El asombroso musical de Zamba con Belgrano y Juana Azurduy / Autores: Sebastián Mignona y Sebastián Goldberg / Dirección: Leandro Panetta / Intérpretes: Javier Posik, Ignacio Galleti, Verónica Reinoso, José Portillo, José Frías, Federico Cécere, Alejandro Szardursky, Lucas Gallardou, Leandro Silva, Diego Cáceres, Federico Howard, Paula Voglino y elenco / Dirección de actores: Martín Joab / Dirección de acrobacia: Germán Cabanas / Música: Leo Sujatovich, Ezequiel Silberstein y Mateo Sujatovich / Coreografía: Valerita Narváez y Hugo Quiril / Muñecos: Germán Pérez / Escenografía: Carina Luján / Vestuario: Laura Molina / Iluminación: Pablo Alfieri / Sala: Pabellón Bicentenario, Tecnópolis, Av. General Paz y Constituyentes / Funciones: en vacaciones, todos los días a las 15; a partir del 13 de agosto, de miércoles a domingos, a las 15.Nuestra Opinión: BuenaEn la penumbra, niños de tres o cuatro años se instalan en focos de luz verde y violeta que iluminan el suelo en el amplio proscenio. El río de gente fluye manso hasta llenar las gradas de esta especie de Luna Park al borde de la ciudad que es el Pabellón Bicentenario de Tecnópolis. La gran diferencia con otros espectáculos a gran escala de la cartelera infantil está no sólo en la entrada libre, sino en la ausencia de merchandising, los espacios amplios, la tranquilidad que se percibe a pesar de la masividad de la concurrencia y el tono festivo que va a tomar el espectáculo multimedia de El asombroso musical de Zamba con Belgrano y Juana Ayurduy.Leandro Panetta, el director, se pasea contra la corriente del público que ingresa, observando todo con sus aires un poco fellinianos, las manos en la espalda. “Es imposible parar a la gente para reservar algún asiento una vez que comienza a entrar”, advierte al cronista, quien llega media hora antes para poder ocupar la ubicación preferida del director. Pero nadie corre, los sectores se habilitan en forma intercalada, para asegurar una ocupación equilibrada. Finalmente quedarán apenas unos pocos claros de butacas azules. La maquinaria está en marcha.Faltan dos minutos y la gente comienza a dar palmas al pulso de la música que suena a modo de prólogo. Ya están todos ubicados, la afluencia masiva se detuvo, apenas llegan algunos rezagados que sin embargo encuentran aún lugar. Serán en total más de 5000 personas, para una capacidad máxima de 8000. Sale el presentador, apenas cinco minutos pasado el horario anunciado. Comienza la función del show producido por la señal infantil Pakapaka.Es la gesta de Manuel Belgrano en el Norte, con sus vicisitudes de triunfos y derrotas. Y de su encuentro con Juana Ayurduy, la amazona que aportó milicianos y valentía para detener el avance realista. El fuego arrasador del éxodo jujeño, los cañonazos de las batallas, los desplazamientos de la caballería -en raudo paso de bicicletas encorceladas-, el choque de los sables, le otorgan a la escena un tono de gran épica.La eficaz combinación de actores, efectos especiales, juegos aéreos e imágenes de video cobran plena fuerza sobre el escenario central plantado a ras del suelo en esos momentos de batalla y grandes maniobras. A diferencia de la puesta anterior de la saga del pequeño Zamba, que se centraba en la campaña sanmartiniana, la mirada del espectador se dirige ahora de arriba hacia abajo. Ello permite una visión de gran panorama, como en esos cuadros de escenas bélicas de Cándido López, pero en movimiento. Se pierden en tanto un poco los tramos más reposados de diálogos entre los personajes, que se achican en la perspectiva, sobre todo frente a la inmensidad de la proyección de video sobre la pared de fondo. El humor, centrado aquí más que nada en la caricatura del pequeño jefe realista acompañado de sus asistentes, levanta la acción. Más estática resulta la intervención del Triunvirato, en su rol de freno constante a las iniciativas de Belgrano. Tal vez habría aportado algo más otorgarle a Juana Azurduy un desarrollo mayor, con una indagación sobre su vida antes de entrar en batalla. Pero importa ante todo ese gran despliegue de la lucha independentista, recibido con justificado entusiasmo por el público. El triunfo se ve coronado por el sobrevuelo de un gran cóndor con Zamba y su pequeña amiga montados en su grupa.
Fuente: La Nación