Sin lugar a dudas, Pachu Peña es uno de los participantes que más se destaca en La Academia. No tanto por su aptitud para el baile, pero si por su humor y por las frescura que entrega en la pista. Y en el ritmo shuffle, Pachu regaló una pieza de comedia que divirtió al jurado, aunque no le dieran un gran puntaje.Al momento de presentarle su número a Marcelo Tinelli, el humorista aseguró: “La coreografía tiene suspenso, intriga, amores desencontrados, y un final inesperado”. Y aunque hubo risas, el jurado fue muy severo en la devolución. Ángel de Brito opinó que todo parecía “un sketch de los viernes, una cámara oculta”, y luego detalló: “Te dieron el tema más popular de este género, y lo destrozaste. Pero de Pachu me gusta que tiene tensión, porque nunca sabés cómo va a terminar todo. Divertir, me divertí un montón, pero lo único que se cumplió fueron los cuatro bailarines” (1).En su turno, Carolina “Pampita” Ardohain comentó que le gustó la idea, pero detalló: “No sabía si era tipo Misión Imposible, o si era una parodia. Cuidado con reírte, porque cuando te estás divirtiendo, obviamente el paso no tiene la misma seguridad. Los trucos salieron desprolijos, es una pena. No funcionó, no tuvo esa cosa de equipo todos con la misma fuerza, vos estabas como un invitado” (4).Luego Jimena Barón aseguró que Pachu era muy “querible”, pero recalcó: “Faltó mucho baile, en cinco pasos de los demás, voy hacías uno. Te adoro, me encantan, pero estuvo muy flojo” (voto secreto). En el cierre, Hernán Piquín valoró la historia dentro de la coreo, y concluyó: “No me gustó, parecía una publicidad, lo siento” (2).

Fuente: La Nación

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BEIJING (AP) — Se ha iniciado una investigación sobre la causa de la explosión de una línea de gas en un mercado en el centro de China donde la cifra de muertos se elevó a 25.Los rescatistas subieron encima de ladrillos destrozados y trozos de concreto en busca de víctimas tras el estallido en las primeras horas del domingo que sacudió el mercado en la ciudad de Shiyan, provincia de Hubei, cuando los residentes desayunaban y compraban verduras.Las autoridades locales anunciaron el incremento en la cifra de muertos y la creación de un equipo investigador en una conferencia de prensa el lunes por la noche.El edificio de dos plantas construido al comenzar la década de 1990 incluía farmacias, restaurantes y otros negocios. Más de 900 personas fueron evacuadas de la zona.El presidente chino Xi Jinping ha pedido una investigación a fondo sobre la causa del estallido con el fin de crear un “buen ambiente” para el 100mo aniversario de la fundación del Partido Comunista el 1 de julio, reportaron medios locales.

Fuente: La Nación

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DENVER (AP) — Austin Gomber mantuvo su dominio en el paraíso de bateo de Coors Field al trabajar ocho entradas en blanco y los Rockies de Colorado se aferraron a un triunfo el lunes 3-2 sobre los Padres de San Diego.Gomber (6-5) mejoró su foja a 3-1 en casa, donde no ha permitido una carrera limpia en sus últimos 23 innings y un tercio de trabajo.Gomber limitó a los Padres a tres imparables y no regaló base por bolas. Ha caminado apenas a cuatro enemigos en sus últimas nueve apariciones. Además aportó un sencillo a la ofensiva.San Diego ha perdido 10 de sus últimos 14 partidos y acumula apenas nueve carreras en sus últimas siete derrotas.Trent Grisham conectó un jonrón de dos carreras por los Padres en el noveno inning ante Daniel Bard, quien se recompuso para dominar a Manny Machado y Fernando Tatis Jr. y firmar su noveno salvamento.Gomber retiró a los primeros nueve que enfrentó antes de que Tommy Pham abriera el cuarto episodio con un sencillo al cuadro. Pham fue retirado más adelante en la entrada en una doble matanza.C.J. Cron disparó cuadrangular solitario en el séptimo inning para colocar la pizarra 2-0.Los Rockies abrieron el marcador en el tercer episodio ante Dinelson Lamet (1-2) gracias al sencillo de Trevor Story con dos outs. Ampliaron el margen con el doblete productor de Ryan McMahon en la octava entrada.Por los Rockies, el dominicano Raimel Tapia de 4-1. Los venezolanos Yonathan Daza de 4-1 con una anotada; Elías Díaz de 3-0.Por los Padres, el puertorriqueño Víctor Caratini de 3-1. Los dominicanos Manny Machado y Fernando Tatis Jr. de 4-0 cada uno y Dinelson Lamet de 1-0.

Fuente: La Nación

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El shuffle se presenta como uno de los géneros más difíciles para los participantes menos experimentados, y Débora Plager, a pesar de su entusiasmo y compromiso, no pudo entregar una coreo que convenciera a los especialistas. Por ese motivo y entre risas, la periodista le aseguró a Marcelo Tinelli que ella estaba “apelando a la diversidad de estilos”.Luego del baile, Ángel de Brito destacó sobre la coreo: “No se vio tan lindo. En un momento te vi perdida, ¿qué decirte?” (3). Luego Carolina “Pampita” Ardohain consideró que vio muchos momentos “de libre albedrío, pero que tampoco estaba el paso bien definido”, y agregó que faltó fuerza “en las terminaciones” (5).En su turno, Jimena Barón fue lapidaria y aseguró que todo parecía “una publicad de laxante”, y detalló: “Tenés que salir de vos y sumergirte en tu estilo. No me pareció moderna la propuesta, estabas con una vibra liviana” (voto secreto). Y en el cierre, Hernán Piquín fue breve pero algo más benevolente: “Me gustó. Me gustaron los bailarines, eso te salva un poco la nota que voy a poner” (3).

Fuente: La Nación

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Comienza una nueva semana en La Academia, y Flor Vigna fue la encargada de abrir una noche en la que el ritmo shuffle fue la gran estrella. Junto a Facu Mazzei, la pareja brindó una espectacular coreografía, pero que presentó un detalle que jugó en contra, y que el jurado no pasó por alto.En la previa al baile, Marcelo Tinelli le preguntó a Vigna sobre su presente amoroso, y ella respondió: “En realidad no estoy saliendo con nadie. Me gusta alguien, pero me lo guardo para mí”. Carolina “Pampita” Ardohain rápidamente comentó: “El Pocho Lavezzi te pone muchos likes”, y entre risas Flor retrucó: “Estás más afilada que Ángel. En realidad el que tiene muchos pretendientes es Facu Mazzei”. Y aunque Tinelli quiso insistirle para que ella revelara quién le gustaba, Vigna no quiso decir nada: “Es cábala, sino se me cae. Estamos a dos ensayos todos los días, no hay espacios para los pibes”.En la devolución, Ángel de Brito aseguró que esa pareja era “muy efectiva”, pero destacó: “Hubo algunas cosas que no me gustaron, siento que el vestuario no los ayudó. Son tan lindos los dos, ¿para qué se afean? El calzado negro, en un ritmo donde se tiene que lucir el movimiento de pies, se pierde. Igualmente me encantó, son un equipo de lujo, vayan por el tricampeonato” (6).En su turno, Pampita expresó que le gustaron “un montón de cosas” y detalló: “Fueron a ritmo, no esperaba meno de un equipo tan talentoso, pero hubo cosas que me quedé con ganas, Flor pasaba mimetizada con el equipo, le hubiera dado unos toquecitos para que tenga más protagonismo” (9). Por su parte, Jimena Barón coincidió en lo referido al vestuario como un punto en contra, y agregó: “Mitad de la coreo en adelante, se me pinchó. Pensé que iba a explotar mucho más, pero se puso un poco neutro” (voto secreto).En último lugar, Hernán Piquín notó que “estuvo desprolijo en la parte de los pies. Coreográficamente me gustó, pero no lo vi limpio. No me gustaron las zapatillas porque se perdían mucho con la oscuridad. No lo vi prolijo, esperaba más” (4).

Fuente: La Nación

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Si bien en el Cantando 2020 no pudo lucirse, Lizardo Ponce lucha por lograr una mejor perfomance en La Academia, y poco a poco, pareciera que puede lograrlo. Y eso demostró el influencer y conductor en la noche de shuffle, en la que entregó una coreografía que sorprendió a un sector del jurado, pero que terminó con una inesperada discusión con Hernán Piquín.Luego del baile, Ángel de Brito aseguró: “Veo lo mismo que con Débora Plager, vos lo disfrutás mucho, pero el resultado no se ve. Me gusta Lizardo, más que en el Cantando, pero podés pulir un montón de cosas y llegar a un resultado mejor” (3). En su turno, Carolina “Pampita” Ardohain los felicitó por el “uso de las manos, son el primer equipo que lo hacen”, pero también observó que “hubo cosas un poquito desprolijas, aunque veo un avance como bailarín, se nota el ensayo y las ganas” (6).Jimena Barón fue la que mostró mayor entusiasmo ante la coreo, y en su devolución expresó: “Me gustó mucho como propuesta, me encantó la parte de la escalera. Es un ritmo que te quedó muy bien, me gustó mucho lo que hicieron, así que estoy sorprendida” (voto secreto).En el cierre, Piquín fue contundente y solo dijo : “Te vi siempre haciendo el mismo paso, realmente me aburrí” (3). Esa opinión molestó mucho a Lizardo, que le retrucó que esas devoluciones hacían “sentir mal a todos”. Pero sin ánimo de bajar el clima de tensión, Piquín se mostró indiferente, preguntó si podía bajar aún más el puntaje, y le dijo al concursante que “no se pudiera nervioso”.

Fuente: La Nación

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“Mire: yo no estoy deprimida. Estoy… No, tampoco estoy. Soy. Soy vieja.” No siempre una frase es cruda; también puede ser liberadora. Para la narradora de El presente, una mujer que ronda los setenta años, decirle que no a un psiquiatra es una forma de liberación. Decir que no después de mucho tiempo, muchas dudas, mucha medicación. Decir que no a pesar de un saber que siempre parece estar del otro lado pero que finalmente asoma en uno mismo. Descubrir así, finalmente, que una cosa es la edad y sus avatares y otra cosa muy diferente son los ideales y ciertos catálogos de dolencias.Editado recientemente por Cien volando, El presente es un bello libro donde la escritora y docente Cecilia Sorrentino se sumerge en aguas que quizás ya no sean tan evitadas, pero siguen siendo difíciles de pensar. ¿Qué hacer, cuando el avance de la edad deja de ser simple anécdota para convertirse en muy palpables señales físicas, psíquicas, emocionales? ¿Cómo se atraviesa ese territorio escarpado desde lo específico de un cuerpo y una mirada de mujer?En El presente, desde ya, no hay respuestas ni intención de darlas. Lo que hay es una voz que, en primera persona, va desgranando vivencias, incógnitas, enojos, tristezas, voluntad de seguir.Envejecer no es sexy, por más atajos que se quieran tomar o por más recursos del estilo “los cincuenta son los nuevos cuarenta”… y así seguir, de diez en diez y sin parar.La novela de Sorrentino no busca ninguna reinvención ni anuncia maravillas por venir, pero tampoco se permite el regodeo melancólico. La suya es una escritura viva y su registro tiene el pulso inequívoco de la curiosidad. La narradora de El presente transita por un territorio nuevo. Y por más que muchas de esas novedades la enerven, lo que prima –aún desde el enojo o la tristeza– es el nervio siempre inquieto de quien mira al mundo para descubrirlo.“¿Cómo puede ser que yo sea vieja y mi deseo no?”, se pregunta. “Lo que tiene de bueno ser invisible –porque, como dice María, cuando las mujeres pasamos los setenta nos volvemos invisibles– es que una puede escuchar mejor las conversaciones de los demás”, observa. “Dice que mi cansancio se debe al enorme gasto de energía que hago viviendo hasta lo más pequeño –apunta, seguramente en relación a alguna visita al psiquiatra–. Esa palabra, energía, me tiene harta. Casi tan harta como la otra: fluir”.El presente no es estrictamente un diario, pero por momentos se le parece. La delicada enumeración de las fragancias y colores que marcan el ritmo de la primavera (jazmín chino, fresias, azaleas, jacarandá, tilos) se intercala con recuerdos de la vida conyugal, la maternidad, el trabajo, los diálogos con una nieta.Las palabras, los recuerdos, los registros, se enhebran. Forman un red. Se asemejan, en su forma, a la red afectiva –por sobre todo femenina– que sostiene al relato. Están las amigas, la resonancia de un diálogo que se intuye lleva mucho tiempo desenvolviéndose, el pedido que es casi un código generacional: “¿Te llamo al fijo?”.Y la tecnología: la radio como familia extendida. La fiesta que sigue al ingreso a WhatsApp. La nieta que ayuda con algún vericueto informático. Facebook y sus promesas (también sus amenazas).Envejecer puede ser difícil, sugiere El presente, pero nunca debiera implicar sumisión. Por eso, cuando el psiquiatra instruye a la protagonista sobre las bondades de aprender algo distinto y así “desafiar al cerebro”, ella lo escucha con algún reparo. Y cuando él, para reafirmar su teoría, pone de ejemplo a Jorge Luis Borges y su aprendizaje del árabe a edad avanzada, ella no se inmuta. Desde lo más profundo del corazón sabe que Borges no estudió árabe para desafiar ningún deterioro cognitivo, sino simplemente porque amaba los idiomas. Amaba las palabras y seguía nutriendo ese amor, no importaba la edad que tuviera.

Fuente: La Nación

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Hay chicos que antes de conocer el significado de la palabra “inmigrante” ya saben que eso es lo que quieren ser cuando sean grandes. Irse a vivir afuera ha dejado de ser un proyecto exclusivo de jóvenes y familias de mediana edad; cada vez es más frecuente escuchar a preadolescentes de 13 o 14 años avisar que, en su horizonte, imaginan la vida en Europa o Estados Unidos.Podría encuadrarse como un juego exploratorio de chicos en edad de construir sueños y fantasías. Podría vincularse, también, con un contexto en el que parece estar “de moda” la idea de irse del país. Sin embargo, tal vez deberíamos tomar en serio el mensaje que hay detrás de ese futuro imaginario que se empieza a construir en la primera adolescencia. No deja de ser llamativo que, a la edad de echar raíces, en la que generalmente los chicos se sienten más seguros en su barrio, en su colegio, cerca de su familia y de sus amigos, muchos incorporen con naturalidad la idea de armar su vida fuera del país.Profesores de segundo y tercero de secundaria (con alumnos de clase media, de entre 13 y 15 años) se sorprenden por la cantidad de chicos que hablan de irse a vivir a otro país. Algo parecido les pasa a muchos padres: en el diálogo con sus hijos, esa posibilidad aparece cada vez más temprano; mucho antes, incluso, de que los chicos sepan qué van a estudiar. La idea de emigrar surge antes de descubrir la vocación, como si se impusiera, de manera prematura, la intuición de que, sea lo que sea que vayan a hacer, será mejor hacerlo afuera; como si crecieran ya con la idea de que el futuro está en otra parte.Parecería estar ocurriendo, en la escala del país, lo que pasa generalmente en las aldeas pequeñas y poco desarrolladas: sus habitantes incorporan, desde muy chicos, la idea de que al crecer se tendrán que ir. En muchos pueblos del interior, la emigración se vive como un destino inevitable: los padres saben que sus hijos se irán. Ahora parecerían ampliarse las fronteras de ese destino: no se trata de irse a la ciudad, sino de irse al extranjero. Ya no son las comunidades chicas, sino el propio país el que empieza a parecerles, a las nuevas generaciones, un corsé muy apretado.Es evidente que en esta tendencia social influyen los rasgos culturales de una generación más conectada con el mundo. A través de las redes, los teléfonos inteligentes y las distintas plataformas digitales, los chicos hoy tienen una visión menos provinciana y más global de la que tenían sus padres y sus abuelos. Conciben el mundo como un territorio menos lejano y menos ajeno. Puede parecer exagerado, pero los más jóvenes sienten que su patria está en el celular más que en su propio terruño. Quizá eso los salve, en el futuro, de las tentaciones y peligros de un nacionalismo primitivo. Con esa cabeza, vivir en otro país tiene una connotación muy distinta de la que tenía hasta hace apenas una década. Muchos hijos de la clase media han incorporado los viajes al exterior como una opción accesible. A través de las pantallas, además, están conectados con youtubers e influencers de todo el mundo. Crecen con la certeza de que la amistad no exige necesariamente cercanía física. La aceleración de los sistemas de interacción virtual tal vez haya acentuado esta perspectiva en el último tiempo.También hay, entre los más jóvenes, una nueva relación con “las raíces” y los cimientos. Si generaciones anteriores buscaban anclarse en una comunidad, en un trabajo y en un esquema familiar, hoy parecería imponerse una concepción basada en menos ataduras y más ligera de equipaje. Muchos jóvenes prefieren trabajos de tiempo parcial, antes que asumir las obligaciones de un empleo formal; eluden también ese compromiso rígido en las relaciones de pareja (cada vez se casan menos) y hasta incorporan pautas de consumo más livianas: el monopatín eléctrico en lugar del auto. Por elección o por imposibilidad, la idea de una hipoteca a 30 años resulta inconcebible para muchos jóvenes de hoy. ¿Todo esto los convierte en una generación en fuga?Para entender el proyecto adolescente de la emigración, deben descifrarse –sin duda– estos nuevos rasgos culturales. Pero hay algo más que eso: los chicos no hablan de viajar por el mundo, sino de armar su vida en otro país. La perspectiva global que aportan las nuevas tecnologías no es –por otra parte– un dato exclusivo de la Argentina. Sin embargo, ¿cuántos chicos franceses, canadienses, norteamericanos o dinamarqueses piensan en irse a vivir al extranjero? La desesperanza, el pesimismo sobre el futuro y la sensación de que los hijos vivirán peor que sus padres tampoco son males exclusivos de nuestra sociedad. Acá, sin embargo, parecen alcanzar una dimensión mucho más dramática y profunda que en otros lugares.Si interpretar la idea precoz de la inmigración nos obliga a reparar en la cultura global de los más jóvenes, también es inevitable computar el entorno de angustia y escepticismo en el que crecen hoy los chicos en la Argentina. Los adolescentes de clase media se desenvuelven desde hace años en una atmósfera de desánimo y pesimismo. Aun los más privilegiados (los que viven en hogares confortables, van a escuelas donde se dictan clases, tienen acceso al esparcimiento y la cultura, además de contar con estructuras familiares contenedoras) crecen en un contexto en el que el miedo y la inestabilidad son variables cotidianas.En la Argentina, la calle es un territorio hostil y peligroso para cualquier adolescente. Incorporan desde muy chicos una sensación de vulnerabilidad. Pero además crecen en un clima de queja e insatisfacción. La escuela también es una institución conflictuada, donde los maestros transmiten su frustración y descontento. El temor al futuro no es una abstracción conceptual para los chicos: lo perciben en su casa, donde la pérdida de ingresos, la inflación, el desempleo, la corrupción y la desconfianza dejan de ser factores de análisis político para traducirse en penurias y lamentos familiares. Antes de saber qué significan la inflación y la inseguridad, los chicos aprenden lo difícil que es ahorrar para comprarse un celular en la Argentina y lo fácil que es que se lo roben en cualquier esquina. Son experiencias que consolidan, en las nuevas generaciones, una suerte de desencanto estructural que los empuja, con naturalidad, a imaginar su futuro en otro lado.Estos síntomas de pesimismo precoz quizá deban promover interrogantes entre los adultos e impulsar un diálogo más profundo entre padres e hijos, entre maestros y alumnos. ¿Estamos inculcando la amargura y el escepticismo entre los más jóvenes? Es cierto: a la desilusión no le faltan argumentos. Pero el pesimismo de las nuevas generaciones sobre el país ¿no implica dar por perdida la batalla? ¿No deberíamos sembrar semillas de esperanza? Al fin y al cabo, los países (como las pequeñas aldeas) no tienen un destino inexorable: son lo que seamos capaces de hacer con ellos. Tal vez esa visión menos provinciana con la que crecen las nuevas generaciones sea una oportunidad para el futuro de la Argentina. Esa cercanía y esa familiaridad con el mundo podrían ser un puente para integrarnos, no un camino para irnos. Si miramos a través del celular, también encontraremos historias inspiradoras de pequeñas aldeas que parecían condenadas al atraso y al olvido (hasta quedar borradas del mapa) y sin embargo renacieron con el empuje, la creatividad y la energía de jóvenes que apostaron a ellas. ¿Suena idílico? Tal vez. Pero quizá valga la pena hablar con los más chicos sobre futuros posibles, y no solo inculcarles el pesimismo y la amargura de un presente cada vez más sombrío.

Fuente: La Nación

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Con dictamen favorable de las comisiones de Energía y de Presupuesto, la Cámara de Diputados tratará un proyecto de ley que acentuaría la intervención estatal en el ya intervenido mercado de biocombustibles. Esta denominación comprende el biodiésel, que es subproducto del aceite de soja, y el etanol, obtenido del maíz o de la caña de azúcar. El primero se mezcla con el gasoil y el segundo con las naftas, en ambos casos con efectos benéficos en el plano ambiental y una valoración política positiva por lograrse la utilización de productos locales renovables que sustituyen importaciones de energía. La Comisión Nacional de Justicia y Paz se ha expresado en forma contundente sobre la necesidad de mantener la sustitución de hidrocarburos por biocombustibles en consonancia con los postulados ambientales de la encíclica Laudato Si. En este sentido, expresó su preocupación acerca de que la nueva ley determine una menor proporción en las mezclas.Las ventajas de la incorporación de biocombustibles no se reflejan en costos inferiores a los precios usuales del mercado, por lo que su práctica exige algún tipo de subsidio estatal. En nuestro país, esa ayuda tiene dos formas: la primera es un tratamiento impositivo de promoción especial de las inversiones en la producción de biocombustibles. La segunda es la exención del impuesto a la transferencia de combustibles en la parte que les corresponde en las mezclas. El régimen regulatorio actual está regido por la ley Nº 26.093, que quedaría derogada y sustituida, por la que se pretende ahora sancionar. Mientras ello no suceda, lo que se tiene hoy es básicamente un régimen regulatorio con orientación hacia la promoción de las inversiones en plantas industriales mediante ventajas impositivas, extendidas luego a la operación. El nuevo proyecto de ley se orienta muy claramente hacia la introducción de regulaciones con una intensidad que haría la felicidad de un planificador soviético. Se eliminarán las funciones que el actual régimen aún deja en manos del mercado. El órgano regulador, la Secretaría de Energía, fijará los precios de venta del producto. Además, tendrá atribuciones muy amplias para otorgar o denegar habilitaciones y permisos de fabricación. Asignará discrecionalmente a distintos productores los volúmenes destinados a sustitución de importaciones. Podrá aplicar penalidades, desde gravosas multas expresadas en millones de litros de nafta súper hasta la inhabilitación definitiva. Quien haya invertido en una planta de producción de biocombustibles quedará prácticamente entregado a las decisiones de un funcionario. No es difícil imaginar el poder que tendrá ese funcionario que manejará la supervivencia o el cierre de cientos de fábricas. Se creará un campo de cultivo de comportamientos corruptos. No habrá calculo económico válido para ningún inversor que desee iniciarse en la producción de biocombustibles. El peligro de enfrentar arbitrariedades y perder una inversión es hoy ya muy alto, a juzgar por el índice de riesgo país. Para el sector de biocombustibles será aún más elevado si esta ley se sanciona, y difícilmente alguien querrá tomar semejante riesgos. La incursión oficial en los precios de subproductos importantes de la soja y del maíz ha creado inquietud por cuanto puede alcanzar y afectar los mercados de ambos cultivos.Resulta claro el ingrediente ideológico que campea en estas decisiones e iniciativas del actual gobierno nacional. La intensificación de las regulaciones es una etapa previa a las estatizaciones. Equivale al calentamiento gradual de la rana en la olla.

Fuente: La Nación

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ATLANTA (AP) — Trae Young se recuperó de un lento inicio para anotar 25 puntos, incluyendo una bandeja que puso a Atlanta al frente con 1:17 en el reloj y los Hawks vinieron de atrás para superar el lunes 103-100 a los 76ers de Filadelfia y empatar las semifinales de la Conferencia Este 2-2.Filadelfia dejó escapar una ventaja de 18 puntos, pero podrían tener problemas más graves: Joel Embiid pasó tiempo en el camerino en el segundo periodo y no tuvo ningún tiro de campo en la segunda mitad. El pívot había estado jugando con un desgarre en el cartílago de la rodilla derecha.Bogan Bogdanovic encestó 22 unidades por los Hawks y John Collins tuvo 14 puntos y 12 rebotes. Young apenas anotó 8 de 26 tiros, pero repartió 18 asistencias.El juego 5 es el miércoles en Filadelfia.Embiid terminó con 17 tantos y 21 tableros. Tobias Harris tuvo 20 puntos por los Sixers y Seth Curry 17, pero falló el potencial triple del empate mientras expiraba el reloj..Los Sixers llegaron a tener ventaja de 60-42 hacia el final de la primera mitad, pero Atlanta se recuperó en el tercer periodo. Bogdan Bogdanovic inició el último cuarto con un triple que le dio la primera ventaja a Atlanta, 83-82.Filadelfia estaba al frente 98-94 hasta que el triple de Collins redujo el margen a un punto. La bandeja de Young a 1:17 del final le dio a Atlanta ventaja de 99-98, y sus dos tiros libres tras una falta de Embiid ampliaron el colchón.+Los Hawks se aferraron al triunfo, con un golpe de suerte después de que Embiid falló una bandeja y los Sixers perdieron la posesión del balón con 7,8 segundos en el reloj.Harris ha tenido al menos 20 puntos en siete juegos consecutivos en la postemporada.

Fuente: La Nación

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