El territorio urbano-rural (periurbano) se construye en un espacio entre el campo y la ciudad. Constituye un “continuum” en el límite rural urbano, con características y actores propios que lo hacen objeto de estudios, investigaciones e intervenciones. En él coexisten elementos y procesos tanto de la ruralidad como de la urbanidad, los cuales le dan una particular identidad.
En los últimos años, diversos actores de la sociedad han tomado conciencia sobre el impacto que los procesos productivos generan en el ambiente y la salud de la población, como así también ha emergido una necesidad de participación de dichas comunidades en las diferentes instancias en que estos procesos se regulan. En tal sentido, una de las demandas más fuertes se refiere a un cambio en las actividades y usos del espacio urbano rural y de la adecuación del mismo a esta toma de conciencia.
La migración rural hacia áreas urbanas ha sido muy significativa provocando, entre otras cosas, escasez de mano de obra para el trabajo rural, el aumento de las áreas productivas en alquiler, la pérdida de tradiciones y hábitos de producción.
Por otra parte, el proceso de migración desde grandes urbes hacia los sectores periurbanos está, en parte, motivado por la búsqueda de un mejor hábitat.
En general, estas poblaciones no están vinculadas a los procesos históricos de producción y, en muchos casos, se producen conflictos de intereses con los sectores productivos lindantes.
LA TRANSCIÓN ECOLÓGICA
Una de las claves para organizar estos espacios es fortalecer el diálogo entre los distintos actores del periurbano, como así también integrar las estrategias de producción y el cuidado de la salud de la población y el medio ambiente. En este sentido, y respondiendo a la demanda de gobiernos locales, productores, vecinos y movimientos sociales sobre el abordaje de la producción en esas áreas, desde el INTA Oliveros se está trabajando desde el enfoque de desarrollo en un módulo experimental de producción agroecológica extensiva.
Desde fines del año 2015, se propuso la implementación de un módulo de transición agroecológica extensivo en un sistema mixto (agrícola-ganadero) de 33 hectáreas, en los lotes que limitan con la zona urbana de la localidad. El rediseño del sistema implicó, en primera instancia, la instalación de cortinas forestales mediante la plantación de algarrobos y álamos, más la siembra de un corredor biológico con especies umbelíferas, crucíferas, leguminosas y alforfón.
Uno de los ejes de la implementación de prácticas productivas en el módulo es la mejora del suelo, a partir del concepto de suelo vivo mediante la incorporación de materia orgánica. En cuanto a su manejo, la incorporación de cultivos de cobertura permitió aportes que oscilaron entre 6.500 hasta 8.500 kilos de materia seca por hectárea. Referido a la biología de suelos como indicadores de su calidad, se midieron indicadores biológicos de microorganismos con el fin de tomar una línea base para evaluar su evolución en el tiempo; entre ellos, se encuentran el carbono de la biomasa microbiana y enzimas microbianas.
En cuanto a la diversidad productiva, se incrementó fuertemente el número de especies sembradas, como así también se incorporó la presencia del animal en el manejo productivo del módulo. En este sentido, si bien los rendimientos de producción han sido menores, los costos para lograrlos se redujeron notablemente permitiendo mejorar la relación margen/costo.
Una forma de mostrar esta relación es el cuadro comparativo adjunto en tres campañas sucesivas de trigo en la parcela agroecológica versus lo que sucede en el cultivo convencional.
En este sentido, se promueve el agregado de valor a lo producido a través de una experiencia piloto de molienda que permitió transformar el trigo producido en harina y se comercializó en mercados de cercanías (Alma Rural, distribución minorista, dentro del INTA Oliveros, organizaciones sociales, etc.).
PLATAFORMA DE INNOVACIÓN TERRITORIAL (PIT)
Dado que los objetivos institucionales del INTA tienen que ver con la competitividad, la equidad y la salud ambiental, en INTA Oliveros se proyecta un abordaje de las diversas problemáticas que plantean los periurbanos desde una plataforma de innovación territorial.
Las PIT son ámbitos de articulación y coordinación entre diferentes actores del Sistema Agroalimentario y Agroindustrial con el propósito de identificar oportunidades y problemas, consensuar acciones prioritarias y establecer mecanismos para resolverlos.
Este espacio estará conformado por los miembros locales de INTA y de las instituciones y actores de las localidades vinculadas al periurbano del centro y sur de Santa Fe, y que expresen la necesidad de abordaje de las distintas problemáticas periurbanas.
En este sentido, se convocará a diversos actores involucrados en el periurbano para generar ámbitos de intercambio y así establecer un plan de trabajo en forma conjunta. Se establecerán nodos específicos por localidad, en función de las demandas que vayan surgiendo y los cuales articularán con la plataforma.
Además, este abordaje sobre los territorios podría contribuir a la producción local adaptada a la demanda de consumo de la región, potenciando las oportunidades de trabajo.
Fuente: InfoCampo