto que tienen ideas acerca de cómo recrear la confianza para que los capitales argentinos en el exterior vuelvan a la economía. Hay mucha gente que está identificando el problema e imaginando soluciones. Y eso siempre es un elemento de aliento: no digo de esperanzas pero sí de expectativas. Simultáneamente diría: no veo hasta ahora que los sectores del poder tengan una disposición alta a la escucha ni de estos diagnósticos ni de estas soluciones

Fuente: La Nación

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Más allá de las incógnitas –globales y locales– que aún impiden visualizar la etapa pospandemia, la Argentina se encamina hacia un escenario de “nueva anormalidad” en materia económica, donde lo accesorio prevalece sobre lo importante que, a su vez, tiene carácter provisorio hasta las elecciones legislativas de noviembre.Quizás uno de los ejemplos más claros haya sido el anuncio de Alberto Fernández en Isla Maciel sobre el retorno de las imágenes de San Martín y Belgrano, más Güemes y Juana Azurduy, a los billetes de pesos argentinos, para desplazar a la serie con “animalitos” autóctonos surgida en 2016 durante la gestión de Mauricio Macri.El Presidente no dejó en claro si esa vuelta de los próceres será un desagravio o una ofensa. Por un lado, tuvo el atrevimiento de afirmar que “San Martín miraba el país igual que nosotros” (sic), aunque sin entrar en comparaciones imposibles sobre su rectitud moral ni su austeridad. Por otro, evocó la gesta libertadora sanmartiniana, pero omitió decir que la Argentina no ha logrado liberarse de una inflación crónica que sólo en los últimos 10 años destruyó el valor del peso al acumular una suba de 1300%.Modo electoral: el riesgo que podría generar en la inflación las apuestas del Gobierno para reactivar el consumoEra una referencia ineludible para hablar de moneda. El actual billete de máxima denominación (de $1000, con la figura del hornero) equivalía a 12,7 dólares en el mercado paralelo a fin de 2019 (cuando ya regían el cepo y el cupo de US$200 mensuales) y ahora se reduce a 5,50; o sea menos de la mitad. En Uruguay, Chile y Brasil, en cambio, la equivalencia del billete de mayor valor va de 27 a 45 dólares.El Presidente tampoco aclaró si las imágenes de San Martín y Belgrano reaparecerán en nuevos billetes de mayor denominación ($2000, 5000 ó 10.000) como había trascendido antes de la pandemia, para evitar que con el aluvión de emisión monetaria corran la misma suerte de sus antecesores de $5 y 10, reducidos primero a desechos de papel y ahora a monedas de escaso uso.Esa posibilidad viene siendo descartada por el Gobierno por dos motivos. Uno, para no evidenciar la suba de la inflación, que este año se ubicará no muy lejos del 53,8% que en 2019 dejó Macri, a quien el oficialismo demoniza como culpable de todos los males, incluso los de arrastre desde hace décadas. Otro, para mantener la “ilusión monetaria”: no tiene el mismo efecto psicológico cobrar un sueldo o jubilación mínima con cinco o seis billetes de $5000 que con muchos más de menor denominación. Un cálculo del economista Bernardo Kosacoff revela que el poder de compra de cada billete de $100 se redujo a menos de 1,50 en pesos constantes de diciembre de 2002.De mantenerse esta tendencia, los próceres volverán en miles de millones de billetes que seguirán perdiendo valor más temprano que tarde. Por lo pronto, hace un tiempo que el Banco Central dejó de publicar regularmente en su sitio web la cantidad de billetes en circulación. Según un relevamiento de LN Data, a fin de 2020 los de $100 eran casi la mitad (45,8%) y los de $1000 el 13,3% de un total cercano a 7000 millones de billetes que sumaban un valor de casi $2 billones.La historia del bebé entregado por sus padres a los marines en el aeropuerto de KabulPara desagraviar y honrar a los próceres, entonces, lo mejor sería poner en marcha un plan económico consistente para atacar las causas de fondo y no los efectos de la inflación. La experiencia de otros países para bajarla a un dígito anual indica que requiere políticas de Estado (disciplina fiscal, monetaria e independencia de los bancos centrales) de aplicación persistente a lo largo de varios años.No parece que esta haya sido la intención de Cristina Kirchner cuando en otro acto de campaña sostuvo que “la vida que queremos requiere no de uno sino de muchos períodos de gobierno”. Presumiblemente del mismo signo ya que, para el Frente de Todos, el arco político se divide entre oficialistas y “odiadores”, lo cual aleja la posibilidad de acuerdos en el Congreso.Con escasas y honrosas excepciones, algo similar ocurre con la mayoría de los precandidatos a las PASO, cuyos breves spots radiales y televisivos se asemejan a un casting para acceder a una banca mediante consignas individuales alejadas de la función de los cuerpos legislativos.Muy pocos apuntan a la necesidad de bajar la inflación y su efecto multiplicador sobre la pobreza. Ni dicen que el populismo sin recursos es la antítesis de la estabilidad económica, además de un freno al crecimiento del PBI y la creación de empleos a base de inversión privada.Otro tanto ocurre con el típico péndulo de políticas económicas. Aquí el propio Gobierno bajó significativamente el déficit fiscal y la base monetaria en los primeros cinco meses de 2021, pero luego subió el gasto público y la emisión para mejorar las chances electorales del oficialismo en noviembre. O sea, dos acciones de signo opuesto dentro de un mismo año.De ahí que la campaña se haya convertido en un festival de gastos y subsidios de todo tipo. Desde la creación de más de medio centenar de programas en varios ministerios para llegar a segmentos específicos de votantes (con asignaciones presupuestarias, cargos y estructuras de personal ad hoc, como detalló Diego Cabot en LA NACION del martes pasado), hasta proselitismo energético (obras eléctricas y reestructuración de deudas de distribuidoras provinciales) y ferroviario (remodelación de estaciones). A esto se agrega la dudosa intención oficial de transformar planes sociales en puestos de trabajo para un universo de millones de beneficiarios que supera al declinante número de asalariados formales en el sector privado.Cambio climático: Buenos Aires logró reducir las emisiones de gases y sigue su carrera para ser vanguardia en la regiónComo ningún aumento del gasto se compensa con reducciones en otros rubros, todo es a costa de los contribuyentes de 170 impuestos nacionales, provinciales y municipales, más la mayoría de la población perjudicada por el impuesto inflacionario. Por caso, el Gobierno mantiene el mismo mínimo no imponible de 2020 (2 millones de pesos) para Bienes Personales, que hace 30 años nació como “impuesto a la riqueza” y hoy equivale al valor de un auto 0 kilómetro de gama media.Además, la deuda en pesos que coloca el Tesoro para financiarse tiene un doble efecto negativo. Por un lado, reduce la disponibilidad de crédito al sector privado. Por otro, lo encarece con impuestos, tasas y alícuotas que llegan hasta el 40% del costo financiero total de un préstamo, como acaban de denunciarlo las entidades que nuclean a los bancos extranjeros y nacionales (ABA y Adeba).Por su lado, la AFIP “rifó” el blanqueo de pesos y dólares por cuatro meses para reactivar la construcción o terminación de viviendas, ya que reglamentó la ley apenas una semana antes de que venciera el plazo para la alícuota más baja (5%) por lo cual tuvo escasa adhesión. Y ahora que el régimen caducó el 6 de agosto, su reedición con una nueva ley está frenada en el Congreso debido a la campaña electoral.No son las únicas anormalidades que caracterizan a esta etapa. El fin del ASPO y el DISPO por la pandemia dejó en una zona gris a la cobertura por las ART de los gastos de internación, salarios caídos o fallecimientos por Covid al personal esencial que debía concurrir a sus trabajos. Desde la cuarentena en adelante, esas indemnizaciones eran reintegradas a través del Fondo Fiduciario de Enfermedades Profesionales que administra la Superintendencia de Riesgos de Trabajo e inicialmente ascendía a $5000 millones. En abril se amplió a través de un aporte de $40 por trabajador, ajustable por el Ripte hasta fin de año. Pero con la progresiva reanudación de actividades, ahora resulta difícil determinar si los contagios se producen dentro o fuera del ámbito laboral, lo cual puede dar lugar a nuevos reclamos por vía judicial a las ART, afectadas por la “industria del juicio” pese a que una ley sancionada por unanimidad en 2017 regula las indemnizaciones a través de un listado de porcentajes predeterminados de incapacidad laboral (Baremo). La buena noticia para las aseguradoras y las empresas es que últimamente tanto la Corte Suprema de Justicia como las de tres provincias (Santa Fe, San Luis y Jujuy) revocaron fallos con indemnizaciones insólitas fijadas por peritos que cobran en función de esos montos, además de ratificar la aplicación del Baremo. Pero tanto en la CABA como en las 15 provincias que adhirieron a la ley, sigue pendiente la conformación de Cuerpos Médicos Forenses para ponerla en práctica después de cuatro años.Dentro de estas anormalidades económicas, un dato preocupante es que la creciente cuenta de subsidios estatales a la energía podría llegar en 2021 al equivalente de US$ 10.000 millones, según una proyección del Instituto Mosconi, mientras la importación de gas y combustibles líquidos para generación eléctrica ascendió en los primeros siete meses a US$ 3000 millones. Una reedición del doble problema (fiscal y externo) que hundió la macroeconomía kirchnerista en el período 2012/2015.nestorscibona@gmail.com

Fuente: La Nación

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Después de más de cinco años de recesión y caída en las ventas, los supermercados mayoristas se perfilan como los ganadores del nuevo mapa del consumo que muestra una economía argentina mucho más empobrecida. Acompañando a los cambios en los hábitos de los consumidores y el vuelco de los clientes hacia los locales de venta al por mayor, las principales cadenas del rubro son las únicas que mantienen algún ritmo de expansión a través de la apertura de nuevas bocas y la remodelación de sus sucursales.En un sector dominado básicamente por jugadores locales como Vital, Diarco, Maxiconsumo o Yaguar, sobresale el caso de Makro. A contramano del éxodo de multinacionales que vive el mercado argentino, la cadena de capitales holandeses en plena pandemia inauguró un supermercado en Benavídez, en el norte del Gran Buenos Aires, con una inversión de $850 millones, y ahora continúa a la búsqueda de nuevas oportunidades de expansión y no descarta más aperturas de tiendas.El consumo marcó su primer resultado positivo tras 14 meses en caídaEn diálogo con LA NACION, el venezolano Pedro Balestrini, CEO de Makro Argentina, adelantó cuál es el formato comercial de la filial del grupo holandés SHV para adecuarse a la nueva normalidad argentina y cómo impacta la inflación en su negocio.En su condición de venezolano, Balestrini además precisó las diferencias que implica hacer negocios en la Argentina y en su país de origen, y descartó cualquier posibilidad de salida del mercado local. “En la Argentina estamos hace 33 años y a nivel mundial la empresa opera en 60 países, así que sabemos adaptarnos a las diferentes situaciones”, explicó el CEO de la compañía que cuenta con 24 sucursales con la marca Makro y otras cuatro con la bandera Basualdo, 2500 empleados y que cerró 2020 con una facturación superior a $35.000 millones.-¿Cómo cambió el modelo de Makro en la Argentina en la pandemia?-Nuestro modelo refleja los cambios del mercado. Somos una cadena mayorista, de lo que se conoce como cash and carry (autoservicio mayorista), pero la experiencia del cliente hoy es completamente distinta. Estamos trabajando para llevar una compra más cercana, orientando nuestros locales hacia el consumidor final e incorporando propuestas como una mejor iluminación de las góndolas, la fachada de los locales, una mejor presentación de los productos y más servicios como la carnicería asistida o la panadería. Pero a la vez seguimos siendo un mayorista, que está dirigido al cliente profesional y lo que se conoce como el canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías). Desde 2018 venimos ejecutando lo que llamamos la estrategia Makro para todos, y buscamos ser un mayorista moderno e inclusivo en el que todos puedan comprar.-¿Y qué participación tienen los consumidores finales en las ventas de Makro?-No hay un número parejo para todas las sucursales y depende mucho de la ubicación de la tienda. En nuestra última apertura que fue en Benavídez, la propuesta está más orientada al consumidor final y hoy este tipo de clientes representa cerca del 80% de las ventas de la sucursal, pero en otras tiendas ronda entre 35 y 40 por ciento.-A futuro se imaginan compitiendo más con Carrefour o Jumbo que con Vital o Diarco?-No queremos ser un retail, sino mantenernos en nuestro negocio que es el mayorista. Siempre es peligroso convertirse en algo que no sos y tenemos claro que vamos a seguir siendo un mayorista, aunque a la vez queremos involucrar propuestas que le mejoren la experiencia de compra al consumidor final. Esta es una tendencia que estamos llevando a nivel regional y con algunas diferencias pasa algo parecido en otros países donde estamos como Brasil, Colombia o Venezuela.Como todos los autoservicios mayoristas, Makro creció de la mano de la incorporación de consumidores finales (Ignacio Sánchez/)-El año pasado inauguraron una tienda en Benavídez. ¿Analizan nuevas inversiones en la Argentina?-Siempre estamos analizando inversiones en nuevas tiendas y también en la adecuación de las sucursales que ya tenemos y en las posibles alianzas con nuevas empresas. Además hicimos una inversión importante en la incorporación de Oracle Retail como sistema central de gestión, lo que nos permitirá mejorar los procesos de abastecimiento en las sucursales, haciendo más eficiente la distribución, almacenamiento y gestión de inventarios.Una sociedad que vive implosiones silenciosas-¿El canal gastronómico se recuperó o todavía sigue muy golpeado?-2020 fue un año terrible para el canal Horeca. Sin embargo, más o menos el 50% de nuestros clientes del rubro se mantuvo activo todo el año, mientras que la otra mitad estuvo entrando y saliendo de acuerdo a la evolución de la pandemia y las aperturas. En 2021 nos estamos adaptando a la nueva normalidad y vemos una recuperación progresiva y lenta del sector, que marcha en paralelo con la apertura progresiva de la actividad.-¿Y la demanda de los autoservicios chinos se recuperó?-La verdad es que trabajamos poco con los chinos. Se trata de clientes que buscan agresivamente la oferta. Es una estrategia completamente respetable, pero no es un sector que ataquemos activamente. Nosotros como cadena apostamos al volumen, pero también cuidamos mucho el margen.-En el último tiempo se produjo un éxodo de muchas multinacionales incluyendo algunos competidores de Makro como Walmart. ¿Analizaron en algún momento irse del mercado local?-Hace 33 años que estamos en la Argentina y pertenecemos a SHV, un grupo de los Países Bajos que tiene más de 120 años de antigüedad con presencia en 60 países, más de 60.000 empleados, y siete negocios diferentes. Cuando llegamos a un país es para quedarnos. La Argentina tiene muchos vaivenes, sabemos muy bien los vaivenes que tuvo durante estos más de treinta años. Siempre estamos buscando oportunidades, incluso seguimos abriendo en pandemia, como la sucursal que inauguramos a fines del año pasado. Y ahora la idea es seguir creciendo, con más aperturas.Se fundió dos veces y ahora es el mayorista más grande del país-El Gobierno acaba de presentar Súper Cerca, una nueva canasta dirigida para los mayoristas y sus clientes, como almacenes y autoservicios chinos. ¿Cree que puede funcionar?-Como empresa siempre acompañamos los planes del Gobierno y creemos que este tipo de programas siempre van en beneficio de los consumidores y de hecho estamos participando. En el caso puntual de Súper Cerca todavía es un programa muy reciente y estamos hablando con los proveedores. La promesa está de que los productos se van a ir entregando.-¿Cómo ven la evolución de la inflación? ¿Hay señales de alguna desaceleración en el rubro alimentos?-La meta del 29% para todo el año obviamente ya quedó atrás y los números hablan por sí solos. Estamos en una inflación del 48 o 50% anual. Los programas que impulsa el Gobierno tienen cierto impacto favorable, pero la experiencia dice que es muy difícil controlar a la inflación con leyes o decretos. En los últimos dos meses, el ritmo de aumentos bajó un poco y ojalá la tendencia se mantenga, pero no vemos un descenso muy sensible.-Antes de volver a Makro, trabajó como CEO en una firma petroquímica en Venezuela. ¿Cómo es presidir una empresa en un mercado como el venezolano?-Es complejo. Ser CEO en Venezuela implica adaptarse a una dinámica de cambio constante y a todo tipo de regulaciones. Pero después de trabajar durante 36 años en distintos destinos y en distintos sectores, lo único que puedo decir es que cada país tiene su complejidad. Venezuela tiene sus cosas, pero la Argentina y Colombia también son mercados complicados. En Colombia, por ejemplo, la competencia en nuestro negocio es altísima, más grande incluso que la que hay en la Argentina.-Pero me imagino que Venezuela debe ser un entorno mucho más complicado para hacer negocios?-Esa pregunta me la hizo una vez el CEO mundial de Phoenix, la compañía para la que ya trabajé entre 2012 y 2017. Me pidió que les comentara a los compañeros de otras filiales cómo era hacer negocios en Venezuela. Y yo contesto siempre lo mismo: no se puede aplicar lo que te pasa en un país a otra realidad. Por ejemplo, en Venezuela tenés muchas más regulaciones para operar, pero por otro lado la competencia es mucho menor lo que en un punto representa una ventaja.

Fuente: La Nación

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Los nexos entre delito y política quedaron al descubierto en Santa Fe en una investigación judicial sobre juego clandestino, una causa que deja en evidencia el turbio financiamiento de las campañas electorales. El peligro es mayor en esa provincia, donde las sospechas de connivencia con el narcotráfico son cada vez más profundas, en medio de una violencia sin freno.Está previsto que los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery imputen al senador provincial del PJ Armando Traferri como “organizador” de una asociación ilícita que lideraba un empresario que manejaba las apuestas ilegales en Santa Fe.La tarea de Traferri, aliado actualmente del exministro de Defensa Agustín Rossi en la interna peronista, era –según la investigación– generar un esquema de protección judicial que garantizaba que el empresario Leonardo Peiti pudiera seguir indemne al frente de un negocio millonario como son las apuestas ilegales.Traferri está acusado de generar los vínculos con el exjefe de los fiscales de Rosario Patricio Serjal y su exmano derecha Gustavo Ponce Asahad para que evitaran que algún miembro del Ministerio Público pusiera la lupa sobre el juego clandestino.A cambio de esa “protección”, los funcionarios judiciales, que están actualmente detenidos, cobraban sobornos de unos 5000 dólares por mes. Traferri, oriundo de San Lorenzo, terminal exportadora portuaria para el 85% de los granos del país, ocupa cargos públicos desde hace más de 30 años. Es un hombre fuerte del peronismo que desde que quedó en la mira de la Justicia tejió también acuerdos políticos con sectores del radicalismo para que rechazaran en el Senado santafesino el pedido de desafuero que hicieron los fiscales, algo que ocurrió en diciembre pasado.Los fiscales que piden imputarlo, que han investigado causas muy profundas en materia de narcocriminalidad, lograron que un juez los habilite para acusar al senador peronista, luego de que se declarara la inconstitucionalidad de un artículo del Código Procesal Penal, que impide que un legislador sea imputado en una causa judicial.A principios de agosto, en una causa paralela sobre lavado de dinero, la expareja de David Perona, el fallecido “rey del juego clandestino”, declaró como arrepentida y lanzó fuertes acusaciones contra el senador del PJ. Dijo que su marido, que vivía en Rafaela, le decía que “había que reunir ocho o nueve millones de pesos para poder entregar para la campaña de Traferri”.La oscuridad que cubre la política santafesina desde hace tiempo comenzó a ser perforada por esta investigación, que tuvo su génesis en el asesinato en enero de 2020 del gerente del Banco Nación de Las Parejas, Enrique Encino, perpetrado por la banda narco Los Monos. Esta organización criminal extorsionaba a Peiti y usaba sus contactos en la Justicia, tejidos por el senador peronista.El apotegma de que las mafias no pueden funcionar sin la complicidad del Estado comienza a hacerse palpable en Santa Fe. Hasta ahora la Justicia nunca había ahondado en las relaciones entre el mundo criminal y la política, sobre todo en materia de narcotráfico, con bandas como Los Monos que manejan un negocio tan millonario como violento desde hace más de 25 años.El Senado santafesino acumuló poder desde que en la administración del socialista Antonio Bonfatti, condicionado por tener la Cámara alta en contra, avaló que los 19 legisladores –uno por departamento– manejaran casi sin controles un presupuesto millonario de más de 200.000 millones de pesos, con fondos para subsidios.En 2017, el exconcejal radical Jorge Boasso denunció irregularidades en el manejo de esos recursos, pero el jefe de los fiscales de Rosario, actualmente preso, cajoneó la causa. Ahora esta investigación se reabrió y si se profundiza la pesquisa que amenaza comprometer a otros cinco senadores peronistas.Traferri acusa al exministro de Seguridad de la provincia Marcelo Sain de estar detrás de la maniobra judicial. El exjefe de la Policía de Seguridad Aeroportuaria dirigió el Organismo de Investigaciones en el Ministerio Público de la Acusación (MPA) hasta diciembre de 2018. Después de abandonar su cargo, en medio de recurrentes escándalos, retornó a su conducción. La oposición acusa a Sain de usar las herramientas del Poder Judicial para investigar a sectores políticos opositores.Esta investigación judicial, nacida de un crimen vinculado al narcotráfico que desentraña una red de juego clandestino y termina con un senador clave del peronismo involucrado con casos de corrupción, muestra el peligroso avance de las mafias en Santa Fe. El creciente deterioro institucional solo favorece su desarrollo y una continua acumulación de poder que tiene en vilo a toda una sociedad. No hay tiempo que perder; urge actuar antes de que sea demasiado tarde.

Fuente: La Nación

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En 1771, Richard Arkwright ponía en marcha la primera hilandería con bastidores impulsados por energía hidráulica que permitía el funcionamiento ininterrumpido de más de 100 dispositivos de hilado. Doscientos años después, en 1971 se presentaba el primer microprocesador de la historia, el Intel 4004 que con sus 4 bits podía ejecutar hasta 92.600 instrucciones por segundo. A inicios del año 2021 IBM anunció su microchip de dos nanómetros que incorpora hasta 50.000 millones (sí, cincuenta mil millones) de transistores en un chip del tamaño de una uña.Para poner estos datos en perspectiva, consideremos por ejemplo que los primeros arados comenzaron a utilizarse en la Mesopotamia alrededor del año 4000 AC. Con algunas variaciones en el tiempo y en la región, su tecnología e impulso de tracción a sangre se mantuvieron más o menos invariables hasta la década de 1850 cuando comenzó a popularizarse el uso del locotractor a vapor en Inglaterra.Es decir, a partir de la Revolución Industrial pasar de la hilandería movida por impulso del agua al microchip de dos nanómetros con cincuenta mil millones de transistores llevó 250 años, mientras que en la era pre-industrial pasar del arado a tracción a sangre al arado a tracción a vapor requirió 5850 años.Hace más de 20 años Juan Carlos Tedesco hacía referencia a una crisis estructural global sobre la cual existe el “consenso en reconocer que el conocimiento y la información estarían reemplazando a los recursos naturales, a la fuerza, y/o al dinero, como variables clave de la generación y distribución del poder en la sociedad. Si bien el conocimiento siempre fue una fuente de poder, ahora sería su fuente principal, lo cual tiene efectos importantes sobre la dinámica interna de la sociedad.” Estas circunstancias colocan a la educación –al decir del intelectual portugués Roberto Carneiro- entre dos fuegos: en el límite entre preservar e innovar, en la tensión entre la vieja sociedad –estable, simple y repetitiva- y la nueva sociedad– inestable, inventiva e innovadora.Los sucesivos diagnósticos de crisis en la educación, en su sentido más estructural, tengan tal vez que ver con el desfase entre lo escolar y un mundo más acelerado, complejo, incierto, pequeño, inestable, donde -además- pierden sentido orientativo nuestras referencias históricas y en el cual no hay tiempo para detenerse a contemplar, analizar y decidir.Hasta la aparición de la pandemia, en América Latina la tasa de egreso en el nivel secundario se situaba -en promedio- en un 60%, es decir, de cada 100 niños que ingresaban a primer grado, 40 no se graduarían del secundario. Si bien ello implica un avance sostenido en las tasas de graduación en la región, como todo promedio oculta situaciones de extrema desigualdad. En algunos países de la región, por cada 100 estudiantes de los deciles más pobres, solamente 15 finalizarán sus estudios medios mientras más de 50 lo harán satisfactoriamente si pertenecen a los deciles de ingreso más altos. En marzo de 2020 unos 9,4 millones de jóvenes latinoamericanos no tenían empleo y de aquellos que lo tenían 62,4 % (más de 30 millones) lo hacían de manera informal, 23 millones no trabajaban, no buscaban trabajo y no estudiaban.Es decir, muchos jóvenes latinoamericanos no finalizan sus estudios secundarios, sólo una minoría accedía a la universidad y de esa minoría, menos egresaban satisfactoriamente en un contexto en el que el mercado de trabajo ofrece pocas alternativas para mejorar sus oportunidades. Todo ello en plena sociedad del conocimiento. Como puede suponerse, con la pandemia del Covid solo podemos esperar un agravamiento de esta situación a lo cual se suma la incertidumbre ante la posibilidad de enfrentar altas tasas de abandono escolar.Esta realidad precuarentena y la que podemos deducir postcuarentena, nos invita a repensar algunas estrategias de vinculación del sistema educativo formal y no formal con el mundo del trabajo, en especial con la formación técnico-profesional. La formación técnico-profesional en sus diversos formatos podría constituir una oportunidad para que los jóvenes continúen sus estudios, accedan rápidamente al mercado de trabajo o, incluso, finalicen su educación secundaria en programas combinados.En este contexto la estrategia del Programa y Presupuesto de la OEI propone el establecimiento de mecanismos de consenso nacional sobre el tema. Así, junto con la UOCRA, la constitución a finales de 2019 de la Mesa de Educación y Trabajo ha sido central.Integrada por cámaras empresarias, la CGT, el Gobierno Nacional, Gobiernos Provinciales, la CONEAU y la OEI, esta mesa viene realizando un análisis de situación y prospectiva en esta cuestión. En una tarea colaborativa, trabajadores y empresarios, interior y AMBA, oficialismo y oposición han identificado diversos aspectos que coadyuvan a la baja matriculación de los jóvenes en centros de formación profesional o de educación técnica superior. Entre estos aspectos destaca la falta de articulación entre niveles y modalidades educativas.Un sistema integrado de educación/formación profesional, permitiría que los jóvenes opten por la formación profesional al término del secundario y que luego, esos estudios sean reconocidos por las universidades como créditos para continuar estudiando, que la educación secundaria les provea formación para el trabajo en algunas áreas del conocimiento o que, si abandonaron la escolaridad, puedan finalizar nivel educativo mientras realizan estudios de formación profesional.Podría parecer una utopía plantear un enfoque de este tipo. No lo es.En primer lugar somos beneficiarios de una rica historia educativa para la cual la formación en artes y oficios no es ajena. Desde la extraordinaria experiencia de las Misiones Jesuíticas, la impronta salesiana en el sur del país hasta la ampliación de la educación pública técnica desde inicios y mediados del siglo pasado, la formación para el trabajo se desarrolló en estrecho vínculo con un sistema productivo en rápida evolución y acompasada con sucesivos proyectos de desarrollo. Herederos de esta tradición, diversas organizaciones sindicales y cámaras empresarias desarrollaron notables experiencias formativas que hoy permanecen a la vanguardia tecnológica en distintas ramas de la producción, como la metalurgia, la mecánica, la construcción o la energía.En segundo término, porque en distintas regiones del mundo este proceso de integración educación-trabajo ha ido avanzando de acuerdo con las particularidades culturales, geográficas y productivas en cada caso. Ejemplos conocidos son el de España, en particular en el País Vasco, el modelo de formación dual alemán o los enfoques asiáticos ligados a la perspectiva de aprendizaje a lo largo de la vida.Finalmente en nuestro país se cumplieron recientemente quince años de la aprobación de la Ley 26.058 de Educación Técnico Profesional que significó un marco de avance muy importante que aún debe desplegarse en su totalidad.En este camino, Córdoba, la Ciudad de Buenos Aires, Entre Ríos o Mendoza, entre otras, avanzan en iniciativas tendientes a vincular la educación y el trabajo, UOCRA, UOM, SMATA, Luz y Fuerza o UTGHRA modernizan sus acciones de formación profesional, y los ministerios de Educación y Trabajo de la Nación con la participación de la mesa antes mencionada, avanzan en una primera propuesta de un sistema de créditos y equivalencias de formación profesional. En paralelo, el Consejo Económico Social impulsa el desarrollo de proyectos de formación vinculados a innovación tecnológica, y el Ministerio de Trabajo ha desarrollado el interesante Portal de Empleo.Aún queda camino por recorrer para construir un sistema integrado de formación técnico-profesional a nivel nacional con una adecuada coordinación entre organismos nacionales, las provincias, el sector privado y las organizaciones sindicales. Una oferta educativa más integrada entre niveles de enseñanza, con contenidos articulados, sistemas de créditos y flexibilidad de tránsito entre modalidades y niveles, otorgará a los jóvenes más oportunidades de inclusión y movilidad social a través del acceso al mundo del trabajo con más herramientas para enfrentar esta sociedad del cambio y del conocimiento.Director de la Oficina para Argentina de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI)

Fuente: La Nación

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Presente en el mercado desde 2010, Club BONVIVIR se ha convertido en una pieza clave de la escena vitivinícola. Con más de 25.000 socios activos, que disfrutan de sus diferentes propuestas, servicios y selecciones, BONVIVIR logró consolidar una de las comunidades de winelovers más importantes del mundo. Basado en una propuesta única en el país, el éxito de Club BONVIVIR se explica principalmente por la calidad de servicio y seguimiento de las preferencias de sus socios durante más de una década.“En todos estos años pudimos comprobar que nuestros socios dan un gran valor al proceso de selección que realizamos para cada vino que reciben”, cuenta Alejandra Rodríguez Denis, gerente de negocios de Club BONVIVR, “y para este aniversario preparamos una sorpresa muy especial”. Los vinos elegidos por el club son el resultado de un complejo proceso de catas a ciegas realizadas por profesionales entrenados para buscar las etiquetas que mejor se ajusten a los gustos de los socios.A la vez, Club BONVIVIR se posicionó como un canal único para las bodegas ya que les ofrece la oportunidad de llegar con sus botellas a amantes del vino de todo el país. Con socios presentes en todos los rincones de Argentina, año a año, BONVIVIR logró hacer crecer una comunidad que confía plenamente en su propuesta de valor y servicio. Es así que anualmente entregan, sin cargo, en el domicilio de sus socios más de 1.200.000 botellas de los mejores vinos argentinos, cifra que logró mantenerse firme aún durante el año de pandemia.Un aniversario SingularConstantemente, Club BONVIVIR busca sorprender a sus seguidores con propuestas originales y de calidad. Fue así que a la Selección Exclusiva que marcó el comienzo del Club en 2010 más tarde se sumaron otras tres selecciones – Selección Alta Gama, Selección Exclusiva Blanca y Selección Puro Malbec -, Colecciones Especiales, una Tienda On-Line y la creación del Vino Singular, opciones que los socios reciben de manera exclusiva o con beneficios especiales.De todas estas innovaciones lanzadas para cautivar a los winelovers argentinos, Vino Singular fue la más original y celebrada de los últimos años . “Desde nuestros inicios, siempre prestamos atención a las preferencias y devoluciones de los socios”, comenta Rodríguez Denis, “esto nos permitió comprender sobre sus gustos y así nació la idea de elaborar vinos exclusivos en conjunto con las bodegas preferidas de los socios. La recepción que tuvo entre los socios y las bodegas nos sorprendió”.El primer vino Singular llegó a los socios con la Selección Exclusiva de junio de 2017 y desde entonces todos los meses un nuevos Singular, siempre de una bodega diferente es parte de esta selección. Tal fue la aceptación de los socios que en los últimos años entre los vinos más votados del ranking anual del Club se destaca la presencia de más de un Singular.Por esto mismo, las Selecciones de Club BONVIVIR para el nuevo mes aniversario ofrecerán solo vinos singulares. “Los socios valoran mucho el trabajo que llevamos adelante en la elaboración de estos vinos para los que viajamos a las bodegas y trabajamos junto a los enólogos más importantes del país”, explica Teresa García Santillán, gerente de desarrollo comercial del club, “de modo que decidimos para la Selección Exclusiva y la Selección Alta Gama de Octubre, que todos los vinos sean Singular”.Las etiquetas para los socios que reciben Selección Exclusiva serán Andeluna Ladera Special Edition Red Blend 2019 de Mendoza, Malma Red Blend 2019 de Patagonia y Coquena Corte Singular 2021 de los Valles Calchaquíes. Por su parte la Selección Alta Gama ofrece Zuccardi Mountain Vineyard Special Blend 2020 y Dedicado Blend de Alturas 2019, ambos de Mendoza.“Estamos convencidos que estas etiquetas quedarán en la memoria de los socios por mucho tiempo”, asegura convencida García Santillán.El vino de los once añosA partir de su décimo aniversario, en 2020, en Club BONVIVIR asumieron el compromiso de celebrar cada nuevo año con un vino Singular de edición limitada y presentado en botella magnum (de 1,5 litros). Para este año, el vino recibió el nombre de Club BONVIVIR ONCE AÑOS Corte de Tintas 2018 y fue elaborado conjuntamente con Viña Las Perdices.“Nuestro vino aniversario es un red blend compuesto en un 75% por Malbec, 15% Bonarda, 5% Ancellotta y 5% Syrah que tras 12 meses en barricas resulta ideal para la guarda aunque esta en un momento ideal para disfrutarlo hoy mismo”, detalla Alejandro Iglesias, sommelier de Club BONVIVIR.Si aún no sos socio, no dejes pasar la oportunidad de sumarte a Club BONVIVIR en su mes aniversario y recibir la selección que prefieras mensualmente en casa. Asociate llamando al (011) 5555-6958 o visitá www.bonvivir.com para más información.________________________________________________________Content LAB es la unidad de generación de ideas y contenidos de LA NACION para las marcas con distribución en sus plataformas digitales y redes sociales. Este contenido fue producido para un anunciante y publicado por el Content LAB. La redacción de LA NACION no estuvo involucrada en la generación de este contenido.

Fuente: La Nación

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Mientras esta semana la Mesa de Enlace con frigoríficos, consignatarios, productores exportadores y el gremio de la carne firmaron un documento pidiendo al Gobierno el fin del cepo a la exportación, un hecho generó un fuerte cimbronazo al interior de la Mesa de las Carnes. Molesto con la gestión y la conducción de esa agrupación, “en total disidencia”, renunció a ella el consultor ganadero Víctor Tonelli. El experto, crítico de las restricciones y de la política de las autoridades oficiales para el sector, incluso le dijo a este medio que no podía seguir acompañando lo que consideró como coqueteos que se daban de alguna manera con el Gobierno. “Abandoné la lucha interna”, indicó Tonelli.Visita El Frente de Todos, con Máximo Kirchner a la cabeza, vio la oportunidad, se metió y generó revuelo. El sábado pasado, el diputado nacional estuvo con quienes competirán en las PASO por ese espacio nada menos que en el predio del Mercado Agroganadero (MAG), que reemplazará al Mercado de Hacienda de Liniers. Sí, Máximo Kirchner fue hasta el nuevo predio ubicado en Cañuelas. En pleno cepo a las exportaciones de carne vacuna, que un referente del oficialismo haya visitado el lugar no deja de ser paradójico. El hecho generó polémica y, rápidamente, el MAG se deslindó de cualquier responsabilidad y apuntó como organizadores de la visita del espacio político al “PAC (Polo Agro Comercial), Municipio de Cañuelas y la empresa South Patagonian”, estos últimos desarrolladores que participan del proyecto.

Fuente: La Nación

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Yanina Sosa baja la mirada y se mira las manos todo el tiempo, como queriendo encontrar allí respuestas a todo lo que pasó en el último año. Su boca dibuja una sonrisa corta y enseguida vuelve a un gesto de cansancio. Tiene 28 años y cinco hijos de 15, 11, 10, 8 y 4 años. Desde hace tres años, todos ellos asisten a la Fundación Los cartoneros y sus chicos, para recibir apoyo escolar en contraturno a sus clases. “Hay tareas que me trae mi hija mayor que yo no entiendo y me gustaría acompañarla. Yo quedé embarazada muy joven y, aunque tuve la oportunidad de seguir estudiando, no lo hice. Ahora estoy terminando el secundario para acompañar a mis hijos con sus tareas”, aclara Yanina. Viven en un barrio popular de Maquinista Savio, en el partido de Pilar. Ella y su marido trabajan en la cooperativa Las Madreselvas y la pandemia los desestabilizó económicamente. Si no salen a trabajar, no hay alimentos para sus hijos, ni para el resto de la familia. Ellos, como miles de familias, tuvieron que acudir al espacio comunitario que antes solo atendía las necesidades de los niños y ahora tiene que sumar también a sus padres y otros familiares.“Las familias se quedaron sin ingresos y la necesidad alimentaria pasó a ser la misión más importante para nosotros, porque no llegaban a cubrir un plato de comida por día”, explica Diego Guilisasti, director ejecutivo de Los cartoneros y los chicos. “El apoyo escolar seguía por WhatsApp, pero nuestra prioridad pasó a ser repartir alimentos. Cuando notamos que casi no teníamos más consultas, aprovechábamos el rato de charla con ellos al alcanzarles los bolsones y comprobábamos que los chicos habían empezado a perder el vínculo con la escuela”, añade.Yanina junto a tres de sus cinco hijo; ellos iban a un espacio de acompañamiento escolar que terminó brindando ayuda alimentaria por la necesidad de las familias (Alejandro Guyot/)La fundación asiste a alrededor de 150 chicos de 6 a 18 años, divididos en grupos por ciclos escolares y tiene una lista de espera que duplica ese número. Hoy están volviendo a la normalidad, muy lentamente. Su edificio es moderno, luminoso y ofrece todos los cuidados que exige el protocolo sanitario, pero de estar poblado de voces infantiles pasó a escucharse también las de muchos adultos que se acercan.“Las Maris”, dos asistentes que todos adoran y ambas se llaman María, son las encargadas de prepararles desayuno y merienda a los chicos mientras que el resto de la organización prepara los bolsones de comida que repartirán entre las familias de la fundación y los nuevos comedores populares del barrio que relevaron durante la pandemia. “La necesidad sigue y la gente da lo que tiene. Durante el año pasado, muchos vecinos abrieron sus casas para dar de comer a otros que la estaban pasando peor que ellos”, dice Yanina, al recordar esos tiempos.De acuerdo a un estudio realizado por la consultora Voices! Research & Consultancy, para evaluar el impacto de la pandemia en 325 organizaciones sociales, el 54% dijo que tuvo que incorporar nuevas actividades a raíz de la urgencia de la situación y más de la mitad tuvo un aumento del 61% de beneficiarios porque se sumaron las familias. “Los números son devastadores”, dice Constanza Cilley, directora ejecutiva de la consultora. “El 70% de las organizaciones necesita alimentos como carnes, frutas, verduras y lácteos, indispensables para evitar la malnutrición y la obesidad”, afirma. LA NACION tuvo acceso a los resultados de este trabajo de investigación que solicitó Banco de Alimentos, una organización que desde hace 20 años recibe donaciones de empresas y supermercados y los distribuye entre alrededor de 500.000 personas al año en ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense.La Fundación Los cartoneros y sus chicos, es una de las beneficiarias de Banco de Alimentos; reciben 150 niños, ahora a sus familias y tienen otros 150 en lista de espera (Alejandro Guyot/)Ante la urgencia, Banco de Alimentos nunca cerró sus puertas y mantuvo su planta con 10 empleados que tuvo que satisfacer una demanda 40% mayor. “Normalmente repartimos 5 millones de kilos de alimentos y el año pasado fueron más de 7 millones”, detalla Marisa Giraldez, directora general de Banco de Alimentos. Resalta que sumaron a varias organizaciones nuevas que no cumplían todos los requisitos, pero necesitaban con urgencia ayuda alimentaria.En el informe de Voices! también está la voz de las organizaciones, ya que se realizaron preguntas abiertas. Una de las frases recurrentes es que las impactó “la gran cantidad de personas que empezaron a necesitar ayuda” y que se acercaron a los lugares “familias que nunca se imaginaron que iban a concurrir a buscar un plato de comida”. Eso es lo que vivió también el comedor Creciendo con vos, de Quilmes Oeste, que normalmente recibía alrededor de 200 chicos por día. Les daba el desayuno y el almuerzo antes de ir a la escuela y si alguna mamá se quedaba, también comía allí. Pero con la pandemia, la demanda se duplicó y empezaron a preparar viandas calientes para entregarlas en horarios establecidos y con protocolos de higiene que iban aprendiendo sobre la marcha. “Nos vimos desbordados y de 200 pasamos a cocinar para 480 personas. Banco de Alimentos fue fundamental para poder hacerlo. Vinieron vecinos del barrio que nunca imaginé recibir acá y la comunidad comenzó a mirarnos con otros ojos”, dice Daniel Díaz, referente del espacio. La falta de trabajo fue la razón principal del aumento de la demanda porque la gente vive al día, señala Díaz.El 42% de los consultados respondió que el desempleo es la dificultad más importante que trajo la pandemia además de la falta de alimentos. “Esto no hace más que refutar el mito de que la gente en situación de vulnerabilidad es vaga y no quiere trabajar”, aclara Constanza Cilley. El retorno a la presencialidad en muchas actividades ayudó a la reactivación lenta de la economía de muchas familias y de la logística de las organizaciones, que se vieron muy afectadas en su contacto con la gente. Sin embargo, este estudio confirma que las tareas de cuidado siguen recayendo mayormente en las mujeres ya que conforman el 80% del grupo de trabajadores en las organizaciones.Los hijos más pequeños de Yanina están sentados junto a ella en el comedor de la fundación. “Las Maris” les acercan el desayuno y todos comen con timidez, excepto el más pequeño, que sonríe y pide salir a jugar a la canchita de la Fundación. “Por suerte, tuvimos la ayuda alimentaria y el apoyo escolar durante todo este tiempo. Dos de mis hijos tienen problemas de aprendizaje y yo misma le pedí a la maestra que los hiciera repetir porque de qué les iba a servir avanzar en los grados si no saben escribir más que su nombre”, dice Yanina. A principios de este año, ella y su marido volvieron a trabajar en la cooperativa, pero es Yanina la que sigue de cerca la educación de sus hijos y ella misma se propuso terminar el secundario para acompañarlos en esta etapa. La fundación, mientras tanto, los acompaña con clases de apoyo y también con alimentación, una nueva misión que, por ahora, llegó para quedarse.Impacto del Covid en las organizaciones socialesOtros datos que se desprenden del estudio de Voices! sobre las organizaciones a las que dona Banco de Alimentos:Principales dificultades de las organizaciones:46% falta de financiamiento (solo 20% recibe donaciones de empresas y 53% partidas del Estado)40% el Covid37% falta de alimentos14% falta de personal (7 de cada 10 son voluntarios y el 74% son mujeres)2% falta de infraestructuraPrincipales dificultades de los beneficiarios:42% desempleo30% falta de alimentos23% pobreza extrema16% falta de educación, adicciones, vulneración de derechos de los niños, violencia familiar, falta de viviendaCómo ayudarBanco de Alimentos: es posible sumarse como donante o como voluntario; necesitan más empresas que se sumenFundación Los cartoneros y sus chicos: Con el lema “Un chico que no sabe leer ni escribir es una futura silla vacía en la escuela por deserción escolar”, tienen espacios de aprendizaje y acompañamiento escolar, es posible acompañar la educación de un niño o niña con una donación. En redes: @cartonerosysuschicos; info@cartoneros.orgCreciendo con vos: Necesitan todo tipo de ayuda, en especial, alimentos; hablar con Daniel Díaz: 15-6169-9682 / (011) 4250-6125; chupetediaz1963@gmail.com

Fuente: La Nación

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