Según la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (Fearca) comunicó que para la actual campaña se espera que el área sembrada con aviones aumentó un 40%, alcanzando una superficie de 500.000 hectáreas.
La práctica es muy utilizada en regiones agrícolas del norte de Estados Unidos, donde se siembra en épocas de nevada donde las máquinas no pueden ingresar al lote. En la Argentina, hace más de treinta años que se incorporó al avión como parte de la tecnología para sembrar, y las expectativas de crecimiento son auspiciosas.
“La siembra aérea comenzó en 1980, de la mano de la Siembra Directa en el sur de Santa Fe”, contó Virginia Zarantonello, Ingeniera Agrónoma y piloto que además explicó que “en mi zona, principalmente se siembra avena, centeno, cebada, raygrass y tréboles aunque últimamente se están incorporando otras semillas como triticale, vicia, villosa y sativa”.
Los trabajos de siembra se realizan tanto sobre soja o maíz en pie, próximos a cosecharse, para los cultivos de cobertura y sobre lotes sin cultivos para la siembra de pasturas.
Carlos Careaga, piloto aplicador e instructor de vuelo opinó que “la siembra aérea es una actividad tan apasionante o más que la aplicación de fitosanitarios” y sostuvo que “hoy en día sembrar se volvió algo de mayor atención y mayor precisión a la hora de realizar este tipo de labor con un avión”.
“La siembra se está implementando mucho más allá de la ganancia que el cultivo posterior nos deja, se está hablando de cómo hacer una cama para el próximo cultivo y así usarlo de barbecho y tratar de controlar malezas que suelen aparecer cuando esta cama de siembra queda vacía”, explicó Carlos y resaltó que “esta práctica hace que los suelos sean menos erosionados; además de que se puede ingresar al lote bajo cualquier circunstancia o condición lo que nos da la posibilidad de realizar la labor en el momento que el productor lo necesite, lo disponga o lo vea conveniente”.

Fuente: InfoCampo

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