El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se reunirá esta tarde con los ministros Soledad Acuña (Educación) y Fernán Quirós (Salud), entre otros colaboradores, para evaluar la situación sanitaria en el distrito y el resultado de las restricciones duras que rigen desde el sábado pasado en todo el país. Uno de los ejes centrales del encuentro será la reapertura de las aulas a partir de la semana próxima.El alcalde aguardará tener los informes sanitarios de las últimas 48 horas del confinamiento estricto para resolver el futuro de las clases presenciales en la ciudad. “Hoy y mañana estaremos analizando parámetros para definir los próximos pasos”, indicaron fuentes porteñas.Si bien en la cúpula del Ejecutivo porteño se muestran prudentes y esperarán a tener los últimos datos antes de anunciar el esquema de restricciones que regirá a partir de la semana próxima, Larreta apunta por ahora a reabrir las escuelas el lunes 31 de mayo.Qué es el “hongo negro” y cómo se relaciona con los cuadros graves de coronavirus“En principio, el espíritu es volver a la situación de la semana pasada”, anticipan desde la sede de la administración porteña en Parque Patricios.En el gobierno porteño afrontan con un medido optimismo la próxima etapa de restricciones. Repiten que la educación presencial no impactó en el nivel de casos de coronavirus y, a su vez, confían en acelerar el plan de inolucación, si la Nación cumple con la entrega de vacunas tras el arribo al país de 1,6 millones de dosis de AstraZeneca y 610 mil vacunas de Sputnik V. En paralelo, monitorean la ocupación de las camas de terapia intensiva en el sistema público y privado, que sigue alrededor de un 80%.Conferencia de prensa de Larreta y los ministros de la Ciudad Autonoma de Buenos Aires, el 30 de abril (Gobierno de la Ciudad/)En ese marco, en la Ciudad prevén retomar el esquema de clases presenciales en el nivel inicial, primaria y educación especial a partir del lunes. El secundario seguiría con el sistema bimodal. La confirmación, anticipan, se conocería mañana, para dar certidumbre a los padres y la comunidad educativa. “Hay que comunicar la decisión a las escuelas y a las familias”, apuntan desde Uspallata.El posible desmarque de Larreta respecto de la presencialidad podría reavivar el conflicto con la Casa Rosada. El ministro de Educación, Nicolás Trotta, advirtió hoy que sería “una enorme irresponsabilidad política” que vuelvan las clases presenciales en la ciudad. “Cualquier decisión que se divorcie de los datos epidemiológicos es una irresponsabilidad y está cerca de la especulación electoral”, dijo Trotta, en diálogo con FM La Patriada.Si bien acompañó el último DNU de Fernández, el jefe de gobierno suspendió las clases esta semana en el distrito, con el argumento de que era preferible correr el calendario escolar para que los alumnos no vuelvan a la virtualidad. Esos días, anunció la Ciudad, se recuperarán de manera presencial entre el 20 y el 22 de diciembre. La jugada, cuestionada por el kirchnerismo y que generó el rechazo de padres y docentes, también tuvo una motivación política: “Si aceptábamos la virtualidad, era dar marcha atrás. De esta forma compensamos”, admitieron fuentes porteñas.Durante las últimas horas, no hubo contactos de la Ciudad con el Gobierno y la administración de Axel Kicillof para coordinar las medidas sanitarias que regirán a partir del lunes, cuando caduque el confinamiento estricto de nueve días que dispuso el presidente Alberto Fernández. Solo intercambiaron mensajes para ordenar los controles de seguridad y transporte público.“Alto acatamiento”En la administración de Larreta percibieron un “alto acatamiento” de los porteños -incluso ayer, en el primer día hábil de la semana- a las restricciones estrictas que impuso el Presidente para contener la segunda ola de coronavirus. Más allá de los operativos en los accesos a la Capital, no se vieron controles rigurosos en las calles de la ciudad. Es más, pese a la prohibición, varios comercios permitieron el ingreso de personas a sus locales. En un contexto de fuerte incertidumbre y malestar social, el gobierno porteño apostó más por persuadir a la ciudadanía que avanzar con sanciones a comerciantes o transeúntes, como hicieron otras jurisdicciones. De hecho, hasta ayer no se habían clausurado comercios. “Están cumpliendo con los protocolos”, justificaron.La semana pasada, antes de que se confirmara el confinamiento total, los colaboradores de Larreta hablaban de la necesidad de dar “un golpe de conciencia” a la población para que no se relaje frente al incremento de los contagios.En los primeros cuatro días de restricciones, según los datos de la Ciudad, se registró un descenso del 64% de la circulación de vehículos en autopistas y del 52% en las avenidas internas. También se redujo un 62% la cantidad de viajes en subtes, trenes y colectivos en relación al fin de semana anterior. Además, señalan que alrededor del 98% de las personas que pasaron por los puestos de control en los accesos a la Capital tenían el permiso de circulación.La bomba con mensaje de la AFIEn el larretismo son cautos respecto de implementar cuarentenas intermitentes, una idea que impulsa la Casa Rosada. Sin embargo, reconocen que sigue teniendo sobre la mesa la opción de implementar fuertes limitaciones a la circulación durante los fines de semana. Todo estará atado a la evolución de los casos. En Uspallata admiten que el país enfrenta el “peor momento” de la pandemia, por lo que decidieron adherir al último decreto de Fernández. Consideraron que era necesario darle un “martillazo” a la curva de contagios.Para un integrante del gabinete porteño la Casa Rosada no tendría margen para estirar el confinamiento total después del lunes ante el creciente malestar social y la crisis económica. “Nunca anticipamos medidas con tanta antelación. Hay que esperar”, insisten los colaboradores del jefe de gobierno.
Fuente: La Nación