–Vino corriendo, diciendo “¡gracias, gracias!”. Y me abrazó y me alzó delante de todos los chicos. Fue increíble que, siendo yo tan joven, me pasara eso delante de tantas cámaras de la televisión.–¿Y en qué idioma te agradecía?–¡Me lo decía en inglés! “Thank you! Thank you, my friend!”, me repetía.Adam Brown, escocés de 25 años, vivió algo que no muchos: Diego Maradona fue corriendo a agradecerle en público. Y lo levantó con alegría, en señal de festejo. Sucedió en noviembre de 2008. Brown era un chico de 13 años; Maradona, el nuevo entrenador del seleccionado argentino, a pocas horas de su debut. Y la anécdota, imborrable para el entonces adolescente, florece una vez más, a seis meses de la partida del crack del fútbol, cumplidos este martes.Una foto inolvidable para el entonces chico de 13 años: el crack de todos los tiempos y una camiseta con su apellido estampado, que Adam le entregó en representación de su club favorito.Maradona vivió 60 años, pero quedó la sensación de que, a diferencia del resto de los mortales, tuvo mil vidas en una sola. Y a partir de tener múltiples vidas repartió un poco de eternidad a muchos de los que interactuaron con él, al menos por un instante. De esas interacciones surgieron miles de anécdotas que mantienen y mantendrán la leyenda del jugador cuyo apellido fue durante décadas la primera referencia de la Argentina en el mundo. Una de esos miles de anécdotas verificables es la de Brown, que grabó su instante eterno con el Diez.Ocurrió en Glasgow hace doce años y medio, apenas unas semanas después de que Maradona fuera presentado por Julio Grondona como quien debía conseguir esos “15 o 20 centavos” que venían faltándole a la selección para volver a ganar algún título. Por ese entonces, ya hacía 15 años de la última conquista del seleccionado de mayores, la Copa América Ecuador 1993. Gestor de aquel logro, Alfio Basile, renunció en 2008 tras una derrota ante Chile por la eliminatoria para Sudáfrica 2010 y se dio vía libre para el regreso de Maradona al equipo nacional luego de aquella suspensión por dopaje que lo eyectó de Estados Unidos ’94, aquel mundial en el que, dirigido por el propio Coco, le “cortaron las piernas”. El primer compromiso internacional del ex 10 era un amistoso que iba a afrontar Basile, el 19 de noviembre frente a Escocia en Hamden Park. El mismo rival y el mismo escenario que, en el 3-1 del 2 de junio de 1979, habían sido testigos del primer gol de Maradona con la camiseta albiceleste.Brown, hoy, con el gorro de lana que en agradecimiento le regaló el entonces seleccionador argentino en Hamden Park.“Voy a un país donde soy adorado, porque les hice el gol a los ingleses, y los ingleses con los escoceses están con una pica bárbara. Por eso van a tratarnos bien”, se ilusionaba Maradona antes de partir hacia el norte de Gran Bretaña, donde no iba a contar con Lionel Messi por una devolución de gentilezas de AFA al club Barcelona por haberlo cedido para los Juegos Olímpicos de Pekín (medalla dorada con Sergio Batista como DT). Tampoco viajaría Juan Román Riquelme, que, enfrentado con el DT, desistiría para siempre de acudir al seleccionado. El hecho de que fuera Maradona y no Basile el entrenador visitante multiplicó para los escoceses la expectativa en el amistoso. Se notó en la prensa multitudinaria que hubo en Celtic Park y en que todo el personal del club Celtic fue convocado para trabajar en el entrenamiento. Incluido un inesperado héroe de la primera excursión de Maradona al mando de la conjunto albiceleste.“Yo tenía 13 años y fui seleccionado en un grupo de chicos para ser alcanzapelotas del entrenamiento. Estaba encantado con la chance de ver de cerca a jugadores como Tevez, Mascherano, Gago. Había grandes nombres en ese equipo y Maradona, una leyenda del fútbol, era el entrenador”, relata Adam Brown para LA NACION. Por entonces, el adolescente ya estaba hecho con quedarse a un costado del campo y reponer balones a los jugadores argentinos. En eso, sucedió un extraño episodio, que provocaría una interrupción del ensayo del seleccionado y miradas desconcertadas de quienes lo observaban. “El entrenamiento fue súper corto, ya que en un momento Fernando Gago paró la pelota con el pecho y se le cayó una medallita que era muy importante para él. Por eso Maradona paró inmediatamente la práctica”, cuenta el joven escocés.Aquel festejo imborrable con Maradona (Sky Sports)Había que encontrar la aguja en el pajar: una pequeña medalla plateada en un campo de 104,2 por 67,7 metros. Para hallar cuanto antes y retomar el entrenamiento, Maradona pidió a todos, incluso a los alcanzapelotas, que se pusieran a buscar. “El personal de mantenimiento del campo de Celtic es superprofesional y así cuida el campo. Imaginá sus caras al ver una gran cantidad de chicos pisarlo…”, apunta Brown. Él halló la medalla, y no tardó mucho. ¿Cómo lo logró? Cuando aún casi todos estaban desorientados, él fue uno de los primeros en entender el requerimiento de Maradona, y el más afortunado, ya que cuando comenzó la búsqueda estaba muy cerca del objetivo de Gago. “De repente vi un objeto brillante y de forma rectangular que estaba a dos pasos de distancia, y me llamó la atención. Lo levanté, miré a Maradona y pregunté: «¿es ésta la medallita?»”, narra.Diego Eterno: a seis meses de la muerte de Maradona, la Liga Profesional lo recordó con fotos retroSanguíneo, impulsivo, frontal y también cariñoso, Maradona fue a comprobar el hallazgo y a darle su gratitud al héroe de la tarde-noche de Celtic Park. Y entonces se dio aquel gesto que Adam jamás olvidará: “Vino corriendo, diciendo «¡gracias, gracias!». Y me abrazó y me alzó delante de todos los chicos. Fue increíble que, siendo yo tan joven, me pasara eso delante de tantas cámaras de la televisión”.–¿Y en qué idioma te agradecía?–¡Me lo decía en inglés! “Thank you! Thank you, my friend!”, me repetía.Todos contentos: Adam Brown entendió encontró la medallita extraviada y cuando avisó al DT, éste corrió para agradecerle y levantarlo como celebración.Además de ese “¡gracias! ¡Gracias, amigo mío!”, Maradona le dio, como regalo, su gorra de lana con el escudo de AFA y sus guantes. Desde ese momento Adam los atesora en su habitación, y ahora los exhibe en la videollamada para LA NACION. También muestra una camiseta de Celtic con el apellido de Diego y el número 10, similar a la que el club le encargó entregarle a Maradona hace 12 años. Todos, hitos inolvidables para un adolescente: “Yo era un chico muy tímido y estaba frente a todos los medios, pero fue increíble que me designaran como el representante del club para entregarle la camiseta a Maradona”.Al día siguiente al entrenamiento en Celtic Park, la Argentina ganó por 1-0 con un gol de Maxi Rodríguez. Brown miró sentado en Hamden Park el amistoso: la Federación Escocesa le había obsequiado la entrada. “Esa fue otra experiencia grandiosa, ya que pude ver en un partido de jugadores de muy alto nivel”, valora Adam, a quien esos hitos ayudaron a terminar de convencerse de dedicarse al fútbol. Hizo las divisiones inferiores en el club más grande de su país, Celtic, del cual es hincha, pero no logró vestir esa camiseta como profesional. Continuó su carrera en otro equipo de la máxima categoría, St. Mirren, y luego en clubes del ascenso: Airdrieonians (tercera), Alloa Athletic (segunda) y Stenhousemuir (cuarta), con el que acaba de firmar contrato para la próxima temporada.Los recuerdos de Adam Brown y su instante eterno con Maradona; hoy el escocés tiene 25 años y es futbolista profesional, en la cuarta categoría de su país.“Conocer a Maradona no implicó un espaldarazo para mi carrera futbolística, pero todo el mundo me reconoce por eso. De hecho, cada tanto algún entrenador me lo recuerda”, comenta el volante por la izquierda, cuya ocupación en el fútbol es part-time, ya que en su categoría se entrenan dos días por semana. Brown dedica el resto de su tiempo de trabajo en Glasgow a Street League, una organización que ayuda a los jóvenes a encontrar vacantes universitarias y laborales.“¡Viva la patria, Argentina!”: el homenaje del Napoli a Diego MaradonaPor supuesto, heredó de anteriores generaciones la amistad futbolística con la Argentina, nacida en aquel partido de La Mano de Dios y el Gol del Siglo. “Los escoceses disfrutan mucho al recordarlo porque Argentina eliminó a Inglaterra, nuestro rival de siempre. Yo no había nacido, pero vi imágenes de ese partido y es realmente asombroso lo que hizo Diego”, reconoce Adam con admiración desde su casa, en Cumbernauld, suburbio de Glasgow. Sin haber sido testigo de las hazañas de Maradona en México ’86 e Italia ’90, guardará por siempre su momento con el crack.Adam, a los 13 años; en 2021 retiene en su habitación un ejemplar igual al de la camiseta de Celtic que obsequió a Maradona en nombre de su club.Aquel amistoso fue el inicio de un ciclo que cosechó 75% de los puntos en 24 partidos (18 ganados 6 seis perdidos) pero que quedó marcado por la caótica derrota por 4-0 contra Alemania en Sudáfrica 2010, el punto final de la era Maradona en el seleccionado. “Él era un héroe nacional para los argentinos y sé que era muy importante para Maradona llegar a dirigir a su selección. Era lo que él quería”, expresa Brown, que, aun sin la efusividad del hincha albiceleste, hace medio año se conmovió como todos los futboleros del mundo. “Fue increíblemente triste e inesperada su muerte. Una pérdida inmensa para el fútbol y para los argentinos”, lamenta Adam, para quien el apellido de Maradona es no sólo es la primera referencia de la Argentina sino también un recordatorio de su anécdota eterna. Y un enorme privilegio: “No todos los escoceses pueden decir que conocieron personalmente a Maradona”.
Fuente: La Nación