ATLANTA (AP) — Ozzie Albies impulsó la carrera de la ventaja en una tercera entrada de cinco anotaciones ante Clayton Kershaw, Abraham Almonte pegó un jonrón como emergente frente a Blake Treinen en la séptima, y los Bravos de Atlanta se impusieron el sábado 6-4 a los Dodgers de Los Ángeles.El abridor de los Bravos, Charlie Morton (5-2), no permitió un imparable sino hasta que Cody Bellinger pegó el primero de cuatro sencillos consecutivos para iniciar el cuarto capítulo. Morton cedió cuatro hits y cuatro carreras —dos limpias. Además, entregó un pasaporte y ponchó a cinco en cinco entradas.Kershaw (7-5), otrora nombrado Jugador Más Valioso de la Liga Nacional y tres veces ganador del Premio Cy Young, perdió ante los Bravos por primera vez en sus 12 aperturas de temporada regular. Empezó el juego con una foja de 5-0 y una efectividad de 1.78 contra Atlanta, antes de permitir cinco carreras y ocho imparables, entregar un pasaporte y retirar por la vía del ponche a nueve bateadores en seis entradas.Fue su segunda apertura inefectiva seguida luego de ceder cinco carreras y siete hits en una derrota por 5-4 ante San Francisco el domingo pasado.Will Smith consiguió su 10mo salvamento en 10 oportunidades luego de ponchar a los bateadores que enfrentó en la novena.Los Bravos tomaron una ventaja de 5-1 en la tercera entrada con el sencillo productor de Freddie Freeman, el doble de dos carreras de Albies y otro doble de dos carreras de Dansby Swanson. El primer jonrón como bateador emergente de Almonte puso a Atlanta al frente por 6-4.Por los Dodgers, el dominicano Albert Pujols de 2-0.Por los Bravos, los venezolanos Ronald Acuña Jr. de 3-1 con una anotada, Ehire Adrianza de 4-0. El cubano Guillermo Heredia de 4-1 con una anotada, Pablo Sandoval de 1-0. El dominicano Abraham Almonte de 1-1 con una anotada y una empujada.

Fuente: La Nación

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En el tablero de la vacunación que mira el Gobierno hay un número que inquieta. Hasta ahora están vacunados con una dosis en el país el 82,6% de los mayores de 60 años. El porcentaje que falta obedece, ya no tanto a la falta de dosis o a demora en las aplicaciones, sino a personas que no se inscribieron para inocularse.Desde la gestión de Alberto Fernández bajaron la orden de salir a buscar, casa por casa, a aquellos que no se anotaron para recibir su dosis, ya sea por la desconfianza en la vacuna o por desconocimiento del sistema de inscripción.Así se transmitió en las últimas reuniones del Consejo Federal de Salud (Cofesa), el ámbito que reúne al Ministerio de Salud con las autoridades sanitarias de las provincias. El Gobierno reclamó que los distritos bajen recursos para concientizar y salir a buscar a los no vacunados con el trámite de inscripción en la mano.Covid-19: los tres números positivos y los dos negativos que mira el GobiernoEl pedido se puso sobre la mesa en los últimos días, luego de que la Casa Rosada superara los problemas de abastecimiento y garantizara la llegada fluida de vacunas.Según datos oficiales que pudo cotejar LA NACION, tienen aplicada una dosis el 78% de los mayores de 80 años, cuando ese grupo -uno de los primeros en acceder- ya debería tener cobertura total. En la franja de 70 a 79, el 86,6% tiene la primera aplicación. Y de 60 a 69, el 83,3%. En el caso de la segunda dosis, los números se reducen considerablemente, por debajo del 24%.En la provinciaEn la provincia, Axel Kicillof le trasladó el pedido a los intendentes, para garantizar la llegada al territorio. Según los cálculos que hacen en La Plata, hay unas 200.000 personas mayores de 60 sin inscribir, a las que hay que salir a buscar.“Axel les viene pidiendo esto a los intendentes desde hace un mes. Con la llegada de vacunas que estamos viendo, los inscriptos están cubiertos y hay que tratar de sumar a los que por alguna razón no se anotaron”, dijo un estrecho colaborador del gobernador bonaerense a LA NACION.Axel Kicillof con Alberto FernándezEl pedido se repitió esta semana, en una reunión que los intendentes mantuvieron con el ministro de salud bonaerense, Daniel Gollán. Algunos de los caciques provinciales dudaron si bajar sus recursos humanos al territorio cuando todavía no tienen las vacunas en sus heladeras. Prefirieron esperar.Pero otros, en cambio, ya activaron los operativos. En Hurlingham, Juan Zabaleta saldrá a buscar a unas 40.000 personas casa por casa con unos 150 promotores que concentrarán sus recorridas en los barrios más vulnerables para persuadir a quienes no lo hicieron de que se anoten en el sistema de la provincia.En Esteban Echeverría hay 132.000 inscriptos sobre una población total de 370.000 habitantes. De los anotados, el 66% tiene una dosis. Aunque todavía resta inocular a los interesados, la semana próxima saldrán al territorio unas cien personas para hacer un barrido “tipo censo” casa por casa. Y habrá una segunda vuelta con profesionales de la salud para persuadir a aquellos que desconfíen de la vacuna.En la misma línea, Kicillof habilitó la “vacunación libre” para mayores de 70, que podrán acercarse a cualquier centro sanitario para recibir su dosis sin inscripción previa.

Fuente: La Nación

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San francisco (ap) — el invicto kevin gausman ponchó a 10 en 7 entradas, alex dickerson pegó jonrón por segundo día en fila y los gigantes de san francisco siguieron encendidos, al vencer 4-3 a los cachorros de chicago el sábado.San Francisco derrotó por tercera vez consecutiva a Chicago. Los Gigantes han ganado 9 de 11 y tienen la mejor marca en las mayores, con 37-21.Patrick Wisdom conectó su quinto jonrón en 12 juegos con Chicago. Los Cachorros perdieron por tercera vez en fila.Gausman (7-0) aceptó dos hits y un par de carreras sucias, lo que mejoró su efectividad a 1.27, en la que fue su primera victoria en cuatro apariciones ante los Cachorros.Elegido como el Pitcher del Mes de mayo en la Liga Nacional en la semana, Gausman se sobrepuso al cuadrangular de Wisdom en la segunda entrada y retiró a los últimos 15 bateadores que enfrentó, después de un sencillo con el que abrió el tercer inning su rival en la loma Kohl Stewart.Jake McGee retiró a tres bateadores, Tyler Rogers aceptó una carrera sucia en la novena, pero dominó a Jason Heyward con una rola con hombres en segunda y tercera para lograr su octavo salvamento.A Kohl Stewart (1-1) le pegaron siete imparables y aceptó tres carreras en tres entradas y dos tercios.Por los Cachorros, los venezolanos Rafael Ortega de 2-0, Willson Contreras de 4-0. El puertorriqueño Javier Báez de 4-1. El dominicano Sandy Alcántara de 1-0.Por los Gigantes, el venezolano Wilmer Flores de 1-0.

Fuente: La Nación

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El reporte de Perspectivas Económicas de la OCDE, publicado la semana pasada, fue lapidario con la Argentina. Para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la Argentina será el país que más años tardará en recuperar el nivel del PBI per cápita previo a la pandemia, entre 46 países analizados.Al mismo tiempo que el reporte subió fuertemente su estimación de crecimiento de la economía global para 2021, de 4,2% previamente a 5,8%, resaltó que la recuperación será muy heterogénea. Factores como el ritmo de vacunación, y por lo tanto de reapertura de la economía, y las políticas de apoyo, tanto fiscales como monetarias, serán claves para el crecimiento.Un grupo pequeño de países, que incluye paradójicamente a China, ya recuperaron el nivel de PBI per cápita prepandemia en 2020. Casi la mitad de los países desarrollados, incluyendo a los Estados Unidos, Japón y Alemania, lo lograrán en el curso de 2021. También lo harán algunos (pocos) países emergentes, como la India y Chile. Un grupo importante llegará a la misma meta en 2022. Lo harán 15 países desarrollados, incluyendo a Gran Bretaña, Francia e Italia, y dos emergentes, Brasil y Colombia. De los 33 países desarrollados incluidos en el informe, solo dos arribarán al nivel prepandemia en 2023: España e Islandia; también lo harán Costa Rica y México, entre los emergentes. En el pelotón de fondo quedan tres países: Sudáfrica y Saudí Arabia, que se espera que recuperen su nivel prepandemia en 2024, y la Argentina, con una recuperación del nivel del PBI per cápita pronosticada recién para el 2025. “Primer puesto”, en el reino del revés.Los datos y las proyecciones económicas de 2020 y 2021 sustentan la catastrófica predicción de la OCDE para nuestro país. El año pasado la economía argentina cayó 9,9%, casi el triple que el 3,5% que se contrajo la economía global. En general, las economías que cayeron más fuertemente en 2020 son las que más están rebotando en 2021. Es el caso del Perú, por ejemplo. Su economía se contrajo 11% en 2020, pero se espera que crezca 9% en 2021. La economía argentina, en cambio, es difícil que se expanda más de 6%.Hasta hace un par de meses, el consenso de economistas según la encuesta de expectativas del Banco Central, esperaba un crecimiento de 6,7% para 2021. Pero el recrudecimiento de la pandemia y de las restricciones a la movilidad están haciendo recalcular los pronósticos. En realidad, la actividad perdió vigor hace rato. Luego de una expansión muy fuerte en enero, la economía se contrajo en febrero y –levemente– en marzo, según información del Indec. Los datos de movilidad de Google muestran que, basado en el promedio para cuatro categorías asociadas a la actividad económica (almacenes, negocios, lugares de trabajo y lugares de transporte), esta se habría contraído más del 2% por mes tanto en abril como en mayo. Mal augurio para los datos de actividad que se vienen. Dado que el invierno todavía no comenzó, es probable que las restricciones a la movilidad continúen de una manera u otra, lo que impediría una recuperación fuerte en el corto plazo.Una vez que empiece a levantar la temperatura, y con la campaña de vacunación mucho más avanzada, la economía comenzará a tomar vuelo nuevamente. Pero lo que más va a recalentarla es el gasto público preelectoral.El presidente Alberto Fernández, junto al ministro de Economía Martín Guzmán (RICARDO PRISTUPLUK/)De enero a mayo de este año, el ministro de Economía Martín Guzmán implementó un feroz ajuste fiscal. La combinación de una suba de impuestos de casi el 70% interanual y de un aumento del gasto primario (sin intereses) de aproximadamente el 30% interanual llevaron el déficit primario de 2,3% del PBI en los primeros cinco meses de 2020 a un estimado de 0,3% del PBI en el mismo período de 2021. Estos datos, misteriosamente, no incluyen los $148.000 millones del eufemísticamente llamado “Aporte Solidario”, con los cuales el Gobierno podría haber mostrado un leve superávit primario. Quizás sean artimañas de Guzmán para evitar que el ala kirchnerista lo vea más FMIista que el FMI. Este ajuste fiscal, al igual que la influencia de Guzmán, ya es cosa del pasado. Para los meses que vienen se espera un fuerte crecimiento del gasto público en subsidios, en programas para paliar los efectos de la cuarentena y en obra pública.Pero, más allá de la recuperación de la actividad que se verá en los meses previos a las elecciones, al país le quedarán importantes secuelas de largo plazo. No me refiero solamente al impacto que tendrá la corrección de los desequilibrios macro acumulados. Más que nada, preocupan los efectos de más largo plazo en nuestro capital físico, intelectual, social y reputacional de las pésimas decisiones que tomó el gobierno a lo largo de la pandemia.Sin dudas, la herida más importante quedará en la educación de los más jóvenes, que tendrá un impacto muy importante en la distribución del ingreso y en la capacidad de la economía de crecer en el futuro mediato. Según la OCDE, el cierre de las escuelas en la Argentina es uno de los más largos del mundo. Desde el inicio de la pandemia las escuelas estuvieron totalmente cerradas por más del doble que el promedio de los países de la OCDE.El impacto educativo de estos cierres es muy importante. Algunos datos de encuestas realizadas por el Observatorio Argentino por la Educación son estremecedores. Durante 2020, el 81,6% de las escuelas en la Argentina realizó solo actividades asincrónicas. Es decir, no hubo clases propiamente dichas. Solo un 51% de las escuelas encuestadas tuvo comunicación con sus alumnos todos los días de la semana, proporción que cae al 35,5% en los barrios populares.Un 27,3% de los alumnos discontinuó sus estudios en algún momento de 2020 en los barrios populares. De ellos, un 9,1% expresó que no pensaba volver a las aulas en 2021. En el mismo sentido, una investigación del Banco Interamericano de Desarrollo estima que la tasa de exclusión educativa aumentará más del 10% en la Argentina en los alumnos entre 15 y 17 años con respecto a su nivel prepandemia.Las pérdidas económicas futuras estimadas tanto para los estudiantes como para el país son muy elevadas. Según otro reporte de la OCDE, el cierre de las escuelas durante un año puede llevar a una pérdida permanente de ingresos laborales de 4,6% como mínimo y 7,7% en promedio para los estudiantes afectados. Esto debe ser tomado como un mínimo. Por un lado, el aprendizaje es un proceso dinámico, con lo cual las escuelas cerradas no solo implican menos conocimiento nuevo, sino también potencialmente la pérdida de lo ya aprendido. Por otro lado, no toman en cuenta el impacto socio-emocional y motivacional en los estudiantes. Por último, no tienen en cuenta las pérdidas en la educación preescolar, que es crucial en el desarrollo, especialmente para los niños con más desventajas.A nivel país, el mismo trabajo dice que el costo económico del cierre de las escuelas por un año se puede estimar en una reducción permanente del 4,3% del PBI. El valor acumulado hasta el fin de siglo, descontado a valores de hoy, equivale a la pérdida de dos años de actividad de todo el país. La comparación con los centavos que el Gobierno ahorró en vacunas indigna.Otra herida importante de las erradas decisiones del Gobierno en pandemia quedará en el mercado laboral. A diferencia de la mayoría de los países del mundo, en los cuales la creación de empleo es muy fuerte, en la Argentina languidece. El empleo privado en relación de dependencia era en febrero de este año un 3% inferior al nivel prepandemia, y eso que rigen restricciones y elevados costos de despido.Así, el peronismo, cegado en su manejo de la pandemia por un relato anticientífico, está perdiendo algunas de las características que lo hicieron tan exitoso en el pasado. El politólogo norteamericano Steve Levitsky argumentó en un libro escrito en 2003 que la resiliencia del peronismo se había basado en poder adaptarse y pasar de ser un partido de base sindical a uno con base en los movimientos sociales. Este mismo peronismo tiene olvidada a su base sindical, que pierde empleo sistemáticamente, y secuestrada a su base popular, al restringirle la base fundamental de la movilidad social, la educación.La oposición debería tomar nota de este descalabro y preparar planes acordes. Las soluciones del pasado no son las mismas que las que plantean las necesidades del presente. Así como el ingeniero Álvaro Alsogaray pregonaba un shock de confianza y el ingeniero Mauricio Macri promovía un shock de inversiones, quienes quieran enamorar al electorado argentino y captar parte del voto peronista en 2023 tendrán que proponer las bases para generar un shock de empleo y un shock educativo.

Fuente: La Nación

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“Yo no quiero ser famoso, yo quiero vivir de la actuación”, advierte Juan Ignacio Cané, quien jamás imaginó que su nombre iba a ser parte de una de las series del momento. Así, con el ego bien lejos y los pies sobre la tierra, este argentino -que interpreta a José Pérez en la segunda temporada de Luis Miguel, la serie- no se deja marear por el éxito y concibe a este trabajo como un trampolín para obtener nuevas oportunidades en el medio. “Cada vez que me dicen ‘llegaste’, yo me sorprendo porque creo que no llegué a ningún lado. Esto es un trabajo que tiene repercusión internacional, pero nada más. Ahora estoy pensando en lo que viene, en los próximos proyectos para poder seguir viviendo de mi verdadera pasión”, le confiesa el actor a LA NACION sorprendido por la repercusión que tuvo este inescrupuloso asistente que le tocó interpretar.Patricia Viggiano se reconcilió con su marido, tras dos años distanciados: “Es más lindo estar juntos”Su talento, su perseverancia y “sus maldades” sin dudas lo convirtieron en una de las revelaciones de esta nueva entrega de la biopic de Luis Miguel que se puede ver por Netflix; algo por lo que Cané viene luchando desde hace tiempo. Es que su historia de vida es un claro ejemplo de superación y de que nunca hay que bajar los brazos ante cada puerta que se cierra. “Los ‘no’ son los que te hacen mucho más fuerte si realmente sabés lo que querés para tu vida”, aclara este rosarino que tuvo que trabajar de vendedor de libros, lentes y alarmas hasta conseguir su primera oportunidad en el set. “Hice de todo, pero con el tiempo empecé a vivir todos esos trabajos como un nuevo personaje. Eso me ayudó mucho mentalmente. Intentaba pensar que ese trabajo que no me gustaba mucho lo hacía para llegar a mi objetivo, así borrás la culpa de no dedicarte a lo que querés”, explica el actor, quien ya desde pequeño sobresalía en los actos escolares.Siguiendo con la tradición familiar (es hijo de un contador y una maestra jardinera) y mientras esperaba una oportunidad, este fanático de Newell’s pasó por la universidad, donde estudió Comunicación Social, carrera que -en cierta forma- le permitió acercarse al objetivo y debutar en TV. Fue así como se encargó de las notas de color en el programa Zapping deportivo y luego fue cronista de otro ciclo llamado Mañanitas, aunque después se dio cuenta que era imposible progresar en su ciudad natal y decidió cambiar de estrategia.Así fue como en 2003 hizo las valijas y viajó a México por una propuesta laboral televisiva que nunca se concretó. Lejos de desanimarse, el aficionado actor aprovechó su estadía para recorrer el país azteca mientras trabajaba como vendedor en distintos comercios. Sin embargo, fue seis años después y en su tierra, que Cané tuvo su primera oportunidad en la telenovela Alguien que me quiera. Luego vinieron Esperanza mía, El Lobista, la película Perdida y varias obras del teatro under. View this post on Instagram A post shared by Juan Ignacio Cane (@juanignaciocane)Su llegada a Netflix fue mucho tiempo después con Apache, la serie sobre la vida de Carlos Tevez en la que fue rechazado para el papel del padre y tío del futbolista, pero terminó interpretando a un técnico del club Vélez Sarsfield. La historia volvió a repetirse cuando hizo un casting para ser parte de la comedia La casa de las flores y un actor español se quedó con su rol. Lo que Cané no sospechaba es que, meses después, esa experiencia “fallida” lo llevaría a convertirse en José “Joe” Pérez, un chanta e inescrupuloso tour manager que traicionó a “El Sol de México”.-Tenés una historia de años de lucha detrás, ¿qué significa para vos estar en este éxito?-La verdad es que estoy muy contento, muy feliz. Yo desde muy chico tuve la suerte de saber que la actuación era lo mío porque no todo el mundo puede descubrir lo que lo apasiona y yo soy un afortunado por eso. Por más de que en el transcurso o en el camino para poder vivir de esto uno tenga que hacer un montón de otras cosas. Es darle para adelante y que no te importe lo que tenés que hacer en pos del objetivo, porque yo no tuve un papá productor o un papá dueño de un canal, mi papá es contador y mi mamá maestra jardinera. Nada fue fácil, nadie te regala nada. Yo empecé haciendo comerciales, obras de teatro, algunos bolos en tele y así fui avanzando. Yo disfruto de cada cosita, desde el primer bolo hasta este último papel porque acabo de tener un trabajo que tiene repercusión internacional, pero no llegué a ningún lado, ahora estoy pensando en lo que viene, en los próximos proyectos que por suerte ya están sonando los teléfonos. En definitiva eso es lo que uno siempre busca como actor: lograr esa continuidad que es trabajar de lo que te apasiona.-¿Eras fan de la serie?-Yo soy de Rosario y cada vez que venía Luis Miguel a tocar era una revolución. Después, ya viviendo a Buenos Aires, la que era mi compañera de departamento (que es actriz) me comentó que se había estrenado la primera temporada y yo prejuzgué: ‘¿Voy a ver una serie de Luis Miguel? ¿Qué me van a mostrar?’ Y cuando la vi en dos días me la devoré porque te empezás a interiorizar de la vida que tuvo este tipo y de la cantidad de conflictos que vivió desde que nació con su familia, su entorno y te va atrapando. Y bueno cuando me enteré que iba a estar en la segunda temporada fue increíble, le agradecí al Universo.-¿Cómo obtuviste el papel?-En febrero de 2019 mi representante me convocó para un casting para La casa de las flores en México. Yo había estado viviendo desde muy chico en el país y siempre había dicho que quería hacer algo, pero por una cosa u otra no se daba. Cuestión que en esa audición (que era para interpretar a un amante de Paulina) terminó quedando un español. En octubre de ese mismo año, empieza la elección de cast para Luis Miguel, la serie y resultó que el director del casting era el mismo, Luis Rosales, y se acordó de mí. La verdad que no lo podía creer. En la audición tuve que actuar esa polémica escena del primer capítulo en la que le digo a Luis Miguel que encontré una nueva fecha por seis millones y me quedo con el resto.El actor argentino Juan Ignacio Cané interpreta a José ‘Joe’ Pérez, el polémico tour manager de Luis Miguel en la serie de Netflix (Netflix/)-¿Es cierto que si bien existió un ‘José Pérez’ en la vida de Luis Miguel, tu personaje es un híbrido de muchos?-Mi personaje es cien por cien ficcionado, eso es importantísimo aclararlo. No soy un Cesar Bordón que tuvo que hacer de Hugo López o una Macarena Achaga que tuvo que interpretar a Michelle, mi personaje es un híbrido de muchos chupasangres porque en cuestiones de ficción, de dramaturgia, de guion siempre necesitás a ese que esté generando un conflicto permanente para hacer la historia aún más atractiva. Sería como una especie de Espíritu Santo, hay un montón de personas dentro mío [risas]. Aparte sino para hacer una serie de Luis Miguel necesitarías un elenco de 30 mil personas porque el tipo tuvo miles de personas a su alrededor, que le fueron fieles y que no.-¿Cómo estás viviendo toda la repercusión que se armó en torno al verdadero José Pérez, que acusa a la serie de difamar su nombre y faltar a la verdad?-Leí algunas cosas, pero yo siempre trato de abstraerme de todo eso. A mí me gusta que me conozcan por mi trabajo, no por mis opiniones. Eso me lo guardo para cuando me junto con mis amigos, con mi familia. Yo busco trabajar de lo que amo entonces si te tengo que hablar de algo te hablo de mi profesión, de lo que hice, de cómo lo compuse, de lo que me divertí jugando a ser Joe Pérez. El resto ya me escapa.-Para un actor, ¿es más divertido ser el villano de la historia?-¡Claro que sí! Es tan lindo jugar a ser alguien que no sos en la vida real. Está bueno porque te nutre más como actor ser el malo. Y la verdad es que este personaje me sorprendió porque lo fui descubriendo a medida que iba leyendo cada uno de los capítulos y veía que se volvía cada vez más interesante. De hecho, iba a estar en algunos capítulos, pero al director le gustó mi trabajo y estuve hasta el final. Eso me ponía contento, pero a la vez sentía miedo de no estar a la altura porque esta serie tiene un elenco tremendo y venía de una primera temporada espectacular.-¿Y en la tercera temporada también vamos a disfrutar de las maldades de Joe o ya terminó tu participación?-Mmm… lo tengo a Jorge Netflix acá atrás que no me deja decir nada [risas].-¿Te hiciste amigos en el elenco?-Sí, por ejemplo yo ahora estoy en DF, pero en unas horas me estoy yendo a la playa que me invitó Diego (Boneta), vamos a hacer una reunioncita allá. Pegué re buena onda con él y con Pablito Cruz, que hace de Patricio Robles, aunque todos son increíbles. Conocí a grandes artistas, realmente te dan ganas de ir a trabajar con compañeros así. View this post on Instagram A post shared by Juan Ignacio Cane (@juanignaciocane)-¿Te tomó por sorpresa la repercusión que tuvo tu papel en la calle?-Todavía no volví a la Argentina, pero obviamente tengo a mis amigos y a mi familia que me cuentan todo lo que está pasando y no puedo creerlo. En México, Luis Miguel es como Maradona y están todos muy pendientes de la historia entonces por ahí hago dos cuadras y ya me agarra un mexicano y me dice: ‘Devuélvele lo que robaste a Micky’. Pero bueno, son muy respetuosos, entienden que es un personaje de ficción y yo un actor que está haciendo su trabajo.-¿Qué dice ahora ese papá que cuando le confesaste que querías ser actor te dijo: “Tinelli hay uno solo”?-[Risas] Para mi papá fue difícil de entender esto de “querer ser actor” porque siempre se piensa eso de “se va a morir de hambre”. Y entonces me tiraba: ‘Tinelli hay uno solo’ y yo le decía: ‘Pero papá, Tinelli es un conductor de televisión. ¿Qué tiene que ver con la actuación?’ Pero él, contador, lo veía así como diciendo: ‘Son muy pocos los que realmente llegan’, pero por fuera de eso, siempre me apoyó. Tanto él como mi mamá siempre estuvieron en primera fila, bancándome y ahora están como locos porque Rosario es una revolución [risas]. Es muy lindo todo lo que está pasando y que puedan disfrutarlo. Esto los ayudó un montón sobre todo en estos momentos de pandemia porque son personas grandes y es una alegría para ellos. Aunque pensándolo bien, ellos siempre disfrutaron de todo lo que hice, en el fondo lo sé.

Fuente: La Nación

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El tenis en Francia y el automovilismo en Azerbaiyán copan el fin de semana deportivo en las pantallas. Roland Garros y la Fórmula 1 son lo más convocante de un domingo que tendrá también motociclismo, básquetbol y fútbol internacional.Federico Delbonis, uno de los dos argentinos que quedan en París, rivalizará con el español Alejandro Davidovich Fokina en un octavo de final. Antes, muy temprano, Nadia Podoroska actuará en dobles junto a la rumana Irina-Camelia Begu contra las francesas Clara Burel y Chloé Paquet.Federico Delbonis ejecuta uno de sus singulares saques en Roland Garros; Alejandro Davidovich Fokina es su obstáculo hacia los cuartos de final del segundo campeonato de Grand Slam. (ANNE-CHRISTINE POUJOULAT/)También en la mañana argentina habrá F. 1, con la carrera del Gran Premio de Azerbaiyán. En dos ruedas, la acción comenzará antes, con el Gran Premio de Cataluña de MotoGP y sus escuderas Moto2 y Moto3.Golf. Ganaba por 6 golpes, le dijeron “tenés Covid” y se perdió US$1,6 millonesLa NBA tiene dos encuentros de playoffs este domingo: el final de la gran serie entre Los Angeles Clippers y Dallas Mavericks, con el duelo Kawhi Leonard vs. Luka Doncic, y el comienzo del cruce entre Philadelphia 76ers y Atlanta Hawks. Además, habrá interesantes amistosos de fútbol preparatorios para disputar la Eurocopa: Bélgica vs. Croacia, Inglaterra vs. Rumania y Países Bajos vs. Georgia.Roland Garros. Federer, casi a medianoche: ”¡Gracias por no quedarse dormidos!”La televisación del domingo 6TENIS6 Roland Garros. La rueda de 16os de final. ESPN 2, ESPN 3.12.30 Roland Garros. La etapa de 16os de final. ESPN 3.16 Roland Garros. La ronda de 16os de final. ESPN 2.AUTOMOVILISMO9 Fórmula 1. La carrera del Gran Premio de Azerbaiyán. Star Premium Action.FÚTBOLAmistosos internacionales13 Inglaterra vs. Rumania. ESPN.13 Países Bajos vs. Georgia. DirecTV Sports.15.45 Bélgica vs. Croacia. DirecTV Sports.Eurocopa sub 2116 Alemania vs. Portugal. La final. ESPN.MOTOCICLISMO6 MotoGP, Moto2 y Moto3. Las respectivas carreras del Gran Premio de Cataluña. ESPN.El francés Fabio Quartararo, con Yamaha, obtuvo la pole position en Montmeló; el líder del certamen de MotoGP es el favorito en el Gran Premio de Cataluña. (LLUIS GENE/)GOLF13 The Memorial Tournament. La vuelta final. ESPN Extra.BÁSQUETBOLLos playoffs de la NBA14 Philadelphia 76ers vs. Atlanta Hawks. Cuarto de final, partido 1. ESPN 3.16.30 Los Angeles Clippers vs. Dallas Mavericks. Octavo de final, juego 7. ESPN 3.Kawhi Leonard vs. Luka Doncic, un duelo por sí mismo en el espectacular partido 7 de la serie que Los Angeles Clippers y Dallas Mavericks definirán hoy. (AP Photo / Ashley Landis / pool/)BOXEO21 Floyd Mayweather vs. Logan Paul. ESPN.BÉISBOL20 Boston Red Sox vs. New York Yankees. Major League Baseball. ESPN 3.

Fuente: La Nación

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Este sábado por la noche, Juana Viale comenzó una nueva edición de La noche de Mirtha con mucha alegría. Al ritmo de “Mariposa tecknicolor”, de Fito Páez, la conductora ingresó al estudio bailando y feliz de estar una vez más al frente del programa.“¿Cómo están? ¡Todos giran! Buenas noches ¡Qué arriba estamos! ¿Cómo andan todos en sus casas?”, preguntó mirando a la cámara. “Supuestamente, este es el último fin de semana de confinamiento, eso es lo que nos dijeron, vamos a ver… ¡A festejar! ¡Dale que vamos! Están llegando vacunas y nos están vacunando a todos ¡Por suerte!”, agregó.Patricia Viggiano se reconcilió con su marido, tras dos años distanciados: “Es más lindo estar juntos”“El lookete que tengo esta noche es un mono de tul bordado con incrustaciones. También tengo un cinturón de seda al tono. Estoy en pelotas ¡Literal!”, dijo haciendo referencia a las transparencias que tenía el diseño elegido para el programa. “Es muy lindo, una belleza absoluta del señor Gino Bogani ¡Esto es elegancia señores!”, continuó. View this post on Instagram A post shared by Mirtha Legrand (@mirthalegrand)Mientras daba vueltas para que se pudiera apreciar cada detalle del mono, Viale exclamó con frescura: “¡Estoy en bolas!”. Consciente de este detalle, no quiso dejar de mandarle un mensaje a Mirtha Legrand. “Abuelita no te me desmayes, vos sabés que yo soy así, libre. Yo soy lo que soy y no puedo decir nada más”, le explicó.El festejo por las 53 temporadas al aire“Este programa cumple 53 temporadas”, exclamó Viale al comienzo de la emisión. “Arrancó llamándose Almorzando con las Estrellas hace muchos años, cuando la televisión todavía era en blanco y negro, y con la señora Mirtha Legrand. Trascendió canales, gobiernos, nacimientos, todo… ¡Y seguimos en pie! Este es mi segundo año, mi segunda temporada”, agregó.Con motivo de este nuevo aniversario, la actriz no pudo dejar de dedicarle el programa a Legrand, quién dejó el ciclo cuando comenzó la pandemia para preservarse del coronavirus. “Para la abuelita: te extrañamos, volvé. ¡Volvé chiqui, volvé!”, expresó con amor.“Ya tiene las dos dosis, ahora tiene que vencer el umbral de salir a la vida… a enfrentarse con la vida que es maravillosa”, dijo sobre el esperado regreso de la diva. “Pueden copiarla, pero igualarla nunca”, culminó y dio cierre a su homenaje.

Fuente: La Nación

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Después de que la economía argentina basculara en los últimos diez años entre el estancamiento y la recesión, Alberto Fernández llegó por fin al diagnóstico: la culpa es del capitalismo. En un foro ruso –cómo no– sobre los avatares económicos del mundo, el Presidente señaló que “el capitalismo no dio buenos resultados” y se indignó frente a la pobreza y la desigualdad. El mandatario sembró así en el mismo territorio que cultiva gran parte de la dirigencia argentina (la peronista, pero no solo la peronista), que les atribuye al libre mercado, a la ley de la oferta y la demanda y a los empresarios la culpa de los males argentinos. La Argentina sufre niveles inéditos de pobreza y de desigualdad, pero más fríos e indiferentes que el capitalismo resultaron Cristina Kirchner y Sergio Massa; los dos caciques del Congreso acordaron un aumento de salarios del 40 por ciento para el Poder Legislativo. Es la política incapaz de mirarse en el espejo la que hace los diagnósticos y ofrece, por lo tanto, los peores remedios. El capitalismo es el único sistema económico que le dio al mundo un largo período de prosperidad y bienestar. Su alternativa, el socialismo promovido por la Unión Soviética, terminó en un ruidoso fracaso que derrumbó al propio régimen que lo tutelaba. Es cierto que el capitalismo tal como lo conocíamos se transformó en los últimos años. Aparecieron un capitalismo financiero sin gobernanza política en la globalización y un capitalismo de las nuevas tecnologías que promovió deslumbrantes progresos en la historia de la humanidad. De las diez empresas con mayor volumen en Wall Street en 2020, siete son tecnológicas: Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet (casa matriz de Google), Facebook, Tencent y Alibaba. Entre las tres restantes, una es de energía (Aramco); otra es Tesla, la fábrica norteamericana de automóviles eléctricos, y la tercera es Berkshire, el conglomerado empresario de Warren Buffet. Ese es el mundo al que se enfrenta la Argentina, y no se acomodará a él con discursos propios de hace 20 o 30 años. Aquí es distinto: Gobierno y sindicatos ahuyentaron a los “unicornios” argentinos, a los innovadores locales de nuevas tecnologías. Los asusta el futuro, no el capitalismo. Una parte importante de la sociedad argentina se dejó llevar por ese discurso antiempresario, del que ahora Alberto Fernández, antiguo asesor de empresas, es el nuevo vocero. Los poderosos sindicatos peronistas también contribuyeron a la creación de un clima social en el que los empresarios son la bestia negra. La contradicción es evidente: los empresarios son los que pueden invertir, dar trabajo y agrandar la planta de afiliados de los gremios. Los sindicatos fueron en otros países los más interesados en incorporar a los trabajadores al aprendizaje de las nuevas tecnologías. Aunque la robotización y la inteligencia artificial son fenómenos imparables, lo cierto es que también son instrumentos que, hasta ahora, deben ser proyectados, fabricados en parte y programados por seres humanos. Es probable que se haya roto el pacto histórico entre el capitalismo tradicional y los trabajadores por la aparición de un nuevo capitalismo, pero la confección de un acuerdo renovado es la única solución posible. Predicar contra el capitalismo, sin aportar soluciones realistas a sus eventuales defectos, es puro parloteo populista que insiste en la ruina.¿Quién invertirá en el país si su presidente dice que el problema es el capitalismo? ¿Dónde pondrán el dinero los dueños de capital y qué harán los trabajadores que dependen de esos capitalistas? El gasto público del Estado argentino es casi la mitad del PBI y lo único que ha logrado hasta ahora es convertirse en una lamentable industria de pobres. Millones de argentinos no están preparados para trabajar en el viejo ni en el nuevo capitalismo. Ese es el problema, y no el capitalismo por sí mismo. La pobreza y la desigualdad, ciertamente lacerantes, no son consecuencias de los que invierten, sino de los que gobiernan. Echarle la culpa a un sistema económico es la manera más cómoda de absolver de culpa y cargo a los que gobernaron el país. De indultar a los que despilfarraron los buenos años de la soja; a los que no supieron ver que la crisis de principios de siglo había dejado a una generación a la intemperie (sin trabajo y sin preparación), y a los que se refugian en un nacionalismo anacrónico y en un pasado que no se repetirá.Coronavirus: con qué vacunas podrán ingresar los extranjeros a España a partir del lunes 7 de junioEs imposible saber definitivamente si las palabras de Alberto Fernández ante el dictador ruso, Vladimir Putin, expresaban su pensamiento profundo o si fue solo una manera de acomodarse al que lo escuchaba. Rusia ya no practica el sistema económico soviético, pero su capitalismo es un capitalismo de amigos. El peor capitalismo, si es que el Presidente quería criticar al capitalismo. Incluso China creó un sistema de capitalismo de Estado mezclado con el respeto a las normas del capitalismo occidental. Entre tantos y desopilantes errores que cometió, Donald Trump tenía razón cuando decía que China se llevaba la producción de las mejores empresas norteamericanas. Ninguna empresa norteamericana se va a un país que no la respeta. Pero ¿en qué cree el Presidente? Hace un par de meses, en París, Alberto Fernández había asegurado, con otras palabras, todo lo contrario: “No tengo empacho en decir que soy europeísta”, afirmó, y agregó: “Francia expresa lo mejor del capitalismo”. Estaba delante de Emmanuel Macron, presidente de Francia, no de Putin. ¿Reescribe el discurso según el oído del que lo escucha? La Europa actual es hija del capitalismo y Francia es un país capitalista. Pongámonos de acuerdo: ¿el capitalismo no dio buenos resultados, como el Presidente dijo ante Putin, o la experiencia capitalista de Europa es el mejor ejemplo para los políticos que no saben hacia dónde ir? De la respuesta a esa pregunta depende qué sucederá en la pospandemia argentina y, sobre todo, la suerte de los que padecen la penuria, la inflación y el desempleo.En un diálogo directo con Putin, el Presidente le agradeció al autócrata ruso el envío de vacunas a la Argentina “cuando el mundo nos negaba las vacunas”. Una cosa es agradecer, que es lo que corresponde; otra cosa es la destrucción de la verdad por la lisonja. Nadie le negó la vacuna a la Argentina. En todo caso, el Presidente debería averiguar qué hizo su entonces ministro de Salud, Ginés González García. AstraZeneca aceptó firmar con un socio argentino, tal como se lo pidió el gobierno local. Después, ese laboratorio tuvo muchos problemas en el proceso de investigación y desarrollo de la vacuna. El conflicto con Pfizer es un misterio que no se aclaró todavía, pero la empresa les aseguró a legisladores argentinos de la oposición que no pidió aquí nada que no haya pedido en el resto del mundo. Y el mundo la compró.González García acotó a su vez que “los periodistas están enamorados de Pfizer”. En rigor, los periodistas están enamorados de las vacunas y de la verdad. Es necesario saber por qué no llegó a la Argentina la vacuna que llevó a Israel a la pospandemia y que está haciendo lo mismo, aunque compartiendo el mérito con el laboratorio Moderna, en los Estados Unidos. El único laboratorio que aclaró desde el principio que no podía asumir compromisos con el resto del mundo hasta terminar de inmunizar a los norteamericanos fue Moderna. El inmunizante de este laboratorio fue financiado por el Estado norteamericano.El problema argentino con las vacunas tiene una explicación relativa, aunque cercana, en las recientes definiciones del Presidente. El capitalismo no es una buena solución, salvo cuando es una solución buena para los amigos.

Fuente: La Nación

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Hace exactamente un lustro, estas páginas presentaban a Graciela Borges como figura central de los homenajes que rendía el Bafici con una síntesis: “Debutó en el cine con Hugo del Carril, pero décadas después se convirtió en ícono del Nuevo Cine Argentino con La ciénaga, de Lucrecia Martel. Intervino en una notable cantidad de clásicos del cine argentino, pero es amada y venerada por los jóvenes realizadores. La sola mención de su nombre, su mirada azabache y su voz velada marcan a fuego la escena nacional”, señalaba esa crónica que explicaba que Graciela Borges era una marca sin tiempo de nuestro cine.Nada de eso ha cambiado, y pese a la pandemia, continúan ampliándose los horizontes y reconocimientos para la gran estrella que es figura indeleble de nuestra pantalla y como pocas reúne la extraordinaria alquimia del talento artístico junto al reconocimiento popular en una trayectoria que siempre se demuestra eternamente joven.Cuando el tránsito de la vida vivida permite los balances y las evocaciones, casi como reacción al clásico libro de memorias que afirma que nunca escribirá, Graciela devuelve sus recuerdos en el podcast Mi vida en el cine, disponible en Spotify, presentado por la señal Film&Arts. Todas son estampas de una carrera con reflexiones que amalgaman nombres hasta la ensoñación, pero la notable actriz consigue en esos relatos breves evocar el pasado ya no desde la pátina triste sino desde la vigorosa mirada de un eterno presente que continúa presentando nuevos desafíos.Además, el canal de cable presentará el especial Graciela Borges, mi vida en el cine que recopila los mejores momentos de esos programas con imágenes inéditas y fragmentos de grandes clásicos del cine que la tienen como máxima protagonista. “Lo voy a ver con una alegría enorme porque es el canal que más me gusta, lo he visto toda mi vida porque los reportajes de Desde el Actors Studio que hacía James Lipton son extraordinarios. Son maravillosos, es un honor para mi estar ahí”, dirá en diálogo telefónico con LA NACION.Borges se define allí en sus inicios de esta forma: “Crecí en una infancia muy especial. Era muy flaquita, muy pálida, y tenía aquella voz que tenía, no era una voz ‘chiquitita’ como casi todas las chicas tienen. Era una voz media potente, tenía un color de voz difícil para las chicas, entonces se reían mucho de mí”. (Episodio 1, “Cómo empezó todo”).La epidemia que diezmó a la población de Buenos Aires en el siglo XIX, fue llevada al cine en Fiebre amarilla, cuya protagonista era Graciela Borges–¿Cuándo se reconcilió con su voz?–Es muy difícil no sentirse muy juzgado cuando uno es chiquito. No tener secretos. Que te manden a estudiar declamación y después seguir estudiando, vas al Instituto Lavardén. Pero no me reconcilié nunca porque nunca pienso en reconciliarme o enojarme: no está en mi naturaleza. Lo que te voy a decir parece que no tiene nada que ver pero te aseguro que sí. Hay un señor muy sabio que hace registros akáshicos, y me dijo que mi ojo izquierdo me había dado el olvido: por eso olvido todo lo malo y nunca voy a estar resentida. No me quedé nunca detenida ni angustiada en algo parecido a un fracaso.–Mucha gente decide volcar sus recuerdos en un libro de memorias, pero en cambio usted se decidió por un podcast: lo último en tecnología y con contenido para nada nostálgico.–Voy a ser absolutamente franca, y va a ser la primera vez que va estar escrito. Empecé haciéndolo como me pidieron, hablando de uno de los films. Lo que pasa es que cada film, implícitamente, está la vida. Preferí, cómo decirlo, contar más “perdidas” que “ganadas”. Me molestaría profundamente, si es un libro que no es verdaderamente profundo, que algo contara dolores y experiencias vividas que no son buenas y cosas muy personales porque haría mal a la familia, a mis hermanos. No quise herir a nadie. Si me preguntás si dije toda la verdad, la dije. Sí hay mucho que me guardé. Percibiste esto de que yo prefería hablar desde la alegría, desde la gracia, de no darle mucha trascendencia a ninguna cosa. Es así.–No será fácil entonces conseguir que escriba sus memorias.–A menos que sea una biografía divina y bien hecha. Me la han ofrecido hacer y no he querido y no creo que quiera. Detesto detenerme en los éxitos, los hombres, cómo se han enamorado. O en las cosas muy tristes de la vida como sucede ahora gracias al feminismo, que es algo muy poderoso porque es el cambio del mundo, y devela cosas que se han padecido mucho. En la época en la que no se tenía celular para sacar fotos, me decía Juan Manuel [N. d. R.: el piloto de carreras Juan Manuel Bordeu, su gran amor y padre de su hijo Juan Cruz] sobre los recuerdos: “No te preocupes, lo tenemos en el corazón”. Cuando vivíamos en Italia por ejemplo, desde la sopa más rica hasta la vida con Enzo Ferrari y sus perros o con el Chueco [Juan Manuel Fangio]. Todo eso está en mi corazón, salvo alguna foto que tengo. No lo he perpetuado en imágenes pero está en mi corazón, aunque parezca una cursilería. Yo conté en el podcast, por ejemplo, con mucha alegría, el día en el que, Alex Phillips, mi director de fotografía, por el cual moría de amor, me dijo que se aburría conmigo.Lo cuenta así: “Me había enamorado terriblemente de uno de los hombres más crueles que conocí en mi vida, Alex Phillips, un mexicano con un aspecto de yanqui que mataba: ojos claros, pero muy mexicano. En mi programa siempre cuento mi historia con él. No historias mentirosas sino verdaderas: estaba fascinada con él, y él no conmigo al principio. Después, sí. Un día estaba tan enojado él conmigo que nos íbamos a dormir y yo le dije: “Bueno, buenas noches, hasta mañana”, haciéndome la linda. Él me miró y me respondió: “No sabe lo que me aburro con usted”. Es un cuento horrible y como me gusta contar “pérdidas” me encanta contarlo” (en el episodio “De Puerto Rico a Londres”).–No puedo omitir consultarle sobre la pandemia, y cómo convive con todo lo que sucede…–Es un momento difícil para todo el mundo porque además, estamos pendientes de lo que le pasa a los demás, ¿no? Entonces estas preocupada no sólo por los tuyos sino por lo que estas viendo en la gente, emocionalmente, económicamente. Entonces no podés estar vibrante. Pero yo tengo algo de “niña esperanzadora”, de jugar con el perrito, de estar entre los árboles, de pensar en los libros que puedo leer, en las muchas películas que aún me faltan ver, en el hecho de que hay muchos países que no conocí pero los puedo ver en YouTube, o la posibilidad de recorrer toda África en un documental en TV. No digo que te vas contentando sino imaginando y creando de otra manera. Yo no sé que va a suceder, qué hay por delante, como será el arte que tengamos. El porvenir es un acto de esperanza y de resistencia y de saber que actúa mucho más nuestra creatividad. Hay un proceso de amor y de desconsuelo, pero siento que va a venir algo bueno si resistimos”.“¡Te juro que los fans dicen cosas tan lindas! Cuando uno quiere a alguien o le gusta mucho el trabajo de alguien dice cosas enormes, que a lo mejor no son merecidas”, se sonroja la actriz hablando del público de su ciclo radial (Soledad Lareo/)Si hay alguien que vive pendiente de sus seres queridos es Graciela, cuyo WhatsApp muchas veces tarda en marcar los dos tildes cuando esta en comunicación o aparece el aviso de que Graciela está en otra llamada. Esa es una constante; la otra es el cariño por las mascotas, que además siempre buscan atraer la atención de la prensa: “¡Salí mi amor, salí que estoy trabajando! ¡Bajá Vicenta, bajá Vicenta! Sé buena”, dirá en otra parte del diálogo cuando una de sus perritas haga su aparición estelar.Pese al cansancio de un largo día por las sesiones de fotos que acompañan esta entrevista, Graciela se muestra generosa ante las preguntas y entusiasmada ante la propuesta que resume no sólo un manantial de anécdotas sino también los audios que la acercan a su otra gran pasión: la radio. Su ciclo Una mujer en Radio Nacional, donde está acompañada por la periodista cultural Lorena Peverengo –quien además es su sobrina– tiene un público muy fiel. “¡Te juro que los fans dicen cosas tan lindas! Cuando uno quiere a alguien o le gusta mucho el trabajo de alguien dice cosas enormes, que a lo mejor no son merecidas”, dice La Borges, con su voz inconfundible y ese apellido obsequiado por el autor de El aleph que reemplazó al Zabala original.“Hay cosas que no puedo repetir porque sería caer en lo mismo que no quiero. Es muy fuerte. Y eso te causa dos cosas: una emoción enorme y también estar alerta: recibimos cosas divinas, pero empaparte de eso y decir que todo es verdad tampoco es cierto. Hay que tomarlo con el amor y la prudencia necesaria porque es como la imagen de un casamiento donde uno está hermoso. Las cosas que me escriben son divinas. Y me llegan en el justo momento en el que no tengo más ganas de hacer cine”, afirma.Graciela Borges en La chica del lunes (1967)–En uno de los episodios del podcast hace un chiste remedando la generala diciendo que “tachó cine”, en relación a la relevancia de El dependiente y La ciénaga. ¿Sigue tachado el cine o la pantalla puede volver a convocarla en un futuro?–Me dieron algunos libros, e inclusive vi una película que finalmente se hizo con otra actriz y ella estaba estupenda. Nunca hay que nombrar las cosas que uno no ha hecho porque hiere a los que se lo pidieron y a quien finalmente sí lo hizo. Eran dos libros muy buenos, pero yo me cansé mucho porque hice dos películas [N.d.R.: El cuento de las comadrejas, de Juan José Campanella, y La quietud, de Pablo Trapero), y al mismo tiempo la gira de Acercarte. Fue mucha ida y venida, y además, siempre se lo digo a Campanella: ¿caminar y correr con taquitos en el pasto? Se terminó la historia (risas). He cumplido los suficientes años como para saber que detenerse está bien. Es muy difícil tener personajes como los que he tenido y directores como los que tuve. Siempre hay gente divina que aparece y es talentosa, yo apunto mucho a los chicos nuevos y a las chicas, hay directoras fenomenales.–Sin hablar de las películas que pudo haber hecho, existen aquellas que le hubiera gustado protagonizar y no pudo porque se rodaron en otro país o en otra época. ¿Cuáles son?–El otro día pensé profundamente en Blue Jasmine, de Woody Allen. Así de corta es la respuesta. Porque el trabajo de Cate Blanchett es excepcional y hubiese amado hacerlo. Pienso ahora mismo en cuál film o qué actriz me deslumbró y no es algo que tenga en la memoria.–¿Pasa seguido ese deslumbramiento ante una película?–No, no me pasa seguido. Me deslumbra el talento: veo actrices divinas, pero en los últimos tiempos salvo los trabajos individuales que me parecen espléndidos no me gusta tanto el cine que hay. Me parece que está perdiendo emoción, y no estoy diciendo hacer un cine fácil, de sensibilidad con golpes bajos, sino de un maravilloso film con sentimientos que brillen. A mí, Juventud de Paolo Sorrentino me había parecido maravillosa, pero hay otras que tocan una parte tuya de la vida tan fuerte. Por ejemplo se estrenaron casi juntas El gran pez y Las invasiones bárbaras, y la de Tim Burton me pareció una película sensible, divina. Pero algo pasó con la película de Denys Arcand que me hizo pensar y conmoverme tanto. Darme cuenta que él y yo no habíamos tenido la conversación que hubiésemos tenido que tener. Y por “él” hablo de mi padre, pero no me voy a extender sobre el tema porque prometí a mis hermanos que no hablaría.Si algo se destaca en los videos que anticipan el especial Graciela Borges: mi vida en el cine es la impresionante búsqueda fotográfica que acerca instantáneas desde su más tierna infancia –jamás vistas en público– hasta otras en festivales internacionales que ni la propia actriz conocía. Fotos de una pequeña Gracielita en la Bristol de Mar del Plata o, ya convertida en bello rostro del cine argentino, viajando en compañía de Paul Newman, otra vez, a Mar del Plata pero ahora en el “tren de las estrellas” rumbo a su festival internacional. Su respuesta ante las fotos es asombrosa: “Yo no vi nada, ¿dónde las viste?”–En el canal de YouTube de Film&Arts…–¡Ah, sí! De algunas de esas fotos no conocía siquiera su existencia. Mucho menos las de los festivales de Cannes, Venecia o Berlín, o tal festival, o el éxito tal, o el fracaso tal: son fotos tan vitales que consiguieron ellos, fue un trabajo estupendo el que hicieron los de Films&Arts, a la cabeza mi productor Patricio Orozco. Me pareció divino porque todo adquirió una grandiosidad no pedida. Cuando me dijeron: “El canal quiere hacer un especial sobre tus películas y sobre el cine”, y después cuando empezamos a grabar yo pensaba en cómo saldría y salvo unos epígrafes que ellos necesitaban, me largué y lo hice y fue verdadero y nadie me dijo lo que tenía que decir. Hubo total libertad y fue adquiriendo una fuerza inusitada. De golpe me llamaban de todos los países de América latina y también de España. Me quedé impresionada. Confirma la verdad de mi frase preferida: “hacer todo lo mejor posible sin esperar resultados”.Luego de su debut en el cine en Una cita con la vida, de Hugo del Carril, la trayectoria de Graciela Borges quedó emparentada con la renovación del cine nacional de la mano de dos grandes nombres como Fernando Ayala y Leopoldo Torre Nilsson, además de la dura filmación de Zafra, de Lucas Demare (”Como estuve tuberculosa nadie se quería acercar en las escenas: todos se ponían barbijos como los que nos ponemos con esta horrible pandemia que nos humilla y me decían: “Nena, no te preocupes estamos bien todos, habla tu parte”, sacaron los besos, todo”, recuerda en el podcast).Más tarde tuvo trabajos de notable compromiso en Piel de verano, de Torre Nilsson y Los viciosos, de Enrique Carreras. Otros grandes roles fueron a las órdenes de Manuel Antín, en Circe y en El dependiente, en la lente de Leonardo Favio. La década del 70 la encontró como la actriz fetiche de Raúl de la Torre: su protagónico en Crónica de una señora, le ganó el premio a la mejor actriz en el Festival de San Sebastián y el premio en Bogotá por Pobre mariposa. En los ochenta protagonizará para Alejandro Doria Los pasajeros del jardín, y volverá a tener varios premios por la última película rodada juntos, Las manos.Hace veinte años, en 2001 su Mecha en La ciénaga la llevará a abrazar el Nuevo Cine Argentino convirtiéndose en referencia de una joven generación de directores como Luis Ortega, Daniel Burman o Pablo Trapero, como parte de un camino que se resume en el especial televisivo que la actriz celebra sin olvidar las simetrías con la vida cotidiana.“No quiero usar palabras como trabajo o carrera pero este medio en el que estamos los que creamos, escribiendo, pensando –digamos los intelectuales entre comillas, para no sentirnos elevados por encima de los otros– conlleva una percepción del espíritu que hace más fácil movernos para mirar el afuera. Es como cuando una amiga te dice “No me gustó esta película”, y yo siempre respondo lo mismo: “¿Quién quiere hacer una mala película? No pudo…”. Con la vida pasa lo mismo. Hay cosas que no salen, talentos que no rinden, pero también hay gente que va por caminos que no están en los mapas, ¿no?” .”Si me preguntás si dije toda la verdad, la dije. Sí hay mucho que me guardé”, explica Borges (Soledad Lareo/)Encuentros cumbre con otras estrellasEl objeto del afecto, según Jeanne Moreau“Yo miraba fijamente a esta mujer estupenda que me enseñó una cosa que nunca olvidaré. Me dijo: ‘Mirá, no te tiene que importar tanto el director. Tenés que enamorar al director de fotografía. El director de fotografía tiene que ser tu aliado” (del episodio “Torre Nilsson y Beatriz Guido”).Para qué no sirve Hollywood, según John Huston“John Huston me contó muchas cosas. Y me preguntó: ‘¿Te gustaría trabajar en Hollywood?’ Aunque pensé que no me gustaría mucho, porque pasó tras las andanzas en Europa, y soy muy del lugar donde vivo para actuar, me parece que es muy necesario eso, para no quedar mal le dije: “Sí, ¡claro!”, “¿Y para qué?”, me contestó. “Los actores tienen que trabajar en su idioma” (del episodio “John Huston y las películas en inglés”)El error gravísimo con Muhammad Ali“Pude ver un match de box, a pesar de que no me gusta el box, entre Cooper y Cassius Clay. Después lo vi al día siguiente en el hotel y le pedí un autógrafo, y él firmó ‘Muhammad Ali’, Tiré el autógrafo porque pensé que se había burlado y quería que me escribiera Cassius Clay. ¡Error gravísimo!” (del episodio “La aristocracia londinense”).El zen, según Catherine Deneuve“Estábamos en Biarritz (…) y frente al hotel había una piedra muy grande a la que solo llegaban los nadadores muy avezados. Yo soy buena nadadora y Catherine Deneuve también. Entonces un día dijimos, ‘mañana nos encontramos después del desayuno y nos vamos hasta la piedra’ (…) Parecía tan cerca, pero era tan lejos, ¡tan lejos! Soy vasca: no quería dar el brazo a torcer, imaginate. Y dale, dale, crawl, pecho, espalda. Ella nadaba y nadaba. Y cuando finalmente llegamos me dio la mano para subir. Fatigada como yo estaba, no me animaba a decir nada. Ella me dijo: ‘¡Qué difíciles que son las cosas que parecen fáciles!’” (del episodio “El París de Catherine Deneuve”).

Fuente: La Nación

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Aunque parezca sorprendente, quienes más admiraron la potencia creadora del capitalismo, fueron Karl Marx y Friedrich Engels. Fueron visionarios, ya que en 1848 no se habían inventado ni la penicilina, ni la fisión atómica, ni la biotecnología, ni los sistemas digitales, ni la computación cuántica, ni internet. Tampoco las vacunas, salvo la antivariólica, que data de 1796.“La burguesía, desde su advenimiento, apenas hace un siglo, ha creado fuerzas productivas más variadas y colosales que todas las generaciones pasadas tomadas en conjunto. La subyugación de las fuerzas naturales, las máquinas, la aplicación de la química a la industria y a la agricultura, la navegación a vapor, los ferrocarriles, los telégrafos eléctricos, la roturación de continentes enteros, la canalización de los ríos, las poblaciones surgiendo de la tierra como por encanto, ¿qué siglo anterior había sospechado que semejantes fuerzas productivas durmieran en el seno del trabajo social?”, señalaron en el Manifiesto Comunista, de 1848.Pero cometieron un grave error de diagnóstico. No advirtieron que esas fuerzas productivas se despertaron gracias al cambio institucional ocurrido en Inglaterra en 1689, cuando el absolutismo real fue reemplazado por una monarquía parlamentaria, con poderes limitados. Al consolidarse la seguridad jurídica, se abrieron las puertas de la Revolución Industrial, cuyos resultados Marx y Engels describieron tan bien.Un siglo más tarde, ese marco institucional fue perfeccionado por la Constitución de los Estados Unidos de América, que consagró la forma republicana de gobierno, basada en los derechos individuales y la división de poderes. Y esa fórmula se expandió por la mayor parte de Occidente.Marx y Engels creyeron que la poderosa locomotora inventada por el capitalismo, podría seguir marchando con el mismo vigor, si sus seguidores arrojasen al maquinista burgués por la ventana y lo reemplazasen por soviets uniformados. No advirtieron que aquella potencia creadora provenía de las reglas del capitalismo democrático y no de una inexorable evolución histórica.Sin propiedad privada y sin Estado de Derecho, la locomotora se detiene y solo puede marchar, a medias, a punta de fusil. En ausencia de un horizonte de largo plazo, nuevas oligarquías se adaptan al cortoplacismo, en una lucha sórdida tras las bambalinas del poder. En lugar de generar riqueza, buscan plusvalías en los mercados políticos. Desde regulaciones de privilegio hasta espurias contrataciones. Desde vacunas Vip, hasta pensiones duplicadas.Cuando la locomotora se detiene, los incentivos de ganancia legítima, de progreso personal, del mérito y el esfuerzo, son arrojados del tren junto al maquinista burgués. El “hombre nuevo” intenta hacerla marchar, pero se queda sin vapor por falta de iniciativa. Y la pobreza se expande, al desaparecer los empleos genuinos.Los gravísimos defectos que Marx y Engels endilgaron al capitalismo con sus exitosos neologismos (“explotación”, “plusvalía”, “alienación”) se reciclan en los negocios de corrupción que brotan en los estados totalitarios.Como muestra, basta un botón. En los países donde más se respetan la propiedad privada y los contratos, el salario promedio mensual y el nivel de pobreza, son los siguientes:Suiza: U$S 8200 de salario y 8% de pobres.Estados Unidos: U$S 4000 de salario y 11% de pobres;Alemania: U$S 5200 de salario y 15,9% de pobres.En los países socialistas (o abiertamente comunistas), que se ufanan de su Estado presente, el salario promedio y el nivel de pobreza aproximados son estos:Argentina: U$S 290 de salario y 50% de pobres.Cuba: U$S 44 de salario. No hay datos registrados sobre pobreza.Venezuela: U$S 3,50 de salario y 91% de pobres.Corea del Norte: U$S 3 de salario y 99% de pobres.China y Rusia dejaron el comunismo hace varias décadas y ambos países prosperan con fórmulas sui generis de capitalismo autoritario. Cuba y Venezuela están sumergidas en la pobreza debido a su empecinamiento colectivista.Al kirchnerismo no le han quitado el sueño las inconsistencias de esos modelos tan diferentes y ha tejido alianzas con esos cuatro países. El Instituto Patria carece de doctrinas y solo aplica el instructivo “Laclau-Mouffe” para instaurar una nueva hegemonía por razones bien distintas al sueño marxista. Necesita el control total del Estado para absolver a la lideresa de sus delitos y retribuir a sus seguidores con prebendas y cargos públicos. Y después, Dios dirá.Por ello no le importa si es capitalismo, socialismo o comunismo. Solo le interesa su denominador común: el poder absoluto del gobernante, para que el voto mayoritario se imponga al conjunto, sin frenos ni contrapesos. Sin libertades individuales, ni división de poderes, ni respeto por los derechos humanos. Sin periodicidad de los mandatos, ni libertad de prensa, ni Poder Judicial independienteEntre contradicciones y falta de convicciones, la Argentina es un mamarracho populista, convertido en un país pobre, mendigando a quienes deberían tratarla de igual a igual. De Biden a Putin, de Merkel a Xi Jinping, de Macron a Díaz Canel, de Sánchez a Maduro. Perplejos ante nuestras marchas y contramarchas, nadie comprende el rumbo de la otrora potente locomotora argentina, que, por propia voluntad, carece de maquinista, de vapor y de destino.

Fuente: La Nación

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