El Porteño, gastronomía con sello argentino en Italia -cinco restaurantes y uno más a punto de abrir- busca un chef argentino. La empresa nació de la mano de los hermanos argentinos Sebastián y Alejandro Bernardez, que sumaron como socio al italiano Fabio Acampora. El primero de los locales abrió en 2010 en Milán y el último, ya en pandemia en Roma. Es en la capital italiana donde se viene otro, en un hotel de categoría, también inversión de un argentino.Con 300 empleados y una inversión de entre uno y dos millones de euros por local, los restaurantes tienen servicio y gastronomía “de calidad”, por lo que una comida con vino incluido ronda entre los 60 y 65 euros. “Somos promotores de la Argentina y por eso queremos un cocinero argentino”, dice a LA NACION Sebastián Bernardez.Él llegó a los 19 años, en 1991, con la idea de trabajar tres meses y otros tres recorrer Europa. Cuatro años después, tomó la concesión de Mamma mia, un bar en Milán, y su hermano se sumó para ayudarlo. No hubo regreso a la Argentina para ninguno de los dos.Picada “beef Malbec”, uno de los platos del restaurante.Terminaron asociados con Acampora; fueron pioneros por sus happy ours -los primeros por aquellos años en Milán- y su cocktelería. “Era como un juego, nos divertíamos. No nos pesaba, abrimos diez locales uno detrás de otro, todos en la misma línea; hicimos alianzas con marcas famosas”, repasa Sebastián Bernardez.Los hermanos coinciden que empezaron a pensar en otro tipo de negocio cuando la edad “empezó a pesar” y llegaron los hijos. Ya no les “divertía” terminar a las cuatro de la madrugada. Imaginaron “algo menos nocturno”, pero siempre en la gastronomía.Pensaban que la cocina argentina en Milán estaba “mal representada” y vieron una veta en ese segmento. Acampora no estaba convencido hasta que empezaron a jugar al polo, hizo sus primeros viajes a la Argentina y “se enamoró del asado, el campo, el tango y Buenos Aires”.Abrieron el primer El Porteño y el “éxito fue inmediato”. Hoy en Milán tienen El Porteño Arena, El Porteño Darsena, el Porteño Prohibido (con espectáculos de tango a cargo de Miguel Ángel Zotto) y el Porteño Gourmet. El asado es la estrella indiscutida, pero hay otros platos argentinos con “algunas adaptaciones” al gusto italiano.A fines de 2019 alquilaron y refaccionaron un local entre el Panteon y la Piazza Navona -dos íconos turísticos de Roma- a poco de abrir comenzaron la pandemia y la cuarentena. La crisis no los frenó y en un tiempo más inaugurarán otro en un hotel (tienen uno igual en Milán) cerca de la Fontana de Trevi.El Porteño Prohibido, en Milán, suma tango. (LORENZO SCACCINI/)Cuentan que el inversor del hotel que será 5 estrellas los contactó. “Le gusta lo que hacemos, tienen un espacio y avanzamos -dice Alejandro Bernardez-; en estos casos el formato es un poco diferente, con una cocina más ligth”.Subrayan que la pandemia golpeó fuerte al sector gastronómico: “Estamos sangrando todavía; fue y sigue siendo muy difícil. Nos golpeó en el peor momento, habiendo abierto tres locales recientemente. Pero seguimos, fue importante el apoyo del Gobierno y de los bancos. Esos aportes dan un respiro hasta el final de todo esto”, describe Sebastián Bernardez.En los últimos tiempos decidieron “levantar la vara” y apuntar a una estrella Michelin (el galardón que califica a los restaurantes por su calidad, creatividad y servicio). “Hemos iniciado el camino hacia ese objetivo y sería bueno hacerlo con un chef argentino”, insisten los socios.
Fuente: La Nación